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El trasfbndo de la revolución

C H I U E COLONIAL A FINES D£L SIGLO X V I I I

Antes de considerar la revolución chilena en sí, debo esrablecer el escenario.5 Al


final del período colonial, la Capitanía General de Chile, formalmente conocida-
corno Reinó, podía todavía ser considerada como uno de los puestos de avanzada
más distantes de ja civilización europea. La colonización británica en las Antípo-
das apenas había comenzado cuando Chile ya era el dominio más remoto de la
corona española en .América. La naturaleza había dado a su territorio un notable
grado de aislamiento. Ai norte, la Capitanía General estaba bordeada por el De-
sierto de Atacama, cuyas inmensas riquezas continuaban bastante inexploradas.
Fronteras más permanentes -la Cordillera de Jos Andes y el Océano Pacífico-
indicaban los límites Este y Oeste de la provincia. Sólo al sur había un elemento
de duda. Allí, el borde del asentamiento español estaba toscamente marcado por
pife Ja línea del río Biobío, que se curva tierra adentro desde Concepción. Más allá
de esta línea, ios indígenas araucanos preservaban el estilo de vida apartado que
habían defendido exitosamente contra el imperio español por dos siglos y medio.
La situación general a lo largo de esta frontera sur era, a fines del siglo XVIII,
poco más que un "estancamiento quebrado por breves ráfagas de guerra"2 sin
las dramáticas fluctuaciones militares que habían caracterizado -y, hasta cierro

' Vía un detallado recuento de la sociedad chilena a fines del período colonial, véase Estros Arara,
vo¡. VI, pp. 311 -576; y Encina, Historia, vo!. V, pp. 107-680. La primera sección de este capítulo no es mas-
que un pequeño resumen de estas y otras «/ciencias.
:
Lou¡5 de Armón, "Frontier'War/a te in Colonia! Ch¡le^An^ír#áiwnWto/'r», vol.XXIlI(BerkeJe)',
California, 1954), p. 132.

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38 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833 ELTRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN 39

punto, condicionado- la historia de Chile en los siglos XVI y XVII. Aun así, lo¿ imperio hispanoamericano, Chile tenía muy pocos esclavos negros. Los negros
indígenas no eran una amenaza menor. Como observaba un miembro de la expe- • i?¿\tffM7í!:: puros eran poco frecuentes y el número total de esclavos al comenzar ¡a revolu-
ción no'superaba los cinco va\\.i La mayoría se ocupaba en el servicio doméstico
m
dición La Perouse en una visita al sur en 1786, una de las formas más fáciles para
una potencia extranjera de tomar control de Chile era haciendo una alianza con y la práctica de manumisión era relativamente común. En cuanto a los indígenas m
los araucanos. Dicha alianza podía resultar invencible.3 araucanos del sur de la Prometa, eran para todo evento una comunidad separada. &
La población total de Chile durante este período es difícil de estimar. Los
censos efectuados en 1778 por el gobernador Agustín de Jáuregui y en 1812 por
La política misionaría de varias órdenes religiosas había resultado en un completo
fracaso, por lo que tocó a los chilenos de la segunda mitad del siglo XIX lidiar con
e
la Junta Nacional no deben se.t considerados informes comprehensivos o particu- el "problema indígena".
larmente precisos; ni siquiera para las áreas por ellos cubiertas. Parece más seguro La gran masa poblacional era dominada por una pequeña oligarquía de crio- «
decir que, en torno a 3 800, la población alcanzaba el medio millón. Si se conside- llos (y españoles europeos) consistente en un poco más de doscientas familias que
ra a los araucanos al sur del Biobío, es posible que existiera cerca de un millón de se consideraban (y eran considerados) nobles. Muchos criollos chilenos tenían
chilenos, de todas las clases, al comenzar la revolución.4 Entonces, como ahora, la
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ancestros con más de alguna infusión de sangre indígena, pero no en cantidades é
gran mayoría vivía en el rico y fértil Valle Central, entre Santiago y Concepción, suficientes para transformarlos en mestizos. Originalmente, la aristocracia había
aunque lo que hoy se conoce como Norte Chico estaba también suficientemente estado compuesta por los descendientes de los primeros conquistadores; sin em-
habitado. Vale la pena remarcar aquí que, a pesar de que incluso los mapas co- •;i«ik¿*..-. bargo, desde finales del siglo XVII un elemento substancial de vascos se había
•jjÜíSáiViKÍ;- incorporado a la sociedad chilena. Algunos de estos nuevos miembros de la oligar-
loniales le daban una fisonomía larga y angosta, Chile consiguió su inusual nivel "•-¡--ÍAÍ'VSí.-
de extensión longitudinal sólo después de la independencia, con la conquista del quía criolla habían hecho fortuna en el comercio, pero, siendo la tierra la base de
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Norte Grande y la apertura hacia el sur. En 1800, en efecto, Chile no medía más 'i • la riqueza colonial, solían adquirir haciendas. En términos generales, la oligarquía
de 1.200 kilómetros, menos de un tercio de su actual tamaño. criolla era, para usar la descripción de Alberto Edwards, "sensata, parsimoniosa,
4: ••.:••••>
Pocos indígenas sobrevivieron al norre del Biobío. Habían sido asimilados de hábitos regulares y ordenados".7 A la aristocracia castellano-vasca se había uni-
ti
por matrimonio, .y una enorme clase de mestizos había surgido. En 1800, ios do, en la primera parte del stgio XVIII, un muy poco perceptible pero igualmente'
mestizos formaban más de la mitad de la población total de Chile. De sus filas importante elemento de sangre extranjera, principalmente francés.8 El espíritu
se extraían jornaleros rurales; trabajadores itinerantes en las zonas agrícolas y mi-
•i. #'*•-£* familiar de está oligarquía chiiena era particularmente notable, y no sería una
neras, propietarios campesinos, inquilinos de las grandes haciendas y, no menos exageración decir que el país estaba dominado por una red de grandes familias, de
importante, considerables bandas de bandidos, salteadores de caminos y ladrones. las cuales la más grande y extendida, el enorme clan de los Larraínes, jugaría un
La mayoría de los mestizos vivían inmovilizados por la pobreza y la ignorancia, papel prominente en el comienzo de ia revolución.9 El objetivo de la aristocracia
aunque la mahutrición era, quizás, baja en Chile colonial. Problemas sociales era asegurar su permanencia en la posición superior de la sociedad mediante ia
•••í.l-Ui'.
como el analfabetismo, vagabundaje, crimen y alcoholismo eran generalizados retención del control de las haciendas y el énfasis de su liderazgo social. Esto lo
y, en general, eran denunciados por los pensadores ilustrados chilenos de aquel hizo de dos formas: a través de la institucionalización de los mayorazgos y, cuan-
í
tiempo, especialmente por Manuel de Salas.5 A diferencia de otras provincias del. do fue posible, medíante la compra o adquisición de títulos de Castilla. A fines •
del período colonial, había unos catorce mayorazgos, siete de los cuales habían
sido creados durante el siglo XVIII. Además, existían unos doce títulos de Cas-
* Milct-Mureau, Voyage de IJI Perouse aiaour du monde, vol. IV, pp. 100-101.
* Barios Arana (vo). Vil!, p. 315) señala <jue ¡a población en 1800 era de 500.000 habitantes. Los
tilla.10 El mayorazgo y el título nobiliario representaban ideales de importancia
chilenos prominentes de esa época, excepto por Salas,.generalmente redondeaban el número en 1.000.000.
El censo de! gobernador Jáuregui sólo consideró la Diócesis de Santiago y produjo un total de 203.732
habitantes. t)n censo muy fragmentario de la Diócesis de Concepción de 1791 atrojó un tota! de 105-114 6
habitantes; ciertamente un estimado bruto. El censo patriota de 1S12, aunque defectuoso, fue más cer- Feliú Cruz, Abolición, pp. 39-40; Encina, Historia, vol. V, p. 162.
1
tero: su tota! fina! de un poco mis de 900.000 habitantes parece realista. Véase Encina, Historia, vo!. V,
pp. 159-0, y X p p . 79-80.
La fronda aristocrática, p. 9. La aristocracia chilena fue menos favorecida que su contrapsite en Perú-)'
México; véase Felipe Gómez Vidauíre, Historia geográfica, natural y civil del Reino de Chile, vol. II, p. 287.
i
8
5
VillalobosR., "El bajo pueblo", AUC, N» 120 (1960), p. 38; Manuel de Salas Corvarán (i 754-1841) Fuenzalida Grandón, Evolución social, capítulos 7-8.
s
fue una de las figuras más destacadas de esta época; síndico del Consulado desde su fundación; fundador Véase Amunátcgui Solar, Teatrofolitico, capítulos 3-4.
15
de la Academia de San Luis; miembro de los Congresos de 1811 y 1823; exiliado a ]uan Fernández en Axnunátegui Solar, La sotieded chileno, contiene recuentos detallados de todas las familias que tenían
1814-1817. mayorazgos y tirulos de nobleza.
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considerable para ia aristocracia chilena. Aquellos a los que se les hacía imposible La gran mayoría de los chilenos, de cualquier clase, vivía en d campo. La única
asegurar alguno de estos dos honores (y estos eran, por supuesto, la mayoría), ciudad digna de ese nombre era Santiago, con una población total de un poco
debían contentarse con pertenecer a las Ordenes de Caballería o con ocupar algún más de treinta mil habitantes en 1810. Arquitectónicamente, Santiago estaba re-
rango militar conseguido a resultas de su servicio en las milicias locales." cuperándose del desastroso terremoto de 1730. Los trabajos públicos se habían
La estructura social de Chile a fines del régimen colonial era, entonces, bastan- llevado a cabo en una escala razonable a lo largo de la última parte del siglo XVIII,
te simple. La aristocracia criolla, con un elemento pequeño de españoles penin- inspirados, ó por lo menos alentados, por gobernadores tan entusiastas como
sulares (a esta altura, no hay mayor razón para diferenciar ambos grupos raciales), Ambrosio O'Higgins. La ciudad sureña de Concepción era. hasta cierto punto,
estaba investido de prestigio social y poder económico. Los criollos, es cierto, una alternativa ai centro de poder e influencia en la Capitanía General, pero su
carecían de la ventaja adicional de poseer el control político y ésta, como veremos, población era un poco mayor de seis mil, más o menos ia misma que la de La
era una de sus mayores críticas. Debajo de la aristocracia en la jerarquía social es- Serena (que estaba a pocos años de convertirse en la capital de la nueva provincia
taha la vasta clase baja, cuya subsistencia dependía ya sea de ia aristocracia o de su de Coquimbo).12 Valparaíso, fortaleza y puerto, estaba lejos todavía de impre-
lucha por obtener un sustento precario de su modesta minifundia. Esta división sionar como ciudad, aunque habría de aumentar dramáticamente a raíz de la
básica de la sociedad chilena en dos ciases -dejando de lado a los araucanos- no revolución y la consiguiente expansión del comercio internacional. Una última
era tanto complicada como fraccionada por la existencia de una pequeña "clase ciudad ha de ser brevemente considerada aquí. Talca, que para 1810 contaba con
media" de soldados de origen español peninsular, abogados, burócratas menores, alrededor de seis mil habitantes, mostraba ya señales de aquel espíritu cívico por
pequeños comerciantes y dueños de propiedades rurales de tamaño medio. La el cual sería famosa en Chile. En los últimos años del régimen colonial, un grupo
"clase media" parece haber tenido aspiraciones aristocráticas evidentes, por lo que 1 de criollos y extranjeros ilustrados estaba dando allí un estímulo notable a la edu-
- ..
no puede ser considerada una potencial tercera fuerza. cación primaria.'3 La vida urbana estaba en general caracterizada, como dice Luis
Con algunas excepciones, fue de las filas de la aristocracia criolla de donde na- Galdames, por su "pasividad i rigidez. Un ritmo inalterable conducía diariamente
. ció el liderazgo posterior de la revolución. Ninguna descripción de la revolución a hombres i mujeres a sus ocupaciones i a sus devociones".14 Las diversiones pú-
que ignore este daro puede considejarse correcto. Los líderes criollos hablarían el > '•' blicas de mayor cultura eran virtualmente desconocidas, a pesar de algunos psí
lenguaje de los derechos del hombre, del gobierno representativo, de la soberanía eos intentos de escenificar actuaciones dramáticas. Sin embargo, las celebraciones
popular; y lo cierto es que creían en su significado. Pero al mismo riempo no privadas eren, si las narraciones de los viajeros han de creerse, tan alegres como
dejaron -no podían dejar- de ser lo que habían sido en el período colonial: aristó- la naturaleza bulliciosa del temperamento chileno lo permitía. El capitán George
• eraras, propietarios de tierras y líderes de la sociedad. El efecto de esto en su teoría Vancouver anotó en Santiago: "En la conducta de las damas se observa un grado
política, y sobre todo en Ja aplicación de dicha teoría política, estaba destinado tai de liviandad... que no da a un extranjero, especialmente a un inglés, razón
1
a ser considerable. Este es quizás el lugar para observar que las principales fami- alguna para formarse una opinión muy elevada de su virtud, sino más bien lo_
¡•:t ::•••• •
lias criollas que, directa o indirectamente, dominarían el proceso revolucionario " impresiona con nociones perjudiciales al carácter femenino".'5 Los marineros de
eran un grupo relativamente unido y homogéneo. Sus intereses-económicos eran la expedición La Perouse encontraron más o menos lo mismo en un nivel social
sustancialmente similares. El área geográfica cubierta no era en ningún modo diferente en Concepción: "el vino es muy común en Chile; y... ¡as mujeres del
inmanejable. Chile nunca experimentó el peligro racial o ías tensiones que afecta- pueblo son allá tan complacientes como en Tahití*.16
ron las actuaciones postrevolncionarias en otras provincias americanas. En J810, La Iglesia Católica ejercía nararaimenie una enorme influencia en la colonia.
Chile era social y geográficamente compacto, cuestión que ayuda a comprender Su posición reforzaba el gobierno civil, a! tiempo que administraba su propia
ia brevedad del desorden político y la rapidez de la transición a un gobierno bien justicia sin la interferencia de las cortes seculares de la Audiencia. A través de
constituido. Podría decirse también que ningún otro país latinoamericano tenía la publicación de bandos sobre moralidad pública y complejas regulaciones que
Jas ventajas de la unidad geográfica y la homogeneidad social en la misma medida
que Chile. Chile estaba extremadamente bien preparado para conseguir la estabi-
" Cieída por el primer Congreso c! 23 de septiembre de 1811.
lidad y el progreso que habría de conseguir con posterioridad a 1830. 18
Encina, Historia, voJ. V, pp. V.J4-217.
H
Galdames, Evolución connituciimsl, p. 10.
:?£-ví'' "Vancouver, vol. 111, pp. 434-435.
11
Encina, Historia, vol. V, pp. 239-240 y pp. 533-555. •írí-S:';--' 14
Miler-Murcau, vol. II, p. 70.

