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Terapia Familiar Sistemica Milan
Terapia Familiar Sistemica Milan
INTRODUCCION
Una connotación positiva es un mensaje por medio del cual el o los terapeutas
comunican a la familia que su problema es lógico y significativo dentro de su contexto.
La connotación positiva se elaboró a partir de una técnica aplicada por los terapeutas
de Palo Alto: prescribir el síntoma; el equipo de Milán advirtió que, al apoyar el síntoma,
connotaban negativamente las opiniones en contrario de otros miembros de la familia,
como si tuviese que existir una inculpación; la función primordial de la connotación
positiva de todas las conductas observables en el grupo es permitir el acceso de los
terapeutas al modo sistémico. La connotación positiva no va dirigida a una o varias
personas en particular sino, más bien, a las tendencias de automantenimiento del
sistema global. Los terapeutas sistémicos no prescriben el síntoma en el vacío ni con
una justificación persuasiva, sino que lo relacionan con su contexto social, al servicio
de la homeostasis familiar, respetan la necesidad que tiene la familia de proteger su
equilibrio, y en consecuencia, reducen el riesgo de incrementar su resistencia al
cambio.
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La cibernética de 2do. Orden explica que el observador entra en la descripción de lo
observado de manera que la objetividad es absolutamente imposible. Bateson borra las
líneas divisorias entre las unidades de creatura (observador y observado) y sugiere que
estas unidades y sus contextos representan una circularidad mayor, denominada
“espíritu”.
El enfoque de Milán sostiene que nadie puede cambiar, al menos con facilidad bajo una
connotación negativa. El método de Milán en los primeros tiempos, prescribían
paradójicamente a la familia que continuara con el síntoma porque era útil para la
familia. Llamaban a esto intervención de sacrificio. Connotación negativa. En muchos
casos el síntoma desaparecía pero, la familia abandonaba el tratamiento. En versiones
posteriores de esta intervención, empezó a parecerles que sería más neutral poner
todas las conductas relacionadas con un problema al servicio de una premisa, valor o
mito compartidos. La conveniencia de esta formulación radica no sólo en que no deja a
nadie con un sentimiento de culpa sino en que dilucida correctamente el vínculo de
nivel doble: el problema está en que esas personas necesitan tener problemas.
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familia y transformar a esta en un proceso interactivo de manera que los rótulos
describan conductas compartidas o potenciales dentro del sistema familiar, y no la
enfermedad de uno de sus miembros. 3. La exploración de los mitos o premisas que la
familia elaboró en el pasado en respuesta a un dilema, pero que ahora coartan la
construcción de una realidad más flexible y estorban la posibilidad del cambio.
Rótulo vs. Proceso: Los Asociados de Milán (A.M.) han utilizado el interrogatorio
circular como antídoto para la rotulación porque las preguntas investigan y promueven
una distribución diferente de los rótulos, aun en os casos en que estos son buenos.
Este abordaje de la rotulación modifica la orientación del terapeuta; en vez de poner
rótulos puede deshacerlos, convirtiéndolos nuevamente en un proceso interactivo.
Los A.M. recomiendan: Deben observar las historias individuales y hallar un modo de
cambiar la historia familiar para que las personas puedan permanecer unidas separarse
y pelear sin correr un peligro tremendo y sin quedar rotuladas.
El Mito y las preguntas referidas al futuro: Las preguntas referidas al futuro cuestionan
una premisa familiar o proponen otra; insinúan un mapa familiar diferente y, se emplean
ya más avanzada la entrevista, una vez recogida la información descriptiva de las
actuales secuencias de hechos que envuelven al problema y de las coaliciones
existentes en la familia. Las existenciales y las referidas a la supervivencia, la
separación o los castigos, pueden introducir una posibilidad futura totalmente nueva
para la familia. El mito familiar: Según Boscolo: la persona que se comporta de una
manera psicótica suele ser aquella que no puede aceptar el mito y entonces lo
cuestiona por medio de su conducta.
El mito indica a todos cómo deben actuar, pero, en tanto prescribe una conducta
específica, se convierte en una verdadera camisa de fuerza.
El caso: consulta y diálogo: Más que la cuestión de la coalición interesa la cuestión del
mensaje. ¿qué tipo de mensaje es la enfermedad? ¿quién recoge el mensaje? ¿cómo
reaccionan ante él? ¿por qué usan ese término y qué quieren decir con eso?
