Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
2
Staff
MODERADORA DE TRADUCCIÓN
Liz de Rossi
TRADUCTORAS
3
Liz de Rossi Alysse Volkov Apolineah17
Geral Bett G. fmaryd
Cindylu Lipi-Lipi Arancha
Yasna.FU Kariza July Styles Tate,
Alessa Masllentyle Zely Mendel Val3
Lin.Salgado Meeny Eli Hart
andreaapaz
MODERADORA DE CORRECCIÓN
Alessa Masllentyle & *Andreina F*
CORRECTORAS
KAri_VAl Aldii Sapphire
*Andreina F* Liz de Rossi Andrea95
Nyssa Agus Winchester Alysse Volkov
DISEÑO
Aria
Sinopsis
L os encuentros en las bodas nunca llegan a nada.
Aquellos que participan en estas un poco retorcidas
actividades saben las reglas. Entrar. Echar un polvo. Salir. No hay
ninguna expectativa de relación. Es lo que es.
Dylan Sparks sabe las reglas. Está familiarizada con el protocolo. Y se
4
—¿Ves al hombre sentado cinco filas atrás al final con la cola de caballo?
Me río y sus ojos se abren. —¿Cola de caballo? ¿No dijiste que Ian tenía una
cola de caballo?
—Bueno, la tiene. Y me deja jalarla cuando me estoy viniendo.
—Condenadamente caliente. ¡Lo conseguiste, Juls! —Joey comienza a
abanicarse el rostro y sé que tengo que hacer lo mismo. Mis mejillas de repente se
sienten como si estuvieran en fuego. Aunque, no debería estar tan sorprendida por el
comentario de mi mejor amiga. Entre nosotros tres, estamos completamente súper
obsesionados con el apéndice masculino.
—De todas formas —continúa manteniendo la voz—… los tres hombres que se
ven igualmente deliciosos junto a él son todos sus colegas. Y Billy… —se encuentra
con ojos ansiosos de Joey—, es el que está al lado de los dos asientos vacíos. Mejor
dense prisa y agárrenlos antes de que alguien más lo haga. Oh, mierda. —Mira su reloj
y nos empuja hacia adelante en la habitación—. Siéntense. Rápido. —Hace clic con
sus tacones mientras se aleja cuando miro por el pasillo central donde la novia
caminará de un momento a otro. Mierda. No puedo caminar por ese pasillo a mi asiento. Eso
tiene que ser una especie de extraño karma, caminar donde la novia de tu ex—novio está a punto
de caminar. No, gracias. No necesito ese tipo de mala suerte.
—Vamos. —Agarro la manga de Joey y lo jalo conmigo hacia el lado izquierdo
de la sala, caminando rápidamente las filas de sillas hasta que nos detenemos en la
quinta fila. Ian, el Sr. Cola de caballo, levanta la vista y me sonríe. Ooohhh él es lindo—.
Discúlpame —digo en voz baja. Doy un paso entre sus largas piernas y la silla frente a
él, tratando de hacer rápidamente mi camino a los dos asientos vacíos. No hay mucho
espacio para moverme a través y río interiormente al pensar en mi musculoso asistente
de un metro noventa haciendo el mismo contoneo justo detrás de mí. Las luces
comienzan a apagarse, indicando que la ceremonia está a punto de empezar, así que
me muevo más rápido, Joey empujando contra mi espalda.
—Oh, mierda. —Mi talón se desliza en el brazo de una chaqueta que cuelga en
la parte posterior de una silla y me caigo hacia atrás, chocando directamente en el
regazo del hombre sentado dos asientos más allá de Ian. Sus manos agarran
rápidamente mi cintura y jadeo por el contacto. Oh, genial. Buen trabajo, Dylan. Al bajar
la mirada lentamente, veo el par más sexy de manos que he visto jamás. Son grandes;
sus dedos largos y agarrando firmemente mis caderas. Ligeramente bronceadas
contrastando hermosamente con mi vestido negro y oigo unas risas ahogadas que
vienen de atrás y ambos lados de mí. Levanto mi mirada para encontrarme con la de
Joey que está sonriendo ampliamente, mirando graciosamente detrás de mí a quien sea
el regazo del que estoy sentada. Me pongo de pie rápidamente y me doy la vuelta,
consiguiendo la primera mirada real del hombre con el que mi culo esta ahora
familiarizado—. Oh, mierda —jadeo, viendo una pequeña sonrisa formarse en la
comisura de su perfecta boca. Oh Dios quiero esa boca sobre mí. Rellena y rosa con una
hendidura predominante corriendo por el medio de la parte inferior. Su lengua se 9
asoma y lentamente lo lame. Guau.
—Ya dijiste eso, amor. —Santa maldita mierda esa voz. ¿Estás bromeándome con esa
voz? Grave y dulce, casi puedo saborearla. Mis ojos escanean rápidamente el resto de
su cara mientras Joey me da un codazo en la espalda, instándome a seguir
adelante. Que se joda. Puede esperar un segundo y permitirme maravillarme de este espectáculo
en frente de mí. Su cuerpo está en forma, construido, y sin duda hace un buen uso del
gimnasio. Cabello castaño oscuro perfectamente despeinado que se sale un poco fuera,
llamativos ojos verdes que están pegados a los míos y una fuerte mandíbula. Jesús, ¿este
tipo es de verdad? Él podría ser un jodido modelo así como luce.
—Yo... eh... yo... lo siento. —Tragando con fuerza después de mi pobre intento
de oración, me muevo con rapidez y caigo de nuevo en la silla más cercana al pasillo,
mi pecho agitándose rápidamente en mi vestido.
—¿Qué demonios fue eso? —susurra Joey mientras se sienta a mi lado,
bloqueando mi vista en su totalidad del chico más caliente que he visto en persona.
—No lo sé. Me caí.
—Eres un tipo de zorra que lo hizo a propósito. Cristo en una galleta él es
caliente. —Joey se inclina hacia atrás un poco y me encuentro con los ojos del hombre
brevemente antes de dejar caer mi cabeza, mis mejillas al instante se ruborizan—.
¿Consiguió ponerse duro? ¿Es grande? Él parece enorme.
Me tapo la boca después de que un fuerte jadeo escapa. —Jesús, tienes cero
filtro. Gracias a Dios no estamos en una iglesia. Sin embargo, él parece enorme, ¿no?
—Nos reímos y hacemos gestos vulgares entre nosotros mientras la música de fiesta de
la boda comienza a jugar.
—Apuesto a que es más grande que Justin —bromea y mis ojos se abren.
—¿Hablas en serio? El portador de los anillos es probablemente más grande que
Justin.
Su boca cae abierta. —Sabía que tenía un pene pequeño, maldita sea. Nunca lo
admitiste.
—Sí. —Muevo mi dedo meñique y se rompe—. Deberíamos de haberle
conseguido a Sara un consolador como su regalo de bodas. Va a necesitarlo.
Oh Dios mío. Joey hace una mueca mientras veo la parte delantera de la sala.
Mis ojos al instante caen sobre Justin que ahora está de pie junto a sus padrinos de
boda. Maldito infierno, él se ve bien. Tenía la esperanza de que se engordara.
—¿Estás bien? —susurra Joey y asiento, girando lentamente en mi asiento para
poder ver a las damas de honor caminando por el pasillo. Están todas usando esos
vestidos color melocotón que barren a lo largo del piso con cada paso que dan. Le
sonrío a la niña de las flores mientras rocía pétalos a lo largo del camino y se instala en
la parte delantera con el resto de la fiesta. La habitación es preciosa, todo en blanco y
coral. Largos cilindros de cristal alinean cada fila de sillas y pequeñas velas votivas
encendidas flotan en el agua donde están colocadas. Las calas se extienden por toda la 10
habitación en jarrones, encima de mesas, y cada una de las damas de honor sostiene
una. Con el cambio de la música, todos los invitados se ponen de pie y vuelven la
cabeza hacia el fondo de la sala. Mis ojos inmediatamente encuentran los de Juls
cuando se pone de pie junto a la puerta.
—¿Estás bien? —gesticula.
—Lo que sea —contesto. Da un paso y abre las puertas dobles, permitiéndole a
Sara caminar con su padre.
Paso el resto de la ceremonia mirando fijamente mi regazo hacia mis uñas.
Están recién pintadas de un color ciruela profundo y sonrío al ver el glaseado
manchando el nudillo del dedo anular izquierdo. Lo hago estallar en mi boca y chupo,
gimo en voz baja con el sabor dulce de azúcar mientras Joey llora como un bebé a mi
lado. Para mi sorpresa, no estoy emocional en absoluto. Las bodas por lo general me
convirtieron en una idiota lloriqueando pero hoy, en esta boda en especial, estoy sin
emociones. Supongo que una parte de mí debe sentirse un poco triste. No porque mi
ex—novio se va a casar con alguien que no sea yo, sino porque perdí dos años de mi
vida en una relación que casi me rompió. Y volver a verlo es un recordatorio de toda
esa pérdida de tiempo. Un recordatorio molesto. ¿Por qué demonios incluso me quede con
él durante tanto tiempo? Definitivamente no fue por el sexo. El sexo con Justin era
aburrido y monótono. Ni una sola vez me llevó al orgasmo. Ni una sola vez. Tenía que
terminar por mí después de que él salía de la cama y se dirigía al cuarto de baño. Por
supuesto, siempre le dejé creer que me hacía venir. Tenía que darle al hombre algo.
Levanto mi cabeza, mirando fijamente su perfil. De nada, idiota.
—Y ahora es con honor que les presento por primera vez, al señor y la señora
Banks. Ahora puede besar a la novia. —Todo el mundo se pone de pie y aplaude y,
por supuesto, sigo su ejemplo. Sería grosero si no y no estoy amargada así que lo que
sea, animo. Justin y Sara comparten un beso y se ganan unos silbidos del público.
Siento el apretón de manos de Joey y levanto la vista a sus grandes ojos azules.
—No puedo esperar para ir a tomar mi peso en tragos —le susurro a él.
Se inclina y presiona sus labios en mi oído. —Y no puedo esperar a que mis
manos vaguen por los pantalones de este jugador junto a mí. Tal vez jugar un poco con
la punta.
—Jesús. Lo harías. —Todo el mundo está mirando a la novia y el novio
caminando por el pasillo pero estoy perdida en la tonta conversación con uno de mis
amigos más cercanos. Estoy riendo tan fuerte que las lágrimas empiezan a llenar mis
ojos. Y éstas serán las únicas lágrimas derramadas por mí hoy.
—Vamos Dylan, sabes que quieres deslizarte en un rincón oscuro con tu
hombre misterioso en cuyo regazo accidentalmente caíste. Tal vez hacer un poco de
algo más en ese regazo suyo.
Levanto la ceja y me inclino hacia atrás, viendo unos penetrantes ojos verdes
mirando los míos al instante. Una pequeña sonrisa tira en la esquina de su boca. Dulce
madre, es una preciosidad. Me inclino rápidamente hacia delante y trato de enfrentarlo, 11
pero fallo miserablemente mientras mi malvada sonrisa cruza a través de mi cara. —
Diablos, sí lo hago. Me encantan las malditas bodas.
2
Traducido por Apolineah17, Geral & Angy de Rossi
L
Corregido por KAri_VAl
os invitados están en una fila que va desde El Gran Salón hasta arriba
de la enorme escalera del segundo piso. Una vez que Joey y yo llegamos
a la parte superior, nos quedamos allí de pie por un momento para
disfrutar de nuestro entorno. Todo el segundo piso es la sala de recepción y está
ridículamente ataviada de coral y alcatraces.
—Santo infierno. ¿Aquellas son esculturas de hielo?
Mis ojos siguen el gesto de Joey hacia el lado derecho de habitación.
12
—¿Eso no es un poco exagerado? ¡Ooohhh ahí está el pastel!
—Te dije que lo entregué. Siento que dudes de mis habilidades como tu
asistente de confianza.
Empujo su hombro mientras caminamos hacia el lugar donde está la mesa
plegable.
—Y siento que tú realmente amas a Sam y sólo tienes miedo de admitirlo.
Inclinando la cabeza hacia atrás, ríe en voz alta.
—¿Qué tan malo sería si empezamos a hacer nuestras entregas en un
Lamborghini?
—Muy malo y extremadamente incómodo. Tal vez cuando hagamos nuestro
primer millón vamos a derrocharlo en un vehículo de entregas de lujo. —Agarro
nuestra tarjeta de lugar—.Vamos, estamos en la mesa doce.
En realidad no me importaba en que mesa estuviéramos, con tal de que no
tuviéramos una visión directa de la mesa nupcial. Justin todavía no había hecho
contacto visual y esperaba que se mantuviera así. Y con todas estas personas
asistiendo, evitarlo no debería ser un problema. Mesas redondas cubrían tres lados de
una enorme pista de baile de madera, la mesa nupcial estaba elevada en una
plataforma y con vista a los invitados. Las mesas están cubiertas de lino blanco con
cintas color coral puestas a lo largo de los bordes y una hermosa cala llena de
alcatraces. El DJ ya está tocando música y unas pocas personas están bailando
mientras otras se mezclan alrededor de las mesas, charlando y disfrutando.
—Allí están ustedes dos. —Juls viene escabulléndose hacia nosotros en sus
tacones peligrosamente altos y agarra nuestros antebrazos cuando admiramos las
esculturas—. ¿Cómo quedó? Sean honestos. —Inclino mi cabeza hacia un lado y
frunzo mi nariz hacia arriba mientras Joey frota la parte posterior de su cuello,
aparentemente adolorido. Juls entra en pánico, sus ojos se enfurecen y sus dedos
inmediatamente frotan su frente.
—¡Quedó genial! —grito a medida que el alivio corre sobre ella, seguida de una
severa mirada voy a patear tu culo.
—Como siempre, eres una maldita perra, Juls. Si alguna vez me caso, tú
organizarás ese espectáculo. —Joey frota sus hombros desnudos y ella le guiña el ojo.
—Bueno, sólo tengo un par de minutos de sobra antes de tener que alinear la
fiesta nupcial para entrar así que… —Camina entre nosotros y envuelve sus brazos a
través de los nuestros—, vamos a presentarles a algunas personas atractivas. —Oh,
mierda. Casi me olvido del chico caliente del regazo. Casi.
—Oh, Dios mío, Juls, te lo perdiste —dice Joey entre una risa.
Me inclino y siseo.
—Cállate, Joey. 13
—¿Qué? ¿Qué me perdí? —Mueve la cabeza hacia atrás y hacia adelante entre
nosotros dos mientras bajo la mirada.
No te atrevas. Sigo siendo tu jeja y despediré tu culo justo aquí. Debe haber leído mis
pensamientos porque nunca termina su oración, o tal vez es porque ahora estamos de
pie frente al caliente club de caramelo de los chicos de Chicago. Los cuatro están de
pie cerca de una mesa conversando entre sí, pero todas las conversaciones se detienen
mientras caminamos. Todos, y me refiero a todos ellos, son demasiado atractivos para
funcionar correctamente alrededor. Y ahora de repente se siente como mil grados más
caliente este lugar.
—Ahí está mi chica. —Ian estira su mano y Juls la toma, dándole un rápido
beso en la mejilla antes de retroceder. Mantengo mis ojos en Ian; no queriendo
desplazarme hacia el hombre cuyos ojos sabía que estaban sobre mí. Podía sentirlos
haciendo un agujero en mi perfil.
—Chicos, me gustaría presentarles a mi mejor amiga, Dylan. —Su mano agarra
la mía y tira de mí hacia adelante a medida que levanto la mirada y recorro mis ojos
por la fila de hombres, deteniéndome en el más cercano a mí. Maldita sea, sigue viéndose
más atractivo—. Y este es Joey, el gay más caliente de Chicago.
—Oh, por favor, perra de Illinois. No hay que restarle importancia a mi
atractivo sexual. —Joey endereza su corbata e intento no reírme. Mi asistente no tiene
pudor.
Juls mira de reojo su reloj Tiffany y sus ojos se abren como platos.
—Mierda. Ian, ¿terminarías las presentaciones? Necesito hacerme cargo de
alguna mierda.
—Claro que sí, nena. Sin embargo, sé rápida. —Se aferra a su mano con fuerza,
haciéndola dar un tirón lejos juguetonamente antes de que su sonrisa aterrice sobre mí.
—Cristo, eres tan mandilón —dice en voz baja el hombre rubio al lado de Ian.
Lo miro rápidamente, sonriendo ante la idea de que Ian esté tan completamente
atrapado por mi mejor amiga. Los dos empezaron a salir hace un par de meses y ella
ya está perdidamente enamorada de él. Debido a sus agendas ocupadas, ésta es en
realidad nuestra primera vez reuniéndonos y por lo que puedo decir por la forma en
que él la mira, parece igual de enamorado.
Ian mira al rubio que ríe alrededor de su bebida antes de girarse de nuevo hacia
mí.
—Dylan, es agradable conocerte finalmente. —Extiende su mano hacia mí con
una sonrisa genuina mientras la estrecho. Ian es alto y bien construido, muy
musculoso, con un cabello casi negro azabache que es apenas lo suficientemente largo
para peinarlo en su coleta. Sus ojos marrones me miran amablemente.
—Sí, a ti también, Ian. He escuchado tantas cosas encantadoras de Juls.
Estrecha la mano de Joey e intercambia algunas bromas a medida que mis ojos 14
se esfuerzan por no mirar al hombre de pie directamente a mi izquierda.
—Y estos son mis socios de trabajo y compañeros, Trent, Billy y Reese —dice,
señalando la línea de hombres. Reese. Por supuesto que ese es su nombre. Un chico que luce
así no debería llamarse con algo no tan atractivamente como Ted o Joe. Estrecho la mano de
Trent y Billy mientras ellos dicen lo agradable que es conocerme. Trent, que hizo el
comentario sobre ser mandilón, es el más bajo del grupo con cabello rubio casi blanco
que se enrosca en los extremos. Y Billy, quien sólo tiene ojos para Joey en este
momento, tiene cabello rubio rojizo que mantiene muy corto y aretes de diamante en
ambos oídos. Empiezo a morder el interior de mi mejilla a medida que giro mi cuerpo
hacia Reese.
—Dylan, creo que ya nos hemos conocido brevemente. —Extiende su mano y
pongo mi mano en la suya sin dudarlo, sintiendo sus dedos callosos hacer cosquillas a
mi piel. Tengo que levantar la mirada para verlo, a pesar de que estoy usando uno de
mis pares de tacones más altos. Tiene un torso que se extiende por kilómetros, uno en
el que me gustaría envolverme. Su traje gris perfectamente a la medida se enmarca a su
duro cuerpo casi de manera injusta y mientras sonríe, diminutas líneas aparecen junto
a sus ojos. Suspiro. Su atractivo es un poco desconcertante.
—Sí, brevemente. Lo siento mucho por eso. —En realidad no.
Todavía sosteniendo mi mano se inclina un poco, su aliento calentando mi
rostro.
—Yo no. Vamos por una bebida.
Tropiezo un poco ante la cercanía de su rostro con el mío, pero de alguna
manera me las arreglo para asentir rápidamente, de acuerdo con su solicitud.
Finalmente soltando mi mano, me encuentro con la mirada de Joey y me guiña el ojo
antes de que me dé la vuelta y camine al lado de Reese hacia la barra. Quiero extender
la mano y deslizar mi mano de nuevo en la suya, pero no lo hago. Eso sería raro.
Mantente fuerte. Resiste el impulso.
—¿Qué puedo ofrecerles? —pregunta el joven camarero y me doy cuenta
después de un largo momento de silencio que Reese está esperando que haga mi
pedido, mirándome con una sonrisa divertida.
—Oh, ummm, Jack1 y Coca Cola, por favor.
El guapo a mi lado levanta las cejas ante mi selección de bebida.
—¿Nada de bebida de chicas para ti?
Niego con la cabeza y cepillo mi cabello detrás de mi oreja. Nunca he sido del
tipo de chica que ordena Martinis y bebidas con sabor a fruta que cuestan ocho dólares
cada uno.
—Tomaré lo mismo. —Sus dedos rasguean el mostrador mientras trato de no
mirar su perfil, la cual es una tarea extremadamente difícil. El hombre es demasiado
hermoso para no mirarlo fijamente. Me entregan mi bebida e inmediatamente le doy 15
un largo trago—. Así que, no creo alguna vez haber conocido a una mujer llamada
Dylan antes. Y definitivamente no creo que alguna vez haya tenido a una Dylan
cayendo en mi regazo. —Sus labios tocan el vaso y me le quedo mirando un poco más
de lo que pretendía cuando el líquido se introduce en su boca. Y ahora de repente estoy
celosa de su bebida.
Me muevo sobre mis pies, parpadeando mi mirada hasta alcanzar sus ojos.
—Oh, um, mis padres estaban un poco obsesionados con el cantante. Habían
elegido el nombre de Dylan antes de descubrir el sexo y decidieron que sin importar
qué, ese iba a ser el nombre. Así que aquí estoy.
Él sonríe.
—Sí, aquí estás. ¿Te gusta algo de su música?
Lo pienso por un momento antes de responder.
—Me gusta esa canción de American Girl.
Sonriendo ligeramente, se apoya contra la barra, su alta figura elevándose sobre
la mía y la de los camareros.
—Ése es Tom Petty —me corrige, sus labios curvándose hacia arriba con
diversión.
—Oh, entonces no tengo idea de si me gusta alguna de sus canciones o no. —
Envuelvo mis labios alrededor de la pequeña pajilla y su mandíbula se tiesa, una
pequeña contracción apareciendo en el agudo ángulo de la misma. Se aclara la
Contador Público Certificado. CPA por sus siglas en inglés Certified Public Accountant.
2
26
3
Traducido por Bett G., SOS Bett G. & Alysse Volkov
E
Corregido por KAri_Val
l domingo fue completamente borroso. Me pasé todo el día en la cama
a menos que tuviera que usar el baño o conseguir algo de la cocina.
Después de varias llamadas perdidas y textos de Joey, finalmente
apagué mi teléfono y lo mantuve así el resto del día. Juls probablemente le hizo
enterarse de que Reese era casado, pero mientras que ella iba a estar dándome un
sermón sobre el tema, Joey chocaría las manos conmigo, insistiendo en que le diera
todos los detalles jugosos sobre la conexión. Y no estaba de humor para cualquiera de
los dos. No quería pensar en el mejor orgasmo que jamás había tenido. No quería
27
pensar en la forma en que sus labios se sentían contra los míos, contra mi piel, el sabor
de su boca, su olor, la forma en que su cara se veía cuando se vino, el sonido de mi
nombre en sus labios, la forma en que me miró cuando me folló en el lavamanos, o lo
ridículamente enorme que era. Porque él estaba casado. Era malditamente casado y un
completo estúpido por follar conmigo a espaldas de su esposa. Ni siquiera puedo tener
una aventura de una noche sin que explote en mi cara. Y luego estaba el cabrón de mi
ex novio. Siguiéndome afuera y poniendo sus manos sobre mí de esa manera, cuando
debería estar pegado al lado de su nueva esposa. Hablando de basura. Por supuesto, él
fue engañado en su propia boda lo cual no podía encantarme más. Ese bastardo tenía
todo lo que se merecía y cualquier otra cosa que se acercara a él. Espero que no se
entere sobre las indiscreciones de su esposa por un tiempo y piense que está en un
matrimonio amoroso cuando en realidad ella está fuera jodiendo con todo lo que se
mueve.
***
Mi molesta alarma me despierta a las 5:00 de la mañana el lunes, como de
costumbre. Me gusta correr en las mañanas antes de abrir la tienda, principalmente
debido a la gran cantidad de consumo de azúcar que ocurre regularmente entre Joey y
yo durante las horas de trabajo. Vestida en mi ropa de correr, agarro mi teléfono y las
llaves de mi mesita de noche y bajo las escaleras a la cocina grande. Vivo en un
pequeño ático encima de la pastelería y tengo abierto el lugar desde hace tres años. Es
práctico para mí vivir en mi trabajo ya que hay días en que estoy obligada a levantarme
en medio de la noche para trabajar en algo para un cliente. Mi ático consta de una gran
sala que separé en dos con una pantalla decorativa, dándole a mi dormitorio un poco
de privacidad de la sala de estar y la cocina. Es pequeño, pintoresco y barato. El
alquiler de la habitación por encima de la panadería sólo me cuesta $850 al mes, lo que
es relativamente barato para la zona centro de Chicago. Por debajo del ático, las
escaleras llevan hacia el gran espacio de la cocina/trabajo donde paso la mayoría de
mi tiempo, con una puerta que conduce a la pastelería principal. Me abro paso a través
de esa puerta y sonrió a la cara de Joey que está presionada contra el cristal, mirando
dentro. Él nunca se pierde una carrera. Doy un paso fuera y cierro detrás de mí, al ver
su expresión de enojo mirándome cuando me giro para saludarlo.
—Bueno, gracias a Dios no estás muerta. ¿Qué carajo? Te llamé un millón de
veces ayer. —Estira su espalda girando de izquierda a derecha—. Creo que te dije que
quería detalles.
Me agacho y alcanzo mis dedos de los pies y él hace lo mismo. —Lo siento.
Necesitaba revisarme mentalmente ayer. La boda fue un poco demasiado. —El
eufemismo del siglo. Estirando mis tendones, me levanto y presiono mi mano contra la
ventana de la panadería para no perder el equilibrio.
—¿Y vas a quedarte ahí y no me dirás qué diablos significa eso?
—Estoy segura de que ya lo sabes todo, reina de los chismes. ¿Juls no ha
derramado la gran sorpresa?
Empezamos a correr juntos por la acera, nuestros pies golpeando el pavimento, 28
al mismo tiempo. Afuera ya está caliente como el infierno lo que sólo sube mi nivel de
molestia.
—¿Qué gran sorpresa? Juls pasó el resto de la recepción succionando la cara de
Ian y Dios sabe qué más y comí mi peso en pastel después de que vi a Billy
coqueteando con un mesero.
—Oh, mierda. Lo siento, Joey. Eso realmente apesta.
—Lo que sea. Terminó llevándome a casa y lo hice en la parte trasera de su
Denali como castigo.
Empujo su brazo, pero no se mueve. El hombre es una montaña de músculos.
—Jesús. Bueno, supongo que le enseñaste.
—Oh, lo hice. Ahora, ¿qué sorpresa? —Hacemos nuestra caminata habitual por
la Calle Fayette en la acera desierta, Joey inicia el ritmo como siempre lo hace.
—Reese es casado. —Dios todavía apesta decirlo hoy en voz alta. Y porqué mi corazón
físicamente duele con en el sonido de eso. No podía estar más afectada por conectar en una boda,
no importa que tan bueno fue el sexo. Dejo de correr y miro hacia atrás a Joey que está
congelado en el pavimento, sus rizos rubios pegándose a su frente por el sudor.
—¿Él qué? —Se pone en marcha de nuevo, momentáneamente aturdido y me
muevo con él.
—Ya me escuchaste. Malditamente casado. Por supuesto, no lo mencionó
antes, durante o después de nuestro sexo caliente como el infierno en el baño de
hombres. Él simplemente me preguntó: ¿Qué demonios fue eso? Después de que se vino,
me dijo que lo sentía, y siguió a lo suyo. —Empujo mis piernas más rápido ya que
corremos en una pequeña colina, sintiendo la quemadura en mis muslos.
—Que idiota. ¿Sin embargo, estás segura? Quiero decir, no vi un anillo y lo
sabes es la primera cosa que busco.
—Sí, también lo hago, Ian le dijo Juls que él estaba casado. Probablemente no
usaba su anillo para así poder follarme a ciegas. Ah, y se me olvidaba, para rematar la
noche, Justin me siguió afuera insinuándome tener sexo con él ya que los hombres
casados son lo mío ahora. —Imbécil.
Joey asiente hacia mí, los ojos muy abiertos. —¿Hablas jodidamente en serio
ahora? ¿Dónde diablos estaba yo cuando todo esto pasó? Oh, cierto, estaba
comiéndome mis malditos sentimientos. —Él retoma su ritmo mientras lucho detrás
de él.
—¡Ve más despacio! Tus piernas son kilómetros más largas que las mías.
—Mierda, lo siento. —Vuelve a mi lado—. Siento lo de Reese, bizcochito.
Realmente lo siento. Pero…
29
—No lo digas, Joey. —Sabía exactamente cuáles eran sus siguientes palabras.
—Sólo estoy diciendo…
—Cállate, Holt —declaré cuando se dio la vuelta para mirarme, sin esfuerzo
corriendo hacia atrás.
—Podrías ser la amante sexy. Si el sexo era tan bueno, ¿por qué dejarlo? —
Ahora comienzo a correr y escucho su chillido cuando se pone al corriente en cuestión
de segundos.
—¿Estás loco? No voy a ser su jodida amiga de al lado. No me importa lo
increíble que era el sexo o lo duro que me hizo venir. ¡Al diablo! —Me limpio la frente
con la palma de mi mano, el sudor comenzando a construirse en mi piel.
—¿Ooohhh lo duro que hizo que te vinieras? ¿Era enorme? Por favor, dime que
no tenía algún gancho extraño como Billy. —Sacude la cabeza rápidamente—. No
estoy muy seguro de cómo me siento acerca de eso todavía.
—Jesucristo. Es demasiado pronto para hablar de tamaños de pene y de formas
curvas. —Me detengo—. Pero para que conste, es enorme y lo más erguido que
pretendías ser en la escuela secundaria.
—Lo sabía. Maldita sea. Perra suertuda.
Corrimos en silencio el resto del camino por el barrio, los únicos ruidos que
venían de nosotros era nuestra respiración y el sonido de los zapatos golpeando el
pavimento. Corrí rápido y duro, tratando desesperadamente de sacar de mi memoria a
Reese y nuestra conexión de mi cabeza y con la esperanza de escapar de ella. Pero eso
no iba a suceder, al menos no hoy. Y no estaba pasando por mi compañero de
entrenamiento tampoco. Casi podía oír la mente de Joey trabajando mientras
corríamos, probablemente dando con todos los posibles escenarios de encuentros
secretos entre Reese y yo. Sobra decir que la caminata de cinco millas de hoy fue tanto
mental como físicamente agotadora.
Me duché y me vestí para el día después de despedirme de Joey para que
pudiera hacer lo mismo. Sólo vivía a pocas cuadras de la pastelería y estaría de vuelta
antes de que abriéramos a las 7:00 a.m. Él era mi único empleado en este momento, ya
que no tuve tiempo de contratar a nadie para reemplazar a Tiffany después de que la
despedí. No estaba del todo segura de que necesitaba a nadie más trabajando para mí,
Joey y yo parecíamos manejarnos muy bien por nuestra cuenta. Crecí con él, fuimos a
la escuela secundaria juntos y luego a la universidad donde ambos estudiamos
negocios. Él fue más que un apoyo cuando soñaba con abrir mi propia pastelería e
insistió en ser mi ayudante para que pudiéramos estar cerca. Aunque, en el fondo creo
que sólo quería probar todas mis nuevas creaciones. Gracias a Dios por nuestras
carreras diarias, sino estoy segura de que ambos estaríamos tan grandes como una
casa.
Ato mi delantal favorito y comienzo a sacar los pasteles, magdalenas, bizcochos
y galletas de los estantes traseros y llevarlos al frente a las vitrinas. La especialidad de 30
la casa es mi magdalena de banana y nuez la que pasé cinco años perfeccionando la
receta. Son terriblemente deliciosos y es una lucha para no comer cada uno yo misma
directamente del horno. Los vendo todos cada día antes del mediodía y nada me hace
más orgullosa. Unos pocos minutos antes de la apertura, Joey viene impresionante por
la puerta llevando dos cafés y su galardonada sonrisa.
—Estoy cansada de hablar de eso así que no lo intentes —digo mientras abro la
registradora y cuento el dinero.
—Bizcochito, no existe tal cosa, créeme. Hice que le pusieran una inyección
extra de café expreso para ti esta mañana, pensé que debías necesitarlo —dice,
caminando alrededor del mostrador—. A pesar de que tal vez, ¿prefieras un licor fuerte
con tu café hoy? —Me entrega mi taza caliente y sonrío débilmente. Está vestido
elegantemente con vaqueros oscuros y una camisa polo azul brillante que resalta el
color de sus ojos.
—Gracias y sí, licor sería mi bebida preferida de esta mañana, pero no creo que
verme dando tumbos por la tienda haciendo mal uso de mí culo sea bueno para los
negocios. —Tomo un sorbo y dejo correr el líquido caliente hacia abajo en mi
garganta, reanimándome al instante cuando la puerta delantera se abre—. Buenos días.
¿Y cómo están mis clientes habituales favoritos hoy?
El Sr. y la Sra. Crips viven a la vuelta de la esquina y hacen una parada regular
cada mañana por dos de mis magdalenas de banana. Son más allá de lo adorable y
siempre comienza mi día con una sonrisa cuando los veo. —Bueno, además del hecho
de que éste me mantuvo despierta toda la noche por los ronquidos, estamos muy bien,
Dylan. —La Sra. Crisp se mueve hacia su marido, que sonríe dulcemente.
—Tú lo amas, querida. Estoy seguro de que me dijiste una vez que mis
ronquidos te ayudan a dormir. —El Sr. Crisp frota cariñosamente la espalda de su
esposa cuando ella lo golpea lejos juguetonamente.
—Oh, eso es ridículo, Harry —bufa ella. Saco sus magdalenas y sonrío
colocándolas en una bolsa, tomando el dinero que colocaron sobre el mostrador—, ¿Y
cómo estuvo la boda, querida? ¿Tuviste que aguantar a ese desagradable no buen ex
tuyo?
Ruedo los ojos después de entregar al Sr. Crisp su cambio. —No en la forma
que me hubiera gustado. —Cruzo los brazos sobre el pecho y me apoyo en el
mostrador—. Lo que sea, me alegro de que se acabó. La torta lucía increíble y parecía
deliciosa. —Me muevo hacia mi asistente que está mordisqueando un panecillo—.
Este se comió un nivel completo por sí mismo.
Resopla con fuerza ante mi declaración. —No fue un nivel entero. Bueno, en
realidad, probablemente lo fue. —Los cuatro reímos juntos mientras devora su
desayuno. El hombre puede tragarse los dulces.
La puerta del frente se abre, consiguiendo nuestra atención y un señor mayor 31
que lleva una caja blanca entra caminando hasta el mostrador. El señor y la señora
Crisp hacen un gesto con la mano para despedirse y se van.
—¿Puedo ayudarle? —pregunto, mirando la cuestionable caja. No tiene
ninguna etiqueta en ella, lo que no da ninguna indicación de donde provenga.
La pone delante de mí con una sonrisa.
—Buenos días. Entrega para la señorita Dylan. —Mis ojos se abren cuando
Joey se para junto a mí.
—¿Qué demonios ordenaste? —pregunta mientras firmo el papel para el
hombre.
—No creo haber ordenado nada. ¿Quién lo envió? —El hombre sólo se encoge
de hombros y toma su porta papeles, empujando la caja hacia mí sobre el mostrador y
camina rápidamente fuera de la pastelería. Los dos miramos a la caja, echando un
vistazo y encontramos nuestras miradas.
—Bueno, ¿no vas a abrirla? —pregunta, arqueando las cejas hacia mí.
Lo estudio sospechosamente antes de responder. —No sé, ¿no llegan bombas en
paquetes sin marcar?
—¿Quién diablos podría tratar de bombardearte?
—Bueno, para empezar, cierta esposa de cierta persona que me golpeó por la
espalda dejándome atrás la noche del sábado. —Resoplo. Hace una mueca y tira de la
cinta blanca que se ata en la parte superior, levantando los lados de la caja para revelar
una tarjeta marrón plegada en la parte superior de papel de seda blanco. Abro la tarjeta
y exploro rápidamente la escritura a mano.
Dylan,
La cagué. Lo siento mucho. Me encantaría volver a verte.
X Reese
Mi boca se abre. —Tienes que estar bromeando. —Le entrego la tarjeta a Joey y
lo escucho jadear después de un breve momento.
—Mierda. ¿Le encantaría verte de nuevo? ¡Dylan!
Arrebatándole la tarjeta de regreso, aparto el papel de seda y ladeo mi cabeza
hacia un lado mientras me quedo mirando el contenido de la caja. —¿Qué demonios?
Joey se inclina y mira boquiabierto. —Oh. Mi. Dios. Esto tiene que ser la cosa
más dulce que he visto nunca.
Saco una libra de harina y la dejo caer sobre el mostrador mientras chilla a mi
lado. —¿Por qué me enviaría harina? —Ahora estoy más allá de confundida en este 32
momento, mientras mi asistente está rebotando alrededor como un conejito. Se podría
pensar que por la forma en que está reaccionando que en este momento estoy mirando
un anillo de compromiso en lugar de suministros para hornear.
—¿No lo entiendes? En lugar de flores te envío harina ya que eres pastelera.
Mierda, eso es romántico.
Lo empujo y él no se mueve. —¿Romántico? Un hombre casado sólo me
escribió diciendo que quiere seguir follándome. Está casado, Joey. Esto no es
romántico. Es vil y repugnante. —Recojo mi café y me alejo del mostrador me quedo
mirando la harina y tomo sorbos generosos. Esto es una locura y mi asistente es un idiota.
