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INVESTIGACIONES DE LA INTELIGENCIA EMOCIONAL Pablo Ferndndez Berrocal y Natalia Ramos Diaz EMPIRICAS EN EL AMBITO 1999, 5(2-3), 247-260 Resumen: La inteligencia emocional ha suscitado recientemente considerable ateaciéa en os medios de comunicacia, libros y revista cieniicas. No ‘obstante, evando diferentes autores presentan su concepte de IE se refieren a distntas definiciones, En este anieulo, analizames el modelo de IE. de Sa- lovey y Mayer (Mayer y Salovey, 1997) centrado en culo aspectes: percepcién, apreciacion y ex- resid dela emocién; la emocién como una ayuda del pensamiento; el entendimiento, anliss y em- leo del conoeimiesto emocional; y la regulacion pears to hold significant promise as means to beter understand how dispositional vanables relate 1 stress, coping, and adaptation Key words: Emotion; emotional intelligence rmetamood seal, emotional adjustment Title: Empirical Research on Emouonal Intelligence tomia y separacion tiene sus origenes en los griegos, forma parte de ta tradicién occi- dental que prima la razén sobre la pasion tiene su referente filoséfico mas cercano en Descartes y su concepcién dualista. Los dos paradigmas predominantes en la psico- logia actual, e] conductismo y et cogniti- vvismo, tampoco han ofrecido” fa atencién de que los aspectos intelectuales no son condicién suficiente para alcanzar el éxito en la vida cotidiana. Lo que confluye con Jos trabajos en psicologia que limitan la ca~ pacidad del Cl a un 20% para explicar el éxito en el Ambito laboral (Stemberg, 1996). En 1997, Salovey y Mayer propusieron una reformulacién tedrica de la TE que aco- ta los marcos difusos del concepto esboza- do por Goleman. Los autores desarrollaron una definicién completa y coherente que abarca tanto habilidades basicas como otras més complejas (Mayer y Salovey, 1997): 1. Percepcién y expresién emocional. Incluiria la habilidad de identificar emociones en uno mismo, con sus corres- pondientes correlatos fisicos y cognitivos, como también en otros individuos, junto oii la capacidad de expresar emociones en el lugar y modo adecuado. 2. La emocién facilita el pensamiento. Las emociones dirigen nuestra atencién a la informacién relevante, determina tanto la manera en ia cual nos enfrentamos a los problemas como la forma en la cual proce- ssamos la informacién. 3. Conocimiento emocional. Btiquetado correcto de las emociones, comprensin del significado emocional no s6lo en emociones sencillas sino también en otras mas complejas, incluye también comprender la evolucién de unos estados emocionales a otros. 4, Regulacién de las emociones Capacidad de estar abierto tanto a esta- dos emocionales positivos como negativos, reflexionar sobre los mismos para determi- nar si la informacién que los acompaia es Util sin reprimirla ni exagerarla, ademas in- cluiria la regulacién emocional de nuestras propias emociones y las de otros. Investigaciones empiricas en el émbi ligencia Emocional 249 La evaluacién de Ia TE La evaluacién de la IE se ha convertido en tun aspecto critico en la investigacién sobre este tema. Existen diferencias individyales fen cuanto a la IE de las personas con res- ecto a su capacidad para atender a sus sentimientos y a los de otras, comprender- los de manera adecuada, modificar sus ¢s- tados de dnimo desagradables 0 bien man- tener los positives durante més tiempo. Existen varias medidas que evalian estas diferencias individuales y los diversos componentes de la IE. Algunas medidas cubren aspectos muy diversos como la EQ MAP de Cooper y Sawaf (Cooper y Sawat, 1997) compuesta de 21 subescalas y sobre las que no se informa sobre su fiabilidad y validez. Otras proponen un factor general de IE como la del propio Goleman (Gole- ‘man, 1995) que presenta 10 situaciones con cuatro alternativas de respuesta y sobre la que tampoco se detallan sus propiedades psicométricas. El grupo de investigacién de Salovey ha desarrollado un instrumento, el Trait Meta- Mood Scale (TMMS), que nos. permite evaluar la IE desde un modelo tedrico co- herente y desarrollado, En conereto, esta escala valora las cualidades mas estables de la propia conciencia de nuestras emociones y nuestra capacidad para dominarlas. La TMMS evalda las creencias que tienen las personas sobre su capacidad de atencién, claridad y reparacién de estados emociona- les. Consta de un total de 48 items en su versién extensa, con tres subescalas: Aten- cién a los sentimientos de 21-items, Clari- dad en los sentimientos 15-items y Regula- cién emocional 12-items, Esta prueba tiene adecuados indices de consistencia interna y validez convergente. Los tipos de items pa- ra cada uno de los factores son similares a los que se presentan en estos ejemplos. 