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Rondo CAMERON Historia econdémica mundial. Desde el paleolitico hasta el Presente 2 ed. Alianza Editorial ee Capitulo 1 INTRODUCCION: HISTORIA ECONOMICA Y DESARROLLO ECONOMICO ¢Por qué unas naciones son ricas y otras pobres? Esta pregunta aparentemente simple remite al fondo de uno de los problemas contempordneos mas apremiantes: ei det desarrollo econémico desigual. Comparados con él, s6lo los problemas de la guerra y la paz, de la presién demogréfica y la salubridad ambiental y, por tanto, de la supervivencia de la raza humana —con todos los cuales esta intimamente relacionada— son de similar magnitud e importancia. Por su causa se han producido revoluciones y golpes de Estado; gobiernos totalitarios y dictaduras militares han Pprivado a naciones enteras de libertad politica, y a muchos individuos de la libertad personal e incluso de su vida. Millones de personas han muerto de hambre, desnu- tricién y enfermedad de fortia lamentable y gratuita; no porque no se dispusiera de comida y de recursos, sino porque no podian distribuirse entre los necesitados. Los Estados Unidos y unas cuantas naciones pudientes més han gastado miles de millo- nes de délares en voluntariosas tentativas de ayudar a sus vecinos menos afortuna- dos. A pesar de estos variados esfuerzos, la diferencia entre la renta del relativa- mente pequefio némero de naciones oputentas y la de la gran mayorfa de naciones pobres no sélo se mantiene, sino que aumenta afio tras aio. La situacién parece paraddjica. Si unas naciones son ricas y otras pobres, ,por qué las pobres no adoptan {a politica y los métodos que han hecho ricas a Jas otras? De hecho, se han producido tales intentos, pero, en la mayorfa de los casos, sin éxito notable. El problema es mucho més complicado de lo que parece a primera vista. En primer lugar, no existe un acuerdo general respecto a cudi de los métodos y a qué politica se deben las altas rentas de las naciones ricas, En segundo lugar, incluso en el caso de que tal acuerdo existiese, no es nada seguro que métodos y politica similares produjesen los mismos resultados en las distintas circunstancias geograficas, culturales ¢ hist6ricas de las actuales naciones de rentas bajas. Final- mente, aunque muchas investigaciones abordan este problema, ni los eruditos ni los cientificos que se han ocupado del tema han presentado adn una teorfa sobre el 26 Historia econémica mundial desarrollo econémico que sea util desde un punto de vista operative y que se pueda aplicara de forma general. Hay varios modos de enfocar el estudio del desarrollo econémico, que, por for- tuna, no se excluyen entre si. El enfoque histérico utilizado en este libro no aspira a presentar una teoria general sobre e] desarrollo econémico que sea aplicable uni- versalmente. A diferencia de otros enfoques, el andlisis histérico puede concentrarse en los orfgenes de los desiguales niveles de desarrollo existentes en la actualidad. Un diagnéstico correcto de los orfgenes del problema no garantiza por si solo una receta cficaz, pero dificilmente puede csperarse que el problema se remedie sin tal diagnéstico. En segundo lugar, al concentrarse en ejemplos de crecimiento y ocaso del pasado, el enfoque histérico puede aislar los fundamentos del desarrollo econd- mico, sin dejarse distraer por discusiones sobre 1a eficacia o la conveniencia de politicas concretas aplicadas a problemas actuales especfficos. En otras palabras, es un instrumento que facilita la objetividad y la claridad de pensamiento. Frecuentemente, los gobernantes y sus equipos de expertos, al enfrentarse a la responsabilidad de ofrecer y ejecutar una politica de desarrollo, minimizan la posible aportacién del andlisis histérico a la solucién de sus problemas, alegando que la situacién contempordnea es unica y que, por Jo tanto, la historia no hace al caso. Una postura asf es doblemente falaz. En primer lugar, aquellos que lo ignoran no estn capacitados para generalizar sobre el pasado. En segundo lugar, ese modo de pensar niega implicitamente la uniformidad de la naturaleza, incluyendo el compor- tamiento del hombre y de las instituciones sociales, base de la que se parte para toda investigacién cientifica. Posturas asf revelan la facilidad con que, por falta de perspectiva histérica, se pueden confundir los sintomas de un problema con sus causas. Este libro trata de ser una introduccién tanto al estudio de la historia econémica como del desarrollo econémico. Sin embargo, no pretende ser completo en ninguno de los dos aspecios. Existen muchas razones validas para estudiar la historia, aparte de su posible aportacién a la solucién de los problemas practicos contemporancos; asimismo, para un completo entendimiento del problema del desarrollo econémico deben emplearse también otros métodos de estudio y observacién. En este estudio general de] desarrollo econémico de la humanidad desde la prehistoria hasta el presente, se resaltardn ciertas «lecciones de la historia». Aunque algunos historia- dores creen que su funcién es dejar que «los hechos hablen por s{ mismos», «os hechos» responden tan slo a preguntas concretas que formula el investigador que los aborda. Esto implica inevitablemente un proceso de seleccién, consciente o in- consciente, y con mayor taz6n en un volumen tan breve y sinéptico como el que nos ocupa. Pero, antes de acometer 1a narracién histérica, es necesario definir ciertos tér- minos y formular algunos conceptos basicos que guiardn el andlisis posterior !. 1 Bl resto de de este capitulo esté ditigido a los lectores poco versados en economia. Aquellos que posean unos buenos fundamentos pueden, si 3o desean, echarle tan solo un vistaz0, o bien saltérsslo. introduccion: historia econdmica y desarrofio econémico 27 Desarrollo y subdesarrollo En 1988 la renta media o per cépita de los residentes en los Estados Unidos era de aproximadamente 20.000 délares. En Suiza, probablemente el pais mas prospero de Europa, ascendia a unos 27.500 délares. La‘media de Europa Occidental consi- derada en conjunto era de aproximadamente 17.000 délares. Estas aaciones, jurite con Canadé, Australia y Nueva Zelanda, albergaban menos del 14 % de la pobla- cién mundial, pero contaban con aproximadamente el 58 % de la renta mensurable y més'de} 80% de la producci6n industrial del mundo. Si sumamos a Japén a los antes mencionados, los porcentajes ascienden al 16 % de la poblacién, el 67,5 % de-la renta y al 88 % de los articulos manufacturados; la mayor parte de [a produc- cidn industrial restante s¢ produjo cn la Unién Soviética y en Ips paises socialistas de la Europa Oriental, que albergaban en conjunto el 8 % de la poblacién mundial: CUADRO 1.1. PNB per cdpita, paises seleccionados, alrededor de 1988 (en délares dé 1988). Economias de Renta Alta (media) 17.080 Renta Media-Baja (media) 1.380 Suiza . 