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LA AXIOLOGIA Y SU RELACION CON LA EDUCACION Juana Manjén Ruiz Universidad de Sevilla 1.1, FUNDAMENTACION Y DESARROLLO DE LA AXIOLOGIA EDUCATIVA. ANALISIS CONCEPTUAL. El estudio de la Axiologia en sus comienzos y a lo largo de todo su desarrollo ha ido suscitando diversas categorizaciones conceptuales no slo por el significado concreto del término, sino también en cuanto a su fundamentacién epistemoldgica.' En un principio el término axiologfa se utiliza como estudio o teoria que emitimos de tal cocual clase de valor, concepto que en su sentido mas restringido sélo se emplea para los valores de orden espiritual o trascendental y, més especificamente aplicado a conceptos relacionados con el orden moral y ético. Es en este sentido como se encuentra recogido por LAPIE (1902), como ciencia del valor moral. Por otro lado en su sentido mas amplio: serfa la teoria critica de la nocién de valor en general. Asf pues, para LALANDE (1967:99), la axiologia, “seria a laciencia de los valores morales, o l6gicos o estéticos, como 1a metodologta general al estudio de los métodos de las Matemiticas, de la Fisica, de la Fisiologia, de la Historia, etc”. Por tanto, parece evidente la existencia de una cierta confusién a la hora de concebir la axiologfa como disciplina, como estudio o teorfa, 0 como ciencia de los valores. Se cree que esta aparente falta de unanimidad, de criterio, ha determinado también a lo largo de la relativamente dilatada historia de la axiologfa, la ausencia de elementos lo suficientemente consolidados que sirvieran de identificadores de su propia consistencia como teoria cientifica, incluida, por supuesto, la especificacién de sus planteamientos metodoldgicos. Esta realidad, asu vez, haimplicado no s6lo un cierto dualismo conceptual, sino una patente problematizacion temética que en ocasiones ha llevado incluso al cuestionamiento de su validez cientifica, es decir, si de hecho tenfa la suficiente entidad para constituirse efectivamente como ciencia con su propio estatuto epistemolégico (LALANDE, 1967). Dentro del campo cientifico, fue identificada en un primer momento como disciplina filo- s6fica, siendo “colocada por unos en la Metafisica porque los valores son referidos al ser; por otros enlaEtica, porque se ocupa exclusivamente de valores éticos; en la Estética por algunos porque los valores estan vinculados al legado cultural de cada sociedad” (FERMOSO, 1985:227), 0 porel contrario como el caso de LOTZE (1817-1881) —autor que otorgaba una gran importancia a los valores~ “que pretendi6 reducir la légica, la ética y la metafisica a la axiologia” (FRONDIZI, 1986: 50). Sin embargo, posteriormente, el estudio de los valores ha entrado a formar parte de otras ramas del saber, entre ella la Pedagogia, como lo demuestran los numerosos estudios e investigaciones realizados y la amplia bibliograffa existente. Es decir, en el momento actual, se puede afirmar tal vez como en ningtin otro momento de la historia de la educacién, que el estudio de los valores ha tomado “carta de naturaleza” en el Ambito de los estudios pedagégicos, tanto aniveles de reflexién analitica-terica como empfrica e investigadora, por ) Véase FRONDIZI (1986:49) donde habla concretamente sobre la iniciacién de la axiologia. 152 Juana Manjén R, lo que se puede afirmar que se est casi en condiciones de hablar de una Axiologia educati o de una Pedagogia axiol6gica. Resulta de una evidencia que no hay que justificar que el planteamiento educativo « fundamentalmente, una cuestién de finalidades y que tales “finalidades” son las que a trav de un proceso inter ¢ introactivo llevan al ser humano a configurarlo como persona. y que es configuracién no seria posible sin unameta, sin un “algo” que confiera al hombre la justificaci de su propia existencia,” Esta existencia a su vez-y la historia de los pueblos as‘ lo demuestr necesita de unas referencias basicas axiolgicas (NUNEZ CUBERO, 1984) no s6lo inmanent sino también transcendentes, ya que no podria sostenerse la afirmacién de que el desarrol de los pueblos y la evolucién del propio concepto de dignidad humana, s6lo se deba a 1 conquistas llevadas a cabo por el hombre en el orden econémico y material, pues se estarfa negan el propio decurso de la historia y se caerfa en un pragmatismo material y estéril. Portanto, ,quién puede negar la existencia de una ciencia que como la axiologia se constitu en facilitadora de “referencias”, que ayudan al hombre a configurarse como tal tanto individu como socialmente?; 0 dicho de otro modo, ,quién puede negara su vez, que laaxiologia puec quiz4s también, constituirse como una disciplina auxiliar del desarrollo de la propia cienc pedagégica? Por otra parte también conviene tener en cuenta que el estudio axiolégico o estudio « los valores en la educaci6n, no debe caracterizarse —como ha ocurrido en otros momentos— p la aparicién de ideales fijos y estaticos’, sino en la convergencia de una serie de parametr axiolégicos-educativos, que tengan como finalidad la formacién de patrones de conducta qi siendo validos para la formacién del hombre, no ejerzan en su vida una funcion estética y rigic que hagan a éste insensible a cambios internos o externos, ya que ello podria incluso Hevar a una serie de desequilibrios tanto fisicos como psfquicos y/o emocionales, como expre ROKEACH (1979a:16) cuando afirma que “cualquier conducta del hombre encuentra su tiltin justificacién en dos motivos bésicos del comportamiento: la autoestima y el comportamien moral”. Y diremos que es aqui donde incide de una forma directa y total, la importancia axiolégic desde el punto de vista educativo. Enesta misma linea ESCAMEZ (1986), afirma que los valores son productos del hombre, « acuerdo a ideales, que permiten desarrollar sus energfas y posibilidades, e igualmente FERMOS. (1985:237) cuando expresa que “los valores son simultaneamente motivos y ctiterios de conduct criterios para juzgar la vida y motivos en cuanto a ideales reforzantes y dinamicos”. Por ot lado también, se ha tendido a identificar los valores como propiedades (FRONDIZI, 198€ adjetivos o cualidades (MESSER, 1965) e incluso algunos autores lo han hecho como cualidad: terciarias, término que es rechazado por FRONDIZI (1986:16), cuando afirma: “cualidadk terciarias Ilamé Samuel Alexander a los valores, a fin de distinguirlos de las otras dos clast de cualidades. La denominacién no es adecuada porque los valores no constituyen una terce especie de cualidades, de acuerdo con un criterio de divisién comin, sino una clase nueva, segt un criterio también nuevo de divisién”. Y asf se podria seguir poniendo ejemplos dela discusi¢ o dialéctica conceptual que se viene manteniendo en tomo a lanaturaleza del valor. Discusié no exenta de tradici6n, si se recuerdan las posiciones antinémicas que mantuvieron las Escuel: 2 Coincidimos con FERMOSO (1985:231) en que la