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Éste es un mundo aparte, sin parecido a ningún otro, con leyes, usos,
hábitos y costumbres propios: una casa de los muertos vivientes, una vida
como no la hay en otro lugar, y gente sin igual. Es este mundo aparte el que
me dispongo a describir.
cen más ricos en humanidad y por el hecho, Guiados por estas reflexiones, en lo que
central a nuestro juicio, de que lo que sigue hablaremos no tanto de lo que sig-
murió en los campos de exterminio fue la nifica hablar de la memoria de los campos
idea del hombre que se había venido con- como de algunos espacios culturales en lo
cibiendo por la tradición del humanismo que esa memoria de Auschwitz ha dejado
clásico10. su huella perdurable. No tendría ningún
Pero, por otro lado, también cabe darse sentido limitarnos a una lista, a un elenco
cuenta de una paradoja que es inherente de obras y títulos. Creemos que resulta
a la labor de transmisión en el contexto mucho más interesante el hecho de selec-
de la cultura occidental y de las actuales cionar y de interpretar algunas obras y
sociedades modernas. El mundo de la cul-
algunos autores que consideramos que
tura, y el de la civilidad, se inscribe en
resultan especialmente relevantes.
la palabra y en la escritura. Es desde este
mundo, por así decir, desde el cual los Nuestro interés es, principalmente,
supervivientes dan testimonio de su expe- pedagógico, pues es a través del lenguaje,
riencia vivida. Al hacerlo así, los super- en toda la gama de sus formas expresivas
vivientes transforman su experiencia dolo- dentro de la cultura, el medio a través del
rosa en relato, esto es, en una especie de cual podemos transmitir la memoria de ese
ficción. Y sin embargo, las palabras que horror, y el de otros todavía vigentes. De
pronuncian y su escritura remiten a algo modo preferente, hemos elegido aquéllas
que está más allá, o mejor dicho más acá, producciones culturales elaboradas en el
del mundo libre, del mundo civilizado y mismo tiempo del horror o inmediatamen-
cultural: remiten a la experiencia de lo te después. Y nos hemos guiado por el
inhumano, de la anti-cultura. Al mundo criterio de que esas producciones –pintura,
donde la cultura es puesta radicalmente poesía, música o cine– se pueden entender
en cuestión y es de hecho destruída. Pode- como textos que se dan a leer y que, sobre
mos entonces hablar de un fracaso radical todo, por el testimonio terrible que nos
de cualquier intento de dar testimonio, y transmiten, exigen una lectura y una inter-
este fracaso es una cierta experiencia de pretación sumamente atenta y responsa-
la vergüenza, no ya del superviviente que ble, una lectura seria, podemos decir con
ha sobrevivido al infierno, sino la vergüen- George Steiner. Ahí se contiene una “pre-
za de su escritura testimonial, la vergüenza sencia real”, una presencia que nos da a
misma de la literatura. Su escritura es, por pensar, que nos permite hacer experiencia,
tanto, una escritura avergonzada, una escri-
y que nos puede permitir darnos cuenta
tura-testimonio que no tiene más remedio
que, a partir de la segunda mitad del siglo
que referirse a lo que no debería ser nom-
XX, algo se rompió en dos, entre un antes
brado y una escritura que debe asumir el
y un después: el acontecimiento de Ausch-
compromiso por ficcionalizar la memoria
de lo vivido para, desde el mundo libre witz. Por eso mismo, nos hemos centrado,
y desde el mundo de la palabra y la cultura, sobre todo en la Poesía (Paul Celan), en
poder hablar, desde una irremisiblemente la Pintura (Zoran Music), en la Música
memoria herida, de todo lo que no es cul- (Oliver Messiaen, Arnold Schönberg) y en
tura. Por eso hemos en la escritura tes- el Cine (Claude Lanzmann). El último
timonial no todo puede ser dicho: aquí el punto lo hemos reservado al espacio estric-
silencio no es ausencia de comunicación, tamente pedagógico, y en él intentaremos
sino el límite simbólico de lo que debe escri- explicar por qué Auschwitz puede enten-
birse o no, de lo que debe decirse o derse como un acontecimiento educativo
callarse. radical.11
extrañar que Celan haya conservado el que escribe sus poemas, que la lengua hay
espíritu de las composiciones de Schubert, que inventarla de nuevo. O mejor: como
Mahler e incluso Wagner, así como la refe- queriendo purificar cada frase, cada pala-
rencia más explícita al Fausto de Goethe bra, cada vocablo. Limpiar la lengua, la
(“tu cabello de oro Margarete”). Pero lengua alemana, la lengua destruída en
sobre todo, el poema tiene su fuente prin- parte por quienes empleaban palabras her-
cipal de inspiración en un hecho real, que mosas para designar cosas terribles.
el amigo de Celan, Petre Solomon, anota Y es que quizá Celan sabía que la guerra
en la publicación que del poema hace en hace de un hombre corriente un poeta.
