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EL CONCEPTO DE VERDAD

Ernesto Navarrete

INTRODUCCIÓN

Jesús de Nazaret, al ser interrogado por el emperador romano


admitió ser un rey, mas agregó: “Yo para esto he nacido y
para esto he venido al mundo, para dar testimonio de la
verdad…” Pilato preguntó entonces “¿Qué es la verdad?” Es
evidente que el incrédulo romano no esperaba respuesta a tal
interrogante; el justo, de todos modos tampoco la dio. Lo
fundamental de su reinado mesiánico no era dar testimonio de
la verdad. Jesús había nacido para dar testimonio de la
justicia, de esa justicia que deseaba que se realizara en el
reino de Dios. Y por esa justicia fue muerto en la cruz
(Kelsen, 2013).

Definir el concepto “verdad” es una de las tareas más


difíciles para la filosofía y en general, para la ciencia.
Hoy en día es aceptado casi sin resistencia que la verdad es
inaccesible para los limitados sentidos del ser humano,
aunque en general el desarrollo de la ciencia y la tecnología
han logrado acercar al ser humano a la “verdad”.

Parecería absurdo a primera vista afirmar la existencia de


varios tipos de verdades, sin embargo se requiere un vistazo
a la profundidad epistemológica del término, es decir, al
conocimiento que se tiene sobre la verdad; esto hará evidente
las múltiples bifurcaciones e hipóstasis que posee el

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concepto, y se hará evidente que cada una de ellas es válida
para determinado contexto.

El presente ensayo pretende explorar dichos conceptos de


verdad, así como analizarla a partir de la observación y los
sentidos humanos, lo que nos permitirá llegar a ciertas
afirmaciones sobre la verdad que permitan una aproximación a
lo que debe entenderse por verdad en la investigación.

Los tipos de verdad

Para Galindo (2013) existen verdades fácticas o empíricas


como el peso de un objeto, el resultado de una suma, etc.
Datos que pueden considerarse verdades absolutas e
indiscutibles, puesto que convencionalmente son aceptadas y
lo más importante: pueden ser comprobadas. Sin embargo,
menciona que las verdades filosóficas se tornan
necesariamente relativas al individuo.

El cuestionamiento que surge de esta relatividad es la


necesidad de la demostración y el criterio. ¿El acuerdo entre
los miembros de una sociedad es criterio suficiente para
establecer algo como verdadero? ¿Toda verdad debe ser
probada? ¿Es posible y necesario demostrar todo? Quizá no es
sencillo responder a estas interrogantes, pero quizá tampoco
sea adecuado categorizar la verdad en una dicotomía de
facticismo y relativismo, pues se estaría entonces ante una
categorización de verdades “verdaderas” y verdades
“relativas” que nunca podrán ser comprobadas.

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Al respecto, Foucault (1999) plantea que la verdad se
encuentra necesariamente en el discurso, y por lo tanto una
verdad es un discurso caracterizado como verdadero; producto
de una determinada sociedad que obedece a los efectos del
poder. Cada sociedad tiene un régimen de verdad reglamentada
en donde se pueden distinguir los discursos verdaderos de los
falsos. De este modo, a la ciencia y a los discursos
científicos se les atribuyen efectos de poder que están al
servicio de la dominación, poder que otros campos no tienen.

Desde esta perspectiva, la verdad no está necesariamente


relacionada con la realidad, pues las verdades son
imperiosamente interpretaciones de la realidad que son
impuestas por algún tipo de poder; lo cual niega la
afirmación de párrafos anteriores sobre la necesidad del
acuerdo entre los miembros de una sociedad para establecer un
discurso, pues el acuerdo no necesariamente es un factor
inherente al poder.

Sin embargo, para Foucault también hay una dicotomía, en


realidad hay dos historias de la verdad. Por un lado, una
historia interna de la verdad que posee sus propios
principios de regulación. Es la historia de la verdad a
partir de las ciencias. En la ciencia se encuentran modelos
de verdad cuya formación es el producto de las estructuras
políticas que no se imponen desde el exterior al sujeto del
conocimiento sino que son ellas mismas constitutivas de éste.

Por otro lado, una historia externa de la verdad que parte de


reglas de juego que hacen nacer en una sociedad determinadas
formas de subjetividad, determinadas formas de dominios de

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objetos, determinados tipos de saberes; esto quiere decir,
que la verdad de una sociedad está determinada por contextos.