teleologia es una axiologta aplicada. > “Antes de la revolucién industrial del S. XIX, la educacién se definta por una suma y un contenido que se podr considerar ya definitivos (...) que reposaban sobre una serie de valores absolutos” (NUNEZ CUBERO, 1984:1; La axiologéa y su relacién con la educacién 153 Austriacas (MEINONG, 1853-1921; EHRENFELS, 1850-1953) y Neokantiana de Badem (WINDELBAND, 1848-1915). Pues bien, de todas las afirmaciones anteriores, se podrfa inicialmente constatarlaevidente relacién existente entre valor ¢ ideal, tambign por otro lado, esto nos conduce a ver cémo Ia idea de valor no se manifiesta tan s6lo en estados puramente psicolégicos 0 como reducciones exclusivamente de orden material en las que se identifica el valor con el objeto- sino que también de algtin modo expresan una latente relacién entre los “ideales” ylos valores propiamente dichos. Habria que concluir como sostiene FRONDIZI (1986), otorgéndole asf una mayorcom- plejidad y, una mayor riqueza de andlisis que “los valoresnoson ni cosas, ni vivencias, niesencias: son valores”. La cuesti6n se acenttia aun mAs, cuando se empieza a pensar en el concepto de valor edu- cativo desde la perspectiva de la formacién del hombre, ya que se intenta, quizs de forma poco acertada, separar el concepto de valor educativo del concepto de valoren general, llegando incluso en algunos casos a dar la sensacién de que se habla de otro tipo més de valores: -los valores educativos o valores pedagégicos. As{ por ejemplo encontramos manifestaciones como la de FERMOSO (1985:233), que afirma que “los valores educativos no gozan de absolutez y objeti- vidad, ni se les puede jerarquizar en una escala permanente. Al contrario, los valores educativos son relativos”, o cuando WARGNER (1923) establece seis tipos de valores pedagégicos: los religiosos, los éticos, los légicos, los estéticos, los practicos y los hedonisticos, Desde mi perspectiva, el planteamiento o problematizacién de esta cuestidn es distinto. Mientras que la Filosofia habla de qué es el valor, cual es su eseneia, su alcance, su naturaleza que plantea problemas tales como la objetividad y subjetividad del valor, la Pedagogia ademas de tener en cuenta esta cuestin basica, debe encontrar la forma de educar en valores, es decir, teneren cuenta paraello el aspecto psicol6gico, social e incluso antropol6gico-cultural del valor, 0 dicho de otro modo, la capacidad valorativa del sujet 0 proceso de valoracién desde una perspectiva humanistica (MARIN GRACIA, 1987); proceso que en tiltimo término “descansa en el anélisis de os elementos que constituyen al hombre como persona” (VVAA, 1981:30). Luego podria decirse que la diferencia més notable entre ambas concepciones (filos6fica y pedagégica) -si es que se puede hablar de alguna~no es tanto de diferencia conceptual como de diferencia de objetivos. Lo que nos lleva a poder afirmar, que desde la vertiente educativa, los planteamientos axioldgicos adquieren un sentido te6rico-préctico no exento de problemas como se analizarén en el apartado siguiente. 1,1,1. Problemas fundamentales de Ia axiologia educativa Como se ha afirmado en el apartado anterior, la axiologia desde la perspectiva educativa adquiere un sentido tedrico-practico. El problema no s6lo se planteaa nivel de conceptualizacion filos6fico-te6rica del valor, sino que a poco que se observe la realidad cotidiana puede verse como se estén produciendo y planteando constantemente cuestiones axiol6gicas profundas en una conversacién, en una lectura, en la contemplacién de una obra de arte... porque el valor, no se puede separar ficilmente de la experiencia vital de la persona, por lo tanto de su realidad diaria, Como afirma FRONDIZI (1986:24), “no hay discusién o desacuerdo sobre la conducta de una persona, la elegancia de una mujer, la justicia de una sentenciao el agrado de una comida, que no suponga lareapertura de la problematica de los valores. Las més complicadas cuestiones 154 Juana Manjén Ri axiolégicas se debaten a diario en la calle, en el Parlamento, en el café, en las casas m humildes...”, discusiones que ponen de manifiesto posiciones mas o menos extremas de | juicios valorativos. Evidentemente, si dificil resulta resolver el problema axiolégico desde una perspecti te6rico-filos6fica, mas aun lo es cuando se intenta dar una solucién desde un planteamien ms prictico como lo es la actividad pedagégica. Pasemos, pues, a reflexionar sobre algun cuestiones 0 problemas que desde su perspectiva estén influyendo de manera importante + la axiologfa educativa, 1.1.1.1. Cardeter intimo e inmediato de la valoracién Como ya se ha apuntado anteriormente, en la realidad cotidiana, se observa como hect constatado una nota peculiar dela capacidad valorativa del sujeto: el cardcter intimoe inmedia de 1a valoracién basado fundamentalmente en el acto de preferir, o dicho de otra manera ¢ palabras de ESCAMEZ(1986: 1 14),"el valor es un modo de preferencia que produce satisfacci6n’ Cuando dos personas no estén de acuerdo en valorar una comida, un cuadro, una miisica por lo general la discusién termina con la afirmacién de uno o de ambos interlocutores de qi les gusta 0 no ese cuadro, esa misica... y dificilmente podrén ser convencidos de lo contrari pues entre otras cosas el grado de satisfaccién que produce, por ejemplo escuchar miisica ra vez puede ser entendido, captado o vivenciado de igual forma por otra persona. Siel goce adem. es tan inmediato e intransferible resultarfa cuando menos complicado poder convencer al ot con silogismos o citas eruditas. Por otro lado también todas estas cuestiones pueden encontr justificacién en el adagio latino: “de gustibus non disputatum”. Es decir, el agrado o desagrac que nos produce algo es personal, intimo, y con frecuencia inefable (FRONDIZI, 1986:25 Asi mismo desde la Psicologia humanistica MASLOW (1979:86) afirma que “la persona—inclus el nifio— deberd hacer su elecci6n por si misma. Nadie puede escoger en su lugar...” Teniendo en cuenta todo esto, habria que preguntarse si es posible o no poner en tela ¢ juicio el gusto de una persona. Sinos centramos sélo en la subjetividad de la valoraci6n, surge nuevas dudas: {qué ocurriria entonces, con lo ético y lo estético, si cada persona se atuvie) asu propia manera de ver las cosas?; ,c6mo podrian convivir las personas si no hay pautas c valoracién ni normas de conductas?; {con qué patr6n se decidirdn los conflictos axiolégicos Como afirma FRONDIZI (1986:25) “La educacién estética y moral seria imposible”. Este conflicto, es uno de los que mas preocupan a la axiologfa moderna contemporénea Si, como explica FRONDIZI (1986), cada uno tiene debajo del brazo el propio metro c la valoracién... la vida decente no tendrfa sentido, el arrepentimiento pareceria absurdo, decent {para quién?, arrepentirse para qué?, habrfa que preguntar constantemente. Por otra parte, . se midiera el valor estético por la