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LA ALEMANIA DE MES anchez Jiménez r de Historia José Profesor Titu ee aed El mundo que yo habia conocido y compren- dido habia desaparecido. Todo el sistema de valores en el que yo me habia integrado y por el que mi generacion habia luchado y muerto habia quedado sin sentido. El Impe- rio del kdiser y la Monarquéa prusiana, a los cuales habiamos considerado como institu ciones permanentes, habian sido suplanta- dos por una Reptiblica en gran parte te6rica. Alemania estaba derrotada, arruinada; su pueblo e instituciones, al margen del caos y la desilusion. Esta es la tremenda y casi brutal conclusién del canciller del Reich Von Papen A partir de julio de 1918 ya no cabe reaccién para el Ejército aleman y los acontecimientos se precipitan: tras las du- das ¢ inquietudes del mes de agosto, llega el momento en que tanto Hindenburg como Ludendorff reconocen que el Ejér cito esta exhausto y no puede garantizar- se la seguridad de las fronteras. E127 descpticmbre, Ludendorff informa al canciller Hertling que, para evitar una ca tastrofe, el Ejército necesita un armisticio inmediato. Y a partir de aqui cunde el pani co entre la clase politica, no suficientemente informada de que la guerra llevaba ya varios meses practicamente perdida. EL VIEJO ORDEN En la universal confusién que se cierne sobre Europa a fines de 1918, en la Alema- nia recién vencida cayé el trono y con él toda la estructura de un sistema politico A la conciencia de derrota militar se unia el desastre econémico y social, el desgaste politico, el descontento popular manifestado en huelgas y agitaciones re- volucionarias, la rebeldia de las tropas y la extensién de la ideologia revolucionaria Nadie parecia defender lo viejo, aun- que tampoco se sabia qué aspecto, vigen- cia o futuro iba a tener lo nuevo. El principe Max de Baden, en 1918, ha- bia modificado la Constitucién en un sen- tido parlamentario conforme a sus clasicos principios liberales, y habia constituido un gabinete responsable ante el Reichstag, Cuando el atmisticio era un hecho tras la abdicacion del kaiser, se proclamd la Rept blica, en Munich, el dia 9 de noviembre. El principe Max nombré sucesor suyo como canciller al socialdemécrata Fritz Ebert, lider del SPD, que recibi¢ la investi- dura de los partidos de izquierda y asumié la Presidencia del Consejo de Comisarios del Pueblo, compuesto por socialdemécratas y socialistas independientes y hasta la convo- catoria de la Asamblea Nacional se encar- g6 de los asuntos de Gobierno. El dia 11 de noviembre, finalmente, se firmaba el ar- misticio con los aliados. La revolucién estaba también en escena. EI mismo dia que se proclamaba la Rept- blica, y sélo unas horas mas tarde, Liebk- echt proclamé la Reptiblica socialista, In- tentaba ser el climax de una serie de suble- vaciones dirigidas a constituir consejos, Zz una especie de soviets, de obreros y solda- dos. En diciembre de 1918 se reunian en Berlin en un Congreso, que se encargaba de elegir un Consejo Central y un Consejo Ejecutivo de la Revolucién. El mimetismo, o la similitud, con el comportamiento y la trayectoria rusa de 1917 parecia evidente: con la vuelta de los ejércitos a la patria cundia la indisciplina y los soldados fundian sus objetivos con los de los obreros desde el movimiento revolu- cionario. Varias ciudades importantes quedaban en poder de los consejos de obreros y sol- dados, y aunque en el mismo dia 10 de noviembre se Ilegaba al acuerdo secreto entre Ebert y el Estado Mayor del Ejérci to y al compromiso militar de apoyar al Gobierno frente a la extrema izquierda espartaquista, la revolucion de noviembre parecia ser un hecho, pese a las hipétesis hoy més seguidas, de que en ningéin mo: mento hubo lugar para esta revolucién Al grito de Romper con Berltn!, ;Rom- per con Prusia! parecta acentuarse la ame- naza no solamente para el viejo orden po litico, sino para la misma unidad nacional, En Baviera, Kurt Eisner asumfa la presi dencia del Gobierno y la defensa de las reivindicaciones particularistas del viejo régimen. Algo parecido sucedia en Sajo- nia, con un Gobierno de extrema izquier- da, y en Hannover, Renania, Ruhr, Hol tein y Schleswig Una situacién general explosiva —segin la expresién de C. Klein—. Pero a partir del 10 de noviembre el resultado final sera elorden, el dominio de la situacién social y politica desde un partido socialdemécrata rio. Los espartaquistas, con Karl Liebknecht y Rosa Luxemburg a la cabeza, perderén el control de los consejos, sufi: ran la represién del poder y no quedarén mayori con otro recurso de accién que el amotina miento. Todo lo viejo ha quedado, al me- ros aparentemente, concluido En el origen y la evolucién de la con flictiva Republica, declarada dos horas después de conocida la derrota, se enfren tan desde el principio, velada o abierta ineute, dos fucrzas de poder politico, Por un lado, la alta burguesfa conserva- dora en conexién con los sectores domi- nantes de la industria, las finanzas, los te rratenientes y altos puestos de milicia diplomacia y Administracién. Son here- deros de los protagonistas de la Unidad, y tenfan el convencimiento de que, contro- lado el poder econémico, las formas poli Wena Friedrich Ebert (Heidelberg, 1871-Berlin, 1925). Politico aleman. Hijo de un sastre, tra~ bajé como guamicionero. Afiliado al Partido Socialdemécrata en 1899, se convirtié en uno de los principales colaboradores de Bebel. Diputado al Reichstag en 1912, un afio después fue elegido presidente del SPD. En agosto de 1914 mantuvo una postura favo- rable a la entrada de Alemania en la guerra y colaboré con el Gobierno durante gran parte de la contienda, No obstante, en 1917 comenz6 a plantear la necesidad de una paz inmediata. En noviembre de 1918 sucedio a Max de Baden como canciller y desde su pues- to de director del Consejo de Comisarios del Pueblo logro evitar el hundimiento del Estado aleman. Preparé las elecciones a la Asamblea constituyente, que le eligié, en febrero de 1919, presidente provisional de! Reich. Al aprobarse la Constitucién de Weimar, en agosto de 1919, se le confirms en su cargo y recibié amplios poderes, que tuvo ocasi6n de utilizar durante la critica etapa de su mandato presidencial (1919- 1925). Muriéd poco antes de concluir éste. ticas resultaban secundarias, aunque les hubiese resultado de inmediato mas ren- table una monarquia parlamentaria que la Repiblica nacida en un momento y en un proceso casticos. Por otro lado, estaban aquellas /uerzas defensoras de una Alemania nueva, los de- mécratas y socialistas procedentes de las clases medias y, sobre todo, de los grupos obreros, los mas directamente afectados por las consecuencias de la guerra, por las crisis econémicas y sus secuelas inflacio- nistas. Cada vez mas excluidos de los be- neficios de la recuperacién posbélica, aca- barn polarizados, en lineas generales, en dos opciones opuestas: los sectores obre- ros, en un ideal revolucionario marxista, y las clases medias, conservadoras y temero- del comunismo, en Hitler. La imposible sintesis de intereses pro- vocari un enfrentamiento, no. siempre manifiesto, entre dos Alemanias, y la con- version de esta Repablica en un compas de espera entre el fracaso de la revolucién espartaquista, en medio de la mas profun- da crisis posbélica, y la instauracién del nacionalsocialismo Aunque sea el partido socialdemécrata el que controle la situacién en estos difici les meses de noviembre y diciembre, do- minando los consejos y situando a sus hombres claves en los puestos decisivos del nuevo régimen, la ausencia de una forma econémica y social y la carencia de una democracia politica son factores basi- cos, a partir del binomio de fuerzas antes indicado, para explicar la imposible con- cepcién