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Escritura y Desconstruccion - Ferro
Escritura y Desconstruccion - Ferro
Roberto Ferro
Escritura y desconstrucción
Editorial Biblos
Abril de 1995
ISBN 950-786-017-7
2
INDICE
V. La différance
VI. La escritura
VII. La desconstrucción
A Hernán Simond
JULIAN RIOS
4
J.D.
J.D.
[H]ERRAR: (De ferrar) tr. Colocar las herraduras a las caballerías. // Marcar
con un hierro candente los ganados, artefactos, esclavos o malhechores. //
Guarnecer de hierro algún artefacto. // ant. Poner a alguien grillos u otras
prisiones de hierro.
5
je ne veux pas tarder à vous en remercier. Le travail que vous faites est
Jacques Derrida
7
R. F.
Hurlingham-Buenos Aires, abril de 1992.
9
5- Identität und differenz, Neske, 1957, p. 37. Traducción de H. Cortés y A. Leyte, Identidad
y diferencia, Barcelona, Anthropos, 1989.
6- El Coloquio de Bonneval, realizado en 1960, bajo la dirección de Henry Ey, y del que
participaron, entre otros, André Green, Jean Laplanche, Serge Leclaire, Henri Lefevre, Paul
Ricoeur, Paul Guturaud, Jean Hippolite, Jacques Lacan, Maurice Merlau-Ponty, que marca de
modo definitivo las líneas principales del debate que enfrentará a la fenomenología y al
psicoanálisis en los años siguientes, nos permite confirmar nuestra idea de índice de un
cambio en las direcciones del pensamiento francés. Las actas se publicaron en español en El
12
II. LA INTRODUCCION A
"EL ORIGEN DE LA GEOMETRIA"
En esta serie de oposiciones el término esencial teje una trama que une el
sentido y el silencio.
Esa trama se funda en un presupuesto básico de la metafísica
occidental: la solidaridad e interdependencia necesaria entre la
determinación del ser como presencia y la consciencia.
Concebir la íntima relación entre las vivencias intencionales y la
consciencia como lo interior es lo que legitima la supremacía de
exterioridad del lenguaje, desvalorizado en sus posibilidades de
fundamentación objetiva por tratarse de algo contaminado, mediado por
el signo. El lenguaje se constituye en el seno de la distancia que se tiende
en la oposición jerárquica que tiene a la significación en su pureza como
término hegemónico y a la significación como expresión, en tanto que
término degradado.
La consciencia como escena de la comunicación monológica implica
la identidad, la autorreferencia, la no-alteridad de la presencia para sí:
Uno de los vectores que articula la lectura que lleva a cabo Derrida
de Husserl en La voz... consiste en exhibir que el nudo de la
argumentación husserliana en el tema de la señal es la instancia de la
presencia, ya que, cada vez que la presencia es sustraída, el significante
es de naturaleza indicativa. La noción de presencia en general es
simétrica y solidaria a la problematización del signo en general, pues más
allá de la distinción entre señal y expresión, para Husserl sólo la señal es
digno, así la expresión plena está más allá del concepto de signo.
El resto, lo que la reducción coloca más allá del borde, aparece
como constitutivo del centro.
La paradoja de la expresividad pura, privilegiada en el análisis de
Husserl, es que es inexpresiva. La contradicción aparece cuando se señala
el punto de máxima claridad que se trastorna en el más confuso: si "la voz
es la consciencia, una voz sin escritura es absolutamente viva y
absolutamente muerta".
El punto que se articula en la extensión de "a la vez" es linde y
deslinde. El entrelazamiento (Verflechtung) no se constituye, entonces,
como una instancia a destrabar el entrelazamiento es esencial, la marca
gráfica de la voz que es la consciencia no es un componente derivado,
accesorio. La marca escrita y la emisión fonética no pueden ser sometidas
a la lente de la reducción, su entrelazamiento no es contingente, la
reducción exhibe su imposibilidad y su clausura, su límite:
-El suplemento que viene con su adición a suplir una falta, una no-
presencia originaria en la plenitud de la presencia;
-la différance que genera el interrogante acerca de si debe ser pensada a
partir de la presencia o antes de ella, abre una instancia de interrogación
a la presencia en la clausura del saber;
-el yo soy que dice la relación del existente con su muerte,
estructuralmente necesaria al funcionamiento del yo;
-la repetición que exhibe la puesta en cuestión de la identidad como
presencia;
-la desconstrucción del ahora-presente como identidad;
-la puesta en cuestión del privilegio de la presencia como consciencia que
se establece por medio de la voz, relación necesaria e inmediata entre
pensamiento -logos- y voz -phoné-;
10- Esa es la perspectiva en que instala a Derrida Richard Rorty, Philosophy and the Mirror
of Nature, Princeton, Princeton University Press, 1980. Traducción, El espejo de la
naturaleza, Madrid, Cátedra, 1983, en especial pp. 333-335.
