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UNIVERSIDAD DE CHILE
FACULTAD DE FILOSOFÍA Y HUMANIDADES cDC
DEPARTAMENTO DE LITERATURA :
ESCUELA DE POSTGRADO
TEMPORALIDAD Y ESCRITURA
-Julio, 2002-
sos
FORUGR
AGRADECIMIENTOS
FONDECYT, y uno de ellos contó con el respaldo de DAAD, para realizar una
Natalia García una vez más apoyó y corrigió los textos. También Mateo Goycolea
ÍNDICE
2
AGRADECIMIENTOS .....................................................................................
INTRODUCCIÓN .............................................................................................
rÁ
f- LAS 1NDENCIAS DE LA CRÍTICA .......................................................................7
Los AÑOS 6O
LAHISTORJAYELMIT3................................................................................... 42
t
47
NUESTRAHIPÓTESIS ........................................................................................
51
CAPÍTULO 1: LOS LIBROS DE TEILLIER .................................................
63
CAPÍTULO 11: MEMORIA Y ESCRITURA .................................................
65
OTOÑOSECRETO .............................................................................................
LAÜLTII1AISLA............................................................................................. 71
4-
..................................................................................................... 82
Tw11JGHT
96
BAJO EL CIELO NACB )O TRAS LA LLUVIA ..........................................................
IL
r
105
CAPÍTULO III: MITO E HISTORIA ..........................................................
107
Los CONJUROS .............................................................................................
118
HISTORIA DE UN HIJO PRÓ(O .....................................................................
t..
t
4
identifican en este mundo poéti¼.o un espacio que ya no existe o está dejando de existir y
que valoran, por sobre todo, las cualidades morales de su autor: un sujeto incorruptible
literarios, entrevistas, congresos, invitaciones, homenajes, Jorge Teillier sería uno de los
vida reacio a las comodidades burguesas, Teillier representa, incluso después de muerto,
postura literaria se ha leído de acuerdo a los dictados románticos que incitan a vivir
Pensaba que había un desarrollo en su poesía desde una visión ilusionada a una
iba de la mano con la historia política del país: de la romántica Unidad Popular se
terminaba en la irónica decepción post golpe militar de 1973. Todo esto apoyado en el
cambio que su obra presenta a partir del primer libro publicado tras el golpe de estado,
No dudo aún de la validez de este proyecto de investigación. Sin embargo era mas
ideológicas, junto con la tradición literaria chilena desde el modernismo hasta nuestros
la mayor dificultad, que aún ni había tomado en cuenta, fue el análisis de los poemas de
Jorge Teillier. Al tratar de leer cada poema completamente y como una unidad
independiente, la lectura resultó de pronto más dificil de lo que había imaginado. Creo
que a partir de ese reconocimiento, el siguiente trabajo es un esfuerzo por dar cuenta de la
en sus ensayos— y en segundo lugar, de proponer una matriz o centro que permita leerla.
que los críticos han hecho de esta obra. Es en ella donde me inserto y a partir de ella
han hecho de la poesía de Jorge Teillier; una se preocupa del autor Teillier, examina lo
que este sujeto hizo o dejó de hacer, se extiende en juicios valorativos sobre su persona y
vida y la otra intenta mantenerse al margen de los comentarios personales, para volcarse a
mientras que a la segunda disposición la vemos más ligada a los trabajos académicos, en
los cuales se intenta, por lo general, mantener una aproximación "objetiva". O quizás, por
ser más informada y culta, esta segunda tendencia sabe que la crítica es siempre
subjetiva, y por ello mismo ha hecho suya la decisión de huir de las opiniones
sentenciosas y reductoras.
Estas dos maneras de leer. son, en muchos sentidos, opuestas una de la otra.
Respecto de la primera, hay que señalar que los juicios han ido cambiando desde la
publicación de los primeros libros de Teillier hasta los póstumos. Naturalmente, la visión
de conjunto [la totalidad de sus libros] ha sido un factor importante en este cambio de
la década anterior a la dictadura, los lectores leyeron la poesía de Teillier desde la idea
y económica de un país, pero el único esfuerzo crítico académico que responde a esta
lectura es el trabajo de Jaime Giordano, entre todos los estudios que se hicieron después
del golpe de estado. A pesar (le ello, las afirmaciones de Giordano coinciden con las de
1 Giordano, Jaime, "La poesía de Jorge Teillier", en Carlos Cortínez y Omar Lara (eds.),
Poesía Chilena '1960-1965,), Ediciones Trilce, Valdivia, 1966, pp. 114-126.
sus colegas en cuanto todos leen aplicando las nociones expuestas por Teillier en "Los
Los años 60
Como dijimos, el valor que orientaba la mayor parte de los juicios críticos durante
los años 60 fue el "compromiso' literario del autor con su tiempo (país, historia, etc.). Se
trataba de un compromiso po1íti.o-social por una parte, y estético por otra: el escurridizo
romántica que identifica vida y poesía (compromiso vital con la poesía)', también por la
perspectiva política, que, aunque también vinculaba en ese tiempo a la vida con la poesía,
ir
r
t.
2 Teillier, Jorge, "Los poetas de los lares", Boletín de la Universidad de Chile, Santiago,
1999, pp.
N°56, mayo de 1965, pp. 48-54. Compilado en Prosas, Editorial Sudamericana,
21-27.
Entre los que se destacan Ttófilo Cid —quien muy tempranamente ensalzó al autor de
esta poesía, llamándolo "poeta de la ovación"—, Enrique Bello y Hernán del Solar
Hay que reconocer que la mayoría de los críticos que comentó esta obra no lo hizo
algunos escritores (José Donoso, Teófilo Cid) exteriorizan desagrado por las lecturas
sectarias de los marxistas ortodoxos. Hubo, quizá., por ello, quienes llegaron a celebrar la
"autenticidad". Este rasgo, el de tener una visión personal y auténtica del mundo, a tan
temprana edad, fue rescatado por muchos comentaristas, y motivo de grandes alabanza?.
Los primeros comentarios que recibió esta poesía fueron todos muy alentadores5.
Teófilo Cid, Volodia Teitelboim, Miguel Arteche, Pedro Lastra, Ricardo Latcham, Jorge
Vélez, Carlos Morand, Hernán del Solar, entre otros.
Este éxito —que no sólo tuvo con sus primeros libros— se aprecia en la gran cantidad
de premios literarios que recibió. En 1958, El cielo cae con las hojas obtuvo el Premio
Alerce y dos años después recibe el Premio Gabriela Mistral con "Los Conjuros", un
poemario que publicó en 1961 bajo el nombre de El árbol de la memoria y con el cual
obtiene además el Premio Municipal de Poesía (1962). Conjuntamente participa en el
"Taller de los Diez", de la 1.. niversidad de Concepción, con un estudio acerca de los
poetas perdidos chilenos, ganando el segundo premio Gabriela Mistral de Ensayo. En
1962 obtiene una beca del gobierno italiano para realizar estudios en Roma. En 1963
obtiene una mención honrosa en el concurso CRAV con un breve relato titulado "Las
persianas" y dos años más tarde recibe el Primer Premio CRAV de Poesía (1965) con SUS
"Cuadernos del Hijo Pródigo" —que se publicará en 1968 bajo el nombre de Crónica del
también, hicieron algunas sugerencias de estilo destinadas a facilitar una mejor
atribuyó al abuso de un modo de escritura. El artículo de Lihn, más que una simple
acusación, formula una pregunta acerca de la veracidad del sentimiento poético en una
un
forastero— y una mención htnrosa en el mismo certamen con "Poemas Secretos",
pequeño poemario. En 1976 obtiene el Primer Premio y una mención en el Concurso de
los Juegos Florales con un poemario que publica en 1978 bajo el título de Para un pueblo
fantasma.
Cfr. Miguel Arteche , "Para ángeles y gorriones", Revista literaria de la Sociedad de
Escritores de Chile, Santiago, N I 1, julio de 1957, pp. 64-65.
Lihn, Enrique, "El árbol de la memoria de Jorge Teillier", en Alerce, Santiago, N°3,
diciembre, 1961, pp. 6-7.
con los años, ¿no terminará por debilitar la capacidad de actualizarlo? ` . Justificado
Ciertamente en el primer libro, Para ángeles y gorriones (1956), hay un tono más
angustiado que en los dos siguientes. Sin embargo, eso no lo hace más "auténtico".
Incluso, en los voluntarios esfuerzos del poeta por recordar, es posible ver un "auténtico"
distanciamiento del objeto que se desea evocar. En otras palabras, ¿debemos restringir la
sentimiento apasionado"
de/país de nunca jamás (1963; con un comentario de Pedro Lastra que instaba al poeta a
reiteración, que niegan Venzano Torres, Ramón Riquelme y Luis Oyarzún: "Algunos han
sostenido que Jorge Teilhier se repite en sus juegos de la memoria. Oí decir que un crítico
recordando que estas jocundas aves croan más de una vez en sus versos desde el fondo de la
Nos parece que la mayoría de los comentarios de los críticos fueron bien
poeta prestaría a sus comentarios. Esto mismo revela la importancia que daban a su labor
de críticos. Son pocos los que antagonizaron con la poesía de Teillier. Pensamos en
bien, del agrado de la mayor parte de la crítica. Sobre todo para los que no esperaban que
férreas tampoco se enemistaron con ella. Tal vez sus escritos no hayan sido un ejemplo
(1956) de Efraín Barquero`, no obstante algunos críticos fueron capaces de ver en ellos
1•
inútiles"4
presente y al futuro:
futuro en donde los hijos crecerán como húmedas espigas de hombres poderosos" "y todo
lanzado hacia adelante, siempre adelante, como las olas, como las olas, como las olas"
(Joaquín Gutiérrez, 'La Compañera de Efraín Barquero", El Siglo, Santiago
(27.0 1 1957), p. 2). José Miguel Varas, incluso, le reprocha el acomodo con que asume el
porvenir: "La Compañera ( ... ) le ha devuelto la esperanza, el optimismo. Estaba tan
sumergido en la tragedia sin horizontes ! De ahí que algunos puedan verlo en una actitud
demasiado plácida, olvidando tal vez de sus deberes..." ("El nuevo Barquero", El Siglo,
"la motivación central de Teillier obedece, antes que a una idealización del
pasado, al rechazo del pi esente —presente que sabemos caótico y en el cual la
enajenación implanta sus jerarquías absurdas. Ante esta masa —consciente o
no— el poeta cierra los ojos y nos da una versión inventada del mundo:
renuncia a afrontar, dilucidar y denunciar para ir al rescate de una
Loyola, Hernán, "Poemas del país de nunca jamás", El Siglo, Santiago (22.03.1964), p.
16 A pesar que hemos dicho que no hubo muchas críticas negativas respecto de la poesía e
ideología de Teillier, Guillermo Atias advierte que la poesía de Teillier comenzaba a ser
"calificada por algunos de escapista, al extremo de que llegan a encontrar políticamente
sospechosa la escuela lárica" ("El forastero Jorge Teillier", Plan, Santiago, N°26
(30.06.1968), p. 23).
16
pasado tenía por objeto recuperar valores humanos, una vida más comunicativa y
"Hay en nuestro público ina importante proporción que sueña con los tiempos
del arraigo verdadero: los tiempos en que haya suelo firme bajo nuestros pies
y podamos hablar de una cultura y un espíritu nuestros, sin que importen sus
dimensiones (...) Y el poeta Jorge Teillier, sea que se lo proponga o no (y yo
pienso que se lo propone" apunta en la dirección de estas esperanzas"18.
t7Ibid.
Rivano, Juan, "Notas sobre el poeta Jorge Teillier", Última Hora, Santiago
(29.12.1963).
17
general. Directa o indirectamente, estos artículos ayudaron a los lectores a una mejor
escritores, el autor hizo explicta una visión romántica que identificaba vida y poesía.
Entendía por ello no sólo la relación entre biografía y obra, sino además la necesidad de
En 1960 obtiene el segundo premio Gabriela Mistral de Ensayo con "Los poetas
1
perdidos", un estudio acerca de la vida y obra de Romeo Murga y Alberto Rojas
r
Jiménez`. En este trabajo encontramos apreciaciones muy interesantes acerca de la
(
poesía de la década del 20' en Chile, y algunas de ellas nos permiten entender la propia
obra de Teillier. El conocido ensayo "Los poetas de los lares" (1965), que ha sido
19 Este trabajo al parecer nunca fue publicado. En 1962 se editó uno sobre Murga
('Romeo Murga, poeta adolesi.ente", Atenea, Concepción, N°395, enero-marzo de 1962,
pp. 151-171) y el de Rojas Jiménez permaneció como manuscrito. La historia de este
texto es misteriosa. En 1999 Sudamericana editó gran parte de los ensayos de Jorge
Teillier bajo el título Prosas , y entre ellos el manuscrito de un artículo sobre Rojas
Jiménez, "Alberto Rojas Giniénez, el guitarrero vestido de abejas". Tiempo después
apareció prologando un libro de Rojas Jiménez de 1930, Chilenos en París, reeditado
recientemente por Editorial Universitaria, 2001.
entendido como una suerte de "arte poética", asimiló las corrientes poéticas y sus
muchos poetas por un regreso a la tierra. Esta nueva sensibilidad afectaría indistintamente
surrealistas, etc., mostraban en sus últimas producciones, una inclinación por representar
que había en todos ellos y la necesidad de recoger una tradición cultural cercana a la
extinción» . Teillier pensaba que este regreso a la tierra no tenía relación con ningún tipo
de "costumbrismo", puesto que no lo animaba una posición positivista, sino una intención
indagatoria. Creía que del rechazo a la vida moderna (la enajenación que en ella se vive),
nace una suerte de nostalgia por la vida rural y los valores que a ella aparecen asociados.
comunicación con el entorno aatural y social, cierta religiosidad mítica que podría ser
Como ocurre con los demás artículos suyos, estas teorías se pueden aplicar
denominación que dio Teillier de esta tendencia (lárica"), los críticos adoptaron el
entiende que esta estimación del "lugar de origen" no es simplemente un motivo literario
—la "Arcadia" o la "Edad de Oro"— sino una proposición concreta a los escritores para
que emprendan algo por el propio país, cesen de tener a Europa como modelo y se
21 Así como no hay entrevistador que no le pregunte por el sentido exacto de la "poesía
lárica". Curiosamente Teillier con el paso de los años fue desentendiéndose de esa
categoría que inventó hasta incluso negarla en una entrevista que le hace Ana María
Larrain: "Eso fue un invento (le los críticos", afirmó (En "Voy al encuentro de la belleza
y del asombro", El Mercurio, Santiago (03.01.1993), pp. 1,4,5).