Para responder el segundo cuestionamiento, es preciso afirmar


que el ser humano no puede probar ni dudar de todo; y es por
ello que hay tipos de verdades: La verdad de una proposición
lógico-matemática es una verdad formal que se debe probar con
lógica, la verdad material de las ciencias experimentales
reposan sobre el acuerdo con la realidad, pero existen
verdades que no necesitan ser probadas ni lógica ni
experimentalmente y esas son las verdades interiores, las del
corazón o las que Galindo (2013) llama de fe racional.

Habiendo mencionado estos tipos de verdades es posible hacer


una afirmación integradora: La verdad depende del contexto;
sin embargo, lo más importante es entender que es el
contexto: Conjunto de circunstancias y condiciones que rodean
y determinan una idea, teoría, proposición o concepto. Así
pues, las verdades dependen de su marco de referencia
(Gershenson, 2014).

Es importante señalar que la utilidad de un contexto


determinado no se puede determinar a priori, en cambio se
debe entender que las descripciones más completas de
fenómenos en varios contextos son más útiles siempre y cuando
se puedan comparar coincidencias y características comunes;
el problema de esta constatación, es que siempre dependerá
del observador: un ser humano con sentidos limitados.

La subjetividad de la observación

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Para corrientes como el inductivismo, la observación
cuidadosa y sin prejuicios proporciona una base segura a
partir de la cual se puede derivar un conocimiento verdadero
o probablemente verdadero; con base en esto, el sentido de la
vista es el sentido que se usa de modo más extenso en el
desarrollo de la ciencia (Chalmers, 1982).
Bajo este esquema es sensato suponer que dos observadores que
vean el mismo objeto desde el mismo lugar, verán exactamente
lo mismo, una combinación idéntica de rayos de luz alcanzará
sus retinas y dará lugar a una imagen; esa información
viajará al cerebro de ambos observadores y es ahí donde la
realidad se separará de la verdad. Hay mucho más en lo que
se ve que en lo que percibe el globo ocular (Hanson, 1958).

Hay numerosos experimentos que demuestran que las


experiencias visuales no están determinadas solamente por las
imágenes formadas en las retinas de un observador, sino que
dependen de sus experiencias pasadas, sus conocimientos y sus
expectativas, tal como el famoso experimento con cartas
citado por Chalmers (1982) en el que se pide a personas
memorizar figuras de una baraja que a propósito ha sido
modificada, es decir, muestra piezas inexistentes como ases
de picas rojos, diamantes negros, etc. Y los sujetos
experimentales al memorizarlas las ajustan a sus esquemas de
lo conocido; Como ésta existen varios que permiten dar cuenta
de la subjetividad del observador, de lo limitados que son
los sentidos de los seres humanos, lo cual hace que a verdad
dependa del individuo, mientras que la realidad permanece ahí
afuera, inaccesible en su completitud para la humanidad.

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La verdad puede ser concebida como “el conjunto de reglas
según las cuales se discrimina lo verdadero de lo falso y se
ligan a lo verdadero efectos políticos de poder”. Todo
depende, en última instancia, de los sistemas de enunciados
de poder, cuya tarea es decidir qué es lo verdadero y qué no
lo es. (Foucault, 1999)

La verdad queda ligada circularmente a los sistemas de poder


que la producen y la mantienen, y a los efectos de poder que
la inducen y que la acompañan. La verdad y el poder son
inseparables, donde está el uno está el otro, y no pueden
existir independientemente.

Ahora bien las verdades deben ser juzgadas desde el contexto


de otras personas, para poder entender realmente su validez.
Aunado a esta afirmación es imprescindible aceptar que al
final de cuentas, un individuo no razona ni dice algo sino es
con el lenguaje, que es construido social y culturalmente,
por lo que la verdad, que siempre estará manifiesta en el
discurso será inminentemente una construcción social.

Referencias bibliográficas

 Chalmers, Alan F. (1982) ¿Qué es esa cosa llamada


ciencia? México: Siglo XXI

 Foucault, Michel (1999) La verdad y las formas


jurídicas, España, VI edición, traducción Enrique Lynch.
Barcelona: Gedisa.

 Gershenson, Carlos (2014) Pensamiento Científico.


Recuperado de http://blog.pucp.edu.pe/blog/qa/2014/03/05
/ensayo-qu-es-la-verdad-y-c-mo-entenderla/

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 Galindo, Rosa María (2013) Ensayo sobre la verdad.
Recuperado de: http://1157-2012-
1.wikispaces.com/file/view/Ensayo+La+Verdad_RosaGalindoE
speron.pdf

 Hanson, N.R.(1958) Patterns of discovery. Cambridge:


Cambridge University Press.

 Kelsen, Hans.(2013) Qué es la justicia. Universidad de


Colombia.

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