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ELTRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN 43
42 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833

?«; Por razones tanto políticas como geográficas, Chile era esencialmente un país
afectaban los días festivos y otros festivales, la Iglesia ejercía un poderoso control
"cerrado", no más en teoría que las otras provincias americanas, pero quizás un
sobré la mayor parte del tiempo ceremonial. Las disputas entre el. obispo y el
poco más en la práctica. Los extranjeros eran excluidos, por lo menos en el papei.
1 gobernador eran tan comunes en Chile como en otras provincias de) imperio:17
Las estrictas regulaciones en este tema eran, sin embargo, cumplidas sólo en tiem-
no obstante, en general estaban en decadencia en el siglo XVIH. Aun cuando en
pos de guerra. Si es que reñían suerte, ei resto del tiempo los extranjeros podían
1
. ••:••• el último siglo colonial la mayoría de ios obispos de Santiago y Concepción eran
entrar a Chile, asentarse, casarse con jóvenes chilenas y ganar ia aprobación de
españoles o portugueses, algunos, incluido ei más Ilustre de todos (Manuel Alday
la aristocracia criolla locai. El ejemplo conocido de George Edvrards, un doctor
de Santiago), eran chilenos. La autoridad de la Inquisición, representada en Chile
inglés que se asente en La Serena justo antes de la revolución y que fundó la dis-
por un comisionado especial, era todavía poderosa, aunque menos penetrante que
. ist ,1 tinguida familia Edwards, muestra bien este hecho. Sin embargo, el número rota!
en tiempos anteriores. Mientras continuaba cumpliendo sus tareas -la erradica-
.tf.jiy...;.,-.; de- exrranjeros viviendo en Chile al comienzo de la revolución era bastante me-
ción de la superstición, por un lado, y la supresión del pensamiento irreligioso y
;:. nor. Cuando en 1809 el gobernador Francisco Antonio García Carrasco intentó
subversivo, por ei otro-, su posición a fines del siglo XVIII se estaba debilitando
•• contar a los extranjeros no naturalizados, encontró únicamente a 79.2i A pesar de
considerablemente.
que, sin duda, había muchos más, este resultado indica el verdadero número de
Mi; El papel de la Iglesia en la educación chilena era especialmente notable. La
involucrados.
mayoría de-las escuelas primarias estaba a cargo de parroquias, a pesar de que
muchas escuelas primarias laicas fueron establecidas cu el siglo XVIII. Dejando Similares consideraciones son aplicables a la economía chilena. La agricultura
..., de lado los diversos colegios regentados por la Iglesia, en 1803 había unos nueve y cría de ganado eran las principales preocupaciones de la oligarquía criolla, junto
colegios en Santiago, a los que asistían cerca de -400 niños.'8 Así, pues, aunque a una cierta cantidad de minería en el norte del país, aunque el comercio exterior
lél. se realizaba dentro del marco imperial. Chile comerciaba ya sea con la madre pa-
w existía ia educación primaria es poco probable que haya tenido un impacto ma-
yor en ja gran parte de la población. Las mejores familias criollas, por supuesto, tria española o con las provincias vecinas del imperio. Había un número sustancial
empleaban tutores privados. La educación secundaria y superior estaba incluso en de vínculos comerciales coa c! Río de la Plata, como también el más voluminoso
un estado más precario. Existían sólo tres establecimientos que daban enseñanza
> J" y tradicional comercio entre Chile y el virreinato del Perú al norte. La fiexibili;'
I secundaria y superior: ia Real Universidad de San Felipe, que había abierto sus zación de las restricciones comerciales ai interior del imperio español ocurridas
bajo Carlos III tuvo un efecto retardado en Chile como resultado de la Guerra
fe puercas en 1758; el Convictorio Carolino, creado en 1778 en reemplazo del prin-
de Independencia Norteamericana. Eventualmente, sin embargo, se produjo una
m cipal colegio jesuíta en Chile; y finalmente la Academia de San Luis, fundada en
1797. La Universidad proveía lo que Encina describió como "una mediocre ense- sobre importación de bienes caros de consumo, los cuales Chile no pudo pagar.
w ñanza profesional, envuelta en una cultura semiescolástica bastante atrasada aun No obstante, y a pesar de que a Jos criollos se les negaba el derecho (excepto
bajo circunstancias especiaies) de comerciar afuera del imperio, se las arreglaban
p con relación a su tiempo"." El estudio del derecho y la teología predominaban.
De los 299 doctorados otorgados por la Universidad hasta 1810, una mayoría para disfrutar del contrabando. Debido a que los contrabandistas no publican
abrumadora se concentraba en estas dos áreas. Fue Manuel dé Salas quien apreció normalmente sus estadísticas, es imposible señalar con certeza qué porcentaje de
de mejor forma la necesidad de contar con una educación diferente y más técnica las importaciones chilenas arribaban ilegalmeme por esta vía. Es posible que el
en ia Capitanía General. Intentó plasmar su visión en ia Academia de San Luis, la contrabando representara una cifra tan alta como el veinte o incluso treinta por
cual fue en gran medida su inspiración y la cual ayudó a sostener con sus propios ciento de todas las importaciones chilenas en un "buen" año -esto es, cuando
fondos.20 Aunque la Academia fue un fracaso, Salas no abandonó su idealismo menos cargas de las usuales llegaban desde España. En rigor, ios historiadores sólo
educacional; la revolución le daría nuevas oportunidades de ponerlo en práctica. pueden especular sobre Ja cantidad precisa. El contrabando, sin embargo, era un
hábito ciertamente enraizado a fines del período colonia!. De tiempo en tiempo,
involucraba a muchos de los más respetables criollos, y estaba organizado con un
" Véase Amunátegui, ¡hteursares, vol. I, pp. 159-225.
** Encina, Historia, vol. V, p. 553- •4"
" Ibid., pp. 592-593. Para las tres instituciones de educación superior en general, véase Barres Arana, 21
21 portugueses, 18 italianos, ¡0 norteamericanos, 9 franceses, 6 ingleses, 4 irlandeses, 2 suecos,
' vol. VII, pp. 494-502; Fuenzalida Grandón, Desarrollo intelectual, capítulos J-3; y Medina, Historia de la
1 ruso, 1 alemán, 1 maltes, I austríaco, 1 danés, 1 húngaro, 1 escocés y un holandés (Arnunátegui, Crónica,
Universidad.
vol. ÍJ, p. 333).
* Ajiumátegui, Manuel dt Salas, vo!. 1, pp. 79-113.

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44 IDEAS "Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833
EL TRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN tí
22
carácter marcadamente práctico. Él contrabando representaba una grieta signifi- fc.W
.i •-,-.- sus fidelísimos vasallos, por vivo amor, sus esclavos voluntarios".25 Y esta lealtad,
cativa erjia muralladel exclusivismo español.
; f •:•:.••:• compartida por criollos y españoles peninsulares, debe ser siempre recordada al
Desde la perspectiva de los criolios, ei exclusivismo español operaba con ma-
momento de discutir las fases iniciales de la revolución. Cuando, en 1808, Ignacio
yor fuerza en ei ámbito del gobierno y la política. En general, Chile estaba muy
Torres enfatizó a Napoleón que "estas Américas que tu ligereza aeyó seducir son
bien gobernado a fines de ia era colonial. Disfrutó del estatus de Capitanía Ge- el patrimonio de Fernando Vil",26 su sinceridad fue patente y absoluta. Quizás el
nera], administrativamente independiente del Perú después de J798,23 y sujeto ejemplo más notable de esta profunda lealtad pueda verse en el comportamiento
a la autoridad inmediata del gobernador y la Real Audiencia. Bajo las reformas de los habitantes de La Serena en 1809, cuando el municipio tomó posesión de
de Carlos III, Chile fue dividido en dos Intendencias (Santiago y Concepción), un retrato de Fernando VIL El subdelegado de Coquimbo ordenó a la gente ce-
subdivjdidas a su vez en veintidós partidos presididos por un subdelegado o go- lebrar como, si el rey mismo, y no tan sólo una representación pictórica, estuviera
bernador distrital. Aunque en el caso chileno la máquina del gobierno colonial •Jj'-Í'"'.
arribando a la villa: "Nobles i leales coquimbanos:... Cubrid vuestras paredes y
trabajó, con una eficiencia razonable, los puestos políticos y administrativos más :•"•;.;.• •
tapices, i el suelo de flores, para que pase tan augusta persona, ídolo de nuestros
importantes estaban en manos de españoles peninsulares. La aristocracia criolla, corazones; e implorad al Dios de ios Ejércitos lo restituya cuanto antes a su real
poseyendo como lo hizo de una medida total de poder social y económico, en- trono".27 En efecto, el ingreso del retrato triunfal en La Serena fue incluso más
contró particularmente irritante ser excluida en esta forma de los niveles más altos espléndido de Jo que ei subdelegado pudo haber esperado. Se dispararon salvas,
f:\--.V-
de la máquina gubernamental. Chile fue, empero, extremadamente afortunado en" se erigieron arcos de triunfo, se organizaron procesiones y servicios y el Cabildo
términos de la calidad de sus gobernadores tardo-coloniales. Agustín de Jáuregui desfiló en pleno. De acuerdo con un testigo ocular, los habitantes estaban "infla-
(1773-1780), Ambrosio de Benavides (1780-1787), Ambrosio O'Higgins (1788- mados i entusiasmados en el amor con que han querido i quieren distinguirse por
17%), Gabriel Aviles (1796-1799) y Luis Muñoz de Guzmán (1802-1808) fue- tos mis fieles i leales vasallos del mejor i mas amable rei de todos los monarcas del
ron administradores capaces e inteligentes, estimados por ia aristocracia criolla y mundo".25
deseosos de estimular ei progreso local de acuerdo con las últimas ideas ilustradas.
Parece probable, entonces, que Manuel de Salas estuviera en lo correcto cuan-
Las políticas seguidas por estos entusiastas funcionarios coloniales parecen haber
do más adeiante escribió que, con anterioridad a 1810, los chilenos habían sólo
asegurado un alto grado de armonía entre las aspiraciones coloniales y ei buen
deseado ser buenos católicos y buenos españoles, "calidades que concebían inse-
funcionamiento del gobierno. La única institución a través de la cual la aristocra-
parables y los dos polos de su felicidad".29 El gobernador Garda Carrasco, que a
cia colonial podía expresar sus ambiciones distintivas, ei Cabildo, fue, con mucho
veces se sentía inclinado a tomar una posición escéptica respecto de los. habitantes
tacto e inteligencia, alistado en el lado del gobernador. Es en este trasfondo que
de la Capitanía General a quienes tan mal gobernaba, pudo no obstante escribir
debe comprenderse la furiosa reacción contra ei mal manejo gubernamental de 1 ' '• que estaba completamente "persuadido de la honradez i fidelidad de la nobleza i
García Carrasco (1808-1810). ,{•••:•::
'•;* ••:• <
; ••:••;• de ¡as demás clases en lo jeneral".30 Un distinguido extranjero que visitó Concep-
De haber un aspecto puramente político de la vida tardo-coloniai que merezca
ción en 1816 durante la reconquista española de Chile recordó la escena de un
especial atención aquí, ese es el ferviente sentido de lealtad de los, criollos chilenos
viejo oficial postrado ante un retrato del rey que, con lágrimas en los ojos, besó su
y el afecto que tenían a la corona española. Podría sa el caso de que, como Alberto
base.31 El realismo, tanto entre criollos como españoles peninsulares, era profundo
Edwards sugirió, la mayoría de los hispanoamericanos obedeciera a su rey sín estar 'Áí':--
y a veces fanático. Ei hecho es que, durante los tiempos coloniales, existía, en la
verdaderamente al tanto de ello —"por.hábito los unos, por convicción ios otros, y
por ia simple ley de la inercia el mayor número".24 El hecho es que los miembros
de la aristocracia criolla que fueron capaces de expresar un interés en política ''' "Carta que un chileno escribió...", p. 221. Sergio Villalobos R. atribuye convincentemente esií
documento aJoséAntonio deítojas: "JoséAntonio de Rojas, autor de una representación de los Españoles-
eran, en número abrumador y de forma consciente, leales a la monarquía. Uu Americanos", RCHG, número 125 (1957), p. 152.
chileno que estuvo en la Corte en 1776 dijo al rey que los criollos eran "más que 26
Proclame. 19 de octubre de 1808, CHDi, vol. Vlil, p. 64.
"Joaquín Pérez de \Jt\onáo, Proclama.. 1! de julio de 1809, Amunátegui, Precursores, vol. I, p. ?23.'
M
21
Véase pp. 64-66. Ignacio Sirva Borqués y Pedro Nolasco de-las Peñas. Testimonio, 22 de julio de ISS09, ibid. vol. 1,
!3 p. 129.
El Perú había ejercido ciertos poderes limitados de supervisión. La separación administrativa de !
1798 se debió sobre todo a! conflicto económico entre las dos provincias. ' Carra de 28 de agosto de 18¡ 5 circulada secretamente en Santiago (Safas, Exritos, vol. II, p. ¡91).
30
" Organización política, p. 23- ÍVMííT A Abascal, mayo de 1810, CHDI, vol. VII!, p. 265.
3!
•Í'-.i'- •''•!•: Chamísso, p. 245.