intensidad de la emocién individual o colectiva, mayor valc * Para completar informacién puede verse ESCAMEZ, J. y ORTEGA, P. 1986, pp. 114-115 y MARIN GRACIA 198 pp. 147-166, Hay que tener en cuenta el tipo de sociedad en la que vivimos donde aparentemente la relatividad de ke cuestiones, la ausencia de valores (para unos), la crisis de valores (para otros) son notas predominantes caractertsticas de nuestro tiempo. Ademds de todo esto es facil observar que cuando el nino tiene madurez pan iniciar su escolaridad, estd ya provisto de preferencias, predisposiciones y gustos, despertados por el hogar, cine, la TV y las historietas cémicas, etc. La axiologia y su relacién con la educacién 155 tendrfa el melodrama radiof6nico o cinematogréfico o las telenovelas -que logran captar la atencién de muchisima gente- que HAMLET o EL REY LEAR que conmueven aun ntimero reducido de personas. Por lo tanto este autor concluye diciendo que “si convertimos a cada hombre en lamedida del gusto estético y de la moral, parecerfa que no pudiera haber, en sentido estricto, ni buen gusto ni moralidad” (p. 26). Evidentemente, esta problemética dificil de resolver plantea de forma previa, lanecesidad de solucionar problemas tales como los de la objetividad o subjetividad de los valores (que se tratara posteriormente), es decir, si tienen las cosas valor porque las deseamos o las deseamos porque tienen valor. . El problema metodolégico La polémica en tomo a la naturaleza del valor que se ha venido manteniendo hasta nuestros dfas, dista mucho de estar resuelta. Como afirma FRONDIZI (1986:37), “en los tiltimos tiempos se ha acrecentado la impresién de que el problema de la naturaleza tiltima del valor ha entrado enun impasse (...). Ante la imposibilidad de poner fin a la disputa entre subjetivistas y objetivistas, muchos han pensado que ha Ilegado el momento de postergar esa cuestién para dar prioridad al problema metodolégico y criteriolégico”. En este sentido DEWEY (1952), afirma que en “Ja situacién actual del problema de los valores, la cuestién decisivaes de orden metodolégico”. Es decir, descubrir qué criterio ha de utilizarse 0 qué método se ha de seguir para descubrir la naturaleza tiltima del valor. ‘Ahora bien, eneste punto se vuelve a crear un nuevo problema: larelacién o dependencia del método a una teorfa determinada. En este sentido FRONDIZI (1986:38) explica que, “es verdad que el método que se escoge no puede separarse por completo de Jas predilecciones tedricas, pues en el planteamiento va indicado ya un derrotero; pero no es menos cierto que sino se determina con claridad, el criterio a utilizar, la discusi6n no slo es interminable, sino ociosa. A su vez, un método adecuado puede arrojar mucha luz sobre el problema, especialmente sino supone un compromiso anticipado con una teorfa determinada”, Pues bien, a partir de aqui el dilema se centrarfa en {cual es el camino a seguir?. Para dicho autor dos son las posibilidades principales que se abren ante nosotros: una es empirica, la otra a priori. Asi pues, “;tendremos que ajustammos a la experiencia y atenemos a sus decisiones, o debemos confiar en la intuicién emocional -como quiere SCHELER— capaz de trasladarnos a la intimidad de las esencias y aseguramos un saber indubitable?” (FRONDIZI, 1986:38). Para dicho autor ninguno de los dos caminos son por sf s6lo validos y pueden darnos una respuesta, lo suficientemente consistente como para solucionar el problema de forma definitiva. Ello le lleva. afirmar que “estas dificultades nos revelan una caracteristica propia de la Filosofta. Los problemas cientificos con todas las dificultades que ofrecen, descansan en un subsuelo comtin, constituido por el acuerdo sobre el criterio a utilizarse, para determinar la verdad 0 falsedad de una teorfa o una hipétesis (...) En Filosofia, en cambio, el criterio a utilizarse, la vara con que vamos a medirel terreno, estd también en discusién, es un problema por resolver" (FRONDIZI, 1986:39). Como todos sabemos, la actitud filos6fica es, fundamentalmente, problematica. Por parte de algunos sectores se puede creer que el problema metodoldgico es muy importante, -y no se trata de decir aqui que no lo sea— pero creo que mas importante es -en 156 Juana Manjon R unprimermomento- la constitucién misma del objeto que nos interesa, en este caso de los valor. Como sefiala FRONDIZ] (1986), el método es un instrumento para descubrir la naturaleza la realidad, No puede sustituirse el problema de la realidad por el metodolégico sin caer en error del hombre a quien se le habfa encargado que observara por el ojo de la cerradura, lo q pasaba en el interior de una habitacién y ante la imposibilidad de ver nada se dedicé adescril el ojo de la cerradura. La axiologia es una disciplina muy joven y sus problemas son muy complejos. Ante I fracasos para establecer un criterio axiolégico aceptable no se debe concluir diciendo que imposible encontrar tal criterio, o que el valor no tiene naturaleza propia®. Desde mi perspectiva, trata simplemente de dar o conceder el tiempo suficiente y necesario para que las investigacion« reflexiones, estudios, etc, se aproximen sucesivamente a intentar ofrecer Tespuestas valida: Jos miiltiples problemas e interrogantes que, en este dominio de la actividad humana, se plantea 1.1.13. La captacion de los valores Una frecuente cuestién que suele plantearse en torno a la aprehensién de los valores, la de si captamos de igual modo el valor que los objetos en los que se apoya. Como es l6gico, las teorfas subjetivistas y objetivistas defienden posturas diferentes la hora de interpretar la captacién de los valores. Mientras que las teorfas subjetivistas defienden que es la vivencia la que crea el val y por tanto el hombre lo aprecia a través del placer, del deseo, o del interés con que se relacior con su propia creaci6n, para SCHELER, como afirma CAPITAN DfAZ.