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Hernández López Yael

Reflejos de la locura. Sistemas ocultos en el primer capítulo de “La

desheredada” de Benito Pérez Galdós

El autor

Benito Pérez Galdós fue un escritor español nacido en Las Palmas de Gran Canaria el 10

de mayo de 1843, fue novelista, dramaturgo, cronista y político español. Comenzó sus estudios en

el colegio San Agustín del cual se mueve a Tenerife para estudiar su bachillerato en artes,

posteriormente pasará a estudiar Derecho en la ciudad de Madrid. Después, en 1873, comenzará a

escribir para los diarios La Nación y El Debate de donde pasará a escribir sus célebres Episodios

Nacionales junto con Trafalgar.

Con 72 años Benito Pérez Galdós muere en Madrid el 4 de enero de 1920, sin embargo,

deja alrededor de 31 novelas, 46 Episodios Nacionales, 23 obras de teatro, y el equivalente a 20

volúmenes de relatos y artículos periodísticos haciéndolo uno de los autores más prolíficos de

España

La distribución del poder en el psiquiátrico del Leganés de Galdós

Benito Pérez Galdós comienza La desheredada describiéndonos un asilo psiquiátrico

llamado Leganés, en este asilo encontramos una distribución del poder bastante interesante, pues

es similar al orden establecido por Michel Foucault en El poder psiquiátrico. Éste será el tema

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principal de ésta primera parte, pues me enfocaré en los mecanismos de poder que, dispuestos en

el Leganés de Galdós, se asemejan a lo dicho por Foderé y por Foucault.

El Medico

Todo en el mundo pose una estructura, por más irracional que parezca posee un sistema que

le permite ser, existir y funcionar, este sistema está presente incluso en el psiquiátrico en cuyo

funcionamiento el medico es la principal autoridad, este lugar tan importante es obtenido por su

preparación dentro del campo de la medicina, sin embargo, en su espacio de trabajo es necesario

más que un título, es necesario un físico que refleje tanto su superioridad como su experiencia

frente a su paciente, el loco. Así lo indica Foucault en su cita de Traité du délire de Francos

Emmanuel Foderé:

Un hermoso físico, es decir, un físico noble y varonil, es caso, en general, una de las
primeras condiciones para tener éxito en nuestra profesión; es indispensable, sobre todo,
frente a los locos, para imponérseles. Cabellos castaños o encanecidos por la edad, ojos
vivaces, un continente orgulloso, miembros y pecho demostrativos de fuerza y salud, rasgos
destacados, una voz fuerte y expresiva: tales son las formas que, en general, surten un gran
efecto sobre los individuos que se creen por encima de todos los demás. El espíritu, sin
duda, es el regulador del cuerpo: pero no se lo advierte de inmediato y requiere las formas
exteriores para arrastrar a la multitud. (apud Foucault, pp.18,19)

El médico de Galdós no es descrito fisicamente, sin embargo, tiene un comportamiento que

nos permite percibir a este personaje como un médico a corde con lo dicho por Foderé, pues escribe:

Acércase a él un señor serio y bondadoso, pónele la mano en el hombro con blandura


y cariño, le toma el pulso, lee breveente en su extraviada fisonomía, es sus negras pupilas,
en el caido labio y volviendose a un joven que le acompaña[...] (Galdós, p.12)
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Su comportamiento demuestra ser alguien que tiene bajo control todo en cuanto al trato con

sus pacientes, también posee capacidades solo obtenidas con la experiencia que los años aportan.

Además, el hecho de que le diga joven al aprendiz nos indica dos cosas: 1-. Que el médico es un

hombre entrado en años, ya no es joven pero tampoco nos asegura que sea muy viejo y 2-. Que es

lo suficientemente experimentado y maduro como para tener a un aprendiz bajo su cargo.

La experiencia que también demanda Foderé para un médico se refleja en las acciones de

este primer personaje, pues a pesar de su trato amable y aspecto agradable no teme ni duda al

administrar su hospital y mucho menos al recetar los crueles tratamientos que requieren sus

pacientes. Así lo demuestra en las rondas que realiza para revisar a sus pacientes o cuando ordena

bajar de categoría Rufete.

Vigilantes

El segundo elemento de este sistema llamado psiquiátrico es, según Foucault, los vigilantes,

los cuales funcionan como una extensión del poder del médico, sin embargo, estas personas no

deben representar superioridad o experiencia, ellos son la fuerza de represión que mantiene a los

locos en orden y ejecutan dócilmente las órdenes del médico. Para explicar Foucault recurre otra

vez al texto de Foderé en el que dice:

En un vigilante de insensatos es menester buscar una contextura corporal bien


proporcionada, músculos llenos de fuerza y vigor, un continente orgulloso e intrépido
cuando llegue caso, una voz cuyo tono, de ser necesario, sea fulminante; además, el
vigilante debe ser de una probidad severa. De costumbres puras, de una firmeza compatible
con formas suaves y persuasivas […] y de una docilidad absoluta a las órdenes del médico.
(apud Foucault, p. 20)

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A diferencia del médico Galdós si nos describe a los vigilantes a cargo del Leganés pues

nos dice: “Dos loqueros graves, membrudos, aburridos de su oficio que pasean atentos, como

polizones que espían el crimen. Son los inquisidores del disparate. No hay compasión en sus

rostros, ni blandura en sus manos, ni caridad en sus almas” (Galdós, p.16).

