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CONSEJOS DE 1 DISCÍPULO DE MARX A

1 FANÁTICO DE HEIDEGGER
Primera edición, 2016

D.R. © Mario Santiago Papasquiaro, Nibaldo Acero, Rubén A. Arias, Ignacio Bajter,
Pedro Damián Bautista, John Burns, Andrés Cisneros de la Cruz, Eduardo Guzmán
Chávez, Mariana Larrosa, Geles Lebrija Larrosa, Rubén Medina, Tulio Mora, María
Guadalupe Ochoa Ávila y Jorge Pimentel.

D.R. © Rubén Medina (compilación e introducción)

D.R. © MATADERO

D.R. © Editorial Nautilium AC


Luis de la Rosa 81, Jardín Balbuena
03810 Ciudad de México

Editor: Gerardo González


Cuidado editorial: Israel Frontana, Juan Manuel Hernández y Claudia Moreno

ISBN: 978-607-9694-94-4

Impreso en México / Printed in Mexico


CONSEJOS DE 1 DISCÍPULO DE MARX A
1 FANÁTICO DE HEIDEGGER

Mario Santiago Papasquiaro

Edición crítica de
Rubén Medina

Matadero
El poeta es el géiser de su propio ser

Mario Santiago Papasquiaro


En el camino CON Santiago, a manera de presentación

Rubén Medina

Cada época y cada siglo tiene y esconde poetas que trastocan y marcan sus-
tancialmente a la poesía y a la figura del poeta. Algunos de ellos en cierto
modo llegan a convertirse en puntos de referencias, tendencias y fuentes de
nuevas concepciones del poema y de cada uno de los elementos que lo com-
ponen. En el siglo xix habitan ese callejón sin salida, Baudelaire, Rimbaud,
Mallarmé, Darío, como anteriormente lo hicieron Blake, Novalis y Hölder-
lin. O como lo efectuaron Rilke, Vallejo, Pound, Pessoa, Langston Hughes y
Aimé Césaire, por mencionar sólo a algunos que transformaron la poesía du-
rante la primera mitad del siglo xx; desde su propio margen y a la sombra de
la ruptura masculinista y heteronormativa también lo ejercieron poetas como
H.D., Ajmatova, Pizarnik, Audre Lorde. Dentro de este amplio entorno y
marco rupturista, nos interesa sopesar la dimensión de la poesía de Mario
Santiago Papasquiaro (1953-1998). ¿Dónde lo ubicamos? ¿En qué tradición
poética o contra cuáles tradiciones poéticas se posiciona? ¿Qué ideas, sistemas
de pensamiento, paradigmas y conceptos emergen de su poesía y de la misma
figura de poeta que encarna? ¿Qué nos revela su radicalidad y de qué modo
esa misma radicalidad configura la praxis poética del infrarrealismo?
Para sopesar todas estas interrogantes e iniciar una apreciación sistemática
de su poesía y figura de poeta, nos ha parecido pertinente abordarlo a través del
análisis de su poema, Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger,
al que aquí consideran un grupo diverso de jóvenes académicos, críticos y poe-
tas (o las tres figuras a la vez) de Latinoamérica, EEUU y España. Consejos es
un poema largo (de 482 versos), y como todo poema largo es un desafío verbal,
estructural y epistemológico, configura potencialmente un viaje a lo descono-
cido; lleva en él la marca del experimento y ruptura poéticos, va más allá de la
tradición y avanza deliberadamente una nueva poética.

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Los autores aquí incluidos subrayan indistintamente ese atributo del tex-
to de Papasquiaro, y el de tratarse asimismo de un poema clave en la obra del
poeta y del infrarrealismo. Rubén Á. Arias, por ejemplo, en su ensayo que
integra este libro reconoce inmediatamente esa doble dimensión del poema
de Santiago: “El poema de los Consejos —dice— es estricta e inmediatamente
anterior a la fundación del infrarrealismo pero en él se encuentra su propuesta
vital y estética (la-misma-cosa) que aparece en crudo, sin el membrete y los
límites que el mismo nombre y la pertenencia al movimiento impondrían más
tarde”. Andrés Cisneros de la Cruz, desde otra visión literaria, coincide con
tal aseveración y apunta lo siguiente:

Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger es quizá el poema que


lleva casi a la perfección los postulados de los manifiestos infra. Porque logra
desplazarse, salir de su auto contemplación, y dar el golpe, no sólo la gracia o el
regodeo verbal, sino que es la canción sentida de un desesperado, que desde el
margen del inconsciente fantasmal de lo europeo y sus escuelas de arte, su magia
y fantasía, se enfrenta a la historia como un forense.

Ignacio Bajter, también incluido en este volumen, advierte ese carácter


fundacional del poema en el infrarrealismo y la relevancia que tendría desde
su escritura en el interior del grupo y en la posterior narrativa de Bolaño: “En
pocos días del último tramo de 1975 se levanta una poética que activa a un
movimiento, afecta a quienes se adhieren a él y se filtra en la calle central de
la literatura, la narrativa, nueve años después, si se tiene en cuenta el tributo
que le hace el título Consejos de un discípulo de Morrison a un fanático de Joyce,
que Bolaño y A. G. Porta escribieron en Barcelona”. Asimismo, al sopesar la
conexión entre el poema de Santiago y poética del infrarrealismo, John Burns
subraya:

Consejos lleva una impronta muy específica de su momento y su entorno, que


sería la de un grupo de escritores que aboga por una estética diferente de la domi-
nante por motivos éticos. Entre ellos están la percepción del status quo literario
como mafia, el cansancio ante una poesía pulida y transparente que no le hace
justicia a la situación precaria y fragmentada que vive el país, y la emergencia
de clases sociales, la baja y media baja, que en el entorno literario relativamente

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pocas veces habían gozado de acceso a la literatura, tanto en términos de lectura
como en términos de publicaciones.

Burns observa el modo que el poema de Papasquiaro revela las huellas


tanto estéticas como éticas de un grupo emergente de escritores de las clases
bajas a mediados de los setenta en México DF, aludiendo al infrarrealismo,
y enseguida apunta varias características propias del poema de Papasquiaro:

Consejos es un poema largo que se desborda, un texto que asume dimensiones


totalizantes donde cabe todo, inclusive los cuatro elementos (“El aire húmedo de
abril” (250), “la peculiar batucada de la lluvia” (252) “ese horizonte ensalivado
por el fuego,” “se estará enfriando la tierra” (255) [énfasis mío]). El conocimiento
científico y los 45,000 años que mide el Carbono 14 no serán capaces “de re-
construir los hechos verdaderos.” El tiempo transcurre en términos de la “edad
geológica” para plasmar “pedazos de universo.” Las referencias al arte se mueven
entre la Italia de Giotto del siglo XIII, la Alemania de Durero del siglo XVI, y la
Rusia de Chagall del siglo XX. De hecho, el mundo no le es suficiente al texto:
el poema vuela con el cosmonauta Gagarin y al final, el planeta está “saliendo
de la órbita.”

Esa magnitud y relevancia epistemológica de los elementos culturales y


filosóficos que componen el poema y la compleja poética de Papasquiaro, es
un aspecto que de igual modo destaca Nibaldo Acero desde su rincón sud-
americano:

Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger es un poema que pareciera


abrir un vasto parlamento que inicia filosófico, y obtura cinematográfico. Que es-
tira una línea de tiempo contemporánea al propio poeta, para quienes van a la par,
midiéndose a él. Pues se trata de un sujeto que extrae y examina una biopsia del
tiempo que supervive. De un mundo que se le da “en astillas”, como dice el verso
que abre el poema. Consejos pareciera la radiografía de una cultura, de sus albores
y sus postrimerías. Que visibiliza además partículas de su compleja arte poética,
la que se desintegra y mueve por toda su lírica, actitud y cuerpo: receptáculos que
compartirán una materialidad, una velocidad y un desprendimiento que hacen
inútil el estudio de esta poesía sin la auscultación de sus viajes y pasiones.

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Según advertimos en las citas anteriores, es indudable la relevancia del
poema que aquí nos convoca. Anotemos entonces un dato circunstancial y
biográfico: Papasquiaro redacta Consejos a finales de 1975, cuando apenas
cuenta con 22 años. Esta referencia sin embargo no es gratuita pues subra-
ya rasgos fundamentales de la personalidad de Papasquiaro, como son su
precocidad, impulso rupturista y erudición, que crucialmente aquí lo notan
algunos ensayos del libro. Santiago, por cierto, escribe Consejos siendo más
joven que T. S. Eliot cuando éste escribe The Waste Land (Eliot tenía 34 años
cuando se publica el poema aunque pasa algunos años antes escribiéndolo y
haciendo los cambios sugeridos por Pound); es también más joven que Gins-
berg cuando escribe Howl (tenía 29 años), o cuando Gorostiza escribe Muerte
sin fin (quien pasaba ya los 35 años) y aún que Huidobro, el más precoz de este
grupo, quien escribió Altazor entre los 26 y 38 años.
Ahora bien, la figura de Papasquiaro como poeta personifica plenamente
esa noción infrarrealista de las estrellas-pueblo que no están indicadas en los
mapas celestes, a diferencia de las estrellas-ciudad. En otras palabras, que el
poeta existe (y debe existir) fuera de los circuitos del poder literario y por
tal motivo no necesita de la valoración de éste para legitimar su existencia y
repercusión como poeta. Bien. Pese a que Mario Santiago optó deliberada-
mente por la marginalidad, como resultado de su rechazo absoluto y confron-
tación continua contra la institución literaria (las mafias) en México, y que en
vida su obra poética fue únicamente publicada por una editorial subterránea
en una plaquette y un poemario, Beso eterno (1995) y Aullido de cisne (1996)
respectivamente, el poeta infrarrealista se ha convertido en una figura de cul-
to en varios entornos literarios y culturales. Súper bien. De hecho, no me ha
sorprendido ver o encontrar, una y otra vez, a jóvenes poetas o lectores que se
me acercan en cada una de las ciudades que he estado en España y Latinoa-
mérica, para preguntarme o comentarme algo sobre el poeta infrarrealista y
su poesía.
No obstante, es preciso reconocer que esa atención, fama y culto que ha
ocurrido a su figura en varios entornos durante casi dos décadas, en parte es
resultado de la continua referencia que hizo Bolaño a Mario Santiago en su
escritura y en entrevistas. Referencias de Bolaño, por cierto, que hay que consi-
derar indudablemente en el contexto de las labores visibles e invisibles del po-
der literario mexicano que por varias décadas ha tratado de borrar, neutralizar

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y ningunear al infrarrealismo, y últimamente a la figura de Mario Santiago
Papasquiaro. Si bien esa atención emanada de la escritura de Bolaño hacia
Santiago es, a la vez, una bendición y una desventura, pues sobre todo se ha
querido ver esa creciente fama del poeta como expresión de la primera.
En este libro no pretendemos rescatar la figura histórica del poeta in-
frarrealista, ya que la cuestión de cuál es la figura real es de hecho espinosa
(peliaguda, diría Santiago). Optamos por no decir sencillamente que aquí nos
concentraremos en la figura de carne y hueso de Mario Santiago Papasquiaro,
aceptando con ello esa falsa e improductiva dicotomía entre una construcción
ficticia y otra real, entre personaje y poeta, entre mito y experiencia. Sí nos
interesa, en cambio, llamar la atención a esta dualidad y ver críticamente a
la figura ficticia, mítica, seductora, finalmente problemática que aparece en la
escritura de Bolaño, a fin de abrirnos vías productivas en el análisis de su
poema, de la figura de poeta, y por extensión del infrarrealismo.
Al tratar de despejar la relación de Mario Santiago Papasquiaro y la no-
vela Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, Bruno Montané Krebs apuntó
desde hace varios años: “es pertinente aclarar que Mario Santiago no es Uli-
ses Lima; quiero decir que no lo es más que Bolaño ante su trasunto Arturo
Belano. La novela explota, estalla y disemina en múltiples direcciones donde
las correspondencias y las atribuciones chocan, se niegan o complementan,
gracias a la genial capacidad de escritura que su autor mostró en su poesía,
cuentos y novelas”1. Y, respecto a la novela, añade:

El libro funda y retrata una nueva sensibilidad que no deja de percibirse como una
identificación generacional; sin embargo, sus logros no pueden verse como un
texto que sólo se consuma en la imputación del testimonio o la anécdota, tenta-
ción simplista que a nuestro parecer limitaría su peculiaridad y su frescura. Por
eso viene a cuento recordar la obvia independencia y autonomía de Mario Santia-
go ante su trasunto Ulises Lima, personaje que quizá comparte con Mario algo más
de tres anécdotas; no obstante ese juego de equívocos de ningún modo debería
amordazar a ninguna de estas dos figuras, al personaje y, sobre todo, a quien más
importa en este caso, el poeta.