homogénea, 0 siquicra comple- mentaria, del régimen republicano. La mayor preocupacién de Ebert — en ello insisten casi todos los historiado- res— estaba en controlar la cortiente re- volucionaria y evitar el descontento y has- ta el Borcor de la alta burguesia, Para ello debié luchar contra el bolchevismo, el co- min enemigo de la socialdemocracia y del Ejército, utilizando al propio Groener, el sucesor de Ludendorff, como mediador entre el Ejército y el nuevo poder. Debié igual y simulténeamente atender las exigencias de la clase obrera: adopeién de la jornada de ocho horas, convenios colectivos, etc.; reformas ciertamente ne- cesarias, pero todas determinadas por la moderacion, la prudencia y el sentido de reforma progresista del capitalism occi- dental. Pese, pues, al cambio buscado y en parte conseguido, permanecié el ataque, Ia disidencia y el enfrentamiento de los sectores socialistas obreros radicales, los espartaquistas, cuyas manifestaciones cul: minaron en la Senrana sangrienta del mes de enero, Socialdemécratas y espartaquistas coin- cidian en la necesidad de acabar con el ré- gimen monérquico, feudal y militarista; pero discrepaban y se enfrentaban en cl objetivo de la revolucién, Los primeros postulaban una Repabli ca reformista, parlamentaria, democritica y burguesa; los espartaquistas optaban por una Repiiblica revolucionaria, mar- xista, comunista y soviética, Tl enfrentamiento entre estas dos op- ciones constituye la base del conflicto ale- main hasta el sangriento aplastamiento de la revolucién espartaquista en enero de 1919. A partir del 10 de noviembre, Ebert y los demas dirigentes socialdemécratas lo- graron controlar la revolucién y lucharon por establecer el orden piblico, proteger la legalidad, restablecer la unidad del pueblo y la autoridad del Gobierno en el Reich; y decidieron hacerlo mediante la via de una Asamblea Nacional Constitu- yente, libre y democraticamente clegida. Este fue realmente el momento de divi- sién culminante. La doble eleccién de Re- publica el dia 9 de noviembre trajo de in- mediato la condena de la revolucién y el control del movimiento popular. El bolchevismo quedé declarado ene- migo de la democracia y en el Congreso Nacional de los Consejos de obreros y de soldados, que tuvo lugar en Berlin entre el 16 y el 21 de diciembre, los esparta- quistas, combatidos ya de una manera ge- neralizada como bolcheviques, quedaron en franca minoria. Pudieron contar con el amotinamiento en momentos sucesivos, pero no consi: guieron transformarlo en insurreccién. En | easton UNIvERsAL ¥ | stato xx liubert das _ Reich! waA/t LISTE 6 Cartel electoral alemén editado durante los anos de la Republica de Weimar los enfrentamientos callejeros, no sufi- cientemente esclarecidos, del 16 de di- ciembre, resultaron muertos en un tiroteo 16 espattaquistas. Cuando a fines de di- ciembre llegan a Berlin, para ponerse al servicio de la revoluci6n, tres mil marine- ros de los amotinados en Kiel a principios de noviembre, y se atrincheran en el Pala- io Real, el Ejército cargara contra ellos, y el 24 de diciembre se contaran sesenta muertos. A partir de aqui queda condenada la tendencia revolucionaria y los cuerpos es- peciales del Ejército, al mando de Noske, aplastan a los revolucionarios. El punto al- gido de la lucha contra los espartaquistas tiene lugar a partir del 6 de enero de 1919, en que se declara la huelga general, y Rosa Luxemburg, junto con Liebknecht, piensa en la posibilidad de hacerse con el poder. Aqui comienza la Semana sangrienta Del 9 al 13 de enero, la represion barre Berlin y la lucha se cobra 1.200 muertos y mas de 10,000 heridos, Rosa Luxemburg y Liebknecht, que estaban arrestados, son asesinados el dia 15. Este servicio del Ejército a la recién instaurada Republica impedira sacar a la luz las responsabilida des imputables al Estado Mayor a conse cuencia de la derrota mili ree ae e ead aa eus El sangriento aplastamiento de la revo: lucién es el punto de partida de la Rep blica parlamentaria y la victoria de la socialdemocracia frente a la revolucién comunista deja la via libre para una con- solidacién de la Republica. Es una Reptblica donde se conserva integramente toda la estructura socioeco- némica anterior, sostenida y defendida por la aristoctacia terrateniente, la gran industria y el staff financiero. Cae cierta- mente un régimen viejo, pero permanecen integras las propiedades de quienes lo ha- n sustentado; mantienen su poder y forma la Administracién, la Justicia y el Ejército, y se conserva, como medida pre- ventiva, y hasta como amenaza, la posibi- lidad de acusar de antinacionalista cual- quier veleidad democratica. Ludendori y su esposa en una foto posterior al putse de Munich, 1923 Tranquilizados los posibles opositores al sistema, al régimen, a una repiblica sin republicanos, no le quedaba si no el cami- no de las soluciones intermedias. Los temas de mas urgencia se reducian a la convocatoria de elecciones para la Asamblea, la constitucién de la misma y la eleccién del presidente. Después toca: ria preocuparse por la elaboracién y pro: mulgacién de la Constitucién, la acepta cién y firma del Tratado de Paz y la organizacién socioeconémica y politica interna Las elecciones se celebran el dia 19 de enero, y participa mas del 80 por 100 del clectorado, pese al boicoteo intentado por el partido comunista. El antiguo sistema de escrutinio mayoritario fue abandonado y se recurtié al escrutinio. proporcional Fue un sufragio universal donde se voto desde los veinte afios, incluidos soldados y mujeres. De los 421 diputados para la Asam blea, los socialdemsé« obtuvieron 165, y puesto que necesitaban mas actas para lograr la mayoria y era imposible desde el pasado diciembre la alianza con los socialistas independientes, no quedé otra salida que la alianza con la derecha, los demécratas y el Zentrum catélico, par- tidos burgueses, que hicieron as la Coalicién de Weimar, cutiosamente con el mismo espectro politico que alcanz6 la mayorfa parlamentaria en julio de 1917 y que voto la mocién de paz. Reunian en total, con 91 del Zentrum y 75 de los de- mocratas, 331 escafios. En este contexto, la Asamblea eligié presidente del Reich a F. Ebert, y se for- mé el primer gabinete republicano bajo la presidencia de P. Scheideman, con siete ministros socialdemécratas y otros siete pertenecientes al Zentrum y al partido de- mécrata, El dia 6 de febrero se reunia la Asam- blea en la ciudad de Weimar con el obje- tivo de evitar, por miedo a dificultades y desorden publico, a la problematica Ber- lin, Al mismo tiempo se satisfacfa a los Estados del Sur, tan opuestos a la preemi- nencia de Prusia, y se contaba con una sede, ficilmente defendible desde el pun: to de vista militar, para los trabajos de la Constituyente. STORIA UNIVERSAL | + | sei mx Desde mediados de noviembre, el pre- sidente Ebert habia encargado al profesor Hugo Preuss, del partido demécrata, la preparacion de un anteproyecto de Cons- titucién que sirviera de base a la labor de la furura Asamblea Constituyente. La motivacién y el objetivo eran claros la biisqueda de una garantia burguesa frente a la revolucién de noviembre, y el intento de no asustar ni a militares ni a burgueses Junto con las instancias de los otros dos partidos de la mayoria se presents el proyecto; fue discutido entre los meses de febrero y julio, al mismo tiempo que en Paris se iniciaba la Conferencia de Paz. Los trabajos fueron répidos; el texto constitucional se vors el 31 de julio y se promulgé el 11 de agosto. Conforme al compromiso ideol6gico de la Coalicién de Weimar, la Constitucién se componia de 181 articulos y presentaba al Reich como una Repiblica compuesta de 17 Estados que gozaban de instituciones propias. Sélo una vez, en el articulo 1.