CARACTERÍSTICAS DEL IMPERIALISMO COLONIAL.

Desde finales del siglo XVIII el

desarrollo capitalista comenzó a
entrar en una nueva fase y se
empeñó en aumentar al máximo
el rendimiento del capital
invertido.
El nuevo imperialismo elegía
determinados artículos, invertía
en tecnología adecuada y mano
de obra barata, para que
produjeran enormes cantidades.
Por tanto, los empresarios capitalistas invertían en todo aquello que los
beneficiaria: Comunicaciones, vivienda, almacenes, maquinaria y tecnología.
La industrialización fue uno de los factores que propició la expansión
imperialista. Por un lado los países industriales necesitaban materias primas y
estaban interesados en que sus colonias se los proporcionaran.
Por otro lado, los países industriales necesitaban también mercados seguros
para vender sus artículos manufacturados y hasta para invertir sus excedentes
de capital.
Inglaterra comenzó a conquistar uno de los más grandes imperios y ello le dio
prestigio, por lo que otros países sintieron la necesidad de conquistar también
colonias para incrementar su peso en el orden internacional. La competencia fue
tal que hasta los demócratas norteamericanos adquirieron colonias. Esta
competencia extendió el imperialismo.
Los países creaban colonias para proteger sus inversiones, pero también se
establecieron protectorados (gobiernos locales dirigidos por una potencia
industrial) y en algunos casos se daba el semicolonialismo (territorios en los que
la falta de capital y la debilidad de los gobiernos permitían a los países
industrializados lograr concesiones y dominar sus economías) especialmente en
los países latinoamericanos.