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Los filosilicatos, como todos los demás grupos de silicatos,

están constituidos por una unidad estructural Si-O que es un


tetraedro de coordinación con el Si en el centro y cuatro
oxígenos en cada uno de los vértices del tetraedro. Los
tetraedros son pirámides de base triangular, con todas sus
caras iguales, (cuatro triángulos equiláteros).
El tetraedro Si-O se encuentra eléctricamente
descompensado (el Si aporta cuatro cargas
positivas frente a la ocho negativas de los
cuatro oxígenos de los vértices), por lo que ha
de unirse a otros cationes para neutralizar las
cargas. En estas estructuras cada vértice de la
cara basal pertenece a dos tetraedros vecinos
(cada oxígeno se coordina a dos silicios),
dando una capa de tetraedros.
Los tetraedros, en el caso de los filosilicatos,
comparten su vértice superior con un octaedro
de coordinación, con Al y/o Mg en el centro y
O y/o OH en los seis vértices. Los octaedros
son bipirámides con su plano ecuatorial
cuadrado y todas sus caras triángulos
equiláteros iguales.

Los octaedros en estas estructuras se disponen


apoyados en una de sus caras.
Estos octaedros se encuentran también
descompensados eléctricamente (dos cargas
positivas si el catión octaédrico es el Mg o
tres si se trata de Al, frente a las 12 posibles
cargas negativas que pueden aportar los seis
vértices). Para neutralizarse se comparten
entre sí sus vértices formando una capa de
octaedros (además se unirán a los silicios de
la capa tetraédrica).

Las capas de tetredros y octaedros se acoplan


dando láminas que al repetirse forma la
estructura cristalina.

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