27.500 México. : 1.760, Japon. 21.020 Turquia 1.280 Estados Unid 19.840 Tailandia 1.000 Repiiblica Federal de. Alemania 18.480 Guatemala 900 Gran Bretafia . 12.810 Egipto... 660 Isiael 8.650 Bolivia .. S70 Espaiia 7.740, Renta Media-Alta (media) 3.240 Paises dé Renta Baja (media) 320 4.800 400 3.650 350 2.520, 340 2.460 170 2.290 170 2.160 160 Fuente: Banco Mundial, World Development Report, 2990 (Nueva York, 1990). En el otro extremo, la renta per cépita en Etiopfa, probablemente el pais més pobre del mundo, era de 120 délares; en Chad, de unos 160; en India, de mas o menos 340, yen Indoriesia, de unos 430 délares. Se cree que la renta per cApita en fa Repiiblica Popular: China, donde vive mds de una quinta parte de la poblacién mundial, esté entre 300 y 350 délares. La renta per capita en América Latina oscila entre los 570 délares de Bolivia y los 3.170 de Venezuela, cuya cifra es anormal- mente alta debido a sus considerables ingresos por petrélco. El cuadro 1.1. presenta las rentas per. capita en los ultimos afios de una muestra representativa de pafses. En 1988 habia un total de 50 naciones cuya renta media o per c4pita era inferior a 500 délares a las que hay que afadiy otras 63 con rentas que oscilaban entre 500 y 2.000 délares. Las naciones incluidas en estas dos categorias son cono- 28 Historia econdmica mundiat a cidas como paises «pobres», «de baja renta» y «subdesarrollados» (0 por los eufe- mismos de «menos desarrollados» 0 «en desarrollo»), No hay duda de que, por su baja renta, son pobres, pero ¢por qué subdesarrollados? Las estadfsticas de la renta per cdpita son, en el mejor de los casos, medidas brutas del nivel de desarrollo econémico. En primer lugar, son tan sélo estimaciones © aproximaciones. Adems, por una scrie de razones técnicas, las comparaciones entre las rentas de unos y otros paises son especialmente poco dignas de confianza. Pero hay otras medidas del desarrollo o subdesarrollo que, aunque menos globales, son mas graficas. El cuadro 1.2 muestra algunas de ellas. Como consecuencia de los altos indices de mortalidad, 1a esperariza de vida al nacer oscila entre 40 y 70 afios en los paises subdesarrollados de Asia, Africa y Latinoamérica, mientras que en Europa Occidental y Norteamérica est4 muy por encima de los 70. La mortalidad infantil es especialmente elevada en los paises pobres. A la luz de estas cifras, no constituye ninguna sorpresa que las prestaciones sanitarias sean mucho més abun- dantes en las naciones ricas: en Estados Unidos, hay aproximadamente, un médico por cada 600 habitantes y en Austria uno por cada 400, frente al uno por cada 2.000 de Bolivia y al uno por cada 14.000 de Zaire. En términos todavia mas materialistas, en Estados Unidos por cada 1.000 personas hay 700 coches; en Francia, 450; en Ecuador, 41; en Tanzania, 3; y en Birmania, 1,3. Crecimiento, desarrollo y progreso En el fenguaje cortiente los términos crecimiento, desarrollo y progreso a menu- do se usan como si fuesen sinénimos. Sin embargo, para nuestros fines cientificos es necesario establecer una distincign entre ellos, aun cuando tal distincién se esta- blezca con una cierta arbitrariedad (En este libro definimos el crecimiento econémico como el incremento sostenido del producto («output») total de bienes y servicios que se producen en una sociedad dada. En las ultimas.décadas este producto total se ha medido atendiendo a la renta nacional o al producto nacional brute (PNB). (Estadisticamente, hay una leve diferencia entre el producto nacional bruto y la renta nacional, siendo ésta ligeramente inferior al PNB, pero para nuestros fines podemos ignorarla; ambas magnitudes se mueven siempre al unisono en la misma direccién. A veces se utiliza también otro concepto, el de producto interior bruto © PIB, un valor intermedio entre el PNB y la renta nacional.) Aunque no existen datos de la renta nacional de épocas anteriores, en ocasiones puede calcularse y, en cualquier caso, aun cuando no se disponga de cifras precisas, en general se puede establecer, basdndose en datos indirectos, si el producto total aumenté, disminuyd © permanecié aproximadamente constante durante un perfodo dado. El crecimiento en el producto total puede darse bien por un aumento en los factores de produccion («input») —tierra, trabajo y capital—, bien porque se dé una utilizacién més eficaz de cantidades equivalentes de «inputs». Si aumenta la poblacién puede haber crecimiento del producto total, pero no necesariamente del producto total per cApita; puede incluso darse la circunstancia de que este ultimo disminuya si la tasa de crecimiento de la poblacién supera la de crecimiento del producto, tal como ha ocurrido en aiios recientes en algunos paises subdesarrollados. Introduecién: historia econémica y desarralio econdémico 28 Te eaten ee eee reteset iywitr I NOAIONA CUADRO 1.2. Indicadores del désarrailo econdémico, paises seleccionudos. Fo To ‘Esperanza Poreentaje brut de bra do viea de adalcs stad sorta stnacer 0 alfabetizalos (1987) casery 41987) (%) Econ. Ind. de Mercado 15,7. 87 % . 7 OL 7 . 10 n2 18 13.6 113 B ‘ 12,5 91 " . 11.0 62 7% . Patses de Renta Media Botivia 42.8 141 a) %® Egipto 40,7 91 a 6 Indonesia aA 2 ot © México .. 290 58 Oo uw Patses de Renta Baja Chad 43 195 6 aD China 20,5 6,7 ” Sr Etiopia 43,7 23,6 7 38, India. 32,0 103 38 ST * Segin la UNESCO, el analfabetisenc menor.del 5%. Fuente: World Development Report, 1990. ‘Consumo —‘Disrbusin det producto de energn interior bruto (1988) bl, Urb. ‘Tetfonoe _edevanonet per etiam del por or (equiv eo Kg. Agi Indu Servis tea) 1985 om 000 €: petsies) curs ia ion Econ, Ind. de Mercado Estados Unidos. 7.658 2 8 S54 D7 760 813 Suiza. 4.193 * 8 + 5g RSS ait Rep. Fed. Alemania 1 2 51 47 (56650 373 Gran Bretaia 3.736 2 2 56 98 SIT 534 Espaia 1.902, 6 37 37) 776 (386 322 Japon 3.306 3 410 «9769585 585 Pases de Renta Media Botivia 249 24 2 a 50,1 29 76 07 a 2 54 46,8 28 8 29 uw % 4 276 5 39 1.305 g 35 56 716 96 iy 18 a 1B 3 309 ‘ . 580 2 @ 2 210 7 to 20 2 17 @ Bt 3 16 at 32 2038 264 6 ? * Este mierabro no proporcions datos. Fuentes: Banca Mondiat World Development Report, 1990 (Nueva Yotk, 1990); Unied Nations Demographic Yearbook, 1989 (Nueva York, 1990). 