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LA CORTE PENAL INTERNACIONAL CONDENO A 40 AÑOS POR

EL GENOCIDIO DE SREBRENICA A SERBOBOSNIO KARADZIC

karadzic fue Hijo de un zapatero y una granjera y nacido en Montenegro en 1945,


Karadzic, de 70 años, fue un alumno aventajado y estudió psiquiatría en la
universidad. A la política llegó en los años ochenta de la mano del Partido
Democrático Serbio, empeñado en crear una república propia en Bosnia (República
Srpska). Solo había una forma de lograrlo, según ha asegurado la fiscalía del
tribunal penal internacional a lo largo del proceso: echar a los bosnios y croatas, en
especial los de credo musulmán que allí vivían.

Radovan Karadzic, ex líder político serbobosnio, ha sido condenado a 40 años de


cárcel por genocidio y crímenes de guerra y contra la humanidad constituyendo un
importante paso para que las víctimas del conflicto armado en Bosnia y Herzegovina
obtengan justicia, ha afirmado Amnistía Internacional. por el Tribunal Penal
Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY). El fallo le considera responsable
político del genocidio de la ciudad de Srebrenica, donde en 1995 fueron asesinados
8.000 varones musulmanes, por haber intentado destruirlos como pueblo. También
le condenan por el sitio de Sarajevo, capital bosnia, donde hubo unos 12.000
muertos entre 1992 y 1996. La sentencia llega 21 años después de la guerra de
Bosnia, que entre 1992 y 1995 causó más de 100.000 muertes. Karadzic recurrirá
la condena.
La sala que ha procesado a Karadzic, considera probado que elaboró un plan para
“crear un clima de inseguridad que hizo la vida imposible en Srebrenica y provocó
una catástrofe humanitaria, para luego ordenar a las tropas serbobosnias que
tomaran la ciudad”. El general Ratko Mladic, presentado por el Tribunal como el
brazo ejecutor de las decisiones de Karadzic, anunció durante la operación militar
(llevada a cabo en julio de 1995) que los varones entre 16 y 70 años “serían
examinados y las mujeres separadas de los hombres; estos, a su vez, debían
dividirse en grupos para distinguir entre soldados bosnios y civiles”. La situación era
tal, que los musulmanes bosnios “fueron obligados a marcharse y empezó a verse
claro que la idea de eliminarlos formaba parte del mencionado plan preconcebido”.
Es la limpieza étnica, que la fiscalía atribuye al antiguo político en su pliego
acusatorio.
La sentencia ha examinado a fondo lo ocurrido en los distintos municipios bosnios
durante la guerra (1992-1995) y concluye que Karadzic “creó estructuras políticas,
militares, policiales y paramilitares, para expulsar de suelo bosnio a la población no
serbia —es decir croatas y musulmanes bosnios— y reclamar su territorio como
propio”. Solo intentó controlar a los milicianos “cuando ya habían logrado sus
objetivos, que eran sus propias órdenes”. Por otra parte, indican los jueces, dio la
sensación de que condonaba los delitos cometidos, “al no perseguirlos, y negando
lo ocurrido en los municipios bosnios, o bien dando explicaciones erróneas a
sabiendas”. Incluso si no tuvo la intención de provocar masacres, “sabía cuál era la
situación, la animosidad interétnica y el clima de impunidad en que operaban los
soldados serbios que ejecutaban el plan común de crear una tierra solo para ellos”.
Uno de los cargos de genocidio, supuestamente perpetrado en uno de estos
enclaves, ha sido retirado, pero ello no afecta al conjunto de la sentencia.
CAPTURA
Capturado en Belgrado en 2008 tras una huida de 13 años, Karadzic se hacía
llamar Dragan Dabic, tenía la documentación en regla y ejercía la medicina
alternativa en una clínica privada. Para dificultar su identificación, había cambiado
su aspecto atildado por una barba y cabellos muy largos. Una vez en La Haya, sede
del Tribunal, el antiguo político ha ido cambiando de estrategia. Al principio, intentó
paralizar el proceso negándose a colaborar. Slobodan Milosevic, el expresidente
serbio acusado asimismo del genocidio de Srebrenica hizo otro tanto, pero el
suyo se cerró el falso. Murió de un ataque cardiaco en 2006 sin que pudiera dictarse
sentencia.
A partir de 2009, Karadzic reapareció bien vestido y afeitado y confió “en tener un
juicio justo”. Ejerciendo su propia defensa, pidió inmediatamente una prórroga de
10 meses “para ordenar el material y afrontar la situación en las mismas condiciones
que la fiscalía”. Los jueces rechazaron su solicitud y le impusieron un abogado de