La enfermedad se convierte en el marcador contextual para su conducta.
Hay que encontrar un sentido que no encasille a las personas ni las encierre bajo llave.
Cuando dentro del sistema un miembro acepta la posición negativa, todos los demás
se vuelven más sanos y unidos. Cuando se llega a esta etapa, la situación se hace
crónica y es muy difícil dar marcha atrás. Es la política del chivo emisario. La terapia
sistémica procura encontrar una solución en que no haga falta ni un chivo emisario ni
un santo.
La intervención de sacrificio era ineficaz en los pacientes crónicos. Señalar un chivo
emisario es cosa seria (Cecchin). Si atacan el mecanismo que protege a una familia
antes de que pueda hallar otro medio de afrontar la situación esa familia no cambiará o
cambiará para peor. Cambiar del chivo emisario al santo es, cambiar la puntuación; con
eso no se modifica nada.
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Nos interesa el problema tal como lo define la persona interrogada. El modo en que ella
se comunica acerca de su problema es más importante que el problema en sí. Como
dice Bateson, la idea central es que información es una diferencia. Uno procura obtener
más diferencias de a familia y más reacciones significativas de los datos. De ahí que
interrogue acerca de diferencias de tiempo, de grado y de puntos de vista. Si lo ven
todo como información, se ahorran muchas preocupaciones. Una pareja es
información, una enfermedad es información; el incesto, el cáncer, la muerte.. todo es
información. Nada es positivo o negativo por su contenido.
Una pregunta hipotética puede tener doble propósito: detectar si en esa familia existe
una profecía que engendra su propio cumplimiento, según la cual uno de sus miembros
será el malo o el enfermo, y sacar al paciente designado de su posición de aislamiento,
porque así se introduce la posibilidad de que otras personas tengan el mismo
problema.
El proceder más correcto es identificar primeramente las secuencias del juego, o sea,
quién ayuda a quién y cómo se organizan las relaciones en torno de los temas que
ellos introducen, para ampliar luego el sistema incluyendo en él a otros parientes, o
buscar las premisas u otros significados más generales. La familia nos proporciona
todas las aperturas dentro de los primeros cinco o diez minutos de la entrevista. La
familia como sistema, se calibra según la información que el equipo introduce en la
sesión. Este es un problema de calibración más que una acción intencional de la
familia.
Se puede trabajar así en coterapia: si un terapeuta interroga a la familia, el otro debe
escucharlo con atención para averiguar la hipótesis que tiene en mente; cuando crea
haberla comprendido, puede intervenir o no. O uno de los terapeutas conduce la
entrevista hasta que se le agotan las ideas, y entonces interviene el otro.
Las preguntas concernientes al futuro a modo de intervenciones, si se formulan al
término de la entrevista, suelen introducir información nueva que impiden asignar una
tarea a la familia, prescribir la situación o usar una connotación positiva, y la
realimentación puede ser muy emocional. El desarrollo futuro de este abordaje podría
consistir en emplear el interrogatorio circular como intervención primaria, e impartir
después una pequeña tarea con el solo objeto de tranquilizar a la familia.
El mito restringe las posibilidades de los miembros de la familia de concebir una
realidad más compleja.
El trabajo con un equipo significa que si los terapeutas quedan paralizados y no pueden
llegar a una conclusión por medio de los interrogatorios, el equipo ofrece una vía
alternativa para lograrlos, el ritual del debate, para curarnos y ser coherentes.
Cuando buscamos una intervención, tratamos de hallar una lógica que atraiga a la
familia. El contenido de la intervención puede ser absurdo, pero desde el punto de vista
formal debe tener una lógica. Podemos especular que la parte lógica de la intervención
estará dirigida al hemisferio cerebral izquierdo, si quieren pensar en estos términos y la
parte absurda al hemisferio derecho.
La gente considera paradójico lo que es un efecto de contradecir la lógica de sentido
común. La lógica de la denominada intervención paradójica es clara, ordenada y
precisa.
Refiriéndose a la economía de la flexibilidad en un sistema adaptativo, Bateson dice
que debemos tener premisas rígidas y automáticas, establecidas en un nivel
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subconsciente. Modificarlas es algo así como accionar un interruptor principal. Los
mayores cambios en la terapia familiar ocurren cuando uno logra operar en el nivel de
las premisas profundas.