30 Historie econdmica mundial Por lo que se refiere a prosperidad, el crecimiento econémico sélo es significativo cuando se mide en términos de producto per cApita. Asimismo, comparar los productos de dos sociedades distintas, o de una misma sociedad en momentos muy alejados temporalmente, resulta dificil principalmemte por dos razones. Por regla general, la renta nacional y similares magnitudes se dan en unidades monetarias, pero las unidades monetarias tienen un valor notoriamente inestable, y con frecuencia son dificiles de comparar unas con otras. En principio, Jo que necesitarfamos es un modo de medir la renta «real», es decir, medir la renta en unidades de valor real constante. Pasaremos por alto los obstdculos con que se tropezaria a la hora de obtencr tal medida, pero daremos por sentado que e! lector los tiene en cuenta al valorar las comparaciones que haremos de aqui en adelante 7. Una segunda dificultad estriba en la comparacién de los productos de dos econom{as distintas cuando existe gran diferencia en su composicién: por ejemplo, cuando uno consiste principalmente en productos agricolas que no necesitan —o apenas nevesi- tan— elaboracién, mientras que el otro consiste fundamentalmente en productos industriales. No hay una soluci6n clara y definitiva para este problema, pero nor- malmente sus dimensiones cuantitativas no son tales que impidan un analisis fecundo. E! término desarrollo econémico, tal como se usa en este libro, significa creci- miento econdmico acompanado por una variacién sustancial en las estructuras o en la organizacién de la economia, por ejemplo, pasar de una economia local de sub- sistencia a mercados y comercio, o el crecimiento relativo de la produccién de bienes industriales y servicios respecto de la agricultura. El cambio estructural o de orga- nizacién puede ser la «causa» del crecimiento, pero no tiene por qué serlo de modo ineludible; a veces Ja sucesién causal se mueve en direccién contraria, o bien puede que ambos cambios sean el fruto conjunto de otros cambios en el interior o en el exterior de la economia. Los conceptos de estructura econémica y cambio estructu- ral serdn discutidos posteriormente con més detalle en este capitulo. El crecimiento econémico, tal como lo hemos definido aqui, es un proceso reversible. Es decir, al crecimiento puede seguir la decadencia. Légicamente, el desarrollo econémico ¢s igualmente reversible, aunque de hecho ¢s raro que sc produzca una regresién a estructuras o formas de organizacién exactamente iguales. Es més frecuente que inmediatamente después de un perfodo prolongado de deca- dencia econémica —o durante el mismo— se dé algun tipo de regresién econémica, un retroceso a formas més simples de organizacién, pero por lo gencral diferentes de las que existian anteriormente. Aunque por lo comin se considera que el desarrollo y el crecimiento son «cosas buenas», ambos son, en principio, términos desprovistos de valor, en el sentido de que los dos pucden medirse y describirse sin referencia a normas éticas. Sin duda no es éste el caso del término progreso econémico, a no ser que se le dé una definici6n sumamente restrictiva. La moral secular moderna equipara con frecuencia crecimiento y desarrollo a progreso, pero no necesariamente existe tal conexién. ? Para una introducci6n breve y s6lo ligeramente técnica a la problemética de la comparacién de tas tentas reales, véase Dan Usher, Rich and Poor Countries (Londres, 1966). La historia, usos y construc- cién de la contabilidad de la renta nacional estén tratados de forma excelente cn Paul Stadenski, The Income of Nations (Nueva York, 1958). Introducci6n: historia econdmica y desarroite sconomico 31 Segin algunos criterios morales, un mayor bienestar material podria considerarse perjudicial para la naturaleza espiritual del hombre. Ni siquiera con criterios con- tempordneos pueden considerarse sintomas de progreso la produccién cada vez ma- yor de armas nucleares, quimicas y bioldgicas, o la utilizacién de sistemas produc- tivos que envenenan el medio ambiente, aunque sean manifestaciones de crecimien- to econdmico. Otra raz6n por la que crecimiento y desarrollo no pucden considerarse automé- ticamente equivalentes a progreso es que un aumento de la renta per cApita no nos dice nada respecto a la distribucién de dicha renta. Qué constituye una «buena» o «mala» distribucién de la renta es una cuestién normativa sobre la que la economia poco puede decir. Puede, es cierto, decir qué tipo de distribucién de ja renta favo- rece mds el crecimiento en ciertas situaciones, pero, desde el punto de vista moral, esto viene a ser un argumento circular. Bajo ciertos supuestos morales es posible sostener que es preferible rentas per c4pita mas bajas distribuidas m4s equitativa- mente a rentas medias altas distribuidas de modo menos equitativo. Sin embargo, ese tipo de debates quedan fuera del alcance de los temas que aborda este libro. En las pAginas que siguen, crecimiento y desarrollo se describiran y analizarén sin referencia alguna al término progreso. Factores determinantes del desarrollo econémico La economia clasica desarrollé la clasificacién tripartita de los «factores de pro- duccién»: tierra, trabajo y capital. (A veces se inclufa un cuarto factor, el empre- sarial, entendido como el esfuerzo ¢ ingenio necesarios para combinar u organizar los otros tres.) En un momento dado, y sujeto a ciertos supuestos que més tarde especificaremos, se determina el producto total de una economia por la cantidad de factores de produccién empleados. Esta clasificacién y las diversas férmulas que de ella pueden derivarse, como, por ejemplo, la famosa ley de rendimientos decrecien- tes (tema sobre el que nos extenderemos mas adelante), son indispensables para el andlisis econémico moderno y sumamente utiles, asimismo, en el estudio de la his- toria econémica. Sin embargo, como marco para e] andlisis del desarrollo econémi- co, esta clasificacién es excesivamente limitada. Presupone que los gustos, la tecno- logia y las instituciones sociales (tales como las diferentes formas ce organizacién social, econémica y politica, el sistema legal, e incluso la retigién) nos vienen dados y son fijos, o bien lo que lleva a la misma conclusién, que no tienen nada que ver con el proceso productivo. Ni que decir tiene que en la realidad hist6rica todos ellos estan estrechamente relacionados con el proceso productive y todos estan sujetos a modificaciones. De hecho, los cambios tecnolégicos ¢ institucionales son la fuente de cambio mds dinamica de toda la economfa. Son, por tanto, el manantial mds profundo de desarrojlo econémico. Dicho de otro modo, al analizar la economia en un momento dado (estatica econdémica), o