1944 en la revista de Bucarest Contempo- Como si sólo a través del poema pudiese
ranul: en el campo de exterminio de intentarse el milagro de humanizar, no lo
Lublin-Majdanek, se obligaba a tocar a una inhumano, sino lo tratado inhumanamen-
orquesta formada por judíos y cantar nos- te. Así, el poeta Celan practica su lengua
tálgicas canciones mientras otros cavaban desde una cierta memoria, y no solamente
sus tumbas. De hecho Solomon tituló el la suya, sino la memoria de los otros. Cons-
poema en rumano Tangoul Mortii (Tango truye su identidad de poeta desde el
de muerte). Sea como sea, como en La recuerdo del otro del cual habla en su poe-
muerte y la doncella de Schubert, o en el ma, del otro ausente, del otro que ya no
Réquiem alemán, de Brahms, “se pone en está, como queriendo volver más humana
conexión la nada y el orden, las paradojas su ausencia y menos muerte su muerte
de la aniquilación, la armonía para expre- haciéndole presente en la belleza del poe-
sar una aflicción externa”19: ma. En Celan, ¿acaso la poesía no es
memoria del ausente y sus palabras no
Negra leche del alba la bebemos de tarde
caminan hacia el otro que se representa
La bebemos a mediodía de mañana la bebe-
en el poema? El yo del poeta como repre-
mos de noche
sentación de la tragedia del otro.
Bebemos y bebemos
Cavamos una fosa en los aires no se yace
En Celan, por tanto, la poesía es a
allí estrecho
menudo un homenaje a la humanidad, un
Vive un hombre en la casa que juega con
homenaje que celebra, no la ausencia, sino
las serpientes que escribe
la presencia ausentada del otro. Ante la
En la casa vive un hombre
muerte del otro, el poeta canta preservan-
que escribe al oscurecer a Alemania tu pelo
do su memoria, resumiéndola en un poe-
de oro Margarete ma. Memoria poética ante el previsible
lo escribe y sale de la casa y brillan las estre- olvido del otro. Con Celan, después de
llas silba a sus mastines Auschwitz es en efecto posible escribir
silba a sus judíos hace cavar una fosa en la poesía, aunque quizá no está de más recor-
tierra dar –con Hans Mayer– hasta qué punto
nos ordena tocad a danzar sigue amenazada todavía la labor poética,
pese a los propios esfuerzos del poeta por
En Celan los poemas se estrechan. rehabilitar la lengua poética, y no tanto
Como si se tratase de una lengua astillada. porque el poema se resista a la escritura
Astillada a propósito. Las astillas de la len- cada vez que se recuerda Auschwitz, “sino
gua con las que Celan escribe sus poemas porque la cámara de gas no significa otra
son esas palabras, escuetamente palabras, cosa que el exterminio de las minorías y
breves si es posible, como desnudas y no consecuentemente del poeta”20.
