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Me van a publicar un libro sobre los Bolsillitos. Los editores están muy interesados en la recepción de
la lectura, quiénes los leían, cómo, dónde., etc. y muy entusiasmados porque tengo a tantos lectores
en mi grupo.
Vos sos una pieza clave porque sos lectora de los últimos números. Queremos incluir en un capítulo
los testimonios de los lectores. ¿Estás dispuesta a contestar una encuesta?
Decime y te la mando.
Besos, Susana.
Hola Susana
Si. Recibí el cuestionario! El martes recibirás mi mini historia .Te consulto, puedo enviarle el
cuestionario a otra persona lectora de Bolsillitos que conozco? Es mi tia Isabel, la hermana de mi
papá, dueña original de los Bolsillitos "viejos" que yo leía, y que por ellos, copiandolos cuando era
chiquita, aprendió a dibujar maravillosamente.
Beso!
Pero claro que si, buscamos lectores de distintas épocas. Ella tal vez se acuerde del programa de radio
y de los suplementos de juegos. Ya varias personas me lo devolvieron contestando solo las preguntas a
veces con un simple si o no.¿No se entiende lo que quiero? Explícale bien a tu tía que cuente su
experiencia, que las las preguntas.son una guía. Besos.
¡Hola a todos! Tal vez este cuestionario contenga preguntas que les parezcan raras, así
que les voy a explicar un poco de qué se trata. Los editores están muy interesados en
saber quiénes leían los Bolsillitos, chicos de qué condición social, quién se los
compraba y dónde, si intervenía la escuela o no, por eso algunas preguntas sobre el
año de nacimiento, el lugar en qué vivían o el trabajo o profesión de los padres. Si
alguna pregunta no les gusta, simplemente no la contesten. Quiero que entiendan que
las preguntas son sólo una guía, no tienen que contestar una por una sino escribir un
texto contando su experiencia como lectores de Bolsillitos. Lo del año de nacimiento es
porque tenemos lectores de distintas épocas, no sólo de las décadas del 50, 60 y 70,
sino también personas más jóvenes a quienes se los leían sus padres o sus abuelos. Y lo
del barrio y provincia para saber hasta dónde llegaban. Una mirada diferente es
esperable de los hijos y otros familiares de los autores e ilustradores, de los cuales hay
bastantes en el grupo. Cuando contestaron mis mensajes, todos ustedes se mostraron
muy entusiasmados, ojalá podamos sacar el libro pronto y ojalá aparezcan los
testimonios de todos. Eso no lo decido yo, lamentablemente, sino los editores, pero
me dieron carta libre en cuanto a la extensión del libro así que escriban todo lo que
quieran, después veremos qué pasa.
Muchísimas gracias.
Susana.
Un dia, no se por qué, hace 4 años, me surgió la necesidad de saber algo más sobre la
colección de libritos. Quienes las escribían? Quienes la ilustraban? Quienes estaban
detrás de esos misteriosos nombres como Agi, Ines, Beatriz, o Chacha? Como ahora sí
hay una herramienta que, palabra mágica mediante, nos deja aplacar nuestra
curiosidad, me zambullí en la WWW, y ¡¡oh maravilla!!, me encontré con el blog de
Susana Navone y su inusual cruzada: aprovechando las nuevas tecnologías, reconstruir
en forma digital la colección Bolsillitos. Bajo su dirección digitalicé los míos, que
resultaron pertenecer a las últimas ediciones del año 1976. Muy feliz de haber
colaborado con vos Susana!!!
Acá va mi historia:
Conocí los libritos de la colección Bolsillitos, desde muy chiquita, antes de aprender a
leer, en casa de mis abuelos paternos. Todas las tardes, mi abuela Isabel o mi abuelo
Romero, cuando mi hermana y yo íbamos de visita, nos bajaban de la biblioteca la
deseada caja con los “bolsillitos”, nos ponían música clásica, podía ser Schubert,
Tchaikovsky, Brahms o directamente zarzuela, y ahí nos dejaban, a mi hermanita y a
mi, flotando sobre el jardín que dibujaba la enorme alfombra persa del living,
totalmente concentradas con las deliciosas imágenes de Susi o de Agi (cuando aún no
leíamos) o disfrutando de las historias (cuando ya leíamos) de Gatito y Rompococos, de
Campanín el del Jardín, del Topo Amable, de Gauchito y Chancletita…
Esa, la de la casa de mis abuelos, era “LA” colección, así con mayúsculas, porque había
mas de 500 libritos, y encima eran de los “buenos”, los que tenían la tapa cuadriculada.
Esta colección correspondía a las primeras ediciones – arrancaba con el nº 3, de 1952 y
llegaba aproximadamente hasta 1958. Seguramente mis abuelos se los compraban a la
hermana menor de mi papá, mi tía Isabel, nacida en 1947, y la guardaron hasta que, en
1968, apareció la primera nieta (yo).
Nunca los llevé a la escuela, y tampoco recuerdo que mis compañeritas los tuvieran. A
medida que crecimos, siempre recurrimos a ellos para copiar algún dibujo que nos
gustara. Estaban ahí, en uno de los estantes de la biblioteca, dentro de su caja,
siempre presentes. Entre 2007 y 2013 resurgieron a una segunda tanda, ya que
volvieron a ser leídos y releídos por mis sobrinos. Inclusive los digitalicé, imprimí y
encuaderné para regalárselos a ellos sin tener que desprenderme de los originales, tan
cargados de recuerdos aún están.
Ahora siguen en su caja (deben ser unos 180), y cada tanto al ojearlos, funcionan
mágicamente como una máquina del tiempo, sobre todo sus dibujos, que me traen
miles de recuerdos de cuando era chiquita, esos recuerdos que solo los puede volver a
traer una imagen, ya olvidada y vuelta a ver con ojos de adulto. Es una sensación muy
muy fuerte.