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UN SUPUESTO

TESTAMENTO POLÍTICO DE LENIN


Por: Antonio Rosales Vargas

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A diciembre de 1922, Vladímir Ilich Ulianov (Lenin), ya había sufrido un


segundo ataque cerebral motivado por el agravamiento de la arteriosclerosis*
que le aquejaba. A consecuencia de ello, quedó inválido y postrado.

En estas condiciones de su salud, cuando recuperó un poco de lucidez,


entre el 22 de diciembre de 1922 y el 4 de enero de 1923, desplegando una
denodada lucha contra su fatal afección, dictó a sus secretarias (de siglas M.V.
y L.F.) unas sugerencias dirigidas anticipadamente al XIII Congreso del Partido
Comunista de la Unión Soviética, a realizarse en el mes de Mayo de 1924, a
modo de un aporte a la discusión interna de dicho congreso.**
Las sugestiones de Lenin, con dirección al XIII Congreso, podemos
sintetizarlas en los cuatro temas siguientes:

1) La estabilidad del Comité Central del partido vía la destitución de


Stalin de su cargo de Secretario General.

2) Aumento del número de miembros del Comité Central del Partido.

3) Concesión de funciones legislativas al GOSPLAN.

4) El problema de la “autonomización” de las nacionalidades.

Estos puntos de vista no son directivas ni, mucho menos, acuerdos de la


dirección del Partido Comunista. Fueron dictados por Lenin cuando, enfermo
de gravedad, se debatía entre la vida y la muerte. No puede considerárseles,
por lo tanto, como razonamientos estrictamente sanos y dialécticos.

El documento que recogió las propuestas de Lenin, sin embargo, fue


(cuándo no) aprovechado por el oportunismo de “derecha” y de “izquierda”,
particularmente por los oportunistas de “izquierda” (Trotsky y sus seguidores)
para lanzar sus ataques contra la dirección del Partido Comunista.

*
La arteriosclerosis es una fatídica enfermedad que produce el endurecimiento y engrosamiento de las paredes arteriales y se
caracteriza por ser involutiva. En el caso de Lenin fue arteriosclerosis cerebral.
**
Lenin ya no asistiría a este congreso, pues, él en marzo de 1923 experimentó un tercer y definitivo ataque cerebral que lo dejó
inconsciente hasta su muerte acaecida el 21 de enero de 1924.
1
Entonces, muy acomodaticiamente a su interés, lo sacramentaron con el
nombre de “Testamento Político” de Lenin. ¿Por qué?

Porque los oportunistas vieron llegado el momento de cambiar el rumbo


del Partido Comunista atacando a su dirección central, de modo particular a su
dirigente principal el camarada Stalin, fiel discípulo y escrupuloso continuador
del leninismo.

De los cuatro temas que encierran las propuestas de Lenin, para nuestra
indagación de la verdad, únicamente tendremos en cuenta el que se refiere a la
estabilidad del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética
dada la repercusión universal que tuvo en el movimiento comunista.

Pero, antes de proseguir, es conveniente que interpolemos algunos


reparos a la denominación oportunista de “testamento político” a las
opiniones, o sugerencias, de Lenin. De preferencia debemos decir que el
nombre de “testamento” es una palabra inusual, o desacostumbrada, en el
léxico comunista; no es congruente con el Materialismo Histórico, tiene
connotación de clase referente a propiedad privada [sea esclavista, feudal o
capitalista]. “Testamento” es una palabra que jamás habría empleado Lenin por
no ser conforme con la concepción del comunismo científico que es
esencialmente opuesto a todo concepto de propiedad privada y, por tanto, de
herencia mediante un testamento, pues, el Estado socialista no es una
monarquía. Hasta aquí esta digresión.

En el suplemento a su segundo dictado (del 24 de diciembre de 1922),


Lenin hizo anotar lo siguiente: …“propongo a los camaradas que piensen la
forma de pasar a Stalin a otro puesto y de nombrar para este cargo [el de
Secretario General del CC] a otro hombre”…

Conceptúa, en el mismo sitio, como fundamento de esta propuesta, que


“Stalin es demasiado brusco”, que, ampliando su conceptualización en su
tercer dictado, “El camarada Stalin, llegado a Secretario General, ha
concentrado en sus manos un poder inmenso, y no estoy seguro que siempre
sepa utilizarlo con la suficiente prudencia.”

Tenía que haber estado Lenin, como en verdad lo estaba ya en ese


momento, en suma gravedad patológica, con un cerebro grandemente afectado
por la arteriosclerosis, para haber pensado de ese modo. Pero debemos tomar
nota de esta situación para juzgar con recto juicio los conceptos de Lenin con
respecto a Stalin.