incluso en momentos sucesivos, siempre que los intervalos no sean grandes (dindmica o est4tica comparativa), es permisible considerar factores como los gustos, la tecnologia y las institucionales sociales, parametros —es decir, cons- tantes— de un sistema dentro del cual las cantidades y los precios de los factores 82 Historia econémica mundial eee convencionales de produccién son las variables principales. Sin embargo, cuando pasamos del andlisis econémico a corto plazo al estudio del desarrollo econdémico, los pardmetros sc convierten en las variables mds importantes. Por lo tanto, pata analizar el cambio econémico en la historia, es necesario una clasificacion mas am- plia de los factores determinantes del producto. En dicha clasificaci6n, el producto total en un momento dado y la tasa de cambio del producto a través del tiempo se conciben como funciones de la «mezcia» de la poblacidn, los recursos, la tecnologfa y las instituciones sociales >, Por supuesto, cada uno de estos cuatro factores no es una variable individual, sino una amalgama de variables en una. No es suficiente considerar la poblacién sélo en términos de su cantidad total; ciertas caracteristicas de la misma estén intimamente relacionadas con su comportamiento econémico: su distribucién por edades y sexo, sus caracte- risticas biolégicas (estatura, fuerza, salud, etc., de sus miembros), el nivel de sus técnicas adquiridas (més adelante hablamos del concepto de «capital humano») y st tasa de participacion laboral, entre otras. Los recursos son lo que los economistas cl4sicos denominaban, en un sentido amplio, «tierra». El término abarca no sélo la cantidad de tierra, la fertilidad del suelo y !os recursos naturales convencionales, sino también el clima, la topografia, la disponibilidad de agua y otras caractcristicas del medio, incluyendo la localizacién. (En los ultimos siglos, la fuente més dindmica de cambio econémico y desarrollo ha sido la constituida por las innovaciones tecnolégicas. Hace cien afios no existian ni el coche, ni el avién ni la radio ni la television, por no mencionar los ordenadores y Numerosos medios de destruccién; hoy, segiin algunas voces criticas, amenazan con dominar nuestras vidas. Pero no siempre e] cambio tecnolégico ha sido asf de rapido. La tecnologia de la Edad de Piedra se mantuvo sin apenas cambios durante miles de anos. Todavia hoy en dia en algunas zonas del mundo se utilizan métodos de produccién agricola que siguen siendo esencialmente iguales a los de ta época de la Biblia. [Dada una tecnologfa concreta, sea ésta la de la Europa medieval o la de la América precolombina, son los recursos de que dispone una sociedad los que determinan los limites cconémicos maéximos que dicha sociedad puede alcanzar. Sin embargo, el cambio tecnoldégico permite que tales limites aumenten, tanto mediante el descubrimiento de nuevos recursos, como por una utilizacién mas eficaz de los factores de produccién convencionales, especialmente del trabajo de! hombre. Hoy dia en los Fstados Unidos viven mas de 240 millones de habitantes con uno de los niveles de vida, en e! aspecto material, mds altos que se han alcanzado, Antes de la Hegada de los europeos, sus habitantes empleaban una tecnologia de la Edad de Piedra y s6lo unos pocos millones, y con apuros, podia vivir en esa misma 4rea. La Europa medieval, con una tecnologia mucho m4s avanzada que la de la América precolombina, alcanz6 un m4ximo de quiz4 80 millones de habitantes al principio del siglo antes de que su ndmero bajase a 50 millones 0 menos, como resultado de la crisis demografica. Cuatrocientos aiios después, tras un largo periodo de cambios constantes —pero no dramdaticos— en la tecnologia y en la organizacién, 1a pobla- cién habia aumentado a aproximadamente 150 millones. Hoy, después de tan sdlo dos siglos de crecimiento econémico basado en la nueva tecnologia, la poblacién de * Para un modelo matemético simple de esta clasificaciOn, véase cl apéndice de este capitulo. Inttoducciéa: historia acondmica y desarroio economico 33 ——— LT Europa (sin contar con Ja Unién Sovidtica) es de més de 500 millones, y sus miem- bros gozan de una opulencia mucho mayor de la que sus antepasados del siglo catoree, 0 incluso del siglo diecinueve, hubiesen imaginado. La relacién entre poblacién, recursos y tecnologia dentro de la economfa viene condicionada por las instituciones sociales, incluyendo entre éstas a los valores y modos de pensar. (Este conjunto de variables a veces se denomina también «con- texto socio-cultural» 0 «matriz institucional» de Ja actividad cconémica.) Normal- mente, las instituciones que tienen mayor relevancia en las economias nacionales y otros conjuntos similares son la estructura social (mimero, tamaiio relativo, base econdmica y fluidez de las clases sociales), la naturaleza del Estado o del régimen politico, y las inclinaciones religiosas o ideolégicas de los grupos o clases dominantes {y de Jas masas, si es que difieren de las de los grupos dominantes). Asi mismo, quiza debamos tener en cuenta un buen némero de instituciones meriores, como son las asociaciones voluntarias (empresas, sindicatos, colectivos de agricultores), ¢| sis- tema educativo, e incluso la estructura familiar (extendida 0 nuclear) o cualquier otra via de adquisicién de valores morales. Una de las funciones de las instituciones consiste en proporcionar elementos de continuidad y estabilidad, sin los cuales las soci¢dades se desintegrarian; pero puede ocurrir que, al realizar esta funcién, actien como obstaculo para el desarrollo eco- némico, poniendo trabas al trabajo humano, impidiendo la explotacién racional de los recursos (el caso de las vacas sagradas de Ia India) o inhibiendo la innovacién y difusién de la tecnologia. Sin embargo, cac dentro de lo pasible que se produzcan también innovaciones en las instituciones, con consecuencias parecidas a las de las innovaciones en ta tecnologfa, esto es, que posibiliten una utilizacién mds eficaz o intensiva tanto de los recursos materiales como de la inventiva y energia humanas. Ejemplos histéricos de innovaciones institucionales son los mercados organizados, ja acuriacion de moneda, las patentes, los seguros y las diversas formas de empresas comerciales, como las sociedades anénimas modernas. En los capftulos que siguen destacaremos muchas otras. Una enumeracién completa de todas las instituciones sociales que de un modo u otro tienen que ver con la economia ocuparia muchas paginas y, por otra parte, el andlisis de Ja mutua influencia con otras variables también relacionadas con aqué- lla es el