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1 FANÁTICO DE HEIDEGGER
Primera edición, 2016
D.R. © Mario Santiago Papasquiaro, Nibaldo Acero, Rubén A. Arias, Ignacio Bajter,
Pedro Damián Bautista, John Burns, Andrés Cisneros de la Cruz, Eduardo Guzmán
Chávez, Mariana Larrosa, Geles Lebrija Larrosa, Rubén Medina, Tulio Mora, María
Guadalupe Ochoa Ávila y Jorge Pimentel.
D.R. © MATADERO
ISBN: 978-607-9694-94-4
Edición crítica de
Rubén Medina
Matadero
El poeta es el géiser de su propio ser
Rubén Medina
Cada época y cada siglo tiene y esconde poetas que trastocan y marcan sus-
tancialmente a la poesía y a la figura del poeta. Algunos de ellos en cierto
modo llegan a convertirse en puntos de referencias, tendencias y fuentes de
nuevas concepciones del poema y de cada uno de los elementos que lo com-
ponen. En el siglo xix habitan ese callejón sin salida, Baudelaire, Rimbaud,
Mallarmé, Darío, como anteriormente lo hicieron Blake, Novalis y Hölder-
lin. O como lo efectuaron Rilke, Vallejo, Pound, Pessoa, Langston Hughes y
Aimé Césaire, por mencionar sólo a algunos que transformaron la poesía du-
rante la primera mitad del siglo xx; desde su propio margen y a la sombra de
la ruptura masculinista y heteronormativa también lo ejercieron poetas como
H.D., Ajmatova, Pizarnik, Audre Lorde. Dentro de este amplio entorno y
marco rupturista, nos interesa sopesar la dimensión de la poesía de Mario
Santiago Papasquiaro (1953-1998). ¿Dónde lo ubicamos? ¿En qué tradición
poética o contra cuáles tradiciones poéticas se posiciona? ¿Qué ideas, sistemas
de pensamiento, paradigmas y conceptos emergen de su poesía y de la misma
figura de poeta que encarna? ¿Qué nos revela su radicalidad y de qué modo
esa misma radicalidad configura la praxis poética del infrarrealismo?
Para sopesar todas estas interrogantes e iniciar una apreciación sistemática
de su poesía y figura de poeta, nos ha parecido pertinente abordarlo a través del
análisis de su poema, Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger,
al que aquí consideran un grupo diverso de jóvenes académicos, críticos y poe-
tas (o las tres figuras a la vez) de Latinoamérica, EEUU y España. Consejos es
un poema largo (de 482 versos), y como todo poema largo es un desafío verbal,
estructural y epistemológico, configura potencialmente un viaje a lo descono-
cido; lleva en él la marca del experimento y ruptura poéticos, va más allá de la
tradición y avanza deliberadamente una nueva poética.
7
Los autores aquí incluidos subrayan indistintamente ese atributo del tex-
to de Papasquiaro, y el de tratarse asimismo de un poema clave en la obra del
poeta y del infrarrealismo. Rubén Á. Arias, por ejemplo, en su ensayo que
integra este libro reconoce inmediatamente esa doble dimensión del poema
de Santiago: “El poema de los Consejos —dice— es estricta e inmediatamente
anterior a la fundación del infrarrealismo pero en él se encuentra su propuesta
vital y estética (la-misma-cosa) que aparece en crudo, sin el membrete y los
límites que el mismo nombre y la pertenencia al movimiento impondrían más
tarde”. Andrés Cisneros de la Cruz, desde otra visión literaria, coincide con
tal aseveración y apunta lo siguiente:
8
pocas veces habían gozado de acceso a la literatura, tanto en términos de lectura
como en términos de publicaciones.
9
Según advertimos en las citas anteriores, es indudable la relevancia del
poema que aquí nos convoca. Anotemos entonces un dato circunstancial y
biográfico: Papasquiaro redacta Consejos a finales de 1975, cuando apenas
cuenta con 22 años. Esta referencia sin embargo no es gratuita pues subra-
ya rasgos fundamentales de la personalidad de Papasquiaro, como son su
precocidad, impulso rupturista y erudición, que crucialmente aquí lo notan
algunos ensayos del libro. Santiago, por cierto, escribe Consejos siendo más
joven que T. S. Eliot cuando éste escribe The Waste Land (Eliot tenía 34 años
cuando se publica el poema aunque pasa algunos años antes escribiéndolo y
haciendo los cambios sugeridos por Pound); es también más joven que Gins-
berg cuando escribe Howl (tenía 29 años), o cuando Gorostiza escribe Muerte
sin fin (quien pasaba ya los 35 años) y aún que Huidobro, el más precoz de este
grupo, quien escribió Altazor entre los 26 y 38 años.
