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1. El problema wunas de sus consideraciones las paginas si -an problemas fundamentales tanto de la de la expresién del espacio, su verdader se encuentra en ese plano, Su principal emp BaradGjicamente presente sin que se To nom! que una teorfa psicoanalitica del espacio ima, | guts, es, entonces, el espacio imaginario? E: lo aint = ay del afecto y Ja. percepcién, el espacio ponde a una io corporal que tetminase por coincidie con cada tes corporales retroceden y las cotzespon- inarias se establecen sin dilacién. «Arriba» y , «adelante» y «atrés», «adentcon y eafueran dejan de ser simples puntos de referencia objetivos que definen el tido de ccidn que se desarrolla en el mundo exte- westirse de un valor corporal primordia remiten_a_pattes del cuerpo y a funciones corpo- sucesivo, (rales. En todos Tos tipos de osts obsesiva y en Ia psic riables una simbéli en la compléfarred de-vinculos edipicos, esta misma imagen icontramos en grados va- del espacio y, subyacente fe, sin embargo, una relacién as y cuyo valor general la selacién de lo intes de in por el espacio. ello, s riable del pot rgético, Ja angustia puede localizarse en uno u otto de estos dos poles. En In agorafobia y sus formas derivadas, donde la lo- come rva if es el «afueray el que desde un Bi un an dotado de un poder de aspiracién que lo vuelve capaz de destruir tra- gando, engullendo y masticando sin distincién, Por el otto, el gafueray es vivenciado como una amenaza en la medida en Gue el piso del i - ras palabras, ‘menudo indiferenciadas, se. Ico que al fe un largo andlisis la trasferencia su temor a set des- I: «Me siento sin enczgia, se dirfa que es una bolsa vacia». Pero cuenta en ion anal. tica, que poco a poco se colma con todo jo agie- sivo que el paciente expulsa de su cuerpo a medida que toma conciencia de él, «Estoy rodeado de amenazas» —dice i y tengo miedo». Se produce entonces un inario: el analista pierde por momentos su Bevo este paso de un plano al es eo &€rminos se reducen a un comin denomienioe ‘«adentro» y el «afuera», y e ‘es el que otiginard, por medio de’sus ‘€uado, B que tien« le una joven fobia a subir en ascensor. Lo que palabtas, ser «aplastada o del ascensor, 'y asfixiarme en la ascensor se detiene entre las peliculas 3s que se van acercando lentamente, nes que disminuyen de tamaio. «A menudon shay dientes que salen de Ia pated y avanzan para introdu- mi cuerpo». Pero también teme caet en el ascensor cediere bajo sus pies; existe, el temor a ser aplastada, capaz de destruitla por aplasta- ixia al mismo tiempo. Ante el espacio ce trae y techaza no hay ninguna escapator con Ja angust «trapada en todos los sentidoss, dice. El espaci que a causa de su estrechez dificul i _ tn abertura ilusoria de ese dé int la angustia de estat ae se ha vuelto amenazador, ‘aterno temite al cue tivo simbél avstrofobia_represent mate es el que traza ‘que abunda en ejemplos de de algunos de sus Srgan0s po! idad corporal puede figurar nto la natarateza 0 CO accidentes derivan del deseo o is harto. conocido. consci En efecto: no— el lugar represen- fos que en él s¢ fijan 0 consideraré el caso extremo de estructura his- mente erotizada, ‘apetder la cabezan, crtista. Un dia, durante la siesta, tiene un suefio may Seana lamar a la puerta y se despierta sobresaltada. Zn realidad, no lamé nadie, pero ella, debié perc Gua, algo que interpre:6 en este sentido. Se trata de un 20 gueio de angustia correspondiente a la percepcién de lo: primeros signos de una excitacién clitoridea que, en caso de prolongarse, amenazatia volverse incont plica la sezal de alarma que aparece en els Respertar que desencadena: amaron_a_la ro nadie tuvo tiem; ‘entrar. “que priva al sueno de toda teferer “jeuna percepcién exclusivamente auditiva, rev