2a - a suficiente al estudio de las emociones. Como bien sefiala Forgas (Forgas, 1995; Forgas, en prensa; ver también Ledoux, 1996), la mayoria de los conductistas sitd- an al afecto dentro de la caja negra y los cognitivos, en el mejor de los casos, han tratado de determinar cémo podemos ate- nuar sus efectos. Sin embargo, en la iltima década la importancia dada a los procesos internos asi como la presencia de nuevos avances tecnolégicos ha favorecido el re surgir de la psicologia de las emociones y su relacién con lo cognitive (Moltd, 1995). La reciente aparicién de textos en este ém- bito refleja el cambio producido, sirva de ejemplo Understanding emotions y su libro de lecturas adjunto Human Emotions. A reader (Oatley y Jenkins, 1996; Jenkins, Oatley y Stein, 1998). En el campo de la investigacién sobre la inteligencia, esta dicotomia de lo racional frente a lo emocional favorecié que con- ceptos como el de Cociente Intelectual (CD, centrados exclusivamente en destre- zas cognitivas, cobrardn gran interés y fue~ ran fenidos en cuenta en exclusiva en &m tos diversos durante décadas. En su obra Inteligencias multiples, Gardner propuso la existencia de distintas formas de inteligencia no centradas en el dominio cognitivo(Gardner, 1983), El autor pretendia ampliar los limites del concepto y resaltar la importancia de otra serie de habilidades humanas, incluyendo tanto Ia capacidad verbal y logico-matematica, co- mo {a espacial, la cenestésica, el talento musical, la inteligencia interpersonal e trapersonal, Al mismo tiempo, su libro ma- nifiesta 1a insatisfaccién general con los métodos psicomeétricos de medicién del Cl Y propone que la evaluacién de dichas ca- pacidades debe llevarse a cabo en contex- tos mas naturales y reales. En su libro Jnie~ ligencia exitosa, Stemberg, también subra- P. Fermindes yN Ramos 6 la necesidad de ampliar los margenes de la inteligencia incluyendo dentro de la misma una serie de habilidades de tipo préctico (como el conocimiento técito) y creativas (Sterberg, 1996; ver.también su magnifico y préctico libro Sternberg, 1986; para los antecedentes histéricos de estos conceptos y su relacién con la Inteligencia Emocional ver la revision de Molero, Saiz y Esteban, 1998). Los conceptos definidos por Gardner de intetigencia interpersonal (capacidad de en- tender a otras personas y sus motivaciones) ¢ intrapersonal (conocimiento de uno mis- mo) son los predecesores directos de uno nuevo el de Inteligencia Emocional (IE). En 1990, Mayer y Salovey acufian el tér- mino entendido como una parte de la inte- ligencia social que conlleva la capacidad de controlar nuestras emociones y las de los dems, discriminar entre ellas y usar dicha informacién para guiar nuestro pensamien- to y nuestros comportamientos (Salovey y Mayer, 1990). Si bien, la popularidad det concepto no Hlegé hasta la publicacién del bestseller “Inteligencia emocional” (Gole- ‘man, 1995). La visin de la 1E de Goleman incluye una serie de destrezas variadas co- ‘mo el conocimiento de las propias emocio- nes, la capacidad de controlarlas, habilidad para motivarse a uno mismo, reconoci- mmiento de las emociones ajenas y e control de las relaciones interpersonales. Para al- unos autores, parte del éxito social y la Popularidad de la IE y medidas similares se debe al cansancio provocado por la sobre- valorizacién del concepto de Cl, ta antipa- tia generalizada ante personas que poseen Un alto nivel intelectual (granjeado en parte por su falta de habilidades sociales) y el mal uso en el ambito educativo de los re- sultados en tests de Cl (Epstein, 1998). Por ‘otra parte, la tesis del libro de Goleman co- incide con Ia intuicién de muchas personas 250_ Atencién a las emociones: No presto mucha atencién a los sentimientos. Claridad emocional: Tengo bastante claro mis sentimientos o lo que siento, Reparacién de las emociones: Cuando estoy triste pienso en todos los placeres de la vida. Esta prueba ha mostrado su capacidad predictiva con respecto al ajuste emocional y la disposicién de las personas para adap- tarse de forma exitosa a las experiencias es- tresantes. Algunos autores se muestran escépticos en cuanto a la capacidad de las pruebas existentes para medir la IE. En concreto, Davies, Stankov y Roberts (1998) invest garon de forma empirica mediante tres es- tudios las relaciones entre las medidas exis- tentes de IE con algunas pruebas clasicas de habilidades cognitivas y de personali- dad. Los resultados de su investigacién sefta~ lan que la IE medida por medio de auto- informes presenta dos graves problemas 1. La poca fiabilidad de algunas de las pruebas existentes como la escala de Alexitimia de Toronto (dependiendo de la subescala oscila entre a=.007 y a=.801) 0 el EQ test de Goleman (a=.177). El test que mejores resultados psicométricos pre- senté fue la TMMS tal como habia queda- do reflejado en otros estudios previos. 2. Cuando las medidas de IE son fiables no son distinguibles de los rasgos de per- sonalidad (por ejemplo, los recogidos en el Big Five, o en el Cuestionario de Perso- nalidad de Eysenck), es decir, poseen po- co validez discriminante. Para estos autores, el apoyo fuerte para tuna teoria de la IE residiria en la capacidad para encontrar medidas objetivas de ésta como la percepcidn de emociones (identifi- cacién de colores, sonidos, caras,...). Sus resultados muestran que las pruebas objeti- vas existentes de IE son poco fiables pues estén basadas en métodos de acuerdo con- sensuado. Schutte, Malouff, Hall, Haggerty, Coo- per, Golden y Domheim (1998) son mas ‘optimistas con respecto a estas limitaciones y han desarrollado una medida de auto- informe de IE basada en el concepto de Sa- lovey y Mayer y bastante similar al TMMS (las correlaciones con las diferentes subes- calas oscilaron entre .52 y .68) que no pre- senta las limitaciones seftalas por Davies et al. (1998). No obstante, la evaluacién de la IE esté en sus inicios y es necesario el de- sarrollo de pruebas objetivas para su eva- luacién Investigaciones empiricas realizadas en- torno ala IE A continuacién se presentardn una serie de trabajos empiricos en el ambito de la IE. Para una mayor comprensién de los mis- mos han sido organizados con relacién a Jas diferentes habilidades que componen dicho concepto tal como esti formulado por Salovey y Mayer. De esta forma, pre- sentaremos investigaciones que han abor- dado desde las destrezas mas elementales de la IE como la identificacién de emocio- nes en rostros faciales, hasta las mas com- plejas como la regulacién emocional en si tuaciones de estrés, 1, Percepeién de las emociones Mayer, DiPaolo y Salovey (1990) reali- zan un estudio con universitarios a los que se les pidié identificar emociones a partir de la presentacién de dieciocho estimulos visuales, Esperaban que la capacidad de percibir emociones se manifestara ante ex- presiones faciales asi como ante colores ¢ incluso ante diseflos abstractos. El consen- So entre los participantes reflejé ta existen- cia de reglas universales para la identifica- cién de emociones. Ademés encontraron que la capacidad de identificar estados emocionales, un componente de la IE, mantenia una relacién positiva con la em- Por otro lado, las personas que en el momento de realizar la prueba manifesta- ron un estado de dnimo negativo percibie- ron més afecto negativo en los estimulos presentados. Por tanto, para comprender los estados emocionales de nuestro interlo- cutor se requiere previamente identificar de forma clara sus emociones, Desde esta perspectiva, las personas con baja empatia podrian mejorarla desarrollando habilida- des emocionales elementales. 2. La emocién facilita el pensamiento — Nuestros estados emocionales determi- nan la forma en que procesamos la infor- macién (Ferndndez-Berrocal, 1995; Forgas, 1995; Forgas, en prensa). Esto no ocurre sélo en tareas sencillas de tipo perceptivo, sino también en tareas mas complejas co- ‘mo en razonamiento y solucién de proble- mas. La psicologia popular mantuvo mucho tiempo que razonamiento y emocién son fendmenos opuestos. Los sentimientos de- ben ser controlados si queremos razonar de manera efectiva. Estudios en esta linea muestran que cuando la tarea ¢s lo sufi- ntemente compleja y a emocién lo sufi- cientemente intensa se produce un déficit en Ia ejecucién (Ellis y Ashbrook, 1988; Ouksford, Morris, Grainger, Williams y Mark, 1996; Mackie y Worth, 1989). Otras investigaciones sugieren que dife- rentes estados emocionales producen diver 505 estilos cognitivos 0 incrementan el uso de determinadas estrategias de procesa- miento. El afecto positivo podria conducir un pensamiento menos convencional y 251 més creativo facilitando Ia seleccién de la informacién relevante requerida en tareas de razonamiento inductivo. El afecto nega- tivo podria llevar a aproximaciones mas sisteméticas a la informacién favoreciendo el rendimiento en tareas de razonamiento deductive (Fiedler, 1988; Forgas, en pren- sa; Isen, 1987; Schwarz, 1990; Schwarz y Bless, 1991). Palfai y Salovey (1993) generaron emo- ciones experimentalmente a través de la proyeccién de un fragmento de pelicula que podia ser triste, alegre o neutral. Des- pués de la proyeccién, los sujetos reali ban tareas de razonamiento inductivo y de- ductivo, Sus resultados manifestaron que no hubo un nimero mayor de respuestas correctas por el hecho de haber sido asig- nado a una u otra condicién. Las diferen- ccias se reflejaron en el tiempo de reaccién, los participantes a los que se les indujo la emocién de alegria resolvieron més despa- cio las tareas de razonamiento deductivo. En cambio, a los que se les indujo una emocién de tristeza tardaron mas en resol- ver correctamente las tareas de razona- miento inductivo que los del grupo control Y, aunque no significativa, si hubo una ten- dencia con respecto a la condicién de ale- aria. En todo caso, la ejecucién mas répida aparecié en el grupo control. Estos resulta~ dos llevaron a los autores a concluir que para que un estudio en este campo tenga valor predictivo debe tener en cuenta tanto la naturaleza como la intensidad de la emo- cién inducida. 3. Conocimiento emocional La capacidad de identificar emociones en el discurso de nuestro interlocutor re- quiere la puesta en marcha de habilidades emocionales complejas. De esta forma, no todo el mundo es capaz de determinar qué emociones se esconden tras las palabras del 252 emisor. Esta destreza proviene de una ma- ‘yor sensibilidad a las reacciones emociona- les propias y ajenas, asi como de un mayor ‘conocimiento de las conexiones entre pen- samiento y emocién (Mayer y Salovey, 1995). Mayer y Geher (1996) presentaron rela- tos de situaciones emocionales intensas vi- vidas por personas a un grupo de partici- pantes que debia inferir las emociones que reflejaban las historias, La respuesta dada era contrastada con dos criterios: la opinién del autor del texto y la de un grupo que evaluaba las emociones reflejadas en el mismo. La utilizacién del autor del texto como criterio conlleva una serie de pro- blemas fruto de la dificultad de comunicar emociones complejas, del etiquetado emo- ional y de la deseabilidad social. Aunque el acuerdo entre las dos fuentes utilizadas ¢s alto en tareas sencillas como la identifi- cacién de emociones en expresiones facia- les, disminuye cuando se trata de valorar interacciones sociales complejas. Como se esperaba, hubo discrepancias entre el grupo y el protagonista. En este estudio las dife- rencias fueron atribuidas a problemas deri- vados de la deseabilidad social. Al margen de las mismas, tanto el acuerdo con la per- sona como con el grupo correlacioné posi- tivamente con empatia y negativamente con defensa emocional. El acuerdo con el grupo mantuvo ademds correlaciones con a habilidad intelectual 4. Regulacion de las emociones Algunas personas al experimentar emo- ciones de cardcter negativo ponen en mar- cha una serie de estrategias para aleanzar estados emocionales de naturaleza positiva. Josephson, Singer y Salovey (1996) lle- varon a cabo un estudio de laboratorio en donde analizaban cémo los individuos re- cuperaban determinados recuerdos para re- P. Feeméndes y W Ramos _ parar sus estados emocionales negativos. El estudio fue dividido en dos sesiones. En la primera, se valoré la depresién de los parti- cipantes y, en la segunda, se les indujo emociones a través de la proyeccién de pe- liculas neutras o tristes. Posteriormente, se les dio la instruccién de escribir sus recuer- dos sobre hechos recientes y se les indicé 4que éstos podian ser positivos 0 negativos. Los participantes valoraron su estado emo- cional después de la pelicula y tras esc sus recuerdos, y ademas proporcionaron in- formacién de por qué eligieron unos hechos y no otros. Los resultados reflejaron una fuerte congruencia entre la emocién inducida y el primer recuerdo como predice el efecto de la emocién congruente (Bower, 1981), aunque este efecto no aparecié en el segundo recuerdo. En la condicién de in-

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