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46 IDEAS Y POLf) 7CA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, ¡ 808-1835

muy conocida frase de Amunátegui, "un culto de Ja Majestad Real", y que ¿s¡e era ELTRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN
(
el más poderoso de ios sentimientos.32 47
era una cualidad indispensable para ser rey. No había nada nuevo, por supuesto, I
Mucho de esre sentimiento surgió indudabiemente de ia importancia cere-
en este tipo de teoría de la realeza; sin embargo, era particularmente distinta del
monial de eventos en la vida de la familia real y, quizás raás significativo, de las
regalismo de romo y lomo de muchos de los pensadores dieciochescos españoles.
i
máximas que por igual enseñaban ia iglesia y ei Estado. Francisco Antonio Pinto
Cualquiera fuera la naturaleza de ¡as ideas teóricas de Salas sobre Ja monarquía
recordaría más adelante que, durante su tiempo como estudiante en los años pre-
en general (y ciertamente son muy pocas para constituir una verdadera teoría),
vios a la revolución, se insistía ebuameme que "Ja autoridad de los reyes emanaba
una cosa es ciara: vio Ja monarquía como el principal instrumento de progreso.
del cielo, y íesisriria ers rebelarse contra Dios".53 Ni siquiera un pensador ilus-
Un hombre práctico además de un idealista, Salas se preocupó de trabajar con y
trado como Manuel de Salas cuestionó seriamente Jos fundamentos dei derecho
a través dei único instrumento que él y sus contemporáneos conocían. En esro,
divino (no al menos en público), aunque es interesante observar ciertas posibles se acercó a las figuras más relevantes del siglo XVIII español. Pero si los tiempos
enmiendas a! mismo que se encuentran implícitos en sus escritos. Salas, conviene cambiaban, como ciertamente lo harían poco más adelante, entonces reformado-
recordarlo, era ei chileno mh ilustrado y con mayor espíritu público de ese tiem- res ilustrados como Salas se inclinarían a respaldar el nuevo orden, surgido en la
po, el intelectual excepcional del período rardo-colonial, y sus visiones políticas esperanza de que éste diera eJ tan necesitado dinamismo político.para la ejecución
son obviamente de un interés insoslayable. "Nuestros augustos Reyes", escribió en de ios planes de progreso. Probablemente, estos desarrollos posteriores no podían
1801, "conociendo que nunca son tan perfectas imágenes de ia Divinidad como ser vislumbrados, ni siquiera ser considerados como posibilidades prácticas, por
cuando hacen bien a ios hombres, cifran su grandeza en la felicidad pública".'''1 En Saias y sus comemporáneos.-Hasra el momento de la revolución, los reformadores
otras palabras, podría argumentarse que el derecho divino de un rey a gobernar
%
criollos, cualquiera fueran sus sueños más íntimos, no sólo estaban preparados
dependía, hasta cieno punto almenes, de su voluntad de hacer el bien. ?2ra Salas, para trabajar con la monarquía para estimular el progreso que tamo deseaban; m
había pocas dudas de Jo anterior. Los reyes, él creía -y esto Jo opinaba en púbiieo- estaban entusiasmados de hacerlo.
debían ser como "ríos majestuosos" vertiendo una corriente sin fin de ilustración
y obras públicas.35 En un discurso escrito para ser recitado por uno de sus «ru-
jiantes en la Academia de San Luis, Salas amplió esta visión de la monarquía. El
DESCONTENTOS CMOLIOS
rey, escribió, debía sin duda "afianzar la fidelidad de sus vasallo? en su misma feli-
cidad". Debía, por lo tamo, considerarse x sí mismo "más como padre de ellos que
como su dueño". Sobre todo, un rey debía apreciar que "el grande arte de gober- Se han asignado muchas causas para explicar la repentina independencia de las
nar, sin el cua! nada importan las demás virtudes de los héroes, consiste en amar a repúblicas hispanoamericanas.34 Sin duda, debe ser cierro que la invasión de Na-
sus pueblos, en hacerse amar de ellos". Debido a que, durante esos años, Salas jn- poleón a España en J SOS fue Ja causa principa) e inmediata. Ciertamente, da la ra-
teucaba traer a Chile una determinada educación "moral, naturalmente vinculó el zón que explica el llamativo paralelismo en Jas diversas provincias americanas con
"grande arre de gobernar" con la necesidad de mejorar el bienestar público, y éste posterioridad a 1808, un paralelismo que difícilmente puede explicarse en tér-
con un sistema educacional reformado.56 ¿Implicaba esta visión un cierto arado de minos conspiráronos. Sin embargo, "las colonias son como la fruta, caen cuando
limitación al poder real, quizás incluso algún elemento de contrato? En otro lugar, estás maduras". Así reza el famoso dictamen de Turgor. La invasión de Napoleón
Salas habió de Felipe V como si hubiera sido elevado al trono por "sus derechos, a España proveyó Ja ocasión para Ja revolución. Dictaminó el momento. Pero, en
ia Providencia y sus virtudes",*' y podría decirse que este significaba que Ja virrud última instancia, no causó ís revolución. ¿Que factores, pues, estaban llamados a
transformar una prometedora situación revolucionaria -que Napoleón Mtregó
gratuitamente a los criollos en ÍS08- en una revolución por !a libertad a gran es-
" Aniunaiegui, Pienmores, vol. 1, pp. 9) -129. calar Porque es claro que esro fue lo que ocurrió en la Capitanía General de Chile
¡i
"Apuntes autobi<,grí.'ir'<b,'1 p. 70
s<
Salas, Exriws, vol. 1, p. 625.
en los seis años que siguieran a la partida de Fernando VII a Valcncay. Ls "Patria
s
Ihi(i.p 625 Vieja" (liS.'0-I8¡4) en particular fue testigo de la transformación de ¡as posturas
54
"Discurso...por e! alumno don Joaquín Ca/upino', 29 de al>::! de ISO! (Salas, Escritas, v?¡. ¡, ieaJes pero ambiguas de i810 en un intento real por Lt independencia nacional.
p. 606)
16).
Aunque es cierto que algunas de ¡as influencias que forzaron ia transformación
Aímoria, 12 d-. enero d; I S0¡, Escritas, vo!. i, p 213.

" PÍÍ3 "" ™™ * " " ««*• * « H - P W y Lvnch, PP. 3.27.

b-'i;..;
48 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, ¡ S08-1S33
EL TRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN • 49

surgieron por circunstancias inmediatas -la guerra de 1813-1814, por ejemplo-,


piedad de V.S.J. por sí mismo no lo remedia, quedará aquella pobre juventud
"otfaiháHan estació latentes con anterioridad. Chile estaba maduro para la revo- ia más ignorante, y en poco tiempo perdida enteramente en aquellos países la
lución, ó por lo menos madurando. ¿Cuáles fueron las fuerzas que maduraron instrucción y la policía.42
la fruta? En las siguientes secciones de! presente capítulo, examinaré brevemente
una serie de factores que pueden formar parte de la respuesta. En primer War,
Una crítica implícita a la política educacional existente puede también verse
algunos descontentos y reclamos por parre de Jos criollos deben str mencionados.
en las numerosas demandas de mejoramiento realizadas por Manuel de Salas y
Estos solos no habría» probablemente llevado a la revolución, y ciertamente no en sus colegas a fines del período colonial. Debe también ser recordado que Chile
1810. Pero, unido al poderoso momento político creado por Napoleón, jugaron, no ruvo imprenta hasta 1811, aun cuando el jesuita bávsro KarI von Haimhau-
una pane importante en llevar a la revolución más allá de sus objetivos originales. sen había introducido una pequeña máquina para sacar foiletos y panfletos.45 El
El retraso de Chile en ciertos aspectos fue un motivo de descontento muy Cabildo de'Santiago hizo un esfuerzo por conseguir el permiso real para instalar
destacado en las mentes de algunos de los llamados "precursores" de la revolu- una imprenta, pero la petición preparada con este propósito en 1789 fue referi-
ción. Chile era sin duda una colonia subdesarrollada, en gran medida el pariente da a ia Audiencia por la corona y e! proyeao parece haber sido silenciosamente
pobre del virreinato del Perú. Los criollos, animados (como veremos) por una olvidado,''4 un incidente recordado años más tarde por ai menos un líder criollo,
visión optimista del potencial chileno, resentían el hecho de que, por ejemplo, Juan Egaña.45
las facilidades educacionales de la Capitanía General fueran tan limitadas y atra-
Las denuncias por eJ atraso cliiJeno en la esfera económica, igualmente enérgi-
sadas/José Antonio de Rojas35 fue considerablemente influenciado en este res-
cas, sai» consideradas en otro contexto; sin embargo, un motivo de queja quizás
pecto por el ejemplo de España, la cual visitó en la década de 1770. En España,
más importante decía relación con la sospecha criolla de que a ios hispanoameri-
Rojas vioúna profusión de escuelas y academias, además de los "monumentos"
canos no se Jes estaba concediendo iguaJdad de derechos. Este era otro ítem en la
¡más tradicionales dé la Península. En una carta a un amigo escribió que si tu-
lista de prorestas probablemente preparada por José Antonio de Rojas en 1776.
piera que escoger entre llevar una de las glorias de la madre patria y trasladar
En materias de honor, argumentaba Rojas, un criollo debía probar su ascendencia
*;tino de sus colegios a Chile, sin dudar escogería esro último. "Pero ésto es soñar
a través de ocho generaciones; "se pide", señalaba, "se nos mire en esto como a los
aespierto", añadía, no sin un dejo de sarcasmo. "Aún no ha llegado el tiempo de
demás españoJes, así de la Península como los de las Canarias".4' Rojas afirmaba
que amanezca ia racionalidad en América"40. Rojas se impresionó con los avances
• también que los criollos tenían que pagar e) doble por servicios prestados en co-
educacionales de España, pero no aórticamente. Condenó ios varios impedi-
nexión con la adquisición de honores, e instó a que los honores en general fueran
mentos que encontró allí para ei aprendizaje lib/e, concluyendo que en España
distribuidos mucho más equitativamente a lo Jargo y ancho del imperio.47 Difí-
era un "delito el procurar adquirir conocimientos".41 Rojas, parece probable, fue
cilmente pueda considerarse esta queja como algo insignificante. Las distinciones
el autor de una lista muy interesante de reclamos enviadas a José de Gálvez en
honoríficas, como he intentado dejar en claro, jugaron un papel importante en la
febrero de 1776. El quinto reclamó listaba la opinión general de las desventajas
vida de la colonia y clasificaban alto en la escala deja desiderata criolla.
educacionales americanas: • N
Un ejemplo más flagrante y serio de ia acritud propeninsular y de discrimina-
ción criolla se encontraba en el sistema-de nombramientos para los altos cargos de
En muchas partes, y aún en ciudades principales de América, se hallan los es-
la administración pública. Esto fue posteriormente considerado como una causa
tudios, Universidades y colegios en decadeñcia.iastimosa. Por ahorrar dinero,
mayor de la revolución. Un periódico chileno de la década de 1820, en efecto, "
o por poca aplicación, no s-e han tomado ios convenientes medios que previno'
S.M... JNo ha habido] sino otros flojos e insuficientes para su reposición <!
"Carta que un chileno escribió..,", p. 221.
después del extrañamiento de jesuítas. Este punto es tan importante, si la Ai
Amunátegui Solar, Jesuítas, pp. 35-3S; Medina, Bivliografia, pp. 3-18; Lawrence S. Ihompson,
Printirtgin Colonial Híspame America (Kamden, Conn., 1962), pp. 87-93.
4<
Amunátegui, Precursores, vol. 1, pp. 244-24}.
"José Antonio de Rojas Urtuguren (1732-1817). uno de los "precursores" tradicionales de 1S10;
arrestado, junto a OvaJie y Veía, en mayo de 1810 por cargos de subversión; exiliado a Juan Fernándej en * Juan Egaña, B chileno consolado, vol. II, p. J 7. Juan Egaña y Risco (1768-1836). Nacido en Lima;
miembro de Jos congresos de 1S11 y 1823; senador en 1812 y 1824; exiliado a Juan Fernandez en 1814-
1814.
;8]7; un proi/íico escritor. Véase capítulo 7.
* A Herrera, 7 de junio de 1775, Amunátegui, Crónica, vol. 11, p. 41.
41 * "Carta que un chileno escribió...",». 129.
A Monneron, 23 de febrero de 1775, ibid., vol. II, p. 44. fl
Ibid., p. 220.
• •mw1'' m
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EL TRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN 51
50 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833