preocupacién inconsciente de dominarse por medio «No debes realiz ‘ni siquiera en la ima- Bitivo catepérico que, habiendo presidido la elaboraci termina por provocar un despert i aterpretaciOn exige, empero, un complemento, ya que ‘el mismo suefio se repitié con varios meses de intervalo, ‘ido visual hasta entonces reprimido se hizo Pe ‘A continuacién se produce el dos vatiantes, una negativa y otra po: sin duda, la que merece un comentario de en ausencia de cualquier representacion Simbélica concreta, el modo en que cl cuerpo propio crea el SXpacio oniico, 10 cual ya es paradéjico, puesto que no Sthrece en dicho espacio, Empero, si bien no forma parte de este de manera explicita, no deja de c in los acont se dest yen el incierto limite del interior y el exter Zuerpo y de la casa, ¥ es preciso entender literalmet en el suefio el cuerpo se convie! todo el espaci ies con Jas cuales se leccions. que hay una cla ‘Se plantea entonces el siguiente problema: ¢Cémo explicar ard simbolizacidn que en modo aiguno depende d forteito, sino que expresa, como todo parece relacién fundamental? ¢Cémo basat en Ia teoria este lar pasaje del imaginario, al que fe dean ine tea. (w comprender, desde el punto ente analitico, fe fancidn desrealizante del cuerpo propio, subyacente en 2? Formulado en estos térr problema tras. fe Ia simple compren: propio en el suefio y Ie tiones més generales y Descubrimos cierta va tamiento de este problema. Consideremos la po: de In Traunedeutung. Al estudiar las fuentes_del_sueio, Freud examina la con. ts inarcha ef acion, Pero hay una excepcion @ cl guefo.se sirve de Jas sensaciones corporales en el cas # Paiquicas. ‘Prsemnos ahora & 1a OTF faceta del pro suefio. Asi como las e: ticas no desempefian verdad que, Freud se ocupa de igacidn, crea vinculos y ordena las imégenes en un tod 22 @ Xabi it la coherencia alli donde la negacié je: (se, hace intervenit ef Tisai orden cepacto-temporal que preside la organizacién de nuestra pereepciones, de coves siuestras percepciones conscientes. El espacio y el tiempo no ) : serfan, entonces, més que una su joridad a los no habrla razones para insistir sobre el pro- ‘blema del espacio y el tiempo. A menos que la abordemos desde otro Ang i or defini: mn parece de del pensamiento de vigil De aqui a concluir que el psicoanilisis no puede hacer o' cosa que comprobar este estado de hecho no hay mis que tun paso, cro Freud no lo dio. Al rehacer el camino en sentido inverso, elaboré en el curso de un petiodo de diez aiios })_una..teoria.genética del tiempo. La idea abs- trigta del tiempo, que im versible, deriva ent jones que posi tentativa de trascender la Ya de los suefos (1917) profundiza en este tema haciendo B sctos narcisistas del dormir y del suetio jue se produce cuando = mundo exterior para 7 En estas condiciones, el yo —es decir, j sia del deseo, | Sopot ast See amente catectizado hasta el punto de sus icinundo exterior— deviene Js sinica realidad. Por eso el Ao €s una formacidn. enterament | Siitg-aun aando no figure en €..No obs peniy Niel suedo nos indica que a ocurtide a -rturbar ¢] acto de dort y nos pet idea de Ta manera ¢n que’ pudo ‘Después de todo, re ducmiendo; en ra posesionarse de él, ha sus Ponca fue satisfecha, Por lo tanto, el sue is exteriorizacién, | contribuyen ‘a ‘cupa de hecho una posicién excepcional rs ase opera la regresién nar. | eior suetio, DE ul Fesul i que atafe directamente a nuestro que se desarrolla el sueio no procesos ponsecuen- ‘su asociacién con huellas,mné a, aquello que viene del «interior» debe trasfor: marse en percepciones extstior ‘mismas conscientes desde el comienzo, como si solo una perce; ta fue consciente pudiera volver a serlo. de extrapolacién, que la experiencia del espacio base de todas estas percepciones porque poscen