°, al defi- nir al Reich aleman, se empleaba la pala- bra Repiiblica, sin volver a usarse en todo el texto. Ni la palabra en si ni la decision sobre los colores de la nueva bandera de- notaban convencimiento en torno al siste- ma de gobierno, Mezcla de parlamentarismo clisico y de formas de presidencialismo, oftece un po- der legislativo integrado en dos Camaras (Reichstag y Reichsrat), conforme a la tra- dici6n alemana inmediatamente preceden- te; pero en la estructura del poder ejecuti- vo introduce una forma de gobierno que deviene mezcla de democracia presiden- cialista (modelo americano) y de democra- cia directa (modelo franco-britanico): el presidente es elegido por Ia totalidad del pueblo aleman, mediante sufragio universal (articulo 41); pero no ¢s jefe del Gobierno, sino que nombra a un canciller, encargado de gobernar con sus ministros mientras tenga una mayoria segura en el Reichstag (articulos 52-54). Goza también el presidente de poderes extraordinarios, en casos de emergencia, para utilizar las Fuerzas Armadas, o en mo- mentos de peligro para el orden y seguri- dad piiblicos (articulo 48). Sera precisa- mente la aplicacién abusiva de este articu- Io de la Constitucién la que permita en los afios treinta el paso legal de la democracia parlamentaria a la dictadura nazi, una vez que la falta de mayoria parlamentaria in- duzca a legislar directamente y sin control desde esta base constitucional En sintesis, la Constitucién creaba una democracia parlamentaria conforme al sistema occidental, aunque dejaba sin so- lucionar los problemas anejos al federalis- mo y a la importancia de Prusia. Pese a la falta de tradicion y experien- cia de vida republicana, el funcionamien- to del nuevo régimen trajo un progreso en Ja democratizacién de la vida politica y un acercamiento a mecanismos e institucio- nes politicas occidentales, pero la preva- lencia de las bases econdmicas y adminis- trativas ya descritas pes6 sustantivamente en la falta de adhesion ciudadana. Funcioné con perfeccién hasta la muer- te de Ebert, en 1925; rindié excelentes ser- vicios hasta 1929, pero permitié igualmen- te lo que fue su crisis: la constitucién de Gobiernos presidenciales y la tentacién re- petida, alo largo de los veinte, de golpes de Estado, que minaban el naciente aliento republicano con la excusa de un naciona- lismo encarnado en grupos paramilitares con los que la derecha habria de pactar en su momento. El punto algido que explica esta semilla contrarrevolucionaria pasa por la acepta- cidn del Tratado de Paz, dictado en Ver- salles. Casi cronolégicamente con las reunio- nes de la Asamblea Constituyente comen- zaba en Paris la Conferencia de Paz. Su trabajo se desarrollaria en dos etapas su- cesivas, La primera, sin la presencia de los vencidos durard hasta el mes de mayo, de- dicada a la gestacion y articulacién del tratado y ala ordenacidn de sus cldusulas diversas, donde destacan por su impor- tancia las territoriales, las militares y las | mariscal Hindenburg en su época de presidente de la Republica Alemana econémicas, Estas suponen, de acuerdo con la responsabilidad y la culpabilidad sefialadas en el articulo 231, el recorte te- rritorial y la nueva conformacién de fron- teras, la reduccién del Ejército y la per- manencia de la ocupacién militar aliada y la elaboracién de un plan de pago de re- paraciones. En la segunda parte, esto es, a partir del dia 7 de mayo, se entrega a la delegacion alemana el texto del tratado y se conceden quince dias para realizar observaciones, preguntas 0 contraofertas, siempre y tni- camente por escrito, En la primera etapa ya fueron dificiles las negociaciones a consecuencia de las divergencias entre los vencedores respec- to al futuro aleman, Mientras los france- Zz ISTORI | sto x« ses fundamentalmente insistian en elimi- nar la competencia alemana, ingleses y norteamericanos buscaban el manteni miento de una Alemania fuerte, aliada de Oceidente y verdadera garantia contra el bolchevismo recién triunfante. Los prime ros ademés insistian —especialmente Cle. menceau— en exigir la aceptacién alema- naa la discusién mediante firma, y sin concesién alguna. Se hizo lo posible por humillar a la de- legacién alemana, dirigida por el ministro de Asuntos Exteriores; se le obligé a cru- zar lentamente Francia en tren, y, una vez en Versalles, se le aisl6 0 casi confiné en un hotel, sin posibilidad de contacto algu- no con el exterior. E] documento aliado fue entregado a la delegaci6n alemana el dia 7 de mayo y en su entrega supo Clemenceau referirse a este segundo Versalles, en contraste con el primero, que habia supuesto la humilla- ci6n francesa con la proclamacién del Im- perio, en enero de 1871. No se concedié a los alemanes mas que un plazo de quince dias —luego prorrogado una semana mas— para responder por escrito alo que era una decisidn firme, un diktat. El texto causé la mayor indignacién en toda Alemania y el dia 12 de mayo, toda- via con el plazo inacabado, el canciller Scheideman hizo saber que en ningin caso firmaria semejante tratado, donde quedaba sojuzgada la naci6n alemana con la culpabilidad y responsabilidad de una guerra por el hecho de haber salido de- rrotada. La Asamblea no tuvo otra solucién que la aceptacién, el dia 22 de junio, del trata- do, por 237 votos contra 138 Quedé de- finitivamente firmado el dia 28 de junio. ‘Alemania era obligada a un arreglo de fronteras en el Oeste y en el Este, perdia sus colonias, que se transformaban en Mandatos bajo la Sociedad de Naciones, y debia renunciar a la octava parte de su territorio, habitado por un 10 por 100 de la poblacién, Junto a las imposiciones militares y fi- nancieras, lo que mas humillaba, ademas del articulo 231, era la posibilidad de que se exigiera la extradicion y juicio de cier- tos responsables, comenzando por el pro. pio Guillermo I. La aceptaci6n a partir de la firma y la in- mediata aplicacién del tratado provocaron profundos enfrentamientos y divisiones en el pueblo aleman, que revivié desde este momento una exaltacién nacionalista facil mente utilizada contra el legislativo salido de las urnas, contra la propia mayorfa pc tica que legalmente lo ratificé y contra la misma Repiblica parlamentaria. Desde las diversas formas de exaltacién nacionalista se insistia en su revisidn y supresién LOS FUNDAMENTOS DE LA NUEVA ALEMANIA En vez de crear una situacién estable, el tratado provocé un estado de inquie- tud, manifiesta o latente, en el centro de Europa, y fue germen de conflictos que concluyeron en el nazismo y en la Segun- da Guerra Mundial A partir de aqui, Weimar sera expresin de la derrota alemana: el nuevo punto de inquietud, desunién y discordia tanto en la politica interna como en la interpretacién, apoyo o disconformidad con la politica ex- terior, Esta nueva Alemania nacida en Wei- mar, en cuyo origen se halla simulténea- mente el control de la revolucién tras la derrota, la Constitucién de agosto de 1919 y la firma del tratado de Versalles, se fundamenta igualmente en una serie de realidades que liman o recortan extraor: dinariamente, segin expresién de G. Ba- ai 1 cambiante, progresiva y di- namica aneja al régimen parlamentario. Aunque la Constitucién defina una po- litica moderada y realista, la sitwacién real del pais dependia de una situaci6n politi- ca, social y econdémicamente proclive a mantener las bases estructurales anterio- res a la guerra. Ello explica también su evoluci6n, su crisis y su final. Constituida en democracia parlamenta- ria, organiza la vida politica a través de partidos que expresan y responden a las fuerzas socioeconémicas alemanas, Son la fer: casi todos partidos nacidos en los comien zos de la Alemania imperial y unificada, gue, al nacer la Repiiblica, se reconstru yen, se clarifican en nuevas y matizadas posiciones, y