(1979:158), “es la intuici¢ emotiva ~a mitad de camino de la intuicin vital de BERGSON, del deveni de las cosas y la intuicién eidética de HUSSERL”. Para SCHELER (1948:45), la inteligencia es ciega pai Jos valores, esto es, “conocemos un estadio en la captacién de los valores, en el cual nos es daé ya clara y evidentemente el valor de una cosa, sin que nos estén dados atin los depositarios ese valor”. A su vez y en este mismo sentido ORTEGA Y GASSET (1947a: 333) escribe, “ experiencia de valores es independiente de la experiencia de las cosas. Pero, ademés, es de indo, muy distinta. Las cosas, las realidades son por naturaleza opacas a nuestra percepcidn, No ha manera de que veamos nunca del todo una manzana: tenemos que darle vuellas, abrirla, dividirl: y nunca llegaremos a percibirla integramente. Nuestra experiencia de ella ser4 cada vez, mé aproximada, pero nunca perfecta. En cambio, lo irreal —un mimero, un triéngulo, un concept« un valor- son naturalezas transparentes. Las vemos de una vez en su integridad”, Porel contrario, FRONDIZI (1986:43) explica que “si fuera cierto que captamos los valore plenaeintuitivamente, ,c6mo hacer frente a intuiciones antitéticas?. No hay dudas de que tale intuiciones existen. Acusar a quien tiene una intuicién distintaa la nuestra de que padece ceguer para los valores supone arrogancia y falta de espiritu critico; el choque de intuiciones se produc en hombres de jerarqufa similar. ; Qué intuici6n serd la que resuelva la contradiccién intuitiva?” Estos reparos tienen como propésito fundamental mostrar las dificultades que debe enfrentz toda teorfa axiolégica y Ia imposibilidad de que se eliminen las dificultades a fuer de afirma dogméaticamente una posicién. © ver FRONDIZE p. 166-168 La axiologta y su relacién con la educacién 157 En este sentido CAPITAN DIAZ (1979:159 y ss.) realiza una critica de ambos extre- mos —objetivista y subjetivista— para intentar aclarar y tomar posiciones menos extremas. Asi pues dice; en cuanto al subjetivismo: — Bs verdad que no hay valor sin valoraci6n subjetiva del hombre que lo contempla. — _Noparece estar lejos de la realidad, que los valores se perciban desde una vivencia personal, sea el placer, el deseo 0 el interés. — Noes posible pensar en los valores sin ubicarlos, de alguna forma, fuera del sujeto. — _ Nopueden reducirse a vivencias subjetivas; la sentencia “de gustatibus non disputandum”, no es suficiente para sustentar esta afirmacién. En cuanto al objetivismo: — Ciertamente, las cualidades objetivas de las cosas nos inducen a descubrir, en relaci6n con ellas, los valores. — La intuicién emocional, en efecto, es un modo de conocer los valores. pero no el tinico. También el conocimiento sensible e intelectual, captan el mundo de los valores. — Es err6neo afirmar que el sujeto no reacciona ni tiene relaci6n alguna con respecto a Jos valores. Como puede extraerse de todo lo dicho no es erréneo afirmar que la problematica axiol6gica contintia abierta. 1.2, PLURALIDAD DE ENFOQUES. ANALISIS HISTORICO En este apartado no se pretende hacer un recorrido exacto y detallado por todos aquellos estadios y momentos por los que ha ido pasando la axiologia, puesto que hay autores como FRONDIZI (1986), CAPITAN D{AZ (1979)"... que lo tratan con un esmerado rigor cientifico. Se trata de hacer un planteamiento general que pueda servir se soporte basico a este estudio, Si se analiza el tema de la Axiologia desde la perspectiva historica, se puede observar como las concepciones axiolégicas en los distintos momentos de su desarrollo, se van configurando amodo de movimientos pendulares, dependientes de si la naturaleza del valores estimada desde una actitud intelectualista o, por el contrario desde una actitud emotiva. La polémica suscitada desde el comienzo acerca de la naturaleza del valor, asi como de su identificaci6n y conceptualizacién, no puede decirse que sea un tema resuelto en la actualidad, sin embargo parecen observarse acercamientos progresivos de cardcter multidireccional (desde laPsicologia, Sociologia, Antropologia, Pedagogia), que van procurando un perfil mds certero de lo queel valores y la relacién que éste mantiene con el mundo de los objetos y de los sujetos. Lo que en un principio tiene su origen en ambitos mas o menos reducidos —recuérdese por ejemplo polémicas tales como la establecida por MEINONG y EHRENFELS-, se convierte posteriormente en retos de verdadera valia, debido a la importancia que la axiologia va adquiriendo en el mundo del conocimiento ético-cientifico. Aunque desde algunas opciones se niega este hecho como en el caso de RUSSELL (1931:158) cuando afirma, “las cuestiones referidas alos valores estén fuera del dominio de la ciencia, no porque pertenezcan a la Filosofia, sino porque 7 Para completar informacién véase FRONDIZI (1986) pp. 49-61; FERMOSO (1985) pp. 231-233; CAPITAN DIAZ (1979) pp. 157-159. 158 Juana Manjon R estén enteramente fuera del dominio del conocimiento” justificando que lo estén mésen el mun de lo emocional. En la misma Ifnea se manifiesta SCHELER (1948:108) cuando escribe ¢ “Jos valores se ajustan a la l6gica del coraz6n, que nada tiene que ver con la légica del intelec pero que establece drdenes y leyes tan precisas como las de esta légica”. Desde el Ambito de la cultura, Ia Filosofia y la Ciencia anglosajonas, se puede obsen como las diferentes posturas se van sucediendo de forma permanente atendiendo ala influen: que en mayor o menor grado han ido suscitando las distintas corrientes como la fenomenolog elnominalismo, el empirismo, que llevan a determinar, como aspectos mas definitorios de val una variabilidad bastante amplia que va desde la identificaci6n de éste con cualidades, propiedac o caracteristicas hasta su identificacién con lo deseado-deseable; placer-dolor; agrado-desagrac interés-indiferencia. 1.2.1, La Objetividad y subjetividad de los valores Efectivamente, la polémica se centra desde el principio entre la concepcidn subjetivi la concepcién objetiva de los valores. La disputa se nucleariza en el intento de contestar a clasica pregunta de si las cosas tienen valor porque se desean, 0 si por el contrario son deseac porque tienen valor como ya se ha expresado anteriormente. Las respuestas a favor y en contra de una y otra postura se suceden casi ininterrumpidamen Ambas sostienen argumentos de gran consistencia que no pueden ni afirmarse ni negarse su totalidad. De ser asi se caeria en un reduccionismo estéril. Resulta evidente que entre objetivismo y el subjetivismo existe una escala de maltiples matices que son los que, en definitir enriquecen el anilisis valoral. No obstante se ha crefdo conveniente tomar como referencia inic estas “escuelas” claramente contrapuestas como punto de partida para un andlisis mds estructu y complejo. Esa complejidad, que como BACHELARD afirma es una de las caracterfstic que enriquecen el estudio del hecho cientifico modemo. En esta linea de aproximacién las teon: subjetivistas buscan el origen y fundamento del valor en el sujeto que valora, mientras que | objetivistas sostienen que es indispensable distinguir el valor propiamente dicho de la valoraci que de éste se haga. En la corriente subjetivista de nuestro siglo, podrian sefialarse autores tales como: PERRY (1950a:125), el cual advierte que es habitual tener una actitud a favor o en con! de los objetos. Hay cosas que rechazamos y otras que deseamos. A esta actitud afectivo-motc la llama interés. Para PERRY, lo que es objeto de interés es de ipso facto valioso. Asf afirm “E] silencio del desierto carece de valor hasta el momento que algtin viajero errante lo encuent desolado y aterrador; lo mismo sucede con la catarata hasta que una sensibilidad humana encuentra sublime”. Con e] empirismo légico se inicia una posicién realmente nueva en la Filosoi contemporanea. Esta doctrina va més alld de las habituales concepciones subjetivistas. No confiere valor a un objeto con nuestro agrado, deseo o