En estas líneas el autor nos dice que los loqueros -como él les dice- son los encargados de

vigilar a los locos, así mismo nos describe que son de aspecto y actitudes crueles y que no

demuestran rasgos de humanidad cuando tratan con los pacientes. Incluso, unas líneas más

adelante, continúa describiendo a estos seres con nombres como “carcelero-enfermero” y los

compara con los verdugos.

El carácter opresor de estos elementos también se refleja en los locos pues Rufete, un loco

del asilo, los considera la oposición, la minoría, el país que le vigila y le pide cuentas.

Sirvientes

Foucault termina con este último eslabón su descripción del poder dentro del psiquiátrico.

Los sirvientes son el ultimo elemento pues se encuentran debajo del paciente, sin embargo, solo

debe parecer que están bajo las ordenes de los locos pues en realidad deben estar bajo órdenes de

los vigilantes. Esto con la intención de lograr una vigilancia completa del paciente.

Para explicar la función de los sirvientes, Foucault recurre, nuevamente, a Foderé, el cual

dice:

Los sirvientes o guardianes deben ser altos, fuertes, probos, inteligentes, limpios en
su persona y vestimenta. A fin de tratar con tiento la extrema sensibilidad de algunos
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alineados, sobre todo con respecto al pundonor, convendrá casi siempre que los sirvientes
aparezcan ante ellos como sus domésticos y no como sus guardianes […] Sin embargo,
como tampoco deben obedecer a los locos y a menudo se ven incluso obligados a
reprimirlos, para casar la idea de domestico con la negativa de obediencia y descartar
cualquier desavenencia, será tarea del vigilante insinuar hábilmente a los enfermos que
quienes los sirven han recibido instrucciones y órdenes del médico, que no pueden pasar
por alto sin obtener antes el permiso inmediato de hacerlo. (apud Foucault, p.21)

Galdós en lugar de hombres altos y fuertes nos presenta a un ejercito de hermanas de la

Caridad que ejercen la funcion de domesticas, ademas cumplen con otros requisitos del sirviente:

Las hermanas de la Caridad, alma y sostén del del asilo, por estar encargadas de su
régimen domestico van y vienen con actividad de madres de familia, sus faldas azules,
azotadas por enorme rosario; sus blancas tocas aladas, respetables y respetadas como enseña
de paz se ven por todas partes[…] (Galdós, p.20)

Como se puede ver por la descripción los sirvientes se ven representados por las hermanas

de la Caridad, las cuales además de cumplir con el trabajo doméstico son descritas como personas

limpias y por su carácter de madre de familia crean esa confianza entre el loco y ellas pues no

representan directamente, como lo hacen los vigilantes, la fuerza de control, y la fuerza que

demanda Foderé se ve sustituida por la cantidad de hermanas que trabajan en el asilo.

Benito Pérez Galdós refleja un sistema bastante bien estructurado el psiquiátrico tal es así

que concuerda con lo dicho por Foderé en 1817 en su Traité du délire y recuperado por Michael

Foucault en 1973 en uno de sus cursos del Collége de France. También es rescatable que la

sustitución y descripción de los personajes permite al lector obtener una imagen clara de acuerdo

con las características dictadas por Foderé de los miembros del psiquiátrico y sus funciones.

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El psiquiátrico Leganés de Galdós como microcosmos de la España del siglo XIX

El Leganés fue el primer hospital psiquiátrico establecido en España con la intención de dar

asilo y contener a los locos que habitaban hasta entonces las calles de España, Por esto en la

segunda parte de este trabajo busco sostener como el psiquiátrico Leganés descrito por Galdós

refleja la sociedad española del siglo XIX, para esto me enfocaré en tres puntos importantes: el

primero será la organización social, el segundo será los roles de género y por último el aspecto

religioso.

En el siglo XIX España experimentó fuertes cambios en su sociedad, cambios que

generarían una nueva forma de ver el mundo y por lo tanto de organizarse, sin embargo, como en

otros cambios la literatura fue parte importante para lograr dar sentido a estos cambios, en este caso

La desheredada de Galdós no se quedó atrás pues tan solo en su primer capítulo podemos encontrar

reflejados esos cambios.

Organización social

Las guerras internas sufridas por España en el siglo XIX rompieron con la estabilidad y

organización social que habían permitido los estamentos en los últimos 3 siglos. Éstos estamentos

se vieron sustituidos por un sistema dividido en tres niveles, alto, medio y bajo, en el que todo

hombre podía escalar para pasar de un nivel bajo a un nivel medio o alto y en el que alguien de

nivel alto podía descender bruscamente a un nivel inferior.