1. “La estupefacción”, prólogo a Respiración del laberinto, Santiago de Chile,


Aminita Cartonera, 2008, pp. 3-6.

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Cabe agregar al respecto que en Los detectives salvajes el infrarrealismo,
referido como real visceralismo, aparece inscrito a la vez como una celebra-
ción del movimiento y el anuncio de su muerte. Y esa muerte de la rebelión,
el antagonismo y la ética del grupo es simbolizada con la reconciliación de
Ulises Lima (Mario Santiago Papasquiaro) con Octavio Paz; una reconcilia-
ción que es evidentemente ficticia, y más parece como ese retorno freudiano
de lo reprimido en el interior del autor dos décadas después. La muerte del
real visceralismo en la novela emerge, me parece, para justificar el trayecto
de Bolaño como escritor que deja el margen como su único hábitat y aparece
plenamente integrado a la industria editorial como escritor profesional.
La figura ficticia de Mario Santiago en Los detectives salvajes es evidente-
mente una figura seductora al mostrar una serie de atributos y nuevas posibili-
dades para la identidad del artista en el capitalismo tardío, pero asimismo esa
seducción ha encontrado modos en la mercadotecnia para interesar a públicos
más allá de la lengua castellana. Al respecto John Burns precisa esa situación:

En Los detectives salvajes, la representación de Ulises Lima gira en torno al mundo


lumpen, de prostitutas, vendedores de marihuana y ladrones de libros, “pedazos
de universo” que también presenciamos en Consejos. Es parte del atractivo del
texto que ha llevado a Bolaño a ser un bestseller en una decena de idiomas. Saco
a colación el tema del fenómeno Bolaño en el mercado editorial internacional,
donde Los detectives salvajes circula como una representación del teeming literary
underworld de América Latina” (Harvey) porque en el reducidísimo mundo de
lectores de literatura latinoamericana en traducción en Estados Unidos y Europa
la imagen de MSP podría entenderse como una especie de caricatura de un Beat
mexicano cuando en realidad, es una figura infinitamente más compleja que
emplea una amplia gama de técnicas literarias y referencias filosóficas.

En esta labor de distinguir y sopesar la figura mítica y la figura real de


Papasquiaro, varios autores en el libro refieren precisamente al problema que
puede ocasionar la lectura de la poesía de Papasquiaro sobre la base del mito
y la leyenda. Andrés Cisneros de la Cruz apunta al respecto:

[U]no de los riesgos para la poesía de MSP es que la gente —los lectores— se
quede en la lectura del mito: que se aferren a la figura del personaje antes que al

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poema. Que la poesía se vuelva sólo un fetiche de lo banal. Es decir, “los des-
manes”, “las agresiones gratuitas” que tanto han hecho figurar al movimiento
completo del infrarrealismo, de la mano de los “desfiguros etílicos” de MSP,
como si fuera el mismo Ometochtli, contra el establishment, es lo que menos
puede ayudar a su poesía, por el simple hecho de que la gente tiende a dejarse
llevar más por la alharaca que por el fondo; por la retórica que por el contenido.

En el contexto de la cita anterior, Ignacio Bajter, por su parte, subraya la


necesidad de considerar a Santiago como una sola figura, que combina am-
bas, la del guerrillero cultural y del renovador de la poesía:

El comienzo mítico de Mario Santiago es el de un francotirador de extraña


e inadvertida puntería. Sería tosco, ante sus poemas, creer que era su lado de
crítico agresor lo único que mantenía viva su figura de poeta. No puede ser sólo
la rebeldía (que está en su generación, en su tiempo) la única marca de fábrica.
Más allá del “terrorismo cultural”, Mario Santiago es renovador por lo que creó
con los recursos del lenguaje: un poema de percusión ligada a un ritmo vocálico
tenso en las esdrújulas, un tipo de texto cinético cercano a la action painting.
Como conocía bien las potencias de la lengua, tenía conciencia de lo que signifi-
ca transfigurar la realidad y revelarla “en su desollada quintaesencia”.

No obstante, en los ensayos que integran este volumen aparece también


otra consideración de la doble dimensión de la figura de Papasquiaro, que
reconoce el poder de las ficciones y leyendas en la cultura. Al respecto, Rubén
Á. Arias indica que “[u]n suceso que no construye su leyenda está destinado
a desaparecer rápidamente de la memoria colectiva”. En base a esta premisa
sugiere la presencia activa de la propia autoconciencia de Bolaño y Santiago
—su deliberada actividad— en la creación del mito del poeta infrarrealista y
de los dos personajes o figuras que emergen en su escritura. En su ensayo aquí
incluido, Rubén Á. Arias apunta:

Desde el interior de la obra de Roberto Bolaño, el infrarrealismo parece surgido


de una sola vez y articulado —desde su origen— como mitología, esto es, como
una condición de la escritura por venir; como aquello que, en gran medida, se
proyecta en el presente para poder ser contado después. Y es muy probable que

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Mario Santiago lo supiera o lo adivinara y que se prestase a entrar en aquel juego
con una complicidad y una confianza absolutas. En la antología Jeta de santo se
recoge un poema sin título que figura con la siguiente dedicatoria: “Para Roberto
Bolaño, al que presiento ya como mi Maharischi e iniciador de 1 movimiento
cuyo nombre ignoro & en el cual prometo realizarme plenamente”.

Esa misma conciencia y actividad de la que habla Arias puede encontrarse


en las cartas de finales de los setenta que intercambian Bolaño y Papasquiaro,
así como de otros miembros del infrarrealismo. El cerco del poder literario
al infrarrealismo y la existencia de sus miembros en el margen creaba, me
parece, esa sensación de participar en “una escritura por venir”. Pero ese ve-
nirse (captado especialmente en la novela de Bolaño y en Consejos, como en
otros textos) se lleva a cabo en el presente: como la apertura de un horizonte
cultural más vivo y libre.
Pero más allá de estas perspectivas entre la figura mítica y real, del poder
de las mitologías (como bien lo mostró Barthes), y de que es innegable que
no existen las lecturas puras o meramente compartimentadas pues cuando
leemos los archivos mentales de otras lecturas e imágenes se cruzan e infor-
man nuestra propia percepción, sensibilidad y entendimiento, una cosas es
cierta: los autores de los acercamientos críticos en este libro, implícitamente,
rehúsan repetir el lema snob y simplista de que el mejor homenaje a un poe-
ta es leerlo. Ya vas, carnal. Ahorita mismo me voy a una librería, o dime si
puedo encontrar el libro en Amazon… ¿Es suficiente leer a Vallejo, a Pound,
a Pessoa? ¿No debería suponer un texto vanguardista o neo-vanguardista una
lectura diferente, en la ruptura, digamos, que refracte el desbordamiento vi-
sual, aural, epistémico del texto que se examina? ¿Qué significa leer textos
rupturistas de autores que bombardean la academia desde un entorno institu-
cional y profesional estable y piramidal, aún con sus pugnas interiores sobre
teorías y perspectivas literarias? Papasquiaro vivía los textos de la tradición
literaria y la modernidad, emprendía una lectura encarnada, de viaje por las
calles, es decir, siempre en relación perturbadora, convulsiva y epistémica con
el mundo distópico por el que avanzaba, negándose a hacer solamente una
lectura intelectual de los textos. Caminaba con los libros (bombas de tiempo)
y por los libros, y en el contexto de su erudición vale decir que éstos (los libros)
pocas veces existieron en la biblioteca de su casa como mera acumulación

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potenciada de conocimiento. Rubén Á. Arias, por ello, apunta lo siguiente:

Mario Santiago… no concibe el poema como artefacto literario, esto es, como
una unidad verbal destinada a cerrarse y contenerse a sí misma para después for-
mar parte de un libro, un producto en un estante, etc… El poema es, de hecho, el
estado en que la energía del poeta deja al lenguaje al pasar a través de él. Por ello,
el poema no está estructurado en función de su clausura: el poema termina allí
donde la energía que lo ocasiona abandona lo lingüístico y retorna a su espacio
natural (o a otro espacio distinto).

Los autores de los acercamientos críticos que aquí se reúnen, asumen y


consideran de una u otra manera estos importantes datos sobre la concepción
del poema y se aventuran por el camino de Santiago.
Y se arriesgan en la aventura, se desmarcan de las limitaciones teóricas
de la academia, molestan a los núcleos de amistades sobre los que se sostiene
la institución, o subrayan su alejamiento de ésta (el margen no solamente
lo marca la pobreza, existe en todas las actividades humanas y profesiones).
Proponen conceptos, lecturas alternas, traen a colación varios paradigmas
teóricos y filosóficos, y a su modo personal tratan de bregar con el poema de
Papasquiaro y su figura de poeta. Por ello, Nibaldo Acero se pregunta cómo
acercarse a Consejos sin frenar el fluir de su lenguaje e historia, y propone
que hay que intentar “ir a la misma velocidad” del poema, a fin de ver los
límites del instrumental teórico y explorar el modo en que el poema inventa
su “historicidad”.
Veamos someramente los acercamientos críticos incluidos en el libro. Ig-
nacio Bajter, en “Principios de un poema final: Mario Santiago en la ruptura”,
identifica varios aspectos de la poética y figura de Santiago que le revelan a un
poeta que “abrió su propio camino” de ruptura. Esta consideración le propor-
ciona el marco de su análisis, a fin de explorar de dónde surge Consejos y su
poética, cómo encaja en las mismas fuentes que Santiago indicó y en la poesía
mexicana, particularmente en la “tradición de la ruptura”, y el modo en que la
rebasa estableciéndose más en la ruptura que en la tradición. Por su parte, en
“Los Consejos proyectiles de Mario Santiago Papasquiaro (Seis instantáneas
en los márgenes del infrarrealismo y su leyenda)”, Rubén Ángel Arias se inte-
resa por analizar dos cuestiones específicas: contrastar la construcción mítica

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de Bolaño del infrarrealismo en su narrativa y la poesía de Mario Santiago, y
considerar Consejos como un poema fundacional del infrarrealismo, central-
mente enfocado en “el espacio dinamitado” y “la nueva política de la sensi-
bilidad” que contiene el poema. Como el título de su ensayo sugiere, Arias
explora críticamente los significados de la experiencia infrarrealista y comenta
las fuentes del poema de Santiago a través de una cadena cinemática de ins-
tantáneas: el lenguaje, los versos (en relación al verso proyectivo de Olson), las
anáforas. Termina con una consideración de las coincidencias poéticas entre
Reinventar el amor (1976) de Bolaño y Consejos, como dos textos que preparan
el terreno de la poética infrarrealista.
En “Apuntes para una generación fuera del tiempo (perspectiva de MSP
en el contexto infrarrealista y de los poetas nacidos en los cincuenta)”, Andrés
Cisneros de la Cruz argumenta que la poética de Papasquiaro es fundamental
para entender otras directrices generacionales de los poetas nacidos en los
años cincuenta en México. Hace un recorrido por las recientes antologías que
reúnen a los poetas de aquella generación, subrayando la posición disidente de
Papasquiaro entre los poetas “reconocidos” o antologados, el modo que Con-
sejos inscribe a la perfección los postulados de los manifiestos infrarrealistas,
para finalmente proponer que Consejos muestra una poesía que va “más allá
de los límites de lo que se reconoce como poesía mexicana”. En “La fragmen-
tación como técnica de representación en Consejos de 1 discípulo de Marx a 1
fanático de Heidegger”, John Burns analiza Consejos en términos de los prin-
cipios neo-vanguardistas de los manifiestos infrarrealistas y se concentra en
varios aspectos estilísticos y semánticos del poema como son la fragmentación
y la totalidad, las yuxtaposiciones discordantes, la écfrasis como subversión,
el borramiento entre teoría y práctica que acomete el poema, los temas de la
precariedad económica y de la vida, experiencia de la ciudad desde la calle, y
la perspectiva cinematográfica del poema. Atendiendo a otra dimensión del
poema, en “La bacanal de la poesía y la historia”, Nibaldo Acero ofrece un
análisis e interpretación de Consejos desde una perspectiva que él define como
ética, performática y material, a fin de ver el modo en que el poema repre-
senta una compleja producción de historia (con minúscula). Acero desarrolla
el concepto de “poesía de la historia” a partir de postulados de Kant, Hegel,
Vico, Auerbach, Said y Papasquiaro. Centralmente considera la dimensión
del cuerpo, el deseo y el erotismo en el poema (lo que llama una “lírica libi-