22
Teillier, Jorge, 'Por un tiempo de arraigo", El Siglo, Santiago (13,11.1966), p. 15.
También en Prosas, op. cit., pp. 40-42
Junto con "Los poetas de los lares", el ensayo "Sobre el mundo donde
Aunque se publicó por primera vez en la revista Trilce, la versión más citada y
(1971). Aquí, el
probablemente leída es la que prologa la antología Muertes y maravillas
autor afirmó respecto de su obra". que todos mis libros forman un solo libro, publicado
Me parece que
en forma fragmentaria, a excepción de Crónica del Forastero.
La crítica periodística
A partir del golpe militar enmudece la critica sobre esta poesía y se interrumpe el
diálogo que habían mantenido durante años los comentaristas literarios en torno a los
1 textos de Teillier. Se desestimaron los problemas que generaba la lectura de sus textos, y
fue escasamente comentado. Los juicios que se hicieron de esta poesía fueron muy
Aisthesis,
En Trilce, Valdivia, N°14, 1968-1969, pp. 13-17. También publicado en
L Santiago, N°5, 1970, pp. 279-284, en Antología de la poesía chilena contemporánea,
Alfonso Calderón (comp.), Universitaria, 1971, pp. 351-359; en Muertes y Maravillas,
Universitaria, 1971, pp. 10-19, en Prosas, op. cit., pp. 59-66.
positivos, y dejaron de lado las viejas polémicas en torno a la reiteración y por supuesto,
que la crítica y los lectores se habían olvidado por años de la existencia de este poeta.
ideológicos, que habrían sido muy peligrosos para la seguridad personal o laboral de los
críticos. De esta manera, Para un pueblo fantasma se leyó como una "poesía fresca,
ingenua, grata de leer", "siempre juvenil con halo airoso" 24 , cuya única preocupación eran
la tierra y las cosas del campo Aunque su poesía no ocupó un lugar preferencial en el
gusto de los críticos partidarios del régimen militar", por lo menos les pareció bastante
más inofensiva que los antipoernas de Nicanor Parra o la ironía de los textos de Enrique
Lihn26.
Menos reseñada aún fue Cartas para reinas de otras primaveras (1985), lo que es
gobierno militar—, con Cartas para reinas de otras primaveras, estas características se
24 Montes, Hugo, "Un poeta: Jorge Teillier", La Tercera, Santiago (23.07.1978), p. 13.
25A pesar de los comentarios positivos, algunas de estas reseñas esconden, bajo el tono
L irónico, deslegitimación y rechazo. Cfr. Hugo Montes, "Un poeta: Jorge Teillier", La
Tercera, Santiago (23.07.1974), p. 13) y José Luis
Rosasco, "Jorge Teillier: Para un
estos sarcásticos juicios al régimen militar, el texto no fuera mencionado por la crítica.
y algunas reflexiones e ideas contenidas en este texto, que un par de décadas antes
habrían dado motivo a una rica discusión acerca del compromiso del autor con su tiempo,
póstumamente dos libros ---en sus últimos textos y otros muy juveniles que se
conservaban inéditos—: Hotel Nube (1996) y En el mudo corazón del bosque (1997).
calidad poética respecto de los anteriores, lo que podría explicar que una de las temáticas
17
"Jorge Teillier: Para un pueblo fantasma", El Mercurio, Santiago (23.07.1978), p. 1.
centrales de ellos sea la dificultad para escribir. Se trata de tres libros muy breves, y,
poeta con otros escritores". Teillier confirma esta dificultad creativa en varias entrevistas
esterilidad":
29
Binns, Niali, La poesía de Jorge Teillier: la tragedia de los ¡ares, Concepción,
Ediciones LAR, 2001.
29
"A manera de prólogo", La Ipoca, Santiago, 3 de octubre de 1993, pp. 1-2. También en
Prosas, op. cit., p. 71.
un ministro del silencio necesario para curar todas las víctimas del absurdo
en que yacen agonizando de alegría artificial".
su autor; los trabajos suelen ser pseudo entrevistas, en donde se hacen crónicas de la
entrevista sin citar al entrevistado; los escasos comentarios de su obra son incansables
repeticiones de las palabras de autor expresadas en dos ensayos: "Los poetas de los
lares" (1965) y "Sobre el mundo donde verdaderamente habito" (1968). Esta profusión de
de toda riqueza y complejidad, incluso ocultan sus méritos literarios, para ponerla
literatura le han cedido su lugar a este nuevo profesional de las letras, que conoce bien las
leyes del mercado. Desde la ló;ica mercantil, sólo la última publicación de un escritor es
blanca.
Muchas fueron las entrevistas que se le hicieron a Teillier después del golpe militar y así
sistema.
nombre de "lárica", se advierte en las crónicas periodísticas como también en los estudios
Chile (1988-1995)", Revista Chilena de Literatura, Santiago, N°49 (1996), pp. 83-94.
La recopilación, sin ser exhaustiva, da muestras de la creciente importancia que este
género ha ido cobrando en el ámbito periodístico y de sus principales vicios: ignorancia
respecto del autor y su obra, repeticiones de las mismas preguntas e interrogación
policial.
(
académicos, El supuesto de esta crítica académica es que toda la obra poética de Teillier
está regida por una constante temática, que la uniformiza. Este hilo conductor, que
persigue en todas sus obras es lo "lárico", palabra con que definen su poesía. Para esta
El adjetivo proviene, corno ya sabemos, del artículo que publicó Jorge Teillier en
1965, 'tos poetas de los lares", donde explica las características principales de esta
"Aún para nuestros abuelos había una "casa", "una fuente", una torre para
ellos familiar, más aún, su propia ropa, su abrigo: infinitamente más,
infinitamente más familiar; casi todas las cosas eran recipientes en que
encontraban lo humanc y en que ahorraban lo humano. Ahora, llegan de
América vacías cosas indiferentes, pseudo cosas, trampas de la vida.,. Una
casa, en la mente americana, una manzana o una vid americanas no tienen
nada en común con la casa, la fruta, el racimo, en que habían penetrado la
esperanza y el ensimismamiento de nuestros antepasados... Las cosas vividas y
animadas, las cosas que comparten nuestro saber, decaen y no pueden va ser
sustituidas. Nosotros somos quizá los últimos que han conocido todavía
semejantes cosas. En nosotros está la responsabilidad, no sólo de conservar su
recuerdo (esto sería poco e inseguro), sino su valor humano y lático ("Lárico"
en sentido de las divinidades del hogar, los "lares")"32.
Los lares", como lo dice el propio Rilke, son la divinidades del hogar", los "dioses
domésticos"". Los romanos creían en la vida de ultratumba y pensaban que los lares (o
"los amos") pasaban a ser espílitus tutelares o protectores de la casa y de la familia. "El
32 Jorge Teillier cita este párrafo en el artículo analizado "Los poetas de los lares", Prosas,
op. cit., p. 26 y lo retorna en "Sobre el mundo donde verdaderamente habito o la
experiencia poética", Prosas, op. cit., p. 65.
Grimal, Pierre, Diccionari de mitología griega y romana (1951), Ed. Paidós,
Barcelona, 1981 (primera edicien, corregida por el autor), 1991, pp. 307-308.
Con respecto al nacimiento de los lares, en el diccionario de Grimal se indica que "tal
como la cuenta Ovidio, que los presenta como hijos de Mercurio, significa simplemente
que los lares tienen funciones análogas a las de Mercurio-Hermes, dios de las
encrucijadas y también de la prosperidad. Se decía también que el Lar Familiaris
(protector de las familias) era el padre del rey Servio Tulio. Un día en que una esclava de
Tanaquil, esposa de Tarquino, estaba junto al hogar, levantóse de él un falo de ceniza. De
la unión de éste con la esclava nació el que había de ser más tarde el rey Servio.
Representábase a los lares bajo la figura de adolescentes, con un cuerno de la abundancia
en una mano y cimbreándose esbeltamente sobre la punta del pie. Sus vestiduras son
cortas, como conviene a divinidades ágiles".
nombre de lares se aplicaba a los espíritus bienhechores; lemures eran los de carácter
(Es necesario aclarar que el uso de la palabra "lárico" en este artículo apunta más
bien al sentido habitual que entiende al "lar" como "hogar". Metonímicamente, los
"lares" en su sentido original, como dioses tutelares, han cedido el lugar al "hogar")
para decir la misma experiencia del vaciamiento de la casa, las frutas, los objetos del
hogar. Uno de los sentidos de la 'poesía lárica' es que busca reforzar —a través de la
&
recuperación del mundo de los antepasados— los vínculos con ese tiempo que se fue,
"El poeta no se siente solo, sino siempre rodeado de un mundo fisico al cual
pertenece y que le pertenece, y de antepasados que lo acompañan en su
tránsito terrestre, así como se sabe que uno acompañará en venideros
tránsitos a sus descendientes. Poesía genealógica, en el buen sentido de la
palabra. Y los antepasados y los parientes aparecen en esta poesia
naturalmente no en su condición de mero parentesco, sino elevados a la
categoría de figuras míticas, transfigurados en ángeles guardianes"`.
parte de los críticos por leer su poesía desde esta perspectiva, con el fin de describir la
relación entre el "mundo lárico" y "el poeta lárico". El poeta deseoso de encontrar una
conexión con el pasado, de dejar testimonio de aquellas cosas en vías de extinción, busca
antepasados, aquellos rastros de tiempos que han desaparecido o que están condenados a
desaparecer.
pasado y transmitirlas mediante la escritura. Así, uno de los puntos de partida para
los lares`, al introducir los conceptos de tradición y ruptura (Octavio Paz), "angustia de
literaria" (Faride Zerán), para decir que en la modernidad todo lo que se escribe es
una "nueva visión" y una "nueva particularidad de esta nueva poesía" en su artículo 'tos
idealizar la conexión que cree haber tenido en ese pasado con su existencia o su
de comunidad entre el hombre y la naturaleza, por una ingenuidad e identidad que cree
"EL paraíso perdido de la ,ziie: en la poesía de Jorge Teillier" 39 . Lee la poesía de Teillier
t
como "bucólica" y ésta como 'un producto de la ciudad. Surge de una conciencia
sofisticada y de un conocimiento que el orden rural está siendo invadido por el urbano".
El sueño puesto en la etapa de la niñez (momento que se postula feliz desde el ser adulto)
es naturalmente precario y amenazado, pues "los niños, al fin y al cabo, tienen la mala
de la modernidad—, José Bengoa hace una interesante relación entre un libro de Teillier,
Los trenes de la noche (1964), y la moderna "nostalgia del ayer`. Bengoa distingue
pasados rememorados como los 'tiempos felices"—, de una nostalgia social, aquella que
una importante función valoradora del pasado, que permite proyectarse al futuro al
40
Bengoa, José, "Los trenes d la noche: en recuerdo de Jorge Teillier", Santiago, La
Época, 19 de mayo de 1996. Recopilado en La comunidad perdida. Ensayos sobre
"La identidad colectiva se organiza en torno al rito y al mito, a la noción del
tiempo que acompaña a la nostalgia, a la visión "subjetivista" del tiempo. La
identidad cultural es una suma de depósitos añorados por los habitantes
presentes de esta sociedad que miran el pasado con una cierta nostalgia. Es
por ello que las identidades son irracionales, obedecen a recuerdos,
creencias, afectos, nemoecnias colectivas que hacen de un grupo humano
un todo con sentido, con pasado y con futuro. Allí, en la comunidad, es
donde las cosas adquieren sentido, proyección verdadera".
La identificación de la poesía "lárica" con el anhelo del poeta por volver al tiempo
identidad que debemos aspirar Bengoa), esconde el desprecio del tiempo presente y el
sentimiento de frustración, por no poder recuperar ese pasado perdido. Además de chocar
con la irrecuperabilidad de lo que fue, hay la sospecha de que el contenido de ese pasado
no fue la plenitud.
Jaime Giordano, es el primero en hacer una lectura total de esta poesía. En 1966,
cuando ya Teillier había publicado "Los poetas de los lares" (1965) y se sentía justificado
en su propuesta de una poesía que mirara hacia el pasado, porque sentía que había en ella
acusado hacía un par de décadas, Giordano se hace cargo de la frase "poesía lárica" y la
Propone leer la poesía de Teillier como nacida del "desengaño ante la ilusión". En
los textos de Teillier descubre la idea de que "toda invención salvadora es fantástica; toda
posterior de este ensayo (197), muestra que existe un "proceso que va desde la
34
fases que parecen ocurrir simultáneamente como si siempre el poeta hubiera estado
un campo de ruinas, estéril y deshabitado: "El hombre rinde su voluntad ante su fracaso
"fragmentos" de un mundo perdido son los que el poeta intentará recuperar en una
"búsqueda angustiosa", accediendo sólo al "umbral del idilio": "Allí está la puerta aún sin
cruzar. Tiene ante su vista el campo florecido del idilio. Pero el idilio, convertido ya en
perspectiva distante de un intn..so, es alegría y dolor, vida y muerte". Desde este umbral
tiempos ingenuos. Desde acá se comprende que la reconstrucción del "idilio" no sea un
origen): "...ante este sombrío mundo, el poeta fortalecerá su convicción interior de que
ha sido traicionado".
los comentarios que se han hecho posteriormente, al introducir las categorías de "poesía
mundo real.
que al mismo tiempo, no puede evitar tener deseos e ilusiones—, Eduardo Llanos llama
En un ensayo que publicó en La Época con ocasión de la muerte del poeta y al que llamó
"El libro único de Jorge Teillier "' destaca el carácter reiterativo de la poesía de Teillier:
"Cada uno de ellos sus libros] cita al anterior, su mundo, sus tensiones, sus
temas esenciales, sus códigos de producción de sentido. No son en realidad
sino las reescrituras de un libro único, borgiano, diríamos, en la imaginación
que lo concibe: infinito, sin riberas ni bordes. Y por lo mismo, libros
perfectamente intercambiables entre sí".