—Te estás perdiendo algunos adjetivos clave allí. Un caliente hombre casado
quiere seguir follándote correctamente. Debes haber hecho volar su cabeza chica.
¿Además te envía regalos? Lo quiero como mi novio secreto.
Sacudo mi cabeza. —Qué imbécil pomposo. Debe pensar que soy una puta de
25 centavos para creer que me sometería voluntariamente a esta broma de solicitud.
Imbécil de mierda. —Recojo la tarjeta y la arrojo a la basura y Joey se lanza por ella—.
Déjalo.
—No. Por lo menos quédatela por un día. Puedes cambiar de opinión.
—Estás demasiado drogado si crees que en realidad lo consideraría.
—Jodidamente me gustaría estar drogado en este momento. Eso sería una
excusa para mi caso insano de hambre. —Lanza sus manos de manera dramática.
Nos reímos del otro y de la situación. Por supuesto, esta es mi vida. No podía
tener algún tipo caliente que me diera el mejor orgasmo interesado en mí. No, eso sería
demasiado normal. Tenía que ser uno casado el mejor proveedor de orgasmos calientes
con una boca que pagaría por tener en mí otra vez. Figurativamente.
***
La mañana pasó rápidamente con el constante flujo de clientes. Los lunes son
siempre más ocupados en la pastelería, principalmente con el paso de solicitudes
especiales que disfrutaba muchísimo, y Joey odiaba. Prefería no estar atado a las
consultas durante todo el día para que pudiéramos seguir la charla y los chismes. Era
cerca del mediodía cuando Juls entró, luciendo tan elegante como siempre en su
apretada falda lápiz, blusa blanca y tacones para morirse. Realmente necesitaba atacar
su armario algún día. Además de la diferencia de altura entre nosotros, éramos de una
figura similar y podríamos intercambiar ropa fácilmente. Las dos estábamos delgadas
pero tonificadas, dado que ambas éramos religiosas sobre nuestras rutinas de ejercicio.
—Hola, amores. ¿Y cómo les va a todos el lunes?
Gimo cuando Joey da una gran sonrisa, haciendo gala de su solitario hoyuelo.
—Te ves caliente, Juls. ¿Tienes una reunión con una molesta pareja? —pregunto
mientras arreglo los restantes pastelitos de terciopelo rojo en la vitrina. 33
—En realidad, me encontraba a punto de dirigirme al trabajo de Ian para
almorzar. Tú sabes que tengo lucir bien para mi bebé.
Me ánimo. Perfecto. Podría decírselo en persona —¿Te importa si me uno?
Inclina la cabeza hacia un lado mientras Joey jadea dramáticamente. —¿Vas a
enfrentarlo? —La excitación en su voz casi palpable.
Asiento firmemente. —Diablos, sí, voy a hacerlo. Si cree que puede
proponerme ser su pequeño secreto sucio, está gravemente equivocado.
—¿Perdón? ¿Qué carajo me estoy perdiendo? —Juls se lleva ambas manos a las
caderas y me mira fijamente, esperando una explicación. Por supuesto, antes de que
pueda hablar, Joey abre su bocaza gay.
—Bueno —descansa la barbilla en su mano—, Reese envió a nuestra sexy
amiga aquí una nota con un poco de harina diciendo que sentía haber metido la pata y
que le encantaría volver a verla. —Su sonrisa agrieta su rostro—. ¿No es fantástico?
Ella nos mira con el ceño fruncido. —¿Hablas en serio? Oh, maldita sea, iba a
enfrentarlo en la boda después de que te fuiste, Dyl, pero en realidad desapareció muy
pronto después de que lo hiciste. Además, me sentía un poco preocupada. ¿Y dices que
te envió harina? ¿Cómo, harina para hornear?— Asiento y ella levanta las cejas, la
boca formando lentamente una O—. Ah, en lugar de las tradicionales flores. Eso es
realmente muy inteligente.
Pisoteo fuerte con mis pies. —Oh, por el amor de Dios. ¿Por qué soy la única
persona que no lo entiende? Y no fue inteligente. Fue estúpido, porque él es estúpido.
—Guau, estás realmente destrozándolo con ese insulto —dice Joey de manera
sarcástica mientras me quito mi delantal. Se lo tiro a la cara.
—¿Y bien? —pregunto, volviéndome a Juls.
—¿Bien qué?
—¿Puedo ir contigo?
—Oh infierno sí. Me encantaría ver como lo masticas de una sola vez. No
soporto a los tramposos. —Ambas avanzamos hacia la puerta mientras asiento en
acuerdo.
—¡Oye! ¿Y qué pasa conmigo? —grita Joey.
Vuelvo la cabeza. —Tienes que quedarte aquí y manejar la tienda. ¿Pensaste
que iba a cerrar por esto?
—¡Maldita sea! Es por esto que necesitamos otro empleado, Dylan. Extraño
todo jodidamente.
—No te preocupes, voy a darte todos los detalles después de que le corte los
testículos. —Juls y yo salimos de la tienda juntas hacia su coche mientras me doy una
charla mental. Gritar primero y luego quitarle las bolas o quitarle las bolas y luego gritar.
Diablos, ¿importaba? 34
Poco a poco estoy empezando a perder la calma mientras caminamos hacia el
elegante y liso vestíbulo del edificio Walker & Associates. Los tacones de Juls
haciendo clic sobre el mármol y por dentro me maldigo a mí misma por no cambiar mi
ropa antes de que tan valientemente decidiera que esto era una buena idea. Llevo una
camisa de botones azul claro, jeans ajustados que están espolvoreados con harina, y
mis bailarinas favoritas. Esto no hubiera sido tan malo si llevara algo sexy y revelador,
mostrándole a Reese lo que nunca tocaría de nuevo. Maldita sea, Dylan. Piensa la
próxima vez. Por lo menos mi cabello y maquillaje están en punto. Nos bajamos de los
ascensores en el piso doce y sigo de cerca detrás de ella, sin saber a dónde ir.
—¿Nerviosa? —pregunta mientras camina hasta una pequeña zona de
recepción.
—No, pero será mejor que él lo esté. —Hecha la cabeza hacia atrás y se ríe
cuando muevo mis cejas.
—Julianna Wicks para Ian Thomas por favor —le dice a la bonita recepcionista
que sonríe y toma el teléfono, hablando suavemente. Termina la llamada rápidamente.
—Vaya hacia la derecha, señorita Wicks.
Se encoge de hombros juguetonamente. —Me encanta esta mierda. Mi hombre
es tan importante que tengo que anunciarme con alguien antes de poder entrar. —Me
río de ella y la sigo a través de una puerta cerrada después de que golpea suavemente.
—Ahí está mi chica. He estado esperándote. —Ian se pone de pie y camina
alrededor de su escritorio, tirando a Juls en sus brazos y la sofoca con besos rápidos.
Cristo, eran irritablemente adorables—. Me muero de hambre y no sólo por la comida —
susurra antes de darme un vistazo—, Dylan. ¿Te unes a nosotros para el almuerzo de
hoy? —pregunta dulcemente mientras juega con las puntas del cabello Juls. Suena
sincero, pero tengo la sensación de que preferiría pasar su almuerzo a solas con mi
mejor amiga.
Me aclaro la garganta. Puedes hacerlo, Dylan. —En realidad, estaba pensando si
Reese se hallaba aquí. Necesitaba hablar con él —Juls está demasiado ocupada
trabajando frenéticamente en aflojar la corbata de Ian como para recordar que estoy en
la habitación. Estoy segura de que habría hecho un comentario malicioso si hubiera
estado prestando atención.
—Oh, por supuesto —él sonríe ampliamente—. Sólo sigue por el pasillo hasta
que veas la pelirroja en el mostrador de recepción. Ella te va a señalar en su dirección.
—Asiento y giro sobre mis pies, dando a Juls una última mirada cuando paso,
cerrando la puerta detrás de mí.
Él está casado. Él está casado. Él está casado. A quién le importa lo jodidamente increíble
caliente que es. Él está casado. Mis pensamientos son tan fuertes en mi cabeza, que estoy
segura de que la pelirroja delante de la cual estoy de pie ahora los puede escuchar.
Sonrío débilmente hacia ella.
35
—¿Puedo ayudarle? —pregunta en un tono bastante insolente.
—Um, sí. Me gustaría ver a Reese, por favor.
Ladea su cabeza y entrecierra los ojos. Jesús. Retrae las garras. Tomando su
teléfono, sus ojos corren lentamente por mi cuerpo. —¿Quieres decir el Sr. Carroll? ¿Y
quién puedo decirle está preguntando por él?
Sr. Carroll. Oh, cuan malditamente formal. La miro fijamente. —Dylan.
—¿Sólo Dylan? —Su tono está bordeando lo perra y estoy más allá de ello en
este momento. Cariño, este no es el día para probar mi paciencia.
—Sí, sólo Dylan —espeto de vuelta bruscamente, mis manos empuñándose a
mis lados.
Rueda los ojos y habla en voz baja en el teléfono, estrellándolo con más fuerza
de la que es probablemente necesaria. —Puede pasar, sólo Dylan. —Hace un gesto
rápido con la mano hacia una puerta que se encuentra al final del pasillo. ¿Cuál
demonios es su problema?
—Gracias. Que tenga un buen día —contesto extra alegremente para arrancar
su último nervio. Frunce el ceño. Misión cumplida.
Sin molestarme en llamar, abro la puerta de la oficina y paso en el interior,
tropezando un poco al ver al hombre detrás del enorme escritorio. Sí, eso es lo que parece.
Completamente perfecto. Sus ojos muy lentamente se levantan a los míos desde la
pantalla de su computadora y se suavizan.
—Dylan, ésta es una agradable sorpresa. ¿Supongo que has recibido mi
paquete?
Cierro la puerta detrás de mí y cruzo los brazos. —Sí, lindo chiste. ¿Tienes un
minuto?
Sonríe y me tropiezo un poco. —¿Para ti? Tengo varios.
Poniéndose de pie, mueve con gracia su cuerpo alrededor de la mesa y se sienta
en el borde, cruzando sus largas piernas delante de él en los tobillos y apoyándose en
sus manos. Niego con la cabeza a su chulería. Infiernos, maldito sea. Si no fuera tan
gloriosamente atractivo, esto sería mucho más fácil. Se pone de pie delante de mí en
una camisa celeste, corbata gris a cuadros y pantalones de color caqui, el cabello un
desastre perfecto y sus ojos verdes me congelan donde estoy parada. Levanta una ceja,
esperando a que hable. Podía hablar. Tenía mucho que decir. Pero en este momento,
quería tirarlo hacia abajo y follarlo justo en su escritorio o darle una bofetada tan fuerte
en su cara que la sentiría hasta la próxima semana. Mmm, podía hacer las dos cosas. Oh
Cristo, Dylan. No. Abofetéalo. Eso suena satisfactorio. Me muevo rápidamente, sus ojos se
amplían cuando me detengo justo en frente de él y lo golpeo en su rostro, un fuerte
crujido haciendo eco por toda la habitación.
—Jesucristo —casi grita, levantando su mano y frotándose la mejilla ahora
36
enrojecida—. ¿Qué carajos?
—Tú maldito cabrón. ¿Quién demonios te crees que eres?
Se pone de pie, elevándose por encima de mí en mis bailarinas. Mierda, es tan
grande como un árbol. —Está bien, probablemente lo merecía. —Su tono es fuerte pero
no suena enojado. Parece preocupado más que nada—. Mira —hace una pausa,
frotándose la mejilla—, siento haberme cerrado después de lo del baño. No estoy
acostumbrado a conseguir sexo de esa manera y lo manejé como un idiota.
Veo rojo. —¿Hablas en serio en este momento? ¿Es por eso que lo sientes?
¿Porque te asustaste después?
—Sí, bueno, eso y el hecho de que aquellos hombres te vieron allí conmigo.
Estoy seguro de que sabían exactamente lo que habíamos estado haciendo. —Da un
paso más cerca de mí—. ¿Por qué carajos lo sentiría por algo más? No me arrepiento
que ocurriera. ¿Y tú?
Empujo contra su pecho, pero no se mueve. Maldita sea, tengo que empezar a
levantar pesas. —Sí, lamento lo que pasó. ¡No follo hombres casados, Reese! —Estoy
gritando ahora y mi garganta empieza a doler, pero no lo suficiente como para
hacerme parar. Sin embargo, su actual mirada de confusión está quitando algo de mi
fuego. Es un tipo inteligente. ¿Por qué no está agarrando esto?
—Bueno, es bueno saber eso —dice con el ceño fruncido.
—Genial. Ahora lo sabes. Así que mantente jodidamente alejado de mí. —Voy
a salir pero soy detenida por su agarre en mi brazo, dándome la vuelta para mirarlo.
—¿Qué demonios estás hablando?
Doy un paso fuera de su alcance y doy un vistazo a su mano izquierda,
frunciendo el ceño ante su dedo desnudo. —Tú idiota. ¿Por qué no usas tu anillo?
¿Esperando que tu pene fuera chupado detrás de ese enorme escritorio tuyo por una
chica que no sabe que estás casado?
Su mirada me aturde. Esperé que se enojara conmigo por abofetearlo, quizás un
poco decepcionado de mí por no querer seguir que esto vaya más lejos, pero la mirada
divertida en su rostro no era lo que esperaba. Pasa sus manos por la cara y se ríe,
deteniéndose sólo cuando ve mi expresión endurecida.
—¿Casado? ¿Quién carajo te dijo que era casado?
Doy un paso atrás. —Juls. Responde a mi pregunta. ¿Por qué no usas tu anillo?
—¿En serio? Y, ¿de dónde Juls escuchó que era casado?
Levanto mis manos en frustración. —¿Qué diablos importa eso? De Ian. ¿Quién
más?
Agarra mi mano y tira de mí con él hacia la puerta, abriéndola de un tirón y
caminando estrepitosamente por el pasillo. 37
—¿A dónde vamos? Suéltame.
—Cállate, Dylan. —Mi lucha es inútil. Está claramente en una misión mientras
camina hacia la puerta del despacho de Ian, arrastrándome enfurecida tras él—.
Estamos resolviendo esto ahora mismo.
—¿Resolviendo qué?
—Sr. Carroll, el Sr. Thomas me dijo que tomara sus llamadas.
—Está bien, Jill —gruñe a la agradable recepcionista mientras se balancea para
abrir la puerta de la oficina, tirando de mí en la habitación con él.
—Mierda. ¿Qué demonios, Reese? —La voz de Ian me hace a chillar y luego
me concentro en lo que está ocurriendo en frente de mí. Mis ojos se abren a la vista de
Juls inclinada sobre el escritorio de Ian, completamente desnuda y siendo follada por
detrás. Ian se mueve rápidamente y la cubre mientras Reese y yo nos giramos y
cerramos la puerta para no dejar que los ojos curiosos desde el pasillo consigan un
espectáculo.
—Mierda. Eh, lo siento, hombre. Esto solo tomará un minuto —dice Reese
mientras ambos miramos a la puerta.
—Jesucristo, Dylan. Estaba tan jodidamente cerca —gruñe Juls.
Levanto mis manos. —Esto no fue mi idea. Échale la culpa al idiota a mi lado.
—Su cabeza se inclina hacia la mía y bajo la mirada. Sí, eso es correcto. Lo dije.
—¿Bien? ¿Qué diablos es esto? —pregunta Ian, todavía sin aliento.
—¿Por qué demonios le dijiste a Juls que estaba casado?
Se ríe. —Eh, no lo hice. ¿Tú? ¿Casado? Eso es jodidamente hilarante. Nena,
¿quién te dijo Reese estaba casado?
—Tú lo hiciste. La semana pasada, cuando todos fuimos a The Tavern después
del trabajo. ¿Cierto? —Suena nerviosa y de repente insegura de sí misma.
—Esto es tan jodidamente estúpido. ¿Me puedo ir por favor? —pregunto y el
brazo de Reese se dispara y me impide agarrar la manija de la puerta. Trato de
empujarlo, pero mis esfuerzos son inútiles.
—Nena, creo que has confundido a Reese con Trent. Trent está casado.
Mi estómago cae.
—Oh. Oh mierda, tienes razón. Dylan, lo siento mucho. Mierda, realmente
pensé que era Reese. Honesta equivocación sin embargo, ¿cierto? —Se ríe
nerviosamente y se aclara la garganta.
Dejo caer mi cabeza en mis manos. —Jesucristo —gruño, al oír una risa
ahogada procedente de mi izquierda y de repente tengo ganas de arrojarme por la
ventana más cercana. Oh Dios, esto es incómodo. 38
—Bueno, ahora que no hay confusión, ¿pueden ustedes tortolitos por favor
largarse así puedo terminar? —Pronuncia Ian a través de una risa—. Y cierra la puerta
detrás de ti.
—Sip. Eh, me encuentro contigo en la planta baja, Juls. —Abro la puerta
rápidamente, comenzando a hacer mi camino hacia los ascensores cuando un par de
manos agarrar mi cintura y me giran.
—Oh, no. No lo creo —dice Reese, agarrando mi codo y conduciéndome de
vuelta por el pasillo y directamente a su oficina. Mierda. No está casado. ¿Y ahora qué?
4
Traducido por SOS Bett G. & SOS por Angy de Rossi
N
Corregido por Aldii
o estaba preparada para este giro de los acontecimientos. Todo fue
ejecutado a la perfección de mi lado. Le di una bofetada, le grité por su
infidelidad, y no permitiría que su belleza cegadora me disuadiera de
cualquier manera. Me sentía poderosa asaltando su oficina y diciéndole de la manera
que lo hice. Pero ahora, ahora me siento como un pequeño ratón de iglesia manso
mientras me encojo en una esquina de su oficina. No está casado. No era algo que
esperaba descubrir y definitivamente no era algo que estuve preparada para tener que
contemplar. Quiero decir, ¿qué compartimos juntos que no sea más que una aventura
39
caliente en una boda? No había nada más profundo pasando aquí, ¿lo había? No,
seguramente no. Nadie desarrolla relaciones desde encuentros de sexo caliente en
bodas. Así no es cómo funcionan las cosas. Si lo hicieran, Joey estaría en una nueva
relación cada dos meses. Mis ojos se arrastran lentamente por su cuerpo largo y
delgado y se detienen en sus ojos que están mirándome curiosamente. Ha recuperado
su posición sobre su escritorio y no ha dicho una palabra mientras jugueteo con mis
dedos, debatiendo por dónde empezar. Mierda. Le debía una disculpa importante. Aclaro
mi garganta y doy un paso más cerca de él, viéndolo cambiar un poco sobre su
escritorio.
—Así que, me preguntaba si era del todo posible que olvidaras por completo
que vine arrasando aquí como una loca y agrediéndote. Si no, no es demasiado para
mí arrastrarme.
Inclina la cabeza y acaricia su mandíbula con la mano. Empujando el
escritorio, cierra el espacio entre nosotros. —Bueno, pensaste que era un hombre
casado que estaba jugando a espaldas de su esposa. Creo que esa bofetada se justificaba
desde tu punto de vista. —Su mano acaricia el cabello en mi hombro, ese pequeño
gesto causando un nudo en mi estómago—. Además, no me gustaría olvidar por
completo lo increíblemente sexy que te veías toda luchadora y enfadada.
Me río un poco. —¿Pensaste que era sexy?
Asiente y se lame el labio mientras mira fijamente mi boca. Doy un paso hacia
él, sintiendo sus manos agarrar firmemente mis caderas. —Pues bien, podría arremeter
contra ti por actuar como un imbécil total después de cogerme. Es tu decisión. —Su
pecho palpita rápidamente mientras recorro mis manos por sus brazos y me detengo en
su bíceps, apretando una vez antes de agitar mis ojos hacia él. Tensa los músculos
duros contra mis manos.
—Haz lo que quieras —susurra.
Mis dedos se arrastran a lo largo de su corbata. Quería gritarle que hacerle lo
que quiera era tentador. Realmente tentador. Pero técnicamente ya se había disculpado
por su comportamiento, y en este momento, no quería gritar. No, a menos que
estuviera follándome.
Agarrando su corbata en mi puño, lo llevo detrás de su escritorio y lo empujo
hacia abajo en su silla. —Elijo arrastrarme —declaro mientras sus ojos se amplían.
Arrodillándome frente a él y estabilizando los dedos, los paso por su cinturón,
aflojándolo y desabrochando sus pantalones.
—Dylan.
Mi mano agarra su longitud y tiro de ella hacia afuera, pasando mi lengua
por la cabeza y mirándolo a los ojos que ahora están vidriosos con lujuria. Mi lengua
se arremolina alrededor de la cabeza y abajo del eje, lamiendo cada centímetro de él.
Hago un camino de besos suaves a lo largo de la costura mientras sus ojos permanecen
pegados en mi boca, sus labios despidiendo su aliento que sale en ráfagas rápidas.
—Eso es tan caliente, amor. Chúpalo duro. 40
Sonrío y envuelvo mis labios a su alrededor, guiándolo a la parte posterior de
mi garganta mientras deja escapar un silbido. Quiero llevarlo por completo, pero eso
no va a ser posible. No con lo que este hombre trabaja. Envolviendo mi mano
alrededor de la base, lo acaricio con mi boca, chupando y lamiendo mientras sus
manos se encuentran en mi cabello.
—Jesús. Sólo así. No pares.
Sus manos me guían al ritmo que quiere. Arriba y abajo, lamiendo alrededor de
la cabeza antes de que lo tome tanto como puedo. Mi mano lo acaricia firmemente,
deslizándose arriba y abajo de su longitud elegante mientras mi boca sigue su camino.
Sus dedos rozan por mi cara, a lo largo de mi mejilla y en la mandíbula. Mantengo mis
ojos en su rostro, al ver que los músculos de su cuello se tensan con cada succión y su
cabeza cae hacia atrás en su silla mientras lamo la punta. Gime, empujando sus
caderas con mis movimientos mientras sus manos sujetan mi cabeza en su sitio. Nunca
fui un gran fan de las mamadas, pero los ruidos provenientes de Reese en estos
momentos son increíblemente calientes. No lo estaba volviendo loco, me estaba
volviendo loca. Mis muslos son presionados fuertemente juntos mientras me arrodillo
delante de él y sé sin duda que mis bragas están empapadas. Palpita contra mi lengua.
Chupando duro, tiro de él profundo y dejo que golpeé la parte trasera de mi garganta
mientras relajo mis músculos.
—Mierda. Voy a correrme.
Lo bombeo con la mano y siento rodar su liberación caliente en mi boca, trago
y me siento aún más poderosa en este momento de lo que me sentía cuando irrumpí en
esta oficina. Sus piernas tensas debajo de mí y sus gruñidos guturales me hacen
succionar con más fuerza, tirando de cada pedacito de él. Afloja su agarre en mi
cabello y suavemente lo saca fuera de mi cara.
—Santa mierda.
Me siento sobre los talones y sonrío a mi pequeña victoria. Sigue estando
desesperadamente duro y quiero hacerlo de nuevo, y otra vez. Hacer que se venga con
mi boca ha sido una de las mejores cosas que he hecho. Además de que tiene buen
sabor. Realmente bueno. Lo miro a los ojos mientras su respiración se estabiliza,
su pecho tirando de los botones de su camisa de vestir.
—No estoy seguro de que es más sexy, tu gritándome o arrastrándote —dice a
través de una sonrisa que es tan contagiosa como adorable. Sonrío y muerdo mi labio
cuando mi teléfono emite un sonido en mi bolsillo. Rápidamente lo deslizo hacia
fuera.
Juls: He llegado. ¿Y tú? Es hora de irse, dulce.
—Gracias por el almuerzo —dice en broma, su sonrisa aún en su rostro
mientras se resitúa a sí mismo y se levanta, ofreciéndome su mano. Pongo la mía en la
suya y mis piernas están temblorosas. Mierda, me sentí como si acabara de correrme. 41
—B
Corregido por Sapphire
izcochito, creo que necesitas despertar ahora.
Mis ojos se agitan lentamente abriéndose y la luz
del sol radiante a través de mi ventana me hace cerrarlos
con fuerza de nuevo.
—Mierda. —Me doy la vuelta y cubro mi cabeza con la almohada, escuchando
la risita suave de Joey.
—En serio, Dylan, vas a dormir todo el día si no te levantas. 47
¿Dormir todo el día? Empujo de nuevo mis pestañas para mirar el reloj.
—¿Son las 3:30? ¿De la tarde? Mierda. —Me disparo fuera de la cama y corro
hacia el baño—. Joey, ¿por qué diablos me dejaste dormir hasta tan tarde? Y ¿cómo
llegué hasta aquí? —Me sigue al cuarto de baño y se apoya contra la puerta mientras
cepillo mis dientes y mi cabello rebelde.
—En primer lugar, vine esta mañana para encontrar que te desmayaste boca
abajo en la mesa de trabajo. Así que, siendo el buen tipo que soy, te cargué hasta aquí
y te puse en la cama.
Salpico mi cara con agua fría y me seco con una toalla, volviéndome para
sonreírle.
—Oh Dios. Apuesto a que era un espectáculo. —Se encoge de hombros y se
hace a un lado mientras camino hacia el dormitorio y comienzo a vestirme.
—Y en segundo lugar, he estado tratando de despertarte por las últimas cuatro
horas.
Pongo los ojos en blanco por su declaración. Por supuesto que ha estado
tratando de despertarme y he dormido a pesar de eso. ¿Qué diablos, no duermo de más
a pesar de mi alarma? Me deslizo en mis pantalones vaqueros y una camiseta sin
mangas negra antes de salir por detrás de la división.
—¿Cuatro horas? Jesús. Oh, mierda. —Mi estómago cae—. Me perdí mi
asesoría.
Me sonríe dulcemente y quiero darle un puñetazo. ¿Qué está, loco? Eso es dinero
perdido.
—Relájate, me hice cargo de ello. La Sra. Frey estaba más que feliz de reunirse
conmigo desde que sufrías de una infección estomacal. De nada.
—Te amo. ¿Lo sabes verdad?
Me envuelve en un abrazo grande y besa la parte superior de mi cabeza.
—Más te vale. Vamos, tengo algo que mostrarte.
Lo sigo por las escaleras y dentro de la pastelería. Todo está en perfecto orden,
como sabía que iba a estar. Joey es más que capaz de manejar la mierda mientras yo
dormía mi vida lejos.
—Dios, me muero de hambre. Siento que no he comido en días. Ooohhh y
glaseaste los pastelitos mocha. —Me sacó un muffin de arándanos desde la vitrina casi
vacía y empiezo a mordisquearlo mientras trato de espaciar las golosinas restantes.
Joey sale de la parte posterior trayendo una caja blanca de aspecto familiar. Oh Dios.
—Por supuesto que los glacie. Y se han estado vendiendo como locos también,
junto con todo lo demás hoy. Hemos tenido que cerrar de golpe. —Coloca la caja en el
mostrador, delante de mí y trago fuerte—. Pero, ¿a quién le importa una mierda los 48
pastelitos o cualquier cosa comestible en este momento? No tienes idea lo duro que ha
sido no abrir esto. —Él lo empuja más cerca de mí—. Ahora manos a la obra.
Mi corazón comienza a latir con tanta fuerza en mi pecho que me parece seguro
que mi esternón se agrieta.
—Tal vez más tarde. —La empujo lejos de mí fácilmente. Hmm. Definitivamente
no es harina.
—A la mierda con eso. Ya que no vas a decirme libremente por qué no pudiste
conseguir dormir anoche, lo que sólo voy a asumir fue porque cierta persona estaba en
tu mente, vas a abrir esto ahora mismo. —Lo empuja de nuevo frente a mí y tira de la
cinta.
—¿La entrega el mismo chico? —le pregunto y él asiente. No es que tuviera
alguna duda. Colocando la mitad de mi muffin abajo, abro la caja, agarrando la tarjeta
de color marrón que se encuentra en la parte superior del papel.
—Lee en voz alta —chilla.
—No. ¿Y si es la confesión de un asesinato? Odiaría que fueras cómplice. —
Joey murmura algo en voz baja mientras desplego la nota y doy un paso atrás,
dándome la alusión de la privacidad.
Dylan,
La próxima vez que vaya a Agent Provocateur para reemplazar algo tuyo, tú me
acompañarás.
X Reese
—No me jodas. —Lanzo la tarjeta a Joey y ojeo a través del papel de seda,
sacando lentamente el par de bragas de encaje de color púrpura con las pequeñas cintas
en los laterales.
Él golpea su mano sobre el mostrador. —Jesús jodido Cristo. ¿Te compró ropa
interior?
—Sí. Quiero decir, él tomó los de la boda y en tono de broma dijo que tenía que
comprarme un par de repuesto. —Me quedo mirando las bragas, mi rostro se pone al
instante caliente por la comprensión de que Reese en realidad fue de compras de
lencería para mí. Cristo, esto es seriamente caliente—. Sin embargo, estaba totalmente
bromeando.
Joey vuelve a leer la nota varias veces antes de volverse hacia mí, abanicándose
la cara con la tarjeta.
—Esto tiene que ser la nota más caliente que he leído nunca. Al igual, que
podría tener un orgasmo en serio con solo leer esto. —Su boca se abre y da un paso
más cerca de mí, admirando las bragas en mi mano—. Espera un minuto, ¿qué quieres 49
decir con que guardaba tu ropa interior de la boda? ¿Fuiste a casa sin ropa interior?
Le arranco la nota de vuelta y la deslizo en mi bolsillo.
—Oh deja de juzgar, por favor. Como si tú nunca te has ido sin tus prendas
delicadas antes. —Mira hacia el techo haciendo memoria y sonríe mientras me río de
él—. Mierda, Joey. ¿Qué tan caliente es esto?
—Perversamente caliente. Dulce Señor, necesitas follártelo de nuevo y rápido
antes de yo lo drogue y lo arrastre a mi lado. —Me río hasta que duele mi costado y
sólo soy interrumpida cuando suena el teléfono de la tienda.
—Sweet Tooth de Dylan. —Me río en el teléfono mientras Joey estudia mis
bragas como un bicho raro—. Devuélvemelas, pervertido. —Le susurro lejos del
teléfono.
—¿Dylan?
Mi espalda se endereza y casi dejo caer el teléfono. Conozco esa voz. Aclarando
mi garganta y fingiendo que no lo hice, respondo después de un momento.
—Sí, es Dylan.
—Es Reese.
—Oh, hola. —Golpeo a Joey para llamar su atención y moviendo los labios es
él. Deja caer mi ropa interior en el mostrador y rápidamente me arrebata el teléfono
lejos de mí. ¿Qué? ¡No!
—Reese. Tú semental. Mi chica está muriendo por que la fecundes.
—DAME EL TELÉFONO.
Él sonríe y asiente mientras me levanto de un salto y trato de arrebatárselo.
Maldita sea él es alto.
—Síp. Acaba de abrir tu paquete. Hablando de paquetes, ¿qué tan grande es tu
pene? ¿Tan memorable como ella dice? —Voy a matarlo. Lentamente.
Agarrando el teléfono de su mano, lo golpeo tan duro como puedo en su
hombro mientras se ríe de mí.
—Imbécil. Mierda, mi mano. Estás jodidamente muerto, Holt. —Niego con la
mano en el aire y llevo el teléfono a mi oreja.
—¿Hola? —Le digo a través de una mueca de dolor. Oh Dios. Por favor, dime que
no escuchó nada de eso.
—Hola, amor. ¿Qué es eso de que quieres llevar a mis hijos? —Puedo escuchar
la sonrisa en su voz; obviamente disfrutando inmensamente. Yo, por el contrario,
quiero arrojarme en el tráfico.
—Lo siento. Joey esta bebido. —Esto es mortificante—. ¿Puedo ayudarte en algo?
—¿Tu mano está bien? 50
Un cliente entra y Joey se pone a trabajar ayudándola. Después de que se gira,
lo veo reír mientras me deslizo en la parte posterior por un poco de necesaria
intimidad.
—Sí, está bien, creo. —Haciendo un puño para estirarlo, sonrío en mi próximo
movimiento. Él me envió una nota traviesa; él va a conseguir a la Dylan traviesa—. ¿Cómo
está tu mano?
—¿Mi mano? ¿Y por qué habría algo malo con mi mano, dulce Dylan?
Suspiro. Dulce Dylan. Señor, ayúdame este tipo es meloso.
—Bueno, sólo supuse que te habías masturbado en varias ocasiones con la
imagen de mí en cada artículo de esa tienda hoy. De hecho, estoy contando con ello.
—El sonido de la tos viene a través del teléfono y me río—. Así que dime, ¿por qué
exactamente iba a acompañarte a Agent Provocateur? He estado allí lo suficiente.
Después de un breve momento de sólo su respiración en mí oído lo que está
haciendo que el bello en mi cuello se erice, habla.
—¿Posees algún liguero? —Su voz es baja y burlona. Cristo, suena seductor incluso
en el trabajo.
Puedo sentir mi pulso latiendo en mi cuello mientras me muerdo el labio
inferior.
—Tal vez, ¿por qué?
—Lleva uno esta noche.
¿Esta noche? Voy a tomar algo con Joey y Juls esta noche. Por supuesto, cuando Juls va,
Ian va. E Ian debió decirle a Reese. De repente no podía esperar para las bebidas.
—¿Sabes esos cuestan un ojo de la cara, ¿no? No me gustaría perder un artículo
tan costoso de ropa para que tú decidas robarlo. —Aunque no me importaría por
completo. Él puede confiscar cada artículo de ropa que tengo por lo que a mí respecta.
—¿Quién ha dicho algo de quitártelos?
Agarro el banco de trabajo y cierro los ojos, sintiéndome de repente como que
podría arder.
—Reese.
—Dylan.
Echo un vistazo a mi camisa, mis pezones excitados muy visibles ahora. Voy a
quejarme en voz baja en el teléfono antes de responder en un susurro—: Estoy tan
mojada en este momento.
Escucho un fuerte crujido a través del receptor y sé que lo ha dejado caer. Ah,
dulce victoria. 51
—¿Hablas en serio? —murmura y me río en respuesta—. Mierda. No puedes
decirme eso cuando estoy atascado en el trabajo.
Paso mi mano arriba y alrededor de mi cuello, sintiendo la viscosidad de mi
piel. —Bueno, lo estoy. Esa voz tuya me hace eso.
La cabeza de Joey aparecer por la puerta y me congelo inmediatamente.
—Bizcochito, necesitamos más éclairs4.
Asiento rápidamente, los ojos muy abiertos cuando la sonrisa de Joey se hace
más grande.
—¿Supongo que te veré más tarde entonces? —pregunto, moviéndome hacia el
estante de pastelería. Sé que mi cara esta roja como remolacha y me siento como si
acabaran de pillarme masturbándome. Mierda, prácticamente lo estaba.
Él respira con dificultad en el teléfono. —Cuento con eso. —La llamada
termina, lo que me permite agarrar el contenedor de éclairs con ambas manos después
de colocar el teléfono en la encimera.
Pasando rápidamente, veo Joey mirándome, con los brazos cruzados.
—Te ves toda caliente y mojada —dice con picardía a través de su sonrisa.
—Lo estoy. Y no estoy segura de cómo me siento al respecto.
Empujo más allá de él, camino a la vitrina y lleno la bandeja de pasteles. Se
apoya en el marco de la puerta.
58
6 Traducido por Cindylu
D
Corregido por Sapphire
e pie en un ascensor con Reese Carroll en un edificio enorme lleno de
condominios de lujo es uno de los momentos más surrealistas de mi
vida hasta ahora. No puedo creer lo que estoy haciendo, o lo que voy
a hacer con este hombre. Bueno, por supuesto que sabía que salir con él esta noche
daría lugar al sexo, pero con firmeza, decidí no irme con él. Pensé que tendríamos que
escabullirnos al baño de The Tavern, o en un rincón oscuro y aislado para copular
como conejos. Pero aquí estoy en el ascensor de su edificio rumbo hacia el piso diez
con él mirándome desde el otro lado del pequeño espacio. Tratando de tomar cada
59
gramo de autocontrol para no caer de rodillas en este inmaculado piso de mármol y
chupársela aquí y ahora. Siento sus ojos verdes sobre mí mientras miro hacia adelante
a los números del panel, adorando el hecho de que no ha dejado de mirarme desde que
salimos de su auto.
—¿Ves algo que te guste? —pregunto en broma mientras él se inclina sobre el
espejo de la pared.
—Mucho. Pero, ¿por qué te quedas tan lejos de mí? ¿Asustada de que pueda
violarte antes de que siquiera lleguemos a mi sofá?
Trago con fuerza. ¿Violarme? Si, cuando quieras. El elevador suena y las puertas
se abren antes de tener oportunidad de responderle.
Apenas llegamos a la puerta de su apartamento cuando él la cierra detrás de
nosotros y me inmoviliza contra la pared. Su boca caliente y necesitada contra la mía,
chupando y saboreando cada pedacito mientras nuestras lenguas se mueven juntas.
Agarro la parte posterior de su cabeza y jalo su lengua hacia mi boca y la chupo
lentamente, ganándome un largo gemido de sus labios entreabiertos. Sus manos se
mueven en cada centímetro de mi espalda y baja hasta el dobladillo de mi vestido.
—Quítatelo —ordena mientras agarra mis caderas y las mueve hacia atrás, me
conduce lejos de la entrada y dentro de una gigante sala de estar. Mis ojos se abren al
verla.
