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Vasili

Grossman de la ceguera a la lucidez




“Ni el destino ni la historia ni la ira del estado
ni la gloria ni la infamia de la batalla
tienen el poder para transformar
a los que llevan por nombre seres humanos”
G.Castro



A través de un suceso histórico, la resistencia del pueblo ruso frente a los alemanes en la
batalla de Stalingrado, Vida y destino nos proporciona un análisis de la sociedad totalitaria.
Aborda diversos temas como la libertad, la bondad, la debilidad del hombre frente al miedo y
la represión, el totalitarismo en sus dos caras: fascismo y comunismo. Esta novela tiene voz de
interrogación sin querer imponer respuestas. Para efectos de este breve ensayo, se analizará
la conversión de Grossman con respecto al régimen comunista, aun cuando formaba parte de
la militancia de éste. La revisión de sí mismo y el deseo de corregirse dio lugar a los
personajes de Vida y destino. Todorov (2002) ha señalado que "Grossman es el ejemplo, si no
único, más significativo en todo caso, de un escritor soviético de primer plano que sufre una
metamorfosis completa: muerte del esclavo y resurrección del hombre libre".


La transformación de Grossman fue un proceso lento, donde una gran variedad de episodios,
entre ellos la muerte de su madre, en manos de un batallón de exterminio nazi, la muerte de
Stalin y la batalla de Stalingrado, contribuyeron a que se vislumbrara su metamorfosis. En
Vida y destino, el autor no propone una crítica abierta y directa al régimen comunista, sino que
a través de los parlamentos de diversos personajes, deja entrever diferentes posturas, lo que
permite al lector la posibilidad de realizar su propio análisis y reflexión a lo largo de la
historia. Tal como lo afirma el escritor Juan Forn: "no se tiene nunca la sensación de que
alguien escribe esas páginas y está tratando de convencernos, de abrirnos los ojos; lo que uno
siente es que la Historia está ocurriendo en ese mismo momento". Y es que “… la vida del
propio Grossman es inseparable de su novela, escrita por alguien cuyo destino está atado al
siglo XX y ha sido arrasado por el vértigo de la historia” (Mateo Díez)


Vasili Grossman era químico, lo que recuerda al personaje de Vida y destino, el científico
Viktor Strum. En 1934 se dedica a la escritura, posicionándose como un buen escritor,
oportunamente sus textos serían aprobados por Gorky, político y escritor ruso. Grossman se
definía claramente como marxista, pero se caracterizaba por tener inclinaciones humanistas.
Los escritores comunistas gozaban de privilegios a cambio de escribir piezas literarias útiles
al poder, Grossman entre sus inclinaciones ideológicas y su compromiso obligado con el
Estado, en una primera etapa no pudo evitar ser testigo de las injusticias que vivía el pueblo
soviético, inclusive directamente amigos y familiares, por parte del Estado. Su silencio e
indiferencia serían su único modo de supervivencia. En el siguiente fragmento de Vida y
Destino, el personaje Mijaíl Sídorovich Mostovskói, prisionero comunista recluido en un
campo alemán, encarna la duda y confusión sobre la debilidad humana frente a su ideología y
el Estado: "...a todo aquello que suscitaba su rechazo y su protesta: el poder unipersonal de
Stalin en el seno del partido, los sangrientos procesos contra la oposición, el escaso respeto
hacia la vieja guardia (...) Pero sabía que en caso de haberse enfrentado al partido en cualquier
de estas cuestiones, él, contra su propia voluntad, se habría revelado como un opositor a la
causa leninista a la que había consagrado su vida. A veces le torturaban las dudas? Acaso era
debilidad o quizás el miedo la causa de su silencio, lo que le impelía a no enfrentarse a lo que
estaba conforme? !Se había evidenciado tantas bajezas antes de la guerra!..."