espacial. El cotejo de que el nifio empieza a_poblar con objetos que nombra sucesiva- 38 mente: una mesa, una “tam otros escalera de meno, une e intos recténgulos semejantes a la cane nen Ve" recer de pron i ies coches. Una apticion ceriamente loge Soe dos ‘Tethacin-empero, a una simple falla ge Je facultad de sinteste a mental. Més bien, habria ne "epresentacién de’una eass'en wee ote en ella una doble 's To que io bidimensional arc, todo parece estructurarse ,cuyo sentido hemos jar de scx una superficie rectangu- on.un vacfo que Mare Jo obstante, por espon reali ney POE a que sea esta actividad, no se to de imagenes 0 sensaciones L és hacia mca ue tad inferior de la pagina cl 3 lear , en Ta OT Tai tior, se invterte. De aqui resulta un ‘ r tun espacio Wertcalmente simético con un dinamissas ede nto de vista de la forma, esta desde Pjos se emparients con los gta eden distinguirse en ella tres catego- yentos: ans ‘que en ciertos lugares se trasfor on se encadenan, se rompen y reborn; EGGS MPagulos, tidngulos, cruces, mimeros «ty «A 7 por sltimo, figuras mixtas que se asemejan Fchlos y cruces comoE tas «Bo y «D» mays. tos elementos casi no se dist su sentido caracterizas, ape igue en muchos sentidos se Par jarc, en efecto, = ears aie por un Ftmo que no soTD Tmprime Ta Ter Se abandons cee stm micntas dupa Svidamente fe abandona a ese ri s di Torso de sa mano, interpucsta entre ahoja ys cverP0,¥ mira sonsiendo, Cuando cambia de mano el lipis —y esto ocurre a menudo, se apresura a chuparse el dor frets mano 0 a introducitlo en Ia boca. Se trata de una sti ica que se lleva a cabo tanto con el cuerpo espacio que discha* pologia corporal a) id cal y Ia reduccién jafuera» al «adentrom. . | Se produce, entonces, un hecho al que podemos considerar onsable de la objetivacién, en este mundo tenue y sin seo a ia terre daenadn. La madre cae enters _ a permanecer en Ja casa durante dos semanas, ‘Mare insiste en que sola con el nifio. estd muy contento, ¢ ir = Ia madre se quede siempre a su lado. Si ben haste ese mo- ans roceso evolutivo bruscamen fos seres y las costs, Finalon | dade ara agradar ala mad por primera vez, en perspes coronado por un techo t Fe Ja puerta en et Foca uh rostro en 40 se ahonda entre el sujeto y sus proyecciones una distancia infranqueable en el plano de lo Todo cuanto Marc hard en lo sucesivo se interior de este los en ireales se EI hecho de que espacio, concomi- ‘on una evidente expansion personal, se vi tudes de las relaciones entre la madre y oftecen a Ja vista para ocultarse mej este cambio en Ja forma de representar t ible expresar claram espaciales de organizacién —segr OTT Ta nocién de profundidad'—de-acuerdo-con Tas “modatrtades = Taso especial de rDesde el punto de vista genét el momento en que, hacia los dos afios de edad y iniciacién de una intensa actividad mottiz, debe instaurarse el proceso de diferenciacién del nifio con su madre,"? esta, ya rechazante, empieza a ausentarse. Por lo tanto, la nece. sidad de constituirse como De aqui res icién en blo- que de una agresividad cuyas repercusiones se hacen sentir tanto en el plano psiquico cuanto en el som: Ja incesante regresién hacia una relacién fusional. se completa considerando los trastornos precoces y la si cidn en que se halla este lactante débil v vulnerable por causa de una madre secretamente hostil. En consecuen ezior, se modifica poco a poco en el curso de la enfermedad de la madre, como si el proceso de fzencacgn pudlera al fin, eanadate sin poner en peligro la existencia misma del objeto. Este puede ser agredido pero de la ausencia, Esto explica Ia hey ppm 3") hoy ann 4 (aacec 3. La teoria imensién de desde el comienzo, en Ia ilusi y consderasas como variates dl espacio imaginatio, do para después le tarea de determinar la relaciSn endie