culpó de) movimiento de independencia al "trato brutal que los españoles daban a las condiciones locales. El descontento de los criollos sobre este rema daraba de
los americanos y ¡a predilección de aquel gobierno [español] a ios naturales de su mucho tiempo," y fue claramente muy marcado durante los primeros años del
#
territorio para los cargos de América".48 Existían pocas evidencias del "trato bru- siglo XIX. Cuando William ShaJer y Richard Cleveland conversaron con familias
tal" de los criollos con anterioridad a ia revolución en Chile, pero la predilección criollas eh 1802 en Valparaíso, constataron que muchos chilenos "parecían empe-
del gobierno de Madrid por los españoles a! momento de realizar los nombra- zar a despertar de la abyecta condición de vasallaje en que los mantenían sus amos
europeos; los puestos de honor y provecho estaban exclusivamente en poder de
m
mientos más altos era suficientemente ciara y obvia para cualquier criollo con am-
biciones políticas o públicas. Una prueba evidente de la apreciación criolla sobre europeos, con gran disgusto de los criollos".53 Los criollos no sólo aspiraban a altos m
este punto aparece en una representación a !a corona preparada por el distinguido cargos en la administración -en cierto sentido algunos de ellos lo lograron-, sino m
abogado chileno Alonso de Guzrrtán: a ios puestos importantes; ios puestos de toma de decisiones. Esta era la sustancia
de su descontento.
•m
VM. tiene en l.os-vastos países de Indias muellísimos jóvenes de grande fide- Ei deseo de los criollos por aumentar el grado de su participación en las tareas m
lidad y prendas naturales, sofocadas todas en su propio nido por faltarles el de gobierno era acentuado por las actitudes ocasionalmente arrogantes y superio- # •
saludable aire de la esperanza; el triste ocio a que están condenados, Jes quita res de los españoles europeos. El capitán norteamericano Amasa Deiano advirtió,
#•
aun el consuelo del movimiento y solamente trabaja su imaginación en ideas durante una visita a Chile a comienzos del siglo XIX, que los españoles peninsu-
vagas y quiméricas, de suerte que los criollos vienen a ser unos enigmas del lares a quienes conoció "se consideraban muy superiores a los nacidos en Chile",54 m
Estado, pues no son extranjeros ni nacionales ni miembros de la república, sin una posición que difícilmente despertaría mucha simpatía cuando el curso de ios
esperanza y con honor, sin patria y lealtad.4' eventos dio la ventaja a los criollos. A pesar de que ciertamente no puede decirse
que las relaciones entre los criollos y europeos fueran, en general, nada más que
} te: • armoniosas en los años previos a 1810,55 hay dos o tres indicadores de que los
Ia exclusión de ios criollos debe, creo, ser tomada en cuenta como una de ¡as
criollos estaban deseosos de hacer valer sus derechos. Dentro de las órdenes reli-
causas principales de la revolución. Como ha demostrado Richard Konetzke, la
giosas, ei sistema.de ia alternativa (mediante el cual los criollos y españoles penin-
exclusión deliberada de ios criollos no fue nunca parte de la ley del imperio; no
sulares desempeñaban cargos por rotación) había sido oficialmente introducido
obstante, había pasado a formar parte de la poh'tica del gobierno.50 -Lo miope
tan temprano como 1622; sin embargo, no fue sino hasta comienzos de la década
y equivocada de esta política fue reconocido por varios e inteligentes españoles
de 1790, a consecuencia de una larga controversia, que el sistema fue finalmente
durante el tiempo de Carlos III, pero las medidas propuestas para remediar esta
establecido ai interior déla Orden Dominica en Chile.56 Parece, también, que en
situación no fueron nunca de gran alcance y nunca-satisficieron la demanda básica
1802 y 1803-los franciscanos sufrieron un intento chileno por dominar algunos
de los criollos: su admisión a altos cargos. .
altos puestos en ia Orden, cuestión que fue más allá de una mera disputa en torno
El alcance de la exclusión .de los criollos de los cargos públicos fue probable-
a la caridad.57 Pero más seria que estos incidentes es, quizás, la evidencia de que
mente exagerado por algunos de los historiadores liberales, chilenos. No puede
la rivalidad entre criollos y españoles peninsulares influyó en las actas del Cabildo
negarse, por'ejernplo, que un número importante de puestos -en. la burocracia
de Santiago. En 1788, el gobernador interino de Chile estimó necesario anunciar
colonial a fines del período colonial estaba en manos de chilenos -aunque aducir
su intención de detener el "antiguo i sedicioso empeño que sostenían algunos
el ejemplo del gobernador Mateo de Tbro .Zambrano, Conde de-la Conquista,
capitulares'' de excluir de los puestos municipales a los "individuos oriundos de
como lo hace Jaime Eyzaguirre,35 es exagerar el caso; después d.c todo, el Conde de
la Conquista era el resultado de circunstancias muy excepcionales y, por lo demás,
España, aunque estuviesen avecindados en la ciudad, i haber muchos de conocida m
iegalméntc no fue más que un gobernador interino. El hecho es.que los puestos # i
políticos más altos eran ei monopolio virtual de españoles peninsulares, de quie- "Véase Villalobos R., Tradición}reforma, pp. 100-101.
nes no podía esperarse el mismo celo que el de los nativos chilenos para mejorar «Cleveland,!, 183-184.
5<
Amasa Delap.o, A narrative afVoyages andTrasclsm the Northern and Southern Hemisphcres (Boston,
Mass., 1817), p. 291.
" Monitor Impartía!,numero28, 14 demarco de 1828.
" Véaseespítute 2, pp. 86-87.
* Citado en Villalobos R., Tradición y reforma, p. 102. >s
M Amunátegui, Prerursores, vol. 111, pp. 48-57.
Konetzke, "La condición legal de ios criollos", Estudios Americanos, pp. 33-44. 5?
!l Ibid., pp. 57-59.
Ideario y ruta, p. 57.
^ 3 i

m\
52 IDEAS YP0L/T1CA DE LA. INDEPENDENCIA CHILENA, ¡80S-1S33
EL TRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN
53
distinción".58 Otra vez, en 1803, él Cabildo de Santiago resistió firmemente los
intentos del asesor letrado peninsular, Pedro Díaz de Valdés, de intervenir en ías punto de que algunas veces las consideraciones regionales suplantaban las consi-
deliberaciones internas de ia corporación. Díaz de Valdés se quejó "dé encono i .. . deraciones de status social. El historiador jesuíta Felipe Gómez de Vidaurre repro-
aversión que ¡c profesa el referido cabildo por ía circunstancia o calidad de no ser chó a ia aristocracia chilena que prefiriera casar a sus hijas con chilenos antes que
criollo". El objetivo del Cabildo,"a8regó, era garantizar "que no haya en el cuerpo con españoles, incluso a pesar de que los españoles fueran de un rango superior a
europeo alguno".» Estos antecedentes, diseminados pero bien conocidos, indican sus rivales chilenos.152 El patriotismo criollo, pues, estaba expresándose en una for-
claramente que la rivalidad entre americanos y españoles europeos estaba lejos de ma muy concreta (por mucho que documentarlo de forma adecuada sea excesiva-
ser ausente en Chile colonial y, más importante, que era el principal cabildo de la mente difícil). En cierto sentido, los españoles metropolitanos comprendieron los
provincia el que más al tanto «raba de la injusticia de la posición criolla'.' Puede peligros de un sen cimiento "nacional" ioca! con anterioridad a ios criollos mismos,
exagerarse el grado de conciencia de ios criollos respecto a esre tema, pero es inútil y esro puede perfectamente haber ¡levado a los últimos borbonés a intentar acercar
negar su existencia. las diversas unidades del imperio. Como observaran Campomanes y HoridabJan-
.-'•í'r'íf'V'--. ca algún tiempo anres, ei "espíritu de independencia y aristocracia" no podía ser
erradicado simplemente mediante el castigo de aquellos que lo profesaban. Lo
que se requería era una serié de medidas. deliberadas para unificar la totalidad
EL PATRIOTISMO CRJOULÓ
del imperio y evitar que los dominios americanos se alejarán de lá madre patria:
"Aquellas provincias sé considerarían como una parte esencial de ia Monarquía,
Las denuncias criollas que he mencionado hasta el momento eran Jas que Estaban
idea que actualmente f 1768] no está ran arraigada como conviniera".153 La culmi-
más definitivamente conectadas con los. desarrollos subsecuentes provocados por
nación de esta línea de pensamiento se hizo explícita en los manifiestos y decretos
la revolución. Naturalmente, existían otros descontentos, Jos cuales, sin embarro,
de ía Junta Central y el Consejo de Regencia en 1809 y 1810. Para entonces, era
puede decirse que pertenecían más propiamente a la vida normal de la colonia y
-SMSÍ$s4 demasiado tarde.
que tenían menos relevancia en relación con el trasfondo pterrévolucionario: por f '-7
•tjemplo, la persistente oposición de los criollos a cienos expedientes fiscales de la Los orígenes de un patriotismo JocaJ y distintivamente chileno deben sin duda
corona.* Pero los redamos, y ios deseos implícitos, mencionados arriba parecen . ser buscados en un período relativamente próximo después de ia conquista.64^!
haber estados relacionados muy de cerca con. lo que ha de considerarse como uno amor de Jos ch'iJenos a su suelo y sus muchas bellezas alcanzó su primera expre-
de ios temas tardo-coloniales más significantes; el lento pero seguro crecimiento sión ciara en k Histórica relación delReyno de Chile del padre Alonso de Ovalie,
de un sentimiento de patriotismo chileno. Entre los muchos factores que llevaron publicado en Roma en 1646. El libro de Ovalie, para usar las palabras de Jaime
a ía independencia de Latinoamérica, el historiador español'Rafael Áitamira sería- Eyzaguirre. "no es una obra científica de erudición, sino el desahogo poético de
lo que. la formación de una conciencia nacional al interior déla sociedad coioriial un corazón preñado de nostalgia",ís Mas, cualquiera sean las prefiguraciones de
fue la influencia principal.61 EJ desarrollo de una conciencia nacional puede casi esre tipo que se puedas hallar y analizar, fue en la segunda mitad dei siglo XVIII
siempre ser adscrita al efecto del tiempo y la geografía. Lrjs más -tempranos coló- que el sentimiento de afectuoso patriotismo se convirtió en una característica de
nos españoles en el Nuevo Jviundo eran españoles en primer lugar, y americanos ' ios escritos chilenos. Lá forma en que este se expresaba puede ser brevemente resu-
en segundo. Pero sus descendientes crecieron más y más conscientes de sus oríge- ' mida. Se defendía al criollo de hs insinuaciones negativas europeas. Se exaliaban
nes americanos. Con el paso dei tiempo, se convirtieron en americanos en primer y exponían el terreno físico y el potencial económico de Chile. Se reevalusba el
lugar y españoles en segundo, aunque nunca cesaron de enfetizar su españolismo. mundo de los indígenas araucanos bajo una perspectiva nueva y más favorable.
. Para fines de! siglo XVlII, este proceso se había claramente intensificado, hasta ei Jan cié Pauw y otros escritores europeos habían proyectado dudas sobre Ja cali-
dad y capacidad de los americanos nativos. En Europa, la aparición del trabajo de
De Pauw fue seguida por una larga y vigorosa polémica. Como era de esperarse,
•• . ' w Toroáf^yareidcAcevedoslr c y 1 29deabrildel788,ibid.,p.95.. . . . .
. » a i w w Coija" ia Audiencia de Chile, 5. de junio ríe 1808, refiriéndose a una crta de Pedro Día,
de Viiies fechada d 12 de Diciembre de 1803, ibid., p. 102. * Gómez de Vidaun», vol. JI, pp. 2S5-28Ó,
" Véase Vüiaiobos R, Tradición y reforma, pp.Z%lO(i. " "Dictamen de Moniño y Campomines", 5 de mareo de 1768, Konetzke, pp. 45-47.
«Resume? histórico de ¡a independencia di•laAmérica Española (Batios Aitt,, 1910), p. 18 Sobreesté * Véase Meza Villalobos, Conciencia política, capitulo 6; Eyzaguirre, Ideario y ruta, pp. 37-43: V¡tfalo-
tema en genera!, vésse Bcjaunde, pp. 11-15,38-40 y Humphreys y Lynch, pp. 287-300. bos iv, Tradición y refirma, p. 55.

Ideario y ruta, p. 38.