acompañadas de otras partículas. Escribe Paul Celan sería el primer ejemplo, y
como queriendo mostrar, en la forma en tal vez el más claro, de la tesis que estamos
defendiendo en este artículo: una auténtica nen los límites de las partes de la com-
transmisión de Auschwitz solamente es posición, sino más bien las de masas de
posible a través del silencio. Por descon- pintura que dan la impresión de sumergirse
tado, que el silencio no es mutismo, sino en la tela. Algunos críticos y analistas de
todo lo contrario. El silencio es una forma su obra señalan que la dimensión trágica
fundamental de expresión. Porque el silen- y la lección moral de las obras de Zoran
cio es, precisamente, la forma de expresión Music estriba en este equilibrio que man-
que muestra el acontecimiento de Ausch- tienen, entre la captación de lo real y la
witz en todo su dramatismo. La obra de descomposición de lo visible, una vez que
Celan, tal vez como ninguna otra, es así las formas pintadas llegan a formar parte
capaz de expresar ese silencio. de la superficie pintada. En sus figuras,
difuminadas en el espacio pictórico hasta
3.2. Pintura tornarse casi invisibles, se hace a veces
imposible que se distingan los elementos
Probablemente la referencia más impor-
de la composición, como si todo fuese un
tante en la recepción de Auschwitz en el
uno indiferenciado, un espacio total de for-
espacio de la pintura es la de Zoran
Music.21 Y lo es porque Music pinta sus mas mezcladas cuyos elementos integran-
dibujos no después, sino dentro de tes no se distinguen entre sí. Un auténtico
Dachau, una experiencia que le transformó amontonamiento de formas, como los
de modo radical su punto de vista sobre cadáveres apilados y amontonados en una
el mundo y sobre sí mismo: “Aprendí –es- fosa común tras su exterminio en masa.
cribe Music– a ver las cosas de otro modo. Como hemos dicho, muchos de los dibu-
Claro que no todo en mi pintura ha cam- jos de Music se crearon en el mismo campo
biado radicalmente más tarde. No es en de Dachau, a riesgo de su propia vida: “Co-
absoluto una reacción ante el espanto que mienzo a dibujar con temor –recuerda
redescubriera la beatitud de la infancia (...) Music. Quizás esto me ayude a sobrevivir.
Tras haber visto uno u otro signo de cadá- Quizás llegue a descubrir en este peligro
veres despojados, ante todo cadáveres des- un cierto motivo para oponerme. Empiezo
pojados de todo lo superfluo (...) creo probando en secreto, en el cajón que tengo
haber descubierto la horrorosa y trágica bajo el torno, con las cosas que veo en
verdad que estaba destinado a captar”22. el camino hacia la fábrica (...) Más tarde
Es la otra verdad: la verdad del cadáver dibujo en el campo mismo. Van pasando
desnudo, apilado, que muestra una verdad los días...y pronto me domina un ansia
desnuda y desprovista de heroísmo: el “ser increíble y urgente de dibujar (...) Dibujo
para la muerte”. La visión del hombre de como si estuviera en trance, me aferro con
Zoran Music es una visión agrietada y ais- mis últimas fuerzas a mis pedazos de papel.
lada por la presencia de los campos y sus Estoy como cegado por la magnitud absur-
horrores, y ésta se incorpora indefectible- da de los campos de cadáveres”. En este
mente a sus obras. En su obra, como en dibujar frenético es imprescindible captar-
su pintura de óleo sobre lienzo Hombre, lo todo, sin perder detalle, para que quede
de 1992, o bien en Nosotros no seremos el testimonio trágico del arte: “¡Al dibujar
los últimos, una acuarela de 1975, encon- me aferro a miles de detalles! Qué trágica
tramos una figuración concentrada donde elegancia la que se desprende de estos
el dibujo –meras figuras– predominan cuerpos quebradizos. Los detalles llegan
sobre la variedad de los colores. Es sor- a hacerse sobrenaturales: las manos, los
prendente y característico de su obra pic- dedos afilados, los pies, las bocas semia-
tórica que las líneas de sus figuras no defi- biertas que en una angustia extrema pare-
cen querer sorber un resto de aire, los hue- resulta imprescindible referirse a dos auto-
sos apenas recubiertos por un pellejo blan- res y dos obras básicas, una compuesta y
co con un matiz violáceo apenas percep- estrenada dentro de un campo, por un no
tible”. judío, y otra, compuesta y estrenada en
Las hojas de papel en las que Music el exilio, por un judío. Nos referimos bre-
hace sus dibujos no son un alegato contra vemente a Oliver Messiaen y su Quatuor
algo, sino un testimonio, una crónica sobre pour la Fin du Temps (1940), y a Arnold
el mal, escrita –dibujada– en el mismo Schönberg, con Ein Überlebender aus Wars-
infierno. Pintor, como se ha dicho, del chau (1947).