SEGUNDA PARTE: LA FAMILIA QUE TENIA UN SECRETO
Los A.M. comienzan la entrevista solicitando una descripción del estado actual del
problema. A menudo la familia responde presentando a un portador del síntoma. El
equipo pregunta entonces quién fue el primero de detectar el problema porque 1.
Proporciona inmediatamente una definición interpersonal del problema, dando a
entender que no hay problema sin detector; 2. Define el problema como un hecho ajeno
a cualquier persona en particular. El problema actual se percibe como una
comunicación entre dos personas por lo menos. En este punto las preguntas del equipo
conectan al portador y al detector del problema con el sistema familiar más amplio.
Sólo resta conectar a este último con la familia extensa y el contexto de derivación.
Este proceso en movimiento centrífugo refleja la idea de circularidad ejemplificada por
la conexión entre personas que han compartido una pauta a lo largo de tiempo. Este
acoplamiento de todas las relaciones y contextos extensos es el que lleva a la hipótesis
sistémica que los corona como arco de puente. Su construcción explica la totalidad del
sistema que el problema ha logrado organizar.
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crean conjuntamente, por medio del lenguaje, unos sentidos múltiples que dan lugar a
considerar un mayor número de alternativas en vez de reducir estas.
Una apertura es una palabra señal, idea o tema que la familia presenta y que tiene
sentido para ella. Si bien el terapeuta no sobreimpone aperturas a la familia, las ideas
ofrecidas por sus miembros cambian a medida que las preguntas introducen noticias
acerca de diferencias de relación.
Los A.M. trabajan el efecto del secreto sin tocar su contenido. Aceptarían esta apertura
y la convertirían en un proceso por medio de interrogatorio circular. Discutirían éste
como un marcador de fronteras para toda la familia. Puesto que las preguntas
circulares involucran a todo el sistema, la discusión del secreto como marcador de
fronteras también involucraría a todos.
Por lo general, la familia viene a la entrevista con un mapa rígido, o sea, con una
explicación fija de lo que sucede. Si el terapeuta trazase otro mapa rígido basado en
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sus conocimientos acerca de la familia, tendríamos dos sistemas con mapas rígidos
que entrarían en colisión. Los equipos de terapia también pueden atascarse con la
misma idea acerca de una familia, y esto producirá la consiguiente impasse en el
tratamiento.
Bateson: información es la noticia acerca de una diferencia. Es una relación entre dos
elementos, como mínimo; es algo que está relacionado con otra cosa. Si uno dice estoy
deprimido, es un dato puro; si dice estoy deprimido las veces que mi esposa me mira
con cara de enojada, ese dato se convierte en información. Los datos se transforman
en información mediante un proceso activo que sólo puede llevarse a cabo mientras se
entrevista a la familia.
Cuando se trata de determinar quién está con quién la conducta no verbal o analógica
tiene más importancia para nosotros que las respuestas verbales.
El empleo de un equipo es útil porque puede corregir la tendencia del terapeuta a
confirmar sus propias creencias y porque puede observar atentamente las respuestas
analógicas, difícilmente perceptibles para el terapeuta que está en la sala. La hipótesis
sociológica: muchas interacciones de terapia, están determinadas socialmente. El
trabajo de formación de terapeutas debe ser isomorfo, o sea similar, al trabajo que
realiza un terapeuta con la familia.
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En la consulta por impasse la familia se siente muy cómoda, pero el terapeuta está en
la posición de combate, siente malestar. Cuando trabaja con una familia atascada, se
comienzan a tejer fantasías en torno de un cambio de profesión o de esposa, de
abandonar a esta familia y encontrar otra. Aparecen síntomas físicos: el terapeuta
empieza a experimentar somnolencia durante las sesiones y a pensar que otros
terapeutas son mejores que él. Bateson: si ustedes apuntan el tiempo dirá, introducen
un factor externo, de modo que nadie es verdaderamente responsable. Esta idea libera
al terapeuta y la familia de su sufrimiento. La consulta por impasse ayuda más al
terapeuta que a la familia porque, en este contexto, el paciente es más bien aquel.
El terapeuta que se encuentra en una impasse suele ser aquel que se coloca en la
posición de terapeuta crónico: persevera ahí y sufre porque la familia no cambia, este
hecho constituye la terapia más lograda, que el cambio sería peligroso para ella por
muchas razones. Lo que mantiene estancada a la familia es el terapeuta que trata de
cambiarla, el terapeuta que se convierte en parte del problema.
