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La lección de Auschwitz

FERNANDO BÁRCENA y JOAN-CARLES MÈLICH


Universidad Complutense de Madrid
Universidad Autónoma de Barcelona

Éste es un mundo aparte, sin parecido a ningún otro, con leyes, usos,
hábitos y costumbres propios: una casa de los muertos vivientes, una vida
como no la hay en otro lugar, y gente sin igual. Es este mundo aparte el que
me dispongo a describir.

F. Dostoyewski, La casa de los muertos.

y pulverizada por ellos, resulta esencial a


1. Introducción: La transmisión de toda filosofía de la educación que entienda
Auschwitz que el ser humano es, para bien o para
mal, un ser ineludiblemente histórico, y,
El objetivo de este artículo es mostrar por lo tanto, un ser que vive en tiempo
cómo se ha recibido Auschwitz, el acon- y espacio, que siempre es un tiempo y un
tecimiento que ha desgarrado la historia espacio concretos.3 Pues bien, nuestro
reciente,1 en los distintos ámbitos de la cul- tiempo y nuestro espacio no pueden ser
tura (poesía, pintura, música, cine....) No pensados sin Auschwitz, pero al mismo
nos ocuparemos, por tanto, de la recepción tiempo no pueden –quizá– ser pensados
tal y como ha tenido lugar en la sociedad en Auschwitz, porque Auschwitz ha roto
en general, sino especialmente entre algu- nuestro lenguaje, el lenguaje en el que
nos intelectuales y artistas. La selección radicalmente se transmitían las experien-
de autores y textos no podrá ser, obvia- cias.4 Esta es una paradoja esencial a la
mente, exhaustiva.2 Nuestra aproximación recepción de Auschwitz en la cultura occi-
tendrá lugar desde el punto de vista y desde dental que una filosofía de la educación
los intereses (obviamente, también podría- hoy debería poder dar cuenta.5
mos hablar de prejuicios) de la filosofía Ante el acontecimiento de Auschwitz,
de educación. el silencio es un lenguaje. Ante Auschwitz,
Una filosofía de la educación hoy, des- el silencio no es necesariamente el fracaso
pués de Auschwitz, tiene que ser especial- de la comunicación. El silencio ante
mente sensible a la cuestión de cómo los Auschwitz puede ser el olvido, obviamente,
acontecimientos rompen el tiempo y obli- pero también puede significar una forma
gan a repensar radicalmente todas nuestras de expresar lo indecible, lo incomunicable
categorías interpretativas. Al mismo tiem- a través de otras formas de expresión.6 La
po, la cuestión de elucidar el modo en que recepción de Auschwitz, el silencio de
los acontecimientos son recibidos en una Auschwitz, es un acto de aprendizaje. Sin
determinada comunidad, el lenguaje en el el aprendizaje del silencio de Auschwitz
que son transmitidos, así como la recep- no hay recepción posible. Hay que ser
ción de los acontecimientos en el seno de capaz de transmitir la palabra silenciosa
una tradición que ha sido literalmente rota del que no puede hablar, hay que aprender

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NOTAS Y DISCUSIONES

a escuchar al que se le ha arrebatado la


palabra y la condición humana, hay que 2. El silencio como límite simbólico
dejar hablar al que tiene “la palabra silen-
ciada”, “la palabra arrancada al silencio”, A la luz de las consideraciones preceden-
como escribe Paul Celan en su poema “Ar- tes, se puede plantear de dos modos la
gumentum e silentio”7. actividad de recepción de lo que resulta
Pero un problema fundamental en la espantoso y quizá la cultura occidental no
recepción de Auschwitz es, precisamente, quiere ver por el daño y la vergüenza que
que la recepción tiene lugar en la ruptura aún provoca. El primer modo es aquél en
de la tradición: nuestra herencia no tiene el que la pregunta principal es esta: ¿cómo
ningún testamento. Como decía Hannah debemos recibir “después de Auschwitz” ese
Arendt, Auschwitz ha roto todos nuestros acontecimiento atroz los que nacimos en el
criterios, todas nuestras categorías de pen- tiempo, justamente, de “después de...”? La
samiento y de juicio moral. Volvemos segunda forma adopta esta otra formula-
entonces a la pregunta inicial. ¿Cómo reci- ción interrogativa: ¿cómo se recibió entre
bir el acontecimiento de Auschwitz? ¿Desde los artistas e intelectuales la noticia de la
qué lenguaje transmitir esta experiencia? magnitud de la barbarie en el tiempo que
¿Cómo hacer memoria que no se puede inmediatamente siguió al Holocausto en las
narrar? ¿Desde qué lenguaje recibirla? décadas posteriores?
Si es cierto que toda historia es una El primer interrogante contiene un
interpretación de la historia, no lo es doble valor o un doble punto de vista valo-
menos el hecho de que toda interpretación rativo: ético y pedagógico. Se trata de saber
sólo puede realizarse en el seno de una cómo hemos de recibir la lección de Ausch-
u otra tradición, de un u otro lenguaje, witz y sus enseñanzas, la tremenda herencia
de un u otro universo simbólico, de un del sufrimiento que este acontecimiento
u otro imaginario. Pero si precisamente nos transmite, y saber también cómo debe-
Auschwitz se caracteriza por la ruptura, mos prepararnos (educarnos, formar nues-
entonces hay que buscar nuevas formas de tra mente y nuestra conciencia) para evitar
expresión (el caso de la poesía de Paul su repetición.
Celan sería ejemplar), y nuevas formas de La segunda modalidad obliga a un estu-
recepción. dio analítico y a una reconstrucción his-
Desde nuestro punto de vista, respecto tórica capaz de exponer la evolución de
a la cuestión más directamente pedagógica la conciencia intelectual y artística europea
de la recepción, es fundamental, como ya al ir tomando conocimiento de la magnitud
hemos dicho antes, la cuestión del silencio. de la tragedia, y explorar el trayecto que
Recibir la experiencia de Auschwitz significa va desde el silencio inicial hasta la bana-
ser capaz de escuchar el silencio. Este silen- lización de Auschwitz9.
cio, este vacío es el que llama la atención En la base de ambas preguntas es posi-
poderosamente a Claudio Magris en la ble encontrar, por una parte, la preocu-
gran plaza de Mauthausen: “La imagen pación, formulada entre otros por Reyes
más terrible, más aún quizás que la cámara Mate, relacionada con los motivos que jus-
de gas, es la gran plaza en la que los pri- tifican el recuerdo de lo tremendo. En De
sioneros eran reunidos y alineados para Atenas a Jerusalén, se pregunta si tiene
la llamada. La plaza está vacía, soleada, algún sentido el recuerdo de Auschwitz.
sofocante. Nada mejor que este vacío para La respuesta a esta pregunta pasa por reco-
explicar la imposibilidad de representar lo nocer que después de Auschwitz los hom-
que sucedió entre estas piedras”8. bres y las sociedades que forman no pare-