Ahora bien, la figura de Papasquiaro como poeta personifica plenamente
esa noción infrarrealista de las estrellas-pueblo que no están indicadas en los
mapas celestes, a diferencia de las estrellas-ciudad. En otras palabras, que el
poeta existe (y debe existir) fuera de los circuitos del poder literario y por
tal motivo no necesita de la valoración de éste para legitimar su existencia y
repercusión como poeta. Bien. Pese a que Mario Santiago optó deliberada-
mente por la marginalidad, como resultado de su rechazo absoluto y confron-
tación continua contra la institución literaria (las mafias) en México, y que en
vida su obra poética fue únicamente publicada por una editorial subterránea
en una plaquette y un poemario, Beso eterno (1995) y Aullido de cisne (1996)
respectivamente, el poeta infrarrealista se ha convertido en una figura de cul-
to en varios entornos literarios y culturales. Súper bien. De hecho, no me ha
sorprendido ver o encontrar, una y otra vez, a jóvenes poetas o lectores que se
me acercan en cada una de las ciudades que he estado en España y Latinoa-
mérica, para preguntarme o comentarme algo sobre el poeta infrarrealista y
su poesía.
No obstante, es preciso reconocer que esa atención, fama y culto que ha
ocurrido a su figura en varios entornos durante casi dos décadas, en parte es
resultado de la continua referencia que hizo Bolaño a Mario Santiago en su
escritura y en entrevistas. Referencias de Bolaño, por cierto, que hay que consi-
derar indudablemente en el contexto de las labores visibles e invisibles del po-
der literario mexicano que por varias décadas ha tratado de borrar, neutralizar
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y ningunear al infrarrealismo, y últimamente a la figura de Mario Santiago
Papasquiaro. Si bien esa atención emanada de la escritura de Bolaño hacia
Santiago es, a la vez, una bendición y una desventura, pues sobre todo se ha
querido ver esa creciente fama del poeta como expresión de la primera.
En este libro no pretendemos rescatar la figura histórica del poeta in-
frarrealista, ya que la cuestión de cuál es la figura real es de hecho espinosa
(peliaguda, diría Santiago). Optamos por no decir sencillamente que aquí nos
concentraremos en la figura de carne y hueso de Mario Santiago Papasquiaro,
aceptando con ello esa falsa e improductiva dicotomía entre una construcción
ficticia y otra real, entre personaje y poeta, entre mito y experiencia. Sí nos
interesa, en cambio, llamar la atención a esta dualidad y ver críticamente a
la figura ficticia, mítica, seductora, finalmente problemática que aparece en la
escritura de Bolaño, a fin de abrirnos vías productivas en el análisis de su
poema, de la figura de poeta, y por extensión del infrarrealismo.
Al tratar de despejar la relación de Mario Santiago Papasquiaro y la no-
vela Los detectives salvajes de Roberto Bolaño, Bruno Montané Krebs apuntó
desde hace varios años: “es pertinente aclarar que Mario Santiago no es Uli-
ses Lima; quiero decir que no lo es más que Bolaño ante su trasunto Arturo
Belano. La novela explota, estalla y disemina en múltiples direcciones donde
las correspondencias y las atribuciones chocan, se niegan o complementan,
gracias a la genial capacidad de escritura que su autor mostró en su poesía,
cuentos y novelas”1. Y, respecto a la novela, añade:
El libro funda y retrata una nueva sensibilidad que no deja de percibirse como una
identificación generacional; sin embargo, sus logros no pueden verse como un
texto que sólo se consuma en la imputación del testimonio o la anécdota, tenta-
ción simplista que a nuestro parecer limitaría su peculiaridad y su frescura. Por
eso viene a cuento recordar la obvia independencia y autonomía de Mario Santia-
go ante su trasunto Ulises Lima, personaje que quizá comparte con Mario algo más
de tres anécdotas; no obstante ese juego de equívocos de ningún modo debería
amordazar a ninguna de estas dos figuras, al personaje y, sobre todo, a quien más
importa en este caso, el poeta.