Las preguntas hipotéticas y las referidas al futuro son importantes porque en términos
cibernéticos, abren lazos dentro de la familia. Las preguntas referidas al futuro
producen un impacto enorme sobre las conductas no verbales. Esto se relaciona, con
el hecho e que la familia ha terminado por desarrollar una ideología determinista. Pero
si se interroga por el futuro, es imposible ser determinista. En cuanto a las preguntas
hipotéticas, hacen que toda la familia se ponga a establecer nexos y a encontrar
soluciones. Cuando un miembro de la familia tiene un síntoma, toda ella se siente
atascada en unas conductas reiterativas.
Cuando en una familia hay dos o más personas que comparten un secreto, no interesa
su contenido sino el efecto que su existencia produce en los demás. El secreto produce
un efecto aunque los otros ignoren su contenido. Cuando dos personas comparten un
secreto, las suele hacer más poderosas frente a los otros miembros de su familia.
OJO: Un secreto es, a menudo, una coalición que cruza fronteras generacionales.
Además que impide el libre flujo de las comunicaciones dentro de la familia. Ivan Nagy:
una de las fuentes más importantes de patología es la presencia de una injusticia en el
seno de una familia. La existencia de secretos que hacen posible que algunos de sus
miembros posean información, y otros no, genera una especie de injusticia. Cuando
una persona se siente excluida del sistema de comunicación, surge un problema.
Desde el punto de vista del sistema, podemos ver en cada miembro de la familia a un
agresor o a una víctima. El terapeuta acaba luchando contra el juego, y no contra las
personas.
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universal establece que una persona nunca puede abandonar el campo bajo una
connotación negativa.
En la terapia sistémica, uno trata de deshacer todo aquello que, a lo largo de los años,
ha puesto en dificultades a la familia; la forma habitual y tradicional de la educación y la
enseñanza. Por medio de la neutralidad y la terapia sistémica crea un contexto de
aprendizaje en el que las personas pueden empezar a encontrar nuevas reglas, nuevas
premisas para su organización.
La neutralidad es una ideología que ve todo como mensajes, como una comunicación.
Quita los rótulos. Es la capacidad de ver el todo e una manera sistémica. Significa
liberarse del verbo ser. Cuanto más patológico es un sistema, tanto más pegadas están
las personas a este verbo. Ser neutral no significa ser frío, sino aceptar un sistema en
su totalidad, sentir compasión, interés y curiosidad por el dilema de una familia.
Lo primero que debe hacer el terapeuta que desee aprender el método sistémico es
analizar el contexto en que opera. Si pertenece a una institución, debe determinar las
relaciones existentes entre los diversos subsistemas internos, así como el modo en que
la familia, la institución y el terapeuta se relacionan entre sí. Estas relaciones influirán
en el tipo de intervención viable.
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Procuramos ser elásticos para tener presentes muchas posibilidades sin fijar nuestro
pensamiento en ninguna hipótesis en particular. Las hipótesis provienen de cuatro
fuentes: los datos, la teoría que uno tenga, la experiencia recogida de las muchas
familias tratadas y la personalidad (transferencia).
Tenemos que descubrir el ajuste entre la hipótesis y la organización del sistema tal
como se ha formado en el tiempo. Las hipótesis son mejores cuando las elaboran
terapeutas que practican el interrogatorio circular y responden constantemente a la
realimentación proporcionada por la familia durante la entrevista, porque este proceso
refleja la organización de la familia.
OJO: Con respecto a la violencia en la familia, constituye un desafío muy grave para
quienes desean mantener una perspectiva sistémica. En aquellos casos en que la
violencia es manifiesta y se ha iniciado o iniciará una acción judicial, esa violencia
forma parte de la comunicación familiar y debería ser enfrentada como tal. El hecho de
que, a menudo, el terapeuta deba transformarse en agente de control social es un
producto de esta situación.
Aquellos casos en que la violencia no pasa de mera sospecha plantean problemas aun
más difíciles de resolver. El terapeuta debe convertirse en detective. Al terapeuta
sistémico con le interesa averiguar la verdad; más bien procura inventar una nueva
realidad en colaboración con la familia. Le interesa descubrir sentidos para todas las
conductas, en la esperanza de que ayuden a los miembros de la familia a cambiar de
manera tal que resulte innecesario persistir en los actos de violencia.