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cen más ricos en humanidad y por el hecho, Guiados por estas reflexiones, en lo que
central a nuestro juicio, de que lo que sigue hablaremos no tanto de lo que sig-
murió en los campos de exterminio fue la nifica hablar de la memoria de los campos
idea del hombre que se había venido con- como de algunos espacios culturales en lo
cibiendo por la tradición del humanismo que esa memoria de Auschwitz ha dejado
clásico10. su huella perdurable. No tendría ningún
Pero, por otro lado, también cabe darse sentido limitarnos a una lista, a un elenco
cuenta de una paradoja que es inherente de obras y títulos. Creemos que resulta
a la labor de transmisión en el contexto mucho más interesante el hecho de selec-
de la cultura occidental y de las actuales cionar y de interpretar algunas obras y
sociedades modernas. El mundo de la cul-
algunos autores que consideramos que
tura, y el de la civilidad, se inscribe en
resultan especialmente relevantes.
la palabra y en la escritura. Es desde este
mundo, por así decir, desde el cual los Nuestro interés es, principalmente,
supervivientes dan testimonio de su expe- pedagógico, pues es a través del lenguaje,
riencia vivida. Al hacerlo así, los super- en toda la gama de sus formas expresivas
vivientes transforman su experiencia dolo- dentro de la cultura, el medio a través del
rosa en relato, esto es, en una especie de cual podemos transmitir la memoria de ese
ficción. Y sin embargo, las palabras que horror, y el de otros todavía vigentes. De
pronuncian y su escritura remiten a algo modo preferente, hemos elegido aquéllas
que está más allá, o mejor dicho más acá, producciones culturales elaboradas en el
del mundo libre, del mundo civilizado y mismo tiempo del horror o inmediatamen-
cultural: remiten a la experiencia de lo te después. Y nos hemos guiado por el
inhumano, de la anti-cultura. Al mundo criterio de que esas producciones –pintura,
donde la cultura es puesta radicalmente poesía, música o cine– se pueden entender
en cuestión y es de hecho destruída. Pode- como textos que se dan a leer y que, sobre
mos entonces hablar de un fracaso radical todo, por el testimonio terrible que nos
de cualquier intento de dar testimonio, y transmiten, exigen una lectura y una inter-
este fracaso es una cierta experiencia de pretación sumamente atenta y responsa-
la vergüenza, no ya del superviviente que ble, una lectura seria, podemos decir con
ha sobrevivido al infierno, sino la vergüen- George Steiner. Ahí se contiene una “pre-
za de su escritura testimonial, la vergüenza sencia real”, una presencia que nos da a
misma de la literatura. Su escritura es, por pensar, que nos permite hacer experiencia,
tanto, una escritura avergonzada, una escri-
y que nos puede permitir darnos cuenta
tura-testimonio que no tiene más remedio
que, a partir de la segunda mitad del siglo
que referirse a lo que no debería ser nom-
XX, algo se rompió en dos, entre un antes
brado y una escritura que debe asumir el
y un después: el acontecimiento de Ausch-
compromiso por ficcionalizar la memoria
de lo vivido para, desde el mundo libre witz. Por eso mismo, nos hemos centrado,
y desde el mundo de la palabra y la cultura, sobre todo en la Poesía (Paul Celan), en
poder hablar, desde una irremisiblemente la Pintura (Zoran Music), en la Música
memoria herida, de todo lo que no es cul- (Oliver Messiaen, Arnold Schönberg) y en
tura. Por eso hemos en la escritura tes- el Cine (Claude Lanzmann). El último
timonial no todo puede ser dicho: aquí el punto lo hemos reservado al espacio estric-
silencio no es ausencia de comunicación, tamente pedagógico, y en él intentaremos
sino el límite simbólico de lo que debe escri- explicar por qué Auschwitz puede enten-
birse o no, de lo que debe decirse o derse como un acontecimiento educativo
callarse. radical.11

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hard Moser, ya que Auschwitz ha influido


