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NATURALEZA DEL APRENDIZAJE

Aunque no hay una definición de aprendizaje plenamente satisfactoria y


absolutamente compartida por todos los especialistas, sí existe una definición que
recibe el máximo consenso, y es ésta: se entiende por aprendizaje "un cambio
más o menos permanente de conducta que se produce como resultado de la
práctica" (Kimble, 1971; Beltrán, 1984).

La aceptación casi general de esta definición está motivada por el carácter


operacional de la misma, en el sentido de que tanto la práctica como el cambio
de conducta son variables operacionales fácilmente cuantificables y medibles;
con ella se establece además una relación funcional entre la ejecución y la
práctica, entre la variable dependiente y la variable independiente.

Prácticamente todos los especialistas aceptan -explícita o implícitamente- los


tres criterios anteriormente señalados del aprendizaje: un cambio en la conducta
o en la potencialidad de la conducta, un cambio producido por algún tipo de
práctica o ejercicio y un cambio más o menos duradero.

Ahora bien, esto equivale a decir que el aprendizaje es una variable hipotética,
un constructo invisible que enlaza las dos variables -práctica y ejecución- dejando
en la oscuridad la naturaleza de los procesos del aprendizaje.

Para algunos autores la presencia de estas dos variables es suficiente para


explicar y planificar el aprendizaje. Para otros, en cambio, es precisamente ese
núcleo central invisible del aprendizaje lo que interesa conocer y desvelar para
introducir en el aprendizaje mejoras cualitativas. En este punto es donde
empiezan a separarse los diversos enfoques psicológicos.

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