La Revolución liberal-burguesa supuso la transformación de una sociedad


estamental en una de clases. La sociedad no se dividiría ya en estamentos cerrados,
definidos jurídicamente y con derechos y obligaciones diferentes. Ahora se establecía el
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principio liberal de igualdad ante la ley. El criterio definidor de la división social sería el
económico, de ahí que se hable de clases alta, media o baja, con subdivisiones, o se
establezca una división en función del papel en el proceso de producción: burguesía y
proletariado o clase obrera. (Contreras, 2014)

Ésta inestabilidad social se ve reflejada en los cambios bruscos que sufre Rufete dentro del

asilo, pues en un principio el anciano padre de Isadora disfrutaba de los privilegios que le otorgaba

la sala de pensionados y posteriormente, por su caída de nivel económico, el medico administrativo

indica que debe ser descendido la sala de pobres que, básicamente, era sostenida por el trabajo de

las hermanas de la Caridad y por la caridad de la gente.

En el primero había tenido ciertas ventajas de alimento, comodidad de luz, recreo;


en el segundo disfrutaba de un patio insano y estrecho, de un camastrón, de un rancho. […]
Allí, allí es donde se ve todo el horror de esa sección espantosa de la Beneficencia en que
se reúnen la caridad cristiana y la defensa social. (Galdós, p.15)

Papeles de género

En los últimos años el género siempre ha sido un papel importante dentro de la sociedad,

en especial en el siglo XX pues con mujeres como María Lejárraga (mejor conocida como María

Martínez Sierra), Margarita Nelken y Clara Campoamor. comienza la lucha por la igualdad de

género en España. Sin embargo, en la obra de Galdós aún se percibe un machismo que persiste y

no desea morir es dicho siglo. Este machismo se presenta en la descripción de la zona de las locas

–como Galdós la define- pues escribe:

¡Las locas! […] Los hombres inspiran lástima y terror; las hijas de Eva inspiran
sentimientos de difícil determinación. Su locura es, por lo general, más pacífica que en
nosotros, excepto en ciertos casos patológicos exclusivamente propios de su sexo. Su patio
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es un gallinero donde cacarean hasta veinte o treinta hembras con murmullo de coquetería,
de celos, de cháchara frívola y desacorde que no tiene fin, ni principio, ni términos claros,
ni pausa, ni variedad. Oyese desde lejos, cual disputa de cotorras en la soledad de un
bosque… Las hay también juiciosas. Algunas pensionistas, tratadas con esmero, están
tranquilas y calladas en habitación clara y limpia, ocupándose en coser, bajo la vigilancia y
dirección de dos hermanas de la Caridad. Otras se decoran con guirnaldas de trapo, flores
secas o con plumas de gallina. Sonríen con estupidez o clavan en el visitante extraviados
ojazos. (Galdós, p.20)

Además de la adjetivación y las comparaciones que Galdós designa para esta sala del

psiquiátrico tenemos una clara referencia a la histeria, una enfermedad exclusiva de las mujeres

que hasta el siglo XX apenas comenzaría a refutarse.

De igual manera, parte de lo importante de esta sala es que hay mujeres que demuestran

cierta libertad sexual y de pensamiento cosa que no era bien visto en una mujer del siglo XIX

cuando una buena mujer tenía que ser controlada en sus opiniones y su apetito sexual tenía que ser

inexistente para la sociedad. Y así como hay locas que demuestran tanto su apetito sexual y su

opinión, también hay mujeres “juiciosas” que se comportan como la sociedad lo demanda y aun

así están dentro de un psiquiátrico tan cruel como el Leganés.

Religión

El cambio de organización de social descrito al principio de esta segunda parte pasó a

afectar a lo que constituyo el estamento de clerecía, pues la iglesia se vio desfasada por un cambio

en el pensamiento del pueblo español en donde la iglesia ya no representaba ni el contacto con Dios

ni la única manera de la espiritualidad. Por ello la iglesia comenzó a tomar otros espacios que le

permitieran mantenerse presente en la sociedad, espacios como el de la caridad.


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Galdós presenta esa secularización desterrando a las hermanas de la Caridad, representacion

de lo religioso dentro del psiquiátrico, a solo los deberes domésticos pues ni cuando muere Rufete

se busca el consuelo de la región pues este consuelo ya no es importante para el pueblo español y

mucho menos para el campo de las ciencias o la medicina.

Conclusiones

La desheredada de Benito Pérez Galdós logra crear, en solo el primer capítulo, un reflejo

de cómo funciona la repartición del poder dentro un psiquiátrico en siglo XIX, y con forme a esto

estructura a sus personajes como un reflejo de dicha organización como si cada personaje fuera el

signo de sus funciones. De igual manera, en su primer capítulo nos presenta un reflejo de una

España en plena trasformación, una España en proceso de transformarse en el país que es

actualmente. Y con estos puntos también nos demuestra la importancia de la literatura en la

evolución de un país; ya sea para sustentar dicho cambio o para despreciarlo.

Referencias
Contreras, E. M. (2014). La sociedad española del siglo XIX. Los ojos de Hipatia.

Foderé, F. (1817). Traité du délire appliqué a la médecine, a la morale et a la legistation. Paris.

Foucault, M. (2007). El poder psiquiatrico. México: Fondo de Cultura Economica.

Galdós, B. P. (1975). La desheredada. Madrid : Alianza.

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