3. Los espacios de recepción tan notablemente en el arte, es preciso qui-
zá concebirlo no sólo como un juego o
La cuestión de la indecibilidad de Ausch- mero ornamento, sino como una tarea dig-
witz, el carácter atroz de algo quizá impo- na y seria, como “la actividad propiamente
sible de representarse, de imaginarse o de metafísica del hombre”.15
narrarse no es algo relacionado tanto con
el hecho de decir la verdad como con la 3.1. Poesía
forma de decirla, de cómo decirla: “El pro- Como en alguna ocasión se ha dicho, la
blema aquí no es tampoco simplemente poesía de Paul Celan, especialmente su
contar la verdad, sino cómo contarla, por- poema Todesfuge16, constituye un “lamento
que no resulta creíble, ni imaginable”12. moral del Arte contra la Historia”.17 El
Esta es una experiencia común a todos conjunto de su obra poética es, como seña-
los supervivientes. Esa es la cuestión: para la Traverso, una “necesidad casi biológica
contar la verdad de aquello que resulta de expresión”, y su escritura se puede ins-
inimaginable, el único modo es la necesaria cribir, sin duda, contra las tesis de una pre-
mediación del arte, en su sentido más tendida incomunicabilidad o indecibilidad
amplio. Junto a los documentos que nos del aniquilamiento y del exterminio18.
informan de datos sobre lo que allí acon- Todesfuge lo escribió Celan, en su pri-
teció, con el propósito de incrementar mera versión, en torno a 1944-45, entre
nuestro grado de información, es preciso Czernovitz y Bucarest, y tras una primera
también ponernos en situación de imaginar edición en Viena (1948) en un libro titu-
en lo que pudo consistir el sufrimiento de lado Der Sand aus den Urnen (La arena
las víctimas y de los supervivientes. J-F. de las urnas) llena de erratas tipográficas,
Forges señala en este punto la necesidad es publicado en su versión definitiva en
de aprender a dominar la emoción, para 1952 en su libro Mohn und Gedächtnis
tomar conciencia profunda de ese dolor (Amapola y memoria). Celan se sorpren-
y abrirse a una comprensión capaz de pro- dió de la acogida inmediata del poema,
ducir compasión. Y ésta se logra no sólo una acogida que tuvo como efecto enre-
cuando leemos los testimonios de los darle dentro de la querella entre “poesía
supervivientes, o cuando un antiguo depor- comprometida” y “poesía pura”.
tado nos habla de su propia experiencia: El poema es de enorme importancia y,
la obra de arte es una mediación necesaria dentro de lo que cabe, desde luego de los
para la transmisión y para la recepción de más accesibles desde el punto de vista
Auschwitz.13 interpretativo y hermenéutico. De hecho
Podemos decir que, en este sentido, el se le ha calificado como “el mejor poema
arte ha sobrevivido a Auschwitz, pero se alemán de la posguerra”, aquél precisa-
trata de un arte distinto, un arte a través mente que resolvió la imposibilidad de
del que se puede mostrar el horror. Sólo escribir poesía después de Auschwitz, de
los “artistas” de la dimensión de Arnold que había hablado Adorno.
Schönberg y Claude Lanzmann, de Zoran En términos generales, la crítica y los
Music o de Paul Celan, por poner tan sólo especialistas en la obra poética de Celan
unos pocos ejemplos significativos, pueden tienden a destacar en Todesfuge dos fuen-
afrontar el extraordinario proyecto de tes temáticas principales en la tradición
recrear, de transmitir el mundo del Lager literaria y musical alemana: la Fuga y la
y de la Shoah.14 Así que, como comentaba Muerte. Fuga, desde luego, en su sentido
Imre Kertész en una entrevista con Ger- musical. Traverso comenta que no es de

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extrañar que Celan haya conservado el que escribe sus poemas, que la lengua hay
espíritu de las composiciones de Schubert, que inventarla de nuevo. O mejor: como
Mahler e incluso Wagner, así como la refe- queriendo purificar cada frase, cada pala-
rencia más explícita al Fausto de Goethe bra, cada vocablo. Limpiar la lengua, la
(“tu cabello de oro Margarete”). Pero lengua alemana, la lengua destruída en
sobre todo, el poema tiene su fuente prin- parte por quienes empleaban palabras her-
cipal de inspiración en un hecho real, que mosas para designar cosas terribles.
el amigo de Celan, Petre Solomon, anota Y es que quizá Celan sabía que la guerra
en la publicación que del poema hace en hace de un hombre corriente un poeta.
1944 en la revista de Bucarest Contempo- Como si sólo a través del poema pudiese
ranul: en el campo de exterminio de intentarse el milagro de humanizar, no lo
Lublin-Majdanek, se obligaba a tocar a una inhumano, sino lo tratado inhumanamen-
orquesta formada por judíos y cantar nos- te. Así, el poeta Celan practica su lengua
tálgicas canciones mientras otros cavaban desde una cierta memoria, y no solamente
sus tumbas. De hecho Solomon tituló el la suya, sino la memoria de los otros. Cons-
poema en rumano Tangoul Mortii (Tango truye su identidad de poeta desde el
de muerte). Sea como sea, como en La recuerdo del otro del cual habla en su poe-
muerte y la doncella de Schubert, o en el ma, del otro ausente, del otro que ya no
Réquiem alemán, de Brahms, “se pone en está, como queriendo volver más humana
conexión la nada y el orden, las paradojas su ausencia y menos muerte su muerte
de la aniquilación, la armonía para expre- haciéndole presente en la belleza del poe-
sar una aflicción externa”19: ma. En Celan, ¿acaso la poesía no es
memoria del ausente y sus palabras no
Negra leche del alba la bebemos de tarde
caminan hacia el otro que se representa
La bebemos a mediodía de mañana la bebe-
en el poema? El yo del poeta como repre-
mos de noche
sentación de la tragedia del otro.
Bebemos y bebemos
Cavamos una fosa en los aires no se yace
En Celan, por tanto, la poesía es a
allí estrecho
menudo un homenaje a la humanidad, un
Vive un hombre en la casa que juega con
homenaje que celebra, no la ausencia, sino
las serpientes que escribe
la presencia ausentada del otro. Ante la
En la casa vive un hombre
muerte del otro, el poeta canta preservan-
que escribe al oscurecer a Alemania tu pelo
do su memoria, resumiéndola en un poe-
de oro Margarete ma. Memoria poética ante el previsible
lo escribe y sale de la casa y brillan las estre- olvido del otro. Con Celan, después de
llas silba a sus mastines Auschwitz es en efecto posible escribir
silba a sus judíos hace cavar una fosa en la poesía, aunque quizá no está de más recor-
tierra dar –con Hans Mayer– hasta qué punto
nos ordena tocad a danzar sigue amenazada todavía la labor poética,
pese a los propios esfuerzos del poeta por
En Celan los poemas se estrechan. rehabilitar la lengua poética, y no tanto
Como si se tratase de una lengua astillada. porque el poema se resista a la escritura
Astillada a propósito. Las astillas de la len- cada vez que se recuerda Auschwitz, “sino
gua con las que Celan escribe sus poemas porque la cámara de gas no significa otra
son esas palabras, escuetamente palabras, cosa que el exterminio de las minorías y
breves si es posible, como desnudas y no consecuentemente del poeta”20.
acompañadas de otras partículas. Escribe Paul Celan sería el primer ejemplo, y
como queriendo mostrar, en la forma en tal vez el más claro, de la tesis que estamos