silencio y del sobrecogimiento, los “per- Oliver Messiaen fue hecho prisionero
sonajes” de Music se debaten entre el ser en el verano de 1940. Internado en el cam-
y la nada, en el seno de una especie de po de Görlitz (Silesia) compuso el Cuarteto
espera irreal: “Vivíamos en un mundo que para el fin del tiempo, que se estrenó dentro
estaba más allá de todo lo que pueda ima- del campo en enero de 1941. La pieza cons-
ginarse, en un universo absurdo, dispara- ta de cuatro instrumentos (un piano, un
tado, irreal, un mundo que se encontraba violín, un clarinete y un violoncelo), los
posiblemente en otro planeta y que obe- únicos de los que disponía Messiaen en
decía a reglas difícilmente creíbles, pro- el campo, que producen una de las músicas
pias, y con un orden preciso y siniestro más desgarradoras de todo el siglo XX.
(...) En una apática espera, vivía en un pai- El Cuarteto de Messiaen muestra, por un
saje de muertos y moribundos”. Pero lado, el dramatismo del Lager, el sufri-
Music destaca, a través de trágicas pre- miento de los seres humanos allí interna-
guntas, su inquietud por la posibilidad de dos. Los instrumentos del Cuarteto pare-
poder mostrar, enseñar, sus obras: “Vida, cen, a menudo, gritos desgarradores de
muerte, para mí depende todo de esas dolor. Sin embargo, como en toda la obra
hojas de papel. ¿Pero llegarán a verse algu- del compositor francés, está presente la
na vez? ¿Podré llegar a enseñarlas?” Las religiosidad y la esperanza. La obra ter-
preguntas acentúan la dimensión trágica mina con la “Alabanza a la inmortalidad
de la verdad, la verdad del testimonio de de Jesús”.
Dachau y de los campos de exterminio. Algo notablemente distinto lo encontra-
Son preguntas que versan tanto sobre la mos en Un superviviente de Varsovia, de
identidad como sobre la esperanza, no ya Arnold Schönberg. En este caso no nos
de Music, sino sobre la esperanza del mun-
hallamos dentro del campo, ni en el guetto.
do y de la humanidad misma: “Me pre-
Estamos en América, en el exilio. Schön-
gunto: ¿Por qué estoy yo aquí? ¿Tiene
berg compone una pieza magistral, en la
algún sentido, sirve para algo haber vivido
que el texto es tan importante como la
todo esto? ¿Podría este mundo carente de
música. De hecho, Schönberg la compuso
todo sentido ser quizá un purgatorio? ¿Me
después de escuchar los relatos de los tes-
llevará a descubrir la verdad? ¿Acabaré
timonios recibidos, como él mismo dijo,
reconociendo, yo que he quedado reducido
directa o indirectamente.
a lo esencial, lo inútil que era todo lo que
La expresividad de esta obra es supre-
había hecho hasta entonces con mi
ma. Nos hallamos, probablemente, ante la
vida?”
cima de toda su producción. Un supervi-
3.3. Música viente de Varsovia es, desde nuestro punto
de vista, el ejemplo más claro de la recep-
La música es otro de los espacios culturales ción de Auschwitz en la música contem-
de recepción de Auschwitz. Creemos que poránea.
La obra tiene dos partes. En la primera de material rodado, cinco años y medio
de ellas, un narrador, que se expresa en para terminar el montaje”24.
inglés, cuenta la imposibilidad de recor- No hay en ella ni ficción, ni documentos
darlo todo. Y, sin embargo, pese a la difi- de archivo, ni recreación de escenarios. No
cultad del recuerdo, el narrador relata es un documental. Shoah es una película
cómo comenzó el día. Sonó la diana de oral, en la que el director, Claude Lanz-
noche. Poco a poco salieron los viejos, los mann, busca supervivientes de los campos
enfermos. Tenían miedo. Mucho ruido, y por todo el mundo, y les invita a volver
mucha, mucha angustia. Una voz, un grito, al lugar del que sobrevivieron, a recordar,
en alemán, da órdenes. El sargento nazi hoy, desde hoy, lo que allí sucedió.
y sus hombres golpean a todo el mundo, Shoah es la película que muestra la
entre lamentos de dolor. El sargento orde- importancia del silencio al que antes nos
na numerarse. El sargento quiere saber, referíamos. Es una película oral y silen-
en un minuto, a cuántos va a enviar a la ciosa, es una película pudorosa. A dife-
cámara de gas... Y, de repente, todos jun- rencia de La lista de Schindler,25 Shoah
tos, cantan el Shema Yisrael. Esta es la muestra la huella, la ausencia, el vacío.