ordenan su actividad y sus programas con conocimiento, en concor dancia o discordancia con otros nuevos Todos se presentan, sin embargo, con una carga teérica y prictica que no ha bian mantenido con anterioridad. Segtin la clasificacién que hace Castellan, en re laci6n con su actitud respecto a la joven Republica, pueden sefialarse tres grupos Los partidos que aceptan la opcién re publicana, que han participado en su na cimiento: socialdemscratas, demécratas y Zentrum catélico; los que constituyen la Goalicién de Weimar La oposicion de izquierdas, defensora de depen: la revolucién social: socialistas dientes y comunistas La oposicién de derechas, de fidelidad monérquica: .anos, los populistas y na cional-alemanes, partidarios de la vuelta al Imperio, y otros, los nacionalsocialistas, deseosos de un Reich autoritario, Este espectro politico se basa en unas realidades socioecénomicas y responde a unas fuerzas tradicionales estructuralmen te estables y firmes, capaces de dominar la marcha politica desde su privilegiado papel de grupos de presién, y dispuestas a dominar a las nuevas clases ascendentes, pequefioburguesas y obr bradas a unas cotas de bienestar y de fuerza social creciente. Ello explica que el movimiento espartaquista quedase en mi noria ya en noviembre de 1918 y que no ras, acostum, pudiese conseguir la desestahilizacién del sistema en el invierno y primavera si- guientes Los fundamentos de la nueva Alemania partfan, por tanto, de una estructura jevar quizada y antigua: las mismas clases altas con semejante poder social, econémico y politico; un Ejercito adscrito a una ideo logia tradicional, conservadora y vincula da a la nobleza; una burocracia integrada por los viejos cuerpos estatales, y una but guesfa media y unas clases trabajadoras con mejores condiciones de vida, pero econémica y politicamente pasivas, pese a alude al levantamiento comunista en Baviera; ef Dos carteles alemanes de 1923. El de arriba de abajo, a la ocupacién del Ruhr por los franceses — | seam su posterior inclinacién hacia posturas autoritarias o a soluciones revoluciona rias. Porque la realidad basica, crucial y san: grante es la gravedad del momento econ6- mico, tan certeramente y con justeza casi matemitica recogido por Keynes en su ensayo sobre Las consecuencias econdmi- cas de la paz. Alemania debia hacer frente a las consecuencias de la guerra, tanto en raz6n de sus problemas interiores como por las medidas tomadas en aplicacin del Tratado de Paz: desde el recorte 0 pérdida de territorios econémicamente vi- tales (Alsacia, Lorena, Sarre...) hasta los pagos por indemnizaci6n y repai ciones. LA CONSOLIDACION DEL is el ilay stake as ated Esta situacin econémica grave y deci- siva se constituye en base original de la Repiblica y caracteriza toda una primera fase de agitacion y de crisis, hilvanada por la inflacién y las tensiones sociales. Aun- que a partir del plan Dawes, en 1924, re- sulta posible la recuperaci6n y una relati- va prosperidad, la crisis continuard, y a partir de las consecuencias del 29, se ira alumbrando su ocaso. Esto ha llevado al profesor de la Universidad de Estrasbur- ua go Claude Klein a ver la Repiiblica de Weimar como un paréntesis entre la revo luci6n posbélica y el nazismo. Sobre las realidades econémicas, socia: les y politicas descritas como fundamento de la nueva Alemania se origina, desarro- lla y coneluye la primera experiencia re- publicana en un proceso histérico tenso, conflictivo y complejamente rico y varia- do. Por ello ral y sintét y desde una panordmica gene- |, resulta util distinguir ¢res fases en la evolucion de la Republica; la identidad de estas fases parte de la consi deracién conjunta de presupuestos eco. némicos, sociales y politicos que actian al hilo de la coyuntu 1. Primera fase: Los aftos de la agite- cin y de la crisis (1919-1923). 2. La pseudoestabilidad (1924-1929), expresidn con que C. Klein justifica su te- sis de visién de la Republica como un pa- réntesis, 3. La vuelta progresiva al caos y la muerte de la Republica (1929-1933), No parece, pues, sino un proceso tenso y complicado, mas proclive al desencanto posbélico vivido y testimoniado por los hombres y los pueblos que creyeron en la decadencia de Occidente, en la muerte de la democracia 0 en la inservibilidad del capitalismo moderno. La biisqueda de un orden. politico y so- Gustav Stresemann (Berlir 1929). Politico aleman. Industrial afilia- do al Partido Nacional-Liberal, fue elegi- do diputado en 1907 y presidente de su partido diez aos después. Tras la gue- rra, cre6 el Partido Populista, que adop- 16 una postura de nacionalismo extrema- do y se nego a aceptar el Tratado de Versalles. Sustituyé a Cuno al frente de la Canci- Hleria en uno de los momentos criticos para la Repiiblica (agosto de 1923). Puso fin a la resistencia pasiva en el Ruhr y reprimié los levantamientos en Turingia, Sajonia y Ba- viera. La retirada de los socialdemécratas le forz6 a dimitir a finales de aio. Siguié desempenando hasta su muerte la cartera de Asuntos Exteriores, puesto en el que alcanz6 relieve mundial. Su inteligencia con Briand propicié el acercamiento franco-ale- man y la Conferencia de Locarno (1925). Ne- goci6 la entrada de Alemania en la Sociedad de Naciones y firmé el pacto Briand-Kellogg. En 1926 recibié el Premio Nobel de la Paz. cial nuevo (1919-23), segin Klein, es el primer capitulo del proceso republicano; parte de una situacién globalmente desas- trosa; son los avios de crisis: Crisis politica, crisis econémica, finan- ciera y monetaria, tentativas de putsch (tan- to ala derecha como a la izquierda), sepa- ratismos renano y bavaro, sacudirén a la joven Republica hasta 1923. Los aconteci- mientos se suceden a un ritmo de locura y frecuentemente son _inextricablemente complicados. EI problema fundamental, a nivel hu- mano inmediato, esta en el encuentro de cauces para subsistir, organizarse y conso- lidarse como régimen aun a costa de las crisis potenciadas por la derrota. Fue necesario, aunque también impo- pular para el régimen, continuar la repre- si6n sangrienta contra la huelga y el de- sorden en Berlin, Magdeburgo, Leipzig, y parecia inacabable la anarquia, el motin 0 el simple terrorismo. Las caracteristicas que condicionan las directrices del proceso durante el periodo 1919-24 son las siguientes: Crisis econémica interna, agravada por las pérdidas tertitoriales, las reparaciones, la desastrosa situaci6n financiera, compli- cada por la devaluacién monetaria, la ele- vacién de los precios y el problema de las divisas, todo potenciado por la desigual repercusion de la inflacién. Crisis social, con extensién del paro, proliferacién de tensiones sociales, como huelgas, manifestaciones y enfrentamien- tos, mas la agravaci6n de las condiciones de vida de las clases medias y trabaja- doras, aumentadas con la licencia de tro- pas. Crisis politica, por la aceptacién, repul- sa o teduccién de las indemnizaciones, la financiacién de las fronteras y demas gas- tos de la ocupacién, las relaciones franco- alemanas y ruso-alemanas. (ee NL ae e Ae Y, sobre todo, la cuestidn del Rubr, la ocupacién de la cuenca minera, en 1923 por parte de Francia, como forma de for- zar el pago de las reparaciones. Fue el problema que mas tensién provocé entre Jos alemanes, y también el punto de parti- da en el cambio de la coyuntura que mas adelante se describe. Llimanse golpes los diversos intentos de desestabilizar el regimen, bien median- te la puesta en prictica de tendencias se- paratistas en algunos Estados, bien me- diante golpes de fuerza, desde la derecha 0 desde la izquierda, con la misma inten- cién, 0 como pura expresién de protesta por la marcha de la politica exterior. Las tendencias separatistas fueron las primeras en continuar manifestindose, unas