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X X COLABORACIONES
X X Angelina Uzín Olleros y al ejercicio del poder como capa- formativos poseen relevancia po-
C
cidad para cambiar realidades in- lítica, mientras que los de ficción
uál es hoy la delgada línea justas. Considero que aquí está el sólo tienen importancia cultural,
entre realidad y ficción, núcleo del problema. y como tales no son competencia
máxime cuando esto sig- del político (…). Esta diferencia se
nifica una frontera genuina entre VISIBILIZAR. La forma en que se refleja también en la legislación de-
lo verdadero y lo falso. Durante el muestra la pobreza, la violencia, mocrática, que persigue las false-
largo período de la historia de las la inseguridad, la corrupción ha dades en acto público pero no los
ideas y el ejercicio de memorias transformado en espectáculo el su- delitos de opinión”.
puestas sobre las escenas políti- frimiento humano. Una vez más las Delitos de opinión, que son los
cas o abandonadas en museos, la víctimas reemplazan al ciudadano. que prevalecen en la televisión ac-
verdad ha mutado y devenido co- El recorrido por la miseria, la falta tual, opinión pública televisada irres-
mo resultado de grandes construc- de asistencia, la ausencia de pues- ponsablemente ante la ausencia de
ciones históricas y sociales. tos de trabajo, los edificios que se una episteme pública.
Se puede expresar una verdad caen a pedazos, las ruinas del esta-
ficcionalmente, la alegoría de la do de derecho; postales de un pa- PROYECTADA. La mayoría de las
caverna tantas veces traída a los sado que vuelve trágicamente: fá- personas observan la realidad a tra-
grandes temas del conocimiento y bricas cerradas, hospitales que ex- vés de pantallas, televisores, celu-
el saber es una muestra de eso. Hay presan el deterioro del cuerpo so- lares, computadoras, ipod, tablets;
metáforas verdaderas, que comu- cial, personas en situación de calle la posibilidad de hacer zapping y
nican verdades. Verdades artísti- arropadas con los restos que arro- elegir un programa o un periodis-
cas, como los poemas de Canto ge- ja la intemperie en la que estamos. ta, de optar por una versión acer-
neral de Neruda. Verdades amoro- Umberto Eco reflexionaba ha- ca de lo real crea la ilusión de liber-
sas como los encuentros entre ena- ce mucho tiempo sobre la relación tad, libres para oír, libres para ver;
morados y encuentros populares entre información y ficción, distin- sin embargo las censuras operan
en las calles. Verdades científicas guía entre una “paleotelevisión” y por doquier y se exponen grandes
de los investigadores nuevamen- una “neotelevisión”, decía que exis- simulacros para decir que la ver-
te castigados por los recortes. Ver- te una dicotomía fundamental a la dad está ahí servida ante una me-
dades políticas que surgen al calor que recurren la opinión pública y las sa o un panel en el estudio de TV
del acontecimiento o en los sujetos teorías de la comunicación, por un o en un programa de radio.
fieles al pasado de auténticas polí- lado los programas de información Quién es el testigo verdadero y
ticas de justicia social e igualdad. y por otro los programas de ficción; dónde están las pruebas verdade-
Platón se anticipa en aquella ale- los primeros comunican la verdad ras del delito. Es el desafío al que
goría a lo que hoy podemos pensar y los otros se dedican a entretener. sometemos nuestra razón ante la
a partir del teatro, el cine, la televi- Sin embargo la verdad circu- sinrazón de los que imponen una
sión y las redes sociales. Puestas en la en ambos y la mentira también. supuesta verdad y expresan una
escena, backstage, cortometrajes y “La diferencia entre estos dos tipos tremenda mentira. Obviamente
films, gifs, histories, imágenes en- de programa se refleja en los mo- hay mentiras y mentiras, sabemos
sambladas musicalmente; como dos en que los órganos de control que el slogan “pobreza cero” es una
consecuencia de esto hoy somos parlamentario, la prensa o los par- de ellas, hasta los portadores de esa
selfies, secuencias, recortes, frag- tidos políticos promueven censu- frase lo reconocieron. Pero el lati-
mentos ante los demás espectado- ras a la televisión (…) rige la opi- guillo de la “transparencia” sigue
res. La denuncia de la verdad como nión generalizada (que se traduce ahí en el pobre discurso presiden-
dogma y del poder como domina- en comportamientos políticos y cul- cial. Transparencia es una palabra
ción, no es la renuncia a la verdad turales) de que los programas in- que como concepto hace referencia