y Ta organiza no reversibles, «Aquf> y «alld yyos dos 108 conservan gue el «otro» imaginar de la posici6n en 42 ica organizacidn espacial y tructura esencial de la experi cial en el nivel de la percepcién, solucién de cont rofundided lejan. este hasta ahora que el espacio idad bajo dos ‘se define como. imensional que oftece laciones eon sim delimitan una diteccién ida, y en in alos principios de especular, S ue concurren en la herent 0 desarrollo fue hasta aquf ren dneamen tura rige fenéménos que clfnicamente son variados en extre- tno. Efectivamente: una teoria no es una serie de hipStesis mamiento que debia experime i nade ag Ss ba experimentar cuandy dejaba pati ala En la renuncia 9 forma de domini y para complicar nuestra tarca, el objeto del psico- dndlisis implica por necesidad interna esta pluralidad de sen- ‘alos que es preciso explicar. Y los analistas, cunndo elegi- mos entre las posibilidades interpretativas que oftecen, ho solo practicamos a sabiendas lo que Marcel Duchamp Hama con humor «causalidad irénica», sino que conocemos la razin de que esto deba ser ast: jello sucede, puede dscirse, @ causa de Ia sobredeterminac El relato de Freud, dividic tes interpretaciones diferentes y com; Es posible ver en dl, ane todo, una fosenPae Consuelo fantaseado, puesto que es el nitio mvitmo qui én esena objeionenpaces depart por Se oe entre La interpretacién de los suefios y Més alld del io del placer, no es un simple ‘dlisis de una situacién de juego. Precisamente porque este juego es la primera manifestacién de una actividad fantaseada 4 verbalizada asistimos a Ia emergencia de algo que se rela- iona con el misterio de los orfgenes. ‘Comencemios por recordar lo esencial. Como el sujeto de la observacion es el nieto de Freud, no ha de extraiiar cue los peep episodios analizados se refieran a un perfodo que se inicia nt suftida se trasforme en actvided en el al ato y medio de edad para terminar justo antes del sexto 20. API nlfo representaba un pa fecundo si los hay, puesto pero ahora adopta un papel a sobre todo, en lad de domiio' ye que influy6 en. toda Ja Al afio y medio, este nifio, que no mostraba ua des precoz en ningin sentido, era capaz de pronunciar algunas palabras y de servirse de cierto mimero de sonidos compten- sibles para las personas de su entorno. Era décil narse, se le habfa ensefiado a respetar las prohil ternas y jamés Ioraba cuando la madre, a la que es apegado, lo abandonaba por varies horas. Pero ‘cjuicioso» tenfa la mania de recoger los pequeiios ol ance para azrojarlos lejos de sf, ued ic. jNo te neces ea como fuere, llama la atencién que pretaciones propuestas sea capaz de ea lamental que toca muy de cerca iones de muerte. ¢La experi €g0 Por un proceso de repeticién pri Pia > jpoente de cualquier bisqueda de placer, o ss opse a He gbetciGn se zige por la bésqueda de ‘un pi 16 de la forma més significativa en la siguien' Frente sexe ineropant to gee El nif tenfa un carretel de madera, atado arrojaba con gran hab por el extremo de Ja cuerda. Lanzaba entonc y tiraba luego del hilo, saludando la apaticién del carzetel con rar hip tan alegre da» (« eps, de ur juepy com | pleto de desapari , relacionado con el desga- “4 45 se alcanzan por un ymentos, fet i6n, la especalacién més audez reve, la prepara, y por e fog negames a eludit es di ia aatraccién de smo nombs sdoptado por Freud en punto de vista econémico, posibilidad jel juego del carretel, agota asf del nea omentneamente. avi as que Jos atzaviesan»,™ afirmamos que ento de as fuerzas no hace menos necesario el de ridos. Es importante explorar estos tltimos, Jos caminos rec 7 mplejos y_precsos 4 le ver complies dere deed racturarse de modo le este nuevo Angulo, es sus- frente, Notemos, ante esquema reviste SSthuctura espacial originaria que corresponde