veces por afanes particularistas, otras por motivos de diversa indole social 0 religiosa, o por la presencia de las tro- pas francesas de ocupacién, como sucede en Renania. Aqui en concteto se llegaba en junio de 1919 a proclamar una Repi- blica renana, rapidamente sometida, pero de nuevo manifiesta en 1923. En Baviera, por otra parte, se sumaron la lucha antirrevolucionaria y el movi- miento separatista frente a la autoridad central del Reich. La crisis estallaba en agosto de 1920 y se prolongé hasta 1921 por la resistencia de las milicias bavaras a entregar sus armas. Después, en 1922, tras el asesinato de Erzberger, volvia a es- tallar la crisis con la no aplicacién de la ordenanza del presidente del Reich sobre proteccion de la Repiblica Quiza en este caso la crisis no fue fatal porque el Reich emples mas la diploma- cia; pero cuando la resistencia procedia de la extrema izquierda, como sucedié en octubre de 1923 en Sajonia y en Turingia, Ja fuerza se impuso manu militari desde el poder central. Otras razones para el disturbio se si- tdan en los territorios en los que durante 1920 y 1921 fue obligado efectuar plebis- citos conforme a las decisiones del Trata- do de Paz. Las mayores dificultades tuvie- ron lugar en la Alta Silesia, donde la tensién fue enorme al celebrarse el plebis- cito en marzo de 1921. Aunque los resultados eran favorables a Alemania, el trazado de la frontera se 2 | HisToRIA UNIVERSAL SIGLO Xx complicaba y resultaba mas dificil por la mezcla de la poblacion, Cuando los pola- cos intentaron apoderarse del territorio por la fuerza, los alemanes se opusieron con cuerpos especiales del Ejército. Los combates duraron hasta octubre de 1921, en que la Sociedad de Naciones consiguié impoust una fioniere. En el ambiente contrarrevolucionario que domina en Alemania tras el aplasta- miento espartaquista, también la derecha reaccionaria creyé llegado su oportuno momento de ataque, y desde la palestra parlamentaria lanzé su golpe contra el Gobierno y, mas concretamente, contra la socialdemocracia En este entorno, cuando trataba de re- solverse la responsabilidad, y el grado de la misma, de los altos oficiales de la mili cia en la pérdida de la guerra, tuvo lugar el putsch de Kapp, en marzo de 1920, con el objetivo ultranacionalista de lanzar al Ejercito contra la Repiiblica y pasar a una dictadura militar, Era el momento dlgido de la reduccién militar exigida por el Tra- tado de Paz y de la extradicién de ciertos ctiminales de guerra. Cuando la situacién es mas dramatica, los aliados exigen la disolucién de las bri- gadas de Erhardt, estacionadas en Alta Si- lesia, que amenazaban desde su agitacién y desde su postura ultranacionalista sim- bolizada con el emblema de una cruz ga- mada Es entonces cuando Kapp, un alto fun- cionatio prusiano, Ludendorff y Luttwith proyectan el putsch, que estalla a las seis de la mafiana del dia 3 de marzo, con la entrada en Berlin de la brigada de Marina que ocupé los Ministerios. Cuando Nos- ke pidié la intervencién de la Reichswehr para atajar el peligro, Von Seeckt, uno de los jefes del Ejército, respondi6 para justi- ficar su negativa: La Reichswebr no dispa- ra sobre la Reichswebr. El golpe, pues, de momento parece efectivo, y Kapp es nombrado canciller. EI Gobierno huye y se refugia en Dresde y mas tarde en Stuttgart. Pero la pobla- idn no se siente identificada y organiza la resistencia popular, que le lleva al fracaso. © Mediante una huelga general, Berlin que- da paralizada en unas horas, y cuatro dias ms tarde el putscl esta deshecho. No fue, sin embargo, una victoria del régimen, Continuaron las debilidades, las vacilaciones y dudas de la Coalicién. El nico vencedor fue el Ejército, que forz6 atin mas su autonomia y su capacidad de prssién decisoria dentro del cégimen, EI putsch se volvia contra la Coalicién y precipitaba unas nuevas elecciones; se ce- lebraron el dia 6 de junio de 1920 y testi- moniaron el fracaso para la Coalicion. Esta perdia en total 86 escafios, mientras gue las fuerzas de la oposicidn crecian por la derecha y por la izquierda, Nacional-ale- manes y populistas ocupaban el lugar ante- rior de los demécratas, La socialdemocra- cia abandonaba el Gobierno y se llegaba a una nueva coalicion burguesa, ditigida por Fehrenbach (Zentrum), con presencia y protagonismo populistas. El resultado fue, pues, el triunfo de la derecha, A lo largo de 1921 y 1922 continuaron atentados y golpes, siempre destinados a generar 0 potenciar un clima de inseguri- dad, Se crearon organizaciones terroristas de extrema derecha; se sucedieron los cri- menes y asesinatos de Gareis (socialista independiente, diputado bavaro), Erzber- ger (el autor de la resolucién de paz de 1917) y Ratheanu, ministro de Asuntos Exteriores que hizo posible en Rapallo, en 1922, la vuelta a las relaciones diplo- maticas con la URSS. Después de esto se impuso, como medida inapelable, una ley para proteccin de la Repiiblica También por la izquierda la Republica estaba amenazada, y a los sucesivos y di- versos movimientos obreros, a la escisién y avance del partido comunista, se suma ron intentos para derrocar el régimen. Sélo que en este caso la propia derecha explotaba la acusacin, y el Gobierno pudo emplear con menos dubitaciones la represién mas brutal Finalmente, a este entramado desestabi- lizador se suman los incidentes provoca- dos a consecuencia de una politica exterior encadenada al pago de las reparaciones, que condicionaba negativamente la vida politica interior desde una desastrosa si- tuacién econémica. Hjalmar Schacht, banquero, presidente del Reichsbank. Cuno, canciller alemén en los aftos veinte A partir de 1922 se marcha hacia una politica exterior auténoma donde Ia ac- tuacién de Stresemann goza de un prota- gonismo y un acierto incontestables. Tras Versalles se suceden conferencias internacionales para determinar el total de la deuda y las formas de pago. Y como los tres puntos neurilgicos de la politica exterior alemana —reparaciones, ocupa- cién militar y desarme— eran decisin de los vencedores, en Spa, lugar donde se ce- lebra la primera conferencia en la primera quincena de 1920, se traté a la vez de re- paraciones y desarme. Aqui se fijarin los porcentajes para los vencedores, pero no se Ilegard a un acuerdo sobre el total de las reparaciones. A esta fijacién de un total se traté de dar solucién en la Conferencia de Lon dres (marzo de 1921), pero las aproxima: ciones resultaron imposibles también. Proseguiran luego en Cannes (enero de 1922) y en Génova (abril de 1922). Aqui se logr6, con sorpresa ¢ irritacién para los aliados, un acuerdo secreto germano-so- viético, firmado en Rapallo, a partir del cual se volvia al buen entendimiento di- plomatico entre ambos paises y se lograba para ambos la ruptura del aislamiento provocado por los vencedores, ademas de una activa colaboracién de ambos Ejérci tos. La firma de este tratado de Rapallo costaria la vida a Rathenau; y como con secuencia, a fines de 1922, la situacién de la Republica continuaba muy insegura, ya en los umbrales del terrible 1923 EL ANO DECISIVO Es ciertamente 1923 el aio decisivo en la historia de la Republica al agudizarse, por un lado, las crisis existentes, y al ver se obligado el Gobierno, por otro, a to- mar una serie de medidas para solucionar problemas y lograr la estabilidad, En la base de todo este conflicto estaba més en concreto, la inflacién, que era considerada como re- sultado del pago de muchos marcos-oro la crisis econémica en concepto de repa La postura francesa contintia, con Poin- caré a la cabeza, itreductible, también a consecuencla de sus propias dificultade: financieras. Y ello explica que, cuando en diciembre de 1922 la Comisién de repara ciones. ciones comprueba retrasos alemanes en la entrega de