Me parece que Morales se equivoca cuando dice que "El último [libro] El molino
(1956)". Aunque creemos que el motivo de la desilusión pauta todos los libros de Teillier,
12
Llanos, Eduardo, "Jorge Teil ier, poeta fronterizo", en Prólogo a Jorge Teillier, Los
dominios perdidos. Selección de textos: Erwin Díaz. Santiago, Fondo de Cultura
Económica, 1992. pp. 9-15. También publicado bajo el título de "Jorge Teillier, el
guardián del mito", La Época. Santiago (25.10.1992), pp. 1-2.
( Morales, Leonidas, "El libro iinico de Jorge Teillier", La Época, Santiago (12.05.1996),
p.5.
in
37
se vuelve a los mismos recuerdos que hacen visible por un instante "la utopía de una
nueva comunidad, una donde esa verdad sea acogida y produzca los bienes, éticos y
estéticos, que le son inmanentes' y al mismo tiempo, al interior de ese mundo perdido se
Giordano afirma una permanencia de la misma estructura en todos sus libros: "Los
lectores que han seguido a T.illier hasta sus últimas consecuencias: Para un pueblo
( fantasma (1978), Cartas para reinas de otras primaveras (1985), tiene dos alternativas:
lamentarse de que el poeta siga en "lo mismo", que no haya cambiado, como si los poetas
tuvieran que estar siempre s)rprendiendo a un lector viciado por la insaciabilidad
consumista actual, o felicitarse por lo mismo, por el hecho de que el poeta no se haya
corrompido ni haya renegado de su mundo", loe. cit., p. 290.
y
38
Frente a esta lectura aparece otra que cree ver un desarrollo en la poesía de
Teillier. Lo mismo que observa Giordano, vale decir, esa oscilación entre fracaso e
ilusión, Niali Binns y Federico S.hopf lo entienden como un desarrollo, es decir, inscrita
en una linealidad: comienza con lusiones y termina fracasado. Para un pueblo fantasma
desencanto
la búsqueda del poeta lárico es la frustración, puesto que sólo encuentra los restos (o
lárico, reconocido desde la experiencia de la pérdida. Es por ello que este mundo no
puede estar protegido del todo. Por el contrario, es un mundo amenazado, cubierto por
del deseo por instalar su objeto en el pasado, lo convierte en un agente de deterioro para
aparece como "un sujeto escindido, desintegrado, diseminado entre el presente urbano y
' "Idilio y sentimiento catastr ófico en la poesía de Jorge Teillier", en Pedro Lastra (ed),
Homenaje a Félix Martínez bonatti, Concepción, Ediciones Atenea (en prensa)
40
espacio lárico —ya sea desde la ectura de sus signos en sus reiterados retornos al pueblo
poesía de Jorge Teillier. la tragedia de los lares. Son varios los elementos que Binns
finaliza en la ciudad seducido por ellos. Lo único no degradado sería el paso del
ironía (tema que desarrolla Tonás Sánchez`). En la ciudad ya no hay vuelta atrás: se deja
seducir por la tecnología y se contamina con el alcohol. De hecho, el propio Binns dice
Binns muestra que la visión apocalíptica —presente en el título El cielo cae con
su primera poesía. "Sin embargo, hay una serie de amenazas de otra índole ( ... ) que ponen
mítico' del poeta, y cuya presencia corrosiva se hará progresivamente más fuerte en su
tecnológicos que llegan a la aldea y liquidan gran parte de las tradiciones campesinas; 3)
sociedad chilena vivida durante la Unidad Popular y la violencia del golpe militar; 4) el
conciencia del hablante de estos textos poéticos, también descubre esta negatividad en
f
Para un pueblo fantasma (197)°.
La historia y el mito
pianolas viejas, autos Dodge" 55 , antiguos coches de paseo (tílburi), deteriorados libros de
estampas, etc. Estos envejecidos objetos le permiten al hablante evocar aquel tiempo en
que eran útiles. En este sentido, son "huellas", "residuos" de un tiempo perdido
nostalgia y la evocación.
Este museo de cosas viejas suscita la nostalgia en aquellos que conocieron aquel
tiempo que evocan y permite a las futuras generaciones conocer la historia pasada. En eso
consistiría el "proyecto lárico". Y en efecto, los objetos que aquí aparecen remiten a una
historia, a un paisaje, al clima dl sur de Chile que ya no son los mismos de hace un par
décadas.
No por ello la imagen de ese tiempo pasado que nos presenta el hablante es
equilibrada entre el hombre y la naturaleza. Muy por el contrario. Ese tiempo pasado se
presenta en los textos "objetivamente", es decir, mostrando los objetos y las cosas tal
como sucedieron".
dicho que en el "amado Orden del Sur" el tiempo se mitifica producto de la cotidianidad
colonizadores. Incluso, en ciertos poemas el paraíso se id, - :ifica con algunos mitos
(Poemas del país de nunca jamas y Muertes y maravillas), Binns descubre la existencia
todo parece apuntar a que lo u)ica antes de la llegada de los colonizadores, quienes se
asentamiento. El análisis que intenta de "Twilight" (El 1. ae con las hojas) y del
fue dificil y violento, lo que nos lleva a concluir que el tiempo maravilloso debió haber
"Mirada con frialdad, la edd d orc ceac a po TeIieí (como todos lcs
mitos, tal vez) es dificilmente sostenible: .a intención mitificadora choca
con la evidente temporalidad del espacio que e poeta proc:a
intemporalizar"
El caso es que el tiempo histórico (o real) nunca arece idealizado en esta poesía
\ diferencia de lo que piensa Schopf, quien afirma que "La violencia sobre la que
en la poesia de Teillier
hi 5ricamente fue fundado el mundo de la Frontera n-,-
l mismo era un :. de la historia— SiflO
creo que se trate de un descuido
sueño de una comunidad en que están
mas bien de una condición necesaria para el r i
3) El tiempo verdadero: es un tiempo mítico, eterno, que permite entender la
pasado personal.
poemas de Jorge Teillier. Sus textos se pueden leer como una reflexión acerca de cómo
funciona el tiempo del hombre. "El poeta es el guardián del mito y de la imagen hasta que
lleguen tiempos mejores", entendiendo la poesía como una forma más —junto con el
mito y lo sagrado— de mirar la historia y la experiencia personal desde una óptica más
trivializan las ideas de esta poesía, como si ella hubiera incorporado los supuestos de la
lírica pastoril, que idealiza el tiempo anterior a la modernidad. Creemos que los textos de
Teillier no apuntan en esa dirección; nada más ajeno a ellos que la idea de un pasado
( cit., p. 62.
59Cfr. Schopf, "Una catástrofe tranquila", loe. cit.
r
f
km
búsqueda del origen (feudal), inevitablemente se la debe leer como fracasada, o "trágica".
en que la felicidad era posible. Por el contrario, la nostalgia de Teillier jamás abandona la
que dice que la felicidad estuvo en el pasado y encuentra las cosas "reales": dificiles,
desapacibles y pueriles. Recorda T el pasado "tal como fue" nos permite entendernos como
pueblos, como culturas, como una tradición. Citando a Teillier: "La historia no es un peso
muerto, sino el vínculo que nos une al futuro, la afirmación de nuestra personalidad`.
Nuestra hipótesis
Para resumir, advertimos en la crítica ciertas lecturas que nos parecen muy
comentarios que se han hecho sobre esta poesía corresponden a estudios que no incluyen
4.
L
hipótesis mediante la cita de ciertos versos de poemas, interpretados fuera de contexto.
Los mismos versos, leídos en el conjunto arrojan una lectura muy diferente, a menudo la
solamente ciertos aspectos de él, aquellos que permiten probar la hipótesis, y que
poema, o mejor dicho, lo pierde entero: pierde las ambigüedades, los matices, la
A partir de este sistema vicioso de análisis, algunos críticos han elaborado una
organiza una diégesis a partir de un relato compuesto por todos los poemarios de Teillier.
relación inmediata con los contenidos del presente. Lo más saliente de la existencia
actualidad sean los que amarnDs. Pero tarnbiér es ertn rediados, y la más fuerte e
inevitable de las mediaciones es la de nuestro pasado. Todo o que nos ocurre, todo lo que
emprendemos, todo lo que padecemos, es leído por nosotros desde nuestro pasado total.
Nuestra relación con ese pasado nos proporciona el temple del vivir, el horizonte
todo lo que experimentamos o proyectamos. Esta relación con el pasado puede, a veces,
tiempo de la nostalgia no fue mejor que el de hoy día, pero al evocarlo, no se puede sino
atribuirle la misma felicidad que nos provoca su evocación, aún si sabemos que fue tan
neutro como el presente. Teillier sabía todo esto perfectamente. En todos sus poemas
nostálgicos hay el regocijo del recordar, el amor por lo recordado, y al mismo tiempo el
que el dolor por haberlas peidido es solamente de ahora. Así progresamos hacia la
muerte, con una existencial conciencia del paso del tiempo, que es un subproducto de la
absoluta importancia de lo que acontece ahora, y del deseo de mantener todo el conjunto ¡
vivo, lo cual no puede ser hecho sino en el arte. Sólo así, el tiempo se transforma en el
en forma
"( ... ) todos mis libros forman un solo libro, publicado
Hay varias
fragmentaria, a excepción de Crónica del Forastero (...)
tendencias en mis libros ( .) En este sentido quiero hacer destacar que para
mí la poesía es la lucha contra nuestro enemigo el tiempo, y un intento de
integrarse a la muerte, de la cual tuve conciencia desde muy niño`.
puro cuento.
1
r
"Sobre el mundo donde verdaderamente habito", Prosas, Op. cit., p. 62.
r
CAPÍTULO 1
Intentaremos una descripción general de los libros de Jorge Teillier, con el objeto
obra poética.
La etapa inicial de la poesía de Teillier, que con variantes y diferencias se
se caracteriza por
mantiene hasta su cuarto libro Poemas de/país de nunca jamás (1963),
una insistente descripción de la provincia. El poema "Otoño secreto" abre el primer libro
"Otoño secreto" y "La última isla", dos poemas que examinaremos detalladamente) se
El hablante de "La última isla', se ve afectado por los elementos de destrucción que
Representativo de este temple es el poema "El año que viene": "En un verano que no es
verano, / porque la vieja tierra perdió la memoria, / y no recuerda cómo era el verano, ¡
despertando ancianos, / odio o gatos en las faldas.! Y las aves siguen comiendo en el
patio, / se saluda con las mismas palabras mañana tras mañana, / nadie sabe por qué va a
darle avena a los conejos, / las cucharas siguen haciendo igual ruido a la hora de
La segunda parte del libro, "Polvo para tus dedos" (con fecha de abril de 1954),
contiene poemas cortos sin títulos, que incluyen algunos versos de amor adolescente en
está compuesta de ocho poemas que presentan una aldea mágica e infantil. Su espíritu es
silo que fue aún estuviera sucediendo. Es el caso de "El aromo" y "Chiquilla", donde se
aromo" es una irrupción de color y felicidad en pleno invierno: "El tiempo lo guardó en
su memoria /para soñar con él, en las noches de invierno" (vs. 1-2).
compara con "una cereza o manzana" ( y . 1); la sueña cuando ella no está fisicamente
presente, y "un vaso de agua flesca" (vs. 11-12) le dispara la imaginación; ve a la niña
obedecieran a las mismas leyes "el viento se hace niño /para jugar contigo, igual que
con la avena" (vs. 9-10). No hay conflicto entre ella y el entorno natural y campestre. Al
imaginar a esta niña, congelada en su sueño de bella durmiente, la noche del hablante se
amenaza de la muerte: "Be/lo durmiente triste, vigilada por rosas, / ¡qué sola está la
presente, este texto evoca un recuerdo dichoso del pasado del hablante. Al final de la
consiste en la descripción de una aldea en que reina la muerte: "Era la muerte, durmiendo
o penetrando en las salas" (vs. 12-14). Termina el poema con los siguientes versos, que
Su segundo libro, El cielo cae con las hojas (1958), es una pequeña publicación
de doce poemas, en los que el sueño y los recuerdos cumplen la maravillosa función de
rescatar a las cosas amadas del olvido El poema "Twilight", tal vez uno de los más
hermosos del libro, da cuenta de ese deseo del hablante de recoger "...esas manzanas /
Los libros que le siguer., El árbol de la memoria (1961) y Poemas del país de
nunca jamás (1963) mantienen estas temáticas, desarrollando, también otras que se
presentaban apenas insinuadas en los libros anteriores. Nos referimos a los textos que
describen supersticiones y creencias de los pueblos del sur de Chile, al modo de "Los
F
conjuros" (de El árbol de la m?moria) —que analizaremos en el tercer capitulo dedicado
¼'-
muchos de los ritos paganos que se celebran en la 'Noche de San Juan' (Aunque la
que tiene como referente histórico el sacrificio de un niño que hicieron los
memoria)
mapuches en 1960, cuando el maremoto inundó Puerto Saavedra. El texto es original y
sugerente, porque articula el mito de origen mapuche (la lucha entre tren-tren y kai-kai)
descubre que forman parte de la única "Edad de Oro" posible: la muerte. Al final del
poema se dice que el día en que lleguemos a ser felices: "Todos nos reuniremos / bajo la
solemne y aburrida mirada / de personas que nunca han existido, / y nos saludaremos
La convicción que anima este texto es que por ser el "mito de origen" una
invención del hombre, que no corresponde a la realidad, pero que tiene la pretensión de
ofrecer una explicación para el enigma del origen de la vida, no es susceptible de ser
comunistas asociados a ciertos aspectos que han caracterizado al Paraíso bíblico, como la
Dios, la ausencia de la muerte, del trabajo y del esfuerzo, etc. La idea implícita del poema
es que no cabe imaginar que estos ideales pudieran concretarse en la realidad histórica,
como fue la ideología de las dotnnas comunistas. Aunque no está dicho expresamente
nuevo corresponde a una mentalidad ingenua que no conoce las leyes que gobiernan los
procesos de la historia. Y aunque tampoco está dicho, el lector de este poema no puede
historia humana.