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defendiendo en este artículo: una auténtica nen los límites de las partes de la com-
transmisión de Auschwitz solamente es posición, sino más bien las de masas de
posible a través del silencio. Por descon- pintura que dan la impresión de sumergirse
tado, que el silencio no es mutismo, sino en la tela. Algunos críticos y analistas de
todo lo contrario. El silencio es una forma su obra señalan que la dimensión trágica
fundamental de expresión. Porque el silen- y la lección moral de las obras de Zoran
cio es, precisamente, la forma de expresión Music estriba en este equilibrio que man-
que muestra el acontecimiento de Ausch- tienen, entre la captación de lo real y la
witz en todo su dramatismo. La obra de descomposición de lo visible, una vez que
Celan, tal vez como ninguna otra, es así las formas pintadas llegan a formar parte
capaz de expresar ese silencio. de la superficie pintada. En sus figuras,
difuminadas en el espacio pictórico hasta
3.2. Pintura tornarse casi invisibles, se hace a veces
imposible que se distingan los elementos
Probablemente la referencia más impor-
de la composición, como si todo fuese un
tante en la recepción de Auschwitz en el
uno indiferenciado, un espacio total de for-
espacio de la pintura es la de Zoran
Music.21 Y lo es porque Music pinta sus mas mezcladas cuyos elementos integran-
dibujos no después, sino dentro de tes no se distinguen entre sí. Un auténtico
Dachau, una experiencia que le transformó amontonamiento de formas, como los
de modo radical su punto de vista sobre cadáveres apilados y amontonados en una
el mundo y sobre sí mismo: “Aprendí –es- fosa común tras su exterminio en masa.
cribe Music– a ver las cosas de otro modo. Como hemos dicho, muchos de los dibu-
Claro que no todo en mi pintura ha cam- jos de Music se crearon en el mismo campo
biado radicalmente más tarde. No es en de Dachau, a riesgo de su propia vida: “Co-
absoluto una reacción ante el espanto que mienzo a dibujar con temor –recuerda
redescubriera la beatitud de la infancia (...) Music. Quizás esto me ayude a sobrevivir.
Tras haber visto uno u otro signo de cadá- Quizás llegue a descubrir en este peligro
veres despojados, ante todo cadáveres des- un cierto motivo para oponerme. Empiezo
pojados de todo lo superfluo (...) creo probando en secreto, en el cajón que tengo
haber descubierto la horrorosa y trágica bajo el torno, con las cosas que veo en
verdad que estaba destinado a captar”22. el camino hacia la fábrica (...) Más tarde
Es la otra verdad: la verdad del cadáver dibujo en el campo mismo. Van pasando
desnudo, apilado, que muestra una verdad los días...y pronto me domina un ansia
desnuda y desprovista de heroísmo: el “ser increíble y urgente de dibujar (...) Dibujo
para la muerte”. La visión del hombre de como si estuviera en trance, me aferro con
Zoran Music es una visión agrietada y ais- mis últimas fuerzas a mis pedazos de papel.
lada por la presencia de los campos y sus Estoy como cegado por la magnitud absur-
horrores, y ésta se incorpora indefectible- da de los campos de cadáveres”. En este
mente a sus obras. En su obra, como en dibujar frenético es imprescindible captar-
su pintura de óleo sobre lienzo Hombre, lo todo, sin perder detalle, para que quede
de 1992, o bien en Nosotros no seremos el testimonio trágico del arte: “¡Al dibujar
los últimos, una acuarela de 1975, encon- me aferro a miles de detalles! Qué trágica
tramos una figuración concentrada donde elegancia la que se desprende de estos
el dibujo –meras figuras– predominan cuerpos quebradizos. Los detalles llegan
sobre la variedad de los colores. Es sor- a hacerse sobrenaturales: las manos, los
prendente y característico de su obra pic- dedos afilados, los pies, las bocas semia-
tórica que las líneas de sus figuras no defi- biertas que en una angustia extrema pare-

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cen querer sorber un resto de aire, los hue- resulta imprescindible referirse a dos auto-
sos apenas recubiertos por un pellejo blan- res y dos obras básicas, una compuesta y
co con un matiz violáceo apenas percep- estrenada dentro de un campo, por un no
tible”. judío, y otra, compuesta y estrenada en
Las hojas de papel en las que Music el exilio, por un judío. Nos referimos bre-
hace sus dibujos no son un alegato contra vemente a Oliver Messiaen y su Quatuor
algo, sino un testimonio, una crónica sobre pour la Fin du Temps (1940), y a Arnold
el mal, escrita –dibujada– en el mismo Schönberg, con Ein Überlebender aus Wars-
infierno. Pintor, como se ha dicho, del chau (1947).
silencio y del sobrecogimiento, los “per- Oliver Messiaen fue hecho prisionero
sonajes” de Music se debaten entre el ser en el verano de 1940. Internado en el cam-
y la nada, en el seno de una especie de po de Görlitz (Silesia) compuso el Cuarteto
espera irreal: “Vivíamos en un mundo que para el fin del tiempo, que se estrenó dentro
estaba más allá de todo lo que pueda ima- del campo en enero de 1941. La pieza cons-
ginarse, en un universo absurdo, dispara- ta de cuatro instrumentos (un piano, un
tado, irreal, un mundo que se encontraba violín, un clarinete y un violoncelo), los
posiblemente en otro planeta y que obe- únicos de los que disponía Messiaen en
decía a reglas difícilmente creíbles, pro- el campo, que producen una de las músicas
pias, y con un orden preciso y siniestro más desgarradoras de todo el siglo XX.
(...) En una apática espera, vivía en un pai- El Cuarteto de Messiaen muestra, por un
saje de muertos y moribundos”. Pero lado, el dramatismo del Lager, el sufri-
Music destaca, a través de trágicas pre- miento de los seres humanos allí interna-
guntas, su inquietud por la posibilidad de dos. Los instrumentos del Cuarteto pare-
poder mostrar, enseñar, sus obras: “Vida, cen, a menudo, gritos desgarradores de
muerte, para mí depende todo de esas dolor. Sin embargo, como en toda la obra
hojas de papel. ¿Pero llegarán a verse algu- del compositor francés, está presente la
na vez? ¿Podré llegar a enseñarlas?” Las religiosidad y la esperanza. La obra ter-
preguntas acentúan la dimensión trágica mina con la “Alabanza a la inmortalidad
de la verdad, la verdad del testimonio de de Jesús”.
Dachau y de los campos de exterminio. Algo notablemente distinto lo encontra-
Son preguntas que versan tanto sobre la mos en Un superviviente de Varsovia, de
identidad como sobre la esperanza, no ya Arnold Schönberg. En este caso no nos
de Music, sino sobre la esperanza del mun-
hallamos dentro del campo, ni en el guetto.
do y de la humanidad misma: “Me pre-
Estamos en América, en el exilio. Schön-
gunto: ¿Por qué estoy yo aquí? ¿Tiene
berg compone una pieza magistral, en la
algún sentido, sirve para algo haber vivido
que el texto es tan importante como la
todo esto? ¿Podría este mundo carente de
música. De hecho, Schönberg la compuso
todo sentido ser quizá un purgatorio? ¿Me
después de escuchar los relatos de los tes-
llevará a descubrir la verdad? ¿Acabaré
timonios recibidos, como él mismo dijo,
reconociendo, yo que he quedado reducido
directa o indirectamente.
a lo esencial, lo inútil que era todo lo que
La expresividad de esta obra es supre-
había hecho hasta entonces con mi
ma. Nos hallamos, probablemente, ante la
vida?”
cima de toda su producción. Un supervi-
3.3. Música viente de Varsovia es, desde nuestro punto
de vista, el ejemplo más claro de la recep-
La música es otro de los espacios culturales ción de Auschwitz en la música contem-
de recepción de Auschwitz. Creemos que poránea.