a la proyec- i siamiento efectivo, “én del objeto en el espacio, a su distanciamiento efect ioe oese de Ia ipension de profundidad - 4 Sigamos el orden’ cronodgico. EL nfo tenia, vein mee ‘su padre, @ uafan vinculos de ternura, fue fale bef bande Ss mgona dos obervacions sen ‘manera en que el nifio reacciona ante este " Sect rel dad y #1 deseo 200 neramente inp, le yartida idre brinca al nifio la oportul ea 2 partda del pod eis parte de angustia, elaborando medi Be expresién que son atin objeto de busqueda. Est suc enults totalmente incomprensible —y esta ¢s mi segu! si no se lo considera como una variante del a realizacién de padre), pero dejando intacto ef 8 sollozos). Tenemos, pues, nega- lidad de Ja separacién, ién completa del sueiio exige uestros conocimientos acerca del ‘No tener 0 de sepai a Yalente y bace nacer un sucfio de angustia? ntimiento de culpa que susci , © La observacién del nifio, proseguida un aio més tarde, cuan- do el conflicto edipico se manifiesta clarament «E! nifion —escribe Freud— «haba conteal ido se enfadaba con ui jatlo al suelo di: ciendo “"jVete a Ja gue{rra}!”, Le'babian dicho, en efecto, que el padre ausente se hallaba en la guerra, y el nfo distaba de lamentarlo. Por el contrario, daba a entender claramente ue n0 guetia ser molestado en Ia posesion exclusiva de la le ade Ahora que els relents habia “pido” ("oo 0-0"), el nifio no manifestaba ningin signo de pesse, is verdad que entretanto habfa nacido un. hetmanito, que des, pert en el nifio celos muy intensos».27 Agrepando estas secuencias biogrdficas en orden cronolégico, he procurado destecar que este primer juego inventado por | niio funciona como esgbema de representacidn, A pattit atiota ios hallamos en ef umbial det problema del espacio io, puesto que a través del juego se efecta un domi ava rg rf a is se id re a ME QODOL ee = = por FF A ‘un objeto dido (Ja madxe), na construccién histérica, se ofrece espacial determinada. flesir que el espacio imaginario se estructura sega la dine in de projundidad en la medida en-que las pulsiones age vas anales entran libremente en juego, haciendo eral. Sidimensional o ta superficie. plana del de esi a site, dicho sea i wuna primera narcisista le Ta “Situaci6n fusional. madce-hijo.a pao anc er am ng lems [fl oe stacy foo Seroige por une observaciSn de Freud: «Un da que la madre riolla el carretel delaparseet at donde él mismo se ocala Jos demés, Las relaciones.que.cl nifio establ proceso se desa- I puesto que la del nifio, ni tampoco tamudeo. En estos con mis dos pequeiios 8 uno es tartamudo y el otto presenta turales del esquema corporal. Procuraremos dar algunas preci ju adav aparece una nueva di a Ja palabra, que permanece exent dos_aspectos, el contraste es ‘sus latgas horas de soledad de becerse desaparecer a st instancia a la doble const se organiza, de hecho, en Jas fantasfas, de Ia, tercera dimer Cuando el nifio escamotea ce, sin dud: i ‘agresivas, tanto respect pero, esta agresividad dades musculares y mot que arroja el carretel a su pro} «aqui» y «allé» a la vez, en mina ua estado” de cosas mu ‘ sumir en estos ténaiings. , cay origen le y que tiende a hacer desoparecer el objeto Jeones antedichss), n0 deja d iento de restitucién ¢1 'ndo de la primera de las interpretaciones de Freud, ieg0 del carretel seria una forma de abre. . a, se ol la ecuaci6n siguiente, donde el | signo de igualdad significa «idéntico a» i que se efectiia con facil Bares Se at, ahaa de pein fanaa en el uso de eite juego de destrucin y resttucién) debe Carretel = Nitto w mi ie amect y después | (Confirmada por el hecho de que el cartetel es lanzado dene cee aeranee doe reves del cones indir de tro de la cuna del propio nifio’y ce 48 * L hhabré que concluit que mientra lo en el lugar de la madre segin el fon ef