i
54 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, ¡«ÚS-I833
ELTRASFONDO DE IA REVOLUCIÓN 55
6
en América también hubo una enérgica reacción.** Lo que e) jesuíta mexicano
realidad. Y trayendo a colación los nombres de Benjamín Franidin, Pedro Peralta
Francisco Javier Clavijero hizo para México,67 Juan Ignacio Molina68 lo hizo.para
y Juan Ignacio Molina, agregó: "¿No podremos imitarlos y mostrar que la falta fue
Chile. Molina fue muy duro con De Pauw. Lo acusó de hacer un uso tendencioso
de doctrina, no de aptitud?".7*
de los libros de viajes, especialmente de ios de Frézier y Ulloa. Su obra, continua-
Pero ducho más fuerte, que ésta vindicación de la reputación afolla fue una
ba, era más "romance que disquisición filosófica". De Pauw, proseguía el ahora
cñcoJarizaHóMóllñá., Sunca habíá"es'tado en América'; erTbréve, "sero'mó eñ'refc-"" Í¡¡¡i forma distintiva de alabanza de ios atributos, fisico¿ de la patria chilena. Así, 4
renda a América tantas libertades cual sí hubiese estado escribiendo sobre la luna
Molina escribió que
4
y sus habitantes".651 El atraso de los criollos, argumentaba Moüna, no se debía a su
Chile es uno de ios mejores países de América. La belleza de su cielo, su clima 4
inherente incapacidad o inferioridad, sino simplemente a la falta de oportunida-
des y educación. Los criollos, escribió,
'""*"~íl- constantemente benigno y su abundante fertilidad, lo haceii sumamente gra-
to como lugar de residencia; y cuanto a sus productos naturales puede decirse,
4
sin exageración, que no es en ellos inferior a ninguna otra porción del globo
son en general talentosos y alcanzan buen éxito en cualquiera de los oficios •ítw.ft-aa.'í.-.f-
terráqueo.75
a los cuales se aplican. Harían tan grandes progresos en las ciencias prácticas
como Jos han hecho en Ja metafísica, si tuviesen para estimularlos los mismos
AI igual como se decía de Italia que era el "vergel de Europa", Chile era "el
incentivos que se encuentran en Europa. No se imbuyen fácilmente en prejui-
vergel de Sudamérica".76 Otros también compartieron este genuino placer y ad- é
cios, no se empecinan en retenerlos. Por ser, empero, los libros e instrumentos
científicos muy escasos, o venderse a precio exorbitante, sus talentos o no se
miración lírica. Miguel de Lastarria77 se deleitaba ante la fecundidad del suelo
chileno: "¡Qué fertilidad estupenda!... Dios castiga aquí con abundancia".78 Gó-
é
desarrollan o se ocupan íntegramente en bagatelas. También Jas costas de im-
mez de Vidaurre describió a su patria como "uno de los países más beneficiados"75' é
presión son tan elevadas como para desalentar el ejercicio literario, por modo
que pocos aspiran a reputarse de autores.70 I- •
y alabó "estas deliciosas campiñas en su verde constante y perpetuo".811 El exilio, é
quizás inevitablemente, acentuó el apedto por Chile. Se dice que eri su lecho de
muerte, en una condición delirante, Moüna clamó repetidamente por un vaso
é
El compatriota y contemporáneo de Molina, Gómez de Vidaurre,71 produjo fresco de agua de la Cordillera chilena.81 Otro exiliado jesuíta, más famosoipor 4
un veredicto similar. Alabó la mentalidad criolla. Según él, los chilenos eran "afa-
bles, húmanos, amantes de ios forasteros y generosos.... valerosos".72 A pesar de
su milenárismo religioso, ei padre Manuel Lacunza, escribió con tristeza en 1794
que "sólo saben lo que es Chile Jos que lo lian perdido".82 En una carta a Manuel
é
las paralizantes diferencias educacionales, existían no obstante algunos chilenos de Saias contándole sus deseos de volver a casa, José Antonio de Rojas afirmó é
que sabían, comprendían y criticaban los sistemas newtonianos y cartesianos.73 rotundamente: m
Ahora bien, la reacción a De Pauw no estuvo exclusivamente confinada a los
exiliados jesuítas. Extendiendo su abrazo encomiástico a todos los habitantes de m
América, Manuel de Salas también denunció a De Pauw como unsignorame de la
Amigo, esees el'país del mundo. Siempre he tenido esa idea; y cada día me
Ja confirma más y mis lo poco que he visto; y como usted dice, no falta a los é
t •••> •' chilenos más que el que quieran ser felices para que efectivamente lo sean.
'"Para las impresiones del iibro de De Pauw, EecherchesPhilosophiqutssurlesÁmérkahts {Berlín, 1768),
véase Gerbi, pp. 59-89.; Vara la polémica europea y americana, ibid., pp. 91-254.
a '< Salas, Escritos, vol I, p. 608.
Gerbi, pp. 215-234; Luis González y González, "El optimismo nacionalista como factor de la inde- 75
Molina, vol. I,p. 12.
pendencia de México", en Estudios de Historiografía Americana {México D.E, 1948), p. 171.
" Ibid, vol. I, p, IX. Gerbi (p. 240) se refere í este lado de la escritura de Molina como "un nuovo
* Juan Ignacio Molina González (1740-1829); jesuíta; después de la Expulsión vivió el resto Je su
sentiment d'attaccamento al proprio paese, qualcose como un embrional? c minuzioso parriórtismo fisico".
vida en Italia, sobre rodo en Bolonia e ImoJs; autor de los mis. finos y lamosos reportes dieciochescos sobre 77
Migue) de Lastatria (1759-1829). Nació en Arequipa; arribó a Chile eu 1777; mudó a Buenos Aires
Cbiic.
ís en 1799 y a España en 1803; abuelo del grsn escriror José Victorino Lastsrria.
Molina, vol. I, pp. XV-XVI1.
* > Ib¡A,vo).'jl,p.313. " "Proyecto que se propone a la Suprema juno de Real Hacienda del Reino de Chile en aumento
71 del real erarlo... 1793-1795", en Revista de Historia de América, número 46 (México D.E, 1958), p. 447.
Felipe Gómez de Vidaurre {1739-1818). Después de la Expulsión vivió muchos años en Italia. Sin n
Gómez de Vidaurre, vol.!, p. 3.
embargo, retornó a Chile probablemente en 1800.
* Ibid., p. 20.
" Gómez de Vidaurre, vol. II, p. 290.
75 " Encina, Histeria, vo!. V, p. 625.
Ibid.. p. 286.
" Ibid., p. 629.
56 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHHENA, 1808-1833 EL TR4SEONDO DE LA REVOLUCIÓN 57

' JSIada tienen que desean.Tpdo ¡o prodiga en ese bellísimo reino ia naturaleza de Santiago en Cádiz escribiera a casa que "se puede decir con verdad que no hay
: á riiáriós llenas.'3 otro Chile sino Chile*.K El patriotismo puede haber emergido lentamente, pero
su desarrollo fue seguro. Néstor Meza Villalobos ha demostrado que para 1810 la
.•í'ftvftífí.?;
Deteniéndose en ias bellezas del paisaje chileno, algunos escritores se tornaban palabra patria había llegado a significar Chile an tes que todo el, imperio (preserva-
líricos. Como ejemplo, aquí están las palabras introductorias del tercer Repone ría este doble significado durante la primera parte de la revolución); y la palabra
• .Anual dejóse de Cos Iriberri al Consulado de Santiago. Hay que reconocer que
•SUS: patriota a un chileno que amaba su patria.90 El sentido de las riquezas de Chile y
esta es una terminología inusual para una reseña económica: •' las grandes oportunidades para ei progreso comenzaban a estar más y más profun-
damente arraigados para el tiempo en que explotó ia crisis de 1808-1810. Algunos
:
• ¡Qué espectáculo tan delicioso presenta aJ entrar en este reino por cualquiera de los versos encontrados entre Jos papeles de José Antonio de Rojas después de su
de sus puertos o ai descender de la elevada cordillera, la multitud de arro- arresto en mayo de 1810 contenían la esencia del sentimiento criollo. "Estos rei-
yos 1 torrentes, ei verdor de Jos campos, la frondosidad de los árboles, la •,í:íU"'K<Síir,'' nos", decían, "mucho son para ser un pelotón pegado a España por mis tiempo"."
alternada variación de valles, cerros i colinas, i ia muchedumbre de ganados Otra indicación de este creciente patriotismo era, a mi manera de ver, la inci-
que pueblan ias campiñas! ¡Qué ideas de opulencia y riqueza no suscita tan piente tendencia a idealizar ai indígena araucano, una característica que posterior-
agradable vista.84 mente se transformaría en un aspecto importante de ia mística de la revoiución.'2
En su esmerado y acucioso recuento de la historia chilena, Molina dio prominen-
Y en Manuel de Salas encontramos un resumen conciso de este sentimiento cia a los detalles de ia resistencia araucana ai avance español.93 Gómez-de Vidaurre
cuando describe al Reino de Chile como "sin contradicción el más fértil de la reconoció que los indígenas tenían sus fallas, pero en general su descripción fue
•• •>. "••'•••"••'•'••'.'.
América y el más adecuado para la humana felicidad".85 Quedan pocas dudas, lisonjera,* haciendo incluso el punto de que difícilmente podía él mismo -debido
?j: entonces, de que para una generación completa de criollos alertas y educados a sus antecedentes- estar sesgado a su favor.í5 En otra parte de su libró, alabó otras
.¿' su país era, en palabras de Juan Egaña, "La" porción más preciosa de la tierra i el dvilizaciones precolombinas en América, e irónicamente comentó que "hallaron
•«/•esmalte más brillante de la corona española".86 En 1804, Egaña rindió homenaje a Jos españoles más civilidad y mejor gobierno en los vastos imperios de Míjii&y
'£>' su pama adoptiva cuando señaló: "ia idea de una ciudad formada para la sabiduría Perú que la que encontraron ios fenicios en los antiguos pobladores de España".%
''y habitada solamente de sabios (que era el sueño lisonjero de algunos filósofos), Pero para aquellos que deseaban admirar la antigua Araucanía, había una obíá en
si fuese cápáí de realizarse, eri ningún punto.deja tierra podría colocarse mejor especial que les daba una excusa mis efectiva que cualquier simple libro de histo-
•sites W5WL:;.r ria: el poema épico de Alonso de Ercilla La Araucana, certificado de bautismo de
que en Chiié".?7 Las razones de Egaña eran características de su personalidad.
Chile, continuaba, estaba eri posesión de ios recursos humanos y naturales que se ¿lili! la nación chilena, como su primer editor en el país, Abraham Koeníg, escribiera
necesitaban para semejante empresa, además de convenientemente alejado de los en 1S88. La Araucana había pasado por diversas ediciones entre su primera apa-
centros de vicio e intriga dei mundo. rición en ] 569 y i 632.
Ño debe sorprender, pues, que, al partir en 1767, ün jesuíta chileno lamentase .:!í".f.-jf.lí?.-r !•-'-: Después dé 1632, no se realizaron nuevas ediciones por cien años. En el siglo
su abrupto traslado a "extranjeros países",ÍS o que en 1810 el agente del Cabildo XVIII, sin embargo, hubo un renacimiento del interés por el poema. La obra fue
repúbJicada en Europa, ya sea total o parcialmente, cuatro veces entre 3733 y
JHT^H !803- La Araucana, como alguna vez observó Amunátegui, tenía ei mérito de ser
••» Rojas a Salas, 9 de octubre de 1774, Salas, escritos, vol. III, p. 360. . .
" Cos Iriberri, 'Tercera Memoria, 30 de septiembre de 1799, Cruchaga ToecmaJ, I, p. 309.
s
> Representación hecha al Ministro de Hacienda don Diego de (jgrdoquipor el Sindico del Real Consulado
de Santiago, sobre ei estado de la.agricultura, industria y comercio dei Remo de Chile, 10 de enero de 1796, '? Fernández de Leiva a Rojas, 20 de maye de ) 810, Marta Via!, "El diputado de Chile", p. 312.
Saks. Escritas, vo!. I, p. 152. Este documento, que es Ja obra maestra de Salas, es la clásica descripción de h * Conciencia política, pp. 247-249 y 259.
economía chilena 2 fines del régimen colonial. " "Décimas", [1810], Proceso seguido, p. &X
* Discurso, 35 de noviembre de'l809, CHDI, vol. XVJÍ1, p. 17. "Víase«pimío5, pp. 212-217. ,
" "Oración inaugural para Ja apertura de los estudios de la Real Universidad de San Felipe en el año «Molina, vol. II, libros 3-4.
de 1804" (Egana, Escritos inéditos, p. i I). *< Gómez de Vidaurre, vol. II, pp. 297-353.
55
•" "Despedida de la Compañía de Jesús al Rcyno y Ciudad de Santiago de Cbile", 1767 (versos) Ibid., vo!. II, pp. 309-310.
(f.V.vol. 259, pieza 6). * Ibid., ve!. I, p. 296.
i ffl
W:.' 4
58 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, ¡808-1833 fxv EL IRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN 59
77
una de las pocas épicas nacionales basada, a grandes rasgos, en hechos rigurosos.' concentración de la tierra en un número excesivamente pequeño de manos, e
i: En sus páginas, los chilenos podían leer un recuento de las luchas heroicas que ha- ' instó a que se limitara la tenencia de tierra.'K Anselmo de la Cruz,'c3 otro de los
bían acompañado a la Conquista. Y podían también identificarse, al.menos hasta llamados "precursores" de 1810, observó que los reinos animal y vegetal jugaban
cierto punto, con los orgullosos indígenas defendiendo Ja Araucanía en contra de! un papel adecuado en Chile, pero qué el Hombre se había quedado rezagado.
poder de España. Francisco Antonio Pinto nos ha dejado, felizmente, una ir.va- Para remediar esto, demandó la creación de un sistema completo de educación
luable descripción de ios efectos del poema en la generación de criollos que estaba popular.10- Este no es lugar para mencionar o elaborar todas ¡as diversas reformas
concluyendo sus estudios en Jos primeros años dei siglo XIX: económicas y sociales sugeridas por hombres como Salas, Cruz y Cos Iriberri.
Pero debemos notar que estas reformas eran consideradas urgenres y que ellas 'é
Por la primera vez leí en ese tiempo La Araucana de Ercilla, y nos reuníamos surgieron del sentimiento de que el potencial chileno contrastaba con la realidad #
en corrillos para saborear su lectura... Esta obra fue la que comenzó a desper- chilena. "Chiie podría ser el emporio de la tierra", escribió Cruz,"* y no obstante
tar en nuestros corazones amor patrio, sentimientos guerreros, sed de gloria, el país estaba obviamente distante de conseguir dicho destino. El valor de Chile
y un vago conato por ia Independencia. No era posible considerar ios grandes era, como hemos visto, exaltado y alabado. Se creía ampliamente que Chile po- &
acciones de Caupolicán, Coló Coló, Lautaro, y otros colosos de nuestra his- día progresar de forma considerable. El resultado de estas reflexiones era una in-
toria sin sentir arder e¡ corazón en deseos de imitarles, y de tener una patria a satisfacción generalizada y, como consecuencia, ia producción de un programa
quien consagrar nuestros servicios.98 de reforma definitiva. Este programa de reforma era exclusivamente económi-
co y social. No contenía, en efecto, ninguna propuesta política, excepto que ia
A fines dei período colonial, los chilenos no sólo podían recurrir a su ascen- monarquía debía tener una parte más activa en estos temas. No obstante, sí se
dencia española (lo cual lo hicieron de forma suficientemente Jibre en su búsque- creía que Jas reformas eran urgenres. permítase a Diego Barros Arana resumir este
da de títuibs y otros honores). También podían recurrir a. su herencia araucana. importante aspecto de la escena rardo-colonial: "Los hombres más adelantados &
Alguna vez Chile había sido famoso. Ia épica de Ercilla había traído el heroísmo estaban persuadidos", escribió, "de que Ja reforma de algunas leyes, el aumento
de araucanos y españoles por iguai ante la atención delmundo civilizado. Como de. la población, i la difusión de ios. conocimientos útiles, harían de Chile una
escribió Juan Egaña en 1804: "Ya la fama de las riquezas y fertilidad de Chiie y el
,0':'\: :f: ••:'.. comarca privileiiada por sus producciones i por el carácter viril t emprendedor
ingenio de sus habitantes resonaba por toda Europa, cuando los groseros rusos, de sus hijos".106 Los precursores economistas1"7 en Chile retuvieron Ja fe eri ei
faltos de civilización,.,, eran desconocidos de sus propios vecinos".95 'MiSfySt': "despotismo ilustrado'*, pero, como sus contrapartes en Europa, muchos de ellos
Había un aspecto moral en esta observación de Egaña, ya que, como dijera Í''Í$$*$R: •se transformarían en revolucionarios cuando ei sistema dei despotismo ilustrado
más adelante, Rusia había tomado total provecho de la Ilustración, mientras que se viniera abajo.
Chile no había podido hacerlo. Junto a la exaltación criolla de la patria, en efecto, Es importante señalar que los juicios chilenos sobre estas materias fueron co-
existía una insatisfacción muy marcada con la realidad tardo-colonial, y un deseo rroborados por los visitantes extranjeros. Juan Egaña no exageraba cuando, en
por conseguir, ei progreso. En una frase en que describía a Chita-como el reino
más fértil en América, Manuel de Salas afirmó que también era "el más miserable
1809, describió a Chile como "la admiración de ¡os viajeros"."18 La expedición La
Perouse concluyó que la fertilidad del sudo chileno bien valía una alabanza.,0? El m
de ¡os dominios españolcs".'0D En su famosa Representación de 1796; Salas pintó
un sombrío panorama de miseria y pobreza, atraso y fracaso económico, y reco-
:K
mendó medidas vigorosas para combatir estas condiciones. Gómez de Vidaurre Tercera Memoria, 30 de septiembre de 1799, Cnichags Tocorna!, vol. I, pp. 309-3 ¡ 0.
••i':-..-.-':
!ra
Anselmo de la Cruz BaJiamonde (m. ¡833). Posterior ministro de hacienda de 0'H%«¡ns,
se preguntó hasta qué punto podría mejorar ia agricultura chilena si se aplica-
1818-1820.
ban mejores métodos de cultivación.'*" Cos Iriberri atribuyó ia pobreza rurai a la "" Memoria Segundo, 13 de enero de 1808, Crucíiaga Tocorna!, voi. I, p. 342.
ieí
ibid., p. 343.
,oí
. Barros Arana, voi. Vil, p. 439. Para ias kíeas de tos precursores economistas, véíse Ramírez
* Precursores de la independencia de Chile, vol. 11,500-501. Necodw*,pp 86-98. >•
* "Apuntes autobiográficos", pp. 77-78 (el subrayado es mío). w
N.T.: e! concepto "precursores economistas" ¡"economist-precursors"] es acuñado por el autor en
" "Oración inaugural... 1804", Escritos inéditos, p. 14. el origina] en iüglés.
m
Representación, 10 de enero de 1796, Escritos, vol. I, p. 152. ' " Discurso, 15 de noviembre de 1S0S, CHD1, vol. XVJI1, p. 19.
'"" Gómez de Vidaime, vo!. I, pp. 38-41. m
M!ltt-M«rani, vol II, p. 60.

