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“Laura y los rayos de sol”

Laura era una niña muy curiosa que se levantó temprano una mañana con

la firme intención de atrapar, para ella sola, todos los rayos del sol. Un perro

que brincaba entre montaña y montaña le gritaba desde lo lejos. ¿A dónde

vas, Laura?, y la niña respondió: Voy a la alta montaña, a pescar con mi

malla de hilos todos los rayos del sol y así tenerlos para mí solita. No seas

mala, bella Laura – le dijo el perro deja algunos pocos para que me iluminen

el camino y yo pueda encontrar mi alimento. Está bien, amigo perrito– le

contestó Laura, no te preocupes. Tendrás como todos los días rayos del sol

para ti.

Siguió caminando Laura, pensando en los rayos del sol, cuando un inmenso

árbol le preguntó. ¿Por qué vas tan contenta, Laura? Voy a la alta montaña,

a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y así tenerlos para mí

solita, y poder compartir algunos con mi amiga, el perro brincador. El árbol,

muy triste, le dijo: También yo te pido que compartas conmigo un poco de

sol, porque con sus rayos seguiré creciendo, y más pajaritos podrán vivir en

mis ramas.

Claro que sí, amigo árbol, no estés triste. También guardaré unos rayos de

sol para ti. Laura empezó a caminar más rápido, porque llegaba la hora en

la que el sol se levantaba y ella quería estar a tiempo para atrapar los

primeros rayos que lanzara.

Pasaba por un corral cuando un gallo que estaba parado sobre la cerca le

saludó. Hola, bella Laura. ¿A dónde vas con tanta prisa? Voy a la alta
montaña, a pescar con mi malla de hilos todos los rayos del sol y así poder

compartir algunos con mi amigo el perrito brincador, para que encuentre su

alimento; y con mi amigo el árbol, para que siga creciendo y le dé hospedaje

a muchos pajaritos. Yo también te pido algunos rayos de sol para que pueda

saber en las mañanas a qué hora debo cantar, para que los adultos lleguen

temprano al trabajo y los niños no vayan tarde a la escuela. Claro que sí,

amigo gallo, también a ti te daré algunos rayos de sol – le contestó Laura

Bellas Chapas.

Laura siguió caminando, pensando en lo importante que eran los rayos del

sol para los perritos y para los pájaros; para las plantas y para los hombres;

para los gallos y para los niños. Entendió que si algo les sirve a todos, no es

correcto que una persona lo quiera guardar para ella solita, porque eso es

egoísmo. Llegó a la alta montaña, dejó su malla de hilos a un lado y se sentó

a esperar al sol. Ahí, sentadita y sin moverse, le dio los buenos días, viendo

cómo lentamente los árboles, los animales, las casas, los lagos
“La lección del cerdito Jorge”

En un bosque muy hermoso, existe un jardín llamado “Chispitas de Amor”,

este jardín está rodeado de árboles y muchas flores, cierto día al cerdito

Jorge se le dio por patear a todos sus amiguitos y a todo lo que encontraba

en su camino.

Hasta que de pronto aparece el loro cotito.

- El cerdito Jorge le dice: cotito recógeme mi pelota que se me cayó

- Cotito le responde: está bien.

- Jorgito le responde: ¡toma! le pateo en la cola

- Cotito muy enojado le responde: por qué me pateas que crees que soy,

una pelota, le voy a decir a mi mamá.

- Jorgito empezó a patear las cajas de cartones que encontraba. No me

importa, porque si le dice a su mamá le voy a seguir pateando.

- Luego se encuentra con el patito tito y le dice: Hola Jorgito, que estás

haciendo.

- Jorgito le responde: jugado a la pelota.

- El patito tito le responde: pero eso no es una pelota es una caja.

- Jorgito le responde: ya sé, pero a mí me gusta patear todo lo que

encuentro. Incluyéndote a ti. Toma una patada por chismoso.

- El patito tito responde: ¡au! Qué te pasa Jorgito por qué me pateaste, ya

no voy a jugar contigo. Adiós.

- Jorgito después de patear a todos dijo: no importa voy a dormir un

ratito, estoy cansado, mientras dormía soñó que él se transformaba en


una pelota y que todos sus amigos lo pateaban, a él le dolía mucho esas

patadas de todos sus amigos y él no podía defenderse porque se había

transformado en una pelota. Cuando despertó de su sueño dijo:

- Oh, que horrible sueño he tenido, ya no patearé a mis amigos porque les

debe doler así como me dolía a mí sueño… luego vio que sus amigos se

divertían jugando se acercó y les dijo:

- ¡Cotito! ¡Tito! Qué están haciendo puedo jugar con ustedes

- Cotito respondió: no porque tú nos vas a patear.

- Jorgito: No. Ya no voy a patear a nadie, discúlpenme amigos acabo de

tener un sueño y entendí que no está bien patear a nadie se siente

horrible, discúlpenme amigos.

- Cotito y Tito respondieron: está bien jugaremos todos, pero sin peleas,

nos respetaremos.

- Así Jorgito el cerdito aprendió la lección que no se debe patear a los

amigos ni objetos.
“El día terrible de Tomás”

Tomás era un niño muy bueno y alegre como cualquier otro niño. Un

día fue a la escuela pero las cosas no serían tan buenas aquel día…

Antes de llegar a la escuela un automóvil tocó con su neumático un

gran charco de agua haciendo que ésta salpique y ensucie la ropa que

Tomás llevaba puesta. Luego, al llegar a la escuela, se peleó con uno de

sus mejores amigos, Cristian. Esa misma mañana la maestra le pidió

que pasara al frente a resolver unas multiplicaciones pero él no supo

cómo resolverlas. Estaba tan nervioso que se olvidó cómo debía

multiplicar. Triste regresó a su asiento.

Cuando finalmente llegó la hora de la partida, salió de la escuela

camino a su casa (que se encontraba a 4 cuadras) pero comenzó a

llover. A medida que caminaba bajo la lluvia, ésta se convirtió en una

molesta tormenta.

La molestia inicial de aquel día, se trasformó para Tomás en rabia y

cuando su mamá abrió la puerta de su casa, él se encontraba

completamente furioso.

En ese momento Tomás sintió que un enorme monstruo salía de su

interior y comenzaba a destruir todo lo que encontraba su paso: así,

deshizo la cama que esa mañana él mismo había tendido, pasó por al

lado de la mesa y la golpeó de un puñetazo, entró a su cuarto y tiró

al aire varios de sus juguete, entre otras tantas cosas… ¿Cómo podría

Tomás controlar la rabia en ese momento?

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