ayresor AL fojar el carctel 12 lox termtnos del proble Hi quien me abandona». yeritdg en la madre abandonarte, micntias icacién de la madre con el carretel, la madre abandonante se trasforma de golpe en madre aban- donada. * C ynsi s ahora una segunda ceventuali GReomieenes shor wre sgn esta, wy necesidad de supe- read, motivadas respectivamente por la de supe. re aa moi 1 de pasividad o por la de desquitarse de 1: terpretaciones. permiten postular made. Est Carretel= Madre abandonada, (2) i ento, asistimos a una serie de ide oSone solamntutas Exper te li elcarretel con la madre a quien hace desap: eer, el fo gf Henin con Ja’ madre que lo abandona: él es, entonces, Ie madre sbandonante. ¥ como, por otra pate, la madre abandonada representa al nifio realmente abandonado, obtiene esta ecuacién: ‘Maclre abandonada = Nifio abandonado = Carretel De donde: Catretel = Nifio B, ast Torretels * eve por Ia doble iden Sin embargo, conviene hucer notar que las dos «i tack que acabamos de analizar corresponien excite’, it¥aciones et momento del juego en que se a a, el carrete] («fort»), en este estadio, como lo hace Fare del situacign identfcdndose con fa mala ee cdedola a ella con dl. De este modo, la usec ioe S-doblemente negada («Mi mae no'me abamcnwe oe 0/soy abandonado por lla»). Més adelante eos Portanca de esta doble negacién para dl protien Constitucién del objeto imaginario. iio vuelve ite abandonante a i l mismo; asi, 4 encontrar después de haberla abandoned Carretel = Madre abandenante ce De equf se abren a Ja dialéctica de lo imaginario dos caminos ina, Parte, es posible considerar que ste Couacién esti incluida en la situacién A, a partir del Somenta Carretel = Nifio = Madre abandonante Pero entonces el efrculo de desarrollo fantaseado vuelve a cerrarse inmediatamente y Ia solucién del conflicto presencia: ausencia se rer el nifio, que s€ encuentra por una vez con une madre simbélicamente presente, Y dado que los soles ce istrituyen conforme a la realidad, podsfamos inclinarsos ¢ concliit que el problema fue resuelto. Sin embargo, esto es solo un engafio, porque la madre no esta realmente juego mediante un movimiento dieléctico circulst Fgurosamente sin salida, fundado por el principio de incla, siones recfprocss, Hit il oe as one ont. Este extenso anilisis revela | eda 4 quevel hifi se entrega Peabiden a uavé dl jgo demu Pero hay atin una raz6n que considecaremos icar este pasaje inopinado por la imagen de sf. De aqui se infiere, st ¥_con sy todo el espacio.*? Alora vez, significa que se sitéa , @ Ta manera de Ja imagen désdo- jo. Dentro de esta rea- ablecen por un proceso de reduplicaciGn conforme a la estructura fundamen- tal que preside la organizacién del conj es Ess relaciones simétrens son_potcncislmente, reversible gracias a Ia iden del, nitfo con la madre y de Ja tmadre con el nifio que él es.*® Funciona auf un proceso royeccion de la imago materna en el curso de la fase ica. («EI nifio» —escribe Fread— «es habia a la de madre, con el mismo derecho que su presencia en todo el espacio en el cual defi por oposicién a un aallé», Pero, paradéjicament allé por cuanto no esté aqui, y esto nos lle la segunda parte del problema de la constituci imaginario.** : Enrefecro: la madce es ese obieto_que le actividad {Sdicr, y las mm tiples identificacionés que Ja fundan, postulan como totalidad imaginaria al-mismo tiempo presente y auscnte: es el sérmino def movimiento disléctico que apuata a superar la gposig spareouenents jnedueble ene emeacla y pre sencia. Este movimiento es puesto en marcha por ur. desga- ) 32 | venciar coi esta ausencia en el plano de las fantasias, porque p: nifica el de poser un cuetpo distinto. Ahora bien: ara mostrar la articulacién de estos dos planos, es indis- ensable abordar el problema desde el éngulo