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Esta teoría recurre a precedentes históricos antes que a principios abstractos y aspira a
que ocurra el menos mal, antes que el bien absoluto. Esta es la escuela Realista.
TERCERO: importancia del contexto y sus cambios en el tiempo y espacio “el realismo
supone que su concepto clave de interés definido como poder es una categoría objetiva
de validez universal, pero no otorga al concepto un significado inmutable”, El realismo
determina que el interés es universal, pero su significado puede cambiar. El interés es la
esencia de la política, más allá del tiempo y lugar. Sin embargo, el tipo de interés
depende del contexto político y cultural. Hay distintos objetivos, pero siempre existe un
interés. El poder comprende cualquier cosa que establezca y mantenga el control del
hombre sobre el hombre. Y esto se da en todas las relaciones sociales. El interés, al ser
lo único constante, es lo que debe dirigir la acción política
CUARTO: el realismo político sabe la tensión entre los preceptos morales y los
requerimientos de una acción política. Los preceptos morales no se pueden aplicar a los
actos del estado de forma universal. Cada tiempo y lugar determina los valores morales.
Lo que sí es importante es la prudencia, que es tener en cuenta las consecuencias. La
prudencia es la suprema virtud en el sentido en que “el poder, por ejemplo, es
indudablemente un elemento constante en todas las sociedades pluralistas”.
QUINTO: tensión entre los valores morales y la acción política: “El realismo político
tiene conciencia de la inevitable tensión entre los preceptos morales y los
requerimientos de una exitosa acción política. Tampoco pretende eludir rápidamente
ese conflicto”. De ahí que el autor considere la prudencia como el valor de “suprema
virtud política” en tanto a que logra concertar esta tensión. El realismo se niega a
identificar las aspiraciones morales de una nación en particular a los preceptos morales
universales. No hay una nación que pueda imponer su moral al resto del mundo. El
interés evita los excesos morales. Hay que juzgar a las naciones a través del interés,
para juzgarlas a todas