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Seminario Internacional:

“La Experiencia de la ZLAN de América Latina


y el Caribe y la perspectiva hacia el 2015 plus”
Ciudad de México, 14 y 15 de febrero de 2012

PANEL 1: “Lecciones aprendidas y buenas prácticas en el proceso de creación y


consolidación de la Zona Libre de Armas Nucleares de América Latina y el Caribe”

INTERVENCION DE LA SRA. SUBSECRETARIA DE POLITICA EXTERIOR DE ARGENTINA


EMBAJADORA MARIA DEL CARMEN SQUEFF

Buenos días a todos y a todas

Muchas gracias Señor moderador


Señora Canciller Patricia Espinosa Cantellano
Señora Secretaria General de la OPANAL, Gioconda Ubeda
Señor Director General de la OIEA, Yukiya Amano
Señores representantes de los países miembros del OPANAL

Deseo transmitir el saludo del Gobierno argentino al cumplirse el 45º aniversario


de la firma en Tlatelolco, México, del Tratado para la Proscripción de las Armas
Nucleares en la América Latina y el Caribe.

Asimismo, felicitamos a la Secretaría General de Organización para la


Proscripción de las Armas Nucleares en América Latina, Embajadora Gioconda
Úbeda, por la iniciativa de organizar este Seminario, que brinda la oportunidad de
llevar a cabo un ejercicio de reflexión colectivo sobre el proceso de creación y
consolidación de la Zona Libre de Armas Nucleares de América Latina y el Caribe.

-Este ejercicio, basado en el análisis retrospectivo de las experiencias que hemos


compartido como comunidad de estados, puede permitir formular elementos para
una visión conjunta del futuro del régimen de no proliferación en general, del papel
de las zonas libres de armas nucleares, y de la Conferencia de Examen del Tratado
de No Proliferación de las Armas Nucleares que tendrá lugar en 2015, y cuyo
proceso de preparación se inicia a fines de abril en Viena.

-Dentro del objetivo amplio del presente Seminario, nuestro panel está enfocado a
las lecciones aprendidas y las buenas prácticas.
-Una primera reflexión para compartir puede extraerse de la experiencia de
consolidación que vivió el régimen establecido por el Tratado de Tlatelolco.

-Un tratado que establece una zona libre de armas nucleares es, ante todo, un
tratado de seguridad. Como tal, procura ser una respuesta colectiva a un
determinado diagnóstico de seguridad.

-En el caso de Tlatelolco esa construcción colectiva se plasmó de manera temprana


en la formulación del marco legal, pero se consolidó en la práctica de manera
gradual.

-En efecto, pese al objetivo general acordado en un comienzo, pasaron más de 25


años desde el momento visionario de la firma del Tratado de Tlatelolco hasta la
ratificación del Tratado por los Estados de la región con capacidades tecnológicas
significativas en el campo nuclear.

-Solamente cuando se dieron las condiciones políticas y de seguridad, cuando esos


Estados tuvieron la certeza de que sus preocupaciones de seguridad estaban
resguardadas, se consolidó definitivamente la Zona Libre de Armas Nucleares de
la América Latina y el Caribe.

-Una lección a extraer de nuestra historia común puede ser entonces que la
generación de pautas normativas, incluso de las más loables, es realmente efectiva
si está respaldada y resguardada en la construcción de condiciones políticas
objetivas que lleven a los Estados al convencimiento que la adhesión a esas normas
contribuye a mejorar sus condiciones de seguridad, o, al menos, es compatible con
sus evaluaciones de seguridad.

-Se trata de un delicado equilibrio entre ambición en las metas y realismo en las
medidas, que solamente puede alcanzarse a través del diálogo político franco y
solidario con las diversas situaciones de los países participantes. Las normas o
instrumentos internacionales con vocación de sustentabilidad son aquellos que
reflejan entendimientos políticos previos.