interés, sino que se comete el error creer que se esté hablando de un objeto cuando en verdad, se est expresando un estado anfmic Dos de los autores ms representativos son RICHARDS y CARNAP. RICHARDS (1924:48), sostiene que “algo es valioso si satisface una apetencia”, sin q tal satisfaccién implique la frustracién de una apetencia igual o més importante. Por otro lado, para CARNAP (1935), los juicios de valor son formas disfrazadas de norm: de imperativos, En ambos casos se trata de la expresién de un deseo. Su teorfa parecié no ten La axiologia y su relacién con la educacién 159 mucha consistencia; en este sentido, FRONDIZI (1986:86) expresa que “el juicio de valor no afirma nada y, por consiguiente, no puede ser ni verdadero ni falso (...). Mal podria constituirse una ciencia filos6fica, como la axiologia, con juicios que no son ni verdaderos ni falsos, esto es, que no afirman nada, sino que expresan una emocién”, Por otro lado, la teorfa emotiva, coincide con el empirismo légico, al afirmar que los juicios de valor, en particular los juicios estéticos, no son ni verdaderos, ni falsos, porque no afirman nada, sino que expresan los sentimientos de quien enuncia el juicio. Sin embargo diferencian como es el caso de AYER (1965)- entre “afirmar” y “expresar” un estado de 4nimo determinado. Asi FRONDIZI (1986:88) afirma, “el subjetivismo tradicional sostiene que el hombre que enuncia un juicio de valor, afirma la existencia de un determinado estado de énimo que puede ser de aprobacién, deseo o interés (...). Para AYER, en cambio, quien enuncia un juicio ético, o de valor, esta meramente expresando un determinado sentimiento y no afirmando que lo tiene”. En este mismo sentido, RUSSEL (1955), explica que cuando decimos que algo tiene valor, no afirmamos un hecho independiente de nuestros sentimientos personales, sino que “estamos dando expresién a nuestras propias emociones”. Por otro lado STEVENSON (1963), —que coincide con AYER y difiere de PERRY— concede, sin embargo, mds importancia a la actitud que al sentimiento, Las doctrinas objetivistas contempordneas, surgen como reaccién contrael relativismo implicito en la interpretacién subjetivista y la necesidad de recomponer un orden moral estable. En esta linea FRONDIZI (1986: 107) dice, “pareceria que el hombre necesitara ajustar su conducta a principios que le transcienden y que el mérito de la moral consistiera en sobreponerse a los llamados de la propia subjetividad (...). Los errores del subjetivismo inicial facilitaron el surgimiento de doctrinas objetivistas extremas que supusieron que tales errores les permitfan saltar, sin més, a la posicién opuesta”. Se pas6 de Ja experiencia como elemento empirico defendido por los subjetivistas, a adoptar desde el objetivismo un método a priori, “que demostrara que la experiencia no nos desmentiré”. Uno de los primeros axiélogos norteamericanos objetivistas fue W. M. URBAN, autor en 1909 de la obra titulada: Valuation, its Nature and Laws. En 1926 en Berlin aparece la famosa ETHIK de HARTMANN, la cual se considera como expresién de la doctrina extrema del objetivismo axiol6gico. Sin embargo, en palabras de FRONDIZI (1986:108), “una doctrina que aventaja a todas las demas por la fuerza de sus argumentos y el prestigio que ha adquirido tanto en Alemania como en el mundo de habla hispana, es la doctrina de MAX SCHELER”. SCHELER (1948), habla de que los valores son cualidades independientes de los bienes y de los fines. Para este autor, los valores son cualidades a priori, y en tanto cualidades independientes no cambian, son inmutables. Asf por ejemplo dice: “;eémo podria extraerse un principio universal y necesario de una realidad cambiante, inestable?. Si se admitiera la ética de bienes, los principios morales tendrian que estar a la zaga de la evolucién histérica y serfa imposible la ética del mundo de los bienes existentes en una época, pues la ética se fundarfa justamente en esos bienes. También es err6nea toda ética que quiera establecer un fin que sirva de medida al valor moral. Los fines como tales nunca son buenos 0 malos con independencia de los valores que se proponen realizar”. SCHELER, rechaza el nominalismo axioldgico y se le puede considerar més como defensor de una linea realista en todo caso. 160 Juana Manjén R HUSSERL (1859-1938) habla de la relacién de los valores con los actos psiquicos que se dan. Este autor, advierte que los hechos psfquicos tienen intencionalidad, esto : tienden o apuntan hacia algo que no es la pura vivencia: en el percibir se percibe “algo”, recordar se recuerda “algo”, al decidir se decide “algo”, etc. (FRONDIZI, 1986). Es decir, q el objeto se nos da como irreductible a la vivencia. Lo mismo sucede en el percibir sentimen gue nos revela la presencia del valor. Pues bien, basten estos ejemplos para hacer patente la pluralidad y complejidad que tema suscita entre tan prestigiosos pensadores. Sin embargo hay que tener en cuenta que amt doctrinas -objetiva, subjetiva~radicalizan sus enfoques y con ello, se niegan la posibilidad tratar el tema en todo su alcance. Coincido plenamente con FRONDIZI (1986:141) en que‘ subjetivismo tiene raz6n cuando sostiene que no hay valor sin valoracién; yerra al negar ele mento objetivo adicional. El objetivismo, a su vez, acierta al indicar la importancia de las cu lidades objetivas pero se equivoca al dejar de lado la reaccién del sujeto frente a tales cualidade; 1.2.1.1. Escuelas y Tendencias Como se desprende del apartado anterior, aun incluso dentro del subjetivismo y el ob, tivismo axiolégico, las posturas no estan totalmente unificadas. Es decir, que existen dent de cada una de ellas planteamientos que ~si no se puede decir que sean totalmente distinto matizan de forma diferente la concepcién del valor. Por lo que aparecen, como ya se apun anteriormente, una extensa ramificacién de tendencias 0 de teorfas que tienen su fundamen en las distintas escuelas filos6ficas. Tendencias 0 teorias que l6gicamente se expresaran de forr muy resumida. Asfpues, segtin recoge FONDEVILA (1979: 23 y ss), se pueden distinguir fandament: mente las siguientes tendencias: — Tendencia idealista, neo-kantiana o neo-ficheriana: (Que reduce el valor a una pura categorfa mental. Se situaria dentro de lo que podrfa Hamar subjetivismo mas puro. — Tendencia realista 0 fenomenologica: A la que se le podria atribuir el nombre de Platénica, ya que reconoce los valores en 1 “SER-EN-SI”, diferente de las esencias categoriales, que se perciben no a través de una intuicic intelectual, sino de una intuicién emotiva. Esta tendencia coincide precisamente con la postu defendida por SCHELER, el cual concibe el valor como una cualidad independiente de los bien — Tendencia psicologista: Esta tendencia es totalmente opuesta a la tendencia precedente, ya que defiende los valor relativos y fundamenta a éstos como inclinaciones y afectos del sujeto. Por tanto no pued: estar