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ANTONIO GRAMSCI partido y revolucion EDICIONES @ DE CULTURA POPULAR, S. A. Primers Sogunda edicién, 1974 Tercera reimpresiéa, enero de 1977 D. R, @ Ediciones de Cultura Popular, S. A. Filosofia y Letras Nim 34, Col. Copileo-Universidad, ‘México 20, D. F. ‘Teléfono: 548-03-72. Impreso y hecho en México. INTRODUCCION EL tiempo, el espacio y las conclusiones e implicaciones po- Mticas a las que Iegarfamos, nos impiden hacer aqui una introduecién que contenga un analisis profundo y detalla- do de Ja figura y el pensamiento de Antonio Gramsci a la luz de la problematica del mundo comunista y del panora~ ma marxista actual, -y a la luz del hilo conductor que se ha escogido para realizar la presente recopilacién: “La concepcién del partido proletario en Gramsci.” * Debido a ello, y a manera de introduccién, presentamos dos articulos del mismo Gramsci, eserito uno, “Los maxi- malistas rusos”, 3 meses antes de la Revolueién de Octu- bre, y el otro, “La revolucién contra El-Capital”, a un mes escaso del estallido de la primera revolucién socialista. En ellos se encuentran bien diferenciados unos, en gérmenes otros, los elementos de variado signo ideolégico que la di- ficil situacién en que se encontraba Gramsci, enfermo y privado de la libertad, y el largo predominio del eulto a la personalidad de Stalin impidié que condujera al enrique- cimiento del desarrollo tedrico del marxismo; en cuanto a andlisis y destruccién del capitalismo y construccién del socialismo se refiere. : La Eprronrat, LOS MAXIMALISTAS RUSOS Los maximalistas* rusos son la misma revolucién rusa. Kerensky, Seretelli, Cernof son el estancamiento de la revolucién, son los realizadores de un primer equilibrio social, la resultante de fuerzas en las que los moderados tienen mucha importancia todavia. Los maximalistas son la continuidad de la revolucién, son el ritmo de la revolu- cién: por eso son Ja revelucién misma, Ellos encarnan la idea limite del socialismo: quieren todo el socialismo. ¥ tienen esta tarea: impedir que se lle~ gue a un compromiso definitivo entre el pasado milenario y Ia idea, es decir, seguir siendo el simbolo viviente de la meta tiltima a la que se debe tender; impedir que el pro- blema inmediato del qué hacer hoy se dilate hasta ocupar toda la conciencia y se convierta en la ‘nica preocupacién, en frenesi espasmédico que Jevanta rejas insuperables para ulteriores posibilidades de realizacién. Este es cl mayor peligro de todas las revoluciones: el formarse una conviccién de que un momento determinado de Ja vida nueva sea definitive y que hay que detenerse para mirar hacia atras, para consolidar Jo hecho, para go- zar finalmente del éxito propio. Para descansar. Una crisis * en aguel entances se usabe Hamar “maximatisias” a los bol- cheviques, para distinguirlos de otras corrlentes del marxisma ruso.

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