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LIBRO III
CAPITULO 1
CAPITULO 2
CAPITULO 3
CAPITULO 4
CAPITULO 5
CAPITULO 6
CAPITULO 7
70. Grandes son las obras del Altísimo (Sal., 110, 2),
porque todas fueron y son hechas con plenitud de ciencia
y de bondad, en equidad y mesura (Sap., 11, 21).
Ninguna es manca, inútil ni defectuosa, superflua ni vana;
todas son exquisitas y magníficas, como el mismo Señor
que con la medida de su voluntad quiso hacerlas y
conservarlas, y las quiso como convenían, para ser en
ellas conocido y magnificado. Pero todas las obras de
Dios ad extra, fuera del misterio de la Encarnación,
aunque son grandes, estupendas y admirables, y más
admirables que comprensibles, no son más de una
pequeña centella (Eclo., 42, 23) despedida del inmenso
abismo de la divinidad. Sólo este gran sacramento de
hacerse Dios hombre pasible y mortal es la obra grande
de todo el poder y sabiduría infinita y la que excede sin
medida a las demás obras y maravillas de su brazo
poderoso; porque en este misterio, no una centella de la
divinidad, pero todo aquel volcán del infinito incendio,
que Dios es, bajó y se comunicó a los hombres,
juntándose con indisoluble y eterna unión a nuestra
terrena y humana naturaleza.
sus pasos.
CAPITULO 8
92. Fue para los Ángeles este día de mayor júbilo y gozo
accidental que otro alguno había sido desde su creación.
Y cuando la Beatísima Trinidad eligió y declaró por Reina
y Señora de las criaturas a su Esposa y Madre del Verbo
eterno, la reconocieron y admitieron los Ángeles y todos
los espíritus celestiales por Superiora y Señora y la
cantaron dulces himnos de gloria y alabanza del Autor.
En estos ocultos y admirables misterios estaba la divina
reina María absorta en el abismo de la Divinidad y luz de
sus infinitas perfecciones; y con esta admiración
disponía, el Señor que no atendiese a todo lo que
sucedía, y así se le ocultó siempre el sacramento de ser
elegida por Madre del Unigénito hasta su tiempo. No
hizo jamás el Señor tales cosas con nación alguna (Sal.,
147, 20), ni con otra criatura se manifestó tan grande y
poderoso, cómo este día con María Santísima.
CAPITULO 9
CAPITULO 10
CAPITULO 11
porque las obras del Altísimo todas son perfectas (Dt., 32,
4) y acabadas, las plantas y los árboles salieron de la
mano de Su Majestad con frutos, y siempre los tuvieran
sin perderlos si el pecado no hubiera alterado a toda la
naturaleza, como lo diré de intento en otro tratado, si
fuere voluntad del Señor, y lo dejo ahora por no pertene-
cer a éste.
CAPITULO 12
CAPITULO 13
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