—Guau. Tu casa es muy agradable. —Echo un rápido vistazo a mí alrededor.
Nos hemos parado frente a un largo sofá de cuero negro colocado delante de una
chimenea con un televisor gigante montado en la pared.
—Dylan, quítate el vestido.
Sonrío y lo miro desde debajo de mis pestañas, girando lentamente y
recogiendo mi pelo sobre un hombro.
—Me bajas el cierre por favor. —Me sorprendo un poco por el toque de sus
manos sobre mis hombros desnudos, mantiene una mano ahí mientras la otra
lentamente baja el metal del cierre por mi espalda, deteniéndose justo por encima de
mi trasero.
—Gracias. —Le dijo en voz baja mientras me quedo de espaldas a él y saco mis
manos de las mangas, dejándolo caer al suelo y escuchando una fuerte inhalación de
aire tras de mí. Y es por eso que los ligueros fueron inventados. Sonrío sin que él se dé
cuenta.
—Mierda. Date la vuelta. —Mmm me gusta el Reese mandón.
Tomándome un poco más de tiempo de lo que probablemente a él le habría
gustado, me vuelvo sobre mis talones y salgo del vestido, de pie directamente delante
de él con mi sujetador de encaje color crema, bragas y ligero a juego, y mis medias
transparentes. Su pecho se mueve rápidamente dentro de su camisa baja sus ojos
lentamente por mi cuerpo, y los arrastra incluso más lento de regreso a mi rostro. Veo 60
su manzana de Adán moverse en su garganta.
—Se amable —le susurro, y por un breve momento, algo destella en sus ojos.
Algo que pensé que yo sentía y él no podía verlo. ¿Estaba nervioso?
—Eres jodidamente hermosa —dice. Me derrito en el acto. Ningún hombre me
ha llamado hermosa antes. Sexy, caliente, incluso lo suficientemente buena para
comerme una vez. Pero nunca hermosa. Mierda, ¿Por qué tenía que decirme eso? Da un
paso hacia mí y envuelve su brazo alrededor de mi cintura, jalándome contra su pecho
mientras lentamente me recuesta en el sofá.
—¡Oh! —grito cuando el cuero frio toca mi piel desnuda.
Arrodillado a mi lado en el suelo, me agarra una pierna y la engancha el
respaldo del sofá y agarra la pierna más cercana a él y la descansa sobre su hombro.
Empiezo a temblar en su contra, sabiendo exactamente lo que viene. Traza senderos
de besos en la cara interna de mi muslo.
—He estado muriendo por probarte de nuevo. Es todo en lo que he pensado. —
Se mueve hacia mi otro muslo y repite la acción—. Me tienes tan jodidamente
excitado, Dylan. Te vendrás en mi boca varias veces antes de que te folle.
—Jesús, sigue hablándome así y me voy a venir antes de que me toques. —Mi
cuerpo se arquea hacia su boca mientras se ríe contra mi piel. Sé que tiene razón. Sé
que esta noche me dará múltiples orgasmos porque él es así de bueno. Su cálido aliento
me calienta sobre mis bragas y me hace gemir, sintiendo su dedo deslizar el fino
material hacia un lado muy suavemente.
—Oh —gimo en voz alta.
Su primera lamida es lenta y persistente, terminando en un brusco golpecito
sobre mi clítoris y provocando un temblor involuntario de mi cuerpo contra su boca.
Lanzo mis manos sobre mi cabeza y me agarro al descansabrazos, miro hacia abajo
sobre mi cuerpo y me encuentro con sus ojos. Su lengua lame entra cada pliegue y
hace círculos dentro de mí.
—Oh Dios mío, eres tan bueno en eso. —Mi pecho sube y baja rápidamente, mi
estómago se contrae mientras trabaja en mí. Nunca había sentido un sexo oral como
este, ni siquiera cercano a este. Una fuerte urgencia comienza a construirse poco a
poco en mis entrañas mientras ataca mi clítoris con fuerza y tira de el con su boca,
chupando sin descanso.
—Siéntelo, Dylan. Siente lo que puedo hacerte. —Mete su lengua dentro de mí
y me folla con ella, mi pierna enganchada en el sofá comienza a deslizarse hacia él. Su
mano la empuja de vuelta, dejándome totalmente abierta para que pueda explorarme
con su experta boca.
—¡Oh Dios! —grito, apretando cada musculo de mi cuerpo.
Dos dedos sustituyen su lengua mientras lame por encima de su mano, dando 61
especial atención a mi bulto hinchado. Se mueve lentamente, estirándome con sus
dedos y empiezo a balancear mis caderas contra su rostro. Mi orgasmo me golpea con
fuerza y rápido, mientras grito su nombre, reteniéndolo justo donde lo necesito.
—Mmm —gime contra mí y la vibración dispara mi cuerpo y le pega a cada
nervio. Sus dedos ralentizan su tortura mientras continua lamiendo, calmándome
lentamente, pero no lo suficiente para aliviar la sensación palpitante.
—Oh Dios, Reese, por favor.
Sabía que pedirle que se detuviera no serviría de nada. Además, ¿de verdad
quería que se detuviera? Nunca antes tuve un orgasmo provocado por la boca de un
hombre y sabía que el siguiente no estaba muy lejos. Gimo en voz alta y muerdo mi
labio mientras el desliza una mano por mi cuerpo, masajeando mi pecho mientras
lame entre mis piernas.
—Tu sabor es increíble. Podría hacer esto por días, amor.
Gimo y arqueo la espalda, sus manos levantan mi trasero al aire.
—No te detengas. —Mi piel se enciende y el fuego que apenas fue apagado
cobra vida rugiendo dentro de mí. Las únicas partes de mi cuerpo que tocan el sofá son
mis hombros y mi cabeza. Reese está soportando todo lo demás, mientras mueve sus
dedos rápidamente, deslizando un tercer dedo dentro y presionando perfectamente mi
clítoris con el pulgar. Su boca mordisquea en la tierna piel de mi muslo y grito—:
Reese, Oh Dios mío.
—Dámelo, Dylan —gruñe.
Me vengo de nuevo y aún más profundo que la última vez. La pierna que
descansaba en el sofá está ahora descansando sobre su otro hombro y presiono mis
muslos contra su cabeza. Chupa mi clítoris y disfruta mi orgasmo conmigo, finalmente
me permite bajar mi espalda después de que mis temblores cesan. Deslizando mis
piernas de sus hombros, las coloca suavemente en el sofá en esta ocasión, el cuero frio
se siente agradable en mi reluciente piel.
—Eso fue… eso justo ahí… fue… —No tengo palabras. No se han inventado
palabras para describir eso. Mi respiración está tan tensa que apenas podría hablar aun
si tuviera palabras. Abro los ojos y lo veo de pie junto al sofá, tirando lentamente de su
corbata con expresión divertida.
—¿Épico?
Rápidamente me pongo de pie, con las piernas orgásmicamente temblorosas
que hacen que me tropiece con él cayendo en sus brazos.
—Jesús, me has dejado lisiada.
—Acuéstate. No estoy ni cerca de terminar contigo, amor.
Lentamente subo mis ojos a los suyos y lamo mis labios. —Ya me di cuenta,
pero quiero desnudarte. 62
Arquea una ceja y lame mi excitación de sus labios, mientras me sostiene con
sus brazos. Me quito los tacones bajando escasos centímetros, la parte posterior de mi
cabeza ahora queda justo debajo de su nariz. Alcanzando lentamente su corbata, la
jalo y la deslizo alrededor de su cuello, dejándola caer a mis pies.
—He estado muriendo por verte desnudo. Es en todo lo que he pensado —dije
mientras mis dedos comienzan a sacar los botones de su camisa—. Llevas demasiada
ropa para mí. —Estoy torpemente nerviosa, la anticipación de quitarle la ropa me
provoca inquietud pero no me importa. Me concentro en mi tarea.
—Sí, conozco el sentimiento. Te ves increíble, pero no puedo esperar para
quitártelo.
Lo veo desde debajo de mis pestañas, y está mirándome los senos. No había
pensado en el hecho de que no me ha visto desnuda todavía. Aún estoy usando lo que
llevaba debajo del vestido. Llevo una mano a mi espalda y rápidamente abro mi
sujetador mientras mi otra mano se queda firmemente sobre su pecho. Lentamente lo
deslizo por mis brazos y lo dejo caer al suelo, escuchando un suave gemido que deja
escapar. Mis pesados pechos se balancean libremente y hormiguean con anticipación.
Se lleva las manos al pelo.
—¿Algún problema?
Niega con la cabeza, sus ojos se posan en mis senos.
—No, no hay problema. Esos nunca serian un problema.
Sonrió y deslizo su camisa sobre sus hombros, bajándola por sus brazos,
llegando rápidamente a la parte inferior de su camiseta y sacándola por su cabeza.
Santa mierda. Contengo mi respiración mientras recorro con mis manos el fuerte
contorno de su pecho y hacia abajo a su abdomen, trazando las líneas de su six—pack.
¿O son ocho? Jesús. Nunca vi o toqué un cuerpo como este. Es duro y definido pero su
piel es lisa y tensa en cada centímetro que toco.
—Eres tan hermoso —digo en voz baja, mordiendo mis labios cuando empiezo
a tirar de su cinturón. Una suave risa me hace mirar hacia arriba.
—¿Puedo ser algo un poco más varonil? Hermoso sólo debe ser reservado para
ti. —Lleva el dorso de sus manos a mi estómago y la palma de su mano debajo de mis
pechos.
—¿Entonces apuesto? ¿Magníficamente guapo? —Le sonrío y él asiente, las
comisuras de sus labios se elevan.
Sus pulgares acarician mis pezones erectos. A la mierda el lento manoseo. Lo
necesito ahora.
Mis dedos cobran vida, desabrocho y bajo el cierre rápidamente bajando sus
pantalones y calzoncillos, recorriendo con mis ojos su erección. Síp, tan enorme como lo
recordaba. Un loco pensamiento entra en mi mente mientras él se saca los zapatos y
calcetines, quitándose sus pantalones. No loco, jodidamente enfermo. Antes de 63
razonar de dónde demonios vino ese pensamiento, mi boca se abre.
—No estoy acostándome con nadie más —digo rápidamente, mis ojos recorren
su cuerpo desnudo. Si cintura es estrecha, la “V” prominente me mira directo a la cara.
Musculosas piernas largas que parecen medir kilómetros. Incluso sus pies son
perfectos. Jesús, su cuerpo es mortal. Miro hacia él y veo su expresión. Me está
mirando, estudiándome—. Simplemente, sé que esto es solo sexo y nada más, pero no
voy a andar durmiendo con nadie más que contigo. —Estoy hablando tan rápido, no
sé si capta algo de lo que estoy diciendo. ¿De dónde demonios salió eso?—. Quiero ser
monógamamente casual, o casualmente monógama. Mierda, ¿eso tiene sentido? No lo
sé. No tenemos que serlo. Quiero decir, si quieres acostarte con otras mujeres,
entonces está bien. Pero si no lo haces…
—Dylan.
—Lo siento. —Cubro mi cara y me siento completamente preocupada, pero no
me detengo. En este punto es como vomito verbal—. Es solo, quiero sentirte. Sólo a ti.
Nunca lo he hecho sin condón antes y estoy limpia. Sólo he estado con otro chico y
siempre usé protección. Y he tenido el control natal por años. —Maldita sea soy una
idiota—. Cristo, no importa. Olvida que dije algo. Voy a tomar un condón de mi bolso.
—Dejo caer mis manos y me vuelvo a caminar hacia la puerta de entrada donde cayó
mi bolso en el calor de la pasión. Él me toma de la muñeca y me detiene.
—¿Por qué de repente estás tan nerviosa? Ya hemos tenido sexo antes y esta
noche ya has tenido dos orgasmos. Deberías estar completamente relajada conmigo.
Miro a cualquier parte, menos su rostro. Su pecho está anhelando ser tocado,
sus anchos hombros y sus brazos. Siento su mano en mi barbilla mientras la levanta
para mirarlo a los ojos.
—No lo sé, estás desnudo. —Me emociono ante la maravilla que está delante
de mí. Su duro cuerpo definitivamente está haciendo un revuelo en mi cerebro—.
Tengo problemas para pensar con claridad.
Él disminuye su risa. —Relájate. Yo estaba durmiendo con otra persona hasta la
boda, pero lo termine. No era tan serio de todas maneras. Normalmente no lo hago en
serio. —Está bien, eso tenía sentido—. Creo que la monogamia casual tiene sentido, y si
eso es lo que quieres ser, entonces eso es lo que vamos a ser. —Hace una pausa y doy
un paso más cerca de él, concediéndole acceso a mi cuerpo. Extiende sus brazos
alrededor de mi cintura y me sostiene contra él, piel con piel. La sensación me calienta
al instante—. Siempre he usado condones. Siempre. Si esto es lo que quieres y estás
segura…
Presiono mis labios suavemente contra los suyos, interrumpiéndolo en mitad de
la frase. —No puede ser sólo lo que yo quiero. Si tú no…
—Dylan, por supuesto que lo quiero también ¿Crees que no he pensado en eso?
—Su mano se acerca y acaricia mi mejilla mientras trazo el contorno de su pecho. Su
rostro es completamente serio y estoy de repente agradecida por mi extremo caso de
64
diarrea verbal.
—Está bien. —Doy un paso atrás y engancho mis dedos dentro de mis bragas.
Lo observo mirarme mientras lentamente tiro de ellas por mis piernas y saliendo de
ellas, dejándome de pie sólo en ligero y medias. Si es incluso posible, él se pone más
duro. Mis ojos se salen de mi cabeza cuando se sienta en el sofá, tirando de mí hacia
él. Oh Dios, ¿él me quiere arriba? Lentamente, casi vacilante me pongo a horcajadas en su
cintura mientras me mira, sus ojos nunca dejaron los míos.
—Umm, no estoy acostumbrada a hacerlo de esta manera. Realmente no sé si
voy a ser buena en algo como esto.
Las comisuras de sus labios se elevaron.
—No puedes ser tan mala en eso, amor. —Sus grandes manos toman mis
pechos y comienzan a acariciarlos lentamente, mis pezones frotándose contra sus
ásperas manos. Bajando y relajándome un poco, jadeo cuando entra en mí, rozándome
de la manera más perfecta que me pueda imaginar. Él gime en voz baja—. Ves, lo que
sea que tú sientas bien, se siente jodidamente bien para mí.
—Oh. Oh, guau —gimo mientras me muevo contra él, arriba y abajo en mi
humedad mientras sus manos se deslizan por mis costados y agarran mis caderas.
Controla mis movimientos, sin permitirme acelerar cuando quiero o cernirme sobre él
para permitirle penetrarme. Agarro su cabeza entre mis manos y cierro los ojos
mientras mi cuerpo responde al suyo.
—Reese, te necesito.
—Mmm, me encanta cuando dices eso. —Cierra los ojos con fuerza, un
gruñido emana de su garganta antes de que los abra de nuevo—. Mierda, te sientes
increíble contra mí. ¿Puedes venirte de esta manera? —Él traza lentamente senderos de
besos a lo largo de mi mandíbula.
Sabía que podía. Eso me hace sentir casi tan increíble como su boca sobre mí.
Está increíblemente duro y yo completamente empapada. Además en ese ángulo,
nuestras caras están a centímetros de distancia y puedo ver lo mucho que está
disfrutando esto. Gemidos suaves y profundos escapan de sus labios entreabiertos y su
frente esta reluciente de sudor.
Gimo antes de responder. —Sí, pero te quiero dentro de mí. Por favor, por
favor, déjame follarte.
Se mueve dentro de mí y pone mi labio inferior en su boca, deslizando con
urgencia su lengua contra la mía. Él sabe a mí, a mi orgasmo, y es sorprendentemente
caliente. Gimo y pongo todo lo que tengo en este beso. No puedo tener suficiente. Su
boca puede complacer cada centímetro de mi cuerpo y quiero rendirme por completo a
él. Mierda, a este ritmo, debería cederle los derechos de mi cuerpo y terminar con esto. Ningún
otro hombre jamás me hará sentir así. Mis muslos tiemblan contra él y me muevo más
rápido, deslizándome arriba y abajo contra su longitud que ahora está empapada de
65
mí. Mis manos aprietan su cabeza, enredándose en su pelo mientras mi cuerpo
comienza a latir contra el suyo.
—Por favor, te necesito.
A medida que su mano sostiene mi cadera con fuerza, sus dedos se clavan en
mi piel, se posiciona debajo de mí y empuja sus caderas hacia las mías. Gritamos
juntos. Es tan profundo de esta manera, más allá de cualquier cosa que haya sentido.
—Resse. —Me muevo hacia adelante sobre él cuando me agarra más fuerte.
—Mierda, no te muevas. —Cierra los ojos y deja caer la cabeza hacia atrás en el
sofá. Me quedo con los ojos abiertos mientras su manzana de Adán rueda en su
garganta, las venas de los lados pulsan contra su piel.
Oh mierda. ¿Qué paso?
—¿Estás bien? Quiero decir, ¿se siente bien? —De repente me estoy
preguntando si no estoy complemente arruinada y jodidamente fuera de mi elemento.
Peor es una pregunta justificada. Realmente no tengo ni idea de lo que estoy haciendo
aquí.
Él inclina la cabeza y me mira con curiosidad, colocándome el cabello detrás de
mi oreja.
—¿Si se siente bien? Estoy luchando por no estallar dentro de ti en este
momento y ni siquiera te estas moviendo. —Mis ojos se abren y no puedo contener mi
sonrisa. Estoy haciéndole perder la cabeza. ¡Si!—. Sólo dame un minuto.
—Está bien, tomate tu tiempo. —Estoy completamente aturdida cuando regresa
a su posición, cerrando los ojos e inclinando su cabeza hacia atrás. Me quedo inmóvil
arriba de él, mis manos lentamente pasan de su cabeza a los hombros. Lo moldeo con
mis manos, aprovecho la oportunidad de sentir cada uno de sus músculos. Paso mis
palmas por sus brazos, bajando y subiendo nuevamente, masajeando sus bíceps y
tríceps. Acaricio su pecho, trazo las líneas que definen sus abdominales que están
duros y parecen tensarse más con mi toque.
—Eso se siente muy bien —dice mientras levanta la cabeza y me mira.
—¿Qué? ¿Tú dentro de mí o mis manos sobre ti? —Mantengo mis ojos en él
mientras lo acaricio, con ganas de sentir cada centímetro de su piel bajo mis manos. Se
siente increíble tocarlo así, sintiendo que su cuerpo reacciona al mío y verlo relajarse
con mi contacto.
Su mano se acerca a mi rostro y lo acaricia a lo largo de mi mandíbula.
—Ambos —responde, con sus ojos verdes ardiendo en los míos.
Le guiño mientras mis dedos van hacia los costados y de vuelta a su pecho.
—¿Qué se siente?
—¿Estar en ti así? —Asiento y él continúa—. Cálido y muy suave. —Sus ojos
bajan entre nosotros y me mira fijamente. Allí. Trago con fuerza—. Se siente como que 66
encajo perfectamente. Nada nunca se ha sentido así para mí. ¿Te has sentido así antes?
Lo miro, incapaz de parpadear mientras estudia mi rostro. ¿Qué quiso decir con
eso? ¿Solamente se refería al sexo? ¿O quizá decir el estar conmigo? ¿Los dos juntos? Mierda. Su
pregunta está jodiendo mi cabeza. Estoy jodidamente segura que nunca he sentido algo como
esto, en ambos sentidos. Me siento atraída por este hombre. La atracción innegable y tangible
entre nosotros es eléctrica. Pero estoy segura que es sólo de un lado. Él sólo se refiere al sexo.
—Nunca. ¿Me puedo mover ya, por favor? Me estoy muriendo aquí. —Nunca
he estado arriba en el sexo y de repente tengo un fuerte deseo de hacerlo y hacerlo
bien.
—Por favor —responde mientras mantiene una mano en mi cadera, clavándose
en mi piel.
Aferrándome a sus hombros, muevo mis caderas hacia adelante contra él,
gimiendo en voz alta mientras se desliza fuera de mi humedad. Empujo hacia atrás y
sigo montándolo, adelante y atrás, arriba y abajo, sacándolo casi completamente de mí
antes de meterlo de nuevo.
—Mierda. Justo así, amor. —Aprieta los dientes y empuja contra mí así como
yo empujo contra él, entrando más y más profundo con cada movimiento. Una mano
acaricia y pellizca mi pecho mientras la otra sostiene mi cadera—. Jesús, te sientes
increíble. Tan jodidamente bien, Dylan. —Mantiene sus ojos en mí mientras se inclina
y toma un pezón en su boca. Lanzo mi cabeza hacia atrás y grito su nombre mientras
la temperatura comienza a extenderse por todo mi cuerpo. Él me chupa y muerde y
sigo con mis movimientos, arqueando la espalda para darle acceso completo a mis
pechos. Bajo la mirada y encuentro sus ojos, su boca se mantiene tirando de mi pezón
en su boca y chasqueando con la lengua.
—Me encanta tu boca.
Una pequeña sonrisa se forma en sus labios mientras se mueve al otro lado de
mi pecho y chupa con fuerza, dejando una muy prominente marca roja en mi piel
pálida. Sus ojos examinan los míos buscando aprobación.
—Haz eso de nuevo.
Lame mi otro pecho que ahora está siendo atendido por sus dedos. Chupa la
piel justo por encima de mi pezón, se retira después de unos segundos y admira su
trabajo. Estoy marcada por él, donde me gusta su boca y es la cosa más caliente que he
visto nunca. Él reclama mi cuerpo y le estoy permitiendo tenerlo. Sus manos se
mueven a mi trasero y me agarra con fuerza, llevando mi ritmo.
—Sí. Oh Dios. Oh Dios. —Mi estómago se tuerce y contrae mientras mi vagina
duele. Desliza una mano alrededor de mi cintura y baja por mi estómago hasta que el
pulgar está trabajando sobre mi clítoris. Mis uñas se clavan en su piel mientras me
frota en la forma que sólo él sabe hacerlo. Estoy latiendo, sacudiéndome contra él.
Estoy al borde del clímax antes de caerle encima y la sensación de tenerlo dentro de mí
sin ninguna barrera y la manera en que lo hace me lleva casi al borde. Lanzo mi 67
cabeza hacia atrás y se lo hago saber—. Reese. Me vengo. —Su mano agarra mi cara y
me obliga a mirarlo. Sus ojos queman los míos, capturándome mientras gruñe
audiblemente.
—Dylan, oh MIERDA. —Siento su orgasmo estallar dentro de mí, cálido y
prolongado, y no quiero nada más de lo que lo quiero a él en este momento. Esto es
increíble. Todo él es increíble. Bombea una vez, dos veces, tres veces y se mantiene,
sus ojos se mantienen sobre los míos y me da la satisfacción de verlo venirse. Y
entonces me derrumbo encima suyo, mi cabeza golpeando su pecho mientras su mano
me sostiene. Nunca he sentido nada como esto. Ni siquiera cercano a esto. Ha
arruinado oficialmente a todos los demás hombres para mí y estoy perfectamente bien
con eso.
7 Traducido SOS por Lipi—Lipi
Corregido por *Andreina F*
De pie detrás del mostrador a las once y media de la mañana del viernes, dejé
que mi mente vagara a lo que Reese hacía en ese preciso momento. Puedo imaginarlo
sorprendentemente sentado detrás de su escritorio, trabajando en alguna auditoría o lo
que sea y lo hace de una manera que sólo él puede hacerlo sexy. Su cabello es un
desastre sexy, sus ojos verdes se estrechan en su tarea, y su enorme erección está
esperando por mí. La puerta de la tienda se abre y sacudo mi cabeza para despejarla.
—¿Algo o alguien en tu mente, bizcochito? Conozco esa mirada. —Joey da un
paseo, regresando de nuestra pequeña tienda favorita de sándwich en la calle y coloca
la bolsa de los mejores sándwiches de ensalada de pollo en Chicago frente a mí. Mi
boca comienza a hacerse agua por el olor y de repente me doy cuenta de que todo lo
que he comido en los últimos días ha sido predominantemente azúcar. Iba a desarrollar
diabetes si no me vigilaba.
—No, nada en mi mente a excepción de este sándwich que estoy a punto de
destruir. —La campana de la puerta delantera suena y levanto la vista, mi corazón
golpea con fuerza contra mis huesos al ver el repartidor.
Joey se coloca a toda prisa a mi lado. —Ooohhh, que estupendo. Hoy ha sido
una mierda y voy a necesitar algo romántico de mis números de chicos favoritos.
El hombre sonríe y coloca un pequeño sobre marrón en el mostrador, me
entrega una hoja para firmar en su portapapeles.
—¿Tus números favoritos de chicos? ¿Y qué hay de Billy? —pregunto,
entregándole al hombre de vuelta su papeleo y mirándolo sospechosamente cuando no
sale de la tienda.
—No es un chico de números. Es abogado. Un abogado de culo caliente que
me va a llevar a un lugar súper elegante esta noche.
—Impresionante. ¿Necesita algo más? —pregunto al hombre que está
esperando pacientemente.
—He recibido instrucciones de esperar hasta después de que lea la carta para salir 70
—afirma despreocupadamente.
—Oh, está bien. —Me dirijo a Joey que me mira como si no tuviera idea de lo
que está pasando, o cómo abrir el sobre y sacar una pequeña tarjeta. Mi corazón
empieza a martillar en mi pecho y llego automáticamente a poner mi mano libre sobre
él.
Dylan,
Ha llegado a mi conocimiento que el único número tuyo que tengo es el de la panadería.
Ahora, ¿cómo se supone que voy a enviarte un mensaje de texto diciendo que te quiero sentada
sobre mi cara? ¿O que no puedo dejar de pensar en la forma que se siente estar dentro de ti? ¿O
que quiero verte algún momento de este fin de semana si estás libre? Por favor, que estés libre.
X Reese.
PD: Si deseas este tipo de mensajes, por favor dale tu número a Fred.
¡Oh! hombre. Suspiro fuerte cuando Joey arrebata la nota de mi mano.
Encuentro mi bloc de notas bajo el mostrador, muerdo mi mejilla para dejar de sonreír
tanto mientras garabateo mi número de celular y se lo entrego directamente a Fred, el
repartidor.
—Gracias, Sra. Dylan. Tenga un gran día —dice, girando rápidamente y
saliendo de la tienda.
—¿Quiere que te sientes en su cara? Bueno, eso es todo, Billy tiene que tomar
lecciones de Reese en escribir cartas explicitas. —Me devuelve la nota y la coloco de
nuevo en su pequeño sobre, poniéndola bajo el mostrador donde estoy ahora
almacenándolas en una pequeña lata—. Sabes que estás prácticamente desmayando
por allí ¿no? —me dice mientras tiro mi cabello en un moño alto desordenado.
—¿Desmayando? ¿Quién demonios dice desmayando? ¿En qué estás, los
noventa? —Saco algunas piezas perdidas y las meto detrás de mis orejas.
Saca su bocadillo y me entrega el mío y empezamos comerlos. —Entonces,
¿qué quiso decir con la forma en que se sentía estar dentro de ti? Quiero decir, tú ya
has tenido sexo con él así que por qué... oh... oh mi Dios. ¿Te lo follaste sin condón?
—Escupe los trozos de ensalada de pollo en mí cuando grita histéricamente.
—Jesús. Cierra la boca. Preferiría no estar cubierta de tu sándwich. —Mierda.
Realmente no quería que Joey se enterara de esto, pero olvido lo jodidamente perspicaz que es a
veces. Gruño en voz alta antes de responder—. A pesar de que no es de tu incumbencia,
sí, lo hice.
Hago una cara y limpio un trozo de mayonesa del delantal que había logrado
golpearme en el centro del logotipo de mi tienda.
Golpeando su mano sobre el mostrador para un efecto dramático, como lo
necesitaba, finalmente habla después de masticar y tragar su bocado. —Eso es
jodidamente enorme y jodidamente serio. Nunca he hecho eso. Mierda, ¿cómo fue?
¿Lo suficientemente bueno para jurar fuera condones de forma permanente? —Me 71
sonríe con malicia cuando asiento lentamente.
—¿Con él? Sí, absolutamente. Fue perfecto.
—¿Así que ustedes son oficialmente una pareja ahora? Joder que sí. Eso es de lo
que estoy hablando, perra. —Sostiene su mano para que le choque los cinco y sacudo
la cabeza mientras mastico mi bocado. Maldita sea. Gracias por el recordatorio.
—No, no somos una pareja. Somos monógamamente casuales. —Tomo otro
bocado de mi sándwich para morirse.
—¿Qué carajos significa eso?
Me trago mi bocado y me quedo mirando mi sándwich, evitando ser juzgada
por su mirada. —Significa que no somos serios, que sólo estamos durmiendo el uno
con el otro. Por lo tanto, es todavía casual y acerca del sexo. —Siento un dolor agudo
en el pecho—. Ahora que hemos establecido que sólo estaremos el uno con el otro de
esa manera, no tenemos que usar condones. Además, era mi primero y yo era la
suya. —Y esa parte alivia el dolor. Miro hacia él y veo su expresión poco convencida.
—Umm, está bien. Honestamente, creo que tienes que estar delirando si piensas
que es casual para los dos. Te iluminas cuando hablas de ese hombre y él te escribe
cartas de amor. Que se joda la mierda casual. —Se deshace de su envoltura y lo
dispara en el bote de basura—. Por otro lado, creo que es muy dulce que fueran
sus primeras veces sin ellos. Estoy seguro de que significaba tanto para él como lo
significaba para ti.
Gruño en voz alta. —Cállate, es sólo sexo. Y no me escribe cartas de amor. Me
envía harina y bragas con pequeñas notas.
—Sí, sigue diciéndote eso a ti misma. ¿Quieres algo de beber? —me pregunta,
marchándose hacia la cocina cuando mi teléfono suena en mi bolsillo.
—Por favor —contesto, tirando de él y viendo un número desconocido.
Desconocido: Ahí estás. Ahora no tengo que preocuparme tanto por Fred
interceptando mis cartas para ti
Sonrío y escribo frenéticamente.
Yo: Aquí estoy. Y resulta que me gustan tus cartas, así que espero que no te
importe el riesgo de Fred interceptándolas.
Reese: El riesgo vale la pena, amor. ¿Puedo verte este fin de semana?
Yo: Creo que te puedo sacar un lugar. Tengo un pastel de bodas para trabajar
esta noche, pero estoy libre mañana por la noche.
Joey regresa con dos refrescos y coloca uno delante de mí en el mostrador.
—Gracias. Así que, ¿dónde van a estar tú y tu abogado de culo caliente esta
noche? —Me esfuerzo por mantener mis ojos en Joey y no en el teléfono que está en 72
mi mano.
Se da cuenta de la lucha al instante. —Algunos conjuntos lujosos italianos. Y
no tienes que ocultar tu entusiasmo acerca de los mensajes de texto de Reese. Ya he
terminado de tratar de convencerte de que es más de lo que ambos están dejando ver.
Toma un sorbo de su refresco y saca su teléfono, señalando el reloj de la pared
con una sonrisa amplia.
—Dulce. Hora de la fiesta de baile. —Chillo, dejando mi teléfono en el
mostrador cuando coloca su teléfono en altavoz y rueda una canción.
Todos los viernes al mediodía, Joey y yo bailamos y cantamos al ritmo de una
canción en la tienda. No importa si los clientes entran y no importa lo ocupados que
estemos. Siempre hacemos tiempo para una canción el viernes. Hace unos meses, tuve
la fiesta de toda una boda aquí bailando a lo largo de Locked Out of Heaven de Bruno
Mars. Fue increíble. Justin Timberlake con Drug of Love resuena a través de los altavoces
cuando me doy la vuelta y comienzo a bailar y cantar a lo largo de la letra con Joey.
Estoy en un rollo serio cuando corta la música y se queda parado mirando a la
puerta de la tienda, con la familiar expresión de chico caliente en el edificio en su cara.
Girando a su alrededor para ver a qué viene tanto alboroto, veo una cara muy
divertida mirándome. Sonriente en un traje y corbata, el atractivo rubio da un paso
adelante e inclina su cabeza.
—Bueno, gracias a Cristo que decidí parar aquí durante mi hora de almuerzo.
De lo contrario, podría haberme perdido ese pequeño espectáculo caliente. —Da un
paso más cerca del mostrador y presiona sus manos en la parte superior, haciendo que
tropiece hacia atrás un poco.
—Dulce madre. Eres como un imán de hombres sexys últimamente —me
murmura Joey en voz baja.
Me aclaro la garganta y sonrió. —Lo siento. ¿Puedo ayudarle?
—Espero que sí, Dylan. —Sus ojos caen a mi nombre y luego en un
movimiento rápido a mi cara. Bueno, pero mi nombre no tenía el mismo efecto que cuando
sale de la boca de Reese. Es alto y rubio, cabello corto y de puntiagudos y cincelados
pómulos y labios delgados—. Mi padre vino el otro día y pidió algo. Él no se siente
bien así que me envió a recogerlo. —Mira hacia abajo en la vitrina y luego retrocede a
mi cara—. ¿Tienes alguna idea de lo que me estoy refiriendo? Porque no fue específico.
Pienso por un minuto antes de que me dé cuenta. —¡Oh, las tartas! —Ando
rápidamente a la cocina y saco el contenedor de las delicias—. Lamento escuchar que
no se siente bien.
El hombre sonríe. —Sí, bueno, no puedo decir que comparto tu simpatía. Su
enfermedad me trajo hasta aquí para verte. —Sonríe amplio, mostrando unos dientes
perfectos y me guiña un ojo. Me estremezco un poco.
—Jesús —pronuncia Joey cuando da pasos detrás de la caja registradora. Lo 73
ignoro y al comentario del hombre.
—Umm, bueno las tartas son $ 3.75 cada una. ¿Cuántas le gustarían?
—No sé, ¿tres, supongo? ¿Me das tu número?
Me congelé en el aire cuando metía la mano en el recipiente para escoger las
tartas. Jesús, Joey tenía razón. No creo que jamás haya estado tan popular entre los hombres
antes. Rápidamente sacudiendo su pregunta, saco cuatro tartas del contenedor y las
coloco en una caja de pastelería cuando llaman a Joey por teléfono.
—Estoy viendo a alguien. Aquí tienes, la cuarta es gratis. —Empujo la caja
sobre el mostrador mirándolo a los ojos. Son de un color extraño, una mezcla entre
amarillo mostaza y azul pálido. Es un poco inquietante y rápidamente aparto la
mirada.
—Bueno, eso es muy malo. Si se jode y dejas de verlo, llámame. —Sonríe y
saca una tarjeta del bolsillo, deslizándola sobre la mesa. Echo un vistazo abajo a ella
brevemente antes de cambiar mi mirada de nuevo hacia él. Hay algo sobre este hombre
que me parece importante alejarlo, pero no puedo poner mi dedo en ello—. Gracias
por las tartas —dice, girando y saliendo de la tienda cuando recojo su tarjeta.
—Bryce Roberts. Bueno, él era inquietante. —Girándome al alrededor, lanzo su
tarjeta en la papelera y quito el polvo de mis manos, cepillando lo escalofriante de mi
piel.
—Discúlpame. ¿Por qué estás tirando el número de un chico caliente? ¿Creía
que tú y Reese no iban en serio? —Curiosea Joey cuando mi teléfono suena.
Lo alcanzo emocionadamente y escucho su risa silenciosa. —Tengo el número
de teléfono del chico más caliente. Estoy lista.
Reese: Ire por tí. ¿8:00 p.m.?
Yo: Suena perfecto.
***
Trabajé en el pastel para la boda de Smith/Cords toda la noche, finalmente un
poco después de las 2:00 a.m. Este era uno de los pasteles más bonitos que había
hecho. La novia solicitó flores de cerezos comestibles en la base de cada nivel y me
sorprendí al ver lo realista que resultó. Saqué una foto de cerca antes para enviársela a
Reese, ya que parecía apreciar mi trabajo. Su respuesta fue nada menos que un
desmayo digno. Sí, ahora esa palabra está siendo utilizada en mi vocabulario también.
Joey me envió un mensaje la mañana del sábado y me dijo que no se sentía bien,
pensando que tuvo una mala comida en el restaurante con Billy y estaba siendo
atendido en la cama todo el día. Estoy segura de que no sólo quiso decir me traes caldo
de pollo y helado de camino. Esto significaba que estaría haciendo mi propia entrega del
pastel hoy. Me sentía un poco nerviosa. No había hecho eso en años, la última vez fue
cuando Joey pasó un fin de semana con un chico griego muy caliente que conoció en
un club. Ellos follaron y lucharon mientras me rompí el culo tratando de llevar un
74
pastel de seis niveles con gradas hasta un enorme tramo de escaleras. Pagó por eso
durante semanas.
Miro a Sam a través de mi ventana de la tienda. La furgoneta estacionada frente
la tienda, la puerta de atrás abierta y lista para que deslice el pastel dentro. Es casi
mediodía y tengo que irme ahora si voy a llegar a la sala de recepción para dejar el
pastel a tiempo. El tráfico es siempre una pesadilla los sábados y sé que va a llevarme
más tiempo del que me gustaría llegar. Estoy demorando, en realidad estoy tratando de
no llevar el pastel sola y posiblemente tener un contratiempo importante. —Maldita
sea, Joey. —Agarro el teléfono de mi bolsillo, y voy a la información del contacto de
mi planificadora de bodas favorita.