ItSi
60 IDEAS Y POLÍTICA DE IA INDEPENDENCIA CHILENA, ¡808-1833 EL TRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN 6;

capitán Vancouver pensaba que Chile podía ser considerada perfectamente "uno para llevar a la creación, en 1795, del Consulado de Santiago,'"5 y fue también
de los mis ricos territorios pertenecientes a su Majestad Católica".'"0 Efriavcgante un factor en la separación administrativa de la Capitanía General de Chile del
italiano Malaspina y sus compañeros Joaron ia "extrema ¡fertilidad" y el "suelo casi virreinato del Perú. La dererminadón peruana de aplastar ia revolución chilena
inagotable" de Ja provincia.'" Ei jesuíta germano Bérnard Há'vestádt, que había luego de 1812, y la resolución chilena de resistir a todo costo, puede en gran parte
vivido en Chile, dedicó parte de la última etapa de su vida a un.es'tudio copioso.de haberse debido a este trasfondo de rivalidad y resentimiento.
la iengua indígena, scüaJando que en ciertos aspectos era'superior a otras lenguas . Sien 1810 Chile era o no, en palabras de Ramírez, "una unidad económica
mis de moda."2 Chile, creía el padre Havestadt, sobresalía pofsü clima, su suelo, nacional totalmente constituida" no es algo que pueda debatirse aquí."' Pero es
su abundancia de alimentos, todos elementos en los que supeirabaa-Alemania.!13 claro que un pequeño grupo de precursores economistas ya mencionados estaba
Es digno de notar, también, que Malaspina, Vancouver y La-Perouse consideraban analizando la situación en términos extensamente chilenos, aun cuando Salas, en
que hacer una reforma substancial en el futuro era una condición esencial para su Representación de 1796, hubiera argumentado que todo cuanto él deseaba era
conseguir el progreso en Chile.1" hacer a la Capitanía General "tan útil a la metrópoli como hasta hoy le ha sido
gravosa".118 Ramírez ha señalado que, debido a la subordinación chilena a las polí-
•í;-.,v,: •> ticas económicas de España y a los intereses comerciales de Perú, Ja independencia
INFLUENCIAS DISRUPTJVAS " - ¿
' •
.:'•'• ":'"•'- estaba transformándose rápidamente en una necesidad: "El país necesitaba rom-
per el endaustramiento económico".119 Sin embargo, sigue siendo una incógnita
Hasta aquí, he intentado demostrar que Jos criollos en Chiie eran conscientes dé hasta qué punto se deseaban en Chile arreglos comerdaies más amplios. Cruz, que
ciertas injusticias, como también de Ja valía de su país. Obviamente, estos factores en su Memoria de 1809 propuso una medida para abrir el comercio,126 observó
..podían influir en el crecimiento de cualquier revolución que mostrara señales de entonces que existía una oposición a esto sobre la base de que Ja religión y eJ pa-
¿transformarse en una posibilidad práctica. Existían, además," otros factores que triotismo podrían debilitarse con el contacto más recurrente con extranjeros: Por
s £íen pueden haber ayudado a crear un dirna favorable para k revolución en el estas razones, vaJe ia pena recordarlo, en diciembre de 1810 d Consulado se opu-
jfjbaso de qué sé hubieran dado las circunstancias apropiadas;- Hasta hace poco, un so a algo más que a una ampliación limitada de los derechos comerciales.121 Era
¡aspecto importante de lá' escena p'rerrevoJucióharia, el económico, estaba en gran quizás natural qué el clamor por el libre comercio fuera menos marcado en Qiile
parte inexplorado. Ahora, sin embargo, el doctor Inge NJPoJiTy'eJ señor Hernán que én el Río de la Plata, donde la actividad mercantil era mucho más dinámica.
Ramírez fian sentado Jas bases para un estudio acabado .deresta cuestión. Debo Sergio Villalobos R. ha sostenido también qué, con anterioridad a 1810, algunos
referirme, aunque sea brevemente, a Ja defensa sostenida dé los intereses econó- chilenos disfrutaban ya de un comercio internacional bastante irréstricto, aunque
micos chilenos a lo largo del siglo XVIII, y en particular, al conflicto originado sostener que el decreto de libre comercio de 1811 vino meramente a confirmar
en torno al comerdo de grano entre Lima y Santiago; Por varias razones, los una situación existente, como Villalobos sostiene, es quizás discutible.122
comerciantes peruanos pudieron fijar el precio del granó cAiíeno para su propia La posición económica de Chile a fines del período colonial puede conside-
ventaja, Jo qué fue denunciado por mis de un líder crioiloa finés <ie Ja colonia. rarse como un factor disruptivo. El efecto de Ja expulsión de ios jesuítas ha sido
EJ comercio exterior chileno, escribió Anselmo de la Cruz, éstana-'gimiendo bajo también muchas veces considerado como un factor que acarreó el deseo de intro-
ei yugo peruano".'1' La tensión entre Lima y Santiago era suficientemente severa dúdr algún tipo de cambio. Es importante subrayar las formas en qúe'esto puede
haber ocurrido. En Chile, como en ei resto del imperio, los jesuitashabían jugado
un papel notable. Habían sabido "hacerse querer por todos", como lo expresó
""Vancouver, vol. III, p: 453.
"' Malaspina, p, 610. Las estimaciones chilenas y extranjeras eran deffiasjado'opü'rnisiás- véase Encina, -
Historie, vol. V,pp. 101-103. . • • •• •'-'. - ' • .. "«Wolff.pp. 186-187
117
'a Beinardus Havestadt,-Chilidugusive fes chilenseí veldescriptit>'status tumfiíturalis, ncm cii/ilis, cum Ramírez Nccochea, p. 37,
motalis regni vopulitjus chilensis (3 volúmenes, "Monasterü Wesrpbalia", 1777), vol. I!, pp. 887-8SS. .' "'.Sóror,vol. l,p. 178. ' ' •, '
"5Ibid„'vol. 111, p. 946. . ' ' • • • ' • ' " '-. "* Ramírez Necochea, p. 86.
110
"' Malaspina, p. 610; Vancouver, voi. ¡II, pp. 453-454; Milet-Murcau. VQ1.-H, p.. 62. Memoria Tercera, 12January 1809, Cruchaga Tocorna!, vo!. I,p. 346.
121
'" Al gobernador Muñoz de Guzrnán, 29 de abril de 1806, diado en Rániírez'Necocbca, p. 71. Para ¡ferros Arana, voJ. VII!, pp. 271-274.
••.•• ••; 122
Villalobos expone algunos casos interesanres: "EJ comercio extranjero", pp. 557-544.
el conflicto en torno al comercio de grano, véase Wolír', pp. 180-) 84.
rí'^'-'
•62 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833
ELTRASf ONDO DE LA REVOLUCIÓN 63
4
123
Marius André. La Orden había alcanzado una inmensa influencia; había acu- rnismó tiempo en un proyecto similar, es menos seguro.132 Dichas actividades no
mulado más de cincuenta haciendas, aigunas de ellas las más fértiles y productivas tuvieron ninguna influencia en el desarrollo de la revolución al interior de Chile,
de la Capitanía Genera!. EJ mejor vino chileno del período provenía de las viñas aunque es quizás significante que en 1810 cuatro ex jesuítas fueran hallados en
jesuítas. En educadón, los jesuítas también habían tenido una enorme influencia una fiesta agitando en favor de una junta nacional.133 El más grande de los padres
e, irónicamente, su celo en esta área fue explícitamente elogiado por la audiencia exiliados, Juan Ignacio Molina, fue al parecer un defensor de ¡a revolución en su
;: narria. Cuando en 1817 el régimen de O'Higgins confiscó una hacienda que él
chilena poco antes de la expulsión.124 Había un sentido en el que los jesuítas, para
utilizar las palabras de Amunátegui Solar, "llegaron a ser los verdaderos jefes de la había heredado, Molina escribió desde Italia que esta acdón contaba con rodo
sodedad",125 y es seguro que su abrupta remoción causó conmoción y abatimien- su apoyo. Se cree que Molina habría dicho que "de ningún otro modo podían
•:;„:
lili to entre el pueblo.126 Uno de los jesuítas expulsos se refirió a este acto como "ei
golpe más ruidoso que ha escuchado esta vasta Monárchia".12' Es obvio que ésta
V..;|.',•••:'::•• •:••••
•::i-:.;¿ ••::.;: • ....
haber interpretado mejor mi voluntad que como lo han hecho".Ki Los fondos
conseguidos de la confiscación de ia propiedad de Jvlolina ayudaron a construir
4
'.;;••
no sólo era una reacción jesuíta. Como Julio Alemparte ha observado, cualquier, ia Escuadra chilena.
W acción de este tipo tomada en contra de una orden religiosa estaba destinada a ser La mayor contribución de los jesuítas a la causa de la independencia consistió,
profundamente desconcertante en muchos sentidos.128 La remoción de ios jesuítas
tuvo muchos efectos inmediatos en Chile. Causó una disrupción de Ja educación'
sin saberlo, en su exaltación dei sentimiento de patriotismo a través de su acti-
vidad intelectual.135 La forma como operó esto en el caso chileno debe, a estas
4
de la cuai Chile no se recuperó con anterioridad a la revoludón, agregándose así alturas, haber quedado suficientemente clara. La obra de Molina y la de Gómez 4
a los descontentos educacionales de los criollos. También reforzó el poder econó- Vidaurre hablan por sí solas. Es interesante hacer notar que en cierto momento
Gómez de Vidaurre deseó instaurar en Imola un instituto de investigación sobre
4 i
mico de algunas familias criollas, que fueron capaces de comprar las haciendas
jesuítas."' materias chilenas.136 En cuanto a la magnífica contribución de.Molina, que cir-
culó (en la traducción española) en Chile desde fines de la década de 1790, fue -
A pesar de ¡os activos esfuerzos del gobierno imperial para suprimir ias carac-
recordada con gratitud a lo largo de Ja revolución, como atestigua una moción
terísticas peligrosas de la ideología jesuíta, particularmente su ultramontanjsmo,
ante d Congreso de 182S.1W De ésta manera, la expulsión contribuyó ciertamente
3
existe alguna evidencia que sugiere que ciertas ideas espedficas dé Jos jcsuitas
a aflojar los lazos emocionales que ataban a Chile con la madre patria. / %
continuaron en circulación. En 1791, por ejemplo, un miembro de ia Orden
Mercedaria en Santiago realizó aigunas declaraciones públicas que el gobernador i
O'Higgins interpretó como "dando una extensión ilegal y abusiva a la autoridad
L A PENETRACIÓN DE NUEVAS IDEAS
%
de los Papas, en perjuicio de la soberana e independiente de los Reyes".'3'1 Pero
casos directos de actividad subversiva por parte de los jesuítas eran prácticamente m
inexistentes, aun cuando existió el caso muy interesante de Juan José Godoy, un El último aspecto que debo considerar es la penetración en Chiie de nuevas ideas.
%
jesuíta chileno que se encontraba en Londres a comienzos de la década de 1780 Algunas de estas ideas eran inofensivas y neutrales, por lo menos en cuanto al es-
píritu revolucionario se refiere. Pero algunas nociones políticas -de formulaciones %
aparentemente soJidtando la ayuda de! gobierno británico pará-un plan para li-
berar dd dominio español a Chile, Perú, Tucumán y ia Patagonia.151 Si acaso liberales provenientes de la Ilustración y de las revoluciones americana y france- i
sa- pueden plausiblemente haber sido consideradas subversivas, como lo fueron
Godoy era la misma persona que el misterioso "Don Juan" empeñado casi al
de hecho por ei gobierno imperial. ¿Cómo ingresaron dichas ideas a Chile? En
i
123
Lafindei'empÍTeespagnold'Amcriqiíe(?mí, )922),p.79-
primer lugar-, mi número de criollos hizo el largo, arduo y costoso viaje a Europa,: i
at
Al rey, 28 de abri! de 1767, Amunátegui, Precursores, vo).!, p. 225. 132
125
Historia social, p. 118. Carlos Villanueva, Napoleón y la independencia de América (Paiís [1911J), pp. 35-38.
!
124
Barros Arana, vo!. VI, pp. 279-280. " Eyzaguirre, "La expulsión de los jesuiras", p. 181; Tocorna!, p. 216.
,sf
127
"Despedida de la Compañía de Jesús...", F.V., vol. 259, pieza 6. Encina, Historia, vcl. V, p. 624.
l3
12f
El Cabildo en Chile, pp. 356-358. > Batiori. p. 171. x '
l5S
'»Ibid., pp. 358-359- Gome?, de Vidaurre, vol. I, p. 6.
,s
,K
Medina, Historia de la Universidad, vol. 1, p. 250. ' Sesión de 5 de julio de 1828, SCL, vol. XVI, p. 184. Se piopuso que el puerto de Nueva Bilbao fuera
1}!
Batiori, pp, 58-61. Para Godoy, véase José Toribio Medina, Unprecursor chileno de la revolución de renombrado "Ábate Molina" en honor a ese "patriota i sabio chileno". AI final, fue renombrado "Constitu-
la independencia de América (191 !)• ción" en homenaje ai trabajo del Congreso de 1828.
.64 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833 EL TRASPONDO DE LA. REVOLUCIÓN 65'