aspecto mas dificil y frustrante del estudio de Ia historia econémica, pero cualquier tentativa de comprender las modalidades y naturaleza del desarrollo eco- némico que no haga referencia a ellas est4 abocado al fracaso. Sin embargo, todavia no contamos con una metodologia causa-efecto sistematica para estudiar su relacién con la actividad cconémica; por tanto, en el contexto de cada problema o episodio especifico, el estudioso o investigador tendrd que establecer cudles son fas institu- ciones ms estrechamente relacionadas con la economia e intentar analizar la in- fluencia que han ejercido sobre variables mas puramente econémicas. Los marxistas afirman haber descubierto la clave para Ja comprensién, no sdlo de todo proceso econémico, sino también de la evolucién de la humanidad. Segin ellos, el elemento clave es ef «modo de produccién» (mas o menos equivalente a lo que en nuestra introduccién anterior denominamos «tccnologia»); todo lo demas —la estructura social, la naturaleza del Estado, la ideologia dominante, etc.— es la «superestructura». La lucha entre las clases sociales para controlar los medios de 984° Historia econdémica mundial produccién proporciona el elemento dindmico. Si bien algunos aspectos del andlisis marxista son utiles para entender la historia econdémica, el sistema en conjunto esté demasiado simplificado y es, en manos de sus tedricos, excesivamente dogmatico. Uno de sus puntos mas débiles cs que, al destacar cl modo de produccién, no ofrece explicacién satisfactoria del proceso de cambio tecnolégico. También se equivoca al considerar que las instituciones sociales vienen determihadas por la infraestructura econémica exclusivamente. Una teoria similar, aunque menos cargada de ideologia, considera que el desa- trollo econdmico es el resultado de la tensién o lucha permanente entre el cambio tecnolégico y las instituciones sociales. Segiin esta teoria, a veces denominada «ins- titucionalista», la tecnologia es el elemento dindémico que favorece el progreso, mientras que las instituciones se oponen invariablemente al cambio *. Esta teoria presenta una serie de brillantes aciertos al abordar el proceso del cambio histérico, pero tiene et defecto de considerar el cambio tecnolégico un proceso automdatico o cuasiautomatico y, ademds, simplifica de modo exclusivo la relacién entre las insti- tuciones y la tecnologia. Al igual que la teoria marxista, cree que puede pronosti- carse el resultado final. De hecho, como se verd en los capftulos siguientes, la relacién entre recursos, tecnologia, inslituciones y poblacién es compleja, interde- pendiente y en modo alguno puede predecirse. Produceién y productividad Produccién es el proceso mediante el cual los factores de produccién se combi- han entre sf para producir los bienes y servicios que desea la poblacidén. La produc- cién puede medirse en unidades fisicas (0 unidades de servicios idénticos) o en términos de valor —es decir, su valor monetario—, Se puede comparar la produc- cién de, pongamos, dos huertos de manzanos, atendiendo a los kilos producidos en cada uno; comparar la produccién de un huerto de manzanas y un naranjal en los mismos terminos es mucho menos significativo. Deberfamos llevar la medida fisica a términos de valor; es decir, multiplicar el ndmero de kilos de cada uno por los precios respectivos para tener el valor total de cada uno. La productividad es 1a relacién entre lo obtenido tras un proceso productivo y los factores de produccién utilizados. Igual que en el caso de la produccién, puede medirse en unidades fisicas —x kilos de trigo por hectérea, y unidades de produccién por hombre-hora— o en términos de valor. Para medir la productividad del factor total, es decir, la suma de la productividad del conjunto de todos los factores, es necesario utilizar términos de valor. La productividad de los factores de produccién depende de un sinnimero de elementos. Hay tierras més fértiles que otras y obreros més fuertes o m4s habiles que otros. La productividad del capital depende en parte de la tecnologia que in- corpora: un tractor que rinda adecuadamente es mds productivo que su equivalente en arados tirados por bueyes, y un generador eléctrico es mds productivo que su “ Para una explicacién clara y extensa véase Clarence Ayres, The Theory of Economic Progress {Chapel Hill, North Carolina, 1944, 1978) introducci6n: historia econdmica y desarrollo econémico 35 equivalente en simples turbinas hidrdulicas. Ademés, ciertas combinaciones de los factores de produccién sirven para incrementar la productividad. Por ejemplo, la fertilidad del suelo puede aumentar aiiadiendo abonos —es decir, capital—; los trabajadores que disponen de maquinaria apropiada son mds productivos que los que trabajan sdélo con las manos o con herramientas sencillas y, en la mayoria de los casos, los que saben leet y escribir lo son mds que los analfabetos. Esta reflexién nos conduce a una combinacién determinada de los factores de produccién, al capital humano. El capital humano (no los esclavos, aunque hubo un momento en que se consideraron capital) es ei resultado de la inversién en conoci- mientos, habilidad o capacitacién. Tal inversi6n puede adoptar la forma de escola- rizacién formal (un universitario, por ejemplo, es una considerable inversién), de aprendizaje o de capacitacién por la prdctica, Sea cual sea el modo de adquirirlo, una de las diferencias mds notables ¢ importantes que se observan entre las econo- mias més avanzadas y las menos desarrolladas es la de capital humano per cApita. Los datos empiricos de las ultimas décadas muestran sin dejar margen a la duda que, en las economfas avanzadas, los incrementos de los factores convencionales de produccién constituyen tan sélo una minima parte del incremento de su produccién, En otras palabras, lo que ha aumentado, y mucho, es la productividad del conjunto de los factores de produccién. 