carbén y otros compromisos, RSAL Francia y Bélgica encuentren el pretexto para invadir la cuenca del Ruhr, pese a la oposicién americana e inglesa. El 11 de enero se inicia la invasion. No queda al Gobierno otra salida que la de la resistencia pasiva: obreros y empleados se declaran cn huelga y los funcionarios se niegan a obedecer a las autoridades de ocupacidn. Estas endurecen su politica; estallan enfrentamientos entre obreros y fuerzas de ocupacién. El dia 13 de marzo mueren 13 obreros en una manifestacién, y varios miles de ferroviarios son expul: dos de la zona de ocupacién, El Gobierno, que habia iniciado 0, al menos, aconsejado la resistencia, cae en agosto, y de inmediato se llega a un Go- bierno nuevo, de gran coalicién, desde la SPD a los populistas, con G. Stresemann al frente, en un momento crucial de de- sastre politico y econémico. En marzo sufre el mas definitivo colap- so de su historia. Sia principios de 1922 un délar correspondia a 200 marcos, a principios de 1923 valia 18.000 y a fines de enero aleanzaba los 50.000. En junio, 150.000; en julio, un millén; mediado agosto, 4 millones, y mas tarde rebasa la inimaginable cifra de varios _billones. Como pura anécdota, téngase en cuenta que en 1923 un sello de correos de circu- lacién normal Ilegé a costar varios miles de millones. La pérdida del valor del dinero, unida al descenso vertiginoso de la produccién y al brutal incremento del paro, confirma una Alemania hundida en el més inimagi nable abismo real y psicolégico: pérdida de poder adquisitivo y de la posibilidad de intercambio, auténtica y creciente mi- seria obrera, proletarizaci6n de la peque- iia burguesia y anulacién de la confianza en las instituciones. Pero el tope en la caida llegé con el mes de noviembre. Sin embargo, en determinados circulos la inflacién fue benéfica: las grandes em- presas pudieron librarse asi de sus deudas, que se redujeron inusitada y acelerada- mente a cero, y algunos industriales consi guieron multiplicar muy deprisa su fortuna al abrigo de negocios oscuros y rentables. A raiz de la ocupacién del Ruhr, la co- misién de vigilancia del desarme aleman endié sus actividades y pudo apare- cera la luz una Reichwehr negra, que fun- cionaba en clandestinidad, dirigida compuesta por antiguos cuerpos oficiales. El dia 1 de octubre se intenté desde esta organizacién un nuevo putsch hacia Berlin y se fue preparando simultinea mente el putsch de Hitler en el mes de no- viembre. Como el nuevo Gobierno de Stresemann habia anunciado el final de la resistencia pasiva el dia 26 de septiembr esta medida sorpresiva justificaba en Bz viera un putsch interno, que partfa de la Ne] BRUNING Heinrich Brining (Munster, 1885-Norwich FE.UU., 1970). Abogado y especialista en asuntos financieros, perteneci6 al Partido del Centro. Diputado al Reichstag en 1924, fue jefe de la minoria parlamentaria catolica en 1929. Designado canciller en 1930, su pe- riodo de gobierno coincidié con los inicios de la depresién en Alemania, que intenté combatir con medidas detlacionistas. Enemigo del republicanismo y opuesto tanto a los nazis como a los socialistas, in- tent6 gobernar de un modo autoritario. Convocé las elecciones de 1930, que mar- caron un fulgurante ascenso de los hitleria- nos, lo que le obligé a apoyarse en la socialdemocracia. Tomé partido por Hindenburg en las clecciones presidenciales de 1932, pero el mariscal le retiré su confianza cuando prohibié las organizaciones paramilitares nazis y tuvo que dimitir, Al subir Hitler al Poder, Briining abandono Alemania y se estableci6 en los Estados Unidos. proclama de un estado de excepeién en su territorio y la investidura de Von Kahr como dictador del territorio. Como respuesta, el poder central de. claré igualmente el estado de excepcién y confié poderes extraordinarios al minis- tro de Defensa. La situacién fue especi mente tensa por la indecisién del Reich en emplear su fuerza contra el Estado b: varo. Mientras tanto estallaba el putsch de Hitler, con el apoyo de su partido nacional- socialista (el NSDAP), en la ciudad de Mu- nich, donde venia ejerciendo un auténtico terror politico. Aprovechando una reu- ni6n publica en que Von Kahr explicaba su politica particularista, Hitler lené la sala de nazis y anuncié la constitucién de un nuevo Gobierno para todo el Reich bajo su direccién, Todo fue muy rapido y concluyé drasticamente. En la mafiana del dia 9, un desfile nazi acabé con 16 muertos; Hitler, herido, huyé, y Baviera volvié a la tranqui lidad, al menos aparente. También ahora desde la izquierda se suceden conflictos y golpes contra la Re- publica: proyectos de insurreccién dirigi- dos por el partido comunista en los meses de julio y agosto; Gobierno de coalicién socialcomunista en Sajonia el 10 de octu- bre; manifestaciones en Berlin y Hambur- go a lo largo del mes de octubre; prohibi- cién del partido comunista en todo el tetritorio del Reich a partir del 23 de no- viembre. in los meses de octubre y noviembre, segiin el comentario de C. Klein, la Repti- blica parece agonizante y las crisis se po- tencian, complementan y encadenan. Y, sin embargo, en el plazo de muy pocos meses, la situacidn se restablece y sanea Aunque el régimen quedaba emplaza- do para més adelante, concretamente nueve afios, 1924 se abre anunciando un periodo estable econémica, social y politi- camente. Una crisis, por fin, de vida y no de muerte, al poder ser tomadas decisio- nes que salvan de la misma crisis: se re- construyen las finanzas y el sistema mone- tario, y se normalizan las relaciones con los aliados gracias al triangulo Strese- mann-Briand-Chamberlain. Son medidas en las que la iniciativa y la decision corresponden a Gobiernos bur- gueses, tomadas con acuerdo capitalista y con el consentimiento de la socialdemo- cracia. Por supuesto que con el objetivo aiadido de someter, dividir o debilitar a los partidos de izquierda. De Gobiernos de centro-izquierda, de base socialdemé- crata se pasara a Gobiernos de centro-de- recha con base burguesa-capitalista, se- gun comenta Badia. La recuperacién econémica produce la pacificaci6n politica interna y una nueva era en las relaciones exteriores. De hecho, 1924 se convierte en una fe- cha importante no sélo para Alemania, sino para toda Europa. Los intentos de es- tablecer regimenes revolucionarios en Eu- ropa central fracasan, excepto en Rusia, gracias a la represién de las sublevaciones populares desde Gobiernos fuerte A CONSOLIDACION DE LA REPUBLICA (1924-1929) En la Europa mediterranea se extienden y consolidan sistemas dictatoriales, y en Europa occidental se mantiene la expre- sin democritica abierta a una sociali- zacién de la vida politica, testimonialmen- te representadas en el acceso del laborismo inglés al poder y en el Gobierno izquierdis- ta francés de Herriot En este contexto, la Repiblica de Wei mar va a contar para su permanencia con una recuperacién econémica, con una es- tabilidad politica interna, ancja a la dere- chizacién del régimen, y con una politica internacional igualmente nueva y positiva, en cuanto pacifista y europeista, de Stre- semann. Recuperacién y estabilidad econémicas parecen seguras a partir de noviembre de 1923, cuando cesa la resistencia pasiva, que venia costando al Estado unos treinta millones de marcos-oro cada dia. Enton ces se impone la necesidad de crear una nueva moneda que genere confianza y permita el resurgir econémico. Es el la- mado milagro del Rentenmark, la nueva sic 66 unidad monetaria creada para subsistir con el marco viejo e ir sucesivamente sui tituyéndolo. A partir de octubre de 1924, la creacién del Reichsmark abre una nue- va etapa monetaria y financiera Con esta base y con la seguridad de que aun a los aliados interesaba la buena marcha de la economia con vistas al co- bro de las