-Y hablando de compromiso, no puedo dejar de mencionar que el año pasado


celebramos con Brasil los 20 años del acuerdo que creó a Agencia Brasileño-
Argentina de Contabilidad y Control de Materiales Nucleares (ABACC),
instrumentos a través de los cuales ambos países afirmaron su compromiso
inequívoco con el uso estrictamente pacífico de la energía nuclear. Esta
transparencia y confianza mutua en el área nuclear también trajo beneficios de
cooperación a toda la región, y consolidó el Tratado de Tlatelolco.

-Una segunda reflexión puede referirse al nivel de funcionamiento del Tratado de


Tlatelolco y de la Zona Libre de Armas Nucleares por él establecida.

-Las últimas semanas han vuelto a poner sobre la mesa, en términos prácticos, una
cuestión crucial, como es el del cumplimiento y respeto por parte de determinados
países poseedores de armas nucleares de la letra y del espíritu del Tratado y de la
Zona Libre de Armas Nucleares de América Latina y el Caribe.

-Esta cuestión se evoca habitualmente con diferentes manifestaciones de los


Estados Miembros de Tlatelolco respecto a las reservas interpretativas formuladas
al Protocolo Adicional II de Tlatelolco por las potencias nucleares reconocidas por
el TNP.

-En realidad el tema excede el debate técnico legal respecto a la medida en la cual
esas reservas o declaraciones son compatibles con las obligaciones asumidas al
ratificar el Protocolo Adicional II.

-Esta problemática general, de alguna manera se aplica a todas las reservas o


declaraciones al Protocolo Adicional II del Tratado de Tlatelolco formuladas por
países poseedores de armas nucleares, o incluso a otras zonas libres de armas
nucleares. Esta situación tiene un impacto que se ve agravado en nuestra región
cuando el Reino Unido incrementa su presencia militar en la Zona desnuclearizada
a través de la introducción de naves susceptibles de portar y emplear armamentos
nucleares. Este impacto se ve agravado por el hecho de no confirmar o negar la
presencia de armamento nuclear en buques y submarinos que transitan por la Zona
creada por el Tratado y reconocida por el Reino Unido. Ello, como forma de
respaldar la ocupación de facto de las Islas Malvinas, Georgias del Sur y Sandwich
del Sur y los espacios marítimos circundantes, respecto de los cuales las Naciones
Unidas han reconocido, en numerosas Resoluciones, que existe una disputa de
soberanía. Al respecto, cabe destacar que el pasado viernes 10 de febrero, la
República Argentina realizó una presentación ante el Presidente de la Asamblea
General, el Presidente del Consejo de Seguridad y el Secretario General de las
Naciones Unidas, relativa a la creciente militarización con capacidad nuclear del
Atlántico Sur por el Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte.

-A través de esas acciones, se burla o vulnera el espíritu de las garantías de


seguridad que, en la letra, el Tratado y los Protocolos reconocen a los países que
voluntariamente y conforme a sus convicciones han renunciado a la producción,
posesión y uso de armas nucleares.

-Los tratados de seguridad operan sobre percepciones. Cual debe ser la percepción
de seguridad frente a acciones de militarización de una parte de la zona
desnuclearizada por Tlatelolco, por parte de una potencia nuclear que introduce en
la zona del Tratado buques de superficie o submarinos con capacidad de portar
armas nucleares, sin confirmar ni negar el tipo de armamento?

-Desde el punto de vista legal, en términos generales seguramente se podría


argumentar que en casos de duda debería presumirse la buena fe en la aplicación de
los tratados. En el caso de un tratado de seguridad, los límites entre la duda y la
ambigüedad, y entre la ambigüedad y la amenaza velada, pueden ser muy sutiles.

-A los fines del ejercicio de reflexión conjunta que estamos desarrollando,


debemos decir que el problema excede el comportamiento puntual de una ex
potencia colonial, que emplea la ambigüedad como amenaza velada de armas
supuestamente modernas para proteger intereses anacrónicos.