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familia, tanto social como profesional. El acto de terapia debe representar todos los
contextos.
Los triángulos y la premisa: una evaluación tríadica es una base que permite construir
una hipótesis; una premisa, en cambio es el tema o idea con que se debaten los
triángulos problemas. El concepto del hijo pseudo estable y el hijo pseudo fugitivo. Las
dos posiciones refuerzan el vínculo con los padres, ya amenacen los hijos con
marcharse o con regresar. La lógica de esta conducta radica en que uno de los hijos
debe aparentar que se va y las dos posiciones deben alternar porque ninguna de ellas
constituye, por sí sola, una solución.
Cuando las personas tratan de crear un mundo demasiado similar al conocido, crean
una profecía que engendra las condiciones de su propio cumplimiento. Si preguntamos
acerca del futuro formulamos unos interrogantes que la premisa no permite ellos
introducen la idea de que la premisa puede cambiar o al menos ser modificada.
Bateson cambiar una premisa es un acontecimiento excepcional que exige un gran
esfuerzo.
Las familias tienen premisas generales, sobre todo acerca de la separación y la muerte.
La percepción de la idea de la muerte en los vínculos familiares y el modo en que se la
experimente en el futuro guardarán armonía con la evolución de aquellas ideas en la
historia familiar.
Existe una premisa básica en torno a la separación, que la gente debe resolver. Si
usted acepta la idea de que las relaciones no son permanentes tendrá una premisa
básica. Los miembros de las familias enmarañadas intentan desmentirla o ponerla a
prueba. Tratan de separarse experimentalmente y luego regresar al seno de la familia
para resolver la misma cuestión; empero, en tanto obran así, a menudo producen
síntomas. Cuando ocurre una muerte dentro de un sistema, la manera en que se la
vive, en que se la percibe y se la experimenta, guarda relación con una premisa
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establecida con anterioridad a esa muerte. Cuando alguien muere, puede adquirir más
importancia de la que tenía en vida.
Nada tiene de extraño que tantos terapeutas familiares hayan basado todo su
tratamiento en el duelo no resuelto. Las ideas de Bateson con respecto a las premisas,
se refiere a unas estructuras establecidas en la infancia, programadas intrínsecamente,
que explican que una persona tienda a repetir la índole de relación que tuvieron sus
padres. Es como si el sistema se viera obligado a buscar constantemente una solución
epistemológica para algún problema en particular, que las generaciones anteriores no
lograron resolver. Decimos que esa persona tiene que repetir lo que ya está
programado intrínsecamente en el sistema, pero no con el fin de continuarlo, sino de
procurarle una solución.
Es muy difícil cambiar una premisa; hay que tocar fondo. Por eso la prescripción de un
síntoma puede ser eficaz. En el acto de impartir esta prescripción absurda, sugerimos
la posibilidad de una nueva apertura. Por lo común, una familia quiere que el terapeuta
provoque un cambio en el paciente pero no en el juego familiar.
OJO: En principio la familia viene porque necesita un rótulo psiquiátrico. Uno admite
esa idea hasta cierto punto en la medida en que acepta a sus miembros en calidad de
pacientes. Uno admite la definición de ellos, es decir, que tienen problemas
psiquiátricos, pero enseguida empieza a cuestionarla. Poco a poco, por medio del
proceso de terapia, uno trata de convertir el rótulo en conducta. Cuando nos sentimos
bastante seguros de que la familia puede transformar su propio rótulo en acción,
cuando sus miembros comprenden que la enfermedad de una persona es una
conducta, podemos contemplar la enfermedad como una decisión y la familia empieza
a reaccionar como si el enfermo fuera un ser humano, que lo es, y no una persona
enferma. Ese es el momento en que comienza el cambio.
La apertura es una expresión del sistema significante propio de una familia. Se puede
presentar como una idea, una palabra señal, un tema o una conducta analógica. Actúa
a modo de entrada o apertura hacia la manera en que una familia determinada
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organiza su pauta de pensamiento, sus conductas y la combinación de significados que
estas representan colectivamente.