4A qué se debe tal aumento? Ya hemos adelantado varias respuestas a la pregunta; est4 claro que entre los principales factores deter- minantes estan los avances tecnolégicos, las mejoras en la organizacién, tanto a nivel macro como microeconémico (incluidas las Hamadas «economias de escala»), y, 80- bre todo, ja mayor inversién en capital humano. Si bien a lo largo de toda la historia escrita —e incluso antes, como demostraremes en capitulos posteriores— se han producido aumentos de la productividad, llama extraordinariamente la atencién el alcanzado en los dltimos cien anos. Llegados a este punto, quizd sea util examinar con més detalle la llamada ley de rendimientos decrecientes, la cual podria denominarse con mayor precision ley de la productividad marginal decreciente. Un sencillo ejemplo hipotético nos ilustrara su importancia. Imaginemos un campo de cultivo de, pongamos, 100 hectareas (su tamafio exacto carece de importancia). Con una tecnologia dada, sea simple o so- fisticada, un tnico trabajador obtendra una cierta produccién, digamos, 10 kilos de trigo. Al aiiadir un segundo trabajador, el trabajo se divide, lo que permite obtener una produccién de mas del doble, quiz4 25 kilos; es decir, su produccién marginal es de 15. Un tercer trabajador podria aumentar la produccién atin mas, a 45 kilos, lo que supondria una produccién marginal de 20; y asi sucesivamente. En otras palabras, hasta un cierto punto, cada nuevo trabajador empleado aumenta el pro- ducto marginal. Sin embargo, Iegaré un momento en que, al emplear nuevos tra- bajadores, se estorban unos a otros, pisotean la cosecha, etc., y en ese caso el producto marginal dismninuye, Esta es la nocién de la ley de rendimientos decrecien- tes. Vamos a trasladar este cjemplo simplista al caso de una sociedad. Recordemos que en ef ejemplo suponiamos recursos fijos (100 hectéreas) y una tecnologia dada (sin innovaciones que pudieran acrecentar la productividad). Si en un cierto momen- to, la sociedad tiene una poblacién rclativamente menor que los recursos de que dispone, podrd, durante algin tiempo, aumentar el numero de sus miembros, asf 36 Historia econdmica mundial NR como su renta per cApita. Pero, a Ja larga, en cuanto utilice sus recursos plenamente, el aumento de la poblacién provocaré una disminucidn de la productividad marginal, y, por tanto, de la renta real, Esta disyuntiva sdlo puede resolverse mediante una innovacién que acreciente la productividad, sea técnica, institucional, o ambas a la vez. En 1798, el reverendo Thomas R. Malthus, clérigo inglés metido a economista, publicé su famoso Principle of Population [Primer ensayo sobre el principio de ta poblacién}. En él daba por sentade que «la pasidn entre los sexos» Mevaria a la poblacién a crecer en proporcién geométrica (2, 4, 8, ...}, mientras que los alimen- tos crecerfan en proporcién aritmética (1, 2, 3, ...). Lleg6 a la conclusion de que, ante la ausencia de «frenos morales», como el celibato o el matrimonio a edad madura (no fue capaz de prever la contracepcién artificial), la mayoria de la pobla- cién estaba condenada a niveles de vida de mera subsistencia, como consecuencia de la intervenci6n de la ley de rendimientos decrecientes y a los «reveses positives» que suponen el hambre, la guerra y la peste. Ahora, casi 200 afios después, podria parecer que Malthus se equivocé —al menos por lo que se refiere a las naciones industrializadas— Pero es que hubo otra coas que Malthus tampoco fue capaz de prever: la cantidad de innovaciones tecnolégicas ¢ institucionales que han acrecen- tado la productividad, aplazando repetidamente la intervencién de la ley de rendi- mientos decrecientes. No obstante, para muchas de las naciones de lo que llamamos el Tercer Mundo —los mas pobres de los pobres—, ¢l fantasma malthusiano es ain una higubre realidad. Estructura econémica y cambio estructural El concepto de estructura econédmica (que no hay que confundir con el de es- tructura social, si bien ambas son afines) comprende Ia relacién entre los diversos sectores de la economia, especialmente entre los tres sectores principales, conacidos como primario, secundario y terciario °. En el sector primario se incluyen aqueilas actividades cuyos productos se obtienen directamente de la naturaleza: ja agricultu- 1a, la pesca, la explotacién forestal. En e! secundario se incluyen las actividades que (ransforman 0 elaboran los productos de la naturaleza, como la industria y la cons- trucci6n. El terciario 0 sector «servicios» no se ocupa de productos 0 bienes mate- riales, sino de servicios: éstos cubren desde el servicio doméstico y personal (coci- neros, doncellas, peluqueros) hasta los servicios financieros y comerciales (depen- dientes, comerciantes, banqueros, agentes de bolsa), profesionales (médicos, abo- gados, educadores) y gubernamentales (carteros, burécratas, politicos, militares). (En esta clasificacién, se dan ciertas ambigiiedades y anomalfas: por ejemplo, 1a mineria pertenece por légica al sector primario, pero con frecyencia se la considera parte del secundario; del mismo modo, los transportes, un servicio, a menudo for- 5 El primer trabajo sobre estructura econémica es el de Colin Clark, Conditions of Economic Progress (Londres, 1940, 1957). Simon Kuznets realiz6 importantes aportaciones a la elaboracién del concepto, especialmente en Modern Economic Growih: Rate, Structure and Spread (New Haven, 1966) y The Economie Growth of Nations: Total Qutput and Production Structure (Cambridge Mass., 1971) introduccién: historia econdmica y desarrollo econémico 37 man parte del sector secundario, La caza, la m4s importante actividad primaria del paleolitico, est4 conceptuada actualmente como una actividad recreativa: consumo en lugar de produccidn.} Durante miles de afios, desde las primeras civilizaciones hasta hace menos de un siglo, la principal ocupacion de la gran mayoria de Ja humanidad era la agricultura. Si examinamos ei cuadro 1.2 veremos que éste es atin el caso de las naciones de rentas hajas. Esto era debido a la baja productividad, que obligaba a concentrarse s6lo en ia produccién de alimentos para sobrevivir. Hace unos pocos cientos de afios, y por razones que se explicarin en capftulos posteriores, la productividad de la agricultura empezdé a crecer, lentamente al principio, mas rapidamente después. Segtin aumentaba, se iban necesitando menos trabajadores en la produccién de bi nes de subsistencia y habia mds que podian dedicarse a otras actividades productivas. De este modo comenz6 el proceso de industrializacién, que se extendié desde el final de la Edad Media hasta mediados del siglo xx (en Europa Occidental y Nor- teamérica; en casi todas las demas Areas del mundo el proceso todavia est4 en curso). En Jas naciones industrializadas mas avanzadas, la proporci6n de mano de obra empleada en la agricultura cay6, del 90 % u 80 % del total, a menos del 50 % a finales del siglo x1x, y mas recientemente a menos del 10 %. Lo mismo ocurrié con la proporcién de Ia renta total o PNB proveniente de la agricultura, aunque el valor total de la producci6n agricola aumenté considerablemente en términos absolu- tos. A medida que disminuia el porcentaje de mano de obra dedicada a la agricultura, fue aumentando el] de la dedicada al sector secundario, si bien no en la misma proporcién; en las naciones altamente industrializadas es tipico que la industria y ocupaciones afines empleen entre el 30 y el 50 % de la fuerza de trabajo, quedando el resto dividido entre los sectores primario y terciario. El aumento de la proporcién de mano de obra en el sector secundario, se vio acompaiado por el correspondiente en la proporcién de renta proveniente de ese s¢ctor. Los procesos gemelos de cambio en las proporciones de fuerza de trabajo em- pleada en los dos sectores y renta proveniente de los mismos son importantes ejem- plos de cambio estructural en la economia. Desde 1950 aproximadamente, las eco- nomias mas avanzadas han experimentado un nucvo cambio estructural, del sector secundario al terciario. 