—Hola, dulce —canta en su alegre voz de voy a mantener a todos en esta maldita
boda calmados. Me río entre dientes en el teléfono.
—Hola. Ahora voy a dejar el pastel así que podría llegar un poco tarde.
—Estamos atrasados, así que no te preocupes. Esta puta novia me está
volviendo loca. —Suspira dramáticamente—. En serio, me siento mal por su novio.
Bastante seguro de que le espera una vida de irritación. —Escucho conmoción en el
fondo y sólo puedo imaginar con lo que Juls está tratando. Ha tenido algunas novias
primor.
Suspiro aliviada. —Gracias a Dios. Vuelo sola hoy ya que Joey está jugando a
la casita con Billy. Realmente odio hacer entregas sola.
Oigo su jadeo dramáticamente. —¿Qué estás haciendo? Ve a buscar el
predicador. Ha estado DEA7 durante veinte minutos. Lo siento, me tengo que ir, Dyl.
7
Desaparecido en acción.
Esta boda no va a ponerse en marcha sin mí. Oye, ¿sigue en pie lo de muy necesario para
una chica mañana?
Salto de entusiasmo, casi habiendo olvidado por completo los masajes y
tratamientos faciales que reservamos hace semanas después de declarar lo poco que
nos vemos la una de la otra. —Sí. Estoy tan lista para el spa y mi tiempo de Juls.
Buena suerte con tu novia pesadilla.
—Gracias, lo necesitaré. Adiós, dulce.
Hago clic en finalizar y giro, mirando el pastel, ya que se sienta en mi mesa
auxiliar en la que hago consultas. —Está bien, sólo somos tú y yo. No me hagas enojar
y no te comeré. ¿Entendiste?
Me apoyo la puerta principal y bajo, con cuidado y oh tan lentamente
levantando el pastel y cargándolo hasta la puerta de atrás de Sam. Ajustándolo en la
cornisa, alivio sosteniendo dentro mi aliento y diciendo cada oración que se me ocurre
en silencio. Después de ponerlo con éxito donde quería, cierro los ojos con fuerza y
expulso el aire de mis pulmones. Bueno, la mitad de la batalla ha terminado. Moviendo el
soporte al lugar que impide a los pasteles deslizarse alrededor de la parte trasera de la 75
furgoneta, aseguro todo bien y cierro las puertas traseras. Girando alrededor para
caminar al lado del conductor, me detengo de inmediato mientras corro directamente a
un pecho como una pared de ladrillo. Oh, genial.
—Jesucristo, Justin, asustaste hasta la mierda. —Empujo lejos de él cuando
suelta una pequeña risa molesta.
—Lo siento, pepinillo Dyl.
Ugh. Odio cuando me llama así. No he sido capaz de comer un pepinillo en dos
años.
—¿Qué deseas? Se me está haciendo tarde y realmente no tengo tiempo para
charlar. Ni tampoco quiero. —Me muevo un paso a su alrededor cuando su brazo sale
disparado y agarra mi cintura—. ¿Qué demonios? ¿Qué estás haciendo?
—Oh, vamos, bebé. Vi la forma en que me miraste en la boda. —Me empuja
contra la furgoneta, moliendo su erección en mi cadera. Estoy luchando contra él, pero
su agarre es firme. Realmente firme—. Todavía quieres esto. Lo puedo decir.
—¿Estás loco? ¡Aléjate de mí, mierda! —le grito, azotando la cabeza de lado a
lado en la calle muerta a nuestro alrededor. Por figuras, en cualquier otro momento del
día la gente anda ajetreando de arriba abajo en las aceras—. ¿Qué demonios te pasa?
—Sé que ahora prefieres los hombres casados. Ríndete, bebé. Está todo bien.
Sara al parecer le gusta jugar a mis espaldas, así que puedo hacer lo mismo con ella. —
Su aliento apesta a alcohol y mis hombros comienzan a quemarse donde me está
apretando, presionando mi cuerpo en el lado de mi furgoneta. Pasa su lengua sobre mi
oreja y me resisto contra él—. Todavía dulce.
Sigo empujando contra su pecho, tratando de retroceder un poco. —Eres
repugnante. No me interesas. Nunca estaré interesada de nuevo. Joder, me estás
lastimando, Justin. ¡Déjame ir! —Sus dedos están cavando en mi piel y me dan ganas
de llorar pero de alguna manera me las arreglo para contenerlo. He llorado bastante
por este imbécil.
Tira de mí hacia él y luego me golpea una vez más contra la furgoneta, esta vez
sacando el aire de mis pulmones y caigo de rodillas. Me quedo sobre mi lado, jadeando
por aire cuando se agacha y apoya su cara a la mía. —Tu pérdida —susurra y salta
lejos cuando finalmente tomo el aire suficiente para calmar los gritos de mis pulmones.
Toso y resuello, aferrándome a mi pecho mientras me esfuerzo por levantarme en mis
pies. ¿Qué carajo? ¿Qué ha pasado? Justin se volvió psicótico, eso es lo que pasó. Todo mi
cuerpo está adolorido y quiero volver dentro y curar mis heridas, pero no puedo.
—Puta mierda —gimo cuando me subo a Sam y lo enciendo. Me pongo la
visera hacia abajo y trato rápidamente de recuperar mi apariencia para que no parezca
que acabo de ser acosada en la calle. Mi cabello es un desastre, totalmente
desenredado de mi moño y mi cara está manchada de maquillaje. Me limpio debajo de
los ojos, quitando el rímel, y limpio el resto de mi cara. Separando mi parte superior 76
para revelar mi hombro, me estremezco con las marcas rojas brillantes de la yema de
los dedos que son muy visibles—. Jesucristo. Ese malparido de mierda. —Tiro mi
camiseta de nuevo y las cubro rápidamente, apoyando mi cabeza hacia atrás y
tomando varias respiraciones lentas y profundas. Ese hijo de puta. Lo voy a desmembrar la
próxima vez que lo vea. Niego con la cabeza y arreglo mi cabello. No puedo lidiar con
esto ahora mismo; tengo un trabajo que hacer y necesito jodidamente hacerlo. Empujo
los acontecimientos que ocurrieron fuera de mi mente y suelto el freno alejándome de
la acera a una boda donde, con suerte, el único pene que la novia chupará será la de su
marido.
8 Traducido por Arancha
T
Corregido por Angy de Rossi
odo lo relacionado con la entrega del pastel sucedió sin problemas.
Bueno, todo sucedió sin problemas excepto lo que paso antes de la
misma. Hundiendo mis músculos en la bañera, mi cabeza recorre
por los hechos ocurridos en las últimas horas. Justin nunca fue agresivo cuando
estábamos juntos.
Él nunca me había agarrado de esa manera. Así que le atribuyo ese
comportamiento a que descubrió las indiscreciones de la boda de su esposa y lo
manejó como un lunático. Me parece perfecto que tenga lo que se merece, siempre y 77
cuando no sea a mis expensas. Una cosa es segura, si me toca así de nuevo, no tendrá
un pene para engañar a su esposa. Se lo cortare y hare que se lo coma.
Mi teléfono sonó, por ello me siento en la bañera, y lo agarro del fregadero para
leer el mensaje:
Reese: ¿Seguimos a las 8:00 p.m., amor?
Suspiro pesadamente y continúo mirando el mensaje. Me sentía más allá de
emocionada de pasar la noche con Reese, pero no quiero que vea las horribles marcas
que lucen mi piel, en mis hombros y en mi espalda.
Por supuesto que puedo convencerlo de hacerlo con la ropa puesta como lo
hicimos en la boda. Eso era todavía más caliente. Asiento y le escribo mi decisión
Yo: Será mejor que así sea. Estoy en la bañera en este exacto momento
preparándome para ti.
Reese: Pruébalo.
Tantas opciones aquí. Me hundo hasta que solamente la parte superior de mis
rodillas se asoma por encima del agua, y estas están empujándose sexymente una
contra la otra. Tomo una foto rápida y se la envío.
Reese: Amo esas piernas. Especialmente cuando están envueltas alrededor de mi
cabeza.
Yo: Lo amo también. Ahora para de distraerme. Tengo un increíble CPA,
muy caliente, que viene en menos de una hora.
Reese: Bastardo suertudo.
Me vestí con un par de delgados jeans, que hacían que mi trasero luciera más
grande y más tonificado, una camiseta negra apretada con un escote increíblemente
pronunciado. Y mis zapatos negros.
Para ser un look casual tengo que admitir que estoy bastante adorable. Mi
ondulado pelo rubio cae suavemente por mis hombros y me coloqué muy poco
maquillaje, solamente una máscara y un brillo labial.
Un suave golpecito en el vidrio de la puerta me hizo ir rápidamente, pero
cuidadosamente bajando las escaleras pasando por la cocina, y parando en el portal,
mirando por las ventanas delanteras. Mierda no es una cita, no es una cita, Dylan.
Camino por la panadería a oscuras hasta la puerta del frente, mientras
desbloqueo la puerta, le saludo suavemente con la mano, conforme hace que una
sonrisa de lado a lado ocupe su rostro. Cuando logro desbloquear la puerta siento sus
ojos vagando por todo mi cuerpo, hasta finalmente centrarse en mi cara. Sostuve mi
mano en el picaporte de la puerta mientras me estudiaba.
—¡Hola, lindo! —le dije, todavía no permitiéndole pasar. Sus ojos verdes son
suaves y cálidos y muero de ganas de dejarlo pasar. Pero voy a esperar. 78
—Hola, mi amor. ¿Vas a dejarme entrar o estas esperando a otro CPA
increíblemente sexy? —Coloca las manos a cada lado de la puerta e inclina la cabeza
arqueando una ceja frente a mí. Oh como amo al Reese juguetón.
—No, solamente a ti. ¿Qué tan bien puedes verme desde ahí afuera? —La
visión de él con pantalones vaqueros y una camisa ajustada color gris metálico, que se
ajusta a su cuerpo a la perfección, la manera en la que lo deseo me hace sentir
escandalosa y empiezo a sudar.
—Uh, bastante bien. —Sus ojos se fijan en mí—. ¿A dónde quieres llegar con
esto?
Doy un paso a atrás, luego me alejo unos cuantos metros y me quedo quieta.
Está muy oscuro allá afuera, pero Reese está iluminado por una lámpara de la calle
que está cercana a él. Su figura alta es la única cosa que puedo ver a través del vidrio.
Sonrió ampliamente a él.
—Si estoy aquí, ¿puedes verme bien?
Asiente.
—No tan bien como me gustaría, pero sí. ¿Qué pasa?
Saco mi labio inferior mientras levanto mi dedo indicándole que espere un
momento, mientras desaparezco por la cocina. Cargo una silla de madera, y me siento
en el medio de la habitación donde antes me hallaba parada, lo miro nuevamente. Me
está estudiando con curiosidad, sus ojos indican que tiene una idea. O, ¿alguien viene
por la acera?
—¿Viene alguien por la acera? —pregunto moviéndome con gracia en la silla
frente a él, cruzo las piernas delante de mí mientras trazo círculos con el pie en el aire.
Se rasca la cabeza con su mano izquierda y luego con la derecha, luego se
volvió a mí. —No, creo que soy el único aquí esperándote. ¿Vas a dejarme entrar?
Esa fue la luz verde necesaria para que comenzara mi show.
—Si, en un minuto —dije mientras descruzaba las piernas, y las tendía
firmemente en el suelo de madera maciza. Mantengo mis ojos en el por poco tiempo,
luego deslizo mi mano sobre mis senos apretándolos, luego deslizo las manos hacia la
parte superior de mis jeans.
—Dylan, ¿Qué mierda estás haciendo?
Tomando mis dos manos abrí el botón de mis jeans, puse una mano
dominantemente dentro de mis pantalones, y dentro de mi ropa interior. Dejando salir
un fuerte gemido cuando mis dedos comienzan a moverse contra mi clítoris hinchado.
Reese se prepara a sí mismo, con sus ojos fijos en mí y la boca abierta.
—Dylan. Santa desgraciada mierda. Lo amo, déjame entrar.
Mientras apretaba con una mano su cabello, la otra tironeaba el picaporte de la
puerta tan fuerte que hacía temblar el vidrio. 79
Inclino mi cabeza hacia atrás, y llevo mi mano libre hasta mi pecho, luego
comienzo a apretarlo, y tirar de mi pezón. Mis dedos se hunden en mí, esparciendo la
humedad alrededor de mi punto caliente, mi respiración se vuelve frenética y fuerte. Él
comienza a pasearse por enfrente a la ventana, sus ojos nunca me abandonan,
fijándose en lo que estoy haciendo.
—Reese, oh, por Dios, estoy fingiendo que eres tú quién me tocas. —Eso es
absolutamente cierto. No puedo tocarme sin fingir que es él quién lo hace.
—Mierda, déjame entrar y seré él que te toque.
Cierro mis ojos y muevo mis dedos rápidamente en círculo. Pienso en la
primera vez que me tocó en la boda, la forma en que sus manos se deslizaron por mis
muslos. La forma en la que se apoderó de mis caderas y me atrajo hacia él, para
encontrarme con sus embestidas, tan fuertes que pensé que me iba a romper.
Sus ojos, sus labios, la forma en la que me llenó por completo, el martes, y la
sensación de su piel contra la mía. Como mantuvo sus ojos en mí mientras devoraba
mis piernas. Gemí fuertemente, mientras trabajaba en mi misma llevándome al éxtasis.
Luego sentí la avalancha de calor, y la onda que se propagó por todo mi cuerpo.
—Reese.
Gemí cayendo contra la silla, dándome placer, pero no tanto como quería. Mis
ojos están cerrados, y mi cabeza echada hacia atrás, entre mis gemidos puedo escuchar
varios golpes en el cristal, sé que está muriendo allí fuera. No entiendo porque, ya que
va a estar allí por unos minutos.
Levantando lentamente mi cabeza, me arreglo los jeans, antes de comenzar a ir
directamente hacia la puerta. Sonrió maliciosamente ante su apariencia. Me siento
increíble, y él parece totalmente agotado, su pelo sobresale por todos los lugares, sus
ojos están muy abiertos, y su mandíbula está fuertemente apretada.
Muerdo mi mejilla y me río suavemente.
—Vas a matarme, ¿lo sabes? —dice mientras deslizo poco a poco mis dedos
hacia mi boca y los voy chupando de a uno. Se pasa la mano por el pelo mientras
sujeta el picaporte de la puerta fuertemente—. Dylan, si no me dejas entrar ahora,
tendrás que reemplazar esta puerta mañana.
Río nuevamente, y saco mis dedos de mi boca, desbloqueando rápidamente la
puerta, mientras atraviesa rápidamente el portal y me tira contra él.
Me sujeta y me hace agarrarme con las piernas alrededor de su cintura,
mientras se da la vuelta y vuelve a bloquear la puerta con su mano libre, luego su boca
saqueó la mía mientras una de sus manos me sostenía.
—Tan malditamente sexy, amor. Pero no lo hagas de nuevo —dice entre besos
y me empuja de nuevo lejos de él para que viera su seria expresión
—¿No te gusto mi espectáculo? Era solo para ti. 80
Me carga hasta el mostrador y me sienta encima de él, mientras se coloca entre
mis piernas con sus manos sobre mis brazos, frotando ligeramente mis hombros, mi
cuello, y mi garganta.
—Me encantó tu espectáculo, pero no me gustó no poder llegar a ti, me moría
de ganas ahí fuera. Sonrío mientras presiona su frente con la mía, y arrastra sus dedos
por la parte posterior de mi cuello—. Te vez hermosa por cierto —dice en voz grave
antes de presionar firmemente su boca contra la mía. La abro para él, para darle acceso
a su lengua para que se moje suavemente en la mía. Sus besos no son urgentes en esta
ocasión. Son lentos y duraderos, como si estuviera saboreando este momento
conmigo. Respirando todos mis gemidos, mientras pruebo su sabor a menta, mi
favorito. Seguimos pecho contra pecho, mientras sus manos están acariciando mi
espalda, mi cintura, y lentamente mi espalda nuevamente, mientras mis manos están
sujetas detrás de su cuello. Los dos nos separamos al mismo tiempo por necesidad de
aire, nuestras respiraciones están agitadas.
—Extrañé tu cara —digo e instantáneamente me arrepentí de ello, no
necesitaba saber eso. Plaf, tuve un orgasmo y ya tiré mi guardia abajo como una amateur.
—¿Sólo mi cara? —pregunta juguetonamente, mientras peina mi pelo, y lo
coloca detrás de mi oreja.
Sacudí la cabeza negativamente, y comienza a rascarse la parte trasera de su
cuello. Sus ojos se cierran y un pequeño gruñido de placer sale de sus labios,
haciéndome sonreír. —También extrañe tu cara —me responde, mientras abre sus ojos
nuevamente y traza con sus dedos mis sienes, luego mis mejillas, luego mis labios
donde besa la punta de sus dedos.
Sus palabras me enternecieron, como no podrían hacerlo, y supe que necesitaba
romper este momento antes de que dijera algo que en realidad no quería que supiera.
No era débil ante él solamente en el sexo. Él despacio se iba metiendo cada vez más en
mi alma. —¿Quieres un tour? —Sus labios trazaron una pequeña sonrisa, sosteniendo
su mano, me ayuda a bajar de la encimera. Rápidamente tiro de él hacia la cocina, la
sensación de su mano en la mía, haciéndose cada vez más familiar.
Enciendo las luces, mientras camino alrededor de la mesa de trabajo, sentía su
mirada por donde andaba.
—Bien, entonces, aquí es donde paso la mayor parte de mi tiempo creando
cosas fabulosas, y tratando desesperadamente de no comerlas, lo que por lo general
fallo miserablemente. —Mientras me muevo alrededor de la habitación, escuchando su
risita, le señalo las cosas—. Almacén, refrigerador, congelador, y, ¡oh!, Mierda. —Vi
un glaseado que hice hoy en la mañana mientras intentaba con una nueva receta.
Tomando el recipiente que puse en la encimera, coloco mi dedo meñique en el
glaseado rosa caliente, luego me lo llevo a la boca.
—Mmm, delicioso —le dije, mientras dirijo mis ojos hacia él, que estaba
recostado en la pared. Sus brazos cruzados sobre su pecho, y me miraba concentrado, 81
lo cual se hacía usual en él—. Oh, encontré esta receta de chocolate y menta
apimentada así que me puse a jugar con ella esta mañana. Hasta que me di cuenta que
no tenía tanto tiempo así que lo deje estúpidamente afuera. —Lamo mis labios y sus
ojos se abren ampliamente—. ¿Quieres probar?
—Claro —respondé moviéndose hacia la mesa de trabajo. Me subo a la parte
superior de la misma, a esperar que venga a anidarse entre mis piernas.
Meto mi dedo en el glaseado y le ordeno—: Abre. —Mientras sostengo mi dedo
delante de sus labios ligeramente hinchados. Se forma una pequeña sonrisa en sus
labios antes que de un lengüetazo a mi dedo. Jesús podría humedecerme solamente viéndolo
lamer mi dedo frente a mí.
—¿Bueno?
—Mucho, sobretodo viniendo de ti.
—Me encanta el chocolate con menta, creo que es la unión perfecta de sabores.
—Meto otro dedo en el glaseado, y se lo doy, lo chupa haciendo un pop, con su boca.
—Creo que eres la perfecta unión de sabores —responde haciendo que sonría
ampliamente.
—¿Quieres un poco más? —Voy casi colocando mi dedo sobre el glaseado
cuando el agarra el tazón de mis manos y lo coloca junto a mí en la mesa de trabajo.
Hunde su propio dedo en el bol, luego lo esparce por su lengua y sus labios. Luego por
mi escote y mi cuello. Gimo mientras su lengua comienza a lamer la línea del
glaseado, prestando atención especial a la que estaba entre mis pechos.
—Levanta tus brazos —susurra agarrando el borde de mi camisa y tirándola de
mí, por encima de la cabeza. Sus ojos se agrandan, y pasan desde mis hombros, mi
cara, mi abdomen, su cara se pune furiosa instantáneamente. Oh mierda.
—¿Qué mierda? ¿Qué paso contigo? —Sus dedos trazan los hematomas del
tamaño de la yema de un dedo, cuando lo toca, sale de mí un gemido de dolor. Mueve
mi pelo fuera del camino, y aspiro fuertemente a medida que descubre mis moretones.
Mierda, quería mantener la ropa puesta. Esta conversación podría haberse evitado
fácilmente. Él y su maldita habilidad de nublar mi juicio.
—¿Por qué demonios estás cubierta de hematomas? —Se acerca a mí
posicionándose entre mis piernas y mirándome atentamente de nuevo.
—Uh… —¿Le digo? ¿Qué podría hacer? ¿Iría detrás de Justin? ¿Es algo que tu
compañero de sexo casual haría, o lo haría tu novio? ¿Quiero que él se preocupe?
—Dylan
Mi caso de vómito verbal de repente asoma su fea cabeza nuevamente. —Justin
vino cuando cargaba las cosas hoy con Sam, para entregar, un pastel de bodas,
entonces vino sobre mí. Estuvo bebiendo, y no me iba a dejar ir, aunque grité, y luego 82
me tiró contra Sam. —Veo su expresión reflejando ira. Sus dientes suenan unos contra
otros, los músculos de su mandíbula se ven tan apretados que incluso palpitaban y sus
fosas nasales se abrían y cerraban con cada respiración. Me muevo un poco. Maldita
sea. Reese enojado es intimidante y sexy como el infierno.
—¿Ese idiota puso sus manos sobre ti?
—Sí, pero…
—¿Y, quién mierda es Sam? ¿Trajo otro tipo con él? —Golpea su mano contra
la mesa, justo a mi lado, haciéndome saltar—. Los dos están jodidamente muertos. —
Se da vuelta dándome la espalda, agarro sus hombros para prevenir su escape.
—No, sólo espera un minuto. —Sus ojos se reúnen con los míos, y levanta las
cejas—. Sam es mi camioneta de envíos. Sí, es estúpido, lo sé. Y sí, Justin lo hizo, pero
nunca pondrá una sola mano sobre mí de nuevo. No creo que lo haga nuevamente.
Probablemente se sentía enojado porque su esposa lo engañó. —¿Qué demonios? Ahora
estoy excusando a ese imbécil. Acaricio sus brazos y pongo sus manos sobre mi regazo,
luego las aprieto suavemente.
—¿Esto es jodidamente enserio? —Su voz sonó por toda la cocina.
—No me importa un pepino, si estaba borracho, o enojado o lo que mierda sea.
Él te toco, está muerto.
—Reese por favor, ¿qué vas a hacer? No puedes lastimarlo. Puede presentar
cargos contra ti. Es decir, no es como si fuera en defensa propia o algo así. Por favor,
por favor, déjalo ir. Realmente luce peor de lo que se siente. —Eso es una completa
mentira. Duele como el infierno pero estaba aterrorizada que Reese pudiera terminar
en problemas por esto, eso dolería infinitamente más que estos hematomas.
Acaricia mi cara con sus manos, luego sujeta dulcemente mis manos con una
expresión de sufrimiento. —Debiste haberme llamado. ¿Por qué no lo hiciste? —Sus
pulgares paran en mis mejillas, mientras me estudia.
Me encojo de hombros.
—Tenía que hacer la entrega del pastel de bodas, y ya iba tarde. Además no
quería que te metieras en cualquier problema por mi culpa. Él no vale la pena. —Tomo
una de sus manos y me la llevo a la cara—. Prométeme que no harás nada.
Se acercó más a mí, casi pegando nuestros cuerpos, solamente algunos
centímetros lejos uno de otro. —Lo siento, no puedo hacer eso.
—Reese.
—No, amor. —Me besa rápidamente, luego continúa—. No puedo, y no quiero
dejar que nadie te lastime. Nunca te tocara de nuevo, eso sí te lo prometo.
Asiento ligeramente. La verdad es que me gusta que se preocupe por mí, lo
suficiente como para protegerme. Reese es inteligente. No va a hacer nada que pueda
perjudicar su carrera, la cual le ha costado tanto trabajo. No debería preocuparme por 83
eso.
—Está bien, pero por favor, ¿podemos volver a llenarnos de crema ahora? —
pregunto, viendo que sus ojos se iluminan con la idea.
Asiente lentamente, el deseo se desata de nuevo en esas verdes piscinas.
Oh, esto va a ser divertido.
9 Traducido SOS por Yasna.FU & Kariza
E
Corregido por *Andreina F*
stoy totalmente desnuda en mi mesa de trabajo, mis muslos apretados
juntos en anticipación mientras Reese continúa quitándose la ropa.
Nunca me había dado cuenta hasta ahora de lo sexy que es ver a un
hombre desnudo. Pero me estoy dando cuenta rápidamente de que todo lo que este
hombre hace, lo hace de una manera muy sexy. Me muerdo el interior de mi mejilla
mientras lo veo tirar de su camiseta con una mano, dejando al descubierto su torso
brillantemente esculpido. Gimo en voz baja por la vista y llamo su atención, al ver que
sus labios se curvan en la esquina. Sus calzoncillos se vienen abajo con sus pantalones
84
y los coloca en un taburete cerca de él. Su mano agarra mi muslo y lo extiende abierto,
dándose a sí mismo un espacio para establecerse entre mis piernas. Siento la punta de
él empujando contra mi clítoris y gimo.
—Ahora, ¿por dónde empiezo? —Sus ojos corren por mi cuerpo y sonríe con
malicia.
—Puedes comenzar con meter ese gran pene en mí —le respondo, moviéndome
en su contra para darme un poco de alivio. Dios todopoderoso, se siente increíble.
Se ríe y se inclina hacia delante. —Alguien está codiciosa. ¿No recibiste afuera
lo suficiente? —Deja caer su cabeza y besa entre mis pechos—. Deberías haberme
dejado entrar cuando te lo dije. Te habría hecho llegar tan duro que no estarías
rogando por mi pene en este momento. —Extiende su mano para levantarme por lo
que ahora estoy sentada, mis ojos haciendo un rápido resumen de su cuerpo, lo que él
nota.
—Sí, me atrapaste, te miraba, pero no puedo evitarlo. —Me recuesto sobre mis
manos y saco mi pecho hacia fuera—. Ahora, ponte a trabajar.
—¿Siempre eres tan mandona? —pregunta mientras sumerge su dedo en el
glaseado y extiende una cantidad generosa en cada pezón erecto. Trato de mantenerme
quieta lo mejor que puedo, pero consigue encenderme rápidamente. Pero seamos
honestos aquí, ha estado trabajando en mí desde que caí en su regazo. Se ve tan concentrado,
tan meticuloso con el patrón que está dibujando en mí que me hace vibrar con una risa
silenciosa contra sus manos—. Deja de retorcerte. —Saca otras gotas de la taza y las
arrastra hacia abajo al centro de mi estómago, girando el glaseado rosa sobre mi
clítoris. Me muerdo el labio para evitar sacudidas, observando cómo pone la taza sobre
la madera a mi lado y da un paso atrás, admirando su creación.
—¿Te gusta? —pregunto, mis ojos pegados a su enorme erección que se ve
adolorida por saltar.
Su mano acaricia su mandíbula mientras me estudia. —Joder, sí. —Sus ojos
giran rápidamente hacia arriba, a mis ojos, mientras me agarro al borde de la mesa de
trabajo. Mierda, me mira tan fijamente que me podría derretir como una vela con su mirada.
Moviéndose rápidamente para llenar el espacio entre nosotros, su mano agarra mi
cabeza y estrella mi boca contra la suya. Es rudo, deslizando su lengua en mi boca, su
aliento caliente y con olor a menta en mi cara. Somos todo labios, lengua y ráfagas de
aire cuando chupa y me muerde el labio, el pequeño dolor de ello alimentando mi
deseo por él. Su lengua como dardos y lame el glaseado de mi seno izquierdo.
—Oh, sí. —Enredo mis manos en su cabello mientras acaricia mi pezón con la
lengua, tirando de él en su boca y chupándolo antes de soltarlo.
—Ummm, tu sabor es demasiado bueno. —Su boca se mueve a mi pecho
derecho donde lame antes de hacer un giro rápido en mi pezón, ganándose un grito
profundo desde mi núcleo. Se sienta y mira fijamente hacia mí—. ¿Y ahora qué? —
pregunta y sé que la expresión de mi cara es una de puro deleite. ¿Yo controlo esto?
85
—Lámeme.
—Sé específica, amor.
Me incorporo rápidamente y envuelvo mis manos alrededor de su pene, oigo un
grito agudo de él mientras agarra mi cuello. Sacude la cabeza y quita la mano
suavemente, haciéndome fruncir el ceño.
—Todavía no. —Me guía hacia abajo sobre mi espalda y en broma trato de
llegar a él con glaseado en mis manos—. Me decías que te lamiera y quiero saber
dónde.
Sonrío. —Tú sabes dónde.
Se encoge de hombros y lentamente comienza trazando mi ombligo, moviendo
el glaseado alrededor y haciendo que mi estómago se apriete. —¿Dónde, Dylan? —
Buen Dios, el hombre es persistente.
Está bien, puedo hacer esto. Mantengo mis ojos cerrados. —Reese, por favor, lame
mi vagina hasta que me venga en tu boca y luego fóllame hasta que no pueda caminar.
—Poco a poco empiezo a abrir un ojo, parece un hombre muy divertido mirándome
con la sonrisa más grande que le he visto nunca en su rostro. No puedo dejar de reír—.
Eres un pervertido.
—Así eres tú. —Se deja caer delante de mí, se aferra a mi clítoris y chupa duro.
Me quejo en voz alta y arqueo mi espalda, sintiendo el apretón de sus manos en mis
tobillos y planta mis pies sobre la madera. Estoy completamente abierta para él y voy a
dejar caer mis pies hacia los lados cuando los agarra y los mantiene en su lugar.
—No te muevas o me detengo.
Bajo la mirada a mi cuerpo y miro sus brillantes ojos verdes. —¿En serio?—
Niego con la cabeza rápidamente. Mierda. Me siento tan expuesta así. Se puede ver todo.
Mantiene sus ojos en mí mientras arrastra dulces besos en mis muslos internos.
—¿Tienes alguna idea de lo hermosa que eres, Dylan? Cada parte de ti. Especialmente
aquí. —Sus manos como pincel entre mis piernas y gimo—. Quiero verte así. —Bueno,
en ese caso. Dejo caer mi cabeza hacia atrás y firmemente planto mis pies, dejando ir mi
ansiedad y abriéndome a su gran talentosa boca.
—Oh, sí. —Muevo mis caderas contra él mientras lentamente acaricia mi
longitud y alrededor de mi clítoris, lamiendo cada pedacito de glaseado. Quiero que
me tire en su boca y me chupe duro, sabiendo muy bien que pierdo mi mente cuando
lo hace. Pero no lo hace. Mantiene el ritmo de las caricias profundas, deslizándose un
poco más o un poco menos sobre mi clítoris y me está volviendo loca. Sólo mete la
lengua en mí lo suficiente como para que agarre su cabeza con mis muslos y luego
poco a poco se sale.
—Estás tan cerca, amor.
—Ya lo sé. ¿Por qué no dejas que me corra? —Mi clímax está ahí, justo ahí y 86
está jugando con él. Mi cuerpo está temblando sobre la madera dura, el ligero frío de
ella enfría mi piel ardiente.
—Te puedo sentir latiendo contra mi lengua. Quiero que te corras, Dylan.
Realmente lo quiero. —Da vueltas despacio con su lengua, remolino e inmersión.
Traigo mis caderas hasta hacer que se vaya donde lo quiero, pero su mano me sujeta
rápidamente en mi estómago y me presiona a la mesa.
—Por favor. Necesito… por favor, sólo… un poco más bajo. No más alto. Por
favor, ¿qué carajos?
—¿No estás disfrutando esto? —Lame—. Porque te aseguro que en realidad —
Lame—, creo que voy a hacer esto por el resto de la noche.
Oh Dios, está tratando de matarme. Al diablo con esto. Si no va a dejarme conseguirlo en
este momento haré alguna mierda. Dejo caer rápidamente mi mano a mi sexo, y me voy a
frotar con mis dos dedos favoritos cuando me agarra la mano. Dejando escapar una
serie de coloridas malas palabras, finalmente sin fuerzas me dejo ir.
—¿Por qué haces esto? —gimo mientras continúa su tormento.
Su aliento me calienta entre mis piernas. —Porque no me dejaste tocarte.
¿Tienes alguna idea de lo cerca que estaba de romper a través de la ventana? —Lame
mi clítoris rápidamente y jadeo—. Quiero ser el único que te de placer, Dylan. Tus
orgasmos me pertenecen. —Mierda. Estoy completamente de acuerdo con eso. Sí.
Absolutamente.
—¿Así que no puedo tocarme nunca más?
—Puedes, pero sólo si estoy allí para ayudarte. Nunca llegarás tan duro como te
hago llegar de todos modos. —Otra lamida y me sacudo—. ¿Tú sabes que no, verdad?
—Sí. —Los orgasmos que me doy son suaves en comparación con los de él.
Incluso esta angustia que me está infringiendo es mejor de alguna manera. Voy a
quejarme en voz alta—. Por favor, eres el único hombre que alguna vez me hizo venir.
Se detiene, completamente congelado entre mis piernas. Siento su aliento
caliente contra mi piel, pero nada más. Mierda, ¿eso no es algo que él debería saber?
Impresionante. No hay orgasmos estilo Reese para mí esta noche. Buen trabajo, Dylan. Brillante.
—¿En serio? —Su pregunta me golpea después de varios segundos de silencio.
Asiento y cubro mi cara con mis manos. —Realmente, has sido sólo tú. —Oh
esas palabras rasgan a través de mí de una manera que no necesito que lo hagan. Me
fui a la mierda con esto y es enteramente mi culpa. Abro la boca para decir algo,
cualquier cosa cuando envuelve sus labios alrededor de mi clítoris y tira de él en su
boca—. Oh, Dios —grito. Chupa, luego más fuerte, gruñe en mi contra y me corro
como un misil—. SÍ. —En medio orgasmo, se levanta y antes de que pueda protestar
por el repentino cambio de dirección, carga directamente a través de mí—. Reese.
—Dylan. Santa mierda, te sientes increíble. —Sus palabras son apenas audibles
sobre mis gritos mientras el primer orgasmo rasga a través de mí y otro viene de cerca. 87
Sus manos moldean mis pechos mientras me agarro al borde de la mesa de trabajo.
—Dímelo otra vez. Dime que soy el único hombre que alguna vez te ha hecho
venir. —Se mece poderosamente entre mis piernas contra mis caderas. Mis ojos están
pegados a sus anchos hombros que se flexionan con cada impulso
Libero el labio que he estado mordiendo y lo miro. —Tú eres el único hombre.
Y eres jodidamente bueno en ello. —Mis ojos se clavaron en su rostro, su pecho, su
cuello que ya latía con cada embestida.
Su mirada cayó entre mis piernas y sé que está observándose entrar en mí una y
otra vez, embistiéndome duro y profundo. —Oh, sexy, amor. Cristo, estoy cerca. —
Empujando su labio inferior a su boca, sus manos se clavan en mis caderas y me
empuja contra su pelvis. Caigo, dándome otro orgasmo mientras arqueo mi espalda
del escritorio y me aprieto a su alrededor. Gruñe alto y pulsa dentro de mí, dándome
su liberación con mi nombre en sus labios.
—Santa mierda. —Jadeo entre rápidas respiraciones mientras roza su cuerpo
contra el mío.
—Sí, santa mierda —dice en mi cuello. Enredo mis brazos alrededor de su
espalda y sólo lo sostengo sobre mí. Extrañaba esto. El sentimiento de su pecho contra
el mío, la manera en que mi piel se calienta instantáneamente contra la de él. Tenerlo
matándome lentamente entre mis piernas con su boca vale la pena permitirme estar
cerca de él. Cuando mueve su cabeza, bajo la mirada para ver sus ojos mirarme.
—Guapo —digo sonriendo como si sólo hubiera ganado la lotería. Me guiña y
rápidamente besa mis pechos antes de levantarse y mirar abajo a nuestros calientes
cuerpos cubiertos de rosa.
—Amor, creo que necesitamos una ducha. —Arquea su ceja hacia mí y
rápidamente me siento, asintiendo frenéticamente. ¿Una ducha con Reese? Jodido Infierno
Sí.
—Por aquí. —Salto hacia abajo y agarro mi ropa del taburete mientras él
recupera la suya, y viene detrás de mí mientras subo las escaleras—. Ah. —Después de
una rápida nalgada en mi parte trasera de su parte, llegamos a la cima y me giro para
estar de frente, retrocediendo más en mi espacio vital—. Esta soy yo —digo,
observándolo, viéndolo. No le tomó mucho. No hay mucho que mirar. Se asoma
alrededor y menea sus cejas hacia mí cuando ve mi cama. De ninguna manera amigo. No
pasará.
—Me gusta, sin embargo, es pequeño. —Me mira con una sonrisa mientras me
sigue a mi baño.