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Cabe agregar al respecto que en Los detectives salvajes el infrarrealismo,
referido como real visceralismo, aparece inscrito a la vez como una celebra-
ción del movimiento y el anuncio de su muerte. Y esa muerte de la rebelión,
el antagonismo y la ética del grupo es simbolizada con la reconciliación de
Ulises Lima (Mario Santiago Papasquiaro) con Octavio Paz; una reconcilia-
ción que es evidentemente ficticia, y más parece como ese retorno freudiano
de lo reprimido en el interior del autor dos décadas después. La muerte del
real visceralismo en la novela emerge, me parece, para justificar el trayecto
de Bolaño como escritor que deja el margen como su único hábitat y aparece
plenamente integrado a la industria editorial como escritor profesional.
La figura ficticia de Mario Santiago en Los detectives salvajes es evidente-
mente una figura seductora al mostrar una serie de atributos y nuevas posibili-
dades para la identidad del artista en el capitalismo tardío, pero asimismo esa
seducción ha encontrado modos en la mercadotecnia para interesar a públicos
más allá de la lengua castellana. Al respecto John Burns precisa esa situación:
[U]no de los riesgos para la poesía de MSP es que la gente —los lectores— se
quede en la lectura del mito: que se aferren a la figura del personaje antes que al
12
poema. Que la poesía se vuelva sólo un fetiche de lo banal. Es decir, “los des-
manes”, “las agresiones gratuitas” que tanto han hecho figurar al movimiento
completo del infrarrealismo, de la mano de los “desfiguros etílicos” de MSP,
como si fuera el mismo Ometochtli, contra el establishment, es lo que menos
puede ayudar a su poesía, por el simple hecho de que la gente tiende a dejarse
llevar más por la alharaca que por el fondo; por la retórica que por el contenido.
13
Mario Santiago lo supiera o lo adivinara y que se prestase a entrar en aquel juego
con una complicidad y una confianza absolutas. En la antología Jeta de santo se
recoge un poema sin título que figura con la siguiente dedicatoria: “Para Roberto
Bolaño, al que presiento ya como mi Maharischi e iniciador de 1 movimiento
cuyo nombre ignoro & en el cual prometo realizarme plenamente”.
14
potenciada de conocimiento. Rubén Á. Arias, por ello, apunta lo siguiente:
Mario Santiago… no concibe el poema como artefacto literario, esto es, como
una unidad verbal destinada a cerrarse y contenerse a sí misma para después for-
mar parte de un libro, un producto en un estante, etc… El poema es, de hecho, el
estado en que la energía del poeta deja al lenguaje al pasar a través de él. Por ello,
el poema no está estructurado en función de su clausura: el poema termina allí
donde la energía que lo ocasiona abandona lo lingüístico y retorna a su espacio
natural (o a otro espacio distinto).
15
de Bolaño del infrarrealismo en su narrativa y la poesía de Mario Santiago, y
considerar Consejos como un poema fundacional del infrarrealismo, central-
mente enfocado en “el espacio dinamitado” y “la nueva política de la sensi-
bilidad” que contiene el poema. Como el título de su ensayo sugiere, Arias
explora críticamente los significados de la experiencia infrarrealista y comenta
las fuentes del poema de Santiago a través de una cadena cinemática de ins-
tantáneas: el lenguaje, los versos (en relación al verso proyectivo de Olson), las
anáforas. Termina con una consideración de las coincidencias poéticas entre
Reinventar el amor (1976) de Bolaño y Consejos, como dos textos que preparan
el terreno de la poética infrarrealista.
En “Apuntes para una generación fuera del tiempo (perspectiva de MSP
en el contexto infrarrealista y de los poetas nacidos en los cincuenta)”, Andrés
Cisneros de la Cruz argumenta que la poética de Papasquiaro es fundamental
para entender otras directrices generacionales de los poetas nacidos en los
años cincuenta en México. Hace un recorrido por las recientes antologías que
reúnen a los poetas de aquella generación, subrayando la posición disidente de
Papasquiaro entre los poetas “reconocidos” o antologados, el modo que Con-
sejos inscribe a la perfección los postulados de los manifiestos infrarrealistas,
para finalmente proponer que Consejos muestra una poesía que va “más allá
de los límites de lo que se reconoce como poesía mexicana”. En “La fragmen-
tación como técnica de representación en Consejos de 1 discípulo de Marx a 1
fanático de Heidegger”, John Burns analiza Consejos en términos de los prin-
cipios neo-vanguardistas de los manifiestos infrarrealistas y se concentra en
varios aspectos estilísticos y semánticos del poema como son la fragmentación
y la totalidad, las yuxtaposiciones discordantes, la écfrasis como subversión,
el borramiento entre teoría y práctica que acomete el poema, los temas de la
precariedad económica y de la vida, experiencia de la ciudad desde la calle, y
la perspectiva cinematográfica del poema. Atendiendo a otra dimensión del
poema, en “La bacanal de la poesía y la historia”, Nibaldo Acero ofrece un
análisis e interpretación de Consejos desde una perspectiva que él define como
ética, performática y material, a fin de ver el modo en que el poema repre-
senta una compleja producción de historia (con minúscula). Acero desarrolla
el concepto de “poesía de la historia” a partir de postulados de Kant, Hegel,
Vico, Auerbach, Said y Papasquiaro. Centralmente considera la dimensión
del cuerpo, el deseo y el erotismo en el poema (lo que llama una “lírica libi-
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dinosa”), como flujos fundamentales en la producción de historia en el texto.