(Poemas
En "Cuando todos se vayan" (El árbol de la memoria), "Fin de mundo"
e incluso, "La
del país de nunca jamás), algunos textos de Crónica del forastero (1968)
se descubre que para el hablante de estos textos
última isla" (Para ángeles y gorriones)
no hay un término en el desarrollo de la historia. De la misma manera en que no es
pronto Esta convicción le permite decir al hablante que "Cuando todos se vayan a otros
pueblerinas.
(1968), su séptimo libro,
Una variación del viaje ocurre en Crónica del forastero
y que narra
que es un poema largo —escrito entre septiembre de 1963 y febrero 1964—,
que sucedieron y que ahora recuerda, siente que ya no es el mismo de entonces, incluso ni
tiempo, y se dispone a morir. Abriga el convencimiento de que siempre habrá otros que
piensa a sí mismo como un medium, que hace suya la función de rechazar el mundo
civilizado en que vive para rescatar la historia de sus antepasados, de aquellos que
construyeron la Frontera:
lírica que los poemarios anteriores], un intento fallido tal vez de cambiar mi
expresión habitual por el relato, a costa unas veces del relato, otras de la
siglo XVI la poesía chilena con Pedro de Oña y Ercilla; esa zona tan
una historia, y una voz de la tierra que es la mía, y que se opone a la de esta
hacia ella. Es posible que esta Crónica sea un primer intento que alguna vez
retomaré, un primer paso hacia un poema épico para el cual todavía no estoy
preparado.
A partir de este libro, publicó textos que sin ser "intentos épicos", retoman el tema
histórico. "Treinta años después" publicado en la revista Árbol dc Letras (1968) y más
tarde en la antología Muertes y maravillas (1971), revisa la historia chilena entre 1938 y
1968, año de producción de este poema largo de 278 versos. "Blasón de poetas de la
Frontera", otro poema largo (96 versos) incluido en la Parte III de Para un pueblo
Alonso de Ercilla y Pedro de Olía, Pablo Neruda, Augusto Winter, Dublé Urrutia, Teófilo
Cid, Lita Gutiérrez, etc. Continuando con el tema histórico, el hablante decide escribir sus
"Notas sobre el último viaje del autor a su pueblo natal" (Parte y de Para un pueblo
Frontera.
forastero) a 1978 (Para un pueblo fantasma). Desde esta última fecha, los poemas
urbanos se convierten en uno de los temas centrales. En estos textos, el lugar desde el que
civilización, de una modernidad que el hablante rechaza. Por oposición, las costumbres
Oxidada, desierta, sucia, inclemente con sus habitantes, son los predicados de esta
contrasta a la ciudad enferma en que habita el poeta con el espacio puro y natural de su
Este poema aparece analizado muy extensamente por Juan Villegas en su artículo "La
mitificación de la pobreza en i.n poema de Jorge Teillier", Repertorio Americano, Costa
Rica, Año VI, N°1, octubre-diciembre, 1979, pp. 1-4.
Mi futuro es una cuenta por pagar
(7, "Notas sobre el último viaje del autor a su pueblo natal")
período. Llama la atención el tono reiterativo del poema. El hablante repite una y otra vez
que "es mejor morir de vino que de tedio", Lo interesante de este texto es que reproduce
para reinas de otras primave ras (1985) —"imitando a un fantasista", "Ancon lnn",
"Miré los muros", "Nueva York 11", "Balada del último cuatrero", "Triste, solitario y
Corazones Solitarios".
Al proceso de deterioro del hablante, hay que sumar la decadencia del país.
`Paisaje de clínica" constituye una pieza poética muy interesante, que compara la Clínica
psiquiátrica del Carmen, en que estuvo internado el autor histórico del texto, con el país
Uno de los aspectos más salientes que descubre esta rápida lectura es la
preocupación obsesiva del riablante por el paso del tiempo. Los textos no se
hubo plenitud. No la hubo Tampoco el presente ofrece motivos para regocijarse. Los
proyectos de los que han que¡ ido un cambio estructural para las sociedades modernas han
fracasado, y por doquier reina la muerte y el deterioro. Pero tampoco se descubren
agrede a la tierra y a los pueblos que habitan en ella. El hablante se siente forzado a vivir
en una ciudad, que es símbolo de esta civilización enferma, pero la detesta y no puede ni
quiere integrarse a ella, Al adveitir la destrucción del paisaje campesino, querría congelar
el tiempo, para que los procesos de la modernidad no destruyeran aún más a la aldea de
sus recuerdos. Aunque sabe que ello es imposible, reconoce que el curso de la historia no
convence de que la utopía es una ilusión, puesto que no cabe imaginar la posibilidad de
pensar que las cosas han sido siempre más o menos de la misma manera, pero que a pesar
de ello, una de las funciones del poeta "médium" es atraer al presente el contenido de
ciertos mitos fundacionales que iluminen y produzcan sentido en las oscuras vidas de los
CAPÍTULO II
MEMORIA Y ESCRITURA
términos de Teiliier65 , Este rasgo ha sido explicado de la siguiente manera por su autor:
65 Véase "Escribir una crónica", Prosas, op. cit., p. 49; "Sobre el mundo donde
verdaderamente habito...", Prosas, op. cit., p. 63.
El subrayado es mio.
vez, pero en todo caso, habitantes más de la tierra. Y quizás consecuencia de
esta actitud es la de que el lenguaje poético no se diferencia
fundamentalmente ya del de la vida cotidiana".
cuando existen las condicione' para la "evocación". Los primeros poemas, "Otoño
secreto" y "La última isla" (ambos de Para ángeles y gorriones, 1956), denuncian la
falta de sentido. Al no poder recordar los sentidos de las cosas inmediatas —las palabras
son significantes vacíos porque han perdido la capacidad de atraer al presente las cosas
un "desván donde nadie sube"). La incapacidad para escribir viene precisamente de esta
manzanas donde aún brilla un sol de otra época" ("Twilight", El cielo cae con las hojas,
¼
1958) accede a las imágenes del pasado. Este "tiempo real" no fue en absoluto pleno y
(.
r "Los poetas de los lares", Prosas, op. cit., p. 24.
través de la escritura que recupera el "tiempo real". Ella invierte el sentido del tiempo
cronológico, puesto que se vuelve hacia el pasado. Lo mismo sucede en "Bajo el cielo
Para un pueblo
nacido tras la lluvia" (en Los trenes de la noche y otros poemas, 1964 y
tiempo.
Otoño secreto
cm
Como en muchos otros Doemas, Teillier utiliza aquí la forma impersonal "se", que
diluye al sujeto del texto en una vaguedad comunitaria. Esta comunidad de algunos
incluye al hablante, quien deja (le ser el tradicional sujeto lírico señalado, señero y s•: ', y
pronombre "nosotros" (vs. 8, 2, 27, 29, 30), lo que se quiere es identificar al conjunto de
los que experimentan así la reaLidad. Lo que une a este conjunto llamado "nosotros" es la
a
vivencia de la soledad.
El poema está dividido en dos partes, y cada una de ellas dice una situación que se
r repite, o al menos, que eventualmente podría repetirse. En la primera parte, son dos los
(líquido vital), el "pan" (alimento básico) y la "ventana" (marco que permite observar,
nombrar las cosas, de diferenciarlas a unas de las otras, y de usarlas como referentes de
los objetos reales, no "se las puede nombrar". Ni siquiera se conserva "la tristeza" o "el
recuerdo".
Además, el hablante dice haber perdido "el recuerdo", que debe ser grato, puesto
que lo define como "una falsa esperanza de mendigo", buena manera de hablar de la
nostalgia, que quiere recuperar lo que rememora, y decir a la vez la vaciedad de ese
deseo. Para remediar tal estado recurre a objetos viejos, hogareños, recuerdos cargados
podría encontrarse entonces en los "amados objetos cotidianos", que por objetos viejos,
acción de aquel que llega a un lugar, el lugar de los recuerdos atesorados en la memoria.
árbol verde y con hojas se vive como "una mentira inventada /por la turbia memoria del
otoio". Estos días otoñales se parecen a un "desván donde nadie sube" —confuso,
desordenado y deshabitado— como si no se vivieran realmente, como si no se entrara a
cruel blancura de la eternidad" es otra forma del olvido, parecida a la muerte, y de todas
tampoco exista la confianza en .l retorno cíclico de los días de verano. La "luz", ese
medio que hace visibles y distintas las cosas, aterrorizada ante la "blanca" y "cruel"
"luz", que es tiempo y vida, pueda ser igualmente alimento para la muerte o la eternidad.
hogareños, acá, los días confuscs y eternos se transforman al percibir el movimiento del
paisaje:
cotidianos", acá, el cambio no es producto de la voluntad del sujeto: "algo nos recuerda
e indistinguibles, el árbol no tiene forma, y el verano pasado resultaba ser una turbia
mentira del otoño, a partir de este movimiento en la naturaleza, es posible pensar
nuevamente en el retorno de los días de sol. El granero, que acumula los frutos recogidos
en el verano, "sueña otra vez con el sol", revelando confianza en que volverá el verano.
memoria o su infidelidad, los modos de aplacar esta "amnesia" son distintos en las dos
desolada del presente. La mesa servida y las conservas de la abuela hablan de una vida
familiar que contrasta con la tristeza y soledad de este sujeto plural que somos
verdadera es la que se sostiene .on la "desolada imagen" de los objetos del pasado en la
visita a la casa natal, "es bueno" saludar a un comedor que espera comensales.
plenitud de la "verdad amada" que se tuvo antes de saber que era "verdad" y que seria
pasado.
Los últimos versos son una especie de enigma o adivinanza. El juego está en
descubrir cuál es aquel secreto "que no queríamos escuchar". Y que por indicación del
titulo sería revelado por el "otoño". A partir de esta lectura, lo que revela el otoño es la
'fugacidad del tiempo'. Además. se acoge la comparación entre las estaciones del año y
del paso del tiempo, sino por el contrario, a una pérdida de la forma, de los límites
como en el otoño se almacentn las conservas con los frutos del verano, la memoria
almacena los recuerdos de la madurez (el verano de la vida). Como el granero que guarda
los frutos cosechados en la época de sol para sobrevivir al frío, se esperaría que después
Al comparar las etapas de la vida con las estaciones del año, es posible creer en un
eterno retorno y con ello, en e regreso de la juventud. En los últimos versos del poema,
el 'otoño' aclara ese secreto que "no queríamos escuchar", y es que después del otoño
II.
La última isla
(
desaparecen los caminos,
y es mejor quedarse inmóvil en este cuarto
pues quizás ha llegado el término del mundo,
y la lluvia es el esteril eco de ese fin,
30 una canción que tratan de recordar
labios que se deshacen bajo tierra.
exterior. Tampoco se puede afi:mar que este estado caótico sea subjetivo. Es condición
advenimiento del fin del mundo: "quizás ha llegado el término de/inundo" ( y . 28), lo que
Este caos externo, donde "vida j.' muerte se confunden" ( y . 1), es de orden cíclico,
A. situación que se repite (vs. 1-4, 5-8) "de nuevo", "de nuevo"
B. deseo de terminar con esa. situación (vs. 20-24): "y se quiere huir"
notemos que en la mayor parte del texto, el sujeto hablante es, otra vez, un "se" abstracto,
vago y general—, existe al mismo tiempo el deseo y la intención de hacer algo frente a
ello.
'escritura', y sin éxito tropieza con las "palabras irreales" que los "poetas muertos"
'inutilidad' y falta de sentido. '\nte eso, nace el deseo de escapar a algún lugar con
significatividad (el pueblo natal, el mundo de la infancia, la memoria, etc.), que se frustra
porque no hay caminos que lo conecten con el pasado. Finalmente, el hablante propone
quedarse inmóvil en un cuarto ( y . 27), en la "última isla", ante la inminencia del término
del mundo.
Así, frente al 'sin sentide' y el 'desorden' el poeta busca en la escritura una forma
escribir como una repetición —que el mismo poema reproduce— sin sentido, sin
memoria.
Decíamos, entonces, que el sujeto hablante que domina el texto es un grupo vago
sujeto que se materializa en un "yo" Así, en la primera estrofa, el sujeto se iguala a una
consciencia omnisciente que ccnoce y puede decir lo que "siente" la naturaleza. Lo que
percepción ajena y se hace voz de los fenómenos psíquicos que allí ocurren.
La comparación que utiiza para hablar de la 'confusión entre vidaa ' muerte' es
/
auditiva. El ruido que produce el roce de las ruedas sobre el suelo(es un sonido sordo y ¡/ )
sólido, muy contrario al sonido líquido del balde con el agua. De manera que la analogía
del "relámpago". Esta comparación cumple una función 1) formal: al ser la luz como una
cuerpo del cielo. La "herida" es memoria de una lesión que ocurrió, pero que aún lastima,
que se re—siente y "recuerda con odio" ( y . 5). En cuanto al árbol, el color negro de las
raíces está presente, aunque no se ve; y esa oscuridad también quisiera borrarse del
herida. En el primero, se trata de una situación traumática: el cielo agredido por los
68
Si se piensa en un almendro florido, el contraste entre blanco de las flores y negro de
las raíces es evidente.
En el segundo, el árbol florido y primaveral no quiere contaminar su blancura con el
Son los elementos negativos que se conservan en el recuerdo los que se desean
olvidar porque atraen pesadumbre a una situación supuestamente superada. Así, mientras
en los primeros versos la vida y la muerte se confundían, como se confunden dos sonidos
mismo del paisaje. Desde aquí, no hay dudas de que el desorden y el sin sentido ocurren a
En la segunda estrofa, el hablante asume la voz personal 'yo". Parece haber una
coincidencia entre la ola de confusión y pesadumbre del entorno (expresada en este "de
nuevo") y el hábito de silencio que declara el poeta: "el silencio no puede seguir siendo
mi lenguaje" (y . 9). Quiero decir que así como en el exterior se repite una situación
cambiar. Es natural pensar entonces que el "habla" o la "escritura" (el quiebre del
1.
Quien paradójicamente hace expresa su identidad para "hablar" de la imposibilidad de
"hablar".
