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Tres deseos inciertos:

La pata de mono en la literatura fantástica.

¿Cuál será la razón por la cual “La pata de mono”, de J. J. Jackobs se ha


convertido en uno de los cuentos emblemáticos de la literatura fantástica? ¿Cuál la
razón que lo ubica en las antologías de Borges, Bioy y Ocampo, al igual que en aquella
que ha realizado Walsh? ¿Qué llevó a Lovecraft a nombrarla en su ensayo El horror
sobrenatural en la literatura, aún cuando describe a su autor como un humorista?

El objetivo de este trabajo es demostrar que las características presentes en “La


pata de mono” convierten este cuento en una de las obras maestras de la literatura
fantástica, porque nuclea tres aspectos fundamentales del género: la vacilación, la
psicología y el terror.

Al pensar en literatura fantástica resulta prácticamente imposible no nombrar a


uno de sus principales teóricos: Tzvetan Todorov. Si bien es cierto que mucho se ha
escrito en cuanto al género luego de la obra del teórico, es igualmente cierto que
muchos que lo han hecho lo hicieron alejándose o acercándose a la teoría de Todorov,
como en el caso de Barrenechea. Es por esto que, al pensar en lo fantástico, difícilmente
podemos escapar del concepto de vacilación, que el crítico traduce como el momento de
duda que surge en el narrador de la historia, y que transmite al lector, el cual no puede
conocer si un acontecimiento X ha acontecido realmente o si este acontecimiento ha
sucedido por obra de un ser sobrenatural que aplica su esencia para llevar acabo dicha
intervención, o si, por el contrario, dicho acontecimiento ha sido producto de la mera
coincidencia.

Según las palabras de H. P. Lovecraft,la literatura fantástica es un género


extraño en sí mismo, porque sus elementos constitutivos ya estaban presentes desde la
época primitiva, donde el folklore y lo maravilloso se confundían, en ese mundo
primitivo donde los viejos contaban historias a los jóvenes no sólo para pasar sus
experiencias y conocimientos, sino para traspasar ese miedo a lo absoluto, a lo ominoso
y lo atemporal: el terror.

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