Con frecuencia, las aperturas no se completan, más bien, actúan como factores
disociadores de la pauta de pensamiento de la familia: sugieren conexiones nuevas y
posibilidades diferentes. El tiempo amplifica y ahonda el problema a medida que las
secuencias de conducta se reiteran una y otra vez. Por el recurso de preguntar quién
fue el primero en notarlo, el terapeuta describe el problema como algo que sólo existe
en tanto realidad psicológica cuando alguien lo percibe, cuando es interaccional.
La idea de adhesión implica una relación: es la expresión de una recursión mutual. Esta
recursión añade un elemento de sorpresa porque la familia nunca pensó en ella. Las
ideas de proximidad y distancia son negociables y cambian con el tiempo, en tanto que
los opuestos siguen siéndolo.
Los celos son una expresión sistémica de estructuras triangulares, porque cada
miembro de una diada siempre está celoso de un tercero.
Los A.M. utilizan en sus debates tres clases diferentes de hipótesis: quién está con
quién en la familia (es una evaluación de las alianzas, coaliciones), la segunda
concierte a las premisas y mitos individuales y familiares, la tercera se basa en el
análisis de las comunicaciones tanto en la familia como en otros sistemas.
OJO: Carl Whitaker describió las familias psicóticas recurriendo a la metáfora del
caballero blanco y el caballero negro: una persona tiene que ser totalmente negra y
otra totalmente blanca. Y agrega que la tarea del terapeuta es hacer que todos sean
grises. Una vez iniciado (cuando un miembro de la familia empieza a recoger los
sentimientos negativos de todos los demás) este proceso tiende a amplificarse por sí
solo.
OJO: Siempre piensan que la persona que no está presente es aquella con la que se
pueden comunicar mejor. Esta es otra característica de muchos sistemas psicóticos.
En los casos que presentan una historia de psicosis crónica, el terapeuta debe aceptar,
de algún modo, la idea de que un miembro de la familia es diferente; de lo contrario la
familia no se comprometería. Hacia el final de la entrevista después de haber
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trastornado el sistema familiar con todas esas preguntas, engancha a la familia
aceptando su mapa, su diagnóstico, a menudo confeccionado por otros expertos.
Entonces la familia puede confiar nuevamente en el terapeuta y desarrollar un rapport
positivo. Cuando no se presentan nuevas ideas y pautas, ello indica que el equipo debe
interrumpir el debate.
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el uso de la paradoja y la descalificación. La descalificación más funesta: es el autor
mismo del mensaje quien se califica como “yo no existo en la relación contigo”.
4 EL PACIENTE DESIGNADO
El mensaje esquizofrénico: no es que deben hacer algo diferente, deben ser lo que no
son, sólo así podrán ayudarme a ser lo que no soy pero que podría ser, si ustedes
fueran lo que no son. Lleva la paradoja al extremo, al imposible absoluto a través de la
sustitución del hacer por el ser. No es que no lo hagan como lo deberían hacer, es que
no son como debieran ser.
Según el modelo lineal, el paciente ha tenido tanta dificultad para hacerse autónomo,
justamente porque ha introyectado un superyó arcaico que se lo impide. Desde una
perspectiva circular-sistémica, toda puntuación en el sentido causa-efecto, sólo puede
ser arbitrario. Para comprender el juego debíamos limitarnos a observar todo lo que
aparecía en estas familias, sólo como efecto pragmático de jugadas que, a su vez,
provocaban otras contrajugadas al servicio del juego y de su perpetuación. Aún las de
los terapeutas son contrajugadas como respuesta a las de la familia en la que se
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encuentran. Según el modelo cibernético, cada miembro de un sistema es influido ya
por el comportamiento de los otros miembros del sistema, ya por el comportamiento
previo, conforme al tiempo propio de ese sistema.
7 LA CONNOTACIÓN POSITIVA
Surgió por la necesidad de llegar, a una intervención terapéutica paradójica: la
prescripción del síntoma al paciente designado. La función primaria es facilitar a los
terapeutas el acceso al modelo sistémico (metacomunicación, es el pasaje a un nivel
de abstracción superior).
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miembros de la familia se oponen a cualquier cambio que resulte peligroso para su
ideal homeostático, es necesario aliarse a tal ideal. Los terapeutas subrayan y
confirman el aspecto homeostático, los comportamientos de los otros miembros de la
familia tendientes al mismo objetivo. La connotación positiva tiene dos funciones
terapéuticas: definir claramente la relación sin peligro de recibir una descalificación y la
definición debe ser de un tipo de contexto, en cuanto terapéutico. Al mismo tiempo,
abre implícitamente el camino a la paradoja.