segunda parte de la obra. Es la expresión ¿Cómo poder imaginarse lo inimaginable?
de la esperanza frente a la catástrofe. En ¿Cómo poder hablar de lo inexpresable?
medio del horror, la fe, en el infierno, la Este es el reto que Lanzmann nos propone
esperanza. con su película, y la invitación dolorosa,
en ocasiones terriblemente dolorosa, –co-
3.4. Cine mo es el caso del peluquero Abraham
Auschwitz ha sido tratado de diversas y Bomba– a recordar. Bomba recuerda, des-
muy diferentes películas.23 La última etapa, de Israel, cómo cortaba el pelo a las muje-
película polaca estrenada en 1948 y diri- res que inmediatamente después entrarían
gida por Wanda Jakubowska; Nuit et Broui- en la cámara de gas de Treblinka. Y narra
llard (1955) de Alain Resnais; The Diary de historia de un compañero suyo, que se
of Ann Frank, adaptación cinematográfica encontró, entre ese grupo de mujeres, a
de 1959 de Francis Goodrich y Albert Hac- su esposa y a su hermana. De repente,
kett de su propia obra teatral; Kapo, pelí- Bomba se calla, enmudece. Silencio. Sola-
cula italiana realizada en 1960 por Gillo mente unas breves lágrimas. El director,
Pontecorvo; La Pasajera, film polaco de Lanzmann, le ruega que siga narrando,
1962, dirigido por Andrzej Munk; La lista recordando. “Es necesario”, le dice. Y
de Schindler (1993), de Steven Spielberg, Bomba, finalmente, continúa. Sin embar-
La vida es bella (1999) de Roberto Benigni, go, el espectador ha experimentado el
o la más reciente El tren de la vida (2000) silencio de Abraham Bomba. Un silencio
de Radu Mihaileanu son ejemplos más que que comunica más que las palabras, que
evidentes de la enorme importancia que no dice, que muestra.
Auschwitz ha tenido para el cine. Pero Los personajes de Shoah son supervi-
entre todas las películas, creemos que es vientes judíos, pero también personas que
Shoah (1974-1985), de Claude Lanzmann, vivían junto a los campos, polacos, alema-
la obra más representativa del tema que nes, y que asistieron, impasibles, al geno-
nos ocupa. cidio. Junto a ellos son estremecedores los
Shoah no es una película corriente. relatos de los verdugos, las descripciones
Lanzmann dedicó once años de su vida de la llegada al campo, la selección, el
a la elaboración del film. “Las cifras son gaseamiento... Lugares, voces, rostros: el
impresionantes por sí mismas: 350 horas arte de Lanzmann consiste en hacer hablar
NOTAS
1 9
Como señala Enzo Traverso: “una ruptura de Ver Le Breton, D. (1997): “Politiques du silence”,
humanidad y un desgarramiento de la historia, sin duda en Du silence. Essay, ed. cit., págs. 77-114
el más profundo del siglo” (Traverso, E. (1997): L’His- 10
Mate, R. (1999): “Epílogo para los que vivimos
toire déchirée. Essai sur Auschwitz et les intellectuels, después de Auschwitz”, en De Atenas a Jerusalén. Pen-
París, Cerf, pág. 10). sadores judíos de la Modernidad, Madrid, Akal, pág.
2
Weinrich, H. (1999): Leteo. Arte y crítica del olvido, 75: “Hay un antes y un después de Auschwitz. Lo que
Madrid, Siruela, pág. 351: “En toda introducción a caracteriza al hombre de después, es decir, a nosotros
la actividad científica, es decir, en la enseñanza uni- mismos, es la incapacidad de recordar debidamente,
versitaria, se debería enseñar –cosa que hasta ahora como si entre los daños irreversibles inferidos al ser
no ocurre–, además de las imprescindibles técnicas de humano hubiera estado la destrucción de la memoria.