adquiriendo nuevos conceptos allí. Es efectivo, por ejemplo, que Manuel de Salas desfavorable que sus productos creaban a los comerciantes chiienos en la capi-
consiguió una buena cantidad de aprendizaje práctico durante su estadía en Espa- tal.143 Hacia fines de la cenruiia, no obstante, los contrabandos inglés y norteame-
ña, y que retornó a Chiie impresionado con la actividad reformista de Carlos III y ricano dominaban la escena. Como reportara más adelante ei gobernador García
sus ministros ilustrados.. Detalles más interesantes se han preservado, sin embargo, Carrasco, los ingleses y norteamericanos podían comerciar sin mucho riesgo de
de ia visita de José Antonio de Rojas entre i 772 y 1777. Rojas adquirió una consi- ser descubiertos por ias autoridades; Chile estaba inundado de productos ingleses
derable colección de libros y, aunque le disgustó ia atmósfera de l¿ Corte, admiro "importados" de esta forma; y muchos de los principales criollos estaban involu-
ios progresos educacionales de España, Además, entabló correspondencia con el crados en esre comercio.14'' El triste caso de Ja Scorpion en i 808 ilustra claramente
historiador William Robertson (aunque si Robertson recibió o respondió alguna los procedimientos utilizados por Jos contrabandistas, así como el alcance de su
vez las.cartas de Rojas es otra cosa), y obruvo una visión mundana y eseéprjca.138 influencia.145 La Scorpion era probablemente típica entre los barcos contraban-
' Durante una visita a París, Rojas parece haber tomado contacto con Benjamín distas que arribaron a Jas costas chilenas en ios últimos años de la colon¡3. Era
Franklin.13'No obstante, por lejos ei aspecto más importante de la estadía de Ro-, propiedad de "varios Comerciantes de la Ciudad de Londres"; y aparentemente
jas en Europa, desde mi punto de vista actual, es que envió una cantidad conside- un residente inglés o quizás norteamericano, un tal Mr. Henry Faulkner, informa-
rable de libros a Chile, Ja mayoría de los cuales se encontraba bajo una licencia es- ba a los contrabandistas sobre "la Situación de los Mercados" y "Jas perspecrivas
pecial. Los libros llenaron i 6 cajas e incluyeren obras de P^ousseau, Montesquieu," de efectuar ventas rápidas*.146 £1 contrabando era llevado a cabo de forma muy
Helvétius, d'Hoibach, Raynai y Robertson.1* Aparentemente, Rojas desarrolló seria y, como mencioné, se había convertido en Chile en algo así como un hábito.
una admiración particular pot estos dos últimos nombres. Un tercer criollo visi- Cuando ei capitán de Ja Scorpion fue traicioneramcnie asesinado por órdenes de
tante, esta vez a Inglaterra y España, fue Bernardo Riqueime, quien, en su regreso García Carrasco, sus amigos criollos "vagaban como locos por ias calles" de indig-
a Chile, adoptaría ei apellido de su padre, O'Higgins, y se transformaría en ei nación y pena..l4/ García Carrasco creía que sería imposible detener' el comercio
.héroe principal de ia lucha por ¡a independencia. Como Bernardo O'Higgins ad- de contrabando/4" "ana opinión compartida por su predecesor, Luis Muñoz de
mitiría más tarde, fue en Londres en 1798 que Francisco de Miranda Je aienró por Guzmán, quien creía (con razón) que Jos obstáculos geográficos impedían la vigi-
••primera veja unirse a la causa separatista.141 O'Higgins fue, en efecto, el único de lancia perfecta por pane de. ias autoridades.14' Pero los barcos contrabandistas n.ó
los grandes libertadores de América que fue directa y personalmente influenciado eran ios únicos que perturbaban ei sueño de los gobernadores. Desde la Conven-
...por d gran precursor venezolano co» anterioridad a la revolución. Cualesquiera ción de San Lorenzo (1790), d Pacífico sur ya no era un mar cerrado, y ios barcos
hayan sido los libros o impresiones que los crioiios trajeron de regreso de sus que desde entonces podían navegar por él se veían en la obligación de recalar
viajes, es posibie que el solo hecho de que hayan estado lejos haya sido suficiente en puertos chilenos. Ei gobernador Ambrosio O'Higgins había previsto que esto
para despertar interés en Chile. Como se supone que Miranda dijo a O'Higgins: podía traer problemas. Reportando ei arribo de barcos ingleses, franceses y nor-
"Los americanos, impauemes,." os exigirán con avidez ia reiación de vuestros
- teamericanos en 1792, afirmó rotundamente que la Convención de San Lorenzo '
viajes y aventuras".142
•:.Otra..fuente de nuevas ideas que puede haber influido en tes chilenos era el
extensivo contrabando Jleyado a cabo a lo largo del siglo XVIII. A comienzos l4í
Aincdéc-Fraiicois Freáer. Relation du vyage de la mer du Sudavx Cotes du Chili, de Pe'rou eidu Britil
de siglo, la actividad contrabandista fue en gran medida el coto de caza de ios (2 volúmenes, Amsterdaní, 1717), vol, J. p. 169.
franceses. De acuerdo con el navegante francés Amédée-Erancois Frézier, los fran- 'M García Carrasco a Pedro Zeballos, 20 de diciembre de 1805, CBljl, Vlli, pp. I J 9-126.
,,!
Ei recuenro completo se encuentra en Amunátegui, Crónica, vol. 1, pp 225-253.
ceses eran algunas veces tratados de mala forma en Santiago por la competencia
"*' Protesta-ele tres-tripulante., de! Scorpion capturados, fechada 18 de noviembre de ¡S09, A.B.A.,
volumen 25-2(3), i 379.
IM
Amunátegui, Crónica, vo!. IJ. pp. 21 -97.' '"Francisco Antonio de la Carrera a Gaicía Carrasco, 1 de marro de 1809, A B A , volumen 25-2(3),
'"Johnston, p. 141. • f. 276.
** Amttaittgni, Crónica, vo!, H, pp. 47-48, A.Rojas !e confiscaron dos volúmenes de la Hiíwy of " ' Representación f) 811 i, Vicuña Madonna, CoronelBgueroa, Apéndice, p. 126.
America de Sybertson en Mendoza, cuando regresaba a Chile, Barros Arana, vol. VII, p 508 ri. "" A M.C Soler, octubre de ¡ÍC6, C.C-M..M.. vdnmcn 2J8, i. ¡97-198. Para una excelente des-
•^ "' Q'Higgins 3,Mackenrra,.5 de enero de 1621, Crur,, Epistolario, voJ. 1, p. 2?. Véase 'ÍKS. Rok-rrson, cüpción del comercio cenrrabandisre, lamentablemente no publicada aún, véase Elizabeth Thiess E. "El
Ihe Ufe of Miranda (2 volúmenes, Chape! Hill, N.C, 1929), vol. 1, pp. 196-202. contrabando en Chile diñante el siglo XV51I" (Memoria de Prueba, Universidad de Chile, 1939). Tbiess
, Mí "Consejos de un viejo sud-americaao a un joven compatriota aj regresar de Inglaterra a su país", sugiere que Jas barreras lingüísticas con los criollos deben haber perjudicado a lis contrabandistas ingleses,
|¿17P9?J, Vicuña Mackenna, Vida de O'Higgins, p. 63. pero <jue aun asi lograron demostrar de ras maneta concreta las ventajjts dej comercio abierto (p. 117).
| ;.;••
m
m
66 IDEAS y'POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833