reparaciones, la agilizacién de la produccién, del comercio y de la liqui- dez monetaria quedaba asegurada y la produccién alemana hizo progresos répi dos y prodigiosos, Se moderniz6 el utill je y la forma de producir y comerciar; se racionalizé la produccién y se llegé al mas perfecto sistema de concentracié mica. Baj6 el paro, subieron Ios salatios y descendié la conflictividad y combativi- dad obreras precedentes. Se acoté el mis- mo paro mediante auxilios econémicos y seguros eficaces, de modo que los aiios 1927-28 pueden ser considerados aros de prosperidad. Colaboré igualmente a esta recupera- cién y coyuntura alcista la vuelta de capi- tales anteriormente fugados, la ayuda americana en créditos publicos y privados y la ordenacién mas racional en el pago de las reparaciones. El plan Dawes, adop- tado en abril de 1924, duramente comba- tido en Alemania en un principio para aceptarlo posteriormente, regulaba el pago y racionalizaba su realizacién. Fun- ciond hasta el afio 1929, y para 1930 su- puso el pago de 17.000 millones de mar- oro. co rm ee ee 20s ie) wea! El Gobierno y el legislativo que sale de las urnas en las elecciones de mayo de 1924 suponen una consolidacién conser- vadora, cierto avance de la izquierda y la gran derrota del centro y de los modera- dos: Pero la convocatoria de nuevas clec- ciones en diciembre, una vez aceptado el plan Dawes y estabilizada la situaci6n eco- némica y social, permitié un nuevo Go- bierno de coalicién burguesa y nacional mis inclinado, o al menos no antagénico, a manifestaciones y expresiones autorita- rias. Muestra de este conservadurismo cre- ciente fue también la eleccién, en 1925, tras la muerte de Ebert, del ya anciano mariscal Hindenburg como presidente de la Republica con el 48,3 por 100 de los votos. EI antiguo jefe del Ejército imperial, monarquico convencido, pese a que que- ria entrar en el juego constitucional, lleva- ria a la Repiblica a un cierto presidencia- lismo autoritario. Actué hasta la saciedad ejercitando poderes presidenciales. me- diante decreto; tomé posturas frente a proyectos de ley del Gobierno y colaboré al crecimiento, potenciacién y protagonis- mo del Ejército dentro de la Republica, de modo que con la subida de Hitler al poder, como Klein sefala, no hubo mas que continuar la obra emprendida. Fue Stresemann el politico aleman que. siendo ministro de Asuntos Exteriores en- tre 1923 y 1929, consiguié elevar al Esta- do aleman a su puesto en la escena diplo- matica mundial. Sus Memorias, dignas de la mas detenida lectura y estudio, lo reco- gen taxativamente con sus propias pala- bras: Alemania ha de recuperar el puesto in- ternacional que le corresponde, como con anterioridad a la guerra, pero no por la amenaza y la fuerza, sino por la nego- ciact6n, liberéndose de los condicionamien- tos impuestos en Versalles. El propio Stresemann vuelve a formular al inicio de su mandato los temas basicos de la politica exterior alemana: las repara- ciones y la paz; el apoyo a los alemanes en el extranjero y el problema en torno a la frontera del Este. La solucién o el encauzamiento del pago de las reparaciones resulté més facil, gracias a la solucién Dawes, por una par- te, y a la presencia en el Ministerio de Asuntos Exteriores de Francia de otro politico pacifista y europeista, Aristide Briand, hombre y diplomatico de tal im- portancia en la politica exterior francesa que la vuelta de Poincaré al poder, tras el paréntesis de Herriot, no pudo ignorarlo, MAIEETER 19 am Teese ay) A EY ea OFSAUSICHUSS cleat bth | sicto xx Ello permitié la permanencia de una poli- tica exterior de distensién. La firma del plan Dawes, asi como el entendimiento anglo-germano, rubricado en la Conferencia de Londres de agosto de 1924, significan la superacién del dik- tat. Aqui, en Londres, Stresemann acuer- da con Herriot la retirada de las tropas de ocupacién de la cuenca del Ruhr. Deberia realizarse en el plazo de un afio y comen- zaria simbélicamente con la evacuacién inmediata de Dortmund. La evacuacién comenzé definitivamen- te en julio de 1925, pero estuvo precedida —otra positiva decision primada por Stresemann, Briand y Chamberlain— de un memoréndum aleman a los aliados con vistas a un acuerdo que garantizase las fronteras de Francia y Alemania, y previe- ra un modelo de arreglo pacifico ante eventuales diferencias. De esta forma quedaba solucionado el conflicto fronterizo occidental. Pero los alemancs continuaban considerando injus ta la solucién dada a su frontera oriental. Después de arduos preparativos, y pa- ralelamente a la reunién de la Sexta Asamblea de la Sociedad de Naciones, se convoca una conferencia en Locarno, que retine a Alemania, Gran Bretafia, Italia, Francia, Bélgica, Polonia y Checoslova- quia, y que finaliza con la firma de un acuerdo general el 16 de octubre de 1925, Locarno se convierte no sdlo en sede de una conferencia internacional, sino en un espiritu: el de la reconciliacién franco- alemana y la vuelta a unas relaciones in- ternacionales de normalidad. ‘Aunque este acuerdo no fue bien visto por Mosca, era necesario dar continuidad a la buena relaci6n establecida en Rapallo en 1922. Ello tuvo lugar al firmarse en Berlin, en abril de 1926, un tratado con la URSS que intentaba disipar las dudas ru- sas de una conspiracin contra su seguri- dad a causa de este viraje occidental de ‘Alemania. Fue un tratado de amistad y no agresién que Stresemann se encargé de que no fuera incompatible con el Pacto de la Sociedad de Naciones. Otra nueva etapa conseguida en la nor- malizacién internacional de Alemania y en la consecucién de una plena igualdad con las demas potencias fue el ingreso en la Sociedad de Nactones. Ya en la Quinta ‘Asamblea de la Sociedad, en septiembre de 1924, Berlin anuncié piiblicamente su deseo de ingresar. El Gobierno aleman presenté cuatro condiciones previas: obtener un puesto permanente en el Consejo; no tener que repetir su aceptacién de las responsabili- dades de guerra; participar con el tiempo en el sistema de Mandatos, y no compro- meterse con el articulo 16 del Pacto, que preveia sanciones econémicas y militares contra el agresor, ante su situacién de in- defensién. El Consejo de la Sociedad de Naciones acepté de inmediato las dos primeras; res- pondié con vaguedad a la tercera, y se neg6 a la iiltima, Aun asi, Stresemann consiguié disipar temores y el Consejo en- vi6 a Berlin una nota amistosa y cordial a mediados de marzo de 1925. EI8 de febrero de 1926 Alemania pidi6 formalmente su ingreso en la Sociedad y en septiembre del mismo afio se cumplié Ja ceremonia de admisién. Todo, ademis, resulté coronado por el éxito de esta poli- tica distendida; el 10 de diciembre de 1926 se concedia el premio Nobel de la Paz, conjuntamente, a Briand y a Strese- mann, EI tiltimo paso en esta politica exterior positiva y triunfante fue la adhesién al pacto de renuncia a la guerra, el Pacto Briand-Kellog, en agosto de 1928. Aun- que se tratase de una simple declaracién de buenas intenciones, un gesto pacifico segin Kellogg, la renuncia a la guerra era parte consustancial del pacifismo reitera- do y servia para pedir la evacuacién total de las tropas de ocupacién que atin per- manecian en Alemania. En este mismo afio 1928, Alemania so- licité Ja revision del plan Dawes. Una co- misién de expertos, presididos por el americano Young, se instalé en Paris en el primer semestre de 1929 para revisar el plan de pago hacia el futuro. Se fijaron en el nuevo acuerdo 52 anualidades; se com- prometié Francia a evacuar rapidamente las tropas, y sélo se mantuvo la desmilita- izacién de la orilla izquierda del Rin. Fue el nuevo éxito de la diplomacia de Strese- mann, pero el combate al plan Young por parte de la extrema derecha fue feroz. Stresemann moria en octubre de 