adquisición de información, también el sutil arte de Para el hombre de después es fundamental la refe-
rechazar informaciones. Porque la ciencia ya no es rencia al tiempo, por dos razones: en primer lugar,
practicable hoy sin un claro componente de olvido.” para apropiarse de un instrumento analítico (me refie-
3
O lo que es lo mismo: vivimos insertos dentro ro al Nuevo Pensamiento) que fue acertado a la hora
de una tradición simbólica, cuyas limitaciones proba- de denunciar el peligro latente de los tiempos que
blemente debemos aprender a superar, pero justamen- corrían y que puede serlo hoy, ya que seguimos pen-
te por ello, porque no es elegible ni el tiempo ni el sando igual que antes, como si nada hubiera ocurrido;
espacio en que vivimos, debemos aprender a vivir y, en segundo lugar, para reencontrar la memoria:
teniendo detrás todo lo negativo que Auschwitz, como puesto que no somos capaces de recordar, empecemos
tradición que encarna el mal, contiene. Es necesario por conocer qué significa hablar de memoria.”
recordar lo que sucedió en Auschwitz para poder 11
La recepción de Auschwitz en el ámbito literario
extraer de allí una lección ética. Sobre este tema, en es enorme. Véase a título de ejemplo, puesto que no
relación al principio antropológico de la contingencia, trataremos específicamente este campo, sino que nos
ver: Marquard, O. (1986): Apologie des Zufälligen, centraremos únicamente en la poesía y concretamente
Reclam, Stuttgart. [Trad. cast. Apología de lo contin- en la obra de Paul Celan, los títulos siguientes: Wardi,
gente, Valencia, Alfons el Magnànim, 2000]. Ch. (1986): Le génocides dans la fiction romanesque,
4
Bauman, Z. (1998): Modernidad y Holocausto, París, PUF; Young, J. E. (1988): Writing and rewriting
Madrid, Sequitur. the Holocaust. Narrative and the consequences of inter-
5
Sobre la interpretación de Auschwitz como un cier- pretation, Bloomington-Indianapolis, Indiana Univer-
to acontecimiento “educativo” de orden radical pueden sity Press.
extraerse interesantes reflexiones de la lectura de los 12
Molinuevo, J. L. (1998): El espacio político del
textos siguientes: Finkielkraut, A. (2000): Une voix vient arte. Arte e historia en Heidegger, Madrid, Tecnos., pág.
de l’autre rive, París, Gallimard; Merieu, Ph. (1995): 65.
Mémoire et vigilance: quelle éducation?, Soirée Débat 13
Forges, J-F. (1997): Éduquer contre Auschwitz.
à Belley (Ain), 6 avril 1995. Historire et mémoire, ed. cit., pags. 13-14.
6
Le Breton, D. (1997): Du silence, París, Métailié. 14
Como señaló Raoul Hilberg, se trata de “una
7
Celan, P. (1994): “Argumentum e silentio”, en De recreación tal representa un acto de creación en sí”.
umbral en umbral, Madrid, Hiperión, pág. 109. (Trad. Véase Hilberg, R. (1996): La politique de la mémoire,
de Jesús Munárriz). París, Gallimard, pág.79.
8
Magris, C. (1999), El Danubio, Anagrama, Bar- 15
Kertész, I. (1999): “Le vingtième siècle est une
celona, pág. 131. machine à liquider permanente”, en Coquio, C.
(comp.) Parler de camps, penser les génocides, ed, cit., y los campos de concentración, Valencia, Ediciones de
pág. 88. La mirada, pág. 28.
16
Citamos el poema por la reciente edición de las 25
Sobre la crítica a La lista de Schindler, véase R.
obras completas editadas por Trotta. Celan, P. (1999): Forster, “El ojo impúdico”, en El exilio de la palabra,
Obras Completas, Madrid, Trotta. Prólogo de Carlos Buenos Aires, Eudeba, 1999.
Ortega y traducción de José Luis Reina. Edición bilin- 26
Todorov, T. (1993): Frente al límite, México, Siglo
güe. También hemos tenido presente la edición de XXI, pág. 278.
Hiperión: Celan, P. (1996): Amapola y memoria, 27
Todorov, T. (1993): Frente al límite, ed. cit., pág.
Madrid, Hiperión, tercera edición revisada. Traducción 279.
y notas de Jesús Munárriz, edición bilingüe. 28
Todorov, T. (1993): Frente al límite, ed. cit., pág.