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dinosa”), como flujos fundamentales en la producción de historia en el texto.
En “Consejos: Historia del poema y el poema en la historia”, analizó el poema
de Santiago atendiendo primero a lo que aquí denomino “la historia del poe-
ma” y que consiste en precisar la genealogía del poema y su misma produc-
ción como parte de una poética de la deriva/desviación, y pasar enseguida a
considerar “el poema en la historia” a fin precisar varias de sus dimensiones y
claves de inteligibilidad, particularmente el carácter intertextual del poema
y el modo en que éste se inserta en la historia de la poesía, del poema largo, de
la neo-vanguardia y de la figura del poeta contemporáneo.
Mario Santiago prefería la flexibilidad e impacto del verso para sus dis-
paros, según se corrobora en su manera de conceptualizar el espacio, las
dimensiones de la temporalidad y la ruptura de las convenciones en su es-
critura. Aunque también escribió reseñas, presentaciones y manifiestos, que
se caracterizan por su dimensión lúdica y corrosiva, capacidad de sintetizar
ideas y manejo de fuentes teóricas y filosóficas.2 En una ocasión a mediados
de los ochenta, por ejemplo, la revista Casa del tiempo de la Universidad
Autónoma Metropolitana le pidió una colaboración crítica para el número
que preparaba sobre el estado actual de la literatura mexicana. Mario con-
testó con su poema, “Ya lejos de la carretera”. Apuntó allí lo que no podía
decirse con argumentos y una sintaxis tradicionales, como diría Pedro Da-
mián. En esa misma pulsación y práctica de escritura, colaboran con sus
visiones los infras María Guadalupe Ochoa, Geles Lebrija, Mara Larrosa,
Pedro Damián Bautista y Eduardo Guzmán Chávez. Escritura fulminante
que borra las fronteras entre lo filosófico y lo afectivo, entre el cuerpo y
el argumento, la idea y su práctica cotidiana, la palabra y la sustancia del
placer. En “El maravilloso estupor (conversación en / 4)”, las mujeres in-
fras lúcidamente entretejen el poema de Santiago y aspectos centrales de su
personalidad con la experiencia infrarrealista, retomando un pasado que se
dimensiona hacia el futuro desde su propio y continuo presente. El texto de
las Infras configura un nuevo manifiesto del infrarrealismo.

2. Véase su presentación “Seis jóvenes poetas infrarrealistas mexicanos” (Plural


#63, diciembre 1976), o su reseña al libro de José de Jesús Sampedro, Un (ejemplo)
salto de gato pinto, que había obtenido el Premio Nacional de Poesía Aguascalientes
1976 (Cambio, octubre-diciembre 1976, pp. 94-95).

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Como bien advertirá el lector o la lectora, o quienes no se identifiquen
con él ni con la como lectores, esta edición crítica de Consejos incluye una
bibliografía selecta de las publicaciones de Mario Santiago (que no los poemas
sueltos publicados en numerosas revistas subterráneas y efímeras, ni los textos
en prosa), y los acercamientos críticos en varios formatos, incluyendo testi-
monios en prosa y poesía. La obra poética de Papasquiaro es extensa (gran
parte todavía inédita), extraordinaria y compleja. Aquí presentamos este pri-
mer proyecto que nos permite sopesar la magnitud de su ruptura. Vayamos
al poema.
Por ahí nos wachamos.

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CONSEJOS DE 1 DISCÍPULO DE MARX A
1 FANÁTICO DE HEIDEGGER
A Roberto Bolaño & Kyra Galván, camaradas & poetas

Para Claudia Kerik & la suerte de haberla conocido


También es hora de recordar que nada es bello,
ni siquiera en Poesía, que no es el caso.

W. H. Auden
El mundo se te da en fragmentos / en astillas:3
de 1 rostro melancólico vislumbras 1 pincelada del Durero
de alguien feliz su mueca de payaso aficionado
de 1 árbol: el tembladero de pájaros sorbiéndole la nuca
de 1 verano en llamas atrapas pedazos de universo lamiéndole la cara 5
el momento en que 1 muchacha inenarrable
se rasca su camisola oaxaqueña
exactamente junto a la medialuna de sudor de las axilas
& más allá de la cáscara está la pulpa / & como 1 extraño regalo del ojo la pestaña

Quizás ni el carbono 14 será capaz de reconstruir los hechos 10


verdaderos
Ya no son los tiempos en que 1 pintor naturalista
rumiaba los excesos del almuerzo
entre movimientos de gimnasia sueca
& sin perder de vista los tonos rosazules de flores que no habría 15
adivinado ni en sus más dulces pesadillas

Somos actores de actos infinitos


& no precisamente bajo la lengua azul
de los reflectores cinematográficos
por ejemplo hoy / que ves cómo Antonioni se pasea 20
con su camarita de rutina
observado por aquellos que prefieren enterrar la cabeza entre la yerba
a emborracharse de esmog o qué se yo / para que no aumenten los escándalos

3. Papasquiaro, Mario Santiago: Jeta de santo (Antología poética, 1974-1997),


Madrid, Fondo de Cultura Económica, 2008, pp. 247-262.

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que ya hacen intransitable la vía pública
por los que han nacido para ser besados largamente por el sol 25
& sus embajadores cotidianos
por los que hablan de coitos fabulosos / de hembras que no crees
en esta edad geológica
de vibraciones que te harían tenaz propagandista del budismo zen
por los que se han salvado alguna vez 30
de los accidentes que la nota roja llama sustanciosos
& que de paso —por ahora— no se cuentan entre las flores del
Absurdo

Así en el trapecio en el alambre de equilibrio
de este circo de 1000 pistas 35
1 abuelo platica la emoción que sintió al ver a Gagarin
revoloteando como mosca en el espacio
& lástima que la nave no se llamara Ícaro I
que Rusia sea tan ferozmente antitrotskista
& su voz entonces se disuelve / da de tumbos 40
entre aplausos & abucheos

La Realidad & el Deseo se revuelcan / se destazan


se desparraman 1 sobre otra
como nunca lo harían en 1 poema de Cernuda
corre espuma por la boca de aquel que dice maravillas 45
& pareciera que vive en el interior de las nubes
& no en los baldíos de este barrio

El aire húmedo de abril / el viento lascivo del otoño /


el granizo de julio & agosto
todos presentes aquí con sus huellas digitales 50

Alcohol
orines / qué no habrá servido de abono a esta yerba
cuántos jardineros sin el sueldo mínimo dejarían en esta trampa
sus escasas proteínas

24
Por ahora tú te tiendes bocabajo a la sombra 55
de las piernas largas & velludas de los parques
donde se reúnen
el que sueña con revoluciones que se estacionan demasiado tiempo
en el Caribe
el que quisiera arrancarles los ojos a los héroes de los posters 60
para mostrar al desnudo el hueco de la farsa
la muchacha de ojos verdes gatunos & fílmicos
aunque a lo mejor acercándose resultan azules o quién sabe
el estudiante todo adrenalina & poros revoltosos
el que no cree en nadie / ni siquiera en la belleza kantiana 65
de algunas admiradoras de Marcuse
& estalla gritando que estamos podridos por la furia /
deshidratados por tanto tomo de teoría
la putilla de ocasión que comparte el torrente de su soledad
con los desconocidos 70
dejando que la balanza de la oferta & la demanda la inclinen la gracia
la simpatía las vibraciones repentinas
el Azar: ese otro antipoeta & vago insobornable
los que vienen aquí a llorar / hasta tallarse —como en madera—
1 rostro de mártir paranoico 75
después de destrozar —no precisamente de entusiasmo—
las butacas de los cines
el que escribe su testamento o su epitafio en 1 servilleta arrugada
& luego lanza versos al aire / --& todo el mundo supone
que celebra su cumpleaños o el divino himeneo de antenoche— 80
& todas las hipótesis resultan frágiles para explicar
por qué utilizó 1 pistola & no 1 bote de pintura
si parecía capaz de seducir hasta la calentura / el pulso
& la pupila del Giotto
el que siempre saluda con 1 Yo estoy desesperado 85
¿& usted?
los que se aman rabiosamente como perros callejeros
—en las verdes & en las maduras—
& 1 los llama enamorados floridos

25
& son 1 afrodisíaco no solo para la sensibilidad de Marc Chagall 90
los que conocen en persona a la muerte
a la hora en que el suicidio se vuelve 1 obsesión
unas ganas despeinadas de morder & ser mordido
de poner 1 hasta aquí a tanto castillo de arena
que parece inderrumbable 95
de inventarse por segundos 1 Poder
que las revolvedoras de cemento cotidianas te desbaratan
como si fueras 1 papel de estraza

& entonces comprendes al que quisiera sepultar


bajo toneladas de plantas 100
edificios / tierra negra
el menor latido / la taquicardia de su historia íntima
te contagia el nerviosismo la intranquilidad
de los que hacen como que respiran
como que poseen 1 cierto dejo de plantas carnívoras 105
& se pasan horas esperando a la compañera Ternura
esa call-girl que raras veces llega
los que vienen escapando de los gases lacrimógenos
& las macanas de las grandes avenidas
de las grandes & las pequeñas manchas que ya no tienen remedio 110
con aroma de pino o la caricia de 1 kleenex
los que ignoran quiénes son / ni lo quieren saber
cuando el clima tiene peor fama cada día
los eternos enfermos de amnesia que se chupan el dedo de alegría
porque aquí & no en Miami está el Paraíso Terrenal 115
los que juran declarar esto territorio libre isla independiente
que no degenere en chatarra ruina supermarket

En el instante en que 1 canción de moda


enreda su ritmo
a la peculiar batucada de la lluvia 120
& se instaura 1 orden fatalmente momentáneo
para que sigan dominando la escena

26
el cabello en desorden /
los enormes ojos húmedos
& como surgida del claroscuro mismo de la noche 125
aparece 1 niña con los puños embarrados contra los muslos
repitiendo 1 / 2 / 3 veces:
Yo no soy un objeto sexual / no lo soy robots /
estoy viva / como 1 bosque de eucaliptos
aquí donde la norma es ser implacablemente amables 130
los unos con los otros
& este es el mal menor

El parque tiembla / mis pasos interiores me llevan


por las calles de 1 puerto de mar verde
que los nativos llaman Mezcalina 135
1 sensación hasta ahora desconocida
como saber a ciencia cierta a qué sabe el ADN
después de hacer el amor

Si esto no es Arte me corto las cuerdas vocales
mi testículo más tierno / dejo de decir tonterías 140
si esto no es Arte

La rama de 1 árbol se dobla bajo el peso de 1 gorrión


o mejor dicho 1 gorrión termina por hacer trizas 1 rama ya quebrada

Aún estamos con vida
de alguna manera hay que llamar a las islas de cristales 145
que con lujo de violencia patean las zonas más blandas de tus ojos
la realidad parece de mica de miniatura a escala
pero también tus párpados tu percepción & su camisa de fuerza
la Materia & la Energía /
& el ánimo para meter tu lengua entre su lengua 150

Éste es 1 día insólito
vibrante cotidiano anónimo

27
terrícola a más no poder como solemos decir los días de fiesta
o durante los cateos cada vez más frecuentes de las casas
el miedo te ilumina el estómago & te lo quema 155

NO HAY ANGUSTIA AHISTÓRICA


AQUÍ VIVIR ES CONTENER EL ALIENTO
& DESNUDARSE

—Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger—

Poesía: aún estamos con vida 160


& tú prendes con tus fósforos mi cigarro barato
& me miras como a 1 simple cabello despeinado
temblando de frío en el peine de la noche

Aún estamos con vida

1 mariposa ojoverde & alas amarillas 165


se ha prendido en la solapa azul de mi chamarra
—mi cuerpo de mezclilla
se siente seductor radar humano imán de polen
adquiere por momentos la convicción de 1 galaxia en pequeñito
cantando puras locuritas entre ohs de asombro— 170
¡Pucha qué luna!
Exclama el millonario en soledad
& mísero en empleo
al que apenas ayer lo despidieron porque no le emocionaban
los cortocircuitos de la cafetera burocrática 175

