Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
ENSAYO
TÍTULO
CURSO:
GRUPO/CICLO/ SECCIÓN:
C9 2° “A”
ESTUDIANTE:
DOCENTE:
Trujillo – Perú
2018
La eutanasia: símbolo homicida y suicida.
“pensamiento”
En primer lugar, Dios es el único que nos puede arrebatar la vida. Las Sagradas
Escrituras nos dicen que la vida tiene un carácter sagrado y que esta es un don que Dios nos
da como regalo a cada uno de nosotros. Por lo tanto, se le debe dar prioridad y protección
desde su inicio hasta su fin. Asimismo, es importante recalcar que absolutamente nadie
disfruta del dolor y sufrimiento del paciente, pero esto no es suficiente justificación para que
otra persona pueda determinar si el enfermo está listo para abandonar este mundo. Por otro
lado, es importante mencionar que Dios castiga y condena el asesinato, es decir, el quitarle
la vida a un individuo es como si nos estuviésemos quitando nuestra propia vida, lo cual es
algo imperdonable. Es por ello, que la muerte debe llegar a las personas naturalmente y no
por manos ajenas a las de él. De igual modo, se sabe que Dios es un ser bondadoso y sabe el
sufrimiento que padece cada persona durante su enfermedad, sin embargo, estas deben
entender que la muerte no es el único camino a elegir, sino que deben tener fe y esperanza
en él, el cual ofrece la vida eterna luego de esta en la tierra. Por lo tanto, la eutanasia no deja
de ser un homicidio ante los ojos de Dios.
En segundo lugar, todas las personas desde el nacimiento tenemos derecho a la vida.
Según la Constitución Política del Perú, el artículo 2, capítulo I (1993), nos dice que, “Toda
persona tiene derecho a la vida, a su identidad, a su integridad moral, psíquica, física y a su
libre desarrollo y bienestar”. Es precisamente por esto, que en el Perú la vida es lo más
valioso que cada persona posee. Asimismo, el Código Penal, en el decreto N° 635, protege
a todas las personas y su derecho a vivir frente a cualquier amenaza o riesgo, sin importar
que las personas que maten lo haga por maldad o simplemente por compasión. En el Perú,
esto está penado o reprimido con una pena privativa de libertad no mayor ni menor a 3 años.
Por otro lado, la práctica de la eutanasia, sea en niños, adultos y ancianos, es simplemente
un descarte de personas y por ende vidas y derechos; lo que significaría que la lucha
mantenida durante años para obtener este derecho sería en vano. Asimismo, el Estado tiene
el derecho de invertir en medicina, tratamientos costosos y en nuevas tecnologías que
contribuyan en beneficio a la salud de cada peruano. También, cabe mencionar que el Estado
inevitablemente debe proteger la vida de las personas, incluso si estas no la valoran. Por lo
tanto, en caso de que la eutanasia llegara a legalizarse en el Perú, el suicidio y el homicidio,
sería algo completamente normal en nuestra sociedad.
En tercer lugar, los pacientes tienen familiares, los cuales están dispuestos a
brindarles su apoyo incondicional para seguir viéndolos con vida. Muchas veces existen
pacientes a quienes se les han diagnosticado alguna enfermedad terminal, que tienden a
pensar que su vida carece de algún sentido. Sin embargo, en estas circunstancias el apoyo
moral que pueda bridarle la familia es un aporte incondicional. Por lo tanto, es importante
que los familiares de estos pacientes se mantengan unidos y les hagan saber que no siempre
el único camino a tomar frente a una dificultad es la muerte; por el contrario, existen
tratamientos y otras formas a las que puede recurrir y, de cierta manera recuperar el sentido
de la vida. Asimismo, es importante que la familia sea la encargada de proteger la vida del
paciente, brindándole ayuda psicológica y sobretodo que él sienta las ganas de volver a vivir.
También, deben de hacerle sentir un ambiente lleno de amor, donde tenga el apoyo
incondicional de todos y sobretodo que la fe hacia Dios no la llegue a perder; ya que, él es
el único que decidirá cuándo le quitará la vida. Si se lograra tener el mismo efecto de
compresión en los pacientes, empezarían a valorar su vida y no sentirían que deben ser
descartados de la sociedad. Entonces, para aquellas familias que tengan a uno de sus seres
queridos conectados a máquinas, deben comprender que el desconectarlos no es la mejor
solución; ya que, ellos podrían despertar o presentar una mejora cuando menos se lo esperen.