-Los tratados de seguridad no están destinados a solucionar las disputas que


puedan tener los estados por razones que consideren legítimas, pero acotan y
regulan los medios a usar para dirimirlos.

-En tanto el tema de las garantías de seguridad que deben brindar las potencias
nucleares no se aborde sustantivamente, los países que hemos renunciado a las
armas nucleares y además hemos desnuclearizado nuestra región, quedaremos
librados al comportamiento arbitrario de ciertos países, sin siquiera poder aspirar a
tener seguridades de que un país poseedor de armas nucleares que ocupa un
territorio en disputa no amenace de manera directa o velada con la posibilidad de
introducir armas nucleares en la zona desnuclearizada.

-El disparador que nos hace retomar de manera enfática esta reflexión que ya todos
conocen es el comportamiento de un país poseedor de armas nucleares en concreto,
pero el problema es del régimen de no proliferación en su conjunto y de sus
asimetrías, que han visto incrementadas sus consecuencias distorsivas con el correr
del tiempo. Y el Tratado de Tlatelolco es un componente del régimen de no
proliferación.

-El debate que se da en el marco de OPANAL, del TNP, o incluso en la


Conferencia de Desarme, sobre zonas libres de armas nucleares y garantías
negativas de seguridad y sobre asimetría de obligaciones o equidad del régimen de
no proliferación, es un debate que excede discusiones teóricas y valores, y que,
para muchos de nuestros países, se refiere al alcance de la protección que nos
brinda el régimen de no proliferación, incluyendo el Tratado de Tlatelolco. Esa
cuestión adquiere una dimensión práctica muy seria cuando en medio de un debate
pacífico por un territorio que la comunidad internacional reconoce en disputa, una
potencia nuclear opta por militarizar la zona desnuclearizada.

-Una segunda lección aprendida entonces es que mientras no se haya solucionado


la asimetría de obligaciones y garantías que provocan las reservas y prácticas de
los países poseedores de armas nucleares no estará completada la arquitectura de
seguridad que representa el Tratado de Tlatelolco y el funcionamiento de la Zona
Libre de Armas Nucleares de América Latina y el Caribe no será pleno.

-Como consideraciones finales debemos destacar que el tono de firmeza de la


Argentina respecto a estas cuestiones no debe tomarse como una falta de
compromiso de nuestro país con el régimen de no proliferación. La Argentina ha
renunciado por profundas convicciones propias a las armas nucleares, y aspira a
que los tres pilares del Tratado de No Proliferación, o sea el desarme nuclear, la no
proliferación nuclear, y los usos pacíficos de la energía nuclear, se realicen
plenamente.

-Al mismo tiempo nuestro tono no debe hacer alentar expectativas a aquellos a
quienes les convendría que perdamos la paciencia. La Argentina es un país
pacífico que, como señalara recientemente nuestra Presidenta, ha sufrido mucho
con la violencia, y no le entusiasman ni los juegos de guerra ni las armas.

-En diversos foros regionales hemos recibido expresiones de apoyo que indican
que la cuestión Malvinas no es un tema de la Argentina, sino de la región.
-Al mismo tiempo valoramos y agradecemos la solidaridad de los Estados
Miembros del Tratado que, de manera recurrente, expresan en diversos foros su
preocupación por el tema de las garantías negativas de seguridad.

-Aspiramos a seguir caminando juntos con los Estados de Tlatelolco en los debates
que vienen sobre estas cuestiones.

-Estas son algunas de las reflexiones que deseábamos compartir con todos ustedes
en este panel. Sin duda la Conferencia de Examen del TNP en 2015, y su proceso
preparatorio que se inicia el 30 de abril próximo, o eventualmente los debates de la
Conferencia de Desarme, nos brindarán la oportunidad de analizar la cuestión de
las zonas libres de armas nucleares y las garantías negativas de seguridad en el
marco amplio de las obligaciones asumidas por todos los estados en el TNP,
incluyendo las potencias nucleares.

Muchas gracias.

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