¡Qué luna!
como uña cortada
como 1 gajo de esperma
suspendido
sobre el lomo crispado de la noche 180

28
cuando se escucha
1 crujir de nueces aplastadas —crac—
el zumbido el lloriqueo de 1 ambulancia
que otra vez no llega a tiempo
el rumor de las lagartijas con manchas de leopardo 185
trepando traviesísimas por la enredadera en busca de alimento
los últimos ruidos de 1 picnic
donde la Desolación ha hecho de las suyas
& ha acabado voceando la proximidad del viento
que todo mancha & roe 190

Sin embargo 1 aún camina por aquí como gorrión feliz
como Chaplin el día en que besó por primera vez a Mary Pickford
alguien pasea con 1 radio de transistores
que parece su segunda oreja
Galileo descubre la ley del péndulo observando 195
el columpiar dulzón de estos amantes
violentamente unidos & medioconsumidos por la niebla
creyendo los muy necios que el Amor a dentelladas
terminará por brillar en technicolor

& esto en el mismo m2 / a la misma hora 200


en que el polo norte & el polo sur
la tesis & la antítesis del mundo
se conocen
como 1 aerolito incandescente & 1 ovni en problemas
e inexplicablemente se saludan: 205
Yo soy el que se ha grabado en la espalda de la chamarra de
mezclilla
la frase: El núcleo de mi sistema solar es la Aventura
me llamo así pero me gusta que me digan Protoplasma Kid
Tú eres el que se muerde las uñas mientras hojeas la sección de 210
crímenes
con los dedos confundidos en lo tieso de la hoja de periódico
pero

29
¿son las noticias /
los que las reportan / 215
los que las leen como 1 droga necesaria?
¿Quiénes Sherlock Holmes son los asesinos?
Dadas las circunstancias desconfías hasta de tus propios ojos
forcejeos corretizas pleitos de qué calibres
se esconden bajo las ropas más rasposas 220
los miedosos se trepan a los árboles
los más ágiles prefieren andar señalando con el dedo
el momento exacto en que la atmósfera se enrarece hasta decir basta
& comienzan a derrumbarse los aviones como en 1 secuencia de
cine mudo 225
en la que los brazos de los moribundos se mueven como aspas
sin explicarse el por qué de ese horizonte ensalivado por el fuego

Aunque el cielo —aparentemente— se vea sobrio & despejado


como enemigo irreconciliable de las Artes Plásticas
& casi nadie repare en el loquito que besa lame muerde su reloj sin 230
manecillas
mientras pregunta ¿¿¿Se estará enfriando la Tierra
no nos estaremos saliendo de órbita???
seguro de que en 1 caso así hasta Jerry Lewis lloraría sinceramente

En cualquier momento acontece 1 poema 235


por ejemplo
ese aleteo de moscas afónicas
sobre 1 envoltorio que nadie acierta a descifrar
cuánto tiene de basura & cuánto de milagro
por ejemplo esas colegialas con los libros apretados contra 240
el pecho
que hacen que gire la cabeza de 1 hombre de canas & lentes
traqueteados
mientras el viento —lúbrico—juguetea bajo sus falditas
Por ejemplo 245
el gordo & el flaco que duermen la siesta

30
soñando las mismas travesuras
donde el pastel quiere servir de maquillaje
& 2 pies están necios en entrar donde cabe 1 solo pie
por ejemplo 250
el que apenas ayer —disfrazado de mujer— se fugó de la clínica
siquiátrica
& no se cansa de pararse de manos & corre como canguro loco
preguntándose por el sentido de la vida
por 1 mertiolate que le borre sus moretones interiores 255
los rasguños de la insulina & los electroshocks
mientras canta en forma de balada aquel verso de Guido Cavalcanti
Ya que no espero nunca más volver
por ejemplo
ese muchacho pelirrojo que se remoja los pies en el agua de la 260
fuente
& se siente Huckleberry Finn viajando en 1 balsa de troncos
/ en pleno Missisipi /
o 1 barbudo clochard llenándose los pulmones de tabaco turco
a la orilla del Sena 265
viendo su nombre escrito sobre el agua: Lord XYZ
mientras la realidad navega como 1 barco de vapor ruidoso & agitado
porque sabe que la vida puede hacerle morir & renacer
a cada instante
—en 1 tiempo & 1 espacio 270
donde no cuentan Euclides ni su geometría de balbuceos—
& lo inmediato lo peliagudo de los días que corren
se ve representado por cualquier fulano que grita ¡Auxilio!
& marca el 06 de su conciencia
para enterarse qué marca de vida o desperdicio le corresponde besar 275
escupir o mirar horrorizado
cualquier fulano que grita o lo intenta & no puede
mientras el asombro se dibuja (como con cera quemada)
en su rostro rígido de obrero jubilado
que parece & de qué manera 280
1 bomba de tiempo

31
En momentos / en el chisguete en que 1 segundo vomita & palidece
todo es trágico / hasta la alegría / la que quieras /
Esquilo & Harold Lloyd jugando ajedrez con corcholatas de
cerveza 285
pero sin saber cómo calcios hacer crecer su ocio creativo
a la altura de 1 terremoto que sea de verdad borrón &
cuenta nueva
Cuando el Caos se ve robusto hasta lo bestia
(facha de toro & voz de marica) 290
cuando sobra decir que se está económicamente cagado
(Tú / Yo/ Nosotros)
para no halar de la neurosis & la anemia made at home

& de qué sirve entonces de qué sirve


el huracán la tómbola de cosas 295
que te desnudan & te invaden como amibas
de qué sirve si tú no entiendes por qué sobrepoblación
por qué abortos
1 mujer encinta te sonríe /
si no capizcas si es de desesperación o de contento 300
que se palmotea la barriga como la Virgen del Parto de Piero della
Francesca
si sólo alcanzas a tartamudear a dilatar los ojos
cuando entra en función la mano eficaz del carterista
/ ese discípulo de Shiva el de los 7 brazos : Dios de la 305
masturbación
& el asalto de factura fina /
si sólo alcanzas a tragar saliva & hacer gestos
cuando ese personaje de Ionesco —quizás traumado por la cantante
calva— 310
a las primeras de cambio te pregunta: ¿está usted sexual política
vitalmente satisfecho?
& de qué sirve que el rocío que exprime la gardenia
en la madrugada neblinosa
te lo conozcas tan a pulso como la palma de tu mano 315

32
como el pubis —sabroso— de la muchacha
que es el relieve de tu mapa
& la brújula que mantiene en pie tu territorio

de qué sirve si hay vidas que son 1 automóvil sin motor
tocando el claxon desesperadamente 320
sin poder partir

la de aquel que se cura la cruda sabatina mojándose los ojos


en los bordes de las fuentes
la de la señora de la high con su peinado de crema chantilly &
charamusca 325
& su vocecita inaguantable cuando dice Yo fumo de los míos
toda esa raza de momios de gestos sagrados
que se siente ofendidos
por el roce cada vez más frecuente con la plebe
entre el hollín & el sol gruñón de las ciudades 330
& la vida de aquel vagabundo (el que la vox-populi dice que no falta)
el que tiene la lucidez hecha pedazos / sin que su bicicleta
haya perseguido luz alguna en la Sierra Tarahumara
como su homónimo Antonin Artaud

la de aquel que da demasiadas vueltas para besar 1 flor 335


encender 1 cigarrillo
decirle a la amada: vamos a 1 hotel / reventémosle a la luna
esa cara de patata blanca
la del burócrata despistado / que se equivoca & más de 2 veces
el que va a tener la misma cara de telenovela 340
—compadecida de sí misma—
la próxima que pase por aquí

la de la ex reina de la primavera en tiempos de Hiroshima


& ahora abuela neurótica de trillizos mongoloides
la del adolescente sin dinero & dispuesto a todo 345
& con caderas que le hubieran estrangulado el pulso a

33
Oscar Wilde
la del cursi que dice que 1 parque
es como el hígado florido de 1 ciudad
mientras bailotea sobre la punta de los pies 350
alrededor de 1 mujer que no le ha dicho ni su nombre
la de tantos & tantos que se han bañado 5 / 6 veces
en las aguas negras del fracaso
& no por gusto (dicen ellos)
no como quien se come —entre sonrisas—1 tartaleta de merengue 355
de ninguna manera así
& eso es lo que siempre dices (Tú / Yo / Nosotros)
mientras te abrochas lentamente el impermeable
—el cuerpo & tus defensas sicológicas—
& sales a dar 1 vuelta —que será más de 1— 360
bajo la lluvia
dentro & fuera
bajo la lluvia
& todo porque necesitas te urge soltarte a llorar sin disimulo
sin que nada ni nadie te interrumpa 365
ni aquellas chavalas en hotpants
brillando con sus muslos de bronce
& abrazadas a los rubios postes de luz

& no eres el único que proclama ser el único pasajero
de su submarino esquizofrénico 370
mientras caminas (como ido) con el cigarrillo apagado en la boca
& la lluvia escurriéndote de manera grotesca
desde el ojo a la barbilla

Desde luego que no eres el único
frente al que el paraguas oxidado de la vida 375
no quiere desplegar sus alas
no eres el único al que el mundo le parece
—en 1 momento pesimista—
1 ghetto sin puentes ni caminos

34
& a veces también tú cojeas & te oscureces 380
te rascas la nariz & la costra del recuerdo
la Existencia toma el cuerpo de 1 policía
que te pasea su macana último modelo a todo lo largo de la cara
& tú todavía preguntas: ¿Qué onda mi lobo feroz?
¿Qué tal de salud la represión? 385
mientras tiemblan las matas de mariguana
sembradas como zanahorias en el subsuelo de tu mente
& tu corazón es 1 vecindad populosa
con las coladeras & el techo derrumbándose
por el puro miedo 390
por el puro miedo

Con todo sobreviven el oxigeno & el giro acompasado de los astros


Septiembre nos guiña 1 ojo
& es mejor si cada quien se abraza a su cintura más querida
1 perro cocker color miel continúa sumido en el séptimo sueño 395
mientras 1 mosca canalla utiliza de sofacama su nariz
basurillas cáscaras papeles
vuelan enredadas en las valencianas del viento
que hoy puede trozar 1 flor
golpearla luego sobre el suelo 400
pero mañana /
adiós bióxido de carbono /
apoplejía perra suerte Adiós
Explícale a tu amigo ocasional
que hasta una erección fallida 405
forma parte del proceso

esto & el bermellón chingón de los crepúsculos


& el vuelo de los tordos que ennegrece por 1 momento el aire
& la flama de vida que alborota el vello de tu pecho
en las épocas decisivas 410
& con toda la pinta de volverse Historia Épica

35
Explícale eso a tu amigo ocasional
esclarécetelo a ti mismo

que la vida siga siendo tu taller de poesía
& ojalá electrifiques la energía de tu tormenta interior 415
junto a la muchacha con agilidad de velero
que has elegido como la compañera de tus próximos brincos
que el amor o la demencia que más se le aproxime
te habite / te aligere los talones
te lustre el brillo de los ojos 420
Ojalá / ojalá

Los fragmentos las astillas de hace rato


se hacen en manos como las de Houdini
1 grito tan sólido & real
como 1 seno o 1 manzana 425
o 1 deseo que hace de todo cuerpo 1 prisma transparente

Lo aparentemente estático & fugaz


resulta ser 1 pieza de valor en el tablero:
detrás de 1 simple fotógrafo ambulante
habitó alguna vez 1 tal Ernesto Che Guevara 430
& no parecía capaz del menor esfuerzo sudoroso
para no hacer mención de hazañas éticas

Lo aparentemente estático & fugaz


resulta 1 pieza de valor en el tablero:
el aliento & el ardor que te acompañan 435
cuando recorres avenidas kilométricas
recordando los versos la piel de Safo
bañada por la luna
cuando te pasas la mano por la cara
en el momento en que eres 1 arcoíris 440
rasguñado por el sol & la garúa de las 4 de la tarde
cuando escribes sobre el torso desnudo de los árboles

36
los artefactos poéticos de este fin de siglo:
Te amo el resto
You turn me on 445
Tú me entiendes
¿Cómo puede ser esto
tan hermoso?