30
fenómeno:
De este modo:
-el privilegio de la presencia como consciencia que se constituye por
medio de la voz (la tradición occidental impone como necesaria e
inmediata la relación entre el pensamiento -logos- y la voz -phoné-):
-el detrimento de la escritura, despreciada, relegada a una función
secundaria y representativa del hablar:
-la ilusión de transparencia absoluta del significado trascendental, como
sentido previo y absoluto, complemento de las presencia y de la
interioridad, en la que se funda todo el edificio de la metafísica,
lingüística saussuriana".
(De la gramatología, pp. 44-45).
V. LA DIFFERANCE
12- Cristina de Peretti, Texto y desconstrucción, Barcelona, Anthropos, 1989, pp. 90-91.
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lenguaje trastorna los límites habituales del mismo, es decir expresión del
pensamiento en palabras, para entenderlo en toda su extensión, esto es,
como manifestación de cualquier actividad psíquica, en la que tiene un
lugar relevante la escritura.
Derrida hace especial hincapié en la importancia que el trabajo de la
huella y de la facilitación15 tienen para Freud en el proceso de
configuración de la vida psíquica: la base de todo psiquismo radica en la
diferencia sin clausura e imposible de captar como un todo entre las
diversas huellas, entre las fuerzas.
En "El block maravilloso"16 Freud elige la descripción de la pizarra
mágica para dar cuenta de la relación entre lo consciente y lo
inconsciente. En la pizarra mágica, utensilio a menudo de uso doméstico,
las huellas no aparecen nunca en la superficie, no pueden ser percibidas a
simple vista, lo que no significa que no permanezcan inscritas por debajo
de esa superficie en una base de cera, como reproducción del original.
Este texto de Freud retoma uno de los núcleos conceptuales presente en
otros trabajos: la imposibilidad de traducción recíproca entre la instancia
del inconsciente y del consciente. Lo que desmonta toda eventualidad de
considerar la textualidad inconsciente como una presencia última de la
que el consciente sería una traducción. Lo consciente no es, por lo tanto,
una representación de una presencia anterior, original, si no que su
espacio es un presente ya reconstituido, una representación de un
presente que nunca ha sido presente. De modo que la imposibilidad de
traducción al descartar toda insistencia en un código común que facilite el
traslado, el intercambio de equivalencias de significación, hace que la
relación entre los dos ámbitos esté dominada por una heterogeneidad
radical: un sistema de censura separa los componentes que pueden
configurarse como conscientes y los que son relegados al inconsciente.
Los estímulos con bajo grado de intensidad que no demandan un
gasto excesivo de energía son reconstituidos en material consciente. A su
vez, los estímulos con excesivo grado de energía suponen un riesgo, por
lo que son excluidos por la instancia de censura del ámbito consciente y
son desplazados al inconsciente.
En la configuración y en la permanencia de las huellas, que pueden
actuar como estímulos, se da un esfuerzo de vida, que se protege
difiriendo una catexia excesiva que puede constituirse en un peligro
destructivo y mortal. Una catexia excesiva implica un mayor gasto de
energía para que desaparezca la tensión excesiva. Una catexia plena
significa la destrucción. Esa plenitud de intensidad se difiere y pospone
constituyendo una red mnésica de huellas conservadas, como un intervalo
disponible para la defensa frente a un grado de intensidad peligroso. La
consciencia articula una disposición de ese inventario de componentes
conscientes, intensidades o fuerzas ya inertes, evitando así toda
posibilidad de amenaza.
Toda amenaza de gasto excesivo que no pueda ser configurada
como instancia neutra es condenada por la censura a la instancia del
inconsciente.
De ello se desprende que los componentes constitutivos del
inconsciente, marcados por la intensidad, sean, por una parte, lo
censurado ,y por la otra, el campo de constitución del ámbito de la
consciencia, pues es el horizonte definido del placer como descarga de
intensidad.
La posibilidad del placer total equivale a la instancia de la muerte, lo
que implica que el límite del principio del placer es el principio de la
realidad, de la conservación que elude la muerte y difiere la consecución
del placer.
La muerte no puede ser escindida de la vida, porque está en el
origen mismo de ésta. La vida tan sólo puede resguardarse de la muerte
por medio de una economía de la muerte misma, por un sistema
económico del gasto, fundado en el diferimiento.
La vida despliega su continuidad merced a la configuración de la
economía de su propia muerte. Las rupturas que ponen en peligro la vida,
que la amenazan, tan sólo pueden ser conjuradas repitiéndolas por medio
de un rodeo. La memoria, como defensa, es lo que constituye
originariamente la vida. La función primaria se da en el ámbito de lo
inconsciente, sin que haya simultaneidad entre el darse de la consciencia
y la constitución del inventario mnésico.