Pero este intento de comunicación fracasa, porque sólo encuentra "esas palabras
irreales / que los muertos les dirigen a los astros y a las hormigas" (vs. 10-1 1). Las
o más particularmente, como la voz de los "antepasados poetas". Los "poetas" siguen
hablando después de muertos a través de lo que dejaron escrito y de las lecturas que los
vivos hacen de sus palabras. Esta metáfora (textos = palabras de muertos) se ilustra
dos estrofas:
El contraste entre ambos poemas es notorio. Mientras en Quevedo hay una suerte
(
de apología de los textos en cuanto a su actualidad, porque posibilitan el diálogo en la
silencio.
El carácter comunicativo de la lectura tiene tal poder en "Desde la Torre" que
hace real y viva. Mientras que en el poema de Teillier se entiende al texto como "palabras
irreales" de "muertos", que se dirigen a receptores cercanos a ellos: "astros" (desde una
dimensión celestial) y "hormigas" (desde una terrenal). Pero, más que una proposición
lo lejano/cercano. Así, los recepwres de sus palabras forman un conjunto tan vasto, donde
no se deja Fuera a nadie, que resulta dificil pensar en algo nuevo por decir.
'memoria desaparecen el amor y la alegría" ( y . 12) utilizando para ello una analogía
"como la luz de una jarra de agua / lanzada inútilmente contras las tinieblas" (vs. 13-
fuego o la luz— al querer extinguir la oscuridad arrojando luz. Mediante este quiasmo,
"apagar las tinieblas", se expresa una situación imposible y por tanto 'inútil' y 'absurda',
(
Í
e-
(
(.
1
(
(
El "como" del verso 13 produce un tipo de comparación muy familiar en la poesía
alegría y amor
luz
memoria
tinieblas
mismo que las "tinieblas" a la "memoria" (perdida). Entendiendo con ello que los
componentes de arriba del esquema son hermosos, deseables y amenazados por sus
contrarios, los de abajo. Resulta entonces que lanzar alegría y amor a la memoria es inútil
como lanzar luz para iluminar las tinieblas; y las tinieblas de la memoria no son
como los chasquidos que hace la leña que arde. Al final de la estrofa, se califica a la
un sonido sin sentido, cuya caída carece de objetivos: "que cae y cae sin saber por qué"
inútil actuar con el de una anciana que teje para un niío muerto. "Anciana" y "lluvia"
perdido la memoria.
llevan a leer el poema como una reflexión sobre la escritura. En la segunda estrofa esto se
momento es esta analogía con la anciana que teje, resultando de ello, la afirmación de una
actividad sin sentido, que tiene un motivo inútil, perdido, olvidado y muerto. Al final, la
comparación entre "lluvia" y "escritura" es más explícita, cuando se establece una serie
'imposibilidad de escribir' no puede ser un problema particular del hablante, sino una
condición universal (expresada en el "se" del sujeto) que viene dada por la crisis de
sentido exterior.
'inutilidad' y el 'sin sentido'. Vemos cómo ante este "de nuevo", el hablante reacciona
armónico y significativo:
Y se quiere huir
hacia un pueblo donde aún es joven la vida,
y el trompo lanzaio por un niño
todavía no deja de girar
esperando que yo lo recoja,
Se universaliza la experiencia —que se expresa a través del "se", "un pueblo", "un
niño"—, lo que equivale a entender que en cualquiera existe el común deseo por volver a
la infancia. Sin embargo, el "yo" del. verso 24, que podría producir cierta discordancia
con el sujeto "se", expresa el poderoso anhelo de ser esperado en el inalterable y eterno
no permitían dar un sentido porque parecían comprenderlo todo, desde lo más alto y
lejano ("los astros") hasta lo más pequeño y cercano ("las hormigas"). La 'imposibilidad
de escribir' aparece ahora como un rumor constante que no dice nada, y en la memoria
existe un mundo ideal e inexistente al cual no se puede llegar. La solución final del
decir.
Así, la "lluvia" es "estéril eco del fin del mundo" y es "canción que tratan de
recordar / labios que se deshacen bajo tierra". Estos "labios" son metonimia por "voz de
muertos", aquellos "poetas muertos" que se apoderaban de la memoria del hablante y que
han terminado olvidando sus propias "palabras". Esa canción olvidada, la poesía, es a su
vez "lluvia" y "eco del fin del mundo". De la "lluvia" sabemos que se trata de un rumor
"inextinguible", 'inútil', que ha olvidado el sentido de lo que hace Este "eco" es también
improductivo.
Toda esta serie metafórica, donde 'lluvia' se homologa a 'escribir poesía', resulta
ser una proposición de la 'imposibilidad de escribir'. Se han olvidado los sentidos que
justificaban la escritura —así como la anciana produce un texto para un niño muerto—, y
la tradición literaria (los antepasados escritores) también tiende a desaparecer. Por último,
Twilight
(
1 Todavía yace baio el manzano
( el tílburi cansado de los abuelos.
(
( ¿Quién recogerá esas manzanas
donde aún brilla un sol de otra época?
¼.
5 El cerco se pudre.
La ortiga invade el jardín.
Alguien mira al tilburi
y apenas lo distingue
en la luz oscilante
10 entre la tarde y la noche.
Bodas y entierros
Una tarde entera luchando contra el barro
cuando íbamos al pueblo recién fundado.
Un viaje de ebrio entre la susurrante penumbra
15 esquivando las ramas enloquecidas.
Viajamos y viajarnos
aún sabiendo quc todo no puede sino terminar
en una casa miserable desde donde se mira
esa luz obstinada en pelear contra la noche.
(
Llama la atención que Jorge Teillier haya utilizado una palabra extranjera para dar
titulo al poema. Por lo ger.eral, recurre a lenguas ajenas cuando introduce algún
¼
intertexto, sea una cita o un homenaje a un poeta particular, lo que aquí no ocurre. De
manera que habría que pensar que la palabra twilight tiene alguna especial virtud sobre su
Aunque en el poema se iabla del ocaso, tanto twilight como crepúsculo designan
los dos momentos del día en que se pasa de la luz a la oscuridad, y viceversa: el
palabra, puesto que ella se compone del prefijo iwi (dos, dos veces) y 11ghz (luz), que
podría traducirse como "entre ios luces". Para el caso del español (crepúsculo, del lat.
entonces entre dos luzes y lubi icán (o entre lubricán); otro concurrente lo formó el uso
inglés que sirve para designai un tipo de carruaje liviano, de paseo, con dos ruedas
grandes, sin cubierta y tirado pr una sola caballería. Su nombre proviene del apellido de
tarde de su creación —en el siglo XIX— a América. Aquí, junto con Inglaterra, se
El crepúsculo que aquí nos ocupa es el vespertino, que empieza con la puesta del
última luz del día. La progresiva disminución de la luz ocurre relativamente rápido, lo
suficiente como para ser percibida a simple vista. Esto explica que ambos crepúsculos
sean los dos momentos del día en que se evidencia con mayor claridad el paso del tiempo.
nacimiento de algo nuevo, futuro prometedor, etc. Lo mismo con "alborear" y "aurora"73
hundimiento, ruina, decadencia. La analogía más común es la que identifica las distintas
etapas del día con los períodos (le la vida, y naturalmente el crepúsculo correspondería a
Una primera lectura del poema podría hacernos pensar en la descripción mimética
desarrollo del crepúsculo que se inicia con la puesta del sol y termina con la oscuridad
completa. En la primera estro'a hay una tenue luz que apenas permite distinguir las
formas y se dice que "oscila entie la tarde y la noche" (vs. 9-10). Ya en la segunda estrofa
una "luz obstinada en pelear contra la noche" ( y . 19). Finalmente, el cielo se oscurece del
fracaso. La "luz" en el texto, eierce una resistencia contra la oscuridad, lo que está dicho
¼.
(
(.
ç
refugiarse", "no se cansa de luchar contra la noche". Sin embargo, este vocabulario bélico
no sólo sirve para caracterizar la disputa específica entre la luz y la noche; se desplaza a
otros elementos que se adhieren a uno u otro "bando". Así, es posible advertir que
"tílburi" en los versos finales, al igual que la "luz", lucha contra la noche ( y. 25). Del lado
opuesto, la "ortiga invade el jardín" (Vs. 6 y 22). Si bien la "ortiga", en este caso, no
metáfora que compara las etapas de la vida con las del día. Si el "sol de la vida" es
decadentes. El uso del vocabulario manifiesta una inclinación hacia el tema de la muerte
(pensemos en "yace") y la vejez ("cansado", "de los abuelos", "yace", incluso "tílburi")
Además de las frases que indican 'ocaso', 'decadencia' y 'paso del tiempo': "el cerco se
pudre", "la ortiga invade el jardin", "luz oscilante entre la tarde y la noche".
una tranquilidad nostálgica que contrasta con la actividad esforzada de la segunda. Desde
esta mirada contemplativa se observa el ocaso y los elementos ruinosos del paisaje. Dos
aspectos interrumpen esta calma: 1) la pregunta de los versos 2-3: " , Quién recogerá esas
manzanas / donde aún brilla un sol de otra época?" y 2) los versos 7-8, relativos a una
"brillar", que indica 'atraer', 'destacar'. Este "brillo" es particularmente nostálgico: son
los recuerdos del tiempo perdido que resaltan ahora en la vejez de forma tan señalada y
seductora. "Sol de otra época' parece estar indicando, entonces, 'juventud perdida' y
'felicidad pasada'. Desde aquí, la dificultad para distinguir al tílburi puede ser entendida
como la falta de nitidez que ha y en los recuerdos, sobre todo si leemos en "tílburi" —el
carruaje que perteneció a los ab.ielos— un recuerdo viejo de aquellos tiempos pasados: lo
Para mediados de los ;IfiOS 50, época en que se escribió el poema, el tílburi
representaba una especie de cairuaje en desuso, por tanto, capaz de suscitar la nostalgia
y transporte, este carro era equivalente a un adorno inestable y frágil, para que la pareja
paseara, un lujo traído del exranjero, que por lo mismo, podría haber, sido el objeto
francés de una rama de los abuelos del poeta es frecuentemente recordada en esta poesia,
€
(
r
nostálgica y cariñosamente a los abuelos con este tílburi de origen europeo ` . El tilburi
vendría a ser, igual que las manzanas, un objeto atractivo, bello, que llama la atención por
su apariencia.
que ha perdido todas sus cualidades de objeto de lujo. Las manzanas esparcidas por el
suelo conservan aún su frescura (su "brillo"), pero así como la "ortiga invade el jardín" y
el "cerco se pudre", es altamente probable que éstas muy pronto comiencen a pudrirse
también. Por tanto, la pregunta por el sujeto que "recogerá esas manzanas" plantea la
que no existe alguien que se ocupe de mantener el cuidado del jardín y de la cerca. Desde
acá, la pregunta retórica por aquel que recogerá las manzanas tiene como respuesta
Parece un elemento más del paisaje. Y es justamente esta calidad objetual que
tiene este personaje lo que recuerda la existencia del otro sujeto del poema: el hablante.
Su mirada, similar a una cámara, logra penetrar en la perspectiva visual del "alguien" que
"mira el tílburi", cambio de perspectiva que produce cierta extrañeza. Tal conocimiento,
que parece un rasgo de omnisciencia, podría leerse, más bien, como interpretación de
aquello que él logra ver. Así, en lugar de informar acerca de su propia percepción, lo que
podría leerse como personal y subjetivo, se oculta tras la supuesta mirada de un tercero
cercano, quien probablemente alcanza a distinguir lo mismo que él. Dicha omnisciencia
podríamos asociar al familiar (vs. 13, 16). No aparece en el resto del poema ninguna otra
señal suya.
introduce al lector en otra escena: los viajes pasados en el tílburi, posiblemente a fines del
(
( siglo XIX o comienzos del )X (cuando recién se habían fundado los pueblos de la
t-. Frontera). Es un salto al pasado juvenil de los abuelos, cuando se usaba el tílburi, cuando
existía una familia y se estaba colonizando la región austral de Chile: todo estaba
comenzando. Este comienzo no resulta, sin embargo, feliz, o al menos, idealizado. Por el
contrario, existe una serie de impedimentos que dificultan el viaje: la precariedad de los
caminos de tierra (las ramas y el barro), la inestabilidad del tílburi, la ebriedad de los
hablante. Nada queda de la nostalgia apacible de la primera estrofa. En su lugar, hay una
suerte de descripción realista del pasado que contrasta con este "sol de otra época"
primera estrofa adquiere mayor ;olidez y fundamento. Al paso del tiempo se le agrega el
factor de uso. Si bien resulta inverosímil pensar que en este coche para dos personas
pudiera viajar una familia —no se habla de la cantidad de personas que viajan, pero el
contexto de una "boda" o un "entierro" ( y . 11) hace pensar en un grupo más numeroso
que una pareja—, el criterio de verosimilitud no parece ser lo que aquí interesa. O, mejor
La contradicción entre las implicaciones del que lleva a varios borrachos habitantes de la
Frontera a alguna ocasión solemne, por caminos rurales que vinculan pueblos recién
Lnq
expresión "viajamos" se usa tanto para el presente de la primera persona plural como para
el pasado perfecto de la misma. Así, es posible entender el viaje desde la historia familiar
o desde la experiencia humana general. Entre estos dos polos se daría una amplia gama
historia del tílburi, del dificil pasado fundacional al sur de la Frontera, de la obstinada
Las frases que componen Ea estrofa revelan esta gradación que permite entender el
viaje desde lo particular a lo general. Así, se anuncian 1) los motivos; 2) el momento, las
versos podemos comprobar que la realidad es más compleja que sólo un asunto de
idealización banal. Pero lo que aquí me interesa destacar es por una parte la
representación de los antepasados, que en el caso de nuestro poema vendrían a ser los
abuelos; los pueblos "recién fundados" y la "carreta" de la que antes hablaba.
t
modalidades, los participantes y el destino; 3) circunstancias desfavorables; y 4) reflexión
acerca de la futilidad del viaje. Las dos primeras frases se entienden fácilmente como
descripción del pasado. Las dos siguientes, en cambio, son más generales y pueden leerse
tiempo pasado); o "ramas enloquecidas", que junto con reforzar el carácter rural, se
vincula mediante la inconsciencia y el delirio con "viaje de ebrios". Otro de los sentidos
que domina la estrofa es 'trival', 'fútil', 'pobre'. Los motivos, las condiciones y el
Viajamos y viajarnos
aún sabiendo que todo no puede sino terminar
en una casa miserable desde donde se mira
esa luz obstinada en pelear contra la noche.
mirar la luz crepuscular luchando contra la noche desde una "casa miserable". La "luz",
que en la primera estrofa era juventud, pasado y felicidad, ahora sólo es "obstinada".