150
ELTIUSFONDO DE LA REVOLUCIÓN 67 m
"por todos lados nos incomoda i nos dará en adelante mucho que hacer". El manufacturas de Europa, una vez que su comercio quedara liberado de las ñ
pronóstico de O'Higgins fue completamente acertado. Para 18Ó5, el gobernador
escribió que "no es factible dar parte de todas las embarcadqnes extranjeras que
trabas que por tanto tiempo habían impuesto la tiranía y la insensatez; y, por
último, poniendo de relieve los efectos paralizantes y envilecedores sobre las
m
continuamente llegan a los Puertos de este Reyno, por su multitud".151 mentes, los cuales son inseparables de una situadón prolongada de depen- €
Una particular atención debe prestarse aquí a los barcos norteamericanos que
recataban en puertos chilenos, ya que a veces desde dichos barcos Se podía trans-
dencia y vasallaje. Para promover mejor la causa en germen, les entregamos
copia de nuestra Constitución Federal y una traducción al español de nuestra
m
mitir una doctrina revolucionaria. No hay forma de saber con exactitud cuántos Declaración de Independencia.155 m
de ios 257 barcos norteamericanos que navegaron en las aguas costeras de Chile
entre 1788 y 1810'52 dejaron no sólo una. influencia comercial sino ideológica tras
é
Al parecer, Shaler y Cleveland portaban deliberadamente copias de la Consti-
de sí. Se sabe que sólo unos 80 de ellos anclaron en puertos chilenos. Sin embargo,
algunos miembros de las muchas tripulaciones pueden haber dejado medallas,
tución Federal, de la Dedaración de Independencia y constituciones de diversos
estados.1'"'' Su intención propagandística fue dará desde un comienzo. Por supues-
m
relojes y otros artefactos que podían haber llevado emblemas de propaganda o to, es imposible saber cuánto efecto tuvo este tipo de propaganda en Chile, pero es w.
mensajes.153 Y existe por lo menos un caso que muestra que este comportamiento
no da bajo ningún respecto ajeno al marinero norteamericano. William Shaler y
• casi inconcebible que no haya tenido ningún tipo de efecto. Otro caso puede ser
mencionado aquí. El ciudadano norteamericano Procopks PolJock de Baltimore
é
Richard Cleveland, dueños de la Lelia Byrd, se quedaron cerca de nueve semanas se encontraba en Chile en tiempos del gobernador García Carrasco, quien lo es- f
en Valparaíso en 1802.154 La notoriedad que ganaron como resultado de sus va-
rias disputas con las autoridades coloniales los hizo prontamente conocidos en el
pulsó. Las actividades de Pollock, que aparentemente era amigo de Juan Martínez é
de Rozas, fueron consideradas subversivas.157 Puede concluirse con cierta justifi-
puerto, a lo cual se unió su capaddad para mezclarse con diversas familias criollas. site-.' *
Kv.v. ,.---. ' cación que las ¡deas de la Revolución Norteamericana estaban siendo recibidas en
Shaler y Cleveland recogieron algunas impresiones interesantes de los motivos de htVíf • •
,v •::.,: . Chile y que estaban destinadas a jugar un papel en los sucesos posteriores de la
descórnenlo de los criollos y. en sus memorias, Cleveland recordó "los estallidos Capitanía General..
de indignación" con que estos últimos exponían sus reclamos, "que generalmente ¿Qué efecto tuvo la Revolución Francesa, en Chile? A pesar de lo alejada de
iban acompañados de la esperanza de que el momento de la emancipación no •t' ~ < - "• Ja provincia, desde un comienzo las ideas revolucionarias francesas se Jas arre-
:•:•-.:•. -':
estaba muy lejano" (las memorias dé Cleveland se publicaron en 1842, por lo
que es probable que haya enriquecido sus recuerdos con algún grado de reflexión
-.-•í.-V'--:- glaron para generar influenda. Ei gobernador O'Higgins se mostró claramente 4
u ••••'.'-•. preocupado en 1795 por ia aparición en Chile de algunos documentos "que por
ideológica). Tanto Cleveland como Shaler eran apóstoles ardientes de la libertad su estilo i asunto me haín] parecido más peiigroso[s] que todos cuantos yo había
racional que, pava entonces, se practicaba en la república del norte, y aprove- tenido hasta aquí".158 E curioso caso del doctor Clemente Moran, un sacerdote '
charon esta ventaja de su oportunidad inesperada para explotar ia sensadón de
:,'..í'c:.:. •,•::•- de Coquimbo, que aconsejaba verbalmente a sus amigos seguir el ejemplo de la 6
agravio de Jos criollos: Revolución Francesa, muestra que. ideas nuevas de esta naturaleza podían echar
'!>- •
; X raíces. Moran se vio rápidamente atrapado en una de aquellas largas (y tediosas)
9
Nosotros respondíamos a esos sentimientos con otros análogos, estableden- disputas jurisdicxionales entre la Iglesia y el Estado que tanto deleitaban al im-
do una comparación entre su país y él nuestro, cuando aún ambos estaban perio español en América, y el caso continuaba sin resolverse al momento de su
.bajo-un régimen colonial; haciéndoles notar que Jos recursos materiales de muerte, en 1800.1W Podría ser perfectamente cierto que el Doctor Moran fue,
que disponían para sacudirse el yugo eran mayores que ios qué tuvieran.los para utilizar la frase de Ricardo Donoso, uno de los primeros en sostener ideales
angloamericanos ai comienzo de su revolución; demostrándoles cuánto más republicanos en Chile,1'0 pero es igualmente cierto que era una figura aislada y de
caros venderían los productos de su suelo y cuánto más baratas recibirían las
155
Cleveland, voi. I,p. 184.
JW
A Ambrosio Valdés, 19 de Septiembre de 1792, Amunátegui, Precuñores, vol. J, p. 315- lic
Nicbols,p. 57. • \ . '
151
A JA. Caballero, 4 de febrero de 1805, C.C.M.M., volumen 218, f 1. ;•-!•:;- S-. • 157
Eyzaguirre, "Gacetas"; Pereira Salas, "Influencia norteamericana", p. 60.
1B
Para una.lista de estos barcos, víase Pereira Salas, tiuques norteamericanos, pp. lZ-4.4. .. ,•"•• •-•- ,Jt
A E. de Llaguno, 17 de septiembre de 1795, Amunátegui, Precursores, vo!. 1, p. 268.
'"Johnson, "Early Relations", p. 265. . ." " •• •t'';.-::?:-...- ' ' » Véase Amunátegui, Precursores, vol. III, pp. 275-29!; Villalobos R„ Tradición y refirma, pp. ¡45-150.
l!<
Para un recuento de su estadía, vésse Nicliols, pp. 59-65-
•'•-.tV'v.v: :
'" IdeaspoElicás, pp. 24-25.
6'8 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833
EL TRASFONDO DE LA REVOLUCIÓN 69
segundo orden. En general, los criollos reaccionaron con horror a los excesos de ia
.. •• y José Miguel Infante.168 Juan Martínez de Rozas, el primer líder destacado de la
Revolución Francesa: "EÍ mayor escándalo que han visto los siglos'', como dijera-
revolución, conoció la Histoire Philosophique de Raynal, h.Histoiré de l'An 2440,
José Antonio de Rojas.361 Empero, esto no significa que, aun cuando el Terror
ei Esprit des Lois de Montesquieu y el Centrar Social de Rousseau. Algunos de
.pudiera haber sido repudiado por los criollos, las ideas detrás de éste no tuvieran
estos libros los conoció a través de su hermano Ramón de Rozas, quien se vio en-
alguna publicidad en Chile.162
vuelto en un conflicto con la Inquisición en Lima en 1802 por estar en posesión
En realidad, ia evidencia relacionada con el modo preciso en' que las nuevas
de eJios.16' En una fecha tan temprana como 1794, un enemigo de los hermanos
- ideas fueron recibidas es escasa. Lo que puede y debe ser enfatizado aquí es que
Rozas los había denundado por actuar de acuerdo con "ias máximas de Voltaire y
estas ideas -de la Ilustración en general y de ias dos revoluciones en particular-
de otrosautores semejantes a quienes leían con particular predilección".170
estaban presentes en Chiie a fines del período colonial, aunque necesariamente
Fue sólo una minoría, y una muy restricta, la que se entregó a la lectura de
sólo al interior de un grupo restringido de criollos. Los chilenos educados eran
textos prohibidos; e induso al interior de esa minoría probablemente sólo un
conscientes de las grandes corrientes del pensamiento ilustrado. El pequeño grupo
puñado -un simple puñado- estuvo interesado en una política de tipo revoludo-"
de precursores economistas, como los he llamado, desplegó un claro conocimien-
naria. I\ro pueden haber sido muchos los qué cruzaron ia delgada pero peligrosa
to dd pensamiento ilustrado español enfocado en cuestiones económicas. Salas,
línea que separaba el ceio reformista de la abierta desieaitad. ¿Había algún sepa-
Cruz, Cos Iriberri y sus colegas fueron considerablemente influenciados por los
ratista en Chiie con anterioridad a 1808? En el capítulo II consideraré parte de ia
argumentos neo-mercantilistas expresados por figuras tan señeras como el con-
evidencia rdacionada con los hombres que más probablemente tenían objetivos
de de Campomanes, Bernardo Wafd y Joseph Campillo y Cosío.'63 Tanto Salas
subversivos durante la crisis de I808-I81Ó. Pero ¿qué decir del período previo a
como Cruz-admiraban enormemente d trabajo de Campomanes en particular.164
1808? La mayoría de ias repúblicas de Latinoamérica pudieron producir al menos
Manuel de Salas y Juan Egaña demostraron que estaban al tanto de ios nombres,
una o dos conspiraciones pre-revolucionarias, muchas de días reprimidas rápida-
aunque, quizás no de ¡os trabajos, de los prindpales dentíficos y filósofos de la .,^.;:-.
mente y sin la menor resonancia local. Chile, sin embargo, no tiene casi nada que
•era.165 Y sabemos también que nociones modernas un tanto más polémicas es-
mostrar al respecto. La curiosa conspiración de Gramusset y Berney, dos franceses
taban amulando al mismo tiempo. En una función universitaria en 1790, por
utópicos (y posiblemente dementes) que conspiraron en 1780 para instaurar una
ejemplo, se impugnó ei origen divino del poder real con Jo que el gobernador
república en Chile, pueden difícilmente ser considerados como evidencia. Este
O'Higgins estimó como "demasiado ardor".166 Es probable que ei conocimiento
fue un episodio pintoresco, aunque completamente oculto a la mayoría de ios
t. de Ja teoría social y política contemporánea fuera más extendido de lo que se ha
diilenos de entonces. Fué un incidente aislado e ignorado que envolvió a dos'
- supuesto generalmente, y qué en la mayoría de ios casos era indudablemente in- extranjeros excéntricos y (probablemente) a nadie más.171 Con todo, es cierto
ofensivo. El propio gobernador O'Higgins estaba vagamente relacionado con las que había separatistas en Chiie antes de la revolución, por mucho que formaran
ideas de Rousseau, Buffon.y Raynal, a pesar de que a "muchos de Jos pensadores . parte de la más pequeña de las minorías. El caso de Bernardo O'Higgins es bien
del siglo XVIII los consideraba visionarios extravagantes.167 Ya hemos visto cómo conocido y es más que probable qué, bajo su influencia; algunos de sus amigos
Rojas introdujo libros prohibidos. Existe cierta evidencia que demuestra que di-"-= •hayan llegado a creer en la independenda. Pero' és difícil saber cuan organizado
chpslibros rondaban libremente alrededor de Rojas, y que pasaron a las manos de estaba ei sentimiento separatista. No existe virtualmente ninguna evidencia en
hombres como Fray Francisco Javier Güzmári, Juan Antonio Ovalíe, Juan Egaña el caso chileno que sugiera una conspiración. Empero, "un ejemplo en particular
requiere una referencia. El 2 de enero de 1802, William Moulton, un marinero
141
A. Ambrosio O'Higgins, 17 de julio de 1793, Eyzaguirre, Ideario y ruta, p. 77 n. norteamericano que sé encontraba visitando Talcáhuario, anotó en su diario que
/ 1<2.'Entre los papeles de Barros Arana se encuentra una traducción manuscrita de la' Déclaration des
Droitsdel'Hoame, fechado uu poco antes de 5810, A-BA. vclu¡n(ai25-2(3), £ 474. Otro materia!, de lono
antirrevolucionario, se encuentra en Archivo Eyzaguirre, volumen 27, pie» 9. )<s
Donoso, Ideas políticas, pp. 25-26.
.'? Véase Will, pp- 2-3. Las ideas económicas liberales no llegaron a Chile sino basta más sarde. lsí
Medina. Inquisición cr, Chile, vo!. II, pp. 530-1540. Estos libros habían evidentemenre circulado
!" Cruchaga Tocornal, vol. 1, p. 546; Cclis Muñoz, p. 53. . -
:< entre Roías, Camilo Heciíquez y el Barón NordenllidiL
> Salas, iitTÍrw, 1, pp. 578-579; Hpta, Escritos inéditos, p. 13, .
,ec ''" Carta anónima al tiuque de la Alcudia, 8 de enero de 1794, Meza Villalobos, Conciencia política, p.
O'Higgins al rector de ia Universidad, 2 de septiembre de ,790, Amunátegui, Prcntrsores, vol. I,
25b. Las mejores discusiones de la penetración de nuevas ¡deis en general están en Donoso, Ideas-políticas,
p 231. " ' ' . - . -' fe»;--; • pp. 13-2á e Eyzaguirre, Ideario y ruta, pp. 71-64.
157
Ir.craas. " 1 « proyectos", pp. ¡32-133. •-i.'-rf-'"-i?—
' " Amunátegui, Precursora, vol III, pp. 179-255; Villalobos R-, Tradición y reforma, pp. 129-139.
•.{••'•:••-•:
70 IDEAS Y POLÍTICA DE LA INDEPENDENCIA CHILENA, 1808-1833

un chileno "oficia! de ejército y hombre instruido" lo había visitado secretamente


en su camarote. £1 chileno desconocido afirmó que
.-.ÍA

La llama de la libertad estaba prendiendo en toda la Sudamérica hispana; en \, '.--v-,-.


todas ias villas grandes, la gente está formando un club con grupos selectos
de dos, tres o cuatro; están confederados bajo ciertos mandos y se comunican ;•^--?t•',.-^-:-/•,^-,;.
unos con otros... Declaró que. si lograban emancipar su país, no reprimiría
El movimiento por el autogobierno
su fervor aunque le aseguraran que caería víctima de la tentativa... Me confié 1808-1810
de mi memoria en lo demás que. dijo sobre este asunto. Si el reino de España
io invadiera una potencia vecina, o si la seguridad de la Corona se viera ame-
nazada por el pueblo, la consecuenda probable aquí seria una revolución.172 •

Aun admitiendo que el informante desconocido y el norteamericano exagera-


ran, esto apunta al hecho de que había un pequeño grupo, necesariamente muy
furtivo, el cual o estaba trabajando activamente por la independencia o estaba
hasta derto punto interesado en ella, además de dispuesto a esperar ei momento
en que ias dificultades de España dieran a América una oportunidad. Los EVENTOS: 1808-1810 '
A lo largo de esta discusión se debe tener en cuenta que he considerado ias ex-
:• " -'i
cepciones a la regla general de absoluta obedienda y lealtad. Los muchos factores A comienzos del año 1808 sólo tinos pocos hispanoamericanos podrían haber
" í- 7-, *
que estaban operando en el período tardo-eoíonial no habrían, por ellos mismos, previsto la' oleada de juntas nacionales que, dos años después, marcaría los orige-
-.•'•4:---
provocado ía independencia que un número diminuto probablemente deseaba. nesde su emancipación del imperio español. Esta es una prueba de cuan abruptos
•'• • ; S^sl-í-i-
Sin embargo, ios reclamos de-los< criollos, sumados al número creciente de esas •••":¡:fy^B-?¡Í'S:- fueron ios acontecimientos. Las juntas de 1810 no estaban activamente prepara-
"sugestiones que de manera imperceptible fueron creando d ambiente de la nacio- .'"¿¡•.-SKéí •','••
• •'- - •.'-••.•v.--.-• das hasta ese momento. No representaban d triunfo de una conspiración cuida-
nalidad i d ideal de la patria",'73 podían jugar un papd en la formaüón del destino
•-:4 >&&-«•? dosamente preparada. Las juntas surgieron, en efecto, de la naturaleza confusa de
chileno si otros factores, más inmediatos, incitaban una situación revoludonaria; los tiempos como una respuesta a ciertos dilemas inmediatos. Las dos caracterís-
Puede quizás decirse, también, que ya existía una condición para una revolución ticas más importantes de la revoiudón de 1810 a lo largo dd continente fueron,
exitosa: el pequeño núdeo educado dé potenciales líderes. Su influenda en ios primero, que afirmaron al máximo los derechos locales criollos, deteniéndose muy
años previos a-1808 era limitado al extremo. El ideal de reforma, no obstante,
por debajo de la total independencia pero, sin embargo, asumiendo un grado
estaba ciertamente en el aire en Chile, como en todas partes ílei imperio, en los
completo de autonomía; segundo, que fueron ias élites minoritarias las que se
primeros años del siglo XIX, aun si la noción atrevida de la independencia política
arrogaron la representación de ia gran mayoría de hispanoamericanos, ios cuales
era todavía una flor rara. Mientras la. estructura general del imperio se mantuviera
no tuvieron intervención en los cambios. Escribiendo en 1813, fray Camilo Hen-
intacta, la'indepcndencia política estaba lejos de la lista de las posibilidades prácti-
ríquez observó que, mientras muchas de las revoluciones humanas fueron anun-
cas. Pero la estructura rio se mantuvo intacta y, como resultado, la independencia
dadas por algún movimiento de opinión generalizado, esto nunca había ocurrido
estaba más cerca de io que nadie habría osado soñar. !- , ' en Hispanoamérica. A pesar de que había existido'corrupción y desorden durante
• v-.' •- .-:••
el reinado de Carlos'IV, agregó, "aquellos desórdenes no prepararon, los ánimos
para ias revoludones a que dieron nacimiento".1 Las revoluciones de 3810. en-
tonces, fueron eventos espontáneos dictados preferenreroente por circunstancias

172
Mouhon, p. 83*
¡SííiWom« twnlxaón ccmtiiuchnsi p. 55. ' Monitor Araucano, romo I, númets 86,28 de octubre de 1813.

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