preestablecidos con anterioridad, ni ser independientes de los sujetos. —Tendencia sociologista: Considera los valores como nuevos hechos sociales que deben ser examinados como | otros hechos, Luego de esto se desprende que los valores son totalmente relativos. Aunque podt decirse que se trata quizds mas de valoraciones, que de valores propiamente dichos. Fsta tendenc La axiologia y su relacién con la educacién 161 uniria ampliamente con las tesis defendidas porel marxismo. Aunque hay sinembargo un aspecto humanista que parece sobrepasar este relativismo: el hombre es la verdadera fuente de valor. Luego podria decirse que en cierto modo se esté absolutizando en un valor como superior a los restantes. — Tendencia existencialista y liberal: Esta tendencia tiene como rasgo fundamental que defiende como valor supremo la libertad del hombre. Y es en funcién de esta libertad por lo que son creados los valores, sin ninguna norma objetiva que los limite. — Tendencia metafisica y espiritualista: Concede al valor una referencia a la actividad espiritual y una relaci6n directa con el Absoluto, que se transparenta a través de las realidades humanas, Dios es la identidad del ser y del valor. El valor es una revelacién del Absoluto al hombre, es la presencia del Absoluto en el mundo. Luego puede deducirse un claro determinismo. — Tendencia neopositivista: Dicha tendencia reduce los juicios de valor a una mera expresién de emociones subjetivas. Lo cual seria la negacién misma de la filosofia de los valores. Porotro lado FERMOSO (1985:233), ofrece una clasificacién distinta de las principales axiologfas educativas atendiendo al humanismo implicito en cada axiologia, que da como resultado, los cinco tipos de humanismos que muy brevemente se citan a continuacién: — Humanismo positivista: El cual recoge ideologias bastantes heterogéneas, pero cuya realizacién més sorprendente es el neopositivismo légico 0 andlisis filoséfico — Humanismo marxista: Es el heredero de ios prineipios socialistas de la educacién, y moldeador de estos postu- lados de acuerdo con la filosofia marxista y dialéctica, cuyo representante pedagégico fue MAKARENKO. — Humanismo anarquista: Cuyos representantes fueron BAKUNIN y FERRER GUARDIA quienes encararon en Europa la tendencia destructora de la autoridad y el orden constitutivo. — Humanismo existencialista: Recoge al igual que el positivista un amplio espectro de ideologfas y de autores, Los mas representativos fueron el francés G. MARCEL y el aleman K. JASPERS. — Humanismo personalista: Dentro de é1 pueden encontrarse a educadores de signo antagénico como por ejemplo: elnorteamericano ROGERS. el francés MOUNIER, el brasilefio FREIRE, o nuestro compatriota GARCIA HOZ. 162 Juana Manjén 1 A su vez BROUDY (1977:152 y ss.) recoge las siguientes teorias: — Teoria experimentalista: Los experimentalistas e instrumentalistas, siguiendo a DEWEY, creen que se puede pro que un juicio de valor es correcto, de la misma manera que se prueba que la declaracion de hecho es cierta. Asf como una declaracién se hace cierta en la medida en que ayuda a hacer una situac precaria y problemitica, menos precaria y confusa, un objeto adquicre valor cuando es escog para lograr un propésito, eliminar una dificultad o servir a un interés, El instrumentalista ach que cada situaci6n problemética implica una elecci6n, aunque no sea sino entre una hipéte y otra, GEIGER (1950) dice, “los valores son el resultado de las preferencias humanas er intereses humanos que compiten (...) el gusto por x, se convierte en valor después que ha s preferido al gusto por y”. — Teorias emotivas: Tndican més bien cual es nuestra actitud o sentimiento hacia un acto o un objeto. Las norn expresan lo que la mayorfa de la gente aprueba o desaprueba, o lo que siente acerca de cier clases de actos. Estas teorfas no dicen que el conocimiento no pueda modificar nuestras eleccios © cambiar nuestras actitudes, lo que niegan es que el conocimiento cientifico pueda justifir racionalmente cualquier norma fundamental, como la justicia, la benevolencia o la veracid. Niegan también que se pueda averiguar lo que el hombre “debe” valuar mediante una descripei de su estructura, sus necesidades 0 intereses. — Teortas objetivas: Afirman que el valor de un acto esté en el objeto o en la relacién entre objetos, de mant tal, que pueda ser reconocido y juzgado. Por otro lado BERTALANFFY (1974:58 y ss) recoge también como mis especific cuatro tipos de teorfas diferentes: — Teoria naturalista: Estd basada en laciencia o mejor dicho en el cientifismo. El valor supremo es laconservaci del individuo, la supervivencia de la sociedad o de la especie, la maxima felicidad para el may ntimero posible de personas. “Los valores “elevados” pueden considerarse sencillamente como un niayor desarrollo Jos impulsos naturales humanos, una més plena realizacién de las posibilidades distintivas, pc naturales, de ser una criatura humana” (p. 60). — Teoria humanista: Esta teorfa gira en toro a la autorrealizacién del individuo humano. Forma un concer idealizado del hombre, se identifica como su esencia, y se supone que existe, o que debe exis de alguna forma, — Teorta simbélica: Comprende el sistema de valores como un universo simbélico en el que imperan criteri bdsicos comunes a todos ellos. Los valores son creados libremente, o usando un término m habitual en la teorfa de los valores, son postulados libremente. La axiologéa y su relacién con la educacién 163 Elsimbolismo es para BERTALANFFY, la base misma de Ja naturaleza humana y dela avarosa situacién del hombre. La totalidad del comportamiento, de logros, trabajos y padecimientos humanos pueden expresarse en términos de actividades simbilicas. Es comprensible por tanto que los valores elegidos o postulados sean tomados en parte de la biologia, De ella provienen los valores humanos universales. ¥ son universales porque nacen de la comiin estructura del hombre y de las comunes exigencias de la existencia social en un mundo social Pues bien, una vez visto todo esto, aunque muy someramente, pueden surgir los siguientes interrogantes: ,Siguen siendo vilidas todas estas divisiones?; es necesaria, teniendo en cuenta las caracterfsticas de nuestro tiempo, la unilateralidad interpretativa que caracteriza a estos movimientos, tendencias y escuelas?, ;segtin la sociedad en la que vivimos hay posibilidad de otros enfoques? Quizs se pueda deducir que no se pueden utilizar visiones tan unilaterales cuando el problema de los valores resulta realmente tan complejo de resolver. 