Nada de los "brillos" de la esrofa anterior permanecen en ésta. En esta 'lucha contra la
3-4 sufre pequeñas alteraciones en los vs. 20-21. ¿Por qué entonces insistir en los
declinante de la vida. Desde aquí, los recuerdos aparecen "iluminados" por la nostalgia.
En este sentido, la pregunta: "¿ ( )uién recogerá las manzanas /donde aún puede vivir un
sol de otra época?", resulta ser una afirmación y una confirmación de esta capacidad
embellecedora de la memoria.
Tras la segunda estrofa todos los términos de esta pregunta han cambiado. La
"otra época" es, por una parte, ese tiempo "dorado" de los abuelos y por otra, el duro
camino hacia el pueblo recién fundado. Ese "sol" es felicidad e idealización. La pregunta
por el "quién", entonces, vendría a ser una interrogante por el sujeto capaz, pese a todo,
Al igual que en la primera estrofa acá se produce un contraste entre los elementos
(el sol que "puede vivir" er, las manzanas y el "tílburi cansado"). De hecho, la
no sólo insiste en
reproducción idéntica del verso 6 en el 22: "la ortiga invade eljardin",
Lo que se incrementa con el v€rso si g uiente: la noche ha invadido todo el espacio y el día
L
no ha alcanzado a refugiarse. Podría hablarse, entonces, de dos luces (twilight): la luz
crepuscular (que será vencida por la noche) y la que "puede vivir". Si la luz que 'lucha
contra la noche' ha terminando por desaparecer, quedan dos fuerzas luminosas que siguen
resistiendo a la noche: un sol que aún puede vivir en las manzanas y un "tílburi cansado"
recuerdos.
Ahora parece quedar más clara la pregunta y la respuesta por el sujeto capaz de
"recoger las manzanas". Al afirmarse la existencia del "sol de otra época", pese al
implica que no es la realidad del pasado lo que importa —pues ya se sabe que todo
termina "en una casa miserable desde donde se mira/ esa luz obstinada en pelear contra
Así, ambas luces (iwilignt) luchan contra la muerte. Respecto a la primera luz —la
existencia humana, la vida—, s habla de una lucha obstinada pero inútil, pues se conoce
el final (la "casa miserable"). La segunda luz, la escritura, también lucha contra la
que ofrecen los recuerdos. El hablante se hace modelo del "poeta" quien observa,
describe y afirma ser aquel que recoge la "luz de otra época". Desde acá, la escritura, en
una relación necesaria entre lo elementos. La felicidad podría ser la luz de un barco que
se ve aparecer entre las olas, la luz de una casa que se encuentra por casualidad, el
silencio entre dos voces, la distancia entre dos sonidos y el espacio entre dos situaciones
los casos es muy breve. La lu del barco que aparece y desaparece según el movimiento
de las olas es un acontecimiento que dura unos pocos segundos. Ademas, la comparación
que aquí se hace entre las Olas y la vida -". . . esa luz que aparece y desaparece / en el
oscuro oleaje de los años" (vs 6-7)----, denuncia una concepción de la vida no muy
confortante: oscura como las olas y lenta como una cena mortuoria.
el movimiento. Si el barco es una luz que se mueve en el oleaje, ni la luz de la casa ni las
colinas se mueven, pero silo hace quien fatigado por la desilusión creyó "que no quedaba
sino andar y andar" (y . 10). Quien tenga esta experiencia dichosa verá aparecer la luz de
la casa tan inesperadamente corno el que ve aparecer la luz en el oleaje. Así, la felicidad
cual la felicidad es "un leve deslizarse de remos en el agua" ( y . 4) "bajo un cielo nacido
tras la lluvia" (y . 1). El cielo despejado contrasta con la oscuridad del temporal, y la
felicidad se conecta con la particular iluminación que tiene el cielo después de la lluvia.
Junto con ello, la felicidad 'no es sino un leve deslizarse de remos en el agua",
colinas (y . 9).
desdichada, al menos, por un liempo breve. La felicidad aparece en los primeros versos
nocturna, y en una cena tras les entierros: la tranquilidad triste del luto después de la
Sin embargo, las situaciones siguientes (vs. 11-20) no son variantes de esta
"tranquilidad tras la lluvia". Incluso, podría decirse que carecen de positividad. Se trata
de intersticios temporales entre dos situaciones: "El espacio... entre" (vs. 111-12), "La
distancia entre" (y . 15) y "El espacio entre" (y . 18). El primero corresponde a un breve
ese alguien como la revelaci3n del "verdadero nombre de las cosas / con sólo
nombrarlas" (vs. 13-14). Los dos ejemplos siguientes carecen, en cambio, de valoración,
segundo caso, corresponde al tiempo entre dos sonidos: "el tintineo de la campanilla / en
el cuello de la oveja al amanecer" (vs. 15-16) y "el ruido de una puerta cerrándose tras
una fiesta" (y . 117). Los sonids son muy distintos entre sí y además corresponden a
concluido). Así, la distancia entre dos sonidos puede entenderse fisicarnente, es decir,
situaciones bien distintas, que nada tienen en común, coinciden temporalmente. Así,
término a una fiesta que ha dnTado hasta esas horas. La distancia semántica pudiera ser la
1
diferencia que existe entre dos perspectivas del amanecer: el comienzo y el fin de la
jornada; la distancia física, una oposición espacial entre el exterior (el campo) y el
interior de la casa.
sonidos, como en los casos anteriores, sino a un espacio entre dos situaciones totalmente
inconexas entre sí. Uno es "el grito del ave herida sobre el pantano" ( y. 18) y el otro, "las
alas plegadas de una mariposa en calma / sobre la cumbre de la loma barrida por el
viento" (vs. 19-20). Como se v, en uno hay movimiento: el grito del pájaro y se deduce
su posterior caída al agua; y en el otro, inmovilidad: una mariposa detenida. Hasta podría
decirse que son situaciones inversas: acción del animal y naturaleza detenida, acción de la
naturaleza e insecto detenido. Por inversión o inconexión, no existe mayor vínculo entre
entre acontecimientos o entidades. Pero son todos sorprendentes. El silencio entre lo que
cencerro de un animal que comienza a pastar y el ruido de una puerta que se cierra tras la
fiesta, la experiencia común nc percibe "distancia". Y cuál es la relación que hay entre
el grito de un ave y una mariposa en calma, sobre todo si consideramos que están en
lugares distintos?
encontrando así silencios, int rsticis temporales que no son percibidos normalmente.
Pero, por el contrario, se detiene el tiempo al experimentar el espacio independientemente
la mirada al fijar la atención en estos espacios "vacíos". En poder captar, aunque sea por
un segundo, la luz del pequeño barco que aparece y desaparece en el vaivén de las olas.
como dibujar en la escarcha, es ribir el nombre en la tierra húmeda y atrapar una plumilla
de cardo77 . Y el placer parece sur doble: por una parte consiste en detener el tiempo, y así
momento la huida de toda una estación" (vs. 26-27); por otra, disfrutar de ver al tiempo
deshacer la obra infantil: "dibujar en la escarcha de los vidrios figuras sin sentido
sabiendo que nada durarían" (vs. 22-23). La conciencia de la destrucción que ocasiona el
1
contra el tiempo; pero, paralelamente, opera un placer doloroso en esta contemplación de
la ruina y el desmoronamiento.
brevedad del tiempo adulto, que no es feliz. De hecho, la felicidad parece ser posibilidad
exclusiva de la infancia, puesto que ella "fue" y "era" (vs. 21, 28). Ahora, en la edad
madura, sólo es posible "reunir sus recuerdos, / así como el niño castigado en el patio /
encuentra guijarros con los cuales forma brillantes ejércitos" (vs. 33-35). La comparación
Así, ese día "que no es ayer ni mañana" no es temporal, no es real, sino que
corresponde al tiempo de los iecuerdos, a los cuales se puede recurrir las veces que se
desee. Por ello "siempre podremos estar..." en ese tiempo feliz, "mirando el cielo nacido
tras la lluvia, / y escuchando a lo lejos / un leve deslizarse de remos en el agua" (vs. 37-
39).
una experiencia pasada, recuperable sólo mediante el recuerdo. El centro del poema,
en el pasado no lo fue.
por el agua equivale a una especie de medición temporal y espacial; viene a ser una suerte
de reloj que marca rítmicamente el paso del tiempo, transcurso que se evidencia en su
desplazamiento.
pasos durante la caminata noctuina ( y 10), e incluso, se ven presentes en los objetos a los
que refiere "el verdadero nombre" de las palabras "álamos" y "tejados". Ambos
además de la regularidad de las hileras que suelen formar en las lindes de los potreros,
c
(
1 u-+
El 'remo en el agua' puede entenderse como una metáfora del tiempo. Hay una
especie de marcapaso que regua a su vez las distintas imágenes o ejemplos que presenta
felicidad es, por el contrario, uii intento de permanecer en un instante. Como el remo, las
olas, los pasos, los tejados, los álamos, la temperatura que deshace las figuras en el
vidrio, el avance de las estaciones, el movimiento de las estrellas.., todo ello cambia y se
(
Normalmente de zinc en el sur de Chile.
(.
/
CAPÍTULO III
MITO E HISTORIA
"Mito" e "historia" son dos formas distintas de relacionarse con el tiempo. Mircea
que somos en la actualidad. Po remontarse al tiempo en que vivían los Dioses, entrega
pasado originario o fundacional, sino que se vuelve a él en los ritos cada vez que
establecemos contacto con los dioses. Por "historia" o "tiempo real" se entiende el
nuestra identidad: "La historia no es un peso muerto, sino el vinculo que nos une al
los estadios de progreso del objetivo general de su poesía: el tiempo que hemos llamado
llegado tras la fusión de tres razas que dieron origen a la zona cultural de la Frontera. El
primer poema que analizaremos, "Los conjuros" (de El árbol de la memoria, 1961), se
posiciona sobre un conjunto de ritos que se celebran durante la Noche de San Juan. La
adoradoras del día más largo y lambién cristianas que festejan al Santo), mapuche (el Año
Nuevo y el día en que las machis renuevan sus poderes) y chileno (los ritos paganos para
averiguar la fortuna).
En este intento por dar a conocer la visión má gica que tienen de la realidad los
Teillier, Jorge, "Nuestro ocuho racismo", Puro Chile, Santiago, 24 de julio de 1970, p.
7.
82
Como lo muestra Nial! Binns en su libro, el criterio de Teillier para afirmar a sus
"padres literarios" es la cercanía con lo vernacular. En La poesía de Jorge Teillier: la
tragedia de los lares, op. cit., pp. 15-30.
¼.
(
107
tampoco haberlo estado alguna vez. El hablante de "Historia de hijos pródigos" (en
Poemas del país de nunca jwns, 1963 y Muertes ya maravillas, 1971) al recordar su
A pesar de ello, por tener esos recuerdos y una historia personal, puede acceder al
hacer parte de la tradición mitk;a, y de esta forma se logra producir el anhelado sentido.
De la misma manera como en el ritual mítico se vuelve una y otra vez a experimentar el
tiempo del origen, en esta recuperación del pasado adolescente mediante la poesía
volvemos a sentirnos parte de una comunidad más amplia que trasciende lo individual y
explica nuestros actos a la luz de grandes acontecimientos como son La Última Cena, el
Los conjuros
A Enrique Rebolledo
Ya no reconozco mi casa.
En ella caen luces de estrellas en ruinas
como puñados de tierra en una fosa.
Mi amiga vela frente a un espejo:
20 espera la llegada del desconocido
anunciado por las sombras más largas del año.
L
¡
religioso". Por una parte, la fecha establecida por la Iglesia para conmemorar al Santo
coincide en Europa con el solsticio de verano, mezclándose de esta manera las prácticas
caso de los países de América de Sur, estos ritos europeos se integraron a las
celebraciones americanas del solsticio de invierno, la noche más larga del año, y que en
Chile coincide con el Wentripaiitu, la celebración del Año Nuevo mapuche: "...el tiempo
en que vuelven a crecer los días hasta el día más largo; año nuevo político" 84 . Por último,
"para las machis es también un día muy especial porque ese día renuevan ritualmente sus
poderes"85.
Jorge Teillier comenta que él nació "un 24 de junio de 1935, año y día de la muerte de
Carlos Garde!, fecha en que los mapuches celebran la llegada del Año Nuevo, y los
campesinos europeos empezaban las tareas de la esquila y encendían fogatas para
prolongar el día", en "A manera de prólogo", Prosas, op. cit., p. 72.
Augusta, Félix José de, Diccionario Araucano--Español y Español—Araucano,
Imprenta Universitaria, Santiago, 1916, en Foerster, Rolf, Introducción a la religiosidad
mapuche, Editorial Universitaria, Santiago, 1995, pp. 100-101.
(
Foerster, Rolf, op, cit., p. 101.
L Foerster agrega que le parece "muy reveladora la conjunción entre las
manifestaciones rituales mapuches y las campesinas, propias de la fiesta de San Juan:
azotes de árboles, baños nocturnos, sacadas de suerte, comidas típicas, etc. Se puede
1_o
hogueras durante toda la noche, creer que las aguas que se toman en la noche de San Juan
son beneficiosas, que las hierbas tienen propiedades curativas y ahuyentadoras de los
malos espíritus y que brillan tesoros escondidos que pueden ser descubiertos. Existen
varios rituales que permiten conocer el futuro próximo en lo que al matrimonio, viajes y
muerte refiere, los que se llevan a cabo a la medianoche. Así, se dice que a esta hora
florece la higuera y al que intenta mirar este fenómeno se le aparecen fantasmas que se lo
impiden. Aquel que logra superar esta asustante prueba puede estar seguro de su buena
fortuna. Se cree, además, que aquel que se mira al espejo esa noche, al sonar las 12, verá
La noche de San Juan es, además, la oportunidad para descubrir los "entierros",
que son los tesoros (dinero y joyas) que se escondieron bajo tierra durante la
hacer una historia de este proceso. el predominio ritual mapuche es sumergido —por así
decirlo— por el campesino hisano—criollo, para continuar en los últimos años, gracias
al accionar de organizaciones mapuches urbanas, con el florecimiento de lo mapuche en
la celebración, rescatándose así lo propio de los rituales del solsticio", op. cit., p. 101.