Abriendo la ducha, pongo mi ropa en el lavabo y atrapo una mirada mía en el
espejo. Estoy ruborizada y cubierta de glaseado pegajoso, y me encanta. Viniendo
detrás de mí, pone su ropa al lado de la mía y envuelve sus brazos alrededor de mi
pecho, nuestros ojos se encuentran y me sonríe. Nunca, nunca me canso de su sonrisa
88
y de las pequeñas líneas que tiene al lado de sus ojos.
—¿Estás molesta conmigo por lo que hice? —pregunta, causándome que
estreche la mirada pero rompiéndola con el abultamiento de sus ojos. El baño
comienza a llenarse de vapor y giro en sus brazos, ligeramente presionando un beso en
su barbilla.
—No, sin embargo, si me hubieras privado de mi orgasmo, estarías comprando
un nuevo auto de noventa mil dólares porque hubiera explotado el que tienes.
Se ríe. —Anotado. Ahora, vamos a mojarnos.
Sonrío sinuosamente y abro mi boca para decir algo sucio, por supuesto, cuando
me detiene con su dedo en mis labios.
—Pervertida.
***
Nunca me había bañado con un hombre antes y debo decir, estoy muy segura
de que es el mejor camino a seguir. Me sentía completamente mimada. Se rió de mis
cincuenta mil champús, acondicionadores y lociones de cuerpo que fueron apilados
contra la pared y estudió varios antes de escoger el que dijo que olía como yo. Escogió
la esencia que uso más seguido y sonreí ante la idea de que sepa cuál es mi olor.
Insistió en lavarme el cabello, tomando su tiempo y dándome un increíble masaje de
cabeza mientras me enjabonaba. Lavó mi cuerpo, su cara de endureció mientras
frotaba con cuidado mis hombros y mi espalda pero se volvió juguetón cuando lavó
entre mis piernas. Ahí pasó un pequeño tiempo extra. Después de que me enjuagó dejó
caer su cabeza y refrescó las marcas en mis pechos mientras gemía suavemente contra
su boca. Parecía feliz con sólo estar ahí como yo lo hacía.
Cuando fue mi turno, me salté la esponja y froté su cuerpo directamente con mi
mano, esperando sentir cada pulgada suya mientras lo lavaba. Sus músculos se
relajaron contra mi toque y froté sus brazos de la manera en que hice el martes, al ver
sus ojos cerrarse y su cabeza caer hacia adelante. El único musculo que no se relajó, y
parecía no ser capaz durante todo nuestro tiempo entero en la ducha juntos, era mi
musculo favorito de él. Acaricié lo largo y duro, el deseo construyéndose mientras
sostenía mi cintura y enterraba su cabeza en mi cabello. Me besó profundamente, casi
amorosamente cuando se vino en mi mano. La sensación de su líquido caliente sobre
mi mano era estimulante y quería follar de nuevo, pero no lo hice. Más que eso, quería
salir de la ducha y apretar la boca contra su pecho, respirando mi aire favorito. Pero
Reese tenía otros planes. Quería algo más para llenar su estómago que crema de
mantequilla.
Me subo al mostrador y observo cómo asalta mi nevera, su cabello húmedo y
un jodido desastre. —¿Dónde está toda tu comida? La única cosa que tienes es leche,
algún queso raro y mermelada. —Cierra la puerta y me mira. Estoy ocupada poniendo
mi cabello en un moño desordenado en mi cabeza cuando su pregunta finalmente me
golpea.
89
—Oh, como mucho fuera. ¿Y cuál queso raro? —Me bajo y meto mi cabeza en
la nevera, siguiendo su dedo al segundo estante. Rápidamente cierro la puerta—. Ese
no es queso. Tal vez lo fue en algún punto, pero ahora, no estoy segura de lo que es.
Se ríe y saca su teléfono fuera de su bolsillo, besando la cima de mi cabeza. —
Correcto, bueno. Necesito comer algo además de ti. ¿Qué quieres? ¿Comida china?
Me encojo de hombros. —No importa. No estoy realmente hambrienta.
Presiona los botones de su teléfono, lo estudio mientras lame la raja corriendo
por su labio y lleva su celular a la oreja. Reclamo mi punto en el mostrador mientras se
mueve entre mis piernas. Esto se está convirtiendo en una posición regular para
nosotros. Mis dedos se deslizan bajo su camisa y trazan las líneas de su estómago.
—Sí, quiero hacer un pedido para llevar. Sweet Tooth de Dylan, en Fayette. Sí,
una orden general de pollo tso y una orden de camarones gambas. No, eso es todo. —
Mueve el teléfono de su boca—. ¿Cuál es tu apellido?
Mi mandíbula se abre. —¿No sabes el nombre completo de la chica con la que
estás follando actualmente? Eso es horrible. Conozco el tuyo, Carroll. —Cruzo mis
brazos sobre mi pecho y levanto mis senos, viendo sus ojos recorrerme de arriba abajo
por un largo segundo.
—Dylan.
Sacudo mi cabeza con desaprobación. —Es Sparks —espeto.
Se ríe con diversión. —Guau. Es ridículamente apropiado. —Antes de que
pueda preguntarle qué demonios significa eso, aleja la mirada y presta atención a la
llamada—. De acuerdo, gracias. —Poniendo el teléfono de vuelta en su bolsillo, me
besa rápidamente en mi nariz y gruño en protesta.
—¿Por qué Sparks es apropiado?
Frunce los labios. —Porque eres como un pequeño petardo. —Me río mientras
planta un beso en mi frente, corriendo sus manos arriba y abajo por mis brazos—. La
cena estará aquí en veinte. Oh, antes de que se me olvide, estamos teniendo esta gran
reunión con algunos clientes el martes y me preguntaba si te gustaría proveer algunas
de tus golosinas para ellos.
Corro mis dedos a través de su cabello húmedo, causando que se rice un poco al
final. —Me encantaría. ¿Qué tipo de golosinas?
—No lo sé. Es a las diez de la mañana, ¿así que supongo que golosinas de
desayuno? —Su frente se arruga mientras mira más allá de mí y lo piensa. Dios, es
adorable.
Sonrío y juego con su playera, agrupándola en mis manos. —Bueno, se me
ocurre hacer unas delicias de desayuno a medias, ¿a cuanta gente le estoy proveyendo?
—Doce.
Asiento. —Está bien, Me aseguraré de tener suficiente para que cada uno tenga 90
tres, de esa forma si ellos no comen, lo cual es absurdo, tú puedes tener el extra.
—Genial. Te pagaré con orgasmos. —Bueno, eso fue demasiado tentador. Su
sonrisa permanece mientras cuidadosamente pienso en su oferta, mirando al techo por
mi respuesta.
—Eh —contesto finalmente y me envuelve, besándome una vez y después una
vez más, tan largo y tan suave que me derrito.
Nos sentamos cómodamente en silencio mientras comemos nuestra cena en el
piso de mi sala de estar. Reese se asegura de señalar que ciertamente estoy hambrienta,
observándome con diversión mientras arremeto en ambas de sus órdenes. Y me
aseguro de señalar que él es el que se comió la mayoría de la crema de mantequilla.
Exhalo pesadamente y me recargo contra el sillón, descansando mi mano en mi vientre
mientras guarda las sobras en mi nevera y regresa para sentarse enfrente de mí.
—¿Llena? —me pregunta.
—Mucho. Eso fue una locura muy buena, no había tenido comida china desde
que Joey y yo ordenamos en el fin de semana de Pascua y la vomitamos arriba en mi
cuarto de baño después de una noche de beber en exceso. —Hace un gesto con sus
manos para que dé más detalles—. Él fue botado por este chico a través de un
telegrama cantado.
—Jesús, eso es realmente una mierda. No me di cuenta de que esas cosas aún
existían.
Asiento y me río ligeramente. —Yo tampoco, fue horrible. El telegrama vino a
la tienda y cantó en frente de todos esos clientes, Joey se sentía tan avergonzado. —
Cepilló el zarcillo que me hacía cosquillas en la mejilla—. Así que en la típica tu mejor
amigo acaba de ser botado y vas a animarlo, Juls y yo compramos todo este alcohol y
jugamos juegos de bebidas toda la noche. Fue realmente divertido hasta que
enfermamos. —Sacudo mi cabeza ante el recuerdo—. Y eso por eso que el tequila y yo
ya no estamos en condiciones de hablarnos.
Se ríe, descansando sobre sus manos, sus largas piernas estiradas enfrente de él
casi tocándose con las mías. —No puedo imaginarte ebria. ¿Consigues ser un fastidio o
una bola de fuego enojado? Porque honestamente, puedo ver una especie de ambas.
Me río y froto mi pie desnudo contra su pierna. —Ninguna, de hecho, me río
muy fuerte y comienzo a dar apodos a la gente, y después usualmente me pongo
emocional lo cual es siempre divertido para todos. —Me río y él me sonríe—. ¿Qué
hay de ti? ¿Te pones extra coqueto o empiezas a golpear gente? Porque puedo ver un
poco de ambas. —Se mueve más cerca y empuja mi pie en su regazo, frotando y
causándome que gima suavemente.
—No me pongo ebrio, al menos desde que tenía diecisiete. Usualmente no
tengo más que algunos tragos a la vez. —Hace una pausa breve y estrecha sus ojos en
mí—. ¿Qué edad tienes? —Su rara línea de cuestionamiento me causa que le dé una
mirada extraña. Lo nota y continúa—: Sólo me di cuenta de que no tengo ni idea.
91
—Jesús, buena cosa que soy legal. —Me sonríe y sacudo mi cabeza
desaprobatoriamente—. Tengo veintiséis. Así que, ¿por qué no te emborrachas?
Parece reflexionar sobre mi respuesta con una sonrisa. —No quiero, así que no
lo hago. Creo que beber específicamente con propósito de emborracharse es una
mierda.
—Bueno, no has tenido a alguien rompiendo contigo a través de un número
musical. —Pongo mi pie fuera de su regazo cuando me empieza a hacer cosquillas,
rápidamente metiéndolo debajo de mi otra rodilla. Trato de sostener mi bostezo pero
no puedo con él, frotando mis ojos con los talones de mis manos. Estoy
completamente agotada de todos mis orgasmos y tengo mi barriga llena haciéndome
somnolienta. Reese se pone de pie y sostiene mi mano y dejo que me ayude a ponerme
de pie. Este gesto jamás se volverá viejo.
—Probablemente debería irme —dice, corriendo sus manos por mis brazos y
sosteniéndome de mis codos. Bostezo de nuevo. Maldición, realmente no quería que se
fuera pero no se puede quedar aquí, de ninguna jodida manera. No dormir juntos—. ¿Qué vas a
hacer mañana?
Lamo mis labios secos y pongo mis manos en su pecho. —Juls y yo estamos
teniendo un día de chicas. Vamos a ir al spa para obtener masajes y faciales y hablar de
chicos. —Sonríe y le devuelvo la sonrisa—. Siento como que no la he tenido para mí
desde que conoció a Ian, lo cual totalmente entiendo. Está loca por él.
Sus manos agarran mis caderas. —Estoy seguro de que el sentimiento es mutuo.
Él habla sobre ella constantemente y le doy todo tipo de mierda por ello. —Sonrío ante
la admisión. Definitivamente le diré a Juls mañana. Después de un breve momento, su
rostro se arruga y se pasa la mano por el cabello, luciendo un poco inseguro de sí
mismo—. Uh, cuando tengan los masajes, ¿es una chica quien los hace?
Ruedo mis ojos. —¿Y tú me llamas a mi pervertida?
—¿Qué? Oh, no. No es a lo que me refiero. Pervertida. —Resopla y yo me
encojo de hombros. Sí, esa soy yo—. Me refiero, a si es un chico dándote masajes,
porque creo que no estaría bien con eso.
Espera, ¿qué? Contesto honestamente. —De hecho, no tengo idea. Juls reservó
hace semanas. Pero, ¿por qué te importa? Es un masaje, no es nada sexual.
—Sólo lo hace. Si quieres que un chico te dé un masaje, yo te daré un masaje.
Preferiría que fuera una chica y no por las razones pervertidas que está pensando tu
mente.
Doy un paso atrás y lo miro, ¿de verdad? —Está bien, sólo no entiendo por qué
te molesta. —Si esto es sólo casual, entonces no debería ¿verdad?
Levanta sus manos y luce exacerbado. —Tienes razón. Olvídalo, no me
molesta. Debería irme. —Se inclina y rápidamente me besa la sien antes de girarse por 92
las escaleras.
—Reese. —Me mira, deteniéndose en las escaleras. Mi cabeza está llena de
cosas que quiero decirle. Quiero pedirle que sea honesto conmigo, que me diga
exactamente por qué le molesta que un hombre me dé un masaje. Quiero preguntarle
si se está convirtiendo en más para él de cuando comenzamos. Pero no lo hago. No le
pregunto nada—. Buenas noches.
Sonríe ligeramente y continúa caminando lejos. —Buenas noches, amor. —Lo
observo desaparecer en el fondo de las escaleras y escucho la puerta cerrarse detrás
suyo mientras me quedo a reflexionar lo que acaba de pasar.
10 Traducido por Bett G.
M
Corregido por Aldii
e desperté sintiéndome tan confundida como me hallaba antes de
desmayarme anoche. Además de esa divertida emoción, también
me sentía completamente exhausta después de la noche de sueño
de mierda que tuve. Sus palabras jugaron a repetirse en mi mente, filtrándose en mis
sueños y dejándome llena de preguntas. Preguntas a las quería desesperadamente tener
respuesta de él, pero no tenía las agallas para preguntar. No lo entendía. ¿Por qué
tener un masaje de un hombre le molestaba? Los masajes no eran sexuales en absoluto
en ese entorno. Estoy segura de que podría serlo si Reese me hubiera dado uno, y la
93
idea me dio escalofríos. ¿Pero en el spa al que iba ahora con Juls? De ninguna manera.
He tenido a hombres dándome masajes antes y he disfrutado de ellos un poco
más que de las mujeres porque eran más fuertes y sus manos eran más grandes. Me
gustaba mis músculos siendo trabajados profundamente y no con pequeñas y delicadas
manos de mujer. Pero nunca, nunca he sentido nada durante un masaje de un hombre
que no sea pura relajación. Cristo, la mayoría de las veces me he desmayado y tuve
que ser despertada, con rastros de baba pegada a mi cara y luciendo como un jodido
desastre.
Gruño mientras miro por la ventana. Estoy tensa y ansiosa y necesito
jodidamente relajarme.
—Estás muy callada, dulce. ¿No tenemos ganas de nuestro día de belleza? —
pregunta Juls después de darme mi tiempo a solas para contemplar qué diablos pasó
anoche. No es que eso ayudara.
Suspiré pesadamente. —Algo extraño sucedió anoche con Reese y no estoy
muy segura de qué hacer con eso. —Dirigí mi atención a ella—. ¿Sabes si mi masaje
está reservado con un hombre o una mujer?
Se río un poco. —Uh, oh. ¿Alguien expresó su opinión de no querer a otro
hombre tocándote?
—Algo así. No lo sé. Dijo que preferiría si era una mujer y cuando le pregunté
por qué le importaba tanto, porque no parecía que estuviera obteniendo un final feliz
fuera de eso, dijo que no importaba y luego se fue. —Apoyo mi cabeza hacia atrás y
atormento mi cerebro—. Simplemente no entiendo por qué le importa si esto es sólo
sexo entre nosotros.
Hace un sonido de diversión antes de contestar. —Tú, mi encantadora mejor
amiga, eres una idiota.
—¿Qué? ¿Por qué? —El coche frena mientras se detiene en el estacionamiento
del spa Tranquility Day y mi estómago se aprieta. Mierda. ¿Realmente quiero seguir con esto
si está reservado con un chico y no puedo cambiarlo? ¿Siquiera quiero un masaje?
Se detiene en un lugar de estacionamiento, apaga el auto, y se vuelve hacia mí
en su asiento. —Dylan, ¿en serio? ¿Qué pasa si Reese es el que recibe un masaje y
alguna chica caliente de mierda frotaba sus manos por todo su cuerpo y le daba placer?
¿Estarías tú de acuerdo con eso?
Bueno mierda, no pensé en eso. —No, definitivamente no estaría de acuerdo. —Me
cubro la cara con rapidez y la froto—. Maldita sea. Soy una idiota.
Se ríe y empuja mis manos hacia abajo. —No, no lo eres. Estás esperando que
no se preocupe por ti, porque lo que ustedes dos están haciendo es a lo que te refieres
tontamente como casual. Pero es muy difícil que no te importe. —Su pulgar acaricia
suavemente mi mano y le sonrió débilmente—. Incluso si ustedes están sólo
divirtiéndose, él ha permitido que quieras quedarte con él y tú también. —Dios, extraño 94
estas conversaciones con Juls. Siempre tiene el sentido perfecto de cualquier situación.
Deja de acariciarme amorosamente y manotea mi mano, haciendo que grite.
—Ahora anímate y pon tu cara de chica cotilla. Eres mía hoy.
***
El masaje estaba, por supuesto, reservado con un hombre pero protesté
rápidamente y fueron capaces de cambiar a una mujer disponible que tenía un cliente
cancelado. Me relajé inmediatamente después que estuve cuidada y disfruté de mi
primera facial, riendo con Juls mientras disfrutábamos una al lado de la otra en una
amplia mesa doble, dejando mimarnos juntas. No me di cuenta de que lo había hecho
para que pudiéramos estar unidas por la cadera durante todo el día, pero estuve
instantáneamente agradecida. Mientras nos dejaron solas para que nuestras máscaras
secaran, tomé su silencio como mi oportunidad de derramar mi jugo.
—Así que, Reese me dijo la otra noche que Ian habla de ti constantemente.
Sólo pensé que deberías saber. —Rompo en una sonrisa y la escucho reaccionar a mi
lado, un jadeo suave viniendo de sus labios.
—Oh, hombre, creo que lo amo, Dylan. Como totalmente enamorada, quiero
pasar el resto de mi vida con su tipo de amor. ¿Eso es una locura? Quiero decir, sólo
nos conocemos hace unos meses y ya he elegido los jodidos colores para mi boda.
Solté una carcajada y tomo su mano, apretándola con fuerza. —¿Y de qué color
voy a estar vestida? Si dices algo en colores pastel te empujo fuera de esta mesa.
—Oh mierda, no. Sabes que siempre he soñado con una boda de otoño —gruñe
con molestia—. Jesús, ¿por qué estamos siquiera hablando de esto? No es como
que Ian está siquiera cerca de proponérmelo. No ha dicho que me ama, si incluso lo
hace, lo que probablemente no lo hace. Y no voy a ser la tonta que lo dice primero y se
queda ahí como un idiota esperando su respuesta. De ninguna jodida manera.
—Tal vez esté esperando el momento perfecto. Dijiste que es romántico como
el infierno. Tal vez quiere asegurarse de que estés lista para escuchar todo lo que tiene
que decir.
La puerta se abre y nuestras dos esteticistas regresan mientras estrujo mi cara y
siento la mascarilla agrietarse. Juls suspira. —No sé, quizás. Lo que sea, me niego a
decirlo primero, es todo lo que estoy diciendo.
—Yo también —respondo sin pensarlo en absoluto y escucho un fuerte jadeo
desde mi derecha. No. De ninguna manera. No estoy enamorada de Reese. Nop.
—Oh mi… —Comienza pero aprieto su mano fuertemente y escucho un grito
en lugar del resto de su oración.
Tartamudeo. —Eso no es lo que quise decir. No lo hice, quiero decir, yo no.
Mierda. —Vuelvo la cabeza y veo sus grandes ojos, una sonrisa agrietando su rostro—.
Mencionas una palabra de esta conversación a Joey y yo misma le diré a Ian que has
escogido los nombres de sus hijos. —Empieza a reír en silencio y poco a poco me uno 95
a ella. Jesucristo. Nota para mí: No vayas más a días de spa con Juls, porque pierdes tu maldita
cabeza.
***
Nos establecemos para nuestros masajes y una vez más, me olvido por
completo del estado de la parte superior de mi cuerpo después de que me desnudo y
me tumbo en mi estómago, esperando a mi masajista. —¿Qué mierda es eso? — grita
mi mejor amiga cuando se instala junto a mí. Gruño en el reposacabezas abierto a
través del cual estoy mirando al suelo. Bien podría decirlo así de bien ya que su reacción no
puede ser peor que la de Reese.
Exhalo en voz alta antes de explicar. —Justin se detuvo por la tienda ayer,
borracho como loco, y se acercó a mí. No fui muy receptiva y él no lo manejó muy
bien. — Puedo sentir su cuerpo tenso a mi lado mientras mantengo mi cabeza hacia
abajo. Aquí viene. Si no has tenido el placer de ser introducido al huracán Juls,
considérate afortunado.
—¡QUE CARAJO, DYLAN! Ese hijo de puta deseará estar muerto cuando
haya terminado con él. —Su voz es tan fuerte, que estoy segura de que cada persona
en el spa está teniendo una probada de esto.
—Suenas como Reese.
—Al diablo con eso. Reese puede tenerlo después de que ponga mis manos sobre
él primero. Ningún hombre debería poner sus manos sobre una chica. —Hace una
pausa y oigo su respiración tensa—. Él no lo hizo, Dylan, por favor dime que nunca
hizo esto antes.
Me levanto y descanso en mis codos. —¿Hablas en serio? Él nunca me había
tocado antes, nunca. Lo habría matado, y lo sabes. Ahora podemos dejar esto, ¿por
favor? Quiero relajarme y tú enloqueciendo a mi lado no está ayudando.
—Le voy a cortar las pelotas y enviarlas por correo a su madre. —Juls me
frunce el ceño cuando la puerta se abre y dos señoras mayores entran. Se establece en
su estómago y maldice en voz baja.
—Oh, mi. Cariño, esos moretones. —Declara una de las masajistas y gruño,
apoyando mi cabeza hacia abajo.
—Sí, sí. Sólo trabaja mi espalda baja y piernas, por favor —digo rotundamente
y de manera que dejo que todo el mundo en esa maldita sala sepa que ya he terminado
de hablar de esto. Porque lo estoy. Si Justin alguna vez me toca de nuevo, no tendría
que preocuparme por Reese metiéndose en problemas por tomar represalias o Juls
desgarrando su corazón fuera de su pecho, porque iba a terminarlo yo misma.
***
—Quería hacer una parada rápida antes de ir a almorzar. ¿Está bien para ti? —
pregunta después de salir a la carretera. Mis ojos están pesados y me siento 96
completamente relajada después de un día juntas, lo cual es bueno teniendo en cuenta
lo estresada que estaba cuando comenzó el día.
—Sí, no me importa. Oye, ¿has escuchado de Joey, en absoluto? Sé que pasaba
el fin de semana con Billy, pero, ¿cuándo demonios has visto que no llame a alguna de
nosotras inmediatamente después de que ha sido clavado?
Se ríe. —Creo que Joey hace el clavado, ¿verdad? ¿No es el hombre en sus
relaciones o lo que sea?
—No lo sé. ¿Ellos no cambian? —Miro por la ventana a los autos que están
pasando—. Quiero decir, ¿se turnan para hacer el clavado?
—No lo creo. ¿Sería como si tú cambiaras con Reese o yo cambiara con Ian? —
Sale de la carretera y baja por una calle familiar, girando dentro de un gran
parqueadero con vista a unos campos de atletismo y canchas de baloncesto.
Avanzando detrás de un árbol, estaciona el auto y se vuelve hacia mí, con una gran
sonrisa.
—Sí, supongo que tienes razón. Umm, ¿qué estamos haciendo aquí
exactamente? —Miro por la ventana y observo la multitud de personas delante de
nosotros. Hay una amplia zona de juegos que está llena de niños y sus padres, un
partido de fútbol pasando en el medio del campo grande, y un grupo de hombres
jugando baloncesto. Mis ojos se abren y me agarro al asiento. Oh, mi.
—Pensé que podríamos parar y disfrutar de este hermoso día por un segundo
antes de llenar nuestras caras. ¿Ves algo que te guste?
Lo diviso de inmediato, casi al instante. Sin camisa en holgados pantalones de
correr negros, Reese rebota el balón entre sus piernas, mientras que Ian le aguarda,
retrocediendo un poco antes de empujar graciosamente la pelota en el aire y silbando a
través de la red. No me jodas, luce comestible. Escucho mi respiración
acelerarse mientras mis ojos captan sus músculos relucientes, empapados en sudor
prácticamente llamándome. Tócame, Dylan. Sabes que lo deseas.
—Santo infierno. — Golpeo mi cabeza hacia atrás y escucho su risa—. Puedo
evitar el almuerzo por completo, si lo deseas. ¿Quién diablos necesita comida de todos
modos?
Mi voz es gruesa y me toma un minuto tragarme el nudo en la garganta.
—En serio, ¿qué diablos es comida? —dice a través de una risa y siento mi
cuerpo aumentar de temperatura cuando Reese le roba la pelota a otro tipo y salta para
encestarla—. ¿Quieres mirar más de cerca?
Mis ojos se abren. —No sé, es tan hermoso desde aquí. Creo que si me acerco
más podría desmayarme. —Eso y el hecho de que probablemente tomaría un
ejército arrancarme de su cuerpo.
—Sí, sé lo que quieres decir. Cristo, mira a Ian. Si sigue moviendo sus caderas
así podría venirme aquí, a tu lado. —Desabrocha la parte superior de su blusa y suspira 97
profundamente—. ¿Cómo es el sexo con Reese de todos modos? ¿Increíble?
—Increíble ni siquiera toca la superficie con él. —Gimo suavemente mientras
salta y bloquea el disparo de otro hombre—. Es como si su cuerpo estuviera conectado
específicamente para llevarme al orgasmo, y me refiero a cada parte de su cuerpo. —Mis
ojos van directamente a sus labios mientras muerde su inferior—. Su boca es una
locura.
Juls cubre su boca y sonríe. —Demonios, sé lo que quieres decir. Ian está
obsesionado con comerme. Tiene que hacerlo cada vez que me ve o siente como
que no puede funcionar correctamente. Y Cristo todopoderoso es bueno en eso.
Echo un vistazo hacia ella. —¿Quién hubiera pensado que un montón de
contadores podrían escribir un libro sobre sexo oral? —Mis ojos revolotean de nuevo a
Reese mientras hunde el balón de nuevo—. Jesucristo, es guapo. Es realmente injusto
para el resto de la población masculina.
—Ooohhh. Envíale un mensaje de texto. De esta manera podemos ver su cara
cuando lo lea. Me encanta esa mierda. Ver la reacción de un tipo por ti cuando no sabe
que lo estas mirando. Tan jodidamente caliente.
Sonrío y saco mi teléfono de mi bolso, pensando por un momento antes de que
mis pulgares comiencen a moverse.
Yo: Hola, guapo. Sólo para que sepas, tuve un maravilloso masaje de una
mujer muy fuerte llamada Betsy hoy. Sin embargo, me gustaría otro tuyo si todavía
estás ofreciéndolo. ¿Viene con un orgasmo?
Presiono enviar y veo como Reese después de un momento se vuelve hacia una
pila de ropa que está metida contra la valla metálica. Levantando un dedo, trota hacia
ella y busca alrededor antes de levantar su teléfono. Su pecho se eleva rápidamente y
su cabello está empapado, sobresaliendo por todo el lugar. Sólo puedo ver su perfil y
morderme el labio cuando se gira ligeramente.
—Ah. Mira eso. Así que vale la pena —dice Juls y estoy completamente de
acuerdo.
Dejando caer su teléfono en su ropa, trota de regreso hacia el juego con su
hermosa sonrisa. Mi teléfono suena y lo sostengo que lo leamos.
Reese: Hola, amor. Me alegro de que hayas disfrutado de tu día de chicas y sí, el
masaje que conseguirás de mi muy pronto definitivamente viene con un orgasmo. Pervertida.
Me río tontamente y giro para ver la mirada más extraña en el rostro de mi
mejor amiga.
—¿Qué? —pregunto, viendo sus ojos comenzar a aguarse. Oh, Cristo.
—¿Te llama amor? Oh diablos, Dylan, no sé quién es más romántico. —Se seca
bajo sus ojos y siento mis lágrimas brotar—. Será mejor que agarres fuertemente a este,
dulce. 98
—Sí, dímelo a mí —digo y parpadeo rápidamente, tratando de secar mis
lágrimas.
Juls sale de la plaza del parqueadero y conduce a través del estacionamiento,
desacelerando y mirando fijamente a través de mi ventana. —Oye, ¿no es esa una de
las chicas de la recepción de su trabajo? Luce realmente familiar.
Mis ojos siguen los suyos y reconozco a la chica de inmediato, el cabello la
delata. Está sentada en una banca parcialmente obstruida por un árbol y mirando
fijamente en dirección del partido de baloncesto. —Esa es la recepcionista de Reese.
Maldita perra. Fue tan grosera conmigo cuando fui a matarlo el lunes, actuando toda
posesiva y malintencionada. ¿Por qué diablos ella está aquí? —Parte de mí quiere saltar
fuera del coche y correr directamente en sus brazos, declarando delante de ella y quien
más quiera ver que es mío. Pero no lo hago. En lugar de eso sólo miro furiosa a su
perfil.
—No lo sé, pero está mirándolos como una acechadora. Las pelirrojas me
asustan maldita sea.
—A mí también. Ven, vamos a comer.
Ahora que parece que no he metido la pata completamente con Reese, mi
apetito está de regreso con venganza. Aunque, todavía es un poco inquietante ver a su
recepcionista observándolos como si quisiera comérselos. ¿Tal vez ella está saliendo con
uno de los otros tres chicos? Hago una nota mental para preguntarle a Reese sobre eso la
próxima vez que nos veamos lo que decido no será hasta el martes. No puedo verlo
todos los días. Ya tengo suficiente con estar luchando por mantener mis sentimientos
y emociones fuera de esta cosa entre nosotros.
***
El lunes por la mañana llegó más rápido de lo que me hubiera gustado. Perdí la
conciencia temprano el domingo y dormí profundamente, no escuché mi teléfono
sonar cuando Joey llamó a las 2:00 am. Al darme cuenta de la llamada perdida cuando
mi despertador sonó a las 5:00 am, le marque rápidamente, poniendo el altavoz
mientras entraba en mi ropa de correr.
—Tengo noticias, bizcochito. Estoy en camino, así que reúnete conmigo en
frente.
—Está bien. —Termino la llamada y me deslizo en mi sujetador deportivo,
camiseta y pantalones cortos para correr antes de saltar en mis zapatillas Nike.
Agarrando mi teléfono y mis llaves, corro escaleras abajo y salgo por la puerta
principal, cerrando detrás de mí mientras comienzo a estirar.
Está realmente húmedo afuera y mi top comienza a pegárseme de la manera
más incómoda posible. Los veranos en Chicago pueden ser brutales, y cuando
empiezas a sudar inmediatamente después de salir a la calle en las primeras horas de la
mañana, sabes que estás en un día caliente. Esta era una de las razones por las que no
entendía el atractivo de una boda de verano, no aquí de todos modos. Tal vez en algún
lugar sin humedad en el que tú cabello no se convirtiera en un festival de cabello 99
encrespado después de pasar horas haciendo que luciera nada menos que perfecto.
Asistí a una boda al aire libre hace unos veranos donde espantosamente vi a mi
hermosa creación de chocolate blanco de tres niveles derretirse en frente de todos en la
recepción. Fue horrible. Afortunadamente, la novia pensó que era divertido y no se
preocupó de una manera u otra, porque estaba tan delirantemente feliz de casarse con
su marido. Juls trabajó en esa boda conmigo y me dijo que la pareja sólo estuvo
saliendo por nueve semanas antes de que él le propusiera matrimonio y en ese
momento, recuerdo que pensé que no había manera en el infierno que el matrimonio
fuera a durar. ¿Cómo podía alguien saber, sin lugar a dudas, que querían estar juntos
para siempre después de sólo estar juntos un par de meses? Juls estuvo de acuerdo
conmigo, diciendo que la novia mencionó cuan fuertemente su familia estaba en
contra del matrimonio, pero no le importaba. Le dijo a mi mejor amiga que no quería
esperar más para empezar su vida con él y que cuando es lo correcto, es correcto. Los
últimos tres veranos en su aniversario, he recibido una tarjeta de agradecimiento de la
novia por ayudar a hacer su día tan especial. Y ahora mira a Juls. Sólo conoce a Ian
hace unos meses y está locamente enamorada de él. Y mírate, Dylan. No, no me mires. No
hay nada que ver aquí.
Mis ojos se mueven hacia el pavimento mientras la alta figura de Joey viene
corriendo en mi dirección. Deteniéndose frente a mí y llevando su rodilla a su pecho,
luce más aturdido de lo habitual.
—¿Vas a hacer que pregunte? —cuestiono, estirando mis brazos por encima de
mi cabeza.
Sonríe y cambia de pierna. —Billy me pidió ir a vivir con él.
Guau. —¿Qué? ¿Hablas en serio? Es una locura. ¿Qué le dijiste?
—Sí. Obviamente. —Salta arriba y abajo en sus pies, sus movimientos
diciéndome que está listo para empezar a correr.
—¿Obviamente? Joey, ¿sabes realmente quien es ese tipo? Él podría cortar tus
órganos y venderlos en eBay. Podría tener un fetiche extraño.
Niega con la cabeza. —Lo conozco tan bien como tú conoces a Reese y estás
enamorada de él.
Maldita Juls. Jesucristo, necesito nuevos amigos. —No puedo creer que te dijera. Voy
a cortar a la perra la próxima vez que su flaco culo entre en mi tienda. —Dándome
cuenta de que Joey ha dejado de correr, miro hacia atrás y veo su expresión. Hijo de
puta. Es una perra solapada.
—Lo sabía, maldita sea. Lo amas, Dylan. Oh, Dios mío, esto es fantástico. —
Corriendo hacia mí, agarra mis hombros y me tira contra su camiseta ya empapada.
—Asqueroso estás todo sudado. Y no estoy enamorada de él. Juls me dijo que
estaba enamorada de Ian y tal vez dije algo al respecto, posiblemente, dudo que algún
día este enamorada de Reese. Eso es todo. Fin de la discusión.
100
Dando un paso atrás y sosteniéndome con el brazo extendido, me estudia por
un momento antes de hablar. —Bueno, lo que sea. Pero creo que estoy enamorado, así
que, ¿podemos centrarnos en esa maldita rareza por un segundo?
Encontramos nuestro paso y dejo que Joey me cuente cómo ha visto a Billy
prácticamente cada noche desde que se conocieron en la boda y que nunca ha sentido
nada ni siquiera cerca de esto antes, lo que ya sabía. Joey nunca fue tímido sobre sus
sentimientos hacia sus conexiones y siempre compartió más información de lo que me
gustaría saber la mayor parte del tiempo. Me dijo que pasaba el rato con Billy la noche
anterior, descansando y viendo la televisión juntos cuando él sólo salió y le preguntó a
Joey de mudarse y sin dudarlo, Joey dijo que sí. Dijo que no tenía que pensarlo, que
sabía que quería estar con Billy cada segundo libre que tenía y que nunca fue tan feliz
antes con una sola persona. Me quedé sin palabras. Estaba literalmente sin habla. Este
era Joey Holt del que hablábamos aquí. El hombre que pasó por otros hombres como
si fuera algún tipo de record. Una vez se enganchó con tres chicos una noche en un
club y lo hizo sin que lo supieran entre ellos. Su relación más larga fue de cinco
minutos. Y ahora, después de poco más de una semana conociendo a alguien, ¿está
comprometido? No estaba segura de cual boda estaría haciendo primero, la de Juls o la
de Joey.
Llamé a la señora Frey en la tarde, confirmando los detalles de su pastel de
aniversario que quería que le creara desde que me perdí nuestra reunión el martes.
Dulcemente me preguntó cómo me sentía y me dijo lo emocionada que se sentía de
celebrar cincuenta años de matrimonio con su esposo. Cincuenta años. Ni siquiera
podía imaginarlo. Estaba un poco indecisa acerca de los sabores de su pastel, sabiendo
sólo que su marido quería un pastel de chocolate, pero no teniendo otras preferencias.
Sonreí para mí cuando le pregunté si a los dos les gustaba el chocolate de menta y ella
chilló en el teléfono. Sugerí mi recién descubierto glaseado de menta chocolate y
diciéndole lo absolutamente decadente que era, se decidió por tenerlo en su pastel y le
aseguré que estaría listo para ser recogido el viernes.
Después de terminar su llamada, deslicé mi teléfono de mi bolsillo, y me
desplacé a la información de contacto de cierto amante del glaseado.
Yo: ¿Sabes qué tipo de pastel tengo que hacer para el aniversario de alguien?
Te voy a dar una pista. Es un sabor al que pareces estar bastante encariñado.
Entro a la parte de atrás mientras Joey ayuda a un cliente y comienzo a sacar
los ingredientes. Tengo una buena cantidad de horneado para hacer esta noche para
prepararme para la reunión que voy a abastecer mañana y quiero comenzar cuanto
antes. Decido hacer diversos panecillos, de arándanos, semillas de amapola, y mi
único de plátano y nuez, algunas empanadas de manzana, y una variedad de pasteles
de fruta y queso. La emoción de ver a Reese es casi palpable en este momento y tengo
que estar ocupada. Colocando mis mezclas en la mesa de trabajo, mi teléfono suena y
corro a donde lo había puesto al otro lado de la mesa.
Reese: ¿Podría ser un pastel con un cierto glaseado rosado caliente que lamí de ti?
