Perdidos en el huerto Alberto había ido con su hermana a la
hacienda de sus abuelos. Una tarde decidieron ir solos al huerto. Fueron en sus bicicletas y por el camino observaron los hermosos frutales de aquella parte de la hacienda. Al llegar al huerto vieron todo lo que había sembrado el abuelo: zanahoria, lechuga, ajíes, tomates, hierbabuena, habas y maíz. ¡Era impresionante! Cuando decidieron irse, ya estaba oscureciendo. Trataron de encontrar las huellas de las bicicletas, pero se perdían entre la hierba y todos los á rboles de los alrededores se parecían. Alberto se puso a gritar para pedir ayuda, mientras su hermana buscaba un lugar por donde salir. Por suerte apareció el abuelo, que había ido a echar un vistazo al huerto antes del anochecer.
Brillante exposición
Cuando recibíamos clases, todos estábamos maravillados
por la brillante exposición que estaba haciendo Martha en la clase de Biología. Nos estaba explicando acerca de la célula mejor que el maestro. Cuando terminó, el maestro aplaudió. —¡Qué diera por tener más estudiantes como usted, Martha! Martha, muy orgullosa, se fue a sentar a su lugar. Antes de hacerlo, preguntó: —Oiga, maestro, tengo una duda. —¿Cuál, Martha? —Dígame, ¿en qué parte del cuerpo tenemos eso? Todos nos echamos a reír, mientras el maestro sonreía sonrojado.