Lenin conocía perfectamente a Stalin desde 1905; desde entonces hasta


el momento en que hace su dictado habían transcurrido 17 años; durante ese
largo período, cuando gozaba de plena salud mental, con un cerebro tan
clarividente como el suyo, jamás tuvo expresiones tan infames en contra del
más leal de sus camaradas, el más fiel leninista de la pléyade bolchevique. Así
que la conjeturas de Lenin hay que achacarlas, con toda seguridad, a su
cerebro desvariante por su nefasta enfermedad.
2
A Lenin, por lo que se lee en el documento dictado, le preocupaba una
posible división en el Comité Central del Partido, la cual podría surgir como
consecuencia de las confrontaciones entre los miembros Satlin y Trotsky. Parta
evitar una tal contingencia él sugería dos cosas: a) aumentar el número de
miembros del Comité Central hasta 50 ó 100 y, b) destituir a Stalin del cargo
de Secretario General del Comité Central.

Pensaba Lenin, en su desvariación, que Stalin era “brusco” y “caprichoso”


y que no sabría manejar “con suficiente prudencia” el poder del Partido.

Sin caer en irreverencia de mi parte contra Lenin, puedo sostener que su


presunción carece de dialéctica. ¿Cómo expresarse así nada menos que de un
maestro de la dialéctica y de todo el pensamiento proletario? Nuevamente
debo recordar al lector que no se trata de criticar negativamente el
pensamiento leninista sino de criticar una conjetura de Lenin cuyo cerebro
estaba en desvariación, atacado de esclerosis, por tanto, no dialéctica, no
leninista.

La elección de una autoridad de partido revolucionario presupone que el


candidato reúna tres requisitos ineludibles, a saber: 1° dominio de la teoría
revolucionaria del proletariado el marxismo-leninismo; 2° la calidad de su
práctica revolucionaria; 3° elevadas cualidades morales. Complementariamente
a estas tres exigencias infaltables, complementariamente pero no
determinantes, se tiene en cuenta los rasgos o peculiaridades del carácter de la
persona. Stalin fue elegido Secretario General por ser un revolucionario
bolchevique de larga data y fogueado en las revoluciones de 1905 y 1917, que
ostentaba con creces los tres requisitos inexcusables.

Con dos ataques cerebrales, debatiéndose entre la vida y la muerte,


lógicamente Lenin olvidó lo fundamental y sólo se acordó de lo secundario y
calificó a Stalin de “brusco” y “caprichoso” para sugerir su destitución porque,
a su parecer rayano con el delirio, esos rasgos de Stalin producirían la escisión
del Comité Central del Partido. Demás está decir que la historia posterior
demostró todo lo contrario. Y en cuanto a la contradicción con Trotsky, Stalin
la resolvió correctamente como se resuelve una contradicción cuando se torna
antagónica, es decir, con el enemigo de clase. También en esto la historia ha
demostrado que Stalin estuvo acertado.

A sus conjeturas desventajosas para Stalin, Lenin, en medio de la


vorágine de su desvariación cerebral, agregó la presunción de que Trotsky
…“quizá sea el hombre más capaz del actual Comité Central”… Esto y aquéllo
calzó como anillo al dedo a todo el oportunismo, tanto de “derecha” como de
“izquierda”. Ambos aprovecharon la circunstancia de lo dictado por Lenin,
afectado por su mortal enfermedad, para dirigir sus dagas en contra de Stalin.
Pero afortunadamente, la historia tiene registrado el estrepitoso fracaso del
oportunismo, sobre todo del trotskismo en tiempos de Stalin.

Considero innecesario abundar en críticas a Trotsky y el trotskismo. Ello


lo hicieron a cabalidad, fieles a la ideología completa del proletariado, Lenin y
3
Stalin en sus respectivos momentos. Solamente, para disentir de que Trotsky
era el “más capaz” del Comité Central del Partido bolchevique de entonces,
cabe recordarle al trotskismo la calificación que hizo de Trotsky Lenin cuando
estaba en la cabalidad de su salud. Dijo: “Trotsky no ha tenido jamás ninguna
fisonomía política; va y viene de los liberales a los marxistas, con párrafos de
frases sonoras arrancados de la derecha y de la izquierda.”

Liborio Justo, un ex militante trotskista argentino, anotó en su libro


titulado “León Trotsky y el Fracaso Mundial del Trotskismo” que Trotsky “es
mucho más un actor que un verdadero y profundo político”. Claro, Trotsky, ese
histrión de la política, no era seguidor del marxismo ni del leninismo. Trotsky
era émulo del también judío y agente al servicio de Alemania llamado
Alexander Parvus (Aleksandr Izráil Lázarevich Gelfand).

A Trotsky y los trotskistas les salió el tiro por la culata al pensar


oportunistamente que Lenin, con un supuesto testamento político le había
legado —así lo interpretaron— la dirección del Comité Central del Partido
bolchevique. Todo lo contrario, el trotskismo fue condenado como “desviación
pequeñoburguesa del marxismo” por el XIII Congreso del Partido Comunista de
la Unión Soviética, y, el V Congreso de la Internacional Comunista ratificó la
condena.

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Lima.24.12.2013

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