—ardiendo de fe
& entre oleadas de placer— 450

Cuando ves en esto el instinto de la lucha por la vida
que ponía eufórica a Rosa Luxemburgo
la práctica en vivo del teorema favorito del hereje Wilhem Reich:
1 cuerpo se alfabetiza junto a otro cuerpo
& así se funda la Universidad de la Ternura 455

cuando aprendes a decir No
con toda la energía de 1 karateca cintanegra
o a decir Sí / con la certeza
de que pronto las estrellas tendrán 1 color
que hasta pasado 1 buen rato entenderemos 460

Lo aparentemente estático & fugaz


amenaza con incendiar & a besos
la hora en que las grandes insurrecciones políticas parecen enterradas
(así dicen los economistas burgueses desde sus introspecciones
antiaéreas) 465

Pero 1 aún ve a la vida


digna de 1 tatuaje hecho a mano
aunque por ahora se pose para 1 fotógrafo invisible
que puede ser el mismo clima que arde

Aunque por ahora sólo parezca 470


que la Belleza se radicaliza emotivamente

37
como playeras multicolores que dicen: kiss me
desde la zona más erógena de sus torsos

como 2 mocosos (se rumora son jipis o anarcoides)
que prometen encontrarse 475
a tal hora / en tal puerta del sol
en el Puerto Ray Bradbury de los canales de Marte
/ A como dé lugar
exactamente allí /
Bajo 1 cielo por el que Van Gogh daría las gracias en 6 idiomas / 480

¿& qué blancura añadiréis a esta blancura
qué aliento / qué ardor?

38
La bacanal de la POESÍA Y LA historia 35

Nibaldo Acero

La cultura es como una especie de vasto parlamento


donde Kant responde a Platón, donde Plotino discute
con el maestro Erckhart, donde Freud interroga
a Sócrates, donde Hegel retoma y adopta a Heráclito,
donde Karl Marx responde a Proudhon,
donde Jacques Maritain pide explicaciones a Tomás de Aquino,
donde Dostoievski critica a los grandes inquisidores,
donde Heidegger interroga a Husserl y lo prolonga, etc.
Pero, para que esta discusión, más allá de los tiempos,
pueda continuar, se necesita libertad.
No hay libertad sin cultura.
Y, sobre todo, no hay cultura sin libertad…

Eugene Ionesco

Escribir acerca de la poesía de Mario Santiago Papasquiaro (MSP) es un tema


serio. Valga la ingenuidad de la frase. Serio, no sólo porque se trata de poesía,
género que no pocas veces ha servido más bien de sparring a la prosa y de los
propios estudios críticos depositados ante el púlpito académico. No solo por-
que se trata de la obra de un autor ante la cual se debería ejercer (como arenga
Edward Said) cierta consideración y respeto, lo que a la postre es la solicitud
de la no violentación tendenciosa de un texto. Serio porque para el autor es
de una seriedad intimidante, la de tragar como una vulva la inmensidad de
lo cotidiano y a la vez penetrarla como un falo. Serio, porque aquí pocas

35. Agradezco las conversaciones y las sugerencias del profesor y académico Ro-
drigo Marilef referidas a los alcances del poema estudiado aquí, en suma, a la dialécti-
ca entre amigos; así como a Rubén Medina, José Peguero, Guadalupe Ochoa, Bruno
Montané y Juan Esteban Harrington, por los encuentros entre Ciudad de México,
Barcelona y Santiago (2014-2015).

127
veces se puede leer como nos ha aleccionado Occidente, persiguiendo como
detective o maniático las huellas desperdigadas por un autor. Como cazador
naturalista que huele a los lejos su presa y se anima incluso a bocetarla. A mi
modo de ver, el hecho de predisponer una lectura ante la poesía de Mario
Santiago reviste un problema serio, si se quiere analizar en serio. Por eso, más
que procurar una buena y aguda crítica, lo que intentaré en esta reflexión es
no quedar como un pendejo.
Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger es un poema
que pareciera abrir un vasto parlamento que inicia filosófico, y obtura cine-
matográfico, que estira una línea de tiempo contemporánea al propio poeta
y para quienes van a la par, midiéndose a él. Pues se trata de un sujeto que
extrae y examina una biopsia del tiempo que supervive, de un mundo que se
le da “en astillas”, como dice el verso que abre el poema. Consejos pareciera
la radiografía de una cultura, de sus albores y sus postrimerías, que visibiliza
además partículas de su compleja arte poética, la que se desintegra y mueve
por toda su lírica, actitud y cuerpo: receptáculos que compartirían una mate-
rialidad, una velocidad y un desprendimiento que hacen inútil el estudio de
esta poesía sin la auscultación de sus viajes y pasiones, de su “mundaneidad”.
Es decir, y resignificando las palabras de Said, observar el cuerpo del poeta
como material revelador, además de sujeto productor de circunstancias en el
mundo (Mundo, 54).

—mi cuerpo de mezclilla


se siente seductor radar humano imán de polen

Ante una batería de complejidades y posibles rutas de la discusión, será


una de las faenas de esta reflexión proponer un análisis e interpretación de
Consejos desde una perspectiva ética y performática, articulando parte de esa
compleja poética de Papasquiaro y con ello, parte vital de la infrarrealista,
movimiento al cual MSP no sólo se adscribe tribal y explícitamente, sino
del cual siente el orgullo que puede sentir una bestia alfa que defiende a la
jauría con su propia escritura. Al modo de un toro que “brama que enloque-
ce / & no embiste a su manada”, como dicen unos versos suyos del poema
“SOY & NO” (Aullido de Cisne). Obviamente esto me obligará a reparar en
la dimensión física de su poesía, esto es, detenerme en su cuerpo, ya dije, en

128
tanto laboratorio y objeto paratextual impactado por una actitud radical pero
lúcida ante el arte, y no sólo eso, sino también discurrir en él en tanto mate-
rialidad misma de los procesos de producción de discursos y acontecimiento
productor de historia, lugar donde se despliegan las relaciones sociales, con
otros cuerpos y con el mundo:

1 cuerpo se alfabetiza junto a otro cuerpo


& así se funda la Universidad de la Ternura

A partir de intuiciones, y espero que sustentado en el análisis que llevaré


a cabo, esbozaré un concepto que debe seguir siendo madurado luego de este
ensayo: el de “poesía de la historia”: esto es, leer y registrar los hechos históri-
cos desde una perspectiva ética subvertida, donde la figura empantanada del
historiador (ejemplo, el literario) y la del artista registrador de la memoria,
muchas veces desvirgado por la institución, es violentada por la de un bardo
que mete su humanidad al chorro caudaloso del tiempo y cuya metodología
estética difracta las técnicas y procedimientos estáticos y objetivos, haciendo
de su cuerpo también un constructo epistemológico.

NO HAY ANGUSTIA AHISTÓRICA 


   AQUÍ VIVIR ES CONTENER EL ALIENTO 
             & DESNUDARSE

—Consejos de un discípulo de Marx a un fanático de Heidegger—

Estos versos, que también designan al poema, son clave para proponer el
ánimo de irrupción del sujeto en su propia historia. El poeta como lector y
productor de realidades, debe “contener el aliento”, quitarse de encima toda
máscara y hundirse en el caudaloso tiempo y espacio que habita (podríamos
llamar “poesía” cada vez que sale a respirar un poco). Su carne queda dispues-
ta a la transformación, y se desarregla a la par y paulatinamente con su pala-
bra. No transige en el ingreso liminar de su cuerpo a su historia, decía, lo que
aquí va en serio. No son estos ecos vacíos de nuestras lecturas posmodernas
(fascinadas con el desastre y con el culo anclado en un cómodo sillón insti-
tucional). Aquí la cosa va en serio. El poeta lucha por ser no sólo un testigo

129
—tampoco un protagonista ni un bufón— sino un productor de experiencias
prohibidas y vitales. Un arquitecto del paisaje social y cultural mediante una
palabra siempre en rotura, copulación y refiguración. Siempre en viaje. Jodida
(en su doble o triple acepción). Palabras en orgía que se perforan a la misma
velocidad del derrumbe, de los fragmentos y las astillas.
La idea de una poesía de la historia obviamente nace a partir de la sub-
disciplina de la filosofía de la historia36. Según vemos, tal como surge desde
Voltaire, y se sistematiza fundamentalmente en Kant y Hegel, la filosofía de la
historia se perfecciona como metodología de análisis que focaliza las directri-
ces lógicas en los procesos históricos que han promovido los cambios políticos

36. Sin la urgencia ni la necesidad de levantar aquí un barrido historiográfico


que hite la evolución de la filosofía de la historia, creo prudente marcar una cita de
Hegel, en la cual se puede apreciar parte de la doctrina del filósofo alemán con res-
pecto al estudio de la historia y de la “civilización”. Aquellos dogmas que son todavía
alimento de una hegemonía no sólo europeizante en lo teórico, sino violenta en su
proyecto sempiterno de colonialidad, tanto del saber, del conocimiento, del ser y del
convivir en Occidente. Para Hegel, la historia es un proyecto que supera las condicio-
nes sociales y humanas de un determinado tiempo, porque está relacionado con una
suerte de proyecto divino totalizante: “la filosofía debe llevarnos al conocimiento de
que el mundo real es tal como debe ser y de que la voluntad racional, el bien concreto,
es de hecho lo más poderoso, el poder absoluto, realizándose. El verdadero bien, la
divina razón universal, es también el poder de realizarse a sí mismo. Este bien, esta
razón, en su representación más concreta, es Dios. Lo que llamamos Dios es el bien,
no meramente como una idea en general, sino como una eficiencia. La evidencia
filosófica es que sobre el poder del bien de Dios no hay ningún poder que le impida
imponerse; es que Dios tiene razón siempre; es que la historia universal representa el
plan de la Providencia. Dios gobierna el mundo; el contenido de su gobierno, la rea-
lización de su plan, es la historia universal. Comprender esta es la tarea de la filosofía
de la historia universal, que se basa en el supuesto de que el ideal se realiza y de que
solo aquello que es conforme a la idea tiene realidad. Ante la pura luz de esta idea
divina, que no es un mero ideal, desaparece la ilusión de que el mundo sea una loca
e insensata cadena de sucesos. La filosofía quiere conocer el contenido, la realidad de
la idea divina y justificar la despreciada realidad, pues la razón es la percepción de la
obra divina” (Lecciones de filosofía de la historia universal, p. 56).

130
y sociales en distintas sociedades del primer mundo (América Latina queda
excluida de este análisis).37 Esta subdisciplina procura poseer los mecanismos
especulativos y de autoridad suficientes para así poder cartografiar y proyectar
“racionalmente” la Historia,38 pronosticando incluso las consecuencias y los
riesgos de las escisiones sociales del presente en el futuro de una nación. Se
trata de una interpretación de espíritu cientificista que desea sistematizar y
prolongar una “Historia Universal”, sustentado en el estudio crítico y analíti-
co del devenir histórico de Occidente. Acontecimientos que se relacionarían

37. A modo de continuum de la anterior cita, aquí Hegel “argumenta” esta ex-
clusión: “De América y su grado de civilización, especialmente en México y Perú,
tenemos informaciones, pero que no importan sino como cosa enteramente nacional,
que muere en cuanto se aproxima el español. América ha demostrado siempre en
ella misma ser impotente física y psíquicamente, y así ha permanecido hasta hoy. En
cuanto los europeos llegaron a América, los aborígenes fueron evaporándose al solo
aliento de la actividad europea. En los Estados Unidos de Norteamérica todos los
ciudadanos descienden de europeos, que no pudieron fundirse con los aborígenes:
los fueron echando atrás. Los aborígenes ciertamente han adoptado algunos usos y
costumbres europeos, entre otros el beber brandy, que les han traído consecuencias
mortales. En el sur los nativos fueron tratados con violencia mucho más grande, y
empleados en trabajos tan pesados que exigían una fortaleza para la cual no estaban
capacitados. Una disposición débil y desapacible, la falta de carácter y una sumisión
pasiva frente a los criollos, y mayor frente a los europeos, son las características prin-
cipales de los aborígenes americanos que están muy lejos de que logren los europeos
hacer que nazca en ellos el espíritu de independencia. La inferioridad de estos indivi-
duos en todo sentido, hasta en su propia estatura, es notoria; sólo cabe descontar una
raza aislada como la de los de Patagonia, en el sur, de naturaleza más vigorosa pero
que todavía se mueven dentro de una condición de rudeza y barbarie”. (Die Vernuft in
der Geschichte, citado por Dussel, 1492: El encubrimiento del Otro (1992), 15-19. (Esta
cita también fue copiada de un artículo de Horacio Machado titulado “El territorio
moderno y la geografía (colonial) del capital. Una arqueología mínima”).