oficio para que le ayudara. Desde entonces, y sobre todo con la llegada de los
testigos de la fiscalía, el antiguo político se defendió con grandes declaraciones.
Karadzic dijo en su defensa ante la corte que “La causa de los serbios de Bosnia era
justa y sagrada”, que , en 2010, para explicar que corrían el peligro de ser destruidos
por la población musulmana. “Todo lo que hicieron los serbobosnios fue defenderse,
pero se interpretó como un crimen”. Igual que Milosevic, aprovechó el estrado para
apelar “al sufrimiento serbio, que dura 500 años”. En su opinión, es víctima de una
conspiración internacional porque “jamás tuve la intención, idea, y mucho menos el
plan, de expulsar a musulmanes y croatas de los territorios serbios de Bosnia”. El
único plan era “salvarse del acoso de los primeros, dispuestos a apropiarse de
nuestras cabeza, bienes y territorios”.
Para eludir su presunta responsabilidad por lo ocurrido en Srebrenica, Karadzic
hizo gala de su reconocida elocuencia. “No supe de lo ocurrido hasta llegar a esta
corte”, aseguró, para sorpresa general. En 2007, el Tribunal Internacional de
Justicia de la ONU concluyó que la matanza de 8.000 varones musulmanes
constituía un genocidio y señaló como responsable directa del mismo a Serbia, “por
no impedirlo”. Karadzic estaba en aquellos momentos en Belgrado ejerciendo de
curandero.
PENA
El Tribunal Penal Internacional para la antigua Yugoslavia (TPIY) condenó el 24 de
marzo al líder serbiobosnio Radovan Karadzic.”
El CPI le impuso una pena de 40 años de prisión debido a su participación muy
significativa en una serie de crímenes internacionales cometidos entre 1991 y 1995
en Bosnia y Herzegovina (ByH), una de las varias repúblicas autónomas de la
antigua Yugoslavia. Esta pena es efectivamente una cadena perpetua pues
Karadzic tiene más que 70 años y tiene que pasar por lo menos 19 años en la cárcel,
una vez descontados los casi 8 años de su prisión preventiva y una posible
suspensión anticipada después de cumplidos dos tercios.
499 días de audiencia fueron necesarios para llevar a cabo el juicio, se presentaron
434 testigos, 152 declaraciones escritas fueron allegadas al Tribunal y 11.469
documentos fueron admitidos. La documentación completa del juicio asciende a
más de 330.000 páginas. La acusación contra Karadzic contenía 11 cargos, los
cuales abarcaban genocidio, crímenes de lesa humanidad y crímenes de guerra; de
éstos 10 fueron aceptados por la Sala de primer Instancia y solamente uno fue
rechazado. La sentencia, con 2615 páginas (¡!), contiene esencialmente cuatro
partes, las cuales se refieren a los crímenes cometidos en algunos municipios de
Bosnia, al sitio de Sarajevo (capital de ByH), a la masacre de Srebrenica y a la toma
de rehenes de personal de la ONU. En todos estos casos la Sala determinó la
responsabilidad individual de Karadzic con base en la polémica figura de la empresa
criminal conjunta (ECC), así como en su participación significativa en cada uno de
ellos.
La Sala también condena a Karadzic con base en la doctrina de responsabilidad por
el mando, según la cual es suficiente que el comandante haya tenido el deber de
conocer los crímenes cometidos por sus subordinados y no haya cumplido sus
obligaciones de vigilancia (o sanción). Sin embargo, aquí surge otro problema, ya
que no es claro si este estándar de imprudencia puede desplazar el estándar de la
intención especial necesario para un genocidio. En mi opinión, esto no es posible;
el elemento subjetivo especial debe estar presente si se quiere tratar al superior
como autor de un genocidio por omisión; de otra manera solo podría ser tratado
como cómplice.
En fin, el caso Karadzic es un importante precedente para Colombia, ya que muestra
la complejidad de la persecución de un máximo responsable, sea por genocidio u
otros crímenes internacionales. Las dificultades que este tipo de delitos acarrean
para el sistema penal, sobre todo cuando se trata de máximos responsables, no
solamente involucran retos logísticos y en este sentido exigen una alta dosis de
comprensión por parte del público en general y de sus críticos, sino que también
suponen discusiones legales complejas, en términos procesales, probatorios y
sustanciales. De ahí que, ante un eventual acuerdo de paz entre el Gobierno
colombiano y las Farc, casos como el de Karadzic se deban tener en cuenta con
miras al buen funcionamiento de la nueva “jurisdicción especial para la paz”.

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