Yo: Ese es. No creo que vuelva a ver el glaseado de la misma forma otra vez. 101
O mi mesa de trabajo para el caso.
Reese: Bueno, definitivamente nunca voy a mirar mi sofá del mismo modo. ¿Cómo
va tu día?
Me río y saco la harina para hornear, el azúcar y la sal fuera del estante.
Yo: Bien. Ocupado como todos los lunes. Creo que voy a estar clavada toda
la noche haciendo los dulces para el desayuno de mañana. ¿Cómo va tu día?
Reese: Lleno de reuniones en las que estoy teniendo problemas para concentrarme.
Mi mente está en otra parte.
Yo: Oh, ¿es eso cierto? ¿Y dónde está esa mente sucia tuya en este momento?
Tomo varios tazones para mezclar y bandejas para hornear y las extiendo
delante de mí mientras dejo mi mente divagar a otra parte.
Reese: Bueno, estoy imaginándote extendida frente a mí llevando un vestido sin
nada debajo de él, tus piernas abiertas y mi cara enterrada entre ellas. Pero antes, te follaba
en mi escritorio, frente a mi ventana y en mi silla. He tenido un día muy productivo.
—Mierda. —Nota para mí: Nunca leer un texto sucio de Reese mientras estoy
abriendo una bolsa de harina, de la que ahora estoy cubierta—. Muy bien, Dylan.
—¿Estás bien, bizcochito? —grita Joey desde adelante mientras me sacudo
rápidamente.
—Sí. Reese también es realmente bueno con los mensajes de texto
explícitos. Como, realmente bueno.
—Maldita sea, Billy.
Me río entre dientes ante el comentario de Joey mientras barro la harina que
derramé por todas partes. Limpiando mis manos en el delantal, agarro mi teléfono y
contesto rápidamente.
Yo: Bueno, creo que deberíamos ser capaces de hacer que por lo menos una
de esas cosas sucedan mañana. Será mejor que ese gran pene esté listo para mí.
Reese: Mi pene y yo no podemos esperar. Nos vemos mañana, amor.
102
11 Traducido por Yasna.Fu & Bett.G
Corregido por KAri_VAl
Fija sus ojos en los míos, amplios y dilatados mientras se calma y exhala
bruscamente. Parpadeo pesadamente, él deja caer su cabeza. —Jesucristo —dice. Su
frente está perlada de sudor y su cabello es un lío caliente lo que me hace
sonreír. Nadie puede llevar el cabello justo acabo de ser follado como Reese. Soy colocada
sobre mis pies y tengo que mantener mis brazos a su alrededor para no perder el
equilibrio.
—Guau. Puede que tengas que cargarme fuera de aquí —le digo través de una
risa. Él sonríe y me estudia mientras se reposiciona a sí mismo, observándome bajar mi
vestido.
—Podría hacer eso. —Se mueve rápidamente a su escritorio y agarra unos
pañuelos, cayendo delante de mí y limpiando entre mis piernas. Los descarta en el
cubo de la basura y regresa frente a mí, acariciando el mechón de cabello que cae fuera
de mi moño a mi cara.
Estoy segura de que luzco bien follada pero no me importa en lo más mínimo.
Este hombre es dueño de mi cuerpo y le permitiría usarlo en cualquier lugar y en
cualquier momento, y el pensamiento de repente me asusta. Trago fuerte y retrocedo
un poco. —Creo que tu reunión podría haber empezado sin ti. —Me aseguro de que
mi vestido está cubriendo todo, mirando detrás de mí rápidamente. Su mano esta fija
en el pomo de la puerta, listo para girarlo cuando me mira.
—Quiero verte esta noche. —Su voz es baja, sus ojos entornados como si
estuviera preparándose para mi reacción.
Lo estudio por un segundo antes de responder. —Pero ya me viste. —Quiero
verlo también, quiero verlo cada segundo de cada día pero no puedo. No soy lo
suficientemente fuerte como para eso.
Se mueve más cerca de mí. —Lo sé. ¿Hay alguna regla que diga que no puedo
verte dos veces en un día?
—¿No debería haberla? —Mi pregunta flota en el aire entre nosotros por un
momento antes de que asienta en acuerdo. Y entonces lo veo, el cambio en su
expresión que hace que mi estómago se tense. Se ve nervioso e inquieto. ¿Estaba
luchando con esto tanto como yo? ¿Esto no es lo que él quería? No pregunto pero odio verlo
así, por lo que doy un paso más cerca y deslizo mis brazos alrededor de su cintura,
plantando un beso en su mandíbula mientras me sostiene contra él.
—Sólo, no quiero apegarme demasiado. —Porque me estoy enamorando de ti y va a
matarme cuando hallas terminado conmigo.
Él junta sus labios y asiente antes de plantar un beso en mi frente. —Lo sé.
Vamos, niña bonita. Tengo una reunión en camino. —Me levanto de puntillas y planto
un beso rápido en sus labios mientras se ríe contra mi boca. Conversación seria terminada, 108
Reese juguetón devuelta.
Girando la puerta de su oficina abierta, pone su mano en mi espalda baja y me
hace pasar a la zona de recepción y por el pasillo. Mis ojos se posan brevemente en la
pequeña señorita engreída, su expresión fría, como de costumbre, pero no me detengo.
Me río para mis adentros y Reese me mira. —¿Algo gracioso? —Se detiene frente a la
puerta de la sala de conferencias y se vuelve hacia mí.
—Tu recepcionista es una especie de perra.
Se ríe. —Ignórala. —Tirando de mí para un largo beso, la puerta se abre, pero
no me doy cuenta hasta después de que ha roto nuestro contacto. Me tambaleo. Este
hombre hace mis rodillas débiles si aún me importaba tener rodillas de todas formas. El
sonido de una garganta aclarándose hace que ambos miremos hacia la mesa en la
habitación llena de hombres, Ian está de pie en la puerta y vestido con su mejor
sonrisa.
—Atrapados. Vamos, hombre, tenemos que empezar. —Siento mi cara
sonrojarse mientras Reese endereza su corbata rápidamente y agarra la parte posterior
de mi cabeza, tirando de mí hacia él para un rápido beso en mi pelo.
—Adiós, amor —susurra.
—Adiós, guapo. Ve y aplasta algunos números o audita algo o lo que demonios
sea que hagas. —Se sacude contra mí con risas y retrocede, haciendo un guiño antes de
entrar en la habitación. Mis ojos rápidamente escanean la mesa con mis cajas de
panadería vacías cuando me detengo en una sonrisa familiar que está plasmada en el
rostro del hombre que recogió las tartas de su padre la semana pasada. Sus ojos se
arrastran sobre mi cuerpo, lenta y vilmente y de repente me siento sucia cuando Ian se
aclara la garganta, ganando mi atención.
—Adiós, Dylan —dice y agito mi mano torpemente, girando sobre mis talones
y escuchando el sonido de las puertas cerrándose detrás de mí.
¿Qué diablos estaba haciendo ese tipo aquí? ¿Y por qué diablos se quedó mirándome así?
Tomo el ascensor hacia abajo y marcho deliberadamente por el vestíbulo mientras mi
mente corre. Encuentro a Joey fuera en la furgoneta hablando por su teléfono cuando
salto en el asiento del conductor y arranco.
—Está bien, bebé. También te quiero. Adiós. —Termina su llamada y deja caer
su cabeza hacia atrás dramáticamente en el asiento—. Estoy en lo profundo,
bizcochito.
—Puedo decirlo —contesto juguetonamente—. No vas a creer a quien acabo de
ver sentado en la reunión. —Después de esperar un minuto para efecto, Joey agita sus
manos para que me apresure con mi maldita información mientras conduzco por la
calle—. El tipo que me dio su tarjeta el otro día en la tienda. El engreído que recogió
las tartas.
Escucho como toma una respiración aguda. —¿Hablas en serio? ¿Qué
demonios hacía allí? ¿Trabaja allí? Mierda, ¿son él y Reese compañeros de trabajo? 109
Estas son las mismas preguntas que están corriendo a través de mi mente. —No
sé, no llegué preguntar. Sin embargo, realmente espero que no. El imbécil me miró
como si quisiera comerme. —Siento un escalofrío correr a través de mí cuando me
acuerdo de ello.
—Eso es probablemente porque lo hace. Él no fue nada tímido acerca de que le
gustaras la semana pasada y estoy seguro de que verte de nuevo con el pene de Reese
en tu boca no ayudó.
Le frunzo el ceño. —Cristo todopoderoso, Joey, acaba de verme besándolo. —
De hecho, todos vieron que me besó—. Entonces eres una especie de experto en todo lo
relacionado a sexo casual, ¿verdad? ¿Alguna vez has visto a un chico que acabas de
follar más de una vez en el mismo día? Quiero decir, ¿puedes espaciar los tiempos que
pasan juntos o simplemente dices a la mierda y lo ves cada vez que ambos sientan que
lo quieren?
Joey se ríe antes de responder. —Honestamente, antes cuando he hecho la cosa
de sólo sexo, nos veíamos a menudo porque queríamos follar a menudo. Creo que
mientras ambos puedan conseguir no estar demasiado involucrados con ello, no
debería haber muchas reglas. —Desliza su teléfono de su bolsillo y comienza a jugar
con él, poniendo fin a la discusión.
Reflexiono la explicación que Joey me da mientras nos dirigimos a la
tienda. ¿No debería haber demasiadas reglas? Siento como si las reglas fueran
extremadamente necesarias, al menos para que yo sea capaz de hacer esto con éxito.
Hay ciertas cosas que no pueden suceder entre Reese y yo. Como dormir fuera de casa
o conocer la familia del otro, y hacer algo demasiado romántico o íntimo. Conseguir
no estar demasiado involucrada con él es la lucha más grande de mi vida, pero vale la
pena inmensamente. Quiero hacer esto con él más que nada porque me encanta estar a
su lado. La alternativa, terminar con esto porque es demasiado difícil para mí, envía
un dolor a través de mi cuerpo con sólo pensarlo. Si alguien va a joder esto entre
nosotros, voy a ser yo. Él no va a interpretar las cosas de la manera en que no deben
interpretarse y tampoco va a involucrarse demasiado como no debería. Está
acostumbrado a no hacerlo serio, y aunque yo no, puedo seguirle el ritmo. Estoy
decidida a hacer que esto funcioné y lo haré. Sólo tengo que dejar de actuar como una
chica estúpida al respecto.
Cierro la tienda la noche del martes a las 6:00 p.m., diciéndole buenas noches a
Joey después de que me ayudara a colocar algunas golosinas sin probar fuera. Mi
mente estuvo en Reese toda la tarde y me sentía ansiosa de estar con él, y no sólo por
el sexo. Quería hablarle y jugar con él. Sólo quería verlo. Y él quería verme.
Originalmente planeé pasar mi noche viendo televisión o tomar un baño largo, pero
esas opciones ya no sonaban atractivas. Dejé de luchar contra ello y rápidamente me
decidí. Quitándome mi delantal y agarrando mi bolso y llaves, cerré la tienda detrás de
mí y caminé hacia Sam.
Conducir al edificio de Reese era una ruta fácil desde la pastelería. Vivía en 110
Printer´s Row que se hallaba justo al sur del centro de Chicago, a sólo cinco minutos
de distancia. Estaba muy familiarizada con la zona, después de haber atendido a varios
negocios en el exclusivo barrio de moda. Me gustaba esta parte de la ciudad, y me dije
que realmente debería venir aquí más a menudo mientras estaciono a Sam abajo en la
calle y la bloqueo, comenzando el corto camino hasta la parte delantera de los
condominios.
Prácticamente corro al ascensor y por el pasillo, deteniéndome bruscamente
delante de la puerta de Reese y mirando hacia abajo a mi estado nervioso. Se podría
pensar por la forma en que mi piel esta hormigueando que han pasado días desde la
última vez que lo vi. Sacando mi teléfono de mi bolsillo, sonrío y escribo rápidamente
un mensaje.
Yo: Realmente quiero verte esta noche. ¿Hay alguna forma de puedas dejar lo
que sea que estés haciendo y venir a mi casa?
Espero pacientemente y luego un pensamiento me golpea haciéndome sentir
como una completa idiota afuera. ¿Y si él no está en casa? ¿Y si está en su oficina o en algún
lugar y va a ir a la pastelería y no estoy allí? Mierda. Pero justo cuando mi presión arterial
comienza elevarse a una altura loca, su puerta se abre y sonrió al verlo escribiendo en
su teléfono con una mano, las llaves en la otra. Mi teléfono emite un pitido y
rápidamente mira hacia arriba, sus labios separados y un fuerte aliento escapando al
verme. Todavía estoy en mi vestido rosa de antes, pero ahora mi pelo está suelto y
enmarca mi cara en ondas suaves. Mientras sus ojos me ven lo entiendo. Reese paró lo
que fuera que hacía para venir a mí, y sabía que habría hecho lo mismo si lo hubiera
pedido. Y he terminado de tratar de convencerme de lo contrario.
12
Traducido por July Styles Tate, Alysse Volkov & SOS Bett G.
—D
Corregido por Andrea95
Oh hombre. Inclino mi cabeza y doy un paso hacia él, besándolo brevemente en los
labios antes de alejarme.
—Tengo mi solución. Nos vemos —digo y grito cuando me agarra alrededor de
mi cintura y me levanta, tirándome hacia atrás con él mientras me lleva a través de su
puerta—. Bájame bárbaro. —Me río y me cambia por lo que ahora estoy colgando
sobre su hombro, mi cara en su perfecto culo. Lo golpeo fuerte y siento su mano
pellizcar la mía mientras camina conmigo a través de su apartamento, del cual ahora
tengo mi primer vistazo real, por supuesto que todo está al revés en este momento.
Finalmente se detiene, me desliza abajo por su cuerpo y coloca mis pies en el suelo.
—Estás aquí. —Afirma mientras le doy un rápido golpe una vez más. Está
usando pantalones de chándal y una camiseta y también luce totalmente cómodo. Lo
alcanzo y corro mis dedos por su cabello mientras me sonríe, unas pequeñas líneas
aparecen junto a sus ojos.
—Lo estoy, y gracias a Dios estas aquí. Entré en pánico de que tal vez te
encontrabas fuera en una cita caliente o algo.
Me mira con curiosidad y pasa sus dedos a lo largo de mi mandíbula.
—Sin cita caliente esta noche me temo. ¿Y qué exactamente estás haciendo
aquí? Pensé que no debíamos vernos más de una vez el mismo día.
Me encojo de hombros y doy un paso atrás de él, echando un vistazo alrededor
de la enorme sala en que estamos de pie. Este tiene que ser el mejor apartamento en el
que he estado.
—Me sentía rebelde. ¿Qué hacías antes de que llegara? —Mis ojos se posan en
el sofá al que estoy muy encariñada mientras sus manos se envuelven alrededor de mi
cintura, tirando de mí hacia atrás contra él.
—Viendo la televisión en mi sillón favorito. —Llega alrededor y planta un beso
en mi oído—. ¿Te gustaría unírteme?
—Pensé que tal vez jugaríamos un juego. ¿Tiene algunas cartas?
Me libera y desaparece por el pasillo y en una habitación mientras vuelvo y me
siento en el reposa brazos del sofá. Reaparece momentos después, me lanza la baraja y
me levanto y camino a su mesa de comedor redonda, sacando una silla y sentándome.
Se sienta frente a mí y le soplo un beso.
—Guapo. —Saco las cartas y empiezo a barajarlas.
—Amor, ¿Qué juego estamos jugando? —Se inclina hacia atrás en su silla, con
la camisa apretándose sobre su ancho pecho. ¿Quién demonios se ve tan bien en chándal?
Pienso por un momento antes de responder.
—En realidad, no creo que tenga un nombre así que voy a explicártelo. 112
Me levanto y camino alrededor de la mesa, tirando de mi silla así que ahora
estoy sentada a su lado. Gira su cuerpo hacia mí y comienza pasando ligeramente sus
dedos sobre mi rodilla desnuda. Coloco la baraja apilada boca abajo en la mesa frente
a nosotros.
—Así que, nos turnamos para tomar una carta, cada palo representa algo
diferente. Corazones son besos, los diamantes son orales, los tréboles son estimulación
usando las manos, y las espadas son masajes. —Sus cejas se levantan y se lame sus
sonrientes labios—. Los números de las cartas representan cuantos segundos puedes
conseguir de la actividad, por ejemplo. —Tomo la carta superior y la volteo en mi
mano, mostrando un cinco de corazones. Inclinándome, presiono mi boca contra la
suya y paso mi lengua por sus labios mientras él se mueve conmigo. Saboreo su sabor a
menta por cinco bien merecidos segundos y luego me separo, colocando mi carta sobre
la mesa—. Ah, y he mantenido los comodines. Obtienes uno de esos y puedes
follarme.
Se frota las manos con entusiasmo.
—¿No hay tiempo límite en la follada? —Dejando caer su mano sobre la parte
superior de la baraja, espera ansiosamente mi respuesta con una ceja levantada.
—No, pero me gustaría jugar un poco antes de estar completamente perdidos
uno en el otro, así que espero que ninguno de nosotros saque una por al menos un par
de turnos.
Luce como si estuviera a punto de responder, pero rápidamente mueve la
cabeza mientras toma una carta. Bailo en mi asiento mientras me la muestra.
—¿Diamantes son que de nuevo?
—Oral. —Me recuesto en mi silla y extiendo mis piernas mientras él
divertidamente se arrodilla delante de mí. Parece tan entusiasmado con esto como yo.
—Cuenta —dice deslizándome fuera mi ropa interior y metiéndolos en el
bolsillo de su pantalón
—Voy a recuperarlos antes de irme —afirmo, rezando para que realmente se
niegue.
—Buena suerte con eso. —Entierra la cabeza entre mis piernas, espero para
iniciar el conteo hasta que siento la primera lamida.
—OH GUAO. Uno, dos, treeeeees. —Se sienta y se lame los labios cuando
llego al final de mi cuenta—. Estúpida. Debería haber eliminado todas las cartas con
valores numéricos de menos de diez.
—Deberías. Tres segundos entre tus piernas no es tiempo suficiente para mí.
Recogiendo mi carta, me pongo de pie y camino detrás de él mientras me dejo
caer en su regazo.
—Cuenta por favor —digo mientras comienzo masajeando su espalda y 113
hombros.
—Mmmm Uno, dos, tres, cuatro, cinco... —Sus números se apagan cuando
froto sus brazos, cavando en sus músculos y ofreciendo la cantidad perfecta de presión.
Nunca me cansaré de tocarlo. Es extremadamente sensible a cada pequeño
movimiento de mis manos. Me muevo por delante y tomo mi asiento, tirando de sus
manos en la mía y amasando sus palmas con mis pulgares—. Diez. —Abriendo
lentamente los ojos, me mira, completamente relajado y casi al límite del sueño—. Me
encanta cuando haces eso.
Beso cada palma antes de dejarlas caer.
—Sé que lo haces, y me encanta hacerlo. Te ves tan malditamente lindo cuando
estás relajado así.
Toma su carta y rápidamente la coloca de nuevo en el centro de la baraja.
—Oye. ¿Qué fue eso? —pregunto a través de una risa, tratando de agarrar la
baraja mientras quita mis manos.
—Algo para lo que no estoy listo todavía. Atrás, Sparks. —Tomando otra
tarjeta, la gira hacia mí y aterriza en mi vestido hacia arriba—. ¿Manos?
Asiento con la cabeza a través de una sonrisa de labios cerrados. Extendiendo la mano
y tirando de mí en su regazo en un rápido movimiento, mi espalda contra su pecho,
sus dedos se dirigen al interior de mi muslo y entre mis piernas.
—Reese. —Dejo caer mi cabeza contra la de él.
—Cuenta, amor. —Desliza dos dedos dentro de mí y empieza a frotar mi punto
con el pulgar en su perfecto ritmo.
Trago fuerte.
—Uno, dos, Jesucristo, tres, seis, Reese. —Se ríe en mi oído y lentamente se
retira mientras gimo en señal de protesta—. Odio este puto juego. Deberíamos haber
jugado póker desnudo. —Cruzo los brazos sobre el pecho después de recuperar mi
asiento.
Se chupa rápidamente los dedos antes de tomar otra carta y me la da.
—Me gusta.
Le arrebato la carta y le doy un vistazo rápido, sonriendo para mí misma.
—No por mucho tiempo. Estás a punto de odiar este juego tanto como lo hago,
Carroll. —Volteando la carta en mi mano, revelo un cuatro de diamantes—. Sácalo,
no tengo toda la noche
Sus ojos se ensanchan mientras mete la mano en su pantalón y saca su pene,
sosteniéndolo en la base. Está increíblemente duro ya cuando me arrodillo entre sus
piernas. Inclinándome y plantando un beso en la cabeza, escucho su respiración
acelerarse en anticipación. 114
—Cuenta por favor —digo antes de tomarlo en la medida de lo que puedo.
Gimo contra su piel y siento los músculos de su parte baja tensarse.
—Mierda, uno, dos, Dylan, oh Dios, por favor, no te detengas en…
—Cuatro —digo dándole un último beso en la cabeza y sentándome de nuevo
en mi silla.
—Maldito juego —gruñe y me arrastra por mis pies, girándome de modo que
estoy frente a la mesa, con su pecho en mi espalda—. Quiero este vestido fuera.
Buscando abajo con manos temblorosas, agarro la parte inferior de mi vestido y
lo saco sobre mi cabeza en un movimiento rápido, dejándome completamente
desnuda. Sus manos se extienden alrededor y ahuecan mis pechos desnudos, tirando
de mis pezones mientras me arqueo en su agarre.
—Te necesito.
—Dios, Dylan. ¿Tienes alguna puta idea de lo que estás haciéndome? —Su voz
es tensa y su aliento caliente contra mi pelo. Una mano deja mi pecho y agarra mi
cadera y lo siento entre mis piernas, posicionándose a sí mismo en mi entrada. Estoy
completamente empapada y lista para él, pero no entra en mí. Coloco mis manos sobre
la mesa, me inclino hacia delante y siento su boca sobre mi espalda, su lengua y sus
labios acariciando la piel de mi columna vertebral. Mis codos están temblando y
apenas puedo sostenerme.
—Reese, por favor. —Lo necesito en mí y me muevo contra él, sintiendo su
aliento enganchado contra mi espalda. Su mano que sostiene mi pecho me recorre por
mi estómago burlándose y descansando entre mis piernas.
—Eres todo en lo que pienso —susurra tan suave que apenas lo escucho sobre
mi jadeo. Pero sin duda lo escucho. Su pulgar empieza a moverse en contra de mi
clítoris mientras se frota contra mi entrada con su erección—. Dylan.
—Eres es todo en lo que pienso también. —Dejo caer mi cabeza hacia abajo, de
alguna manera sintiéndome aún más expuesta que simplemente estar desnuda delante
de él. Sus manos agarran la parte trasera de mi cuello y me hace rodar hacia adelante;
dándole el ángulo que necesita para empujar en mí. Lloramos juntos en esa primera
unidad y comienza a moverse, más duro y más duro, más rápido contra mí con tal
fuerza que creo que podría romperme por la mitad. Ambas manos se mueven a mis
caderas y me tira contra él, permitiéndose entrar más profundo y golpear a cada
nervio de mi cuerpo.
—Reese. OH DIOS. —Tiemblo contra él, empujando contra cada golpe. Un
brazo se envuelve alrededor de mi cintura y me tira hacia él. Todavía lleva su camisa y
se desliza sobre mi piel, elevándose con cada movimiento así cada vez más y más de su
pecho desnudo se siente en mi espalda. Sus músculos tensos se flexionan en mi contra,
el brazo que sostiene mi cintura se contrae contra mi estómago. Lo alcanzo por encima
de mí y envuelvo mi mano alrededor de su cuello, la otra agarrando firmemente el 115
brazo alrededor de mi cintura. Es tan poderoso, cada parte de él y no solo la forma en
que se mueve durante el sexo. Está en completo control de cada parte de mí y de todo
lo que hacemos juntos. A la mierda el feminismo. Necesito a Reese más de lo que
necesito mi próximo aliento.
Sus palabras resuenan a mi alrededor, diciéndome lo bien que se siente, cómo
nunca se ha sentido así, cómo no puede tener suficiente de mí. Todo lo que dice me
pone más cerca.
—Córrete para mí, amor.
—Oh Dios, sí.
Mi centro se enciende y golpea cada nervio dentro de mí cuando nos liberamos
juntos, su nombre en mis labios cuando me caigo hacia delante y me tumbo desnuda
en su mesa. Se queda en mí, con la cabeza apoyada en el medio de mi espalda
mientras su aliento calienta mi piel ya acalorada. Permanecemos así por unos minutos,
ninguno de los dos tirando o empujando lejos del otro. Los únicos sonidos que llenan
el apartamento son los de nuestra respiración. Finalmente empiezo a moverme contra
él y me besa rápidamente en la espalda antes de retirarse, lo que me permite
levantarme y estirar mis músculos.
—Tenía el peor calambre. Habría valido la pena, aunque dejo constancia solo
para el registro —digo mientras recoge mi vestido del piso y me sonríe. Estudiándolo
rápidamente es la forma más adorable de Reese, lo sostiene por encima de mi cabeza y
me permite volver a deslizarme en el, besándome rápidamente en los labios mientras
mi cabeza aparece a través de la parte superior.
—Quédate aquí —ordena antes de girar y caminar por el pasillo y por una
puerta. Camina de vuelta y entra en otra habitación, pero ahora con algo en la mano.
El sonido del agua corriendo alcanza el máximo mi curiosidad y estoy a punto de
seguirle cuando reaparece, llevando una toalla en una mano y algo más doblado en la
otra. Cayendo de rodillas frente a mí, grito por el algodón frío mientras limpia entre
mis piernas, limpiando de lo que me dio—. Aquí, entra. —Bajo la mirada
mientras mantiene abierto uno de sus boxers.
—Bueno, esto se podría haber evitado si alguien no tuviera un fetiche por las
bragas. —Mueve el algodón y lo sube hasta mis muslos y me guiña el ojo. Agarrando
la banda de la cintura, lo ruedo hasta que son muy cortos y se ven como
pequeños calzoncillo de chico.
Mmm por favor déjenme mantener estos.
—Sí, pero si no las hubiera tomado, no estaría aquí de pie mirando a tu
pequeño culo caliente en mis boxers. —Se acerca y me da una nalgada—.
¿Hambrienta? —me pregunta justo cuando mi estómago gruñe.
Avergonzada lo empujo y sonríe.
—Sí, bueno, no pensé mucho en la cena desde que me precipité aquí así que
técnicamente, es tu culpa que no comiera. —Me acerco al sofá y me dejo caer de 116
lado así mis pies descalzos están descansando en el frío cuero.
—¿Oh eso es cierto? —dice mientras oigo movimiento en la cocina. Decido
no mirar y dejar que me sorprenda mientras agarro el control remoto de la TV y
empiezo a hojear los canales. Me detengo en un programa de cocina y observo con
interés como el anfitrión comienza el aplanamiento de la masa de hojaldre—. ¿Te
gustan los espaguetis?
—Sí, me encantan. ¿En realidad me vas a cocinar la cena? —Descanso el lado
de mi cabeza sobre el cuero y juego con el dobladillo de mi vestido.
—Voy a calentarlos. Ah, por cierto, a los chicos de la reunión de hoy les
encantaron tus golosinas. —El microondas suena y me sonríe—. Esas cosas de la
manzana eran de locos. Comí como cuatro de ellas.
Me extiendo desde donde me siento y luego el pensamiento de la reunión trae
de vuelta la sonrisa de satisfacción que recibí antes de irme.
—Oye, vi un tipo en tu reunión de hoy, que entró en mi tienda la semana
pasada. —Cierro los ojos y trato de imaginar a su tarjeta de presentación—.
Umm, primer nombre raro. Cocky. Cree que es más caliente de lo que es.
Reese rodea el sofá con dos cuencos y me entrega uno antes de que se siente
junto a mis pies.
—¿Bryce?
Asiento mientras me tomo una bocanada de espaguetis, gimiendo suavemente
alrededor de mi tenedor.
—¿Qué pasa con él? Piensa que es más caliente de lo que es, eso es gracioso.
Ruedo los ojos y mastico mi bocado.
—Esto es realmente bueno. ¿Hiciste esto? —Sonríe y asiente con la cabeza
mientras se toma un bocado masivo—. De todos modos, no trabaja contigo ¿verdad?
Quiero decir, si tuviera que venir a verte al trabajo, ¿Podría él estar allí?
Mastica su comida y niega con la cabeza.
—No. Es un inversionista y tengo que lidiar con su estúpido culo de vez en
cuando pero no trabaja en mi edificio. ¿Por qué, hizo algo? Si jodido te tocó Dylan...
Sorbiendo mis fideos sostengo mi mano para detenerlo.
—No, no me tocó. Jesús, hulk, relájate. —Gano una mirada severa y trago
rápidamente mi bocado—. Solo llegó a la tienda la semana pasada y me pidió mi
número, el cual no le di, y no me gustó la forma en que me miró hoy.
Sus ojos se estrechan y su tenedor todavía se encuentra en su cuenco.
—¿Te vio como de la manera que yo te veo?
Me trago mi bocado. 117
—No. Tú no me haces sentir como que estoy siendo mentalmente aprovechada.
Pero no trabaja contigo, así que no te preocupes por eso.
Sus ojos se mueven rápidamente hacia mí.
—Si entra en su tienda de nuevo, quiero saber.
Mis ojos se abren. Oh, por el amor de Dios.
—¿No crees que es un poco extremo?—. Pongo mi plato en mi regazo. ¿Era
en serio lo de que va a herir a todo hombre que me mire dos veces? ¿Siempre es así de posesivo con
sus aventuras amorosas?
—No. —Pone su copa hacia abajo. Volviendo su cuerpo hacia mí, saca mis pies
en su regazo y su mirada verde se quema en los míos—. Tengo un gran problema de
mierda con los chicos poniendo sus manos sobre ti o hacer que te sientas incómoda.
No me pidas no reaccionar a eso.
Me inclino hacia delante y agarro su cuenco, viendo que un lado de su boca se
curva mientras que saco el tenedor lleno y lo sostengo hacia él.
—¿No vas a pelear conmigo por esto? —pregunta con recelo antes de tomar
la comida del tenedor.
—No lo entiendes. Le daría una bofetada a una puta si pone sus manos
sobre ti o te hace sentir incómodo. —Su boca llena amortigua su risa mientras toma su
tazón de mí—. Pero quiero que sepas que puedo manejar pendejos como
Bryce. Simplemente no quiero tener que encontrarme con él cuando vaya a
verte al trabajo. Si voy a verte al trabajo. —Agarro mi plato y tiro de otro bocado a la
boca, moviendo mis pies en su regazo.
—¿Si? No, no lo creo. Me gusta más cuando.
—Solo dices eso porque las dos veces que he estado allí, te has corrido. Debe ser
bueno tener orgasmos durante tus horas de trabajo. —Muevo mi pie y lo froto contra
él, sintiéndolo sacudirse debajo de mí.
Arquea su ceja.
—Sabes muy bien que si pudiera escapar de mi oficina para hacerte venir detrás
de ese mostrador de panadería tuyo, lo haría. Y no lo hago solo porque me gusta que
vengas a mi trabajo a chupármelo o follar contra mi puerta.
Ruidosamente sorbo un fideo en mi boca, haciéndolo reír. Mi celular suena a
través de la casa y salto, agarrándolo de la mesa de la cocina y la
exhalo ruidosamente por el nombre en la pantalla.
Oh, genial.
—Hola, mamá. —Me tiro de nuevo al sofá y aprieto la parte superior de la
nariz. Tengo una sensación horrible de que me voy a arrepentir de responder esta
llamada en este momento.
—Cariño. ¿Cómo estás? He querido hablar contigo desde la boda, 118
pero tu padre...
—Su padre ¿Qué?, ¿Helen? Su padre, ¿Qué? —Oh Señor, ayúdame. Mis padres
son notorios porque ambos permanecen en la línea durante nuestras conversaciones—.
Sabes muy bien qué, Bill. De todas formas, querida, ¿estás en tu casa?, porque estamos
a solo cinco minutos.
—Mamá, estoy bien. La boda fue bien, pero no, no estoy en casa ahora
mismo. —Han sido un par de semanas desde que no he visto a mis padres y quería
ponerse al día con ellos, pero ahora no es el momento. No mientras estoy sentada al
lado de Reese.
—¿Solo bien? —pregunta a mi lado, ganándose un empujón—. Estoy seguro
que cuando gritabas mi nombre, era más que bien en ese momento.
—Voy a matarte —murmuro entre dientes mientras me muestra su sonrisa
maliciosa. Puedo sentir mi corazón latir rápidamente y maldigo por no dejar esta
mierda ir directamente al correo de voz.
—Bueno ¿Dónde estás? Estamos en el barrio y queremos ver a nuestra única
hija. ¿Estás en casa de Juls? Sabemos dónde es —dice mamá y oigo el sonido del
tráfico a través del teléfono.
—No, mamá, no estoy en casa de Juls. Estoy en... —Mis ojos rápidamente van
a Reese quien espera ansiosamente mi explicación, devorando sus espaguetis con una
sonrisa juguetona.
—¿Podría decirle yo a tu madre en dónde estás? —pregunta, tratando de
alcanzar el teléfono.
Me dirijo rápidamente lejos de él y salgo de su alcance.
Bueno, esto es simplemente perfecto.
—Estoy en la casa de un chico. ¿Te puedo llamar más tarde?
—¿Un tipo? ¿Qué tipo? Oh, cariño, ¿Te encuentras con alguien? ¿Cómo se
llama? ¿Podemos conocerlo? ¿Es serio? ¿A qué se dedica, Dyl? Oh, estoy tan contenta
de que encontraste un nuevo novio. No es un demócrata ¿O sí? —añade mi padre y
quiero meterme en un agujero y morir. Mi madre ha estado tratando de casarme desde
que tenía diecinueve años. Quiere nietos y los quiere para ayer...
—Oh, Dios mío, ¿Puedo llamarte luego? —Antes de que pueda comprender lo
que está pasando, Reese agarra el teléfono de mi mano y se pone de pie, colocándolo
en su oreja. Oh Dios, no. Mis ojos se abren y mi mandíbula golpea el sofá mientras poco
a poco veo mi mundo colapsar.
—¿Señora Sparks? Es Reese Carroll, el novio de su hija. —Corro hacia él y
acabo sus pies, tumbándolo de espaldas mientras me sostiene con el brazo
extendido. ¿El hombre tiene deseos de morir? Parece completamente inafectado por uno de
mis movimientos y me da una sonrisa socarrona—. Oh, y el señor Sparks. Es tan
agradable hablar con ustedes. 119
—Dame el teléfono, Reese —gruño y trato de mover todo el brazo que me está
sosteniendo lejos de él. Jesucristo. ¿Por qué todos los varones de mi vida creen que está bien
alejar el teléfono de mí?—. Dámelo. —Mis esfuerzos son inútiles, solamente me está
haciendo quedar sin aliento mientras me sonríe como el dios precioso que es.
Arrebatándolo con una mano, le saco el dedo con la otra, cuando me levanto y
empiezo a caminar. Se queda en el suelo, metiendo las manos detrás de la cabeza y me
sigue con la mirada.
—Adiós, los amo también. —Presiono finalizar y deslizo mis pies de nuevo en
mis sandalias, caminando a la mesa para recuperar las llaves. Genial. Mis padres piensan
que Reese es mi novio. Ahora querrán conocerlo. Solo jodidamente genial. Mi cabeza da
vueltas y es oficialmente el tiempo de volver a casa antes de que él decida ir a través de
todos mis contactos y explicar nuestra situación a todos y cada uno de ellos.
—¿Por favor, dime que no estás molesta hasta el punto de que te vas a ir? —Su
voz ondea a través de mí mientras me giro y lo veo caminando lentamente hacia mí.
Sus pantalones cuelgan libremente en sus caderas y la cantidad más pequeña de la piel 120
está ahora en exhibición bajo su camiseta. Maldito él y su maldito cuerpo.
—¿Por qué demonios le dijiste a mis padres que eres mi novio? ¿Estás loco?
¿Tienes alguna idea de la cantidad de llamadas telefónicas, que probablemente voy a
tener ahora? Desde Justin, he sido capaz de limitar los chequeos constantes de mi
madre a una vez a la semana. Pero ahora, nunca me dejará en paz.
Deteniéndose frente a mí, empuja la parte posterior del cabello que se cayó de
mi moño y agarra mi cabeza entre sus manos. Mi cara se ha quedado atascada en el
modo de odio a Reese pero está desapareciendo rápidamente debido a su suavidad y su
picor, y su Reese-genialidad en general.
—No entiendo por qué tenías que decir algo, pero bien. Cada vez que me llame,
solo voy a darle tu número y puedes tratar con ella. —Cruzando los brazos sobre mi
pecho, bajo la mirada mientras retrocede y se encoge de hombros.
—Eso está bien para mí. Puedo cavar en un poco de suciedad Dylan.
¿Cómo se encontraba completamente tranquilo y sereno sobre esto? ¿Por qué demonios iba
a querer que mis padres pensaran que lo veía en ese tipo de manera?
Dando vuelta a mis llaves en mi dedo, me dirijo hacia la puerta.