17
Ortega, C. (1999): “Prólogo. Que nadie testifique 280.
por el testigo”, en Paul Celan. Obras Completas, ed. 29
Sobre los peligros de una pedagogización de
cit., pág. 21
18
Auschwitz, como objeto de aprendizaje, ver: Schnur,
Traverso, E. (1997): “Paul Celan et la poésie de
E. (1997) Pédagogiser la Shoah?, Le Télémaque, nº
la destruction”, en L’Histoie déchirée, ed. cit., pág. 147.
9, pp. 5-20. Sobre la enseñanza de Auschwitz y el tra-
Sobre la cuestión de los límites de lo decible en la
tamiento pedagógico del Holocausto ver, además: Tra-
obra de Paul Celan resulta muy sugerente leer el artí-
verso, E. (1995): Insegnare Auschwitz. Questiones etiche,
culo de Ricardo Forster, “El imposible testimonio:
storiografiche, educative della deportazione e dello ster-
Celan en Derrida”, Pensamiento de los confines, núm.
minio, Turin, Bollati-Boringhieri; Forges, J-F.(1997):
8, Buenos Aires, págs. 77-90.
19
Éduquer contre Auschwitz: histoire et mémoire, ed. cit.;
Ortega, C. (1999): “Prólogo. Que nadie testifique
Short, G., Supple, C. y Klinger, K. (1999): L’Holocauste
por el testigo”, ed. cit., pág. 17.
dans les programmes scolaires: un point de vue européen,
20
Mayer, H. (1999): Historia maldita de la literatura.
Bruselas, Ëditions du Conseil de l’Europe; Supple, C.
La mujer, el homosexual, el judío, Madrid, Taurus, pág.
(1991): The teaching of the nazi Holocaust in North
408
21
Tyneside, Newcastle and Northumberland Schools,
Zoran Music nació en Görtz, en 1909, en la Aus-
Rapport; Supple, C. (1993): From prejudice to genocide
tria del imperio Austro-Húngaro. Debido a la ines-
– learning about the Holocaust, Trentham Books; Lan-
tabilidad geopolítica y militar, estuvo en contacto con
geweld, W. (1981): Holocaust: its meaning for political
diferentes lenguas y culturas , principalmente la eslo-
education, International Journal of Political Education,
vena, la alemana y la serbocroata. A los veinte años
vol. 4, nº 1-2.
conoce el paisaje de la Dalmacia, que resultará una 30
Adorno, Th. (1998): “Educación después de
fuente temática principal de su pintura, y en 1935 viaja
Auschwitz”, en Educación para la emancipación,
a España, donde encontrará dos fuentes temáticas más
Madrid, Morata, pág. 79
de inspiración en su obra: la meseta castellana y el
genio trágico de Goya. En 1944 es detenido por los
31
Forges, J-F. (1997): Éduquer contre Auschwitz, ed.
nazis, por sus ideas antifascistas, y deportado al campo cit., pág. 150
de concentración de Dachau, donde conseguirá sobre-
32
Pollack, M. (2000): L’expérience concentrationnai-
vivir hasta la liberación en 1945 re, ed. cit., pág. 10
22
Music, Z. (2000): “El arte después de Dachau”,
33
Levi, P. (1997): La tregua, Barcelona, Muchnik,
ABC Cultural, 18 de marzo de 2000, págs. 31-33. Todas cuarta edición, págs. 21-23
las citas de Music corresponden a este texto 34
Merieu, Ph. (1995): Mémoire et vigilance: quelle
23
Sobre la recepción de Auschwitz en el cine, véase éducation?, ed. cit., citado en: J-F. Forges (1997) Édu-
Avisar, I. (1988): Screaning the Holocaust. Cinema’s quer contre Auschwitz: histoire et mémoire, ed.cit., págs.
images of the inimaginable, Bloomington-Indianapolis, 124-125. Ver también el espléndio ensayo de Forster,
Indiana University Press, Insdorf, A. (1985): L’Holo- R. (1999): “Hurbinek: la palabra inaudible o el decir
causte à l’écran, París, Cerf. después de Auschwitz”, en El exilio de la palabra. En
24
Sánchez-Biosca, V. (1999): “Hier ist kein warum. torno a lo judío, ed. cit., págs. 237-246
A propósito de la memoria y la imagen de los campos 35
Finkielkraut, A. (2000): Une voix vient de l’autre
de la muerte”, en La memoria de los campos. El cine rive, ed. cit., pág. 118.