6
Vicuña Cifuentes, 'Día y noche de San Juan", en Mito y supersticiones, Nascimento,
Santiago, tercera edición (version revisada y aumentada por el autor), 1947, pp. 187-192
1..!
por los vencedores. Aún cuando probablemente todas esas riquezas hayan sido
desenterradas, se sigue pensando en ellas; y a los entierros de ese entonces se les agregan
los que habrían ocultado viejos avaros y personajes similares. Se piensa además que los
entierros sin dueños vivos son custodiados por los brujos, asignándosele a cada uno de
ellos un entierro a su cargo. "Si el brujo muere, el entierro queda sin protector hasta que
aquelarre que tiene lugar despué- de producido el fallecimiento. Los entierros que quedan
transitoriamente sin guardadores, y los que todavía no están bajo el poder de los Brujos,
por no haberse cumplido un año desde la muerte de sus dueños, son los que el pueblo
denomina entierros huachos" 7 De ahí que el pueblo, premunido del único remedio
contra los brujos, la sal, intente urlar su protección o apropiarse de aquellos sin custodia
la Noche de San Juan, ya que este día es cuando los "entierros" se dejan ver. Los unos
"suenan", dejando oír ruidos subterráneos, y los otros "arden", emitiendo luz o
llamaradas.
más popular de esta zona —junio con Francisco de Asís— es San Juan Bautista. Según la
mitología popular, "Una vez que el Santo, en el día de su fiesta, se preparaba para subir a
caballo e ir a parrandas, Dios le mandó un sueño invencible para librarlo de dar este mal
paso, y diz que San Juan se lo pasó durmiendo dos días arreo. Cuando, al despertar, supo
por los apóstoles que su día era pasado, tuvo un grandísimo despecho". Cavada comenta
la leyenda diciendo: "Con esta absurda e impía creencia pretenden los libertinos justificar
lA
El poema incluye g n -pane de los rituales que se realizan en la Noche de San
Juan. Aparece el temor a los brujos 'i las forma de prevenir sus maleficios (vs. 1-3); la
creencia en los "entierros" y el deseo de apoderarse de ellos (Vs. 4-7); el supuesto que los
"entierros" se dejan ver mediarte llamaradas (vs. 6-7); los encantos para averiguar la
floración de la higuera a la medianoche (vs. 8-9); la aparición del Diablo a esa hora,
entierros—, pero también se cejan entrever otras creencias que integran el supuesto
religioso de la cultura popular del sur de Chile. Por ejemplo, la existencia de brujos o
entidades malvadas que conviven diariamente con el hombre común. Estos mismos
kJ
L
(
t
Cavada, Francisco, Chiloé y los chiloles, Imprenta Universitaria, Santiago, 1914, pp.
156-157.
1113
brujos que han pactado con el Diablo son los que se oponen al encuentro de los
mitológicos: los animales "hundidos hace milenios en los pantanos" (y. 11)89
y los
"chimalenes" ( y . 12), que según Jorge Teillier son, para los mapuches, los espíritus
protectores del ganado 90 . Por otra parte, en la concepción religiosa de los mapuches, las
aves se relacionan con cualidades positivas o negativas, siendo de este segundo grupo las
° Estos "animales" podrían estar haciendo referencia al "cuero del diablo" (tr&kewekufe)
o al Millalobo ("lobo de oro"), ejemplos ambos de animales milenarios que habitan los
pantanos.
Jorge Teillier en una nota final explica que este poema "surgió alrededor de mitos y
supersticiones de La Frontera. Los chimalenes (anchimallines, como dicen algunos) son
espíritus protectores del ganado para los mapuches". En El árbol de ¡a memoria
Imprenta Arancibia Hnos. Santiagc, 1961, p. 45.
En cambio, según Martín Alonqueo, el
"chimalen" o más propiamente "anchimalen" ("niñita con luz"), es un pequeño ser
invisible formado "de un huesito Je la falange de los dedos del pie de una guagüita
Como consecuencia de esta miniatura, su tamaño es chico de aspecto raquítico ( ) y es
detectable sólo de noche por su fosforescencia que irradia y hace que sea visible al andar,
porque al caminar abre su boca y al abrirla deja traslucir unas lucesitas (anchi) entre los
dientes. De esta forma se hace visble y su principal papel es desempeñar y cumplir la
tarea de mozo de los brujos y se alimenta de sangre humana (...) Cuando lo envían como
mensajero recorre sendas y más sendas y caminos durante la noche; al caminar va dando
saltos y vueltas como remolino per la luz que le sale por la boca". Véase Alonqueo
Piutrín, Martín, Mapuche ayer-hoy,
Editorial "San Francisco", 1985. p. 111.
aves agoreras —por ejemplo, las lechuzas (y . 22)—, que anuncian muerte o desgracia y
son utilizadas por los brujos para llevar a cabo sus fechorías9'
Tanto la "sal" (y . 2) como los "conjuros" (título del poema) son fórmulas para
contrarrestar los poderes de los brujos. En el acto de "lanzar puñados de sal al fuego", los
supersticiosos buscan librarse de este mal, lo mismo que al proferir el conjuro. Según la
a través de formas ritualizadas, las cuales tienen para sus actores, los emisores y
receptores, una dosis de indesc:frable secreto mágico, que mientras más grande sea hace
iij
Como se ve, en el poema aparece este sincretismo cultural y religioso, del que
L
91
Alonqueo, ibid.
t
1
mundo natural, de modo que ante los rituales paganos y la presencia demoníaca, los
temor general en los animales: as ovejas huyen del corral, los perros aúllan y los seres
mitológicos dejan oír nuevamente ecos de los gemidos que en un tiempo inmemorial
emitieron (hace milenios). Otros seres mitológicos, los "chimalenes", intentan dar orden
al caos que se ha producido en el ganado, reuniendo ".. . las ovejas / que huyeron del
Esta concepción mágica del mundo se potencia la Noche de San Juan, cuyo
clímax ocurre justo a medianoche: momento en que sucede algo tan maravilloso e
Así, el poema comienza relatando las actividades que se realizan en tal fecha —las
con el fin de la celebración a la llegada del alba. Las higueras que "se visten para la
fiesta" (y . 9) terminan siendo 'las higueras de luto" ( y . 22). Del fuego al cual se han
lanzado "puñados de sal" ( y . 2) para evitar los maleficios de los brujos, sólo quedan
rescoldos con "huellas de manes de brujos" ( y . 23). La magia tuvo lugar en la Noche de
92
Dannemann, Manuel, "Cultwa y sociedad del conjuro de las doce palabras redobladas
en Chile", Simposio Rito y Misterio, La Coruña, 1991, Ed. Universidad de La Coruña,
1992, pp. 171-178.
e.
116
Sin embargo, tres versos del poema impiden leerlo solamente como el comienzo,
auge y final de la magia durante la Noche de San Juan. Si bien el entorno que rodea al
hablante es claramente el de la superstición —hay temor a los brujos vecinos; sus amigos
Ya no reconozco mi casa
En ella caen luces de estrellas en ruinas
como puñados de tierra en una fosa.
despiden las "estrellas en ruinas" caen sobre su casa. La imagen no puede ser más
comparado con un entierro, donde su casa corresponde al muerto y las luces a la tierra
que se lanza en la fosa. Se ha c;aído el cielo y con éste su propia casa. Lo que presencia el
hablante es el entierro de su hogar y la caída del cielo mágico, es decir, es espectador del
Así, mientras la Noche de San Juan es para su entorno una ocasión de brujerías,
para él es una noche en ruinas, la noche en que fallece la magia. El primer 'duelo del
mundo má gico' ocurre al final del poema al terminar la celebración de la 'Noche de San
Juan'. La fiesta comienza con los preparativos para presenciar la revelación de la magia y
termina a la llegada del alba, Así. en las tres primeras estrofas, la 'Noche de San Juan' es
para el entorno del hablante la 'ecpectativa de la magia': se teme a los brujos y se espera
animales. Lo mismo vemos en los rituales que realiza la amiga (o amada), quien también
Al otro día, las huellas de las manos de brujos y la presencia de las lechuzas
indican que sí hubo magia, pero que ésta ya ha concluido. Tenemos, entonces la primera
'muerte de la magia', cuando en los restos de la fiesta se evidencia que ésta ha terminado,
que ésta tuvo lugar. La 'Noche de San Juan' ha muerto para todos y las higueras están de
luto.
dice relación con el entierro de su casa y la caída de la noche mágica. Mientras los demás
esperan hallar tesoros y ver refl atada la buena suerte en el espejo, al hablante se le cae el
mundo mágico sobre su casa. Esta 'muerte de la magia' ocurre de forma espectacular, o
más bien, de forma mágica: luces de estrellas en ruinas que caen sobre su casa le impiden
reconocerla. El 'duelo por lo mágico' ocurre primeramente en los versos 16-18, cuando
se entierra la noche y la casa en la fosa y al final del poema, cuando despierta con
"hierbas y tierra" en sus manos: los residuos que confirman que la magia ha sido
enterrada.
t)
El último verso del poema explica la diferencia entre la 'Noche de San Juan' para
el entorno que rodea al hablante y su propia experiencia de esta 'Noche'. Todos creen y
participan de los ritos de este mundo mágico. El hablante, en cambio, confiesa que el
él.
II
III
L
55 La madre apaga el fuego de la cocina y lleva a la niña a su lecho.
El temporal habla a la casa en un lenguaje que olvidamos.
El padre nos acoge, pero no lo reconocemos.
Quizás nuestros rostros queden en el espejo, junto al último
caballo de la tierra y una muchacha que no ha nacido.
60 Hemos consumido el fuego y el vino.
Los caminos que van a la Ciudad nos esperan.
-k
con un poemario titulado "Cuadernos del Hijo Pródigo". Este texto se publicó tres años
más tarde bajo el nombre de Cr5nica del forastero. En una entrevista en 1966, Teillier se
refirió al contenido del libro como el de una "autobiografía mítica" cuyo "tema de fondo
Años antes, Teihier haba publicado en Poemas del País de Nunca Jamás (1963)
grandilocuentes, resultando una versión mucho más austera. La diferencia más evidente
es tal vez el cambio del plural al singular que transforma el título original en "historia de
f
un hijo pródigo". Esta particularización de la "universal historia del hijo pródigo" es sólo
visible en el uso del indefinido "un" (cualquiera, incluso "yo"), puesto que la voz poética
al interior del texto se mantuvo en plural. En otras palabras, la universal historia del hijo
pródigo es ejemplificada esta vez con un caso concreto, el del poeta, quien pese a ser
reconocimiento del lugar al palpar las paredes. El hablante describe la casa y los
momento se produce aquí el reencuentro entre el hijo y su padre. No hay festejo sino
"la
silencio ( y . 7). No hay personajes reales, parentela, sino presencias fantasmales:
sombra de una muerta / quiere comunicarse con nosotros" (Vs. 10-11). No hay
su intertextO, que los únicos lazos que permiten recordar su origen textual son el título y
el motivo del regreso al hogar. Incluso este último tampoco es un "real" retorno a la casa
En su vuelta al hogar, el hijo se encuentra con "una niña que aún no sabe hablar"
y que "sigue hablando con su sombra" (Vs. 8-9). Esta contradicción puede explicarse de
la siguiente manera: los niños pequeños pese a no saber hablar se comunican, "lalean".
ausente y al regresar descubre que ella —si gue hablando con su sombra". La "muerta" del
10 po±ia ser un personaje que falleció mientras el hijo estuvo ausente o que ya
había muerto cuando éste aún no abandonaba el hogar. Cualquiera de estas dos
bajo el rótulo: 'campo del sur en invierno'. El temporal y las manzanas indican 'invierno
del sur'; los "postes del telégrafo", los caminos "vastos y desnudos" y el corral señalan
temporal y la luna. Sólo el recuerdo puede agrupar momentos tan incompatibles como el
primera mirada es la del hijo entrando al dormitorio. La tenue luz de la vela permite
niños jugando en las calles de la aldea. La palabra "tren" sitúa el punto de observación al
entonces, que la perspectiva salta del interior del dormitorio de la casa a las calles del
muestra la casa y un sendero. El lugar del enfoque va cambiando según la asociación que
sugieren las palabras, tal come sucede en la memoria. Y las diferentes escenas no sólo
están situadas en distintos lugares (dormitorio, calle, tren, etc.) sino en distintos
momentos de la historia pasada: se estuvo en las calles del pueblo y después se miraron
esas mismas calles desde la ven:.anilla del tren sin bajarse en la estación.
del texto de la anterior —que habíamos definido como el regreso nostálgico del hijo al
proviene de la expresión coloquial, "no me hallo", que dice la incomodidad que produce
tono afectivo que contrasta abiertamente con la indiferencia del tono anterior. Recién
tercera parte del poema. La madre, quien "lleva a la niña a su lecho" (y . 55), implica una
madre joven o al menos, con hijos pequeños, lo que hace pensar en los recuerdos del
hablante. En la primera versión, el vínculo entre la niña que "sigue hablando con su
sombra" y la que es llevada a dormir por la madre está mucho más claro que en ésta,
( (1963), la última estrofa iba antecedida de un verso que en la versión de 1971 fue
eliminado. La estrofa comenzaba con "La niña ha callado" y seguía con "La madre lleva
Las labores y gestos que realizan los padres son bien comunes en una casa del sur
de Chile: ella hace pan y él sire el vino. Pese a lo corriente de estas actividades, están
sacar el pan del horno es comparado con el de una matrona: el pan es un "recién nacido"
Resumen
Los tiempos verbales cte esta primera parte comienzan en presente y así se
mantienen durante las cuatro pimeras estrofas. Sin embargo, sólo las tres primeras (VV.