—Todo el mundo se ha vuelto loco. Está decidido. Soy la única persona cuerda
que ha quedado en Chicago.
—Espera, te acompaño hasta tu auto. —Se vuelve hacia el par de tenis que
están junto al sofá y se desliza en ellos rápidamente.
—¿Por qué demonios conduces tu van de reparto hasta aquí? —Su dedo traza el
diseño del pastelito a un costado a medida que lo estudia en su habitual manera Reese. 121
—Um, porque es mi único auto. —Abro la puerta del lado del conductor y subo
mientras se traslada junto a mí.
—No, señor bolsas de dinero. Solía conducir un viejo corolla pero se dañó y
nunca tuve el dinero para conseguir un auto nuevo, así que, llevo a Sam a todas partes.
Esto le molesta a Joey, pero no me importa. —Reese se pasa la mano por el cabello y
suspiro—. No te atrevas a odiar a Sam. Ha sido el único hombre en mi vida que nunca
me ha defraudado, además de mi padre.
Me mira de reojo y se inclina dentro, rozando sus labios contra los míos.
—Y yo, espero.
—Mmm. El jurado todavía está deliberando eso, guapo. —Lo siento tirar hacia
atrás para permitir que me vaya cuando agarro la camiseta y tiro de él cerca de mí de
nuevo, acariciando mi cabeza en mi lugar favorito en el cuello—. Solo dame un
minuto. —Oigo una pequeña risa mientras su mano se acerca a sostenerme contra su
cuerpo. Aunque estoy un poco irritada y muy confundida, todo parece desvanecerse
cuando estoy cerca de él así. Aspiro profundamente, dejando que su olor corra a través
de mí y espero que dure lo suficiente como para tomar algo de él a casa.
—Puedes quedarte conmigo y hacer esto toda la noche si quieres —dice en voz
baja. Cierro los ojos y muevo la cabeza contra él—. Bien, pero para que lo sepas, no
soy un fan de esta jodida regla de no dormir juntos.
—Debo irme —susurro y agarra mi cara y planta besos por todos lados, trato de
contener mi euforia. El Reese juguetón es difícil de dejar ir, pero de alguna manera lo
consigo. Cerrando la puerta, camina a la acera y me mira cuando me alejo, su increíble
lugar poco a poco se hace más pequeño en mi visión trasera.
Mi mente está corriendo mientras conduzco a casa. Así que pasaron muchas
cosas esta noche que no esperaba y no sé cómo diablos reaccionar. Entre él dejando
caer todo lo que venga a mí, diciéndome que soy todo lo que piensa, y declarándose mi
novio, me siento completamente insegura para lo que puedo esperar de él la próxima.
A la mierda mis reglas. Reese tiene su propio set que está jugando.
122
13
Traducido SOS por July Styles Tate, Kariza y Bett G
Corregido por Agus Winchester
133
14 Traducido por Alessa Masllentyle y fmaryd
—E
Corregido por Agus Winchester
8
Marca de alimentos.
—No sé, creo que necesito una noche con mis dos mejores amigos y nada de
chicos. ¿Puede eso suceder? —Sonríe y saca su teléfono, rápidamente jugando con él.
Lidiaré con Reese mañana cuando asistamos al partido de Billy y Joey.
Su teléfono emite un sonido y se dirige hacia mí.
—Juls está dentro, bizcochito. No hay chicos. —Asiento y sonrío débilmente
mientras le respondo a Reese.
Yo: No puedo esta noche. Necesito un poco de tiempo para pensar.
Joey regresa al frente mientras espero su respuesta. No se necesita mucho
tiempo.
Reese: No te alejes de mí.
Me destripa con sus palabras, las mismas palabras de la noche anterior. ¿Está
tan preocupado de que voy a terminar esto? O esta solo preocupado de que no le dé la
oportunidad de explicar la situación. Escribo rápidamente.
Yo: No lo hago. Solo que creo que necesito un poco de espacio. No tienes idea de cómo
esto se siente para mí. 162
Voy a presionar enviar pero no lo hago, mi pulgar se cierne sobre el botón.
Mierda. ¿Realmente quiero espacio de él? Pulso el botón atrás, acorto el mensaje antes de
enviarlo.
Yo: No lo hago.
***
Joey nos llevó a casa de Juls esa noche después de que cerramos la tienda e
hicimos un pequeño resumen en tiendas de licores. No existía manera en el infierno de
que no bebiera esta noche. Me sorprendió realmente que no me sumergiera en algún
momento hoy en la botella de vodka que ha estado en mi congelador durante meses.
Pero nunca he bebido en el trabajo, no importa cuán herida o enojada me encontrara.
Reese no me envió más mensajes o intentó llamar, me sentía agradecida. Pero también
sorprendida. Era tan condenadamente persistente sobre todo que medio esperé que
irrumpiera en la tienda antes de cerrar, me lanzara sobre su hombro, y me llevara a
casa con él para que pudiéramos coger, hablar, coger y un poco más. Y odiaba que una
parte de mí deseara que lo hubiera hecho. Pero esta noche no se trataba de chicos. Se
trataba de pasar el tiempo con mis dos mejores amigos, riendo y pasando el rato como
lo hicimos antes de que los tres cayéramos rápido y duro para los miembros del club de
caramelo de hombre de Chicago.
Joey aparcó fuera del edificio de Juls y caminamos dentro juntos. Ella vivía en
Hyde Park, el cual se encontraba a unos quince minutos de la panadería en un
apartamento de dos dormitorios. Ha vivido aquí desde la graduación y se me ocurrió
mientras subíamos las escaleras hasta el segundo piso que solo estaría viviendo aquí
durante unos cuantos meses más. Seguramente se mudaría con Ian después de la boda
y la idea de que no viviera en este lugar que tenía muchos de nuestros recuerdos me
entristeció. Suspiré y llamé la atención de Joey a medida que avanzamos hacia el piso.
—Vamos, bizcochito, estamos aquí para divertirnos, no para ponerse de mal
humor. —Lo sigo a la puerta de Juls y abre sin llamar en la manera verdadera de
Joey. Una vez que ha estado en tu casa, parece que viviera allí contigo.
—No estoy enfadada. Solo voy a extrañar este lugar una vez Juls se mude con
Ian. —La vemos en la cocina abriendo una botella de vino y dirigirse hacia nosotros—
. ¿Recuerdas esa vez que hicimos una fiesta ochentera y te vestiste como Vanilla Ice?
—Se sonroja ante mi recuerdo mientras nos sentamos en el suelo frente al televisor.
Juls camina con tres vasos de vino y los reparte.
—Eso fue jodidamente gracioso. Tú sabías todo el rap de las tortugas Ninja
mutantes adolescentes —dice.
Me río tontamente en mi vaso y tomo unos sorbos grandes.
—Cristo, nunca voy a olvidar esa mierda. Gracias a Dios que nadie tomó
ningún video de ese desastre. 163
—Esa parte fue una locura —dice Juls detrás de su copa—. ¿Dyl, recuerdas
cómo te encabronaste con Justin porque era la única persona aquí no disfrazada?
Asiento e imagino el recuerdo, rodando los ojos a eso y tomo un sorbo.
—Qué imbécil. Pasó todo el tiempo quejándose de las selecciones de música.
Era una puta fiesta de los ochenta. ¿Qué esperaba?
Joey se ríe alrededor de su vaso.
—Creo que esperaba que te fueras solo con él y no tener un tiempo increíble.
Pero nunca has sido esa clase de chica, bizcochito, y debería haberlo sabido. ¡Qué
desperdicio era! —Juls y yo murmuramos en acuerdo.
—Un desperdicio que terminó teniendo exactamente lo que se merecía. Capullo
—añadió ella, nos lanzamos cada uno una almohada para poder tumbarnos al suelo—.
¿Vamos a hablar de las imágenes, dulces?
—No —respondo rápidamente.
Joey rueda sobre su lado.
—No puedes estar loca acerca de las chicas que él ha jodido antes que tú. Eso
no es justo. Aún no te conocía cuándo se tomaron esas fotos.
—Esa no es la razón por la que estoy loca. —Me incorporo, mirándolo a los
dos—. Bueno, está bien, sí me molesta que haya estado con otras mujeres. Y sé que no
debería porque no era virgen cuando empezamos esta cosa entre nosotros, pero solo he
estado con Justin. —Pongo mi vaso sobre la mesa—. Reese me dio una cifra
aproximada de cerca de veinte chicas y eso es un montón de mierda. Lo cual está bien,
lo que sea. Puedo lidiar con eso, siempre y cuando no sea lanzado a mi cara. Pero lo
fue. —Cierro los ojos y me imagino una de las fotos de la caja. Agarrando mi vaso de
la mesa pequeña, me bajo rápidamente antes de continuar—: Ni siquiera estoy enojada
con él sobre esto. Ni siquiera en lo más mínimo, que es lo que está haciendo esta
mierda tan confusa. Lo único malo que hizo fue permitir que le tomaran las fotografías
y no confiscarlas después de que terminó con ella. Él no me las envió. No habla de
otras chicas con las que ha estado. Me dice que soy increíble y que soy todo en lo que
piensa. —Suspiro pesadamente y me lanzo de nuevo sobre mi almohada—. Pero ahora
tengo que lidiar con ex conexiones psicóticas y no estoy segura de que lo haría bien en
la cárcel. Soy demasiado hostil.
Esto es cierto. Probablemente terminaría permanentemente en confinamiento
solitario después de entrar en demasiadas peleas o desobedecer órdenes.
Echo un vistazo y veo las risas que están que revientan en las caras mis dos
mejores amigos, tratando desesperadamente de mantener su histeria. Les hago señas
para que las dejen escapar y los tres caemos en un ataque de risa.
—Muy bien, así que tengo una pregunta —dice Joey y sacudo mi cabeza,
preparándome para lo peor—. ¿Cómo diablos terminaste pasando la noche de ayer con
164
él? Pensé que no aprobabas el sexo en camas y dormir fuera de casa y nada demasiado
íntimo.
—¿Dormiste en su casa? —pregunta Juls.
—Fue un accidente. Quería cogerme en su cama por su cumpleaños, así que lo
dejé y luego terminamos juntos. No voy a dejar que suceda de nuevo. —Echo un
vistazo y veo la sonrisa picara de Joey y los ojos llorosos de Juls—. ¿Qué?
—¿Fuiste su regalo de cumpleaños? Oh —dice ella y parpadea rápidamente.
¡Dios mío! Está emocional últimamente.
Fulmino con la mirada a Joey.
—¿Y qué pasa contigo?
Cruzando las manos detrás de la cabeza, continúa después de una pausa
dramática.
—Creo que es lindo que creas que fue un accidente. Quiero decir, podría haberte
despertado y llevarte a casa, pero me llamó en su lugar y me dijo que ibas a llegar tarde
hoy. No fue un accidente, bizcochito. Te quería allí.
Mis ojos se amplían y me incorporo.
—Te llamó esta mañana, ¿verdad?
Sacude la cabeza y su sonrisa se amplía en mí.
—Nop. Me llamó ayer por la noche después de que te desmayaste.
Lo considero y me siento encima de él, oyéndolo chillar debajo de mí.
—¿Qué diablos quieres decir que te llamó ayer por la noche? ¿Hablas en serio?
—Su sonrisa contesta por él y echo un vistazo a Juls que se está riendo
histéricamente—. No puedo creer esto. Me mintió.
—Oh relájense, dulce. Creo que es romántico que quisiera que pasaras la noche
con él. ¿De todos modos, cómo fue?
El recuerdo de la noche anterior corre a través de mí rápidamente y siento mi
labio curvarse hacia arriba en una sonrisa. Me encojo de hombros.
—Bien. —Guao. Ni siquiera suena convincente para mí. Ruedo lejos de Joey y me
recuesto en mi almohada—. Por supuesto, espero que se haya divertido porque esa
mierda no sucederá de nuevo.
—Hmm mmm —dicen al unísono mis dos mejores amigos. Me muerdo el labio
para contener mi risa pero se agrieta, soltándola cuando se desmoronan a mi lado. Así
es como el resto de la noche se desarrolla. Riendo y bromeando en el suelo del
apartamento de Juls cuando despachamos fuera dos botellas de vino. Hay una charla
de la boda de Juls con Ian, de Joey y Billy mudándose juntos, y la loca pelea de
Resee y yo, dura mierda, la más difícil conversación de no relación. Esto era una 165
charla muy necesaria celebrada entre tres amigos que solían confiar solo el uno en el
otro. Después de varias horas de cotilleo y el consumo de alcohol, me desmayo en
medio de su sala de estar y me deslizo en mi estado de coma de Reese.
17
Traducido por Kariza, July Styles Tate & Arancha
Corregido por Sapphire
***
Llegamos a la tienda Christian Bridal, y después de algunos momentos de rápida
histeria sobre el hecho de que estamos de hecho comprando el vestido de boda de Juls,
caminamos alrededor de la tienda y ve atentamente las elecciones. La hermana de Juls,
Brooke, quien será la otra dama de honor al lado de Joey, nos encuentra aquí un poco
después de que llegamos. No la he visto en un tiempo y ella ha estado hablado en mi
oreja sin parar sobre la falta de un hombre en su vida y sondeando información sobre
la mía.
—Oh, vamos, Dylan. Dime sobre este chico que trabaja con Ian. Estoy
muriendo realmente por un gran chisme y Juls no me dice una mierda —dice ella
desde el vestidor que está a mi lado. Hemos manejado algunas opciones de vestidos y
actualmente estoy deslizándome en uno marrón chocolate sin tirantes que se siente y
se ve increíble. Demonios. ¿Sería raro comprar este si Juls no lo escoge para su gran día? Subo
el cierre de la espalda y abro la cortina.
—No hay nada que decir. Es sólo un tipo con el que estoy teniendo diversión.
—Avanzo un paso afuera en el escalón enfrente del gran espejo, viendo el reflejo de
167
Juls mientras se para detrás de mí.
—Santa mierda. Me encanta ese. ¿Qué piensas? ¿Es cómodo? ¿Crees que
deberíamos ir por algo más alegre, como tal vez un color naranja quemado?
Me giro para estar de frente a ella.
—¿Naranja quemado? ¿Cómo en el infierno es más alegre? Y, ¿estás tratando de
hacernos parecer como calabazas?
Ella muerde su labio inferior y sus ojos dejan mi vestido mientras Brooke
camina fuera con exactamente el mismo.
—Me encanta este. Juls, toma este porque los otros tres son jodidamente
horribles y me hacen ver como si tuviera seis meses de embarazo.
Juls se mueve para estar al lado de su hermana y corre su mano sobre el
material.
—Síp, este es. Ustedes dos lucen increíbles en él y amo el color. —Sonríe y
sacude su cabeza—. Bueno eso fue un camino jodidamente fácil. Ahora es tiempo para
la diversión real. —Menea sus cejas y camina al vestidor mientras Brooke y yo nos
quedamos de pie y miramos nuestros reflejos.
—¿Y a qué te refieres con que sólo estás teniendo diversión con este tipo? ¿Me
estás diciendo que es estrictamente una cosa de sexo entre ustedes dos?, porque si lo
están, creo que es pura mierda. Los chicos pueden hacer que esa mierda funcione pero
no creo que las chicas puedan. Somos muy emocionales. —Jesús. ¿Le han golpeado en la
cabeza o qué? Deja a Brooke ser extremadamente perspicaz cuando no ha conocido al
hombre con el que estoy teniendo diversión todavía.
—Mantengo mis emociones fuera de ello. —O al menos estoy desesperadamente
tratando de hacerlo
—¡Aja! Sí, está bien, buena suerte con eso. ¿Cómo es el sexo? —La miro y le
lanzo mi sonrisa maliciosa—. Demonios. Necesito comenzar a revisar los edificios de
oficinas para hombres inteligentes. Tú y mi hermana están haciendo un banco.
Mi teléfono suena en mi vestidor y salto corriendo rápidamente a sacarlo de mis
descartados vaqueros. Mi corazón se hunde un poco ante el remitente del mensaje.
Joey: La fiesta se pospone. Mi bebé tiene el virus estomacal que anda alrededor. ¿Cómo
está yendo la compra de vestidos?
Yo: ¡Oh, no! Dile a Billy que espero que se sienta mejor. Sólo nosotras elegimos nuestros
vestidos y Juls está probándose el de ella ahora. Te enviaré una foto.
Bueno, mierda. Supongo que no veré a Reese esta noche en la fiesta después de
todo. Mi decepción rápidamente es cubierta por la realización de que podría ser una
cosa buena estar algunos días sin verlo. Entre las accidentales, pero no realmente
accidentales, fotos que recibí, tengo mucha mierda que pensar al respecto. Escucho un
jadeo de Brooke y rápidamente me deslizo de mi vestidor y dejo que mis ojos caigan en 168
Juls quien sólo ha emergido en ella misma. Santa mierda.
—Santa mierda. Juls, oh por Dios, eso es… oh, guau. —No hay palabras para
describir a la mujer que miro ahora mismo. Es hermosa, exquisita incluso, en un
corpiño ajustado sin tirantes y falda con volantes, su pequeña cintura asentada con una
faja de color marrón oscuro que cae por su espalda en su camino.
—Guau, te ves increíble. —Brooke mira como su hermana toma su lugar en el
pedestal y comienza a girar lentamente.
—Es hermoso, ¿verdad? —Ella sacude sus manos a sus lados y puedo decir que
está nerviosa.
—¿Qué pasa?
—No lo sé. ¿Es raro que no tenga deseos de probarme ningún otro vestido?
Quiero decir, este es el primero que me pongo y siento que este es. Puedo verme a mí
misma casándome con Ian en este. Tal vez deba intentar más.
—Que se joda. ¿A quién le importa si es el primero que te pruebas? Te ves
increíble en el. Como locamente increíble. Puedo totalmente verte casándote con Ian en
ese vestido —contesto y veo la tensión dejar sus hombros. Deja a Juls preocuparse por
los estándares de la compra del vestido de novia. Su sonrisa se ensancha en el espejo y
puedo decir que está en algo—. ¿Que? —Rápidamente se baja y se desliza de vuelta en
su vestidor.
—Maldición. Quiero casarme. Al menos hay mejores padrinos calientes para
mí, para perder mi tiempo con esta cosa. —Gruñe Brooke.
—El mejor hombre está fuera de los límites, sólo para que lo sepas —contesto y
ella entrecierra los ojos.
Juls re-emerge con otro vestido de boda en sus manos y una camisa hacia mí,
poniéndolo en mis manos.
—Aquí, intenta con este.
—¿Que? ¿Estás loca? —Debe estarlo si piensa que me pondré un vestido de novia—.
No intento ponerme en un vestido de novia.
—¿Por qué no? Este podría verse increíble en ti, ¿verdad, Brooke? —Por el amor
de Dios.
Brooke se para y admira el vestido.
—Tiene razón, Dylan. Es un halter9 y tú siempre te ves increíble en vestidos
halter con esas tetas tuyas. ¿Recuerdan el baile de graduación? Dios, las odio
jodidamente a ambas.
Retrocedo.
—Ustedes dos son tercas, no hay forma de que me esté poniendo esta cosa o
ningún otro vestido de novia para lo que importa. Estoy muy segura de que estaría
sellando mi destino perpetuamente como soltera si lo hago. —Este era un miedo 169
honesto. El karma ha sido incrementado hacia mí últimamente y puedo verlo
cruzando sus brazos y pisando su pie hacia mí, retándome a que empuje mi suerte.
—Oh, vamos, Dyl. Brooke intentará en alguno también, ¿Brooke? —Ambas
miramos a su hermana enfurruñada en el pedestal.
—Lo que sea. Jodidamente odio las bodas.
Sacudo mi cabeza y me giro de vuelta a Juls quien está mirándome.
—No.
Ella pisotea con su pie y aprieta los dientes. —Disculpa, pero como dama de
honor se supone que tienes que hacer todo lo que pida.
—¿Y eso incluye intentar en un vestido de novia? ¿Estás loca?
Frunce el ceño a lo grande y yo me derrito. Maldición.
—Bien, dame la estúpida cosa. —La arranco de sus manos y marcho con furia a
mi vestidor mientras ella chilla en delirio. Esto es demente y completamente ridículo.
Después de salir de mí vestido de dama de honor, doy un paso molesto en el vestido de
novia y lentamente subo el cierre, mis ojos se ensanchan mientras miro de arriba abajo
a mí misma—. Oh, Mierda —susurro, obviamente no suficientemente bajo porque Juls
abre la cortina.
9
Es un tipo de corte de vestidos, blusas y camisetas femeninas. La clave del escote halter es que deja al
descubierto los brazos, los hombros y la espalda o al menos media espalda; y se abrocha o ata por la
parte posterior del cuello.
—Guau. Te ves increíble. —Me saca de mi cuarto y me empuja arriba hacia el
pedestal mientras Brooke camina detrás de mí.
—Maldita sea, Dylan. ¿Sería extraño poner esa mierda en espera
indefinidamente?
Sonrío sutilmente ante su comentario y miro mi reflejo. Mi pecho se aprieta a la
vista de mí misma. Yo, en un vestido de novia, y me veo increíble. Mierda. Estoy
cubierta de encaje desde mi detallado top hasta mi cola. Nunca fui una fan del encaje
pero en este momento, de pie en este vestido, soy una gran fan. Un chasquido viene
detrás de mí y me vuelvo para ver a Juls tomar una foto de mí con su teléfono.
—¿Qué demonios?
—Oh, relájense. No voy a enviarlo a ningún sexy CPA ni nada. Es sólo para
nosotras. —No me puedo imaginar lo que pasaría si Reese llega a ver esa imagen.
Probablemente enloquecería y terminaría las cosas con seguridad. Hablando de ser
pegajoso—. En serio, Dylan, míranos. —Juls salta arriba hacia mi pedestal y agarra mi
mano, vinculándola con la de ella. Además del hecho de que las dos estamos paradas
en vestidos de novia, con gracia, somos completamente opuestas en apariencia. Juls 170
con su lacio cabello castaño oscuro y yo con mi mega desastre natural rubio ondulado,
sus penetrantes ojos azules contrastan con mis amplios marrones que parecen ocupar
la mayor parte de mi cara, y es unos buenos 7 centímetros más alta que yo mientras me
coloco de puntillas para elevarme a su estatura de un metro setenta y cinco—. Tonta.
Me estoy casando, Dyl.
—Tú, yo no, así que estoy mandando a la mierda esta cosa. —Se ríe mientras
salto abajo y vuelvo a sumergirme en mi vestidor. Pero antes de quitármelo, me
admiro sólo por un breve momento. Nunca he pensado en casarme. Habiendo estado
sólo en una relación seria, Justin nunca me pareció como el tipo que se casa, ahora
parece irónico ya que está casado. Simplemente no felizmente, o fielmente. Pero de pie
en este momento con este vestido, por primera vez en mi vida puedo imaginarme
caminando por el pasillo hacia la persona con la que quiero pasar el resto de mi vida.
Y antes de que pueda poner una cara a esa persona, me deslizo fuera de la vestimenta
y de vuelta a la realidad.
Después de despedirme de Juls y su hermana, me paso el resto del día
manteniéndome ocupada con una enorme cantidad de pasteles para hornear. Siete
docenas de magdalenas, seis lotes de galletas, y un surtido de pasteles más tarde,
finalmente me deslizo por las escaleras y colisiono, desmayándome inmediatamente.
***
***
174
Gateé hasta mi cama el domingo por la noche después de ir a comer con Juls.
Ambas queríamos más que sólo café en nuestros sistemas, así que fuimos hasta un
lugar de comida tailandesa, que frecuentábamos. Me envolví en mi suave y cómoda
camiseta de la Universidad de Chicago que Reese me dejó conservar y activé la
alarma. No fue mucho tiempo después de las ocho de la noche que supe que no pasaría
demasiado tiempo antes de que comenzara a intentar.
Cerré mis ojos, y vi su cara, la cara que tenía cuando me miraba, estudiándome.
Frente arrugada, mandíbula apretada, ojos enfocados en lo que sea que estuviera
haciendo. Siempre tan estudioso.
Un fuerte sonido de choque me hizo despertarme de mi ensoñación. ¿Qué
demonios? Salté de la cama y bajé corriendo las escaleras, parando enfrente de donde
veía ensombrecida a una figura parada del otro lado de donde estaría el vidrio.
—¡Oh, mierda!
Pánico, el pánico corrió a través de mis venas, corrí por las escaleras, agarré mi
teléfono de mi mesita de luz, y empecé a llamar a la única persona que podía pensar en
ese momento.
—Agárralo, agárralo, agárralo.
Corrí hacia el baño y tranqué la puerta detrás de mí. ¡Jesucristo! ¡Alguien irrumpió
dentro de mi pastelería! ¿Quién demonios irrumpe en una pastelería? Después de tres largos
rings escuché su voz.
—¿Dylan?
—¡Reese! Alguien está en mi tienda. Escuché un fuerte golpe y corrí abajo por
la escalera y…
—¿Dónde estás? ¿Estás a salvo?
Su voz sonó llena de preocupación y podría decir que ya estaba viniendo. Oh
Dios, por favor que esté en su lugar y no lejos de mí.
—Estoy en mi baño. Rompieron la ventana y vi a alguien.
Escuché la conmoción, mucha conmoción al otro lado del teléfono mientras me
acurrucaba en la bañera y cerraba la cortina del baño. Como si eso fuera a servir de algo si
decidían invadir el baño. Esto era un horrible cliché de película de terror.
—¡Por favor, te necesito!
Lloraba con la cabeza entre mis rodillas, dejándome sollozar.
—Quédate ahí. No salgas de ahí, no importa lo que oigas. —Dios, demonios.
Ecos de sus pasos sonaban a través del teléfono, contenía el aliento pero aun así
seguía hablando.
—Estoy en camino. Llama a la policía.
—No. Por favor no me hagas colgar. 175
Lloraba y temblaba de miedo, mis palabras se entrecortaban y eran temblorosas.
Escuché el sonido de un auto, bocinas de autos, luego otra cantidad de malas palabras
a través del teléfono, así que lo sujeté más fuerte.
—Amor, tienes que llamar a la policía. Estoy casi ahí. No dejaré que nada te
pase, lo prometo. Sólo cuelga y llama a la policía, luego me llamas de nuevo, ¿está
bien?
—Bien, bien. Por favor, apúrate.
—Lo estoy haciendo.
Rápidamente corté y llamé al 911, y rápidamente les conté la situación dándoles
mi localización. Me dijeron que la policía ya se encontraba en camino, y que me
quedara donde estaba. Eso no sería ningún problema, no tenía ninguna intención de
moverme de donde me hallaba hasta que escuché a Reese al otro lado de la puerta,
incluso cuando no escuché ningún ruido después de la ruptura de la ventana, lo llamé
de nuevo.
—Estoy aquí. No abras hasta que suba por ti. ¿Bien?
—Bien, pero sigue en el teléfono conmigo.
Escuché su profunda respiración y el sonido del vidrio rompiéndose debajo de
sus pies. Dios, por favor no dejes que esa persona siga aquí. Si llego a escuchar a Reese
peleando con alguien no existe manera en el infierno de que me quede aquí encerrada,
no me importan las consecuencias que eso tendría. Le sacaré los ojos si pone las manos
en Reese. Escuché pasos afuera y retuve el aliento.
—¿Dylan?
Agarré mi teléfono y salí de la bañera, y luego de luchar con la puerta para
abrirla, ni bien se abrió me lancé hacia él. Incluso siquiera miré cómo estaba,
simplemente lo abracé fuertemente como si no lo hubiera visto en años.
—Oh mi Dios. Me sentía tan asustada. —Mi cuerpo se encontraba totalmente
pegado al de él—. ¿Sigue ahí?
Sus brazos me acunaron y él respiró en mi cabello, su pecho pegado al mío.
—Dylan. —Gemí suavemente ante el sonido de mi nombre—. Está bien, te
tengo. No vi a nadie pero la ventana de enfrente está completamente destruida. —Me
cargó desde mi baño hacia mi cuarto.
Temblaba contra su cuerpo mientras me sostenía fuerte.
—Jesucristo. ¿Por qué alguien rompería la ventana de una pastelería? ¿Crees
que quería dulces? —Una pequeña risa se escapó de sus labios, luego besó suavemente
mi cabeza. Mis lágrimas caían por mi cara cuando me colocó sobre el suelo en el
vestidor. Miré por encima de él para verlo. Su cabello era un desastre, no existían
dudas de que había pasado sus manos varias veces por él, mientras venía hacia aquí.
Su mandíbula se veía rígida, con su frente arrugada. Sus ojos verdes quemaban en los 176
míos, se encontraban llenos de preocupación, mientras cargaban la misma intensidad
de siempre—. Aquí, necesitas ponerte estos pantalones antes que la policía llegue aquí.
Van a querer hacerte algunas preguntas.
Comenzó a buscar a través de mi ropa sacando del closet varios pares de
pantalones, tops, y ropa interior.
—Umm, ¿necesito ponerme tanta ropa? —Me limpio las lágrimas y finalmente
dejo de llorar. Ahora que Reese está aquí, no tengo miedo, la única emoción que me
recorre este momento es la alegría y euforia de verlo.
—No, pero no te quedarás aquí esta noche, entonces necesitarás empacar
alguna que otra ropa. Voy a llevarte a casa conmigo. —Me miró antes de cerrar mis
cajones.
—Está bien —le respondí, agarrando un par de jeans y metiendo mis piernas en
ellos.
—¿En serio?, ¿no vas a intentar decirme que te puedes quedar en la casa de Juls
o que no vas a romper la regla de no pijamadas otra vez? —Me miró absolutamente
sorprendido y casi me reí. Jesús, ¿era tan desafiante?
—Sí, no siempre soy tan argumentativa. —El sonido de las sirenas de policía
flotó en el aire a través de las escaleras, entonces rápidamente me puse un sostén,
manteniendo su camiseta puesta en el proceso.
Él lo notó y sonrió un poco, luego de poner mis cosas en un bolso.
—¿Necesitas algo más?
Miré rápidamente a mí alrededor.
—Umm, creo que las cosas del baño. —Fui al baño, y agarré mi cepillo de
dientes, mi peine, mi jabón de cara, hidratante, mi celular del piso, el acondicionador,
porque me sentía más que feliz de usar su champú, y su jabón de cuerpo, me di vuelta
para verlo parado en el marco de la puerta. Me estudiaba, sus ojos entrecerrados
mirando a la colección en mis manos—. ¿Qué? Soy una chica y tengo que tomar una
ducha. No todos podemos tener un hermoso cabello como tú sin acondicionador. —
Sus labios se curvaron en una sonrisa y lo seguí mientras bajaba por las escaleras.
Después de hablar con el policía y darle una vaga descripción de la sombra de la
figura parada afuera de la tienda, me preguntaron si conocía a alguien que quisiera
herirme o al negocio. Mis ojos rápidamente fueron hacia Reese quien apretó su
mandíbula antes de darle al policía el nombre de su ex recepcionista e información
sobre ella. Les dijo todo, respecto al paquete que recibió, y que quedó totalmente
psicópata luego de que él la dejó. Asumí que la figura que vi parada del otro lado de la
ventana de mi tienda era un hombre porque estaba oscuro, y la persona tenía la cara
cubierta, pero pudiera fácilmente haber sido una mujer también.
Estoy segura de que el seguro va a cubrir los daños, que afortunadamente es
solamente una ventana. Ningún daño fue hecho al interior de la tienda por lo cual 177
estoy extremadamente agradecida. La policía encontró el ladrillo que fue usado para
romper el vidrio, este se encontraba cerca de la mesa de consultas, y ahora tendría que
limpiar todas las impresiones. Solamente tendré que cerrar por un día para que la
ventana sea reparada, eso no era tan malo. Pudo haber sido mucho peor.
Increíblemente peor.
Mientras manejábamos en silencio hasta su edificio, la noche simplemente se
repitió en mi mente. Ahora, con mi bolso empacado en el asiento trasero la única cosa
en mi mente era tener otra pijamada con Reese. Eso no ayudaba a la tensión y a la
anticipación dentro de mí.
18
Traducido por Val3
Corregido por Sapphire
10
Ahora hay “amores eternos” pero pocos vienen y no se van
Tú serás siempre la que yo conozco
Cuando pierdo el control, la ciudad gira a mi alrededor
Tú eres la única que sabe calmarme…
a mis manos. Es un movimiento como de novio. Mi respiración se acelera cuando su
lengua se trabaja contra la mía. Empujes lentos y constantes, estoy latiendo a su
alrededor y tratando de no poner fin a esto demasiado pronto. Hacer el amor con este
hombre ha ido muy por encima de cualquier expectativa que podría haber conjurado.
Aumenta su ritmo, metiendo más y más difícil y estoy cerca, tan cerca pero quiero que
se venga conmigo. Lo necesito como una droga.
—Vente conmigo —ruego y deja caer su frente a la mía y gruñe en voz alta.
Estoy allí al instante con la mirada que me da y me caigo a su alrededor; temblando
contra él y sintiendo su calor ejecutarse a través de mí.
—Dylan —susurra mi nombre en vez de su grito climático habitual,
bombeando en mí y calmándose, colapsando encima de mí mientras lo remojo con lo
que acabamos de hacer. Nuestra respiración es irregular y en voz alta, sopla a través de
la piel de mi cuello y empujo el mío por encima de nosotros. No me importa que me
este calentando, no me importa que su cadera se esté clavando en la mía y causando
un fuerte dolor a través de mi pelvis. No quiero moverme. Nunca.
—Eso fue... —Empiezo a decir pero no puedo terminar porque no hay palabras.
190
—Sí, eso fue… —Besa mis labios rápidamente antes de deslizarse fuera de la
cama y silenciar la música—. ¿Estás adolorida? —Giro rápidamente mis ojos para
encontrarme con su mirada. Su expresión seria también contiene un poco de
vacilación.
—No, estoy perfecta. Fue perfecto. —Fue más que perfecto. Levanto el brazo y lo
estiro por encima de mi cabeza, mientras él se arrastra hacia atrás por encima de mí,
situándose en su lado y tirando de mí cerca de él—. Hola —susurro.
—Hola, a ti. —Su dulce sonrisa tira de sus labios.
—Así que, cuéntame todo acerca de cómo llamaste a Joey después de que me
quedé dormida el jueves en la noche y no el viernes por la mañana.
Sus ojos se abren y su sonrisa se extiende.
—Me preguntaba cuánto tiempo se lo guardaría. ¿Él, incluso, lo hizo
veinticuatro horas? —Su mano se extiende hacia arriba y retira el cabello de mi cara,
metiéndolo suavemente detrás de mi oreja.
—De ninguna manera. Una vez que el vino comenzó a fluir la noche del
viernes soltó todo. —Me estiro y paso la mano por su mandíbula—. Me gusta esto,
mucho. Deberías ir todo desaliñado más a menudo.
—Tú deberías. —Pasa su mano entre mis piernas y mis ojos se abren.
—¿Qué? ¿En serio? —respondo con una sonrisa sorprendida.
—No, me gustas así. Puedo ver cada parte de ti sin nada en mi camino. —
Muevo mis cejas hacia él y su risa contagiosa me arrastra—. ¿Sabes lo mucho que odio
cualquier cosa en mi camino cuando se trata de ti.
—¿Es por eso que te robas mis bragas? Para evitar que ponga una barrera entre
nosotros.
Se encoge de hombros en broma, sus labios curvándose en una sonrisa.
—¿Te depilas con cera cierto? —Asiento—. ¿Eso no duele?
Sí.
—No, Will es realmente amable. —Oh, estoy retorcida.
—¿Disculpa?
Mis sonrisa agrietándose y su cara refleja algo de tensión, pero no mucho. Es
demasiado fácil.
—Él lo es. Me la ha estado haciendo durante años.
Rápidamente estoy siendo presionada en el colchón por su alta figura.
—Espero que estés jodidamente bromeando. No estoy de acuerdo con que un
chico esté rasurándote allí. —Mis brazos son fijados a mis lados por sus rodillas y
ahora estoy cara a cara con su erección. Whoa. ¿Está duro de nuevo? 191
—¿Qué si te digo que es gay?
—No importa una mierda. —Avanza y roza la punta contra mi boca.
—Oh, por favor, ¿Vas a disciplinarme haciéndome que te la chupe? Eso no es
un castigo. —Lanzo mi lengua y lamo la punta, viéndolo estremecerse un poco
mientras mira fijamente hacia mí.
—Será una vez que retenga tu orgasmo, lo que sabes malditamente bien que soy
bueno haciéndolo. —Oh, mierda. El recuerdo de mi mesa de trabajo destella a través de
mi mente. Eso fue horrible.
—¡Muy bien! No, no es un tipo llamado Will. Es una chica llamada Lacey.
—Realmente, Lacey ¿Eh? —Ruedo mis ojos ante su tono sexual. Hombres.
—Eres un pervertido.
—Lo soy y tú también. Ahora, abre esa bonita boca tuya y hazme venir.
—Di por favor. —Otro movimiento rápido de mi lengua saca un gemido de su
garganta.
—Al diablo con eso. No después de lo que acabas de hacerme pasar. Ábrela. —
Yum. Hola, Reese dominante. Sonrío y abro mi boca mientras él avanza hacia adelante,
concediéndome acceso completo a su miembro.
