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M fondo, d pueblo de Gallar, ^tnado a dscoeata Idlómetros de Zxcí^aza, y ctiyt» vechu» tfenea por alcalde a una nu^er. En la dloeta, diña María Domfagaws alcaldesa
deGaUnr. (i«>b. Mnttex»
t
desa, Mazia Domínguez, de un socialismo idealista, va política española, que se llamó Joaquín Costa.
ÁS mujeres—memoria de Miguel Ecbegaray, re- que no se somet* a la r ^ d a disciplina de un partido; Posee M ^ i a Domínguez ese buen sentido, ^ a safe-
cuerdo de Gigantes y Cabezudos—m&náan ya. mujer intel%ente, instruida, si acaso un poquito ba- nidad liondadosa, pero recia, que caa»eteriza a la
Jfendan, por lo menos, en Aragón. Y no hay que chillera, a quien, por el li^ar de su nacimiento—^un pe- dittiia en A r a ^ n , y que la capacita plenamente peetB
esperar esa tradicional fiesta de Santa Águeda, en que, queño pueblo de Aragón—-, conocían los elementos el gobierno, no sicmipre sencillo, de su hacienda. L&
una vez al año, las mujeres son dueñas de e l t ^ para izquierdistas de la r ^ ó n por María la del Pozuelo. hailaiLOs en su casita de Gallur, durante el breve re-
baüar al mozo que más les guste. Ahora mandan de Mkría Domínguez, mujer humilde, es esposa de un poso que le consienten las funciones públicas que ejer-
una manera permanente y sobre algo más que los sen- hombre modesto, que practica el oficio de esquñador. ce, y después de una comida excesivamente sobria,
timientos: sobre realidades políticas y sociales, y has- H a cursado, sin poderlos terminar, los estudios del Ma- condimentada solícitamente por unas buenas mujeres
ta cuidan de mantener de una manera paradójicamen- gisterio, es una autodidacta que desbordaba sus an- con las que convive. Le pr^iuntamos:
te enérgica el orden público. helos de ternura, de comprensión, de amor al pueblo, —^Considera usted apte a l a mujer aragonesa para
En Gallur, a cincuenta kilómetros de Zaragoza, pue- en artículos aparecidos, sin intermitencias de desma- el mando de los pueblos!
ragoza para sustituir al anterior Ayuntamiento, de tamente las 156.613 pesetas a que asciende el Presu-
raigambre monárquica, por una Comisión gestora, no puesto municipal. Atender al pago de la construcción
vaciló, y doña María Domínguez fué nombrada al- del cuartel para la Guardia civU; destinar siete mil pe-
caldesa de Gallur. Con evidente acierto para la co- setas para añadir una nave a las escuelas; invertir
mumdad. Con positivo perjuicio para esta buena mu- 9.60Ó en el arreglo de unos caminos vecinales y mante-
jer aragonesa, obligada a abandonar las ocupaciones ner una reserva prudencial para poder acudir en ca-
que eran fundamento de su vida, y que consagra a la sos urgentes a remediar determinadas crisis de tra-
mejor administración del pueblo sus más puros entu- bajo.
siasmos. —Sobre todo—-nos dice—-las escuelas. Es el proble-
María Domínguez—^por si alguien piensa lo contra- ma de Gallur y de tantos otros pueblos de España.
rio—-no pretende hacer «carrera política». Ella cree Aquí están instaladas en unos bodegones insanos, que
que debe haber mujeres concejales y mujeres dipu- hay que inutilizar con urgencia. Para todo pueden
tados, y que misión principal de las mujeres que man- servir menos para escuelas.
den debe ser procurar para la escuela y para la paz Y en la frase pone el acento de la antigua estudian-
universal. Pero otras; Ella, no. Ella aspira a una pla- te del Magisterio, que no pudo llegar a ser maestra; y
za de inspectora auxiliar del Ministerio del Traba- el espíritu de ternura, de amor y de bondad con que
jo, y redimirse, cuando las circunstancias se lo con- enseñaba a chiquitines de siete años las cuatro re-
sientan, de la pesada carga de la alcaldía. glas de la Aritmética.
Entusiasta en un tiempo de las doctrinas de Pi y ¿«Balsas de aceite—^los pueblos y las naciones»,
Margall; enamorada más tarde de un socialismo idea- como dice la copla vibrante de Gigantes y Cabezudos'^
lista; libre de todas las impurezas de la realidad; de- Al menos, esta María la del Pozuelo, la alcaldesa de
fensora con ardimiento de que se mejore y se entone Gallur, ya ha resuelto un problema entre obreros y
el trabajo de la mujer en la República; partidaria de patronos, que se presentaba encrespado. Lo ha re-
que cada labrador tenga un pedazo de tierra suyo que suelto por las buenas. En paz. Y ha llevado la tran-
cultivar; con una exacta visión de que la política en quilidad a un pueblo roído por todos los rencores.
los pueblos es, ante todo, personalismo, y no del más Que manden, que manden las mujeres, en vez de
noble personalismo; doña María Domínguez, la alcal- mandar los hombres.
desa de Gallur, tiene como programa administrar jus- MANTJEL- C A S A N O V A
crónica