38. De aquí en adelante, cuando surja el término de “historia”, en tanto concep-


to occidentalista, con un marcado sesgo religioso y unitario, será inscripto en mayús-
culas, para marcar la diferencia con la historia personal del poeta, la producción de
su historicidad y las lecturas alternativas al concepto.

131
en su desenvolvimiento y cogerían un curso lógico, cuya dirección tendría
un significado unitario y religioso de la historia y la realidad (Löwith, 1968).
Hasta acá el reporte.
Ambicioso o delirante, el propósito de este ensayo se sustenta en el análi-
sis/interpretación que a su vez encuentra asidero, preferentemente, en la teoría
filológica de Edward Said, quien hace un enérgico hincapié en el acto de
leer detenidamente para favorecer un análisis, una interpretación y una com-
prensión profunda y viva de un texto literario, también “vivo”. El palestino-
norteamericano conmina a “estudiar la literatura de un modo más contextua-
lizado pero no menos consciente de sí misma desde el punto de vista teórico”,
bajo una crítica secular materialista de la realidad “mundanal” e “histórica”:
“la literatura se produce en el tiempo y en la sociedad a manos de seres huma-
nos, los cuales son agentes de, así como de algún modo actores independien-
tes en el seno de, su historia real” (Mundo, 208). Una crítica secular, decía,
que se relaciona con la inherencia de los procesos de producción y su contexto,
los poderes a que hace frente una escritura, que la esterilizan, subordinan y la
suscitan. También una problematización o sospecha de los modos o las medi-
ciones que una sociedad o cultura hace de sí misma en términos identitarios,
sociales, estéticos, etc., términos que tienden estratégicamente a idealizarse y
cortar en favor de lo hegemónico dentro de un determinado contexto.
Dicho esto, y todavía a priori, una poesía de la historia articulada desde la
lírica de Mario Santiago, y más precisamente del poema Consejos, se guarda-
ría de ser edificante y religiosa. Ni teleológica ni unitaria sería, como su par en
filosofía, pero sí podría operar como un análisis materialista de y reconstruc-
tivo de una contemporaneidad que urge habitar, comprender y transformar.
Poesía de la historia que lejos de instalar una doctrina y alambrar un camino,
sería más bien un proyecto de liberación y desopresión del arte y del cuerpo/
palabra, encontrando sustento “teórico” en un proyecto de ilustración, en
una epistemología subvertida, en una estética compulsiva y un despliegue
ético que propulsa una existencia sensualista y absoluta (ab-suelta). Subver-
sión que sería volcadura de los ojos hacia dentro y del cuerpo del poeta hacia
fuera, quien, desde dentro de sí, y en el “umbral” de su cuerpo y el mundo
(el lugar de la muerte y de la poesía, en la arquitectónica de Bajtín), ocuparía
un espacio biopolítico revolucionario. Una trinchera en la cual Papasquiaro
radiografía brutalmente la realidad que habita, pero donde supera la pasivi-

132
dad de un registrador para catapultar una actitud lasciva, hacedora y molesta.
Aunque hablar de molestia nos sabe a poco. Mucho mejor decir de amor ra-
bioso que apuesta por un desarreglo y desobediencia epistemológicos, que no
evade el mundo, sino que hacen surgir un nuevo material desde la subversión
de la cotidianidad.39 De hecho, gracias a este trasiego, la poesía ingresaría a
su repertorio retórico y ético mayores elementos físicos, políticos —incluso
coyunturales—, configurando en la voz del sujeto lírico un código que a la
vez que lo forma en poeta, lo arroja en la intelectualidad, que lo hace agente
y actor social, que delata un cuerpo pasionario, arrasado por los años, una
emoción indómita y las inclemencias de los caminos. Además, este trasvase
ético-estético mantendría en tensión y movimiento al poeta con el mundo
duro y cercano, con una lírica que deviene acerada (como dice Mario Raúl
Guzmán); mientras se intensifica su integración con las prácticas y los poetas
infrarrealistas. Su tribu. Subversión que en definitiva, impediría el sosiego,
el acomodamiento administrativo, el quietismo intelectual o una intimidad
alienada por un discurso estratégico o militante.

39. En mi investigación doctoral, titulada “La Poética de Roberto Bolaño”, pro-


fundizo en esta epistemología incubada en parte importante de la poesía infrarrealis-
ta. Esta subversión ética-estética también delataría la integración de este consciente
desarreglo en la epistemología del poeta. Visibilizaría con esto, los elementos contra-
rios que cohabitan y se desbordan en una literatura. La tensión y el movimiento in-
tegrados y en intensa producción, resistencia y reconstrucción. También visibilizaría
la imposibilidad de desmontar un constructo filosófico y ético, lo que a la postre
sería la institucionalización y sepultura del poeta. Y si este apéndice no es todo lo
satisfactorio, rememoro las palabras de Roberto Bolaño en el Manifiesto Infrarrealista
de 1975: “Subvertir la realidad cotidiana de la poesía actual. Los encadenamientos
que conducen a una realidad circular del poema […] Crear las herramientas para la
subversión cotidiana. Las estaciones subjetivas del ser humano, con sus bellos árboles gi-
gantescos y obscenos, como laboratorios de experimentación. Fijar, entrever situaciones
paralelas y tan desgarradoras como un gran arañazo en el pecho, en el rostro […] Hacer
aparecer las nuevas sensaciones —Subvertir la cotidianeidad” (Bolaño en Medina,
Perros 384, 386, 387).

133
Análisis e interpretación del poema

Que el “mundo” sea el primer elemento que abra Consejos, visibiliza desde
su origen el sello de materialidad y consciencia histórica que tendrá el movi-
miento del poema. Una “mundaneidad” que engarza al poeta con su realidad
cotidiana y con los agujeros negros de su siglo (Medina, 2014). La lírica de
Papasquiaro se alimenta de calle, de sensualidad, y se desnutre sublimidad,
de evasivas y estrategias prostitucionales (insisto, acá el asunto va en serio).
Todo indica que la palabra poética tendrá sabor a banqueta y que las sacudi-
das físicas serán la orografía de una lectura. A esto, se suma el hecho de que
el poeta no trata de un mundo observado desde un estado de especulación o
bajo mecanismos de idealización, puesto que desde el primer verso el mundo
“se te da en fragmentos / en astillas”, es decir, ejerce una presión de realidad
insoslayable y directa sobre él, de la cual el poeta no puede huir aunque lo
quisiese. Los fragmentos como alegoría posmoderna, como representación
triturada del sujeto, configuran un mundo fascinantemente violento. Ade-
más, estos fragmentos develan (¡qué heideggeriano!) los laberintos, las tram-
pas y los vacíos hostiles que el poeta debe(ría) enfrentar y comprender (en su
doble y triple acepción). Este ejercicio de desentrañamiento no tendría como
fin la lectura del todo, ni la unificación de la historia que subsiste, tampoco
el buscarle un sentido para contemplarla, cristalizarla o servirse de ella. Por el
contrario, se desplegaría para conocer los circuitos de la infamia y resistir los
embates del poder y las instituciones que la edifican, para reconocer los meca-
nismos de violentación que atraviesan la sociedad y la cultura, hacerles frente,
emanciparse y transformar la historia del mundo que se habita, transformán-
dose también en este gesto, desde la ternura, desde la sexualidad. Los frag-
mentos se alinean con las astillas, que por su parte representan los vestigios de
una historia que desde sus inicios se ha desenvuelto sostenidamente compleja
y deshilachada. Las astillas, en tanto elementos prehistóricos —como armas
y herramientas— están articuladas a partir de pedazos: de huesos, de rocas,
de madera. Los fragmentos y las astillas demarcan un tiempo, una historia
quizás harta de vacíos y de intentos de idealización, pero, y a pesar de este
empeño, del todo materializada, que circunscribe los actos humanos a una
dialéctica espiral que inicia y que acaba desintegrada. En este punto nuestra
apuesta de la poesía de la historia derriba el concepto de Historia Universal y

134
de toda doctrina religiosa y paradójicamente cientificista, que intente conte-
ner o programar el movimiento de los seres humanos, que intenta con éxito
desacoplar la literatura de una realidad objetiva (Auerbach, 2014). Desde la
poesía de Consejos, la historia es el escenario de un gran parlamento donde
son escenificados desde Shiva hasta Ionesco, pasando por Chagall, el Giotto,
Huckleberry Finn, Esquilo, Chaplin, Jerry Lewis, Houdini, Kant, Artaud,
Marcuse, Marx, Heidegger, Bradbury, Harold Lloyd, Galileo, el Che Gue-
vara y Van Gogh. Donde unos controlan y otros fornican, encarnizando la
lucha entre quien vive dominado, “económicamente cagado (Tú / Yo / No-
sotros)”, versus “los miedosos se trepan a los árboles”. También de los que
luchan y desean ardientemente su liberación: aquellos “que vienen escapando
de los gases lacrimógenos / & las macanas de las grandes avenidas”. Vamos
por otros versos:

El mundo se te da en fragmentos / en astillas: 


de 1 rostro melancólico vislumbras 1 pincelada del Durero 
de alguien feliz su mueca de payaso aficionado 
de 1 árbol: el tembladero de pájaros sorbiéndole la nuca

De este primer fragmento, los tres versos vinculados al primero visibili-


zan una relación de causalidad y reciprocidad entre elementos. Sin embargo,
esta suerte de dialéctica no interna en sí una lógica de causa y efecto esperado.
Se aprecia en cambio una dialéctica espiral que difracta, fluctúa y continúa
vinculando los conceptos. Por ejemplo, en el verso que escenifica a Durero,
el vínculo entre la emoción y el arte es la tradición, es decir, el sometimiento
y no la libertad “inherente” de la creación. La esclavitud de los sentidos ante
la hegemonía del saber, del cual el arte plástico es parte estructural. Por otra
parte, en el verso de la mueca, se relaciona el tan saqueado concepto de feli-
cidad vinculante al trabajo. El efecto producido es la risa esquizofrénica del
sujeto del siglo XX: el gesto satisfactorio de un Sísifo que vuelve de la oficina
a la caverna, luego de una jornada más de arrastrar sus miserias. Aquí también
sigue existiendo una lógica, pero sigue siendo inesperada, paradójica. Por otra
parte, en el verso que acopla al árbol y los pájaros, el efecto responde más bien
a una denuncia: la explotación como modus vivendi del sujeto trágico posmo-
derno. Del sujeto que no se resiste a ser encadenado, sino que posa volunta-

135
riamente sus manos y gónadas para ser engrilladas. Más adelante, otros versos
dan cuenta de esto: “en su rostro rígido de obrero jubilado / que parece & de
qué manera / 1 bomba de tiempo”, escribe Papasquiaro. Sujeto inerte que ob-
serva al capitalismo como una bendición y a la vez un castigo o mejor dicho,
una condición de existencia. Como cláusula que está dispuesto a pagar por
su “felicidad”. Un destino al cual no se puede hacer frente. Aquí visibilizo,
todavía prematuramente, el problema de la libertad de la que nos ocuparemos
con mayor vehemencia más adelante. Resumiendo, son estos primeros versos
la puesta en escena de las cadenas que Papasquiaro comienza a manipular, a
modo de poeta escapista.