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La obra tiene dos partes. En la primera de material rodado, cinco años y medio
de ellas, un narrador, que se expresa en para terminar el montaje”24.
inglés, cuenta la imposibilidad de recor- No hay en ella ni ficción, ni documentos
darlo todo. Y, sin embargo, pese a la difi- de archivo, ni recreación de escenarios. No
cultad del recuerdo, el narrador relata es un documental. Shoah es una película
cómo comenzó el día. Sonó la diana de oral, en la que el director, Claude Lanz-
noche. Poco a poco salieron los viejos, los mann, busca supervivientes de los campos
enfermos. Tenían miedo. Mucho ruido, y por todo el mundo, y les invita a volver
mucha, mucha angustia. Una voz, un grito, al lugar del que sobrevivieron, a recordar,
en alemán, da órdenes. El sargento nazi hoy, desde hoy, lo que allí sucedió.
y sus hombres golpean a todo el mundo, Shoah es la película que muestra la
entre lamentos de dolor. El sargento orde- importancia del silencio al que antes nos
na numerarse. El sargento quiere saber, referíamos. Es una película oral y silen-
en un minuto, a cuántos va a enviar a la ciosa, es una película pudorosa. A dife-
cámara de gas... Y, de repente, todos jun- rencia de La lista de Schindler,25 Shoah
tos, cantan el Shema Yisrael. Esta es la muestra la huella, la ausencia, el vacío.
segunda parte de la obra. Es la expresión ¿Cómo poder imaginarse lo inimaginable?
de la esperanza frente a la catástrofe. En ¿Cómo poder hablar de lo inexpresable?
medio del horror, la fe, en el infierno, la Este es el reto que Lanzmann nos propone
esperanza. con su película, y la invitación dolorosa,
en ocasiones terriblemente dolorosa, –co-
3.4. Cine mo es el caso del peluquero Abraham
Auschwitz ha sido tratado de diversas y Bomba– a recordar. Bomba recuerda, des-
muy diferentes películas.23 La última etapa, de Israel, cómo cortaba el pelo a las muje-
película polaca estrenada en 1948 y diri- res que inmediatamente después entrarían
gida por Wanda Jakubowska; Nuit et Broui- en la cámara de gas de Treblinka. Y narra
llard (1955) de Alain Resnais; The Diary de historia de un compañero suyo, que se
of Ann Frank, adaptación cinematográfica encontró, entre ese grupo de mujeres, a
de 1959 de Francis Goodrich y Albert Hac- su esposa y a su hermana. De repente,
kett de su propia obra teatral; Kapo, pelí- Bomba se calla, enmudece. Silencio. Sola-
cula italiana realizada en 1960 por Gillo mente unas breves lágrimas. El director,
Pontecorvo; La Pasajera, film polaco de Lanzmann, le ruega que siga narrando,
1962, dirigido por Andrzej Munk; La lista recordando. “Es necesario”, le dice. Y
de Schindler (1993), de Steven Spielberg, Bomba, finalmente, continúa. Sin embar-
La vida es bella (1999) de Roberto Benigni, go, el espectador ha experimentado el
o la más reciente El tren de la vida (2000) silencio de Abraham Bomba. Un silencio
de Radu Mihaileanu son ejemplos más que que comunica más que las palabras, que
evidentes de la enorme importancia que no dice, que muestra.
Auschwitz ha tenido para el cine. Pero Los personajes de Shoah son supervi-
entre todas las películas, creemos que es vientes judíos, pero también personas que
Shoah (1974-1985), de Claude Lanzmann, vivían junto a los campos, polacos, alema-
la obra más representativa del tema que nes, y que asistieron, impasibles, al geno-
nos ocupa. cidio. Junto a ellos son estremecedores los
Shoah no es una película corriente. relatos de los verdugos, las descripciones
Lanzmann dedicó once años de su vida de la llegada al campo, la selección, el
a la elaboración del film. “Las cifras son gaseamiento... Lugares, voces, rostros: el
impresionantes por sí mismas: 350 horas arte de Lanzmann consiste en hacer hablar

