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violación, por ello, para estos casos, debería legalizarse el aborto llamado
"sentimental".
Profesor Alison Liebling:
Profesor de Criminología y Justicia Criminal
Director, Centro de Investigación de Prisiones
Las niñas y las mujeres que tienen un hijo producto de una violación pueden verse
expulsadas de sus casas, familias y comunidades. Al carecer de apoyo de los
miembros de su comunidad y su familia, es posible que caigan en la pobreza, la
malnutrición y los problemas de salud reproductiva. Asimismo, los niños se ven
estigmatizados (marcados, señalados) y se enfrentan a consecuencias sociales,
psicológicas y socioeconómicas. Por ello, deben abortar.
El miedo al estigma (marca, seña) puede hacer que las niñas y mujeres
embarazadas no busquen un cuidado médico adecuado, lo que incrementa su
riesgo de complicaciones. Por ello, deben abortar.
Los fallos del sistema judicial impiden que las sobrevivientes de una violación
accedan a la justicia después del suceso. Por ello, deben abortar.
Las niñas que tienen un hijo producto de una violación corren un riesgo adicional,
ya que entran precozmente en la edad adulta, de modo que es posible que se las
excluya de la escuela y que se las deje de considerar niñas que requieren del
cuidado de sus comunidades y sus familias (Lieblinget al., 2012). Por ello, deben
abortar.
En cuanto a los niños nacidos de una violación, también existe una laguna en la
rendición de cuentas, ya que el castigo contra el culpable o la compensación por
su parte raramente incluyen reparaciones para las mujeres que fueron sus
víctimas o para los niños nacidos a consecuencia de la violación. Las niñas y las
mujeres carecen de acceso a servicios que les permitirían poner fin al embarazo
de un modo seguro y suelen verse forzadas a seguir adelante con un embarazo no
deseado o a someterse a abortos peligrosos. Por ello, deben abortar.
El aborto debe ser legal porque la mujer tiene derecho a decidir
sobre su propio cuerpo.