del rol funcio. ral de Ja actividad fantaseada, He sefialado ya que 1a doble negacién de Ja avsencia materna gobierna el movi identificatorio del nifio con su madre y de ella con él. Por lo tanto, la figura materna esta doble. ‘mente postulada sobre un fondo de ausencia. Unicamente en ido puede dominarse la situacién real. Trataremos de determinat ahora el punto en’ qi se inserta en el desarrollo del sentimiento de la realidad en io,en general. Tres faces caracterizan la, transicibn diz del placer. al fo y donde el deseo se realiza por a alucinada de una primera percepci estado de siciedad. Bastard entonces que sue de satisfacer las necesidades del lact lo , sin que se opone a él, limita precisamente al campo de Jo consciente. fn cambio, y esta es Ia tercera fase del desarrollo ‘0 de los dos principios, la de lo real y lo inario no se basa en la opos 3 una relacién ‘de inclusién en la cual loreal constituye un caso particular de Jo imaginario'** El juego del carretel encuentra aqui su lu. at, puesto que lo real es dominado por su reduccién a lo se lleva a cabo por el del cuerpo propi cuya actividad fantaseada autoerdtica, que escapa de Ire f traciones de las relaciones objetales,'Io aparta irremedia 33 | cién pulsional ¥en ausen ; colocarse originariamente a cubierto de las vicisitudes ‘d mundo, el cuerpo estd predestinado a set o a volver a set | Ja imagen de_una plenitud narci se vuelve a encontrar por del cuerpo reflejado, Est intencionalidad: en ella se crusan tempranas del nitio con Ja madre cuanto que él anuda consigo Lacan, la experienci: , lejos’ de. ser para el ‘encar- absoluto, sefala mds bien el re. cioves pecoces del nitio con la figura revelaré més adk experiencia del espejo como experiencia je por el cuerpo propio, uno de vos que va de la pé i6n en el plano de lo im: que tomaré el proceso de dominio obj fal en que Ia expe- desdoblarse por ia vez «agai» virtualmente presente ‘guetpo propio se por. este.vaclo-que-se esfuera en lenar¥ toda la fschnsibe que ejerce el espejo re el nis deriva de que la imagen suple un en Je realidad. Tl objeto imate es ident aces con el cuerpo propio que el niffo, merced a un ver. dadeto fiat creador, puede escamotear y hacer surgit alter 34 to equivale a aficmar tocrotismo nace de la repro. amente ante si. E] doble sus 108 de un objeto que se oh acaba por domin; atlo, asf le su cuerpo. Desde ahi ef Sh rovanencia. 4 la vex fan porque el cuerpo toot stituye en adelante a og rece Para ocultarse mejor eto ca imita Ia ausenciay le objeto «aqui» y «ahora», més ics igualmente contingentes, El sia. Presencia, hace estas dos moda adquiere una for. sui io se ha mientras que dicha del objeto imag: absoluta de Ia nto al problema ttega a la Dik se sya dl nin denominador de fa ia foo coh He. Bal 7, om ta comes HS, isBen “ Raa 0 ee otro gue Te dewnctor, ey mt Wome estructura inherente al cuerpo Propio en su toad, vivencia kinest el espejo, constituye el { | llega a de ce de lo imaginario. una suerte de sable. Por el otro, Ja constancia proj se del re ado de lo real, Los aspectas perceptivos ¢ imagi faan asf un todo capaz de asegurar ef dominio sobre los objetos, estableciendo al objeto como idéntico a pesar de su existencia lagunar. El nifio puede escapar entonce: de dil ma que compromete el sentido mismo de vivenciar como un aniquilamiento la desap: © dejarse desbordar por una realidad incor puede superar, por lo tanto, la angustia de y del objeto (con predominio del component y la angustia, complementaria, de pérdida predominan los procesos depresivos). Ahora bien: asi como el cuerpo propio da al la posibilidad de aprehender el objeto materno do, a través de este objeto, precisamente, el nifio se reconoce como est corporal inacabada con co: ceptivos e imaginarios. El esquema cor accién formadora