No hay una serie cronológica que instaure una antelación de la vida
originaria y luego se disponga a su defensa: la vida es originariamente
marca, huella, traza, diferimiento, retraso. El pensamiento freudiano como
pensamiento de la diferencia otorga prioridad a la constitución de la vida
como huella, antes de determinar al ser como sujeto o como consciencia.
En este sistema de relaciones que se articulan de acuerdo con dispositivos
económicos, el diferimiento es congénito a aquello que desmonta: la
plenitud y la presencia.
El pensamiento freudiano se caracteriza por la puesta en cuestión
de todo presupuesto de privilegio al origen. Como Derrida, puede suscribir
la falacia teórica de lo originario. Lo originario es la instancia del
diferimiento, de la repetición. No hay antelación de la presencia como
fuente de los procesos de retraso, sino, antes bien, es la repetición, el
diferimiento lo que constituye al origen. Freud y Derrida pueden ser
leídos, por lo tanto, en la coincidencia de que el originario es el no-origen,
es la tachadura del origen:
del sistema lingüístico, sino que se disemina por todas las experiencias.
La différance imbrica las instancias de lectura y de escritura en un
dispositivo estratégico amplio que disemina y desmonta la autoridad
vigilante del logocentrismo en un movimiento inacabado que no se asigna
ningún comienzo absoluto y que en sus maniobras de desvío, de retraso,
de diferimiento supone la imposibilidad de cualquier tipo de horizonte de
clausura.
61
VI. LA ESCRITURA
VII. LA DESCONSTRUCCION
19-Daniel Bell, Las contradicciones culturales del capitalismo, Madrid, Alianza, 1977.
83
20-John L. Austin, How to do things with words, Oxford University Press, 1962. Traducción
de Genaro R. Carrió y Eduardo A. Rabossi, Cómo hacer cosas con palabras, Barcelona,
Paidós, 1982.
98
21- Jorge Luis Borges, Obras completas, Buenos Aires, Emecé, 1974, p. 449.
22- La primera versión de "La doble sesión", que luego es recogida en La diseminación, fue
publicad den Tel Quel, 41 y 42 (1970), la redacción de la revista la hacía preceder entonces de
la siguiente nota: "El título es propuesto por la redacción de la revista. Por razones que
aparecerán con la lectura, ese texto no se anunciaba bajo ningún título. Dio lugar a dos
sesiones del 26 de febrero y 5 de marzo de 1969 del Círculo de Estudios Teóricos. En esa
fecha, será necesario igualmente saberlo, sólo había sido publicada la primera parte de La
Dissémination (Critique, febrero de 1969, núm, 261).
104
1971. Regresa por primera vez a Argelia desde 1962. Dicta conferencias
en la Universidad de Argel. En el Congreso de la sociedades de filosofía de
lengua francesa en Montreal lee "Signature, evenement, contexte".
115
a) Libros
de 1988.
-"Une lettre de Jacques Derrida", Libération, 3 de marzo de 1988.
-"Like the Sound of the Sea Deep within a Shell: Paul de Man's War",
Critical Inquiry, Chicago, 14, primavera 1988.
-"Che cos'è la poesia?", Poesia I, 11, noviembre 1988.
-"Y a-t-il une langue philosophique?" en Autrement, 102, noviembre 1988.
-"...Una de las virtudes más recientes...", prólogo a C. de Peretti, Jacques
Derrida, texto y desconstrucción, trad. C. de Peretti, Barcelona, Anthropos,
1989.
-"La democratie ajournée", Le Monde de la Révolution française. Gazette
du bicentenaire (mensual), núm 1, enero de 1989.
-"L'autre cap", en Liber, núm. 5, octubre 1990 (Le Monde), 29 de set.
1990).
"El otro cabo", Liber, editada en Buenos Aires por Ámbito Financiero, 9,
14-12-90.
-"Point de vue" [respuesta a la pregunta "Le suil de tolérance, c'est quoi
poru vous?"], Libération, 22 de enero de 1990.
-"Videor", en Passages de l'image, Centre Georges Pompidou, 1990.
-"A letter to Peter Eisenman", en Assemblage. A Critical Journal of
Architecture and Design, núm. 12, agosto de 1990.
-"Let us not forget - Psychoanalysis", Oxford Leterary Review, vol. 12,
núms. 1 y 2, 1990.
-"La voix de l'ami", en homenaje a Henri Joly, Cahier du Groupe de
recherches sur la philosophie et le langage, Grenoble, núm. 12, 1990.
-"Louis Althusser", texto pronunciado tras la muerte de Louis Althusser,
Les Lettres françaises,núm. 4, diciembre de 1990.