En “Consejos: Historia del poema y el poema en la historia”, analizó el poema
de Santiago atendiendo primero a lo que aquí denomino “la historia del poe-
ma” y que consiste en precisar la genealogía del poema y su misma produc-
ción como parte de una poética de la deriva/desviación, y pasar enseguida a
considerar “el poema en la historia” a fin precisar varias de sus dimensiones y
claves de inteligibilidad, particularmente el carácter intertextual del poema
y el modo en que éste se inserta en la historia de la poesía, del poema largo, de
la neo-vanguardia y de la figura del poeta contemporáneo.
Mario Santiago prefería la flexibilidad e impacto del verso para sus dis-
paros, según se corrobora en su manera de conceptualizar el espacio, las
dimensiones de la temporalidad y la ruptura de las convenciones en su es-
critura. Aunque también escribió reseñas, presentaciones y manifiestos, que
se caracterizan por su dimensión lúdica y corrosiva, capacidad de sintetizar
ideas y manejo de fuentes teóricas y filosóficas.2 En una ocasión a mediados
de los ochenta, por ejemplo, la revista Casa del tiempo de la Universidad
Autónoma Metropolitana le pidió una colaboración crítica para el número
que preparaba sobre el estado actual de la literatura mexicana. Mario con-
testó con su poema, “Ya lejos de la carretera”. Apuntó allí lo que no podía
decirse con argumentos y una sintaxis tradicionales, como diría Pedro Da-
mián. En esa misma pulsación y práctica de escritura, colaboran con sus
visiones los infras María Guadalupe Ochoa, Geles Lebrija, Mara Larrosa,
Pedro Damián Bautista y Eduardo Guzmán Chávez. Escritura fulminante
que borra las fronteras entre lo filosófico y lo afectivo, entre el cuerpo y
el argumento, la idea y su práctica cotidiana, la palabra y la sustancia del
placer. En “El maravilloso estupor (conversación en / 4)”, las mujeres in-
fras lúcidamente entretejen el poema de Santiago y aspectos centrales de su
personalidad con la experiencia infrarrealista, retomando un pasado que se
dimensiona hacia el futuro desde su propio y continuo presente. El texto de
las Infras configura un nuevo manifiesto del infrarrealismo.
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Como bien advertirá el lector o la lectora, o quienes no se identifiquen
con él ni con la como lectores, esta edición crítica de Consejos incluye una
bibliografía selecta de las publicaciones de Mario Santiago (que no los poemas
sueltos publicados en numerosas revistas subterráneas y efímeras, ni los textos
en prosa), y los acercamientos críticos en varios formatos, incluyendo testi-
monios en prosa y poesía. La obra poética de Papasquiaro es extensa (gran
parte todavía inédita), extraordinaria y compleja. Aquí presentamos este pri-
mer proyecto que nos permite sopesar la magnitud de su ruptura. Vayamos
al poema.
Por ahí nos wachamos.