1,2.2. Criticas al objetivismo y subjetivismo axiolégico En este apartado me voy a apoyar fundamentalmente en FRONDIZI (1986), pues desde mi perspectiva es el autor que més profundamente ha elaborado una critica constructiva a ambas perspectivas. Tanto el subjetivismo como el objetivismo axiolégico han contribuido a mostrar un aspecto. de la cuestién; el error radica quizds en pretender reducir el todo a una de sus partes. En palabras de FRONDIZI (1986:141), “aciertan en lo que afirman y yerran en lo que niegan”. Las doctrinas subjetivistas coinciden en afirmar que la vivencia valorativa no capta el valor, sino que lo crea; difieren cuando intentan sefialar el tipo de vivencia. Como ya se ha visto anteriormente, para unos esel placer, para otros el deseo o el interés. FRONDIZI (1986:141) hace la primera critica general a estos tres tipos diciendo, “que los tres tipos de doctrinas no pueden ser igualmente verdaderos. Si bien el interés incluye en cierta medida al deseo, ambos excluyen al placer”. Veamos pues: a) La primera doctrina se basa fundamentalmente en la afirmacién de que algo es valioso cuando produce placer. El correspondiente disvalor equivale al dolor. Es verdad que valoramos muchas cosas porque nos producen placer; no les adjudicarfamos valor si nos repugnaran o produjeran dolor. “La afirmacién es ciertaen el plano de las comidas y las bebidas y, en general, en el Ambito de lo agradable. Ms al ascenderen laescala axiolégica advertimos que las tesis hedonistas pierden vigencia” (FRONDIZI, 1986:142). Una doctrina que sostiene la equivalencia entre placer y valor debe probar que todas las cosas placenteras son valiosas y todo lo valioso placentero. Cuestin que evidentemente no se puede hacer, pueses sencillo mostrar que hay actividades y objetos que no son valiosos. Algo similar ocurre cuando nos referimos no a objetos sino a actos, FRONDIZI (1986: 143), opina que “el error de las tesis hedonistas consiste en generalizar a partir de unos pocos hechos. Ese apoyo empirico le da aire de verdad, pero la doctrina se derrumba con la exhibicién de casos que la desmienten (...). Lo placentero tiene vigencia en un dmbito restringido de los valores: lo agradable. El error de la teorfa hedonista es confundir un valor especifico -el agrado— con el valor en general”. 164 Juana Manjon R Como el placer no es el que le otorga valor a un objeto ~salvo pocas excepciones— se le puede utilizar para medir el grado de valor y resolver, por consiguiente, los conflictos dos placeres dispares sobre una conducta colectiva. El placer es una vivencia; en sf mismo no es ni bueno ni malo, La bondad depende ¢ tipo de placer. “El factor que se agrega al placer es el que le confiere su calidad axiolégic (FRONDIZI, 1986:145). 1b) Una segunda interpretacién subjetivista pretende equiparar el valor con el deseo, A e: interpretaci6n se le puede hacer la misma critica que a la anterior: hay deseos que no son valios y objetos valiosos que no son deseados. Por lo tanto su consistencia no es muy fuerte, Una personalidad se puede definir tanto por lo que hace como por lo que desea hact Como afirma FRONDIZI (1986:145), “el deseo, la aspiraci6n muestran la trama intima de personalidad; esto prueba que el valorno se mide porel deseo, sino justamente al revés: la calid del deseo depende del valor que encarna”. La deseabilidad, por tanto, no es una esencia, si algo que surge del conjunto de las cualidades empiticas del objeto en relacién con el sujet ¢) Otra doctrina importante subjetivista es 1a que intenta reducir el valor al interés. Asi enuncia PERRY (1950a:115-116), “un objeto, de cualquier clase que sea, adquiere valor cuan: se presta un interés, de cualquier clase que sea”. Una doctrina similar defiende PRALL (192 Si el interés y sdlo el interés es el que confiere valor a cualquier objeto, la doctrina se falsa—igualmente que en los casos anteriores al descubrir que hay objetos valiosos en los q) nadie tiene interés 0, por el contrario, que la gente tiene interés en cosas carentes de valor. este respecto FRONDIZI(1986:154) opina, “la doctrina de PERRY aspitaa ser empirica pero experiencia parece refutarla, Aun en los casos en los que nos interesemos por cosas valios cabe preguntar silo son porque tenemos interés en ellas u ocurre exactamente al revés”. Evide temente, no se esté queriendo decir con ello que las reacciones psicolégicas y, en particular interés, deban dejarse de lado; se deben tomaren consideracién, pero no reducirel valor al me hecho de laexistencia de un interés, Si cualquier interés confiere valor a cualquier objeto, pre cindiendo de las cualidades que éste tenga, no puede haber entonces intereses buenos o malc “Si PERRY tuviera raz6n, nunca podrfamos cometer un error axiolégico; nuestros error serfan todos de tipo empirico, esto es, creer que tenfamos interés en algo cuando realmente 1 era asi” (FRONDIZI, 1986:155). Coincido con este autor en afirmar que esto no es asi. En muchos casos tenemos int rés en un objeto debido a una falsa informacién sobre sus propiedades; al comprobar el err perdemos el interés por ello. Antes y después de la rectificaci6n, el objeto tenfa el misty valor; el interés, en cambio, es distinto en cada momento. Luego son las propiedades d objeto las que prestan su apoyo a un interés bien fundado y no al revés, Por otro lado, tanto el empirismo légico como autores tales como RUSSEL (1910:16: han insistido en negar al valor cualidades propias. En este sentido dicho autor afirma que raz6n principal que tiene para adoptar la doctrina de la subjetividad de los valores “es la comple imposibilidad de encontrar argumentos para probar que esto o aquello tiene un valor intrinseco Como ya se haexpresado anteriormente (epigrafe 1.2.1.), CARNAP sostiene que los juicic de valor difieren tan s6lo por su formulacién de las expresiones de deseos y de los imperativo Y que los juicios valorativos para AYER no enuncian nada factico; son meras expresiones ¢ La axiologia y su relacin con la educacion 165 Jos sentimientos de quien habla, o se proponen provocar una emocién o unaaccién en el projimo. Para FRONDIZI (1986: 169). ninguna de estas tesis son totalmente ciertas 0 validas, pues son “ciertas en algunos casos pero no en todos. Por otra parte también los juicios empiricos pueden expresar una emocin, o provocar emocién en el projimo”. Expresar emociones no es, pues, una cualidad expresiva de los juicios valorativos. Para FRONDIZI (1986:171) el error de AYER “se origina en su vano intento de aplicar el mismo criterio que usa para los juicios empiricos”. En cuanto a RUSSEL dice que es un autor “que se adhiere a la doctrina subjetiva de los valores y luego se comporta como si los valores fueran objetivos” baséndose en la siguiente cita de RUSSEL (1910:162), “si dos hombres difieren sobre los valores, no hay acuerdo sobre ninguna clase de verdad, sinouna diferencia de gusto”. Tampoco esté de acuerdo con RUSSEL cuando éste afirma que algo tiene valor en la medida en que satisface un deseo personal, porque para FRONDIZI (1986:178) ninguna persona puede, legitimamente, afirmar que algo es deseable. Y afiade, “ide dénde puede derivar tal legitimidad si el valor dependeexclusivamente del deseo de cada individuo?. En tal caso la educacién carecerfa de sentido”. — Las