Para ser eficaz, el ritual tiene que implicar a toda la familia. Para llegar a un código
digital es indispensable una previa adaptación analógica. Una vez que el individuo ha
llegado al nivel de las operaciones formales, los dos procesos, analógico y digital, se
integran y no es posible distinguirlos sino mediante un artificio lingüístico. El ritual
familiar, a nivel de acción, está bastante más próximo al código analógico. El
componente analógico es más apto que las palabras para unir a los participantes en
una poderosa vivencia colectiva y para introducir una idea básica compartida por
consenso. El ritual familiar es la prescripción ritualizada de un juego cuyas normas
nuevas tácitamente sustituyen a las precedentes. Requiere a los terapeutas un
esfuerzo de observación y creativo.
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status quo. En estas familias la simetría encubierta entre los padres se ramifica
también de modo encubierto en la generación siguiente. Hay quien se ha sentido
amado y quien se ha sentido excluido. La lucha oculta entre seudoprivilegiados y
seudodescuidados, escondido en una maraña de coaliciones encubiertas y negadas.
Los terapeutas inician ese juego al trastocar tácticamente la puntuación. El
seudoprivilegiado pasa a estar en desventaja, porque habiendo acaparado a uno de los
padres se ha bloqueado en su propia evolución.
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inaccesibles a sentimientos simétricos de adulación o de furia, sino también divertirnos.
Los jaque-mate nos ofrecieron posibilidad de redimensionar sin exasperar nuestra
propia hybris simétrica. Los sentimientos de celos ansiosos, de furia, de tedio, etc., son
signo de que los terapeutas están involucrados simétricamente. La única manera de
amar a nuestros pacientes era no amarlos, o amarlos en sentido metafísico. Nuestro
juego a la esquizofrénica, lo más fríamente posible, como una actitud cínica, de
distancia y de insensibilidad para con el sufrimiento, jugamos contra el juego y no
contra las víctimas.
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comunicacionales que causan confusión y darle una connotación positiva como algo
justo y legítimo. La segunda consiste en la prescripción, dirigida a nosotros de acceder
a dicho pedido. Cuidamos de mantenernos en posición de ventaja, estableciendo que
la continuación y resultado de la terapia depende, del éxito que logremos al llevar a la
práctica dicha autoprescripción.
Tratamiento: Los terapeutas ingresan al sistema familiar, evitan una actitud crítica,
aprueban y en algunos casos prescriben, la misma conducta que han observado. Cada
progenitor prosigue con sus intentos de formar una coalición con los terapeutas. Los
terapeutas rechazan esta maniobra declarando que el paciente designado es el
verdadero líder, que se ha sacrificado por su sensibilidad y altruismo. Los progenitores
en su relación con los terapeutas, quienes son cada vez más parentificados, rivalizan
no sólo entre sí, sino también con el paciente designado. El paciente designado
cambia, pasando de la posición de progenitor a la de hijo y comienza a abandonar sus
síntomas. Los padres intensifican sus respectivos intentos de crear una coalición. Los
terapeutas se niegan a hacer declaraciones en ese sentido y son más parentificados. El
paciente designado abandona sus síntomas. Uno de los hermanos suele acusar
síntomas. Los terapeutas elogian esta conducta atribuyéndola a la percepción de los
padres que tiene el hijo: miedo a dar por terminada la terapia. La familia se presenta
con todos los hijos libres de conductas sintomáticas. Los padres intensifican su batalla
por inducir al terapeuta a continuar con el tratamiento. Los terapeutas abandonan el rol
de progenitores y paradójicamente lo prescriben al miembro o los miembros de última
generación. El que los terapeutas se nieguen a mantener e papel de padres en la
situación terapéutica no debe verse como un rechazo, sino como una confirmación de
los padres.
Esta intervención, es importante al terminar la terapia familiar, a fin de evitar que los
niños caigan nuevamente en el papel de padres cuando os terapeutas abandonan el
sistema familiar.
PALABRAS:
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Bibliografía:
Selvini, M., Boscolo, L., Cecchin, G., Prata, G. (1998). Paradoja y contraparadoja. Un
nuevo modelo en la terapia de la familia de transacción esquizofrénica. España.
Editorial Paidós.
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