Quizás ni el Carbono 14 será capaz de reconstruir los hechos


verdaderos
Ya no son los tiempos en que un pintor naturalista 
rumiaba los excesos del almuerzo entre movimientos 
                  de gimnasia sueca 
& sin perder de vista los tonos rosazules / de flores 
   que no habría adivinado ni en sus más dulces pesadillas

Aquí entramos en tierra derecha respecto a nuestra apuesta, puesto que


comienzan a aparecer los sonidos que revelan la poesía marcadamente his-
toricista de Papasquiaro. Esa poesía hecha a mano, valga aquí el epíteto. Por
ejemplo, el verso del Carbono 14 es clave para abrir la discusión sobre la ver-
dad y la ciencia: la dialéctica tradicionalmente lineal entre la verdad histórica
y el conocimiento. A partir del verso, la historicidad comienza a mostrar una
voluntad propia, pero todavía atada por hilachas a una doctrina. La infali-
bilidad de la ciencia también se desintegra ante la celeridad de un tiempo
que sólo sería posible de registrar cinematográficamente (y no por cualquiera
pareciera decir más adelante, quizás sólo bajo la lente de Antonioni). Debido
a esto, el lienzo naturalista escenificado opera apenas como una mueca, como
imagen obsoleta que vislumbra la inutilidad del arte, en tanto mecanismo ca-
paz de retratar los sucesos que construyen un discurso cultural fidedigno o al
menos desencadenado. La figura del pintor naturalista que boceta los placeres
privados de una burguesía (como los llama Said) y que goza del descubri-
miento estético, carece absolutamente de la velocidad, la voluntad y el coraje

136
mínimos requeridos para seguirle el tranco a un tiempo que desde inicios del
siglo XX ha entrado en default. Pero sigamos:

Somos actores de actos infinitos 


   & no precisamente bajo la lengua azul 
       de los reflectores cinematográficos- 
por ejemplo hoy / que ves cómo Antonioni se pasea
con su camarita de rutina 
observado por aquellos que prefieren enterrar la cabeza entre la yerba 
a emborracharse de smog o qué sé yo / para que no aumenten
los escándalos 
   que ya hacen intransitable la vía pública

Como bien se sabe, para Vico la historia se conceptualiza en base a los ac-
tos humanos, sólo en ellos puede descansar su existencia. Este conocimiento
va de lengua en lengua pasando por Auerbach y Said quienes desean observar
en la literatura, por ejemplo, las capas entrañadas de aquella historicidad.
Sobre todo la oscurecida por estrategias de poder, de raza y de clase. En el
caso de Consejos, y de la estrofa la “infinitud”, vivifica la autoconsciencia del
poeta, en tanto sujeto cuyos actos, por pequeños e invisibilizados que sean,
aceleran todavía más la caída estrepitosa de la modernidad y los grandes dis-
cursos, enalteciendo la cotidianidad y la intimidad del hombre obliterado
por el poder. Congruente con esto, escribe Rubén Medina: “Consejos sitúa,
precisamente, al joven poeta en medio de la otredad material, urbana e histó-
rica. Lo desafía a ver y superar lo pequeñita que es su labor poética, y su poca
habilidad para aprender y transformar la realidad” (“Consejos: Historia”).
Esta capacidad de ver en MSP, junto a su energía “electrificada”, resignifica
la autoimagen del poeta, el cual coge una contundente autoconciencia que,
sumada a la conciencia de la existencia absoluta de la poesía, permite al poeta
penetrar la carne del tiempo, provocando este concubinato entre su cotidia-
nidad y la Historia. Entre su cuerpo, palabra y tiempo.
Escribe Mario Santiago Papasquiaro en algunos de los versos de Consejos:

Galileo descubre la ley del péndulo observando 


       el columpiar dulzón de estos amantes 

137
violentamente unidos & medioconsumidos por la niebla.

[…]

En el instante en que 1 canción de moda 


            enreda su ritmo 
a la peculiar batucada de la lluvia 
& se instaura un orden fatalmente momentáneo 
para que sigan dominando la escena 
       el cabello en desorden 
          los enormes ojos húmedos 
& como surgida del claroscuro mismo de la noche 
aparece 1 niña con los puños embarrados contra los muslos 
          repitiendo 1/ 2 / 3 veces: 
Yo no soy 1 objeto sexual / no lo soy robots / 
     estoy viva / como 1 bosque de eucaliptos 
aquí donde la norma es ser implacablemente amables
los unos con los otros 
   & este es el mal menor

La Historia, esa gran historia con la que se nos ha educado, se delata cada
vez más como el medio, el canal que ha cogido nuestras experiencias hun-
diéndolas en sí misma, para sólo ostentar desde su organicidad una brillante
y tersa piel, quebrada a ratos, pero unida en sus escamas. En Consejos esta tra-
dición pierde las capas de su dermis mostrando la carne viva, las células silen-
ciadas. La irrigación de los ríos humanos subterráneos, esos humedales, desde
donde sale una pequeña exigiendo respeto por su persona y vida. Y donde el
barro, la noche y el paisaje que la cubren son los fundamentos y los avatares de
una cultura que, “no precisamente bajo la lengua azul”, despliega una arenga
de supervivencia y dignidad. Esa historia en mayúscula pareciera pertenecer
a la jurisdicción de Heidegger, quien a modo de volteado Catón defiende el
desanclaje del poeta con el todo social. Por eso los consejos se direccionan
desde Marx hacia Heidegger. Porque es Marx (2005) quien aprehende la
historicidad de los procesos sociales, con lo cual determina el presente de
la historia: el origen —y no la esencia— de las diversas contradicciones del

138
presente histórico. La inarmonía, las némesis enclaustradas, y las múltiples
transformaciones de las infinitas historias —en minúsculas— de los huma-
nos. Los consejos serían para sí mismo. Papasquiaro a todas luces interna
en sí los discursos de aquella ideología libertaria, e historiza su involuntaria
invisibilidad. Su condición de fosa común, como aúlla en “Carte d’ identité”,
que es una suerte de hoja de vida infernal compilado en su libro Sueño sin fin
(2012). Afilando las armas con las que un poeta debe materializarse: la ética,
la palabra en lucha y emancipación. El “trabajo vivo” que late en su cuerpo,
su consciencia de clase.

Si esto no es Arte me corto las cuerdas vocales 


mi testículo más tierno / dejo de decir tonterías 
         si esto no es Arte 

La rama de un árbol se dobla bajo el peso de 1 gorrión 


o mejor dicho 1 gorrión termina por hacer trizas una rama ya quebrada

Haciendo un barrido de lo hasta aquí escrito, son manifiestas en Papas-


quiaro las problemáticas de la cultura y del cuerpo, también de la violencia y
el arte. Por supuesto, bastantes otras más. No obstante, hay lugares en Con-
sejos donde la carrocería del poeta (haciendo un eco al poema “El burro”,
de Roberto Bolaño) deja huellas tras la celeridad y pulsión de su paso por el
mundo. Es esta una lírica libidinosa que además mide los elementos del arte
y de la realidad respecto a su propio cuerpo, por eso esta porfía nuestra de
proponer su carne y sentidos no sólo como laboratorio de sensaciones, sino
como constructo epistemológico. Como órgano lúbrico y ardoroso frente a su
objeto de deseo más tentador: la imágenes de su tiempo, su presente historia.
Intuyo que en Consejos el arte acaba siendo el oficio basal (y abisal) de la
existencia de MSP, resignificando, por supuesto, el concepto de oficio y sub-
virtiéndolo en tanto proyecto estético de voluntad y esfuerzo, no recayendo
en una definición de funcionalidad o una forma de ganarse la vida contrac-
tualmente. Decía lo anterior, porque al poetizar, al hacer carne la lírica que
lo hiere y desde esa carne entrar en la historia, el poeta acaba siendo un se-
mental. La vagina que devora. El cuerpo que chupa y que es chupado por una
existencia genuina, diminuta y, por ende infinita. Al ser (auto)expulsado del

139
jardín del edén de la institución. Al quedar (auto)exiliado del mercado, obvia-
mente el poeta queda en lo sumo invisibilizado, arrojado de los circuitos de la
cultura, deviniendo en autor políticamente incorrecto, ingenuo. En potencial
material de devoción underground. En el “mártir” de una ética, según Ignacio
Echevarría, cuyo sacrificio se condice y contradice con su actitud y concien-
cia radical y rabiosa. A la postre, esta marginalidad deseada o naturalizada,
finalmente acaecida, provoca que la institución muchas veces distinga en él
una obra comparable a kilos y kilos de cortes editoriales y de postproducción
del largometraje de la literatura, sólo considerables para efectos de registros y
de un potencial rescate memorial.
Por otra parte, y antípoda de estrategias y buenos modales, la poesía de
Mario Santiago Papasquiaro —tomando como eje Consejos— no pareciera
ir dejando señalética alguna para el lector. Por el contrario, su voluntad de
complejizar la auscultación del texto y un posible análisis, es manifiesto (de
hecho, pareciera no dejar espacio sino para la interpretación). Asimismo lo es
su intención de romper relaciones diplomáticas con la academia y organicidad
literaria, incendiando esas posadas que sustentan y guían la comprensión de
lectores eunucos y que a la vez, consolidan un determinado poema frente a
la emasculada academia. A saber, en Consejos MSP acopla críticamente los
retazos de los trazos naturalistas, impresionistas, expresionistas, a modo de
fotogramas que articulan las tiras celuloides que el poeta ha de echar a an-
dar a través de sus aceleradas palabras. A todas luces, el cine puede según
Papasquiaro facultar de aquella velocidad al arte, ante la cual la palabra debe
acelerar el tranco, y así radiografiar, comprender y rozar y penetrar el tiempo
que supervive. Y volviendo a un punto anterior, esta fornicación entre cotidia-
nidad e historia, este vaivén, este placer y goce en términos de Barthes, este
entrar y salir arrobado, con sus manos agarrado al tiempo, manoseando la
lengua, los pechos, el culo, la verga de lo cósmico, visibiliza el caudal infinito
de la producción humana. Cómo la historicidad de una lírica, brega por ser
epistemología poética a través de su fluir poético (consciente o no de esto).
Un siglo, un tiempo, analizado en su devenir a través de un poema que se va
verseando al ritmo que el poeta se mide con el tiempo. El gozne del poeta
con un pie en la realidad y otro dentro de sí mismo (el callejón sin salida del
cual discurre en un texto homónimo). Movimiento fluctuante entre la His-
toria despiadada, y la intimidad y ternura propias. Entre el marxismo de los

140
hechos, de las imágenes, de las luchas y las némesis una y otra vez resucitadas;
y el heideggerismo hegemónico del tiempo y del arte. Del lenguaje como casa
o jaula del poeta.

Así en el trapecio en el alambre de equilibrio


de este circo de mil pistas 
1 abuelo platica la emoción que sintió al ver a Gagarin 
         revoloteando como una mosca en el espacio 
& lástima que la nave no se llamara Ícaro I 
que Rusia sea tan ferozmente antitroskista
& su voz entonces se disuelve / da de tumbos 
   entre aplausos & abucheos 

Y vuelve la cotidianidad a sodomizar los anales límpidos de la Historia.


Y vuelven a la carga los pequeños hechos que rajan el paño de este lienzo es-
tático y rosazulado. Continúa fluctuando la interioridad de un poeta con los
grandes discursos consuetudinarios. Las imágenes minúsculas de una vida
sencilla que desconfiguran los paisajes rotativos del poder y los microscópicos
paisajes de la rutina. Lo de comparar a Gagarin con una mosca dentro de la
casa puede dar señales de aquello, una copulación que continúa al hacer in-
mediatamente el alcance con el trotskismo y aquella revolución permanente.
Con aquel marxismo que defendía la democracia y que llevó a un demente de
la libertad a morir en México, a manos de sicarios estalinistas. Y es que esta
poesía se desenvuelve con una libertad descomunal, donde la emoción y la
ideología follan en una pista de este gran circo obsceno, entre muchos otros
cuerpos y conceptos que cogen y se “destazan”. Lo político de estos versos, de
este poema, podría perfectamente ser un capítulo de análisis aparte, puesto
que son onerosos los elementos que politizan este texto y esta lírica (digno
de mencionar es su vómito “momios de gestos sagrados”, cuyo neologismo
chileno lo hermana de más de alguno de “Overol Blanco”, texto lírico inédito
de Bolaño).
Como escribo en otro texto sobre Mario Santiago, aquí la historiografía
queda a contraluz de la historicidad, la cual es la que realmente ilumina la
actitud performática de Papasquiaro. La linealidad es echada abajo en favor
de la espiralidad y la integración, debido a esto sólo en esta última podemos

141
analizar nuestro propio pasado reciente y nuestro presente de forma activa.
Nuestra palabra, la producción de imágenes nuestras y nuestros propios he-
chos, movilizados, quedan de alguna manera y sostenidamente enfrentados a
la política judicial y tanatológica del registro. La de Consejos es una lírica que
nos conmina a reconocer la Historia como un apartheid pornográfico pero
maldito del que, aunque seductor y épico, no hemos sido ni seremos parte.
Apenas sí como espectadores que terminamos destrozando las butacas (“& no
precisamente de entusiasmo”, dice Mario Santiago). Sin embargo, creo que
la salida también la deja entrever el poeta, al proponer una reconstrucción
erótica de los procesos históricos. El desprendimiento genital, la castración, la
explotación sexual de la que ha sido víctima comienza a dar paso a una eman-
cipación en tanto cuerpo que también es pensamiento, reflexión y revolución,
y que a través de una escritura absuelta, afanosa y decididamente indómita,
atraviesa placentera la carne del mundo y del tiempo. En síntesis, la poesía de
la historia instalaría al cuerpo del poeta como objeto, metodología y episte-
mología, productores todos de historicidad.

