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Programa de Lectura y Escritura de CADI Las Américas Bachillerato

Dr. Francisco Morales Zepeda y Lic. Fernando Michele Gil Camacho

Introducción

La Lectura y la Escritura son ante todo herramientas culturales, partir de esta


concepción de la lectura y la escritura es fundamental para desarrollar un programa
escolar que intervenga en este nivel de Desarrollo Cognitivo. Los índices de
actividad lectora en México son preocupantes pues a lo largo de los años la práctica
lectora ha ido disminuyendo paulatinamente. Frente a tal contexto, CADI Las
Américas implementa un programa de lectura y escritura con el objetivo de fomentar
el interés de los alumnos por los libros y que gracias a ellos los alumnos se formen
con mayor grado de criterio, comprensión y cultura. Para ello, es sumamente
importante que el profesor cumpla con un perfil lector, que tenga interés y constante
desarrollo en dicha actividad, pues es él quien debe asumir en su modelo un
semblante de conocimientos y con amplia formación cultural.

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La Lectura en México y en Sinaloa

México es uno de los países con menos actividad lectora a nivel mundial, siendo
éste el penúltimo lugar de consumo de lectura de 108 países según datos de la
UNESCO, la población mexicana lee 2.8 libros en promedio anualmente.

Los índices de la lectura en México están sumamente alejadas del ideal y las cifras
van descendiendo. De acuerdo con los resultados de 2018, la población de 18 y
más años de edad que lee algún material considerado por el MOLEC decreció de
84.2 por ciento en febrero de 2015 a 76.4 por ciento en febrero del año en curso.
De cada 100 personas de 18 y más años de edad lectoras de los materiales de
MOLEC, 45 declararon haber leído al menos un libro, mientras que en 2015 lo
hicieron 50 de cada 100 personas (INEGI, 2018).

Según datos proporcionados por INEGI el mexicano lector dedica en promedio 39


minutos de sesión continua de lectura, el 39% de los encuestados comentó que el
motivo principal para la realización de lectura de libros es por entretenimiento. Las
razones más citadas por las que la población no lee son: falta de tiempo (45.6%),
falta de interés (24.4 por ciento) y preferencia de realizar otras actividades (14.8 por
ciento).

Penosamente nuestro país ocupa el lugar 107 de los 108 registrados en actividad
lectora por la Unesco, un dato sumamente alarmante si comparamos los casi tres
libros al año que lee un mexicano en promedio con los siete que lee un español, o
los doce libros anuales que consumen los alemanes.

El Programa Nacional de Fomento a la Lectura no ha funcionado, no se ha


implementado alguna estrategia que desarrolle la motivación e intereses por el
consumo de lectura en los niños y jóvenes, viéndose la población académica en la
capacidad de lectoescritura.

En Sinaloa se han desarrollado programas que incentiven el habito lector,


programas como Sinaloa Lee y Salas de Lectura han surgido para formar a niños y
jóvenes como buenos lectores, sabiéndose la lectura como una prioridad para la

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formación de ciudadanos mejor preparados, generando habilidades de lenguaje,
memoria, inteligencia, imaginación y creatividad.

El programa Sinaloa Lee se esfuerza porque el sujeto amplifique su comprensión


lectora por medio de la narración oral o lectura en voz alta, se promueven acciones
que fomenten el pensamiento crítico, la reflexión y la conciencia. Mientras que el
programa Salas de Lectura, son espacios ofertados en domicilios particulares, es
un espacio de lectura y reflexión para niños, jóvenes y adultos.

El Instituto Sinaloense de Cultura (ISIC) actualmente promueve círculos de lectura


en el estado. Están establecidos en 355 escuelas de 10 municipios de Sinaloa. Este
espacio se complementa con talleres de lectura en espacios sociales como casas
hogar, centros de rehabilitación de adicciones, hospitales y centros de readaptación
social.

Felipe Garrido, escritor y promotor de lectura en el país, considera que el problema


con la lectura, es que los maestros no sean lectores capaces de escribir textos,
cuando es el cimiento de la educación.

“Creo que la Secretaría de Educación Pública tanto federal y estatal tendría que
hacer dos cambios importantes; diseñar en las normales planes de estudio que
dieran como resultado maestros lectores capaces de producir textos, y el otro, que
dejáramos de tomar la alfabetización de la población como la meta del sistema
educativo básico. La educación básica no es sólo para alfabetizar a la
población, es para formar lectores capaces de producir textos. Y eso nunca se
logrará mientras los maestros no lo sean” (Garrido, F. 2016).

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La Lectura Como Herramienta Cultural

“Todos los problemas de la alfabetización comenzaron cuando se decidió que


escribir no era una profesión sino una obligación y que leer no era marca de
sabiduría sino marca de ciudadanía”. Ferreiro (2000).

La lectura, así como la escritura son herramientas culturales con las que el
ser humano transforma la realidad, es ahí, en la falta de conciencia de las
instituciones Mexicanas de este aspecto, donde toda la promoción de la
lectura fracasa. La lectura y la escritura como procesos cognitivos distintos
no se aprenden de manera simultánea, ambos, requieren de un trabajo
paulatino que los hace coincidir en las actividades que el propio ser humano
desempeña en su evolución ontogenética, es decir, las personas no
desarrollan una capacidad si no están obligados a ello, de ahí, que la primera
actividad que debe impulsar la promoción de la cultura es preguntarse: ¿Qué
hago con el lenguaje y el pensamiento en la realidad mexicana actual?,
¿cuántas palabras y conceptos necesito para ser un ciudadano mexicano?,
¿Es la lectura y la escritura fundamental para mi desarrollo político, cultural,
económico, moral y social?

El fracaso en los métodos de la adquisición de la capacidad lectora demuestra que


dichas estrategias no están ejerciendo aprendizajes significativos. Los alumnos en
el mejor de los casos pasan de grado, pero sin desarrollar capacidad crítica y
comprensión en sus lecturas. Pero cuando el alumno no comprende en absoluto los
temas escolares requeridos se comienza a generar frustración, se le excluye a partir
de la desigualdad de condiciones en relación a sus compañeros y esto puede
concluir en el fracaso escolar.

“Existen dificultades en las prácticas de lectura en todos los niveles


institucionales en grados diversos y con consecuencias diferentes. En los dos
primeros niveles educativos, primaria y secundaria, es uno de los factores
determinantes en la deserción escolar. En el ámbito de la educación terciaria
es asunto de límites en el aprendizaje” (Silveira, E. 2011).

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“La lectura es una práctica social y cultural. Estamos convencidos de
que la lectura y la escritura no pueden considerarse solamente un
problema pedagógico o como una acción individual, sino ante todo
como una práctica profundamente socializada” (ProLEE, 2011).

“La lectura es una compleja actividad del conocimiento, en la que


intervienen el dominio global de destrezas y habilidades lingüísticas,
el dominio de la pragmática comunicativa, los conocimientos
enciclopédicos, lingüísticos, paralingüísticos, intratextuales e
intertextuales y la misma experiencia extra lingüística que posea el
lector” (Mendoza F. 1991).

En la actividad de la lectura se requiere de la capacidad de asociación y creación


entre las redes de información ya obtenidas y las que el texto proporciona, se
realizan un cumulo de asociaciones para construir subjetivamente un significado, la
lectura también tiene relación con las imágenes sociales que el sujeto se construye
a menudo. La práctica de la lectura lleva una intención de acuerdo al contexto donde
se plantea.

“Desde la concepción sociocultural de la lectura el lector es intérprete y


creador de significado, por eso se considera que el sujeto es un analfabeto
funcional (iletrado) cuando el conocimiento sobre el lenguaje escrito está en
la etapa del descifrado, no puede obtener del texto una interpretación ni llegar
a producir escritura sobre el mismo. Al aceptar la lectura como una acción
sociocultural mediada por el contexto abrimos la posibilidad de considerar
que existen distintos modos de leer de acuerdo a la intencionalidad de
comunicación del texto y también relacionados con el contexto del lector”
(Silveira, E. 2011).

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La Literatura Clásica en la Promoción de la Lectura en Bachillerato

La promoción de la lectura solo cumple su propósito cuando el eje central es la


lectura como una actividad de interés en el sujeto. El teatro, las manualidades, las
obras, pueden auxiliar la promoción de la lectura, sin embargo éstas no
necesariamente crean interés por los libros.

“Los clásicos son libros que ejercen una influencia particular ya sea cuando
se imponen por inolvidables, ya sea cuando se esconden en los pliegues de
la memoria mimetizándose con el inconsciente colectivo o individual. Por eso
en la vida adulta debería haber un tiempo dedicado a repetir las lecturas más
importantes de la juventud. Si los libros siguen siendo los mismos (aunque
también ellos cambian a la luz de una perspectiva histórica que se ha
transformado), sin duda nosotros hemos cambiado y el encuentro es un
acontecimiento totalmente nuevo” (Calvino, I. 1993).

El análisis de la lectura clásica deja a nuestro contexto cultural en


contradicción, una sociedad donde lo efectivo reemplaza los lazos afectivos,
donde la posmodernidad, como lo propuso Jean François Lyotard “viene a
darle muerte a los grandes relatos” (1986).

La importancia de la lectura de las piezas clásicas, es que traen consigo un


arrastre histórico importante, en ellos se aprecia los imperativos culturales de
épocas pasadas. La lectura clásica proporciona en nuestra cultura una
huella, marcando las tendencias sociohistoricas que se han atravesado por
lo largo de los años, manifestándose en las expresiones del lenguaje y la
cultura actual.

El propósito de la promoción de estas lecturas en los jóvenes de bachillerato


es fundamentalmente que el alumno descubra y contraste los referentes
culturales de la actualidad con aquellos que la lectura marca, desde la época
en el que el autor la escribe y bajo el contexto histórico y cultural donde se
redactó.

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Libros del Programa de Lectura y Escritura de Bachillerato en CADI Las
Américas

Libros en Primer Año Libros de Segundo Año


Matemagia Vivir para contarla
Crónicas de una muerte anunciada El coronel no tiene quien le escriba
Tirano Banderas Crimen y castigo
La hojarasca La tregua
Elaboración Propia, 2018

Un Clima Escolar Propicio para la Lectura: Maestros que Leen Alumnos que
Leen

Para brindar condiciones que permitan el interés por la lectura en el alumnado es


necesario que se cuente con un mediador transmita el gusto por la misma. Es el
docente aquel que tiene mayores posibilidades de ofertar el mundo lector a los
alumnos pues, es el encargado principal de despertar el deseo por aprender. Emilia
Ferreiro propone que si los docentes no leen, serán incapaces de transmitir el placer
de la lectura (2018).

“cómo se transmite ese placer si el maestro nunca sintió ese placer porque
leyó nada más que instrucciones oficiales, libros de “cómo hacer para”, leyó
lo menos posible. Es muy difícil que ese maestro pueda transmitir un placer
que nunca sintió y un interés por algo en lo que nunca se interesó. En toda
América latina el reclutamiento de maestros viene de las capas menos
favorecidas de la población. En muchos casos no hay aspiración a ser
maestro. Y en ese sentido cambió, pasó de ser una profesión de alto prestigio
social a una con relativo bajo prestigio social” (Ferreiro, E. 2018).

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Inger Enkvist (2016) propone:

“Hay que lograr leer al menos una página al día en la escuela, de manera
constante, a fin de mantener una cultura de la lectura viva. Para motivar la
lectura en la familia, hay que pensar quién puede ser el líder. Alguien con
gracia, con simpatía. Podría ser un abuelo o un hermano, o los propios
padres de familia. Es una labor lenta y conviene escoger para ello lecturas
que atraigan. No se pueden escoger las lecturas que estén en el primer
anaquel de la farmacia, a la salida del supermercado. Hay que saber elegir,
ponderar y pedir consejo sobre lo que se ha de leer”.

Un docente que lee puede distinguirse por dominar un amplio vocabulario y es


capaz de expresarlo con los estudiantes, maneja un contenido variado de temas y
conceptos, se aprecia un alto criterio en su pensamiento lógico y capacidad crítica.
Además hace uso de la imaginación para mejorar la calidad de sus clases y con ello
motiva a los alumnos para obtener mayores conocimientos.

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Conclusión

Es importante promover la lectura en los jóvenes de bachillerato, pues ésta


herramienta desarrolla habilidades como la comprensión, mejora la concentración,
y favorece el panorama social para el intercambio de ideas y conocimientos. Para
que exista un ambiente favorable para el fomento de la lectura es necesario que el
docente sea un ávido lector, con ello se abre la posibilidad de transmitir el interés
por leer.

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Bibliografía
Calvino, I. (1993). Por qué leer a los clásicos, editorial Tusquets, Barcelona.
Revisado de: http://einnovacion.com.ar/odisea-profes/wp-
content/uploads/2013/04/Calvino-%C3%8Dtalo-Por-qu%C3%A9-leer-los-
cl%C3%A1sicos-PDF.pdf
Enkvist, I. (2016). El maestro que lee ilumina. Conferencia: Los secretos del milagro
educativo finlandés. En J. Tourón (Presidencia). Conferencia La Universidad en
Internet. Universidad Internacional de La Rioja. Revisado de:
https://www.nacion.com/opinion/foros/el-maestro-que-lee-
ilumina/QPYPQ3OHHJD47IAXKHGARPVPIQ/story/
“Necesitamos docentes lectores” (I. Enkvist, comunicación personal, 2016).
Revisado de: https://www.nacion.com/opinion/foros/necesitamos-docentes-
lectores/73GH774TINBOFE5OXV4O4JRFLA/story/
Ferreiro, E. (2000). Leer y escribir en un mundo cambiante. Consultado el 15 de
febrero de 2013. Revisado de: http://www.foro-latino.org/.

“Si los docentes no leen, son incapaces de transmitir el placer de la lectura” (E.
Ferreiro, comunicación personal, 2013). Revisado de:
http://www.educacionyculturaaz.com/educacion/si-los-docentes-no-leen-son-
incapaces-de-transmitir-el-placer-de-la-lectura

INEGI (2018). Módulo de Lectura (MOLEC). Comunicado de prensa Núm. 166/18,


Revisado de:
http://www.beta.inegi.org.mx/contenidos/saladeprensa/boletines/2018/EstSociode
mo/MOLEC2018_04.pdf

Silveira, E. (2011). La lectura como práctica sociocultural y herramienta para lograr


la equidad social a partir de la enseñanza. Cuadernos de investigación educativa,
Vol. 4, No. 19, Universidad ORT Uruguay. Revisado de:
https://ie.ort.edu.uy/innovaportal/file/13568/1/cuad_19_cap5.pdf

ProLEE, (2011). Consultado el 01 de septiembre del 2018. Revisado de:


http://www.uruguayeduca.edu.uy/
Lyotard, J.F. (1986). La posmodernidad explicada a los niños. Editorial Gedisa,
España.

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