Con un avance de 79% del Túnel Emisor Oriente (TEO), que pretenderá evitar
inundaciones en la Zona Metropolitana del Valle de México, así como facilitar el
mantenimiento de su sistema de drenaje, se prevé se ponga en funcionamiento a finales de agosto del 2018.
La obra tiene una capacidad de 150 m3/s y un diámetro de siete metros, así como tres grandes objetivos:
1) Mejorar el abastecimiento del Valle de México.
2) Elevar la sustentabilidad del Valle de México. 3) Reforzar y ampliar la capacidad de drenaje de la Zona Metropolitana del Valle de México. Los retos aún no están todos resueltos. Por ejemplo, la lumbrera 21A, uno de los 24 respiraderos de la obra, está en medio de un manto acuífero. Debajo, en el túnel, se ve que hay agua presionando con fuerza, y algunos de los prefabricados comienzan a tener filtraciones. Unos trozos de madera, no muy sofisticados, tratan de contenerlas. Los obreros las miran y se encogen de hombros. Para la megaobra la CONAGUA adquirió seis tuneladoras, con un costo total de mil millones de pesos. Sobre el futuro de estas máquinas, refiere: “Sí se pueden volver a usar las utilizaremos; si no, las compañías que las suministran tienen una oportunidad de recompra. Lo que más convenga”. Este equipo avanza en promedio de nueve a diez metros diarios. El ingeniero Roberto Corrales glosa que el concreto utilizado es de alta resistencia de 500 kilogramos por centímetro cuadrado; como referencia, el emisor central utilizó concreto de 350 kilogramos por centímetro cuadrado. Una obra de esta magnitud requiere gran cantidad de material, por lo que se han elaborado tres fábricas de dovelas en el Estado de México