Yo soy el que se ha grabado en la espalda de la chamarra


de mezclilla 
la frase: El núcleo de mi sistema solar es la Aventura 
me llamo así pero me gusta que me digan Protoplasma Kid

[…]

Por ahora tú te tiendes bocabajo a la sombra


de las piernas largas & velludas de los parques 
         donde se reúnen 
el que sueña con revoluciones que se estacionan demasiado tiempo
en el Caribe 
el que quisiera arrancarles los ojos a los héroes de los pósters 
para mostrar al desnudo lo hueco de la farsa 

Acaba siendo Papasquiaro antípoda viviente del historiador-ameba que re-


gistra quieto y a un costado de los sucesos. Sea éste un teórico, crítico o fun-
cionario. Literalmente arranca los ojos de los héroes de aquellos pósters con los

142
que han tapizado la cultura y los muros interiores de una tradición. Denuncia
la farsa en la que puede transformarse la Historia y la energía de estar decidida
y a veces dolorosamente consciente de los hechos y discursos. De las imágenes
que de aquellos prorrumpe y que provocan su resistencia. No obstante, esta
aglutinación de sensaciones y de suturas tensadas y rotas, sea probablemente
lo que detona esta lectura historicista. La disposición y movimientos de los
fotogramas, decía, pero también de esta excitación del poeta con el mundo que
habita. La lascivia de una lírica con la vida, el celo, la leva de un poeta-perro
por un camino llamado poesía. Ese amoroso y brutal apareamiento. Y es que,
recuperando el término “vida” de su abuso político-económico, para MSP decir
vida es también decir esperanza en la rebeldía. Es tener fe en el tiempo. Es su
exasperación por vivir desesperadamente el tiempo que le queda.

Poesía: aún estamos con vida


& tú prendes con tus fósforos mi cigarro barato

Alejado de aquella fusión acomodada, negociada a veces, entre la poe-


sía y la vida, esa relación que posee casi siempre un marcado sesgo de clase
social, de poder y hegemonía estetizadas bajo discursos de vanguardia,
Mario Santiago vive una vida de privaciones. Por supuesto también de
excesos. De drogas duras y más dura pobreza, sobre todo en los setenta y
ochenta. De fiesta y de guerra. Una vida bien jodida, valgan las acepcio-
nes que existan. Pero vengan los tiempos que vengan, es la poesía la que
enciende al perro y su jauría. Y la unión del poeta con la vida, y de la vida
con la poesía, tiene precisamente como elemento un cigarro barato, que es
alegoría de placer, de calor y miseria. De margen y resistencia. De boca, de
fuego y generosidad.

que la vida siga siendo tu taller de poesía


& ojalá electrifiques la energía de tu tormenta interior

La de Papasquiaro, es una actitud ante la vida que puede compararse a la


“de los que se aman rabiosamente como perros callejeros” (como demografía
más adelante Consejos), y que funda su devoción precisamente en la calle. Esto
implica un esfuerzo, además de la voluntad que sale por sus poros. Todo un

143
trabajo arduo y placentero, llevado a un límite volitivo. Sobre todo la poten-
cia para una comprensión y una producción que vaya a la misma velocidad
de su tiempo. Esto no significa que el sujeto no caiga de hocico en pozos de
amargura y desolación. Este es un filme que no carece de ningún estado de
ánimo, por lo cual los baches de la angustia y “las aguas negras del fracaso”
también alimentan las costas de una lírica humanizada. Implacable a veces,
también muy frágil:

Desde luego que no eres el único


frente al que el paraguas oxidado de la vida
no quiere desplegar sus alas
no eres el único al que el mundo le parece
—en 1 momento pesimista— 
1 ghetto sin puentes ni caminos

En medio de la bacanal del poeta con la historia, del desenfreno con la vida
y el arte, por supuesto que el poeta puede ser también el único tripulante del
“submarino esquizofrénico” en que puede transfigurar su viaje. El único debajo
de la grotesca lluvia que cae sobre su cabeza angustiada. El fracaso puede ser
perfectamente la “Materia & la Energía” de parte no menor de su trayecto.
Esta suerte de explicación, junto con vivificar los baches y simas de una líri-
ca, también es provechosa para desatracar mi interpretación de una posible
idealizada lectura, y evidenciar la esquizofrénica desolación que puede oírse
también en este volcánico canto. Cómo la vida del sujeto lírico de Consejos
también deambula en cueros, destilando sus hediondos humores. Los ácidos
estomacales de la derrota y represión. La cojera, la oscuridad, las costras del
recuerdo. Momentos en el que “la Existencia toma el cuerpo de un 1 policía”.
Haciendo un breve paréntesis, y hablando ahora un poco de formas,
cada una de las estrofas que conforman Consejos pareciera ser cada fotograma
de este filme-poema, rollo y rola que no ha de detenerse. Por eso la marcha
acelerada de esta lectura, esta poco templanza. A saber, ¿cómo acercarnos a
este producto histórico y cultural llamado poema sin necesariamente inten-
tar frenar el fluir de su lenguaje/historia? A mi modo de ver, lo que hay que
intentar es ir a la misma velocidad del texto, que es una manera de detenerse
frente a él, para al menos procurar una buena toma. Esto es preciso para que

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el testimonio crítico al menos esté consciente de los límites instrumentales de
la teoría y de los alcances de una crítica. Al respecto, la visión tradicional nos
habla de un conjunto de significados y significantes, que le dan cuerpo a ese
dispositivo racional y heterogéneo llamado poema. Lo que oculta el intento
por transgredir al signo, en ese continuo de lenguaje llamado (y transmutado
por el) poema, es la invención de una nueva historicidad. De esta manera,
se complejiza aún más la propuesta principal de este ensayo, porque no sería
sólo la historia como proceso la que es observada y reelaborada en el poema,
gracias a la subvertida epistemología de MSP, también el cuerpo del propio
poeta será material histórico hipervital, y éstos se integrarían, a modo de tra-
siego, a los procesos sociales para seguir produciendo una enriquecida hetero-
geneidad imaginaria, la visualización de esta tozuda ética y, de algún modo,
produciendo un cambio milimétrico en el curso de la cultura y de la historia
misma que habita, resiste y transforma el poeta. Y por qué no, para hacer del
sexo-escritura de su lírica, un oficio colmado de satisfacciones y orgasmos.

La Realidad & el Deseo se revuelcan/ se destazan

[…]

Cuando el Caos se ve robusto hasta lo bestia

En el verso de “la Realidad & el Deseo” se encuentra uno de los asideros


para nuestras apuestas. A través de este último “fotograma”, podemos ver
que la lírica de Papasquiaro deliberadamente manifiesta esta bacanal en la
que ha acabado siendo la historia, aquella en minúscula, por el ingreso del
sujeto promedio a las grandes ligas del poder y la injusticia. La Historia como
una farsa, por este proyecto cientificista de desanclar a los suburbios, a los
sustratos socioeconómicos del bajo mundo de una verdad historiográfica. La
historicidad nueva, la propia, de aquel poeta defenestrado del olimpo, activa
una partuza donde los tentáculos, los miembros, los vicios y el descontrol
se “toman la escena” de la cultura, y calientan los lazos fraternos entre seres
humanos. Aquí la sensualidad es la filosofía y el culto, el sexo, la ideología y
la ternura y la rabia, las políticas públicas diseñadas para esta nación llamada
libertad (como entraña en un verso Mario Santiago).

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Conclusiones

Consejos en gran medida tiene como objeto de deseo las imágenes producidas
por los procesos sociales que construyen la historia: la fibra, las ironías, signos
y discursos —con sus dispositivos retóricos— de un determinado tiempo.
Un derrumbe que no deja de poseer cierta estética, ante la cual el poeta no
nos simplifica la labor como entusiastas lectores, por el contrario, integra los
elementos antes mencionados a un texto todavía más complejo, donde las in-
terconexiones, escisiones, lógicas y absurdos serían subsumidos por palabras
cuyo poder de representatividad y de silencios, de incertidumbre y conviccio-
nes, historizarían un mundo que el poeta no sólo conoce de oídas o leídas,
sino un mundo que ha recorrido, disfrutado y que lo ha impactado hasta darle
paulatinamente la muerte. La interpretación que procuré, ha pretendido de-
velar aquellos circuitos subrepticios y desgarbados entre el poeta y el mundo,
mediante un acercamiento consciente del impacto del sexo y la ética para su
cuerpo y obra poética. Lo ético posee una fuerza histórica y axiológica que se
adentra en Consejos, al punto que el texto es transformado por la ética y que la
historiza radicalmente, ética que, a su vez, historiza lo político (Meschonnic,
2007). En Consejos cuerpo, palabra y ética van de la mano, integrados, en
movimiento, como una avalancha alimentada por el material que encuentra
en su camino. Existe un desprendimiento absoluto de canon y tradición al-
guna, pero aquí es en serio, debido a la carga emancipadora de la que el poeta
siente orgullo por el grado de independencia que alcanza. Ética ramificada
en el Infrarrealismo precisamente por MSP, cuya desinstitucionalización y
consciencia de la historia y de la existencia manifiesta de la poesía, práctica-
mente lo apremia a des y reprogramar una producción lírica y una actitud que
atraviesa húmeda y que ardorosamente es atravesada por la existencia. Decía,
consciencia de la pulsión de la poesía no como un otro, ni como empleo o
labor, ni como plataforma estratégica de subsistencia o mágico estuario donde
cada tanto el poeta se detiene a contemplar y desconectarse. No es la poesía
“parte” del mundo. Sino que su condición de poesía dependerá de los ele-
mentos propios del mundo de los seres humanos, que ella pueda comprender.
Súmese a esto, la erotización de la Historia, para que esta acabe desintegrada
ante la cotidianidad del poeta, y en cuyas roturas pueda él penetrar con su
intimidad infinita, porfiadamente desalienada y en permanente resistencia.

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cuando aprendes a decir No
con toda la energía de 1 karateka cintanegra
o a decir Sí / con la certeza
de que pronto las estrellas tendrán 1 color
que hasta pasado 1 buen rato entenderemos

Desde la lectura erótica que me he animado a proponer, se hace evidente


que al menos uno de los centros neurálgicos de Consejos de 1 discípulo de Marx
a 1 fanático de Heidegger habita en la búsqueda decidida del poeta por su
emancipación, valga las tres o cuatro acepciones posibles: su libertad, autono-
mía y la sexualidad vivida con enjundia que lo penetra en una realidad que se
destaza junto a su deseo. Lo cual se aparea con la idea de una escritura absolu-
ta (ab-suelta). Con el placer, la carne, la pasión y la muerte en un mundo con
el cual se ha tragado recíprocamente. Poeta que ha entrado a la historia, y que
la historia ha entrado en él. Enlazados uno sobre el sexo del otro, viajan en
una espiral luminosa. Y si bien no hay angustia ni poesía ahistórica, tampoco
existe la libertad fuera del mundo de los humanos. Mucho menos una lírica
que se arma de órganos y memoria, como dice un bellísimo verso de Lihn.
Lírica que, finalmente, no lee la historia, lo cual sitúa en el limbo mi apuesta
primera. Sino que es historia misma, gracias a la inmersión del poeta en la
realidad. El aguantar la respiración en aquel líquido amniótico de los hechos
y las glándulas. Lírica que es carne esperanzada y rabiosa, como el cuerpo
amoroso y devastado de quien ha dado un valiente grito de independencia,
dentro de la guerra florida de la cultura latinoamericana. Un alarido orgás-
mico muy dentro de la historia. De aquella íntima, de esa con minúsculas.

Obras citadas

Auerbach, Erich, Mímesis. La representación de la realidad en la literatura occi-


dental, traducción de Ignacio Villanueva y Eugenio Ímaz, México, Fondo
de Cultura Económica, 2014.

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Barthes, Roland, S/Z, México, Siglo XXI, 1989.

Dussel, Enrique, 1492: El encubrimiento del otro, Santa Fe de Bogotá, Antro-


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Guzmán, Mario Raúl, “La bendición de la insensatez”, prólogo a Jeta de San-


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