doctrinas objetivistas, se refuerzan debido a las exageraciones del subjetivismo axiolégico. Pero como afirma FRONDIZI (1986:178), “no hay doctrina filos6fica que pueda construirse con los errores de la tesis puesta”. Para el objetivismo, los valores son independientes de los bienes y de los sujetos que los valoran y son absolutos e inmutables. Asf por ejemplo SCHELER (1948:33) escribe: “los valores existen con independencia de toda organizacién de un ser espiritual determinado (... toda doctrina que quiera limitarlos valores, en su misma esencia, a los hombres y a su organizacién, sea ésta psiquica (psicologismo) o psicofisica (antropologismo); es decir que pretenda poner al ser de los valores en relacién con el hombre o su organizacién, noes valida. Por otro lado puede decirse que las afirmaciones de SCHELER (1948) son de cardcter tautolégico: si nunca se hubiera juzgado que el asesinato era malo, hubiera continuado siendo malo. Para FRONDIZI (1986:180), “tanto SCHELER como otros fildsofos que se refugian en ela priori para mantenerse a cubierto del posible desmentido de la realidad, juegan con cartas dobles, Extraen de la realidad los conceptos que constituyen sus doctrinas y cortando luego toda conexién con la experiencia transforman esos conceptos de rafz empirica, en esencias inmutables a priori. Como por definicidn tales esencias son lo que son, no hay lamenor posibilidad de refutarlos”. Sin embargo, para QUINTANA (1988:284), “la gran dispersién de opiniones que muestra el subjetivismo, lejos de demostrar el relativismo de los valores, Io que hace es mostrar el relativismo de las valoraciones”. Por otro lado para MARIN GRACIA (1987:131), “la objetividad de los valores no excluye la subjetividad del sentido de la vida, que viene dado por cada situacién, que es en sf, linica irrepetible”. 1.2.3. Algunos intentos de solucién al objetivismo y subjetivismo axiolégicos Desde mi perspectiva, todo el problema creado con la objetividad y subjetividad de los valores es debido a que ambas corrientes se han presentado —generalmente desde sus comien- zos— como antitéticas y por consecuencia de ello mutuamente excluyentes. 166 Juana Manjén Rt Eneste apartado veremos algunos autores que han tratado de superar esta antitesis, con son FRONDIZI, MARIN IBANEZ. Para FRONDIZI (1986), la tarea de los axidlogos subjetivistas y objetivistas no fue « vano. El subjetivismo mostré la imposibilidad de separar el valor de nuestras reaccion psicolégicas, necesidades y apetencias. El objetivismo, asu vez, corrigié las exageraciones d subjetivismo y sefialé Ia necesidad de prestar especial atencién a las cualidades objetivas. Para este autor “el error inicial de las dos doctrinas tiene su origen en el sofisma de falsa oposicién. Si bien se oponen diametralmente, ambas coinciden en la falsa creencia de qt el valor tiene que ser necesariamente subjetivo u objetivo. Al advertir las fallas de una tes se adhieren apresuradamente ala opuesta”(p. 190). Asf sigue comentando que el argumen de RUSSELL en favor del subjetivismo, radica en la falta de razones convincentes que pruebe la tesis objetivistas. Las consecuencias de orden moral y educativa de la posicién subjetivist a su vez, han servido para sostener artificialmente al objetivismo. Para FRONDIZI (1986:190-191), la conclusién es clara “el valor tiene carticter relacional requiere la presencia del sujeto y del objeto”. Para demostrar y sostener dicha afirmacién trata ¢ responder—y asflo hace—a preguntas tales como: “Deben ser los valores necesariamente objetive o subjetivos? Tienen todos los valores la misma naturaleza? {De dénde debemos partir en nuest examen para poder atenernos a la realidad y no a teorfas anticipadas y prejuicios?”. A la primera pregunta contesta diciendo que “los estados psicolégicos de agrado, dese e interés son una condicién necesaria pero no suficiente; por otra parte, tales estados no excluye elementos objetivos, sino que los suponen. Si asi fuera, el valor se presentarfa como resultad de una relacién o tensi6n entre el sujeto y el objeto, y presentarfa una cara subjetiva y oti objetiva’(p. 191). A lasegunda pregunta sobre si todos los valores tienen o no la misma naturaleza, él apunt que no tienen porqué, que hay dentro de la escala axiol6gica diferencias apreciables entre Ic valores de orden moral 0 ético y los valores que expresan fundamentalmente preferencias gustos personales. Y con respecto a la tercera pregunta, FRONDIZI opina “que la teorfa filosofica debe medirs: .un mismo tiempo, por la coherencia de su esquema conceptual y por la capacidad que tien para explicar los hechos de este mundo”. Para este autor, el punto de partida del andlisis es u sujeto valorando un objeto valioso. Ya que “ademés del sujeto y del objeto, hay que tomar e consideracién la actividad del sujeto, por medio de lacual éste se pone en relacién con el objet en el caso de los valores, tal actividad es la valoracién” (p. 191). MARIN IBANEZ (1976, 1981, 1993) mantiene también que los valores son el resultad de una relacién entre el sujeto y el objeto. Para él, “la polémica entre subjetivistas y objetivista est defectuosamente planteada, El valor no puede ser entendido si nos limitamos ala vertient del sujeto ~sea su experiencia o sus ideas— ni reducido a la vertiente objetiva sea ideal o real- Sélo en la relacién dinémica sujeto-objeto surge el valor” (MARIN, 1981a:70). Para MARIN IBANEZ (1981a:70) hay una inevitable dimension antropolégica del valo1 “Valoramos todo cuando responde a las necesidades de nuestro ser inconcluso, menesteros¢ Si apreciamos el alimento es porque nos hace falta para subsistir (...). Necesitamos conoce la verdad y rechazamos que se nos niegue con la mentira el cinismo. Anhelamos de los demé el reconocimiento de nuestra dignidad personal y sentimos aversién por la violencia, el despreci o la humillacién”. La axiologia y su relacién con la educacion 167 Para este autor, el valor no es propiamente ni puramente subjetivo ni reside en la pura objetividad. “Entendemos su dindmica, su multiplicidad y movilidad, en esa relacién dual”, del valor con respecto al sujeto y al objeto. Por eso para MARIN (1981: 71) “el valor como base de la educacién exige que logremos la maxima aceptacién, la estima personal y reconocimiento de los sujetos, su coincidencia con sus convicciones y su manera de ser. Pero ala vez reclama la maxima fundamentacién objetiva, en la que de algtin modo podamos coincidir y justificar nuestras decisiones (...). Es preciso pues conciliar la dignidad de los valores elegidos, con la estimacién por los alumnos”. BIBLIOGRAFIA: AYER, A. (1965): El lenguaje, la verdad y la légica, Eudeba, Buenos Aires. BERTALANFFY, L. VOU; (1974): Robots, hombres y mentes, Ed. Guadarrama, Madrid. BROUDY, H. S. (1977); “Educacién y valores”, Filosofia de la Educacién, Liumsa, México. CAPITAN D{AZ, A. 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