—Joder, sí. —Gruñe entre dientes mientras folla mi cara. Llevando una mano
hacia abajo, sostiene la parte posterior de mi cabeza y cae profundamente en mí, sus
embestidas rápidas causando que mis ojos se agüen. Miro hacia arriba y veo su otra
mano agarrada a la cabecera hasta que sus nudillos están blancos—. Tan jodidamente
bueno.
Gimo a su alrededor, mis labios vibrando contra su piel mientras desplaza su
rodilla y tira de mi brazo derecho. —Envuélvela a mí alrededor.
Agarro la base con la mano y comienzo deslizando hacia arriba y abajo de su
longitud mientras todavía mantiene sólo la punta de él en mi boca. Estoy
deslizándome fácilmente, la saliva de mi boca empapándolo por completo.
Trabajándolo duro y rápido, mi lengua se mueve contra él y mis labios acariciando su
cabeza. Palpita dentro de mí y veo la tensión en su mandíbula. Me encanta hacerle
esto y obtener tanto placer fuera de él como él lo hace. Deja caer su cabeza hacia atrás,
su manzana de Adán deslizándose y las venas sobresalen en su cuello mientras gime
profundamente. Su propio cuerpo está vibrando con sus sonidos, moviéndose contra
mi lengua. Mantengo mis ojos en él, viendo su pecho subir y bajar con cada embestida
y su estómago tensarse mientras lo trabajo. Chupándolo y burlándome de él, mi mano
aprieta más fuerte y veo sus hombros encorvarse hacia delante.
—Estoy cerca, amor. No pares.
—¿Quieres venirte en mi boca? —pregunto, mientras lamo la punta.
Sus ojos se abren. 192
—Sí, ¿a menos que tenga opciones? —Su voz es tensa y sé que está en el borde
del abismo
—Puedes venirte en mí, si quieres. Creo que me gustaría eso.
Traga y retrocede rápidamente a mi cuerpo, inclinándose en mis pechos.
—¿Aquí? —pregunta y yo asiento, lo bombeo duro y veo como tira de su labio
en su boca. Ambos miramos fijamente el espectáculo de él viniéndose en mis pechos,
el calor blanco rodando entre mis montículos y unas pocas gotas aterrizando cerca de
mi cuello—. Mierda. Eso es tan jodidamente caliente.
Asiento en acuerdo y miro abajo a mí misma, dejando ir su pene y viéndolo
temblar un poco.
—Me marcaste de nuevo. —Tengo un poco de ello en la suave marca roja en
mi seno izquierdo y lo veo mirándome, estudiándome.
—Creo que te gusta cuando te marco.
Meto mi dedo en mi boca.
—Me encanta cuando me marcas. —Se baja de la cama y desaparece en el
pasillo mientras miro hacia abajo en mi lio pegajoso. Realmente es caliente, viendo lo
que he sacado de él. Tenerlo marcándome. Me pregunto si ha hecho esto antes. No, detente,
Dylan. Regresa un momento después con una pequeña toalla de mano y comienza a
limpiarme.
—Eso fue increíble lo sabes —dice, a través de una sonrisa.
—Lo sé. Quiero marcarte ahora.
Arquea sus cejas mientras arroja la toalla en el suelo, plantando besos rápidos
por mis dos pezones.
—¿Tú? ¿Con qué? —Mis ojos buscan por toda la habitación y aterrizan en un
bloc de notas situado en su cómoda con un lapicero marcando una página en él. Me
bajo rápidamente y lo agarro, corriendo de vuelta a la cama y lo empujo hacia abajo
sobre su espalda—. ¿Vas a dibujar sobre mí?
—No, no dibujar. Voy a escribir sobre ti, pero, ¿dónde? —Mis ojos se arrastran
por todo su hermoso cuerpo mientras chupo la tapa del lapicero—. Realmente me
refiero a que tu cuerpo es casi demasiado bonito para tatuajes. ¿Alguna vez tendrás
uno?
Se encoge de hombros.
—No lo sé. No me opongo a ello por completo. ¿Qué vas a escribir?
—Paciencia, profesor. —Amortigua su risa debajo de mí mientras dejo caer su
brazo abierto y empiezo a escribir en el interior de su bíceps. La tinta es oscura, de un
azul profundo mientras me desplazo en una escritura excesivamente femenina y sonrío
a mí misma. 193
—Pareces estar disfrutándolo. ¿Por qué estás poniéndolo allí?
—Porque amo tus brazos y está oculto. Me gusta pensar que soy la única que
sabe que está ahí. Sólo para mí.
—Lo dices como si fuera permanente.
Me encojo de hombros.
—Puedo volver a escribir todos los días, si tengo que hacerlo. —Retiño las
letras para oscurecerlas y siento sus ojos en mí—. ¿Estudias todo de la forma en que
me estudias?
—No. Desafortunadamente, no todo en mi vida es tan fascinante como tú.
—Soy una pastelera de veintiséis años de edad, que ha vivido en South Side
toda su vida. ¿Cómo es eso fascinante?
—No lo sé, sólo lo es. Y tú me estudias igual, así que debería hacerte la misma
pregunta.
Tapo mi lapicero.
—Bueno, la respuesta debería ser obvia. Estoy buscando un nuevo chico de
impuestos. —Inclinándome, soplo suavemente a través de su brazo y se seca la tinta.
Ahí está, todo listo.
Su cabeza se eleva y mira su brazo, las palabras “Do I Wanna Know?11”
impresas en él en mi escritura. Estudia por un momento, tirando de su labio inferior en
11
¿Es que quiero saber?
su boca y observo sus largas pestañas revolotear antes de que sus ojos se muevan a los
míos.
—Me gusta tu marca.
—A mi también. —Arrojo el lapicero sobre la cómoda y me instalo a su lado,
tirando de las mantas alrededor de nosotros. Él envuelve su brazo alrededor de mi
cintura y cierra los ojos, su respiración ralentizándose a un ritmo suave mientras lo
observo. No pasa mucho tiempo antes de saber que está durmiendo. Su pecho
subiendo y bajando lentamente, con los ojos revoloteando como si estuviera a mitad de
un sueño y los labios ligeramente separados para permitir que su respiración se escape.
Lo estudio por unos minutos y luego los minutos se convierten en horas. Estoy tan
ridículamente feliz en este momento que cuando empiezo a llorar en silencio a su lado,
no sé qué pensar, además de lo que estoy ahora dispuesta a admitir a mí misma. Que
estoy locamente enamorada de este hombre. Me encanta todo lo relacionado con él.
Desde el más mínimo detalle, como las pequeñas líneas próximas a sus ojos y la
hendidura que recorre su labio inferior, a la manera en que parece que sólo puedo ser
capaz de tomar una respiración completa cuando está cerca de mí. Me encantan las
palabras que me dice, y la mirada que reserva sólo para mí; incluso si esa mirada es 194
uno de esos preámbulos al estilo Reese alucinante. Me encanta la manera en que
puedo sentir su presencia y la forma en que mi corazón late en mi pecho cuando
finalmente cierro los ojos con él. Lo amo. Sólo a él. Y las lágrimas que me permito
llorar son a la vez de preocupación de que él no va a corresponder estos sentimientos y
porque por fin estoy dispuesta a dejarme sentirlos. Así que voy a dejar que mis
lágrimas caigan, porque he estado negando mis sentimientos por él desde el momento
en que caí en su regazo y porque soy una niña tonta que se va a convertir en una mujer
valiente mañana y finalmente decirle cómo me siento. Siendo cogida de forma casual.
Estoy harta de esa mierda.
20
Traducido por Zely Mendel
Corregido por *Andreina F*
***
***
Nos detenemos por la pastelería en el camino hacia su oficina. Los hombres que
estaban a cargo de la sustitución de la ventana están terminando y me hacen firmar
unos papeles, abajo y a la izquierda, antes de que le dieran una limpieza final. Joey y
yo vimos a los chicos de seguridad repasar cómo armar y desarmar el sistema,
dándonos tanto el código como algunos formularios para firmar antes de que también
salieran a la carretera. Mi mamá me envía un mensaje informándome que mi papá
compró una puerta con una cantidad insana de cerraduras y que estaría parando
después en el día para instalarla. No tendría que quedarme porque aparte de Joey y yo,
mis padres también tenían una llave de la pastelería. Así, después de pilotar de nuevo 198
en el Civic, terminamos el corto viaje al edificio Walker y Asociados.
—¿Qué tan nerviosa estás justo ahora? —pregunta mientras me siento en el auto
y trato de averiguar en dónde carajos está mi valentía que ha desaparecido. Hemos
estado estacionados al menos diez minutos fuera del edificio y no me he movido.
—Uh, un montón ¿Tal vez esto es una mala idea?
—Al diablo con eso. —Mi cinturón es desbloqueado para mí mientras él pasa a
través de mi cuerpo y abre la puerta dándome un rápido pero suave empujón del
auto—. Ve y hazlo, Dylan. Ese hombre allí te ama ferozmente. Está escrito por todo su
hermoso rostro. Pero me temo que seas tú quien lo diga primero. Maldita sea, tenía mi
dinero en Reese siendo el primero en rajarse antes que tú, pero, oh bueno.
Corro rápidamente mis dedos por mi cabello y le doy una sonrisa débil. Estoy
segura de lo que está diciendo, sin duda una apuesta sucede entre él y Juls. Ella nunca
le oirá al final perder a éste.
—Bueno, gracias, Joey. —Guiña conforme cierro la puerta y camino al edificio
y hacia la parte posterior del vestíbulo donde los ascensores se alinean. Mis manos
están un poco apretadas y tiemblo un poco, pero estoy aquí y estoy jodidamente
haciendo esto.
Al bajar los ascensores y sobre el duodécimo piso, camino recto pasando la
primera zona de recepción y en dirección a la oficina de Reese. Ni siquiera he pensado
sobre el hecho de que veré un nuevo rostro sentado detrás del escritorio de recepción
de su oficina hasta que lo veo. Y es mucho más varonil.
—Buenas tardes. ¿Cómo puedo ayudarle? —El joven hombre vestido
considerablemente en un traje oscuro me saluda con una sonrisa torcida. Umm, ya me
gusta.
—Hola, me preguntaba si el señor Carroll está disponible.
—Oh, de hecho está en la oficina del señor Thomas justo ahora almorzando
con unos socios más. ¿Quiere que le llame? —Alcanza su teléfono pero tiro mi mano
para detenerlo.
—Oh no, está bien. Sé dónde está la oficina del señor Thomas.
Me da una sonrisa cálida y coloca el teléfono de regreso. —Maravilloso. Bueno
vaya derecho y toca ya que su recepcionista está fuera comiendo. Tenga un buen día.
—Gracias a ti.
Hombre, es alegre. No puedo dejar de reír al hecho de que Reese contrató a un
hombre para ser su recepcionista en lugar de una mujer. Camino rápidamente hacia la
oficina de Ian, viendo escasos centímetros abiertos cuando mi voz favorita me detiene.
—Ella está jodidamente psicótica. Nunca he tenido una chica que va loca por
mí después de decirle que he terminado de follarla —dice con la boca parcialmente
llena. El hombre ama hablar con la boca llena. Sonrío ligeramente y sacudo mi cabeza.
—Sí bueno, estoy seguro que la mayoría de las mujeres con las que dejas de 199
follar usualmente enloquecen de una forma u otra. Pero es muy jodido que se dirija a
Dylan así. —Reconozco la voz de Ian y cruzo mis brazos sobre mi pecho, apoyada en
la pared mientras escucho—. Obviamente no había tenido el placer de ver a Dylan
enojada. Un movimiento muy tonto de su parte.
Una tercera voz con la que no estoy familiarizada repiquetea. —De todos
modos, ¿quién es esta chica, Dylan? ¿Es caliente? —Ahh sí, muy contenta de que llegué
aquí en este preciso momento. No hay nada como un poco de ego para alegrar un lunes.
Oigo bolsas de papitas rizadas. —Caliente ni siquiera la describe. Es
jodidamente hermosa —responde Reese y me muerdo el labio.
—La conoció en la boda de la hija del señor Walter hace unas semanas. Es la
mejor amiga de Jules y un infierno de pastelera. Es propietaria de Diente Dulce de
Dylan en Fayett. Esa es la tienda que tiene un ladrillo arrojado por la ventana —dice
Ian con la boca llena.
—Mierda. Entonces, ¿te gusta esta chica o sólo es otra de las muchas mujeres
que Reese Carroll destruye en su camino? —pregunta la tercera voz y me tenso.
Jesucristo, esto suena horrible. Aunque, totalmente puedo ver cómo eso aplica. Él es una fuerza de
la naturaleza.
El silencio llenó el lugar, varios largos segundos de silencio. Escucho unas
cuantas gargantas aclararse y luego su voz.
—No es serio si eso es lo que estás preguntándome. Sabes que no hago esa
mierda. Me gusta follarla así que lo hago. —Mi boca y mi corazón cayeron al mismo
tiempo que escucho la voz de Ian decir algo en respuesta a su descripción de nuestra
relación pero no lo registro, en lugar de aquello, corro a los elevadores, deslizándome
en el primero que abre.
—Oh Dios. Oh Dios. Oh mierda. —Estoy agarrando la pared del elevador
vacío que me lleva al primer piso, mi cabeza da vueltas y mi corazón no está más
conmigo, lo dejé en el piso afuera de la oficina de Ian. No puedo creer que dijo eso.
Después de todo. Después de anoche y después de su cumpleaños. Soy sólo alguien a quien le
gusta para follar. ¿Eso es todo? Las puertas se abren y corro a través del vestíbulo y hacía
el Civic rojo que sigue estacionado en la canaleta. Joey está apoyado en la puerta del
pasajero con su teléfono en la oreja. Mi apariencia lo hace terminar su llamada.
—¿Qué pasó?
—Llévame a su edificio, ahora. Necesito tener mi mierda. —Mi rostro está
cubierto de lágrimas y se mueve rápidamente, no me hace más preguntas mientras nos
enfilamos en su carro.
El recorrido no requiere demasiado tiempo y Joey permanece en silencio
mientras irrumpo en el edificio y agarro mi bolsa de lona, lanzando sin rumbo mis
pertenencias dentro de ella, revisando el triple que no dejo nada atrás. Porque nunca
regresaré aquí a conseguirlas. Tomo mis artículos fuera del baño y me rompo cuando
veo su gel de baño. Queriendo tomar un último olor de eso pero consiguiendo
200
reponerme lejos de la ducha antes de que eso pueda pasar. Corro a su dormitorio y
cojo la libreta que me dio el lapicero de la noche anterior y las llevo al comedor,
abriéndola en una página en blanco y sosteniendo la pluma.
—¿Qué pasó, Dylan?
Mis manos están temblando mientras suspendo el lapicero sobre el papel, no
segura de qué exactamente quería escribir para que lo viera. Hay mucho que quiero
decir. Quiero decirle lo mal que está jodido, lo mucho que lo amo y lo enojada que
estoy con él por hacer que me enamorara. Porque eso es exactamente lo que hizo. Tiró
de ese amor que enterré abajo, muy dentro de mí hasta la superficie y ahora me ahogo
en él. Limpio por debajo de mis ojos y miro hacia Joey.
—No me ama. Sólo está follándome. No lo hace en serio. —Tomo un profundo
y vacilante respiro—. He terminado. —Mis manos empiezan a moverse mientras él se
conduce sobre mi hombro y me abraza mientras escribo. Es un desastre mojado, pero
es entendible y lo dejo abierto en la mesa para que él lo lea.
Reese.
No puedo hacer esto más. Estoy segura de que no tendrás problemas encontrando a
alguien que pueda darte lo que buscas pero no soy yo. Por favor, déjame ir.
Dylan.
Girando, dejo caer mi cabeza en el pecho de Joey y lloro más fuerte de lo que
he llorado antes. Sus brazos me envuelven y susurra palabras tranquilizadoras en mi
oído, y sollozo, empapando su camisa polo azul marino.
—Cariño, ¿realmente dijo eso?
Inclino la cabeza. —Sí, dijo que no lo hace en serio, que sólo está follándome
porque también le gusta.
—Mierda, Dylan. Lo he visto contigo. No te dejará ir sin una pelea y lo sabes.
Me sacudo contra él y lo aprieto aproximándolo. —Joey, no puedo hacer esto
con él. Por favor, asegúrate que entienda que no puedo verlo. Jodidamente no puedo.
Me alejo y lo veo asentir débilmente, muy probablemente por temor a la
perorata de Reese que sin duda será, mientras agarraba mis llaves y quitaba la de
repuesto que me dio, colocándola en la nota que acabo de escribir. Miro hacia él. —
Realmente odio preguntar pero, ¿les importa a ti y a Billy si yo...?
—Joder, no. Ya decidí que te mudarás con nosotros hasta que esta mierda se
calme. Reese romperá a través de esa ventana nueva tuya si sabe que estás arriba en tu
loft. —Le doy una media sonrisa y recojo mi bolsa de lona, balanceándola sobre mi
hombro mientras las lágrimas comienzan a caer nuevamente.
—Vamos, pastelillo. Estarás bien. —Y con una mirada final, cierro detrás de
nosotros y dejo que Joey mueva mi cuerpo por el pasillo y hacia los ascensores, porque
no tengo más control de mí. 201
***
Después de una rápida parada en la pastelería para recoger algunas cosas, Joey
nos lleva de regreso al edificio de Billy y rápidamente vierte vino en dos copas grandes.
Me ofrece el cuarto de invitados, donde coloco mis cosas antes de distribuirme en el
sofá, mirando fijamente mi copa. Sigo llorando pero no tan pesadamente, sólo unas
pocas lágrimas corriendo por mi rostro entre parpadeos. Froto y lloro fuera todo mi
maquillaje y sin atreverme a mirarme en un espejo por miedo a lo que podría ver. Me
duele el corazón físicamente, como si poco a poco está siendo tirado aparte por una
fuerza invisible que toma su tiempo para hacer lo que ama demasiado. Sólo deseo que
acelerara el proceso y ya se rasgara en pedazos. Después de varios minutos a solas con
mis pensamientos, Joey se une en el sofá con un profundo suspiro.
—Estoy tan jodidamente confundido en este momento, Dylan. Realmente
pensé, mierda, todos pensamos que Reese quería más que sólo alguna mierda
ocasional. —Toma mi mano mientras volteo mi cabeza abajo hacia mi copa—. Lo
siento tanto, pastelito. ¿Quieres llamar a Juls?
Tomo un sorbo enorme, con la esperanza de opacar un poco el dolor, porque el
alcohol es el niño del cartel para el síndrome del corazón roto. —Lo haré, aunque
probablemente no tenga que hacerlo. Una vez que mi nota sea descubierta y él no
pueda encontrarme o hablar conmigo, va a estar llamando a Ian quien a su vez
informará a Juls. —Tomo otro trago—. Me siento tan estúpida. Todo el mundo me
advirtió sobre él, sobre todo tú. Diciéndome todo lo que dijo Billy acerca de cómo él
no hace y nunca estará en una relación. —Me sacudo con mi llanto y tengo que poner
mi vaso sobre la mesa, cubriendo mi rostro en lo que todo vuelve otra vez—. Lo odio.
—Joey me envuelve y calla mientras convulsiono en intensos sollozos contra su
cuerpo. Esto es todo. Esto es cómo se siente estar roto. Y un hombre, con el que ni
siquiera estaba en una relación, lo hizo. Mierda.
202
21
Traducido SOS por Lin.Salgado
Corregido por Aldii
***
205
Clancy’s está lleno pero me las arreglo para encontrar a Joey, Juls y Brooke
apuntalados sobre una mesa redonda en el bar. Me encamino a través de la multitud y
recibo muchas bienvenidas inducidas por el alcohol de parte de los tres.
—Dylan. ¡Joder, sí! Me dirijo a la barra. ¿Qué quieres? —pregunta Brooke
mientras tropieza con su taburete—. Estoy bien. Estoy bien. Bien. —Se voltea y le dice
a todo el que la está viendo. Bueno, la Brooke borracha no se tomó mucho tiempo para salir y
jugar.
Trato de endurecer mi risa. —Lo que sea que tú estés tomando suena bien.
—No —dicen Joey y Juls juntos rápidamente.
—Oh. Uh, okey, ¿una copa de Pinot, entonces? —Brooke gira hacia la barra
mientras miro a los otros dos—. ¿Por qué no quiero tomar lo que sea que está
tomando?
—Porque estoy bastante seguro de que directamente está bebiendo combustible
de avión —vocifera Joey por encima de su cerveza—. Está completamente fuera de
control y yo estoy a cargo como su niñera por alguna estúpida razón. —Estrecha sus
ojos hacia Juls—. Te la dejaré pasar esta vez ya que te casarás en dos días.
—Te amo —replica ella mientras le sopla un beso—. Después de que consigas
tu trago, Dyl, golpearemos la pista de baile. —Asiento y miro hacia su teléfono que
está brillando en la mesa—. Hola, futuro marido. Oh, sólo bebiendo y bailando. ¿Qué
están haciendo ustedes, chicos? Si dices club de strippers me encontraré a mí misma
otro novio para el rato que esté aquí. —Toma un sorbo de su bebida y sonríe alrededor
de su sorbete mientras Brooke regresa milagrosamente sin derramar nada.
—Aquí tienes, Dylan. Por cierto, el barman preguntó por tu número. —Echo
un vistazo a su alrededor mientras Joey voltea bruscamente su cabeza en la misma
dirección. El gran calvo barman envía un guiño en mi dirección.
—Uh, no, gracias. —Tomo un generoso sorbo de mi vino.
—En serio, como si tuviera alguna posibilidad contigo. Él es más de tu tipo, ¿no
es así, Brooke?
—Vete a la mierda, Joey. Has estado jodiéndome toda la noche. ¿Cuál es tu
problema? ¿Billy ya no te aguanta?
—Por favor. Follo mucho más de lo que tú lo haces. Cuéntame, ¿tu virginidad
no ha vuelto a crecer todavía?
—¡Jesucristo, Joey! —ladro y trato de no romper a reír a expensas de la pobre
Brooke. No es la única persona en esta mesa que no está teniendo sexo. Él
simplemente se encoge de hombros y mira hacia la pista de baile.
—Así que, Dylan, ¿mañana no va a ser un día increíblemente incómodo para ti?
—La miro directa y ferozmente y de repente desearía no haber salido en su defensa. 206
Brooke Wicks y el alcohol no son una buena combinación. Habla un montón de
mierda y luego termina desmayada o vomitando por todo el lugar. No es bueno para
nadie.
Cepillo mi cabello fuera de mis hombros. —No, Brooke, no espero que sea
incómodo en lo absoluto. De hecho, jodidamente no puedo esperar a tener una
reunión con mi ex. No es como que las cosas hayan terminado mal entre nosotros o
algo así. —Mi voz se engrosa con sarcasmo, pero está tan borracha que probablemente
no lo captó. ¿Cuánto ha tenido que beber?
—Cristo, Brooke. No seas tan malditamente grosera —dice Joey mientras Juls
se aleja de la mesa y continúa con su llamada telefónica. Está en modo novia feliz y no
la culpo por evitar esta conversación.
—¿Qué? Sólo digo, yo me sentiría incómoda si tuviera que ser amable con mi
ex. Tú simplemente tienes que conectar con otra persona del séquito nupcial.
—Jesucristo, como si eso fuera la respuesta a todos los problemas. Sólo
conectar con alguien del séquito nupcial. Para tu información, los únicos otros dos
hombres en el séquito nupcial son gay o son casados e incluso si no lo fueran, no. No
conectaré con nadie en la cena ensayo y definitivamente no durante la boda. Así es
como toda esta jodida situación se inició en primer lugar. —Hecho un vistazo a Joey
que está mirándome, aturdido y boquiabierto—. Lo recuerdas, ¿cierto, Joey? —Sigue
adelante, Dylan. Tú sabes que quieres quitar algo más de algún rincón oscuro y
arrojarlo en su regazo—. Todo esto es tú culpa.
Sus cejas se levantan y se inclina sobre la mesa hacia mí. —¿Mi culpa? ¿Cómo es
que esto es mi culpa? Yo no te empujé a su regazo. No te hice correr hasta el baño con
él y decirle que te folle. Y estoy seguro como el infierno de que no puse un arma en tu
cabeza para que continuaras siendo su compañera de sexo casual. —Sus dedos son
dardos a través de la mesa apuntándome directamente—. Esa fuiste toda tú,
bizcochito.
Juls gira alrededor y nos mira a ambos, el teléfono todavía sigue en su oído. —
Jesucristo, ustedes dos. Manténgalo bajo antes de que nos echen de aquí.
Me acerco y tiro de su dedo, doblándolo un poco mientras él grita y tira para
alejarlo de mí. —¿Todo yo? ¿Estás siendo jodidamente serio? Tú fuiste el que dijo que
serías su pequeño sexy amante cuando pensamos que se hallaba casado. Y tú fuiste el
que continuó tratando de convencerme de que era más que sólo sexo casual. “Oh,
Dylan, el hombre te envía cartas de amor y es tan romántico”. ¿Recuerdas esa mierda?
—Señalo devolviéndole la mirada y él se echa hacia atrás en su taburete—. No te
atrevas a decirme que no tuviste una parte en esto. Te he tenido ladrándome en mi oído
todos los días diciéndome cómo lo que estábamos haciendo significaba cada vez más
para ambos, cuando claramente sólo significaba más para mí. —Golpeo mi mano sobre
la mesa y agarro mi trago, derribándolo rápidamente. El rostro de mi compasivo
compañero se suaviza y niega con la cabeza.
—Demonios, Dylan, tienes razón. —Levanta sus manos en el aire
207
dramáticamente—. Tienes razón. Lo siento. Realmente odio pelear contigo. Asusta la
mierda fuera de mí. —Los dos nos echamos a reír y siento un par de ojos sobre mí
mientras me volteo rápidamente hacia Brooke, quien luce confundida.
—Ustedes dos son jodidamente raros. Y no me importa si los otros dos
padrinos son gay, casados o pre-mujeres en transformación a sexo masculino;
conseguiré un polvo con alguien.
—Perra, será mejor que te mantengas malditamente alejada de Billy —dice Joey
con severidad. Juls gira rápidamente alrededor y todas las discusiones se detienen ante
la visión de su radiante rostro. Recuperamos nuestra compostura y ella ni se entera.
—Está bien, bebé, también te amo. Diviértete. —Cuelga el teléfono y salta de su
taburete—. Muy bien, perras, creo que es mi hora de ver sus lamentables culos en la
pista de baile. —Gira rápidamente y su vestido negro se abanica alrededor de sus
rodillas.
—¡Ja! —grito alegremente mientras me bajo y corro tras ella, poniendo su mano
en la mía. Una torpe Brooke nos sigue cuando Joey termina rápidamente su cerveza.
—¡Hagamos esto! —grita él.
Bailamos toda la noche hasta las primeras horas de la madrugada,
abandonando finalmente Clancy’s a las dos de la mañana, y todos nos amontonamos
en el mismo taxi. Que ninguno de nosotros manejara era algo bueno, porque todos
estamos realmente borrachos y en cero condiciones de hacer nada más que ir a la
cama. Estamos riendo como idiotas en el asiento trasero del taxi, lanzando nuestras
direcciones y confundiendo como el infierno al conductor.
—Cristo, ya. ¿A quién llevo primero a casa? No puedo entender cuatro
direcciones a la vez —grita el conductor mientras nosotros caemos en un ataque
lloroso de risa.
—Brooke, oh mi jodido Dios. Ese tipo con el que bailabas lucía como el Sr. T 12.
—Río y ella busca en su cerebro la imagen—. Incluso tenía todas las cadenas de oro.
—Pero sabía moverse. Vaya que lo hacía.
—Sí que sabía. Estoy bastante seguro de que tenía mejores movimientos que yo
cuando dije que follaba un montón —agrega Joey y Juls enjuaga las lágrimas bajo sus
ojos.
El conductor se gira de cara a nosotros. —Damas. Oh, y caballero, disculpe. ¿A
dónde diablos voy?
—Soy el más cercano. La de Dylan es Diente Dulce en Fayette, por favor.
Caigo contra Joey.
—Oh, hombre, esto fue tan divertido. Juls, en serio, gracias por esto.
208
Ella me guiña un ojo mientras nos alejamos del club. —Muy divertido. Los amo
a ustedes tres. ¡ME VOY A CASAR MAÑANA! —Todos nos reímos y vitoreamos
mientras viajamos por la carretera, las insignificantes discusiones de la noche quedaron
atrás junto con el vómito de Brooke que vino poco tiempo después de que fuimos a la
pista de baile. Aunque yo lo avisé. La chica realmente no debería estar alrededor del
licor fuerte.
Me dejan quince minutos más tarde y digo mis rápidas despedidas antes de
tropezar hacia dentro y cerrar detrás de mí. Después de quitarme el vestido y remover
mi maquillaje, abro mi cajón de la cómoda y agarro la camiseta de la Universidad de
Chicago que metí en mi bolsa de lona cuando empacaba mis cosas el día que terminé
con Reese. Debería habérsela enviado a través de Ian cuando me di cuenta de que la
tomé, pero a una parte de mí, una parte de mí sobre la que nadie sabe, le gusta usarla
en la cama algunas noches cuando quiero olerlo. No me la pongo a menudo por miedo
a que mi olor domine el suyo. Pero decido usarla esta noche. Me deslizo en ella y me
meto en la cama, agarrando mi teléfono y abriendo la búsqueda en Internet.
Mientras me encontraba en la pista de baile esta noche, la canción de Arctic
Monkeys sonó a través de los altavoces y me dejé a mí misma bailarla, sin querer
profundizar en lo mal que me hacía escucharla. Y mientras movía mi cuerpo, recordé
que nunca había buscado la letra y ha estado en mi mente toda la noche. Así que
ahora, en la privacidad de mi habitación oscura, estoy finalmente mirando la letra de
la canción que me recordaba a él.
—Oh, Dios. —Leo la letra otra vez, y otra vez, dejando que se hunda en mí y
maldiciéndome a mí misma por siquiera mirarla en primer lugar y al club estúpido por
Actor y boxeador estadounidense conocido por su rol como Mario Baracus (versión para
12
Latinoamérica) o como el sargento M.A. (versión para España) en The A-Team entre 1983 y 1987.
pasar esta canción estúpida—. Mierda. —Apago el teléfono y ruedo, enterrando la
cabeza en la almohada para amortiguar los gritos que ahora provienen de mí. Jesús,
¿esa canción? ¿En serio? Es una canción acerca de querer tanto estar con alguien, pensándolo
todo el tiempo, queriéndolo más. Soñándolo. ¿Esa canción? ¿Cómo puede esa canción recordarme
a él? Entierro mi cara en su camiseta y lloro con fuerza, tratando de empujar la letra
fuera de mi cabeza para darme un poco de alivio. Aspiro su olor, el olor que se está
desvaneciendo poco a poco y finalmente me calmo mí misma lo suficiente como para
quedarme dormida. Y duermo, definitivamente lo necesito, si voy a sobrevivir a las
próximas cuarenta y ocho horas.
209
22
Traducido por Meeny & July Styles Tate
Corregido por Liz de Rossi
***
—B
medir en la encimera.
izcochito, tienes una entrega especial —canturrea Joey,
emergiendo en la puerta con una familiar carta blanca.
Me seco la harina de mis manos y pongo mi taza de
232
—¿Tengo que firmar por él? —Trato de mirar más allá de Joey para detectar a
Fred en la tienda principal, pero los anchos hombros de Joey bloquean mi punto de
vista.
—Nop. Firmé para ello. Aquí tienes. —La coloca sobre la encimera y da un
paso atrás.
Deslizándola a través de la madera, saco la cinta blanca y levantando los
bordes, abro la parte superior de la caja. Umm. Soy recompensada con la misma caja
blanca, sólo un poco más pequeña, con la misma cinta blanca. —Esto es extraño. —
Suelto la cinta y levanto la parte superior, sólo para revelar otra caja blanca. Me río y
sacudo la cabeza. Mi novio está loco. Pasando por los movimientos, una vez más,
levanto la tapa de la caja significativamente menor, y jadeo en voz alta. Puesta en el
centro de la caja más pequeña está una tarjeta de color marrón, pero eso no es lo que
hace que mi corazón aletee. Eso no es lo que está haciendo que mi corazón corra
acelerado, lo que lo ha logrado es el pequeño cuadro negro que se asoma desde debajo
de ella—. Dios mío. Joey, mira. —Me doy vuelta y si no me encontraba ya
hiperventilando, definitivamente estoy perdiendo mi mierda ahora. De pie junto a mi
asistente sollozando está Reese, ataviado con un traje gris oscuro, que hace que se vea
mejor de lo que cualquier hombre pudiera—. Hola. —Me las arreglo para ahogarlo,
pero es apenas audible.
—Hola, amor. Lee la nota.
Fuerzo mis dedos para mover y recoger la tarjeta marrón, abriéndola
lentamente.
Dylan,
Ciento treinta y dos días. Ese es el tiempo que te he querido. Ese es el tiempo que he
querido protegerte, cuidar de ti, y te aprecio. He sabido por ciento treinta y dos días que eras
para mí, que eras mía para siempre. Me has cautivado por completo. Mi corazón, mi alma,
mi ser entero. No puedo imaginar mi vida sin ti en ella, y siempre y cuando te tenga a ti, no
necesito nada más. Sólo tú y yo. Para Toda La Vida.
Me encanta cada parte de ti, y siempre lo hará.
X, Reese.
—Oh, Dios mío. —Lloro, mis lágrimas cayendo hacia abajo en la tarjeta. Miro
a mi derecha y tengo que dejar a mi mirada. Porque mi gloriosamente guapo novio
ahora está en su rodilla, sosteniendo la cajita negra que me entrega él mismo. Joey se
lamenta tras él, naturalmente, y yo llego y limpio debajo de mis ojos—. ¿Qué estás
haciendo? —No estoy segura de que nadie vaya a hacer mis palabras a través de mi
sollozo lleno de voz temblorosa, pero las digo de todos modos.
—Estoy haciendo lo que he querido hacer desde que caíste en mis manos. —
233
Sonríe con esa sonrisa asesina, la que me derrite cada vez que lo veo, y abre la caja. Mi
mandíbula golpea el suelo. Nunca he visto un anillo más hermoso, y lo eligió sólo para
mí—. Dylan, nunca supe que quisiera esto, hasta que te conocí. Todo el amor que
tengo en mí ha sido tuyo y siempre lo será. —Mis manos cubren mi nariz y boca
mientras lo miro, las lágrimas cayendo rápidamente sobre mis dedos—. Me has dado
todo, amor. ¿Quieres casarte conmigo?
Me caigo de rodillas y tiro mis brazos alrededor de él. —Sí. Sí. Sí. —Me
envuelve, me fija a su cuerpo y entierra su cara en mi cuello—. Sí. —Levanto la
mirada, viendo a Joey, sosteniendo su teléfono fuera delante de él, y llorando como un
bebé por encima de nosotros.
—Mmm, no puedo esperar para que seas la señora Carroll —dice Reese contra
la sensible piel de mi cuello—. Aquí, déjame poner esto en ti. —Me inclino hacia atrás
y caigo de nuevo a mis talones, sosteniendo mi mano temblorosa a la izquierda delante
de mí. Toma el anillo y se desliza en el dedo, presionando sus labios en la parte
superior de mi mano—. ¿Te gusta?
—¿Estás jodidamente bromeando? —chilla Joey detrás de él—. A ella le
encanta. Me encanta. Maldita sea, Billy.
Reese y yo reímos mientras bajo la mirada hacia mi mano. —Me encanta. Es
perfecto, igual que tú. —Sostengo su rostro en mis manos, uniendo nuestros labios. Y
me dejo llevar.
Próximo libro
Una panadera con cara picara. Un ladrón de
panties, contador que habla sucio. Y un rapidito en
un baño que cambió sus vidas para siempre.
Los encuentros en las bodas nunca llegan a
nada.
A menos que esos encuentros te golpeen el 234
trasero.
Para Dylan Sparks y Reese Carroll, el gran
día no puede llegar lo suficientemente pronto.
Dylan, estresada al máximo por madres
autoritarias y preparativos de último minuto, lucha
por mantener su cordura. En cuanto a Reese, está
luchando para mantener no sólo su novia a salvo
de los espeluznantes inversores, sino también para
que el día de la boda sea real sin perder su mente
en el proceso.
Metidos en un loco grupo de amigos y una escapada de fin de semana de
despedida de soltero / soltera, tienes una receta perfecta para la boda más dulce del
año.
Reese Carroll y Dylan Sparks los invitan cordialmente a leer Sweet Possession.
Advertencia: Este libro es recomendado para lectores mayores de 18 años
debido a un lenguaje fuerte y contenido sexual explícito.
Sobre el autor
J. Daniels es una autora con galardones como Bestselling en el New York
Times y el USA Today gracias a las series Sweet Addiction y Alabama Summer.
A ella le encanta acurrucarse con un buen libro, beber una cantidad ridícula de
café, y escribirles historias a sus hijos que nunca han leído. J. creció en Baltimore y
reside en Maryland con su familia.
Síguela en sus redes sociales como:
Facebook: https://www.facebook.com/jdanielsauthor 235
Twitter: @JDanielsBooks
O visita su página web: www.authorjdaniels.com
Traducido, Corregido &
diseñado por
236
¿Qué esperas?