4Cémo pueden explicarse estos cambios estructurales? En relacion con el prime- ro de ellos, el cambio de las actividades agricolas a las secundarias, entraron en jucgo dos importantes procesos. Por parte de la oferta, la creciente productividad, como ya se ha explicado, hizo posible producir la misma cantidad de producto con menos mano de obra (o mas producto con la misma mano de obra). Por parte de la demanda, se puso en funcionamiento una constante del comportamiento humano denominada Ley de Engel (por Ernst Engel, cstadistico aleman del siglo XIX, no por Friedrich Engels, el colaborador de Karl Marx). Basada en numerosos presu- puestos familiares, la Ley de Engel afirma que, al aumentar la renta de un consu- midor, baja la proporcién de la misma que se destina a comida. (A su vez, esto estd relacionado con la ley de fa utilidad marginal decreciente; a saber, cuanto mas se tiene de un determinado bien, menos se aprecia cada nueva unidad de él.) Con respecto al segundo cambio estructural ahora en curso, el cambio relativo 88 Historia econémica mundial de la produccién (y consume) de bienes a la de servicios, entra en funcionamiento un corolario de la Ley de Engel: al aumentar la renta, aumenta la demanda de todos los bienes, pero en menor proporcién que la renta, siendo la demanda de bienes sustituida en parte por las de servicios y ocio. Los cambios tecnolégicos, que incrementan la productividad, y de gustos son los responsables basicos de tales cambios estructurales, pero, en general, su causa in- mediata es el cambio de los precios (y salarios) relativos. Esto es también valido para otros muchos cambios en la economia, como el alza de as nuevas industrias y el ocaso de las antiguas, o el desplazamiento de la produccién de un drea geografica a otra, Los precios de los bienes y servicios vienen determinados por la mutua influencia entre la oferta y la demanda, como ensefian los manuales de economia elementales. Un precio relativo alto indica que la oferta es escasa en relacién con la demanda; un precio relative bajo indica lo contrario. Como regia general, los factores de produccién se Ilevan alli donde obtengan una mejor remuncracién, es decir, alli donde los precios sean mas altos. En los casos histéricos que vamos a examinar quedaré patente la importancia de la escasez relativa y los precios relativos como elementos dinamicos del cambio cconémico- La logistica del crecimiento econémico El término /ogéstica se usa corrientemente para referirse a la organizacién del aprovisionamiento de un grupo numeroso de gente, como, por ejemplo, el ejército. Pero [ogistica ¢s-también el nombre que recibe una formula matematica. La curva que la representan, la curva logistica, tiene la forma de una § estirada y a veces se denomina curva-S (véase Fig. 1.1.). Los bidlogos la denominan curva de crecimiento porque describe con bastante precisién el crecimiento de muchas poblaciones infra- humanas, como puede ser una colonia de moscas de la fruta en un recjpiente cerrado y con un suministro constante de alimento. La curva tiene dos fases: una primera, de crecimiento acelerado, seguida por otra de crecimiento menor. Matematicamen- te, la curva se acercaria en el limite a una asintota horizontal paralcla a la asintota de origen. Figura 1.1 Se ha observado también que la curva log(stica puede representar con ciesta aproximacién muchos fenémenos sociales, especialmente los crecimientos demogré- ficos. En el caso de Europa, se han identificado tres ondas que describen periodos largos de crecimiento demografice, cada uno de ellos seguido por un periodo de relativo estancamiento, 9 incluso de descenso. El primero de cllos comenzé en el fntroduccién: historia ecanémica y desarrolio econdmico 38 siglo IX o X, la tasa de crecimiento alcanzé su punto mds alto probablemente en el siglo XII, cmpez6 a disminuir en el XITI y terminé abruptamente con la Peste de 1348, cuando Europa perdié una tercera parte o més de su poblacién total. Tras un siglo de relativo estancamiento, la poblacién empezé a crecer de nuevo a mediados del siglo Xv, alcanzé su tasa més alta en el Xvi, y en el XVII otra vez se estabilizé, 0 incluso puede que disminuyera. Hacia mediados del siglo xvim el proceso se puso nuevamente en marcha, esta vez con mucha mas fuerza, y siguid a un ritmo sin precedente hasta que fue interrumpido, en la primera mitad de! siglo Xx, por las dos guerras mundiales y las calamidades que las acompafiaron. Existen pruebas de una cuarta logistica, esta vez a escala mundial, que tiene lugar desde la Segunda Guerra Mundial. A pesar de carecer de datos exactos, tenemos practicamente la certeza de que la poblacion griega siguié el modelo logistico entre los siglos 1x y V a.C., ¢ igual- mente Ja de la cuenca mediterranea en la era de la pax romana (aprox. 50 a.€. - 200 d.C.). Hay investigadores que creen que las tres logisticas identifica- bles en Europa son en realidad mundiales y que estén relacionadas con las varia- ciones climaticas. La poblacién china, por ejemplo, parece haber ido a la par que la curopea. Menos atin sabemos sobre el modelo de crecimiento demografico de épocas anteriores, pero, como veremos en el capitulo 2, la poblacién de lo que hoy conocemes como Cercano Oriente y Oriente Medio crecié, sin ningun género de duda, tras el surgimiento de la agricultura en el neolitico; la poblacién de los valles de grandes rios (Nilo, Tigris, Eufrates, Indo y Amarillo) crecié asimismo répida- mente después de introducir el regadio en fa agricultura. Se adecue o no el crecimiento demografico a la curva logistica, hay aspectos relacionados con él que despiertan el interés cientffico. Es practicamente seguro que cada una de las fases de crecimiento demogrfico acelerado se vio acompaifiada de crecimiento econémico, en el sentido de que aumentaron tanto la produccién total como Ja