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LA RESISTENCIA A LA EXTINCIÓN EN LA AUTOLESIÓN “LA ATENCIÓN COMO REFORZADOR”

El comportamiento tiende a aumentar si anteriormente ha sido reforzado (Atención a la


autolesión) y se le retira el reforzador (No dar atención a la autolesión).

La autolesión no se detiene de inmediato, en cambio aumenta su frecuencia e intensidad antes


de detenerse definitivamente, y el problema surge cuando esta resistencia a la extinción deriva
a daño físico. La British Psychological Society (2004) pone de relieve el riesgo que supone para
el bienestar de las personas una explosión de la extinción. Por ejemplo, en algunas personas
con el síndrome de Lesch -Nyan, los riesgos asociados a la extinción pueden ser mayores
debido a la naturaleza e intensidad de sus autolesiones (Olson, 2000).

Lo recomendable podría ser:

1) Una extinción programada, es decir una retirada gradual del reforzador (atención).
2) Refuerzo diferencial, es decir reforzar todas las conductas diferentes a la conducta
autolesiva, y la conducta autolesiva debe ser jamás reforzada.
3) Anticiparnos, a los eventos que puedan generar la conducta. Por ejemplo, si la
atención es reforzante y la persona no recibe esa atención, se establecerá la
motivación para hacer conductas que le permitan obtener esa atención.
4) Consistencia en el procedimiento, es decir que todas las personas involucradas en la
intervención deben aplicar el mismo procedimiento que se llegó a través de la
evaluación que determina la función de la conducta.
5) Evaluación de funciones, una misma conducta puede tener distintas funciones y debe
determinarse si la conducta en determinado contexto tiene la misma funcionalidad e
intervenir según sea el caso. Por ejemplo, la conducta autolesiva puede darse para la
obtención de alimentos, escapar de la tarea, atención, supresión del dolor, etc.

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