en todos los niveles abre vn campo este punto, se plai Ja _objstividad. jifio lo aborda por dos pacio. EX objeto, taigal fundamentar Gel cuerpo iopio; zando la teversibilidad “de“lasSelaciones-espaciales** que esté en Ja base de-tina identificacién reciproca con la madre natcisista. Cabe plantear ahora un problema ito en estas consideraciones te6ricas: gcusles son las iones entre el espacio imaginatio y el espacio real? Disipemos antes un equfvoco. En ningtin momento se tratd 36 de Ia génesis del espacio real, puesto que el juego del carzetel supone, por el ue ya est dado en la percep- perciba en su realidad tla actividad fantaseada Tes cons- del espacio in co lad, porque es negacién de la rofandidad yea pee “no basta oda que esta estructure al Fepite coi Yes por eso | actividad imaginante parece por eseacia vuelta hacia © cepresiva-porque-se afitma-coma una nepatividad. el espacio teal no es. directamente ‘Grchendido : oor so. de de eta indo en la extive tura imaginaria del juego del cafretel, que pata constitusrse debe apoyarse en_él- la situacién etm ia de lo que parece a adelante Ia relac deja de ser aj Volvamos a la ica de lo real y lo imaginario, 1. Cuando postulamos que la dada origin ing ie Ere clusién reciproca, cabe deducir que coine de la percepeién. Es, ademé ito piiede aleanzar. el imaginario, esta primera rel: la Unica estructura espacial designa el espacio real e I ién se representard asi + | (2 La introduccién del principio de realidad, ademés de Yol- Ver incompatibles la percepcién y el deseo, crea al mismo tiem. 7 po una fisura entre ex mienza a tener su exis! Expetiencia perce cede ante el hostiga ge expres por la cons sans dad cbpesiimente en los estadaa de confusion, st ¢ por modificaciones que su la estructura es- pecdal tridimensional Sea como fuere, la telacion que es. Tablecemos entre las dos vatiedades de espacio se reduce al siguiente esquema: tas. cosas. no_qued es para el incons Gin embargo, de Jo-imaginat mete a fondo Puesto que e ie la percepeién, sin © inaginario i ies estuuctutas espaciales similares y L espacio ttidimensional_de-lapercepcién, él. ¢Spatio_tridimensional coms ages del digep'y cl expecio pareepeiva conbaiido, a 38 el Ta organizaciga ‘ién_de la inclusién. zeci ober oe rlicién de la indusi6n_zecipraca bere aoe wacerla. desaparecer, cl_paso.de Ja superficie a jos que la estructura imaginaria’tridime Gio de Ia realidad, del cuales, sin embargo, Estos tres planos en que se desarrolla Ia exper n | cuerpo propio,.que par niveles.*° Esta compleja red de vel sigoiente esquema, donde C designa al cuerpo Esca concepeién, por abstracta que parezca, puede esclarecer los puntos que quedaron oscuros en el andlisis de los datos plo, una paradoja de nuestra primera ob- mo se explica que un nifio tartamudo, que presenta anomalies de estructaraciéa del espaci cibir correctamente el espa épueden ser en el mismo si sibles en un. dominio e-i examinado pueden impedir, en efecto, que el proceso de objetivacién se cumpla en ef plano de Jo imaginatio. Si esto dos formas espaciales similares s, donde la reversibilidad es cl cuerpo propio contribuye activamente, puede dejar que Subsistan lagonas circunscritas a una parte del eampo per Scpuivo ¢ imaginario, Ast, en el csso del nfl tartam Sijetoe reales se desdoblan, mientras que él Seka de manera normal en el mundo de Ts perc Bebemos considerar un titimo punto de extrema Dijimos que el espacio primitivo regido por I recipoce no solo no deapaececunodo sogen formes mie complcjes, sino que ¢s capaz de fundarlas (puesto «que el iy op cath incluido en el espacio. imaganario, dencia alucinatoria de lo. percibido y lo no-percibido. 16s lleva nuevamente a los origenes del espacio imaginatio, Segunda parte

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