produccién per capita. (Si el producto per capita hubiera permanecido constante mientras aumentaba la poblacién, habria aumentado el producto total, claro esta; pero tenemos razones para afirmar que fueron ambos productos.) Esto estd comprobado en Ia logistica tercera (y en la incipiente cuarta), para las que contamos con una cantidad relativamente copiosa de pruebas estadisticas; pero tam- bién tenemos en las logisticas primera y segunda datos indirectos que prueban el mismo comportamiento. La hipotesis de que crecimiento econémico y demogr&fico corrieron juntos se apoya en la evidencia incuestionable de la expansién, tanto fisica como econémica, de la civilizacién europea durante cada una de las fases de crecimiento demografico acelerado. Durante los siglos XI, XII y XI la civilizaci6n europea se cxtendié desde su antiguo centro geografico, situado entre los rios Loira y Rin, hacia tas islas Bri- tanicas, la Peninsula Ibérica, Sicilia y el sur de Italia, por Europa Central y Oriental, e incluso temporalmente, durante las Cruzadas, a Palestina y el Mediterraneo Orien- tal. Durante la tiltima parte del siglo XV y todo cl XVI, tas exploracioncs gcograficas allende los mares, los descubrimientos y las conquistas Hevaron a los europeos a Africa, al Océano Indico y al hemisferio occidental. Finalmente, durante el x1x y a través de la emigraci6n, la conquista y la anexi6n, los europeos establecieron su hegemonia politica y econémica en todo cl mundo. 40 Historia econémica mundiat ttt eR eH Hay asimismo pruebas de que las condiciones de vida de la gente corriente empeora progresivamente en las fases de desaceteracién de las dos primeras logisti- cas (las primeras mitades de los siglos x1v y xvi, respectivamente), lo que sugiere un descenso, o al menos un estancamiento, de la renta per c4pita. En la tercera logistica, la oportunidad de emigrar de Europa en gran escala durante la dltima parte del siglo XIX y la primera del XX alivié la situaci6n de las masas; a pesar de ello, hubo pafses que sufrieron crisis de subsistencias localizadas, de las cuales la mas dramatica fue la hambruna irlandesa de la década de 1840. A la luz de estos comentarios, adquiere un nuevo significado la observacién de Adam Smith, escrita durante la fase de crecimiento acelerado de la tercera logistica, de que fa situacion del trabajador era muy buena en una sociedad «progresiva», gris en una estacionaria y miserable en una en decadencia. Otra similitud digna de mencién es que las fases finales de todas las logisticas, asi como los intervalos de estancamiento o depresién que las siguicron, fueron tes- tigos de la propagacién del desorden, las tensiones sociales y los disturbios civiles. asi como del estallido de guerras extraordinariamente destructivas y feroces. Las guerras y tos conflictos civies, no obstante, se dieron también en otras épocas, y no existe tedricamente nada que indique que el descenso del crecimiento demogra- fico tiene como resultado el fracaso de las relaciones internacionales. Probablemente Jas guerras fueron hechos fortuitos que pusieron punto final a periodos de creci- miento que.ya estaban en decadencia. Pero la cuestion merece un estudio mas detenido, La sugerencia de que hay periodos de notable fermento intelectual y cultural que tuvieron también de algiin modo relacién con la logistica seguramente suscitat en el lector muchas reservas. Sin embargo, liama la atencién que las fases de crecimien- to acelerado de cada periodo hayan sido testigos de explosiones de creatividad ar- tistica e intelectual a las que siguis la proliferacién de la arquitectura monumental: las catedrales medievales, los palacios barracos y el estilo neogético dei siglo XIX. En épocas anteriores, las «Edades de Oro» de Grecia y Roma —y antes atin las de Mesopotamia y Egipto— fueron periodos de crecimiento econémico y acabaron en conflictos civiles y guerras devastadoras (la Guerra del Peloponeso, la caida de Roma). Ni que decir tiene que los esfuerzos creadores del hombre no estén confinados a periodos especificos de la historia, como tampoco, lo estén nuestras tendencias destructivas. Los origenes del Renacimiento estan en la gran depresién del final de la Edad Media, y el siglo de genios que produjo a Galileo, Descartes, Newton, Leibnitz y Locke cubre el intervalo de estancamiento y agitaci6n que va de la se- gunda a la tercera logistica europea. Con todo, es posible, que las épocas de crisis, cuando el orden establecido parece estar desmoron4ndose, estimulen a los mejores intelectos a revisar las doctrinas aceptadas. En cualquier caso, consideraciones tan excelsas caen fuera del alcance de esta obra. Se puede elaborar una explicacién plausible de la correlacién entre et crecimien- to/estancamiento/descenso de la poblacién y los movimientos de la renta mediante el analisis de la interaccién de los factores principales que determinan ei desarrollo econémico y que anteriormente hemos presentado (pag. 31}. Como ya hemos dicho, con una tecnologla dada, son los recursos disponibles los que fijan los Ifmites mé- Introduccion: historia econémica y desarrotio aconémico 41 Sane nnnP Ueno MIRE Asc ximos de los logros econdmicos de una sociedad, incluyendo ¢!] tamafio de su po- blacién. El cambio tecnoldgico, al aumentar la productividad y dar a conocer nuevos recursos, produce ef efecto de elevar el techo, por decitlo asi, haciendo posible de este modo que la poblaci6n crezea. Finalmente, no obstante, y si no hay un ulterior cambio tecnoldgico, pot el fendmeno de los rendimientos marginales decrecientes la sociedad se tope con un nuevo techo productivo y la poblacién de nuevo se estanca (0 decrece) hasta que una nueva «innovacin trascendental» (término acu- nado por Simon Kuznets, ganador del Premio Nobei de Economia; véase el capi- tulo 8) yuelve a provocar un aumento de la productividad y a dar a conocer nuevos recursos. La figura 1.2 ofrece una representacidn simplificada de la relacién entre la poblacidn y las innovaciones trascendentales. Los capitulos que siguen sirven de ensayo empirico para esta hipdtesis, en cuanto son un intento de explicar el desarrollo econdmico a lo largo de la historia. ™~ Innovacion transcendental Figura 1.2 APENDICE Si Y representa la renta (o ef producto) nacional, y P,R, T y X la poblacién, los recursos, la tecnologia y las instituciones sociales (la «gran incégnita~). respectiva- mente, tenemos Y =f(P,R,T,X) y la tasa de cambio a través del tiempo sera ot dt dt Pos razones ya aducidas, la ecuacién no puede escribirse en forma explicita.

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