Con el estallidos de la guerra Grossman se alista para participar en la lucha y defender su
patria contra los nazis, lo que fue una gran oportunidad para aliviar su culpa y dudas, Todorov
"...Grossman pareció lanzarse a ella con alivio: defendiendo su patria podía, por una vez,
ofrecerle lo que le pedía sin tener que mentirse a si mismo. . Esta convergencia le dio
esperanza. Como dice uno de sus personajes en Vida y destino: «Sentía que, luchando contra
los alemanes, luchaba por una vida libre en Rusia, que la victoria sobre Hitler sería también
una victoria sobre los campos de la muerte, donde habían perecido su madre, sus hermanas,
su padre»" Grossman se convirtió en el corresponsal de guerra más célebre de la Unión
Soviética." En 1944, Grossman se entera que su madre fue víctima del batallón de exterminio
alemán, durante la ocupación de su ciudad natal Berdichev en 1941. En Vida y Destino
aparece su madre encarnada en el personaje Anna Semionovna, la madre de Viktor Strum,
también fusilada por los Einsatzguppen, batallón de exterminio nazi.


El momento de ruptura sucedió con la muerte de Stalin, el sistema totalitario se estaba
debilitando, Grossman tomo una frase de Chéjov que explicaba su sentir en ese momento
luego de todo lo que había vivido antes, durante y posterior a la guerra: "era ya hora, para
todos nosotros, de librarnos del esclavo que llevábamos dentro". El autor tenía ahora la
conciencia que el peligro de muerte y el compromiso político había terminado, su voz se hacía
presente y ya no la podía callar; en 1955, escribe lo que debía ser la segunda novela sobre
Stalingrado y escribió Vida y destino, la culmina en 1960, pero no es publicado por su
contenido. Grossman, firme de sus convicciones, escribe una carta a Jruschov, en defensa de
su obra, donde no lamentaba, en lo absoluto, lo que había escrito en la novela. “No hay sentido
ni verdad en mi actual situación, en mi libertad física, mientras el libro al que he dedicado mi
vida, está en la cárcel. Pues yo lo escribí y no lo he repudiado y no lo estoy repudiando….pido
libertad para mi libro”. Carta a Jruschov


En la primera página, de la parte 1, el autor nos habla de una manera poética sobre el unos de
los fundamentos del totalitarismo, cuartar la libertad individual: "Entre millones de isbas
rusas no hay ni habrá nunca dos exactamente iguales. Todo lo que vive es irrepetible. Es
inconcebible que dos seres humanos, dos arbustos de rosas silvestres sean idénticos... La vida
se extingue allí, donde existe el empeño de borrar las diferencias y las particularidades por la
vía de la violencia"


La conversión de Grossman fue paulatina, no debió ser fácil tener convicciones ideológicas tan
profundas y luego separase de ella, y menos si implicaba un gran riesgo para su vida. El autor
tomó conciencia de que Hitler no era mucho peor que Stalin, el gran ídolo comunista, desde la
persecución a judíos, el azote de diferentes pueblos soviéticos, hasta la represión contra los
Kulaks, millones de campesinos desplazados y agredidos durante la colectivización, Grossman
había caído en cuenta que el fascismo y el comunismo eran ambos totalitarismos, Como dice
Todorov "...no se parecían pero eran equivalentes".


“Cuando un hombre muere las estrellas del firmamento nocturno se apagan,
la Vía Láctea desaparece, el sol se extingue, millones de hojas mueren, el
viento deja de soplar, las flores pierden su color y aroma, desaparece el pan, el
agua, el frío y el calor del aire desaparecen.
El universo que existía en el hombre ha dejado de existir. Ese universo se
parecía extraordinariamente al otro, al único, al que existe fuera de los
hombres. Ese universo se parecía extraordinariamente al que todavía se
refleja en las cabezas de millones de seres vivos. Pero este universo era
particular porque había algo en él que distinguía el rumor de su océano, el
aroma de sus flores, el susurro de sus hojas, los matices de sus granitos, las
tristezas de sus campos de otoño, los distinguía de cada una de estas cosas que
existieron y existen en cada individuo.
La libertad consiste en el carácter irrepetible, único, del alma de cada vida
particular.” (708).



María Inés Hurtado.
Curso: Literatura Siglo XX
2014

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