El hombre es un ser gregario por naturaleza. Nuestra historia ha estado marcada por
uniones entre los seres humanos para lograr objetivos. Se forma comunidad para alcanzar
metas, luchar por ideales, mejorar las cosas. Nos necesitamos los unos a los otros. Por lo
tanto, la asociatividad también debe usarse como herramienta para mejorar nuestros
negocios.
Muchos pudiesen creer que compartir con la competencia va en desmedro del propio
negocio, pero nuestra experiencia nos indica lo contrario. El concepto ahora es trabajar
asociativamente y aunando esfuerzos. Veámoslo de la siguiente manera: el trabajo
asociativo permite orientarse a objetivos comunes, desarrollar mercados que no pueden
abarcarse por sí solos, generar economías de escala, incrementar el poder de negociación,
mejorar la gestión, la productividad y la competitividad, refuerza la comercialización,
promueve el desarrollo de políticas públicas orientadas al trabajo conjunto. Pero, sobre
todo, genera impacto en el entorno, produciendo externalidades positivas económicas y
sociales, incluso más allá de quienes asumen un desafío empresarial asociativo de manera
directa.
Hoy más que nunca es necesario fortalecer las herramientas e instrumentos que nos
permitan hacer crecer los emprendimientos y esforzarnos, no solamente en su creación,
sino que estos emprendimientos tengan un alto impacto económico y social en nuestra
economía al mediano y largo plazo, transformándose en negocios que aporten, de manera
sostenida, a la empleabilidad y mejoras del mercado.
Hoy más que nunca es necesario fortalecer las herramientas e instrumentos que nos
permitan hacer crecer los emprendimientos y esforzarnos, no solamente en su creación,
sino que estos emprendimientos tengan un alto impacto económico y social en nuestra
economía al mediano y largo plazo, transformándose en negocios que aporten, de manera
sostenida a la empleabilidad y mejoras del mercado. Debemos trabajar arduamente
porque que los recursos con que el Estado beneficia a los emprendedores y empresas de
menor tamaño, sean efectivos y tengan real impacto en el Chile que aspira al desarrollo.
Tengo la convicción de que debemos mirar la asociatividad como una opción real que nos
puede llevar a crecer y ser más productivos como país. Y de esta manera, asegurar una
economía más estable y de continuo crecimiento, no sólo en los números sino en la
calidad de vida de las personas y su entorno.