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NOTAS Y DISCUSIONES

a los supervivientes hoy, en los lugares en


los que sucedió el horror, pero con el 4. Auschwitz como situación educativa
aspecto actual. Se trata de resucitar el radical
recuerdo a través del espacio, un espacio
que ha cambiado, y que desvela la memo- Desde la reflexión pedagógica29, la pregun-
ria, el tiempo. ta se puede formular de distintas formas,
Sin embargo, no todo han sido alaban- pero todas ellas inciden en lo mismo: ¿Có-
zas para Shoah. Tzvetan Todorov ha cri- mo escribir, leer, educar después del tota-
ticado la película en su libro Frente al límite. litarismo? ¿Qué cultura producir después
Para Todorov, Shoah no es un documental, de Auschwitz? Aquí, la respuesta es una
sino una obra de arte. Esto no es una crí- doble exigencia o imperativo: el imperativo
tica, sino todo lo contrario, porque al decir de Adorno de que “Auschwitz no se repi-
que Lanzmann crea una obra de arte y ta”30 y la exigencia enunciada por J-F. For-
no un documental, Todorov no está negan- ges de “educar contra Auschwitz”: “El
do a Shoah la capacidad “para decirnos deber de la memoria no tiene más sentido
la verdad sobre una época y sobre los acon- que conducir a la movilización para la aten-
tecimientos que se desarrollaron en ción y la resistencia sobre el presente y
ella.”26Sin embargo, objeta Todorov que, sobre el futuro”.31
sobre todo en la parte “polaca” de la pelí- La pregunta por esa recepción de lo dra-
cula, “Lanzmann perfirió mostrarnos sola- mático se tendrá que plantear, como puede
mente polacos antisemitas. Permanecen verse ya desde el principio, con la máxima
indiferentes ante el recuerdo de los sufri- exactitud y rigor, pero al mismo tiempo
mientos de los judíos, mantienen siempre con una sensibilidad extraordinaria, ya que
los mismos estereotipos sobre ellos, están en nuestra memoria se encuentra una iden-
contentos en definitiva de haberse desem- tidad humana profundamente lesionada y,
barazado de ellos”27. además, en esa misma memoria resuena,
La crítica de Todorov se dirige a la dife- paradójicamente, la inaudible palabra del
rencia que Lanzmann establece entre el niño Hurbinek. Se trata de ese niño nacido
comportamiento de los campesinos fran- en el infierno de Auschwitz a quien, al
ceses y los polacos. Según Todorov, Lanz- parecer, el único que tomó en serio, el úni-
mann cree que los campesinos franceses co que fue capaz de recibirle, a pesar de
“no habrían admitido jamás los campos de no entenderle, fue el adolescente
exterminio en su país –lo cual quiere decir Henek.
que los polacos son culpables de haberlos
Como lo ha destacado recientemente
admitido”28.
Michael Pollack en L’expérience concentra-
Si uno ve la película probablemente
tionnaire, el carácter “excepcional” de la
puede pensar que Todorov tiene razón. Sin
“experiencia extrema” de los campos de
embargo, considerada globalmente, Shoah
concentración vuelve problemáticos dos
es una de las obras de arte más extrao-
fenómenos centrales a nuestro tema: la
dinarias sobre la recepción de Auschwitz
identidad y la memoria. La identidad no
en la cultura occidental. Nadie puede pen-
resulta problemática, ni constituye una
sar después de Auschwitz sin tener pre-
preocupación, hasta que el sujeto se ve
sente este film magistral.
enfrentado a una situación de radical
extranjeridad y ajenidad frente a sí mismo,
es decir, salvo en aquellas circunstancias
en las que uno no se reconoce y no reco-
noce el universo extremo al que es aban-

ISEGORÍA/23 (2000) 233


NOTAS Y DISCUSIONES

donado o expulsado.32 La identidad de los que supone el encuentro de Henek y Hur-


supervivientes de los campos de concen- binek.34 Nuestra tesis es que este encuen-
tración es no sólo una identidad herida, tro define las condiciones bajo las cuales,
sino que además es una identidad profun- ya en términos más generales, la cultura
damente reconstruida y, por así decir, una occidental debería recibir o acoger el acon-
identidad reformada en un grupo de des- tecimiento brutal de Auschwitz. Porque
tino: el superviviente deconstruye en el Henek, que no tiene sin duda vocación
campo su identidad y luego se asimila al educadora alguna, se comporta como lo
grupo de destino del resto de los super- haría un verdadero educador: le trata más
vivientes, teniendo que llevar, fuera del maternalmente que paternalmente, atien-
campo, una vida normal, con la identidad de sus necesidades materiales con manos
anormal de quien se sabe que ha sobre- hábiles que no sienten repugnancia, y,
vivido al infierno. sobre todo, espera; tiene una confianza
Por otra parte, la mención que hacemos especial en que Hurbinek acabará hablan-
aquí al relato que presenta Primo Levi de do: se lo toma en serio, como hemos dicho.
Hurbinek en La tregua no es accidental, Le habla, y al hablarle sin cesar, Henek
sino más bien esencial de cara a la for- reconoce en Hurbinek a un ser humano,
mulación de la pregunta por la recepción aunque este sea incapaz de decir nada. La
de Auschwitz en la cultura occidental.33Su- palabra de Henek, una palabra que Hur-
binek no puede comprender, es una pala-
pongamos por un momento que esa cultura
bra destinada a reconocer en él su con-
es la cultura del logos, de la razón y de
dición de ser humano. Esa palabra de
la palabra, y que la figura que lo expresa
Henek es una palabra de reconocimiento
es, precisamente, el joven Henek. Y supon-
de la humanidad del pequeño Hurbinek,
gamos también que Auschwitz está per-
el infante sin palabra. Es una palabra que
fectamente expresado en la figura casi
cura, una palabra que da la palabra, que
paralítica de Hurbinek el niño, el infans
permite la palabra, que se abre y busca
carente de palabra. El encuentro entre uno otra palabra, como quien sale al encuentro
y otro es un encuentro singular. Se trata, de lo que más se ama. Una palabra que
claro está, de un encuentro pedagógico, en acoge y transmite el silencio de Hurbi-
el que alguien recibe a alguien (Henek a nek.
Hurbinek). Y la situación a la que nos
En este sentido, la educación, tal y como
enfrentamos es una situación educativa queda esta derivada del encuentro entre
radical. Con toda la seriedad del mundo, un niño y un adolescente, del encuentro
sin dar lugar a sensiblería alguna, Henek, entre la palabra muda y la palabra ya
el adolescente dotado de palabra, acoge adquirida, no es otra cosa que la voluntad
la palabra por venir y todavía no dicha de por hacer un lugar al otro dentro de uno,
Hurbinek. Con toda la seriedad del mun- aunque sea al precio de la propia decons-
do, Henek trata al pequeño Hurbinek trucción del propio yo, pero aceptando que
como si lo entendiese, como si fuese capaz este lugar de acogimiento no está ni pre-
de decir la palabra que todavía no ha pro- visto ni programado. Es buscar y desear
nunciado, la voz de la que es incapaz que surga la palabra en el otro, que el otro
aún. encuentre su propio modo de expresión,
En un bellísimo y atinado texto, peda- sin dictar la palabra que deba decir desde
gógicamente esclarecedor, Phillipe un a priori. Educar es, en fin, justo lo con-
Merieu, actual director del Centro Nacional trario del totalitarismo. Comentando este
de Investigación Pedagógica de París, ha texto de Merieu, Alain Finkielkraut señala
perfilado esta situación educativa radical en Une voix que vient de l’autre rive que