1929. Poco después, en marzo de 1930, caia el Gobierno de gran coalicién presidido por Milller y se abria la crisis que habia de lle- var a la Repéblica a su agotamiento. A partir de 1929, la crisis de octubre iniciada en Nueva York supuso el caos y el desastre para todos los paises adscritos al sistema capitalista. En Alemania, la crisis tiene lugar en 1930, pero significa que la prosperidad encerraba mucho de apariencia e ilusién, o, al menos, de falsa base. La crisis se inicia 0 aparece como un fenémeno multifactorial y complejo y a fi- nes de 1927 comienzan a manifestarse fa- llos, irregularidades y tensiones que aca- barn con el sistema. Para historiadores de la economia ale- mana, como Stolper, la crisis econémica parte de varias causas 0 razones: crisis agrarias, con su centro en las zonas pro- ductoras de centeno, a las que siguen las crisis industrial y bancaria. La especial es- tructura de la banca alemana, a la vez de depésito e inversi6n, y el caracter especial de los créditos tras la inflacién, asi como las repercusiones de la crisis bancaria aus- triaca, son el mejor caldo de cultivo para que anide el desastre final del 29. Pero seré el mecanismo de la crisis mundial el que vierta en ésta su especial gravedad y envuelva totalmente a la eco- ‘nomia y sociedad alemanas: retirada de capitales, cierre de mercados y caida de las exportaciones; quiebra de bancos y paralizacién de la actividad industrial. Ante la desintegracién econémica se intentan medidas deflacionarias que sos- tengan la moneda; pero se genera en con- secuencia un desempleo creciente. Tam- poco logré resultado positivo la moratoria de Hoover en 1931. El paro obrero se habia precipitado an- tes: s6lo 500.000 en 1927; 2,3 millones en abril de 1929; 3,5 millones en 1930; 5 mi- Hones en 1931, y 6 millones en 1932. Se extienden asi, con la falta de trabajo, la carencia de medios de subsistencia, la miseria, el descontento y la protesta; y se recrudecen las tensiones sociales, los con- flictos, la radicalizacién sociopolitica he cia la extrema izquierda —comunistas— © hacia posiciones de ultraderecha —na- zismo—, hasta hacer patente ese vacio ‘moral de la sociedad alemana a que se re- fiere Von Papel en sus Memorias A partir de 1928, en la izquierda, el partido comunista toma una postura radi- cal que parece impuesta, 0 al menos fo- mentada, desde la Komintern. La mani- festacién prohibida del 1 de mayo de 1929, que costé 25 muertos, es parte de esta radicalizacién y de esta ruptura del normal funcionamiento politico. En la derecha, el acuerdo del partido nacional-aleman con el partido de Hitler para actuar plebiscitariamente contra el plan Young inicia el metedtico encumbra- miento de la agitacién y colabora en los primeros éxitos nazis en Turingia en ene- ro de 1930. Con esta crisis politica y parlamentaria urge gobernar, y el presidencialismo cae facilmente en la tentaci6n de los Gobier- nos sin base parlamentaria. De esta forma se fue dislocando la vida politica; qued6 marginado el Parlamento, anulada la iniciativa politica de los parti dos, inutilizadas y repetidas las eleccio- nes; en una palabra, la degradacion e in- capacidad del sistema en medio del cansancio y desilusion de las masas. Separados de la vida parlamentaria, los Gobiernos no representan ni siquiera for- malmente al pueblo, sino intereses y ma- niobras de grupos de presién, siempre al margen de la actividad parlamentaria 0 sirviéndose de la misma en vez de servir- la, Es el principio del fin, 0, como Klein prefiere, la vuelta al caos Los tres pasos finales del régimen repu- blicano son sucesivamente el Gobierno Briining; la experiencia de Von Papen, y el corto Gobierno de Von Schleicher, que S| HusroriA UNivERSAL | scio mx dejara la cancilleria a Hitler en enero de 1933. Briining lleg6 al poder por exigencia de los sectores industriales, aliados con la presidencia de la Repablica y con el Ejér- ito, que a fines de 1929 buscaban el rele- vo a Hermann Miiller y no creyeron opor- tuno todavia la presencia y protagonismo del Ejército en Ia persona de Von Schlei- cher. Al frente de un gabinete de coalicién burguesa, tomé una serie de medidas eco- némicas y politicas en un intento de nor- malizar la situacién, sin el previo placet del Parlamento. Si se mantuvo en el poder casi durante dos afios fue porque el Reichstag se man- tuvo neutral, sin apoyar la acci6n del can- ciller, pero sin tampoco actuar contra él, que utilizaba como forma prictica de go- bietno la via de las ordenanzas presiden- ciales, Logré también imponerse, pese ala au- sencia de hombres y partidos junto a si, porque interesé esta forma de hacer a la propia burguesia que le habia Ilevado al poder; y si su Gobierno result6 corto se debié a la progresiva desintegracién eco- nomica. Fue sintomatico que en octubre de 1931 Hindenburg recibiera a Hitler por vez primera; y ain mas el que éste, en las elecciones presidenciales de marzo de 1932, fuese el politico mas votado a conti- nuacién de Hindenburg: 13,4 millones de alemanes, tras los 19,3 que se decidieron nuevamente por el viejo mariscal. Los na- zis se iban ya convirtiendo en la fuerza politica mais pujante del pais, El Gobierno de Von Papen se constitu- ye el dia 2 de junio, y el 4 es disuelto el Reichstag. De esta forma el gabinete con- taba con un respiro de dos meses para a tuar de acuerdo con el precepto constitu- cional de 60 dias de plazo para nuevas elecciones; y una de estas actuaciones fue, coneretamente el 16 de junio, levantar la prohibicién que pesaba desde el mes de abril sobre las SA. Era el simbolo mis simple y directo del nuevo Estado clamo- rosamente reclamado por la extrema de- recha y ampliamente consentido desde las bases sociales de las clases medias y con- servadoras. En julio se firmaban los acuerdos de Lausana que ponian un practico fin a las indemnizaciones; pero la siguiente cam- pata electoral, durante junio y julio, llegs a la mas brutal violencia: cien muertos y mas de mil heridos, en un intento repeti- do de demostracién de fuerza por parte de los grupos nazis. Obtuvieron casi ca- torce millones de voros y pasaron de 107 a 230 diputados. Cuando Hitler visita al presidente Hin- denburg el dia 30 de agosto, le exige la cancilleria como condicién tinica para apoyar al Gobierno. La negativa de Hin- denburg fue clara, pero el Reichstag slo se reunié para constituirse y nombrar como presidente a Goring. Luego, el dia 12 de septiembre, fue disuelto y se hizo necesaria la convocatoria de nuevas elec- ciones para el dia 6 de noviembre ‘A pesar de la autodefensa que cl pro- pio Von Papen plantea en sus Memortas, su Gobierno de caracter autoritario, man- tenido sin otro apoyo que el presidencial y el de ciertos sectores conservadores, fue un gabinete mas discutido que cualquier otro, desde algunos sectores considerado ilegal, y sélo sostenido desde el Ejército como etapa de paso hacia el gobierno nacionalsocialista. Su final no fue sino su dimisién y retiro, aun a costa del disgusto de Hindenburg, el dia 3 de diciembre de 1932. Los 57 dias de Von Schleicher no fue- ron otra cosa que la presencia manifiesta del Ejéreito en el poder tras haber apoya- do desde la sombra al Gobierno anterior y, slo muy vaga y casi eufemisticamente, un Gobierno de reforma ditigido por el que se gustaba apellidar general social En su buisqueda de un acercamiento a las instituciones sindicales y a los grupos obreros se restablecieron los convenios colectivos. Pero ni sus intentos ni sus pla- nes de accién politica pudieron materiali- zarse en tan breve espacio de tiempo. Su Gobierno cayé ante uno de los epi- sodios mas controvertidos de este final de la Republica: fa intriga, en la que se vie- ron envueltos el propio canciller, Hitler,

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