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CONSEJOS DE 1 DISCÍPULO DE MARX A
1 FANÁTICO DE HEIDEGGER
A Roberto Bolaño & Kyra Galván, camaradas & poetas
W. H. Auden
El mundo se te da en fragmentos / en astillas:3
de 1 rostro melancólico vislumbras 1 pincelada del Durero
de alguien feliz su mueca de payaso aficionado
de 1 árbol: el tembladero de pájaros sorbiéndole la nuca
de 1 verano en llamas atrapas pedazos de universo lamiéndole la cara 5
el momento en que 1 muchacha inenarrable
se rasca su camisola oaxaqueña
exactamente junto a la medialuna de sudor de las axilas
& más allá de la cáscara está la pulpa / & como 1 extraño regalo del ojo la pestaña
23
que ya hacen intransitable la vía pública
por los que han nacido para ser besados largamente por el sol 25
& sus embajadores cotidianos
por los que hablan de coitos fabulosos / de hembras que no crees
en esta edad geológica
de vibraciones que te harían tenaz propagandista del budismo zen
por los que se han salvado alguna vez 30
de los accidentes que la nota roja llama sustanciosos
& que de paso —por ahora— no se cuentan entre las flores del
Absurdo
Así en el trapecio en el alambre de equilibrio
de este circo de 1000 pistas 35
1 abuelo platica la emoción que sintió al ver a Gagarin
revoloteando como mosca en el espacio
& lástima que la nave no se llamara Ícaro I
que Rusia sea tan ferozmente antitrotskista
& su voz entonces se disuelve / da de tumbos 40
entre aplausos & abucheos
Alcohol
orines / qué no habrá servido de abono a esta yerba
cuántos jardineros sin el sueldo mínimo dejarían en esta trampa
sus escasas proteínas
24
Por ahora tú te tiendes bocabajo a la sombra 55
de las piernas largas & velludas de los parques
donde se reúnen
el que sueña con revoluciones que se estacionan demasiado tiempo
en el Caribe
el que quisiera arrancarles los ojos a los héroes de los posters 60
para mostrar al desnudo el hueco de la farsa
la muchacha de ojos verdes gatunos & fílmicos
aunque a lo mejor acercándose resultan azules o quién sabe
el estudiante todo adrenalina & poros revoltosos
el que no cree en nadie / ni siquiera en la belleza kantiana 65
de algunas admiradoras de Marcuse
& estalla gritando que estamos podridos por la furia /
deshidratados por tanto tomo de teoría
la putilla de ocasión que comparte el torrente de su soledad
con los desconocidos 70
dejando que la balanza de la oferta & la demanda la inclinen la gracia
la simpatía las vibraciones repentinas
el Azar: ese otro antipoeta & vago insobornable
los que vienen aquí a llorar / hasta tallarse —como en madera—
1 rostro de mártir paranoico 75
después de destrozar —no precisamente de entusiasmo—
las butacas de los cines
el que escribe su testamento o su epitafio en 1 servilleta arrugada
& luego lanza versos al aire / --& todo el mundo supone
que celebra su cumpleaños o el divino himeneo de antenoche— 80
& todas las hipótesis resultan frágiles para explicar
por qué utilizó 1 pistola & no 1 bote de pintura
si parecía capaz de seducir hasta la calentura / el pulso
& la pupila del Giotto
el que siempre saluda con 1 Yo estoy desesperado 85
¿& usted?
los que se aman rabiosamente como perros callejeros
—en las verdes & en las maduras—
& 1 los llama enamorados floridos
25
& son 1 afrodisíaco no solo para la sensibilidad de Marc Chagall 90
los que conocen en persona a la muerte
a la hora en que el suicidio se vuelve 1 obsesión
unas ganas despeinadas de morder & ser mordido
de poner 1 hasta aquí a tanto castillo de arena
que parece inderrumbable 95
de inventarse por segundos 1 Poder
que las revolvedoras de cemento cotidianas te desbaratan
como si fueras 1 papel de estraza
26
el cabello en desorden /
los enormes ojos húmedos
& como surgida del claroscuro mismo de la noche 125
aparece 1 niña con los puños embarrados contra los muslos
repitiendo 1 / 2 / 3 veces:
Yo no soy un objeto sexual / no lo soy robots /
estoy viva / como 1 bosque de eucaliptos
aquí donde la norma es ser implacablemente amables 130
los unos con los otros
& este es el mal menor
27
terrícola a más no poder como solemos decir los días de fiesta
o durante los cateos cada vez más frecuentes de las casas
el miedo te ilumina el estómago & te lo quema 155
¡Qué luna!
como uña cortada
como 1 gajo de esperma
suspendido
sobre el lomo crispado de la noche 180
28
cuando se escucha
1 crujir de nueces aplastadas —crac—
el zumbido el lloriqueo de 1 ambulancia
que otra vez no llega a tiempo
el rumor de las lagartijas con manchas de leopardo 185
trepando traviesísimas por la enredadera en busca de alimento
los últimos ruidos de 1 picnic
donde la Desolación ha hecho de las suyas
& ha acabado voceando la proximidad del viento
que todo mancha