234 ISEGORÍA/23 (2000)


NOTAS Y DISCUSIONES

enseñar, después de Auschwitz, es abrirse, es una experiencia de recepción, es una


y no simplemente transmitir; en vez de experiencia de acogimiento del otro, y todo
comunicar un saber por medio de la pala- el misterio de la espera de la palabra del
bra, es el empeño por hacer surgir en el otro, en las condiciones más extremas y
otro una palabra que no se puede dictar menos apropiadas para que palabra alguna
desde ningún sitio previamente concebi- se pronuncie, como un homenaje al reco-
do35. nocimiento de la humanidad del sujeto al
Lo que se desencadena en este singular que se le había negado humanidad algu-
encuentro es una experiencia de donación, na.

NOTAS

1 9
Como señala Enzo Traverso: “una ruptura de Ver Le Breton, D. (1997): “Politiques du silence”,
humanidad y un desgarramiento de la historia, sin duda en Du silence. Essay, ed. cit., págs. 77-114
el más profundo del siglo” (Traverso, E. (1997): L’His- 10
Mate, R. (1999): “Epílogo para los que vivimos
toire déchirée. Essai sur Auschwitz et les intellectuels, después de Auschwitz”, en De Atenas a Jerusalén. Pen-
París, Cerf, pág. 10). sadores judíos de la Modernidad, Madrid, Akal, pág.
2
Weinrich, H. (1999): Leteo. Arte y crítica del olvido, 75: “Hay un antes y un después de Auschwitz. Lo que
Madrid, Siruela, pág. 351: “En toda introducción a caracteriza al hombre de después, es decir, a nosotros
la actividad científica, es decir, en la enseñanza uni- mismos, es la incapacidad de recordar debidamente,
versitaria, se debería enseñar –cosa que hasta ahora como si entre los daños irreversibles inferidos al ser
no ocurre–, además de las imprescindibles técnicas de humano hubiera estado la destrucción de la memoria.
adquisición de información, también el sutil arte de Para el hombre de después es fundamental la refe-
rechazar informaciones. Porque la ciencia ya no es rencia al tiempo, por dos razones: en primer lugar,
practicable hoy sin un claro componente de olvido.” para apropiarse de un instrumento analítico (me refie-
3
O lo que es lo mismo: vivimos insertos dentro ro al Nuevo Pensamiento) que fue acertado a la hora
de una tradición simbólica, cuyas limitaciones proba- de denunciar el peligro latente de los tiempos que
blemente debemos aprender a superar, pero justamen- corrían y que puede serlo hoy, ya que seguimos pen-
te por ello, porque no es elegible ni el tiempo ni el sando igual que antes, como si nada hubiera ocurrido;
espacio en que vivimos, debemos aprender a vivir y, en segundo lugar, para reencontrar la memoria:
teniendo detrás todo lo negativo que Auschwitz, como puesto que no somos capaces de recordar, empecemos
tradición que encarna el mal, contiene. Es necesario por conocer qué significa hablar de memoria.”
recordar lo que sucedió en Auschwitz para poder 11
La recepción de Auschwitz en el ámbito literario
extraer de allí una lección ética. Sobre este tema, en es enorme. Véase a título de ejemplo, puesto que no
relación al principio antropológico de la contingencia, trataremos específicamente este campo, sino que nos
ver: Marquard, O. (1986): Apologie des Zufälligen, centraremos únicamente en la poesía y concretamente
Reclam, Stuttgart. [Trad. cast. Apología de lo contin- en la obra de Paul Celan, los títulos siguientes: Wardi,
gente, Valencia, Alfons el Magnànim, 2000]. Ch. (1986): Le génocides dans la fiction romanesque,
4
Bauman, Z. (1998): Modernidad y Holocausto, París, PUF; Young, J. E. (1988): Writing and rewriting
Madrid, Sequitur. the Holocaust. Narrative and the consequences of inter-
5
Sobre la interpretación de Auschwitz como un cier- pretation, Bloomington-Indianapolis, Indiana Univer-
to acontecimiento “educativo” de orden radical pueden sity Press.
extraerse interesantes reflexiones de la lectura de los 12
Molinuevo, J. L. (1998): El espacio político del
textos siguientes: Finkielkraut, A. (2000): Une voix vient arte. Arte e historia en Heidegger, Madrid, Tecnos., pág.
de l’autre rive, París, Gallimard; Merieu, Ph. (1995): 65.
Mémoire et vigilance: quelle éducation?, Soirée Débat 13
Forges, J-F. (1997): Éduquer contre Auschwitz.
à Belley (Ain), 6 avril 1995. Historire et mémoire, ed. cit., pags. 13-14.
6
Le Breton, D. (1997): Du silence, París, Métailié. 14
Como señaló Raoul Hilberg, se trata de “una
7
Celan, P. (1994): “Argumentum e silentio”, en De recreación tal representa un acto de creación en sí”.
umbral en umbral, Madrid, Hiperión, pág. 109. (Trad. Véase Hilberg, R. (1996): La politique de la mémoire,
de Jesús Munárriz). París, Gallimard, pág.79.
8
Magris, C. (1999), El Danubio, Anagrama, Bar- 15
Kertész, I. (1999): “Le vingtième siècle est une
celona, pág. 131. machine à liquider permanente”, en Coquio, C.