1-18) corresponden directamente al tema del 'retorno al hogar'. La quinta (vv. 19-30),
por su contenido, corresponde a los recuerdos que el 'retorno al hogar' suscita en los
"hijos pródigos". La memoria aparece metaforizada por un espejo que refleja escenas de
indiferente.
en sus recuerdos, de manera que es posible hablar de un doble retorno al pasado: 1) esta
a dormir a la niña y apaga el fuego de la cocina". En esa versión, pues, la niña que
hablaba con su sombra en los versos 8-9, era la misma que lleva la madre a dormir.
visita a la casa paterna (evocación) y 2) la visita al espejo (recuerdos de infancia y
espera pero que no podrá dormir. La visita de este hijo pródigo, a diferencia del de la
los recuerdos puede existir una habitación, incluso un sueño que lo espera, pero no se
Aquí termina la primera parte, que hemos llamado el 'regreso al hogar mediante el
recuerdo'. Nos parece que el centro del poema es la expresión 'nostalgia' que se actualiza
mediante los componentes que tiene la frase 'hijo pródigo'. La 'nostalgia' en esta primera
ifi
La presencia de "velas encendidas" merece mayor detención. La primera
aparición del verso "Aquí se encienden velas" ( y . 1) parece ser una atención al carácter
rural de la casa a la que ha regresado el hijo. Son varios los elementos que insisten en los
aspectos campesinos y sureflc's de la casa: la madera, los manzanos, los postes del
telégrafo, la falta de electricidad, etc. Esto se hace más claro con la segunda ocurrenciade
1
la frase, en el y . 19, al aparecer inmediatamente después de una estrofa en que se ha
además de destacarse la permanencia de las costumbres rurales, las velas son el acceso al
mundo de los recuerdos. Al ilurninarse el espejo (vs. 19-20) con esta "luz del pasado"97,
memoria encendida. Así, cuand al final de la estrofa se anuncia que "el último caballo
de la tierra" y "una muchacha que aún no nace" quieren que se Uaguen las velas, se
lo que esperan dos personajes que aparecen contrapuestos: "el último caballo de la tierra"
(el pasado) y "una muchacha que aún no nace" (el futuro). El pasado está representado
aquí por un medio de trabajo campesino ya en desuso (al haber sido reemplazado por la
máquina). El futuro es un provecto embrionario que dice relación con las perspectivas
entonces, en el ámbito de la femineidad, del futuro erótico del hablante. También puede
leerse este "último caballo" como futuro, en el sentido de lo que aún no existe pero está
por venir, un futuro apocalíptico y epigonal. En todo caso, lo que parece quedar claro es
que tanto el trabajo como el erotismo son contrarios a la nostalgia y los recuerdos. Si bien
es lógico pensar que trabajo y amor requieren de una atención presente, dejando de lado
las nostalgias pasadas, no se entiende del todo cual es la necesidad de hacerse cargo de la
el tiempo embellecido por la nostalgia pese a saber que en el pasado lo que hoy se
un solo momento
ventana
Por una parte, se comparan los términos de arriba del esquema por el elemento de
'enormidad' que ambos comparen ("vía láctea" y "el tiempo verdadero") y los de abajo
de "ventana" y "vía láctea", acentuada por el hecho visual de que lo pequeño puede
nocturno.
y . 48).
acotado, incluso muy breve: dura "un solo momento de esta herrumbrosa noche" (
El tiempo verdadero es para el hablante "El tiempo donde todos bebíamos al final
tiempo del que habla el poeta no puede ser su historia pasada, ni ningún otro tiempo
completa que cumple una función social regular y ordenada. Existe una jornada de
domésticas (mujeres al cuidado de niños y del hogar). Se aprecia armonía entre el hombre
y su entorno: con la naturaleza los árboles) y el cosmos (las constelaciones). Para decir
esto se hace uso de la idea pitagórica: la creencia en que cada esfera celeste produce su
De este tiempo, al que llama "verdadero", "nos vienen las semillas del pan y del
vino". Podría tratarse de cualquier tiempo remoto, lo suficientemente arcaico como para
ser origen de alimentos tan antiguos como el pan y el vino. Pero probablemente no es la
data histórica lo que aquí interesa, es decir, no hay una intención de fechar
cronológicamente ese momenD (el del "tiempo verdadero"), sino destacar su origen
inmemorial.
Por otra parte, el "pan" y el "vino" además de ser alimentos de larga tradición,
en el cuerpo y sangre de Cristc el pan y vino ofrecido en el altar: Y el padre ofrece el vino
(y . 40). Así, la Misa no sólo ecuerda el sacrificio de Cristo en la Cruz. Se vuelve a ese
momento cuando bajo las especies de pan y vino, Cristo se halla verdadera, real y
Iglesia Católica.
El mito al ser una historia del origen explica cómo se llegó a ser lo que se es en la
actualidad; algo en el mundo cambió que dio origen a lo que somos ahora. En este sentido
que vivían los Dioses o los Seres Sobrenaturales y cuenta cómo ellos dieron origen al
Mundo actual. El mito cobra vida cuando entrega modelos de conducta y significación a
por medio de los rituales, reproduciendo el gesto arquetípico del Dios Creador, se vuelve
vino..." (y.
mediante la ofrenda del pan y del vino: "Porque nos han ofrecido el pan y el
46). En la primera versión del poema, la relación con los especies sacramentales se hacía
f
t Cfr. Mircea Eliade,Mitoy reí didad (1963), op. cit.
ç
f.
del vientre tierno de la cocina.
El padre ofrece el vino
y los vasos se alzan con un gesto inmemoria199
realzaba aún más la diferencia entre la estrofa quinta (la declaración de desarraigo de los
hijos pródigos) y esta última, produciéndose con ello un notorio contraste entre el tono
neutral de los "hijos" y este cuadro ritual y mítico. Además, en la segunda parte (que con
la versión de 1971 sufrió una drástica reducción) se establecía un claro nexo entre esta
escena y la experiencia del "tiempo verdadero". En el listado de causas que motivaban tal
Eliminando el verso ("y los vasos se alzan con un gesto inmemorial"), la estrofa
maternales que hay en la pnparación del pan. En esta nueva versión, el carácter
mitificador de la memoria sólc entra en funcionamiento a partir del verso 46, donde al
ordenar los recuerdos en la memoria se los llena de un sentido trascendente dando origen
al mito:
(
t El subrayado es nuestro.
(
Porque nos hanecido el pan y el vino,
así como toda la vía láctea cabe en el cuadrado de la ventana,
cabe en un solo momento de esta herrumbrosa noche
primera parte en una escena mítica. Los contenidos de 'pureza' e 'inocencia' que se leen
en "pan" a través de la metáfora del "recién nacido", desde la lectura del intertexto
'transubstanciación'.
Resumen
En la segunda parte, la 'nostalgia' permite acceder del tiempo verdadero. El 'hijo
100
El subrayado es nuestro.
tiempo originario o mítico. Este tiempo, naturalmente, puede no tener ninguna relación
IV
momento en que abandonó el hogar. Así, la 'nostalgia' anterior aparece negada cuando el
'hijo pródigo' hace 'abandono del hogar'. El recuerdo en la primera parte terminaba con
los preparativos de una cena cotidiana y familiar. Ahora, esta cena ha concluido: "La
olvidamos. / El padre nos acoge, pero no lo reconocemos" (Vs. 56-57). Esta suerte de
"Los caminos que van a la Cuidad nos esperan" ( y . 61). Los 'hijos pródigos' abandonan
por segunda vez el hogar, esta vez el que se conserva en la memoria. Dejan el pueblo
natal y buscan los caminos que conducen a la ciudad. En el contexto bíblico del poema,
seria lo que en suma todos buscamos, motivados por la nostalgia y la poesía que nos
'regreso' y el 'abandono' del hogar. Se regresa al hogar por nostalgia y se lo deja porque
allí uno no "se halla". El únic. lugar posible de habitar no es el "hogar real"; tampoco el
"hogar evocado" ("en donde espera un sueño / que en vano intentará cerrar nuestros
ojos", y. 6); es el "hogar mítico" (donde esperan mujeres, niios y frutos dormidos).
espejo, puede ser que aquí se grabe su imagen "junto al último caballo de la tierra y una
CAPÍTULO VI
LA POLÍTICA
Uno de los problemas más polémicos durante los años 60', como se vio en la
introducción, fue el tema del compromiso artístico y político. Jorge Teillier publicó, en
revistas y periódicos, artículos lii erarios que destacaban el compromiso de los autores de
su predilección con la literatura y con una suerte de fidelidad a sus principios rebeldes y
críticos del sistema capitalista. Si bien en algunas crónicas que publicó en Puro Chile dio
cuenta de su apoyo al gobierno de la Unidad Popular, también es cierto que fue bastante
cultural. Acusó aquí a los escritores de la "Generación del 50" de acomodados, burgueses
y cosmopolitas por su deseo de abandonar el país para hacer "carrera" (política, literaria y
1.
L
situación política, acomodan sus proyectos e intereses. Ve en el emigración de los
escritores del 50' a Europa -ti as el fracaso de la izquierda en las elecciones de 1964
preocuparse por su futuro personal, en lugar de luchar por el futuro del país en el país.
sujeto político, pero también debía mantenerse al margen de intereses personales. En ese
"mantenerse al margen" ("el poeta es un ser marginal" 03 , afirma Teillier) está la clave de
su pensamiento: 'De una u otra manera en esta sociedad el poeta es un rebelde, entregado
"poesía social":
iq
O3
"Espejismos y realidades de la poesía chilena actual", Plan, Santiago, N°27, junio de
t
Pero yo era incapaz de escribirla, y eso me creaba un sentimiento
de culpa que aún ahora suele perseguirme. Fácilmente podía ser entonces
tratado de poeta decadente, pero a mí me parece que la poesía no puede
estar subordinada a ideología alguna, aun cuando el poeta como hombre y
ciudadano (no quiero decr ciudadano elector, por supuesto) tiene derecho
a elegir la lucha a la torre de marfil o de madera o cemento. Ninguna
poesía ha calmado el hambre o remediado una injusticia social, pero su
belleza puede ayudar a sobrevivir contra todas las miserias. Yo escribía lo
que me dictaba mi verdadero yo, el que trato de alcanzar en esta lucha
entre mí mismo y mi poesía, reflejada también en mi vida. Porque no
importa ser buen o mal poeta, escribir buenos o malos versos, sino
transformarse en poeta, superar la avería de lo cotidiano, luchar contra el
universo que se deshac, no aceptar los valores que no sean poéticos,
seguir escuchando el ruiseñor de Keats, que da alegría para siempre".
para lograr un fin que se estima superior, la transformación social, la "lucha y liberación"
instrumentalización de la literatura es la que critica Teillier, quien cree que el propio fin
Sin embargo, Teillier hizo las acusaciones a la dictadura militar en sus propios textos
1978).
Teillier no sólo pone en duda la iabilidad de esos sueños, sino que muestra el peligro de
1.
O llega a través de barriales
r a las reducciones de sus amigos mapuches
cuyas tierras se achican día a día,
10 para hablarles del tiempo en que la tierra
se multiplicará cmo los panes y los peces
y será de verdad para todos.
Cuando Jorge Teillier en 'tos poetas de los lares" (1965) describió la poesía en
(.
relación con la historia pasada dijo que "los antepasados y los parientes aparecen en esta
LN
la mayor parte de las veces, o personajes concretos: los "padres" y "madres" de los
están los padres y madres concietos de los demás: de los amigos, los poetas conocidos,
etc. En cuanto al personal ámbii o familiar del poeta textualizado, prácticamente no existe
examinaremos aquí, este muy citado "Retrato de mi padre, militante comunista" (en
Muertes y maravillas, 1971). El resto son referencias al pasar y por lo demás, escasas"-'.
1ojd
Existe, sin embargo, al intei ior de la poesía de Jorge Teillier un padre al que se lo
identifica como propio, quien por lo general, coincide con el padre "biográfico". El
poema más representativo es naturalmente "Retrato de mi padre, militante comunista"
(Muertes y Maravillas, 1971). Se puede afirmar que la aparición de este personaje
paterno, cuyas marcas centrales son el ateísmo y la militancia política, se inicia con la
publicación de este texto. En este libro nos encontramos además con "Treinta años
( después", un poema largo que ya había aparecido publicado en la revista Árbol de Letras
(1968), y que lo ilustra de la iguiente manera: "Mi padre me convida la espuma de su
( schop". En Para un pueblo Jxnlasma (1978), encontramos también un poema en que
Pero ya a partir del título de este texto hay un desajuste con la imagen tradicional
valoraciones políticas de este "padre". En cuanto al lado afectivo y familiar, aparecen sus
amigos, con los cuales se reúne para divertirse ( y . 46); sus padres franceses a los que
rinde homenaje cantando "La Marsellesa" ( y . 43); y sus nietos, a quienes ha destinado
unos manzanos (y . 39). Como se ve, el ámbito familiar lo constituyen sólo sus padres y
"buen comunista": cantar "La internacional", apoyar la Reforma Agraria o instruir a los
mapuches acerca de sus derecFos de tierra. Aparece tipificado como comunista en sus
aparece mencionado "mi padre". En "Los años 40" el padre es el personaje ateo: "Como
mi padre creo no creer en Dios". En El molino y la higuera (1993) se lo menciona como
"padre comunista": "Mi padre sobre su infancia en Victoria y sigue cantando "La
Internacional" bajo una bandera chilena / y piensa en la grandeza de Stalin, el vencedor
de Hitler y los nazis" (en "Destierros").
ç
La positividad de los sernas de "comunista" tiene su reverso negativo, y dice
propiedad privada. El hijo concuerda con su padre en que los mapuches son objeto de
sus "tierras se achican día a día" (y. 9)08. En los versos 10-12 se cita el discurso del padre
en que expone la futura solución del problema: "la tierra / se multiplicará como los panes
y los peces / y será de verdad para todos". De esta manera, frente a un problema real —la
expropiación ilegal de tierras indígenas—, aparece contrastada una imagen ideal del
mundo —abolición de la propiedad privada—, conflicto que se resuelve con una solución
<