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Isaías

A diferencia de otros autores como el caso de Jeremías y Ezequiel, Isaías no empezó con un
relato de su llamado al ministerio, sino que inicia con un escrutinio de la situación actual del
pueblo de Israel, exhortándole al pueblo de Dios para que retornara a su señor.

El autor revela y expone con toda claridad las condiciones extremadamente graves en el estado
de pecado que se encuentra la nación de Israel y en término moral y religioso de un pueblo que
ha ignorado por completo el poder de Dios y que ahora le ha dado la espalda.

Se puede comparar o más bien al describir la escena de una corte de justicia, Dios convoca la
corte y emite los cargos (vv. 2-4) como consecuencia de las transgresión de su ley, primero el
presenta su caso y declara a la nación de Israel culpable, pero concede a los acusados una
oportunidad para arrepentirse y ser perdonados (vv.16-31);
Eran hijos rebeldes que ni siquiera tenían el más mínimo respecto y devoción hacia Dios que los
animales tienen para con sus amos, son considerados rebeldes.

El pueblo de Israel se había revelado en contra del derecho de Dios sobre sus corazones,
dejaron a Dios, habían abandonado por completo el camino de Dios y se habían unido a las
fuerzas del enemigo, tocando así su vida moral y mostrando un comportamiento que no
corresponde con lo que Dios les había enseñado en sus diferentes proceso de su peregrinación.

El profeta Isaías hace una comparación con las peores personas de Sodoma y Gomorra en su
formalidad de su devoción religiosa, un pueblo sumergido en su más profundo sueño pecaminoso, los
sacrificios que fielmente se hacían de conformidad con la ley, desagradan al señor mientras prevalece
la injusticia social.

El sacrificio y la oración son una abominación para Dios si no se ofrecen en un espíritu de


arrepentimiento, humildad y obediencia.

La condenación pesa sobre el pecador pueblo de Judá.


Es sumamente humillante la comparación que hace el autor, comparando la santa cuidad de Israel con
la perversidad de soda y Gomorra donde un remanente mínimo de personas sobrevivió al castigo
poderoso de Dios, la nación estaba lastimada producto de su rebeldía y pecados, contaminados de
pies a cabeza.

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