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NOTAS Y DISCUSIONES

(comp.) Parler de camps, penser les génocides, ed, cit., y los campos de concentración, Valencia, Ediciones de
pág. 88. La mirada, pág. 28.
16
Citamos el poema por la reciente edición de las 25
Sobre la crítica a La lista de Schindler, véase R.
obras completas editadas por Trotta. Celan, P. (1999): Forster, “El ojo impúdico”, en El exilio de la palabra,
Obras Completas, Madrid, Trotta. Prólogo de Carlos Buenos Aires, Eudeba, 1999.
Ortega y traducción de José Luis Reina. Edición bilin- 26
Todorov, T. (1993): Frente al límite, México, Siglo
güe. También hemos tenido presente la edición de XXI, pág. 278.
Hiperión: Celan, P. (1996): Amapola y memoria, 27
Todorov, T. (1993): Frente al límite, ed. cit., pág.
Madrid, Hiperión, tercera edición revisada. Traducción 279.
y notas de Jesús Munárriz, edición bilingüe. 28
Todorov, T. (1993): Frente al límite, ed. cit., pág.
17
Ortega, C. (1999): “Prólogo. Que nadie testifique 280.
por el testigo”, en Paul Celan. Obras Completas, ed. 29
Sobre los peligros de una pedagogización de
cit., pág. 21
18
Auschwitz, como objeto de aprendizaje, ver: Schnur,
Traverso, E. (1997): “Paul Celan et la poésie de
E. (1997) Pédagogiser la Shoah?, Le Télémaque, nº
la destruction”, en L’Histoie déchirée, ed. cit., pág. 147.
9, pp. 5-20. Sobre la enseñanza de Auschwitz y el tra-
Sobre la cuestión de los límites de lo decible en la
tamiento pedagógico del Holocausto ver, además: Tra-
obra de Paul Celan resulta muy sugerente leer el artí-
verso, E. (1995): Insegnare Auschwitz. Questiones etiche,
culo de Ricardo Forster, “El imposible testimonio:
storiografiche, educative della deportazione e dello ster-
Celan en Derrida”, Pensamiento de los confines, núm.
minio, Turin, Bollati-Boringhieri; Forges, J-F.(1997):
8, Buenos Aires, págs. 77-90.
19
Éduquer contre Auschwitz: histoire et mémoire, ed. cit.;
Ortega, C. (1999): “Prólogo. Que nadie testifique
Short, G., Supple, C. y Klinger, K. (1999): L’Holocauste
por el testigo”, ed. cit., pág. 17.
dans les programmes scolaires: un point de vue européen,
20
Mayer, H. (1999): Historia maldita de la literatura.
Bruselas, Ëditions du Conseil de l’Europe; Supple, C.
La mujer, el homosexual, el judío, Madrid, Taurus, pág.
(1991): The teaching of the nazi Holocaust in North
408
21
Tyneside, Newcastle and Northumberland Schools,
Zoran Music nació en Görtz, en 1909, en la Aus-
Rapport; Supple, C. (1993): From prejudice to genocide
tria del imperio Austro-Húngaro. Debido a la ines-
– learning about the Holocaust, Trentham Books; Lan-
tabilidad geopolítica y militar, estuvo en contacto con
geweld, W. (1981): Holocaust: its meaning for political
diferentes lenguas y culturas , principalmente la eslo-
education, International Journal of Political Education,
vena, la alemana y la serbocroata. A los veinte años
vol. 4, nº 1-2.
conoce el paisaje de la Dalmacia, que resultará una 30
Adorno, Th. (1998): “Educación después de
fuente temática principal de su pintura, y en 1935 viaja
Auschwitz”, en Educación para la emancipación,
a España, donde encontrará dos fuentes temáticas más
Madrid, Morata, pág. 79
de inspiración en su obra: la meseta castellana y el
genio trágico de Goya. En 1944 es detenido por los
31
Forges, J-F. (1997): Éduquer contre Auschwitz, ed.
nazis, por sus ideas antifascistas, y deportado al campo cit., pág. 150
de concentración de Dachau, donde conseguirá sobre-
32
Pollack, M. (2000): L’expérience concentrationnai-
vivir hasta la liberación en 1945 re, ed. cit., pág. 10
22
Music, Z. (2000): “El arte después de Dachau”,
33
Levi, P. (1997): La tregua, Barcelona, Muchnik,
ABC Cultural, 18 de marzo de 2000, págs. 31-33. Todas cuarta edición, págs. 21-23
las citas de Music corresponden a este texto 34
Merieu, Ph. (1995): Mémoire et vigilance: quelle
23
Sobre la recepción de Auschwitz en el cine, véase éducation?, ed. cit., citado en: J-F. Forges (1997) Édu-
Avisar, I. (1988): Screaning the Holocaust. Cinema’s quer contre Auschwitz: histoire et mémoire, ed.cit., págs.
images of the inimaginable, Bloomington-Indianapolis, 124-125. Ver también el espléndio ensayo de Forster,
Indiana University Press, Insdorf, A. (1985): L’Holo- R. (1999): “Hurbinek: la palabra inaudible o el decir
causte à l’écran, París, Cerf. después de Auschwitz”, en El exilio de la palabra. En
24
Sánchez-Biosca, V. (1999): “Hier ist kein warum. torno a lo judío, ed. cit., págs. 237-246
A propósito de la memoria y la imagen de los campos 35
Finkielkraut, A. (2000): Une voix vient de l’autre
de la muerte”, en La memoria de los campos. El cine rive, ed. cit., pág. 118.

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