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incluso si lo hace el mejor dramaturgo vivo del mundo.

Esta poesía
 no es más que una suerte de sentimentalismo invertido ?es decir, lo
que acaba siendo escrito es menos una indignación real que una
 celebración de la fuerza de nuestros sentimientos. Debido a que
trata de provocar una emoción que ya poseen los lectores a
quienes va dirigido, no cambia la manera de pensar de nadie
acerca de nada; más precisamente, cualquiera puede hacerlo. ?
Tomar un riesgo? tampoco es desplegar una sintaxis disyuntiva,
una puntuación innovadora o hacer minúsculas alusiones a
Heisenberg y Lacan; porque cualquiera puede hacer eso también.
Tomar un riesgo, ese que hace que los lectores se sientan
genuinamente incómodos, emocionados, dispuestos a ser
seducidos, vulnerables a una reprogramación, cómplices en la
empresa creativa de su propia transformación, eso es algo muy
diferente.
El verdadero peligro se halla en aquellas cosas que más tememos
como poetas. Tal vez el mayor riesgo radique en ser fácilmente
comprendidos, y entonces se descubra que lo que decimos es un
montón de basura. Pero también el riesgo es escribir con verdadero

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