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CONCLUCION

DE LA MUTACION RELIGIOSA DE AMERICA MATINA

si bien, el libro es un buen inicio para cualquier que este interesando en el tema, este es mas
una presentación de datos y deja muy de lado el aspecto analítico, dejando de lado muchas
cosas que hacen necesaria mas interiorizacion y enfocándose demasiado en el área evangélica
siendo que el espectro religioso es mas grande que eso en latinoamerica,

Reedita el FCE tres libros de Jean Pierre Bastian

Por. Leopoldo Cervantes-Ortiz, Ciudad de México.

A fines de 2011, el Fondo de Cultura Económica volvió a editar tres títulos fundamentales, ya
agotados, de Jean-Pierre Bastian, profesor de la Universidad de Estrasburgo Francia, quien
vivió en México alrededor de 15 años, y cuyas investigaciones sobre el protestantismo
mexicano y latinoamericano se consideran fundamentales para la comprensión del campo
religioso de la región. Cada uno comienza a circular nuevamente con un tiraje reducido de 300
ejemplares.

Por orden de aparición, Los disidentes. Sociedades protestantes y revolución en México, 1872-
1911, publicado originalmente en 1989, se basa en la tesis doctoral que Bastian defendió en El
Colegio de México. La breve reseña de la editorial dice así: “Libro que trata de un fenómeno
social surgido en México en los años setenta del siglo pasado; de un espíritu de asociación que
animó a la sociedad civil mexicana y a partir del cual se establecieron y desarrollaron
sociedades religiosas protestantes”. Este volumen marcó un parte aguas en la investigación
sobre las heterodoxias religiosas en México y el resto del continente.

Protestantes, liberales y francmasones. Sociedades de ideas y modernidad en América Latina,


siglo XIX, una coedición con la Comisión para el Estudio de la Historia de la Iglesia en América
Latina (CEHILA), es un libro colectivo coordinado por Bastian y en el que participaron Hans-
Jürgen Prien, Enrique Dussel, David Gueiros Vieira, Antonio Gouvea Mendonça (†), Rosa del
Carmen Bruno-Jofré, Washington Padilla J. (†) y Arturo Piedra Solano (†). La nota dice: “La
historia del liberalismo como ideología fundadora de nuestro continente se remonta hasta el
siglo XVIII, cuando fue adoptado como el gran modelo de la modernidad. Esta reunión de
ensayos analiza el contexto de las luchas políticas contra la masonería durante el siglo
pasado”.
Finalmente, Protestantismos y modernidad latinoamericana: historia de unas minorías
religiosas activas en América Latina (1994) es la edición definitiva de la historia de los
protestantismos latinoamericanos que Bastian publicó previamente, en versiones más
reducidas, en 1986 y 1992, ambas en la Casa Unida de Publicaciones. “Este libro trata del
desarrollo de los protestantismos en América Latina desde el periodo colonial hasta hoy.

El autor muestra cómo, desde los años sesenta del siglo XX, el paisaje religioso de América
Latina se ha modificado con la irrupción de numerosos y nuevos movimientos religiosos
protestantes y pentecostales que dan un rasgo complejo al fenómeno social”.

Indudablemente, los estudiantes de las nuevas generaciones y los investigadores/as se verán


beneficiados con estas nuevas ediciones, las cuales se pueden solicitar directamente en el sitio
web del FCE. Además de los mencionados, esta editorial benemérita también le ha publicado a
Bastian los siguientes libros: La mutación religiosa de América Latina, Para una sociología del
cambio social en la modernidad periférica (1997) y La modernidad elogiosa: Europa latina y
América Latina en perspectiva comparada (2004).
A manera de conclusión.

La trayectoria de las religiones en América latina está marcada por algunos

elementos centrales que explican su trayectoria. A pesar de la enormidad del

espacio que cubre y de la diversidad de situaciones que se han generado en

los últimos siglos, existen ciertas permanencias, recurrencias e hilos

conductores que permiten una apreciación de conjunto.

Las religiones en América latina han vivido en los últimos cinco siglos bajo el

signo, aparentemente contradictorio, de un monopolio de los bienes de

salvación en el nivel institucional y de una profunda diversidad de

manifestaciones religiosas que conviven, se entrelazan y se retroalimentan con

éste. Resistencia, adaptación e integración son sólo algunas de las opciones

que el conjunto de expresiones religiosas encuentra, para encontrar alguna

forma de relación, obligada e inevitable, con el sistema de creencias

dominante.

La clave del débil control institucional, manifiesto a lo largo de toda la historia

de la Iglesia católica en América latina, es la endémica escasez de sacerdotes,

que explica también la fuerza de la llamada religión popular y de las forma de

religiosidad que en general se desarrollan en la región. Eso significa también

que, a pesar de ser considerada una reserva religiosa para los esfuerzos

evangelizadores del tercer milenio, América latina no puede considerarse una

región plenamente católica, ya que el proceso de inculturación no ha sido

completamente realizado. En otras palabras, la cultura de los pueblos de

América latina, a pesar de sus 500 años de evangelización, no está

identificada con el catolicismo de la misma manera que el confucianismo, el

hinduísmo y el islamismo con los pueblos asiáticos, o el cristianismo con los

europeos. De allí también que las Iglesias protestantes, las religiones

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paracristianas y otros tipos de movimientos religiosos se introduzcan con cierta

facilidad en el tejido social. Lo anterior es aún más evidente en el caso de las

comunidades indígenas, donde el proceso de transformación de las creencias

religiosas es todavía más acelerado que en el resto de la sociedad.

La Iglesia católica fue parte del Estado colonial hasta la Independencia y en

muchos casos lo siguió siendo todo el siglo XIX. La influencia y prerrogativas

de que goza todavía hoy en muchos países se explica por la subsistencia de

esta herencia colonial, ya que resulta una tentación común para los gobiernos

y para la misma jerarquía católica de la región.

El surgimiento de las disidencias religiosas y su creciente difusión en toda

América latina es una manifestación clara de los anteriores signos: debilidad

institucional católica, fortaleza de la religión popular, identificación de la Iglesia

con el Estado, persistencia del jurisdiccionalismo, creciente movilidad social y,

por lo mismo aumento de las opciones religiosas. Por lo mismo, el reto futuro

para la región está en la gestión de esta nueva pluralidad. El ingrediente

principal para ello reside en la tolerancia. Sin embargo, ésta no parece

encontrarse entre los principales valores de su historia civil o religiosa.

En suma, la situación religiosa latinoamericana en el umbral del Tercer Milenio

se presenta con una gran movilidad, altamente dinámica y crecientemente

plural. Las disidencias religiosas, en la medida que conquistan sectores más

grandes de la población, pronto dejarán de serlo, a pesar de que socialmente

siguen siendo marginales y marginadas. En su entrecruzamiento con las

creencias populares, estas disidencias están formando un fenómeno religioso

propio, no necesariamente explicado por el paradigma de la modernidad, con

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dimensiones espirituales, sociales y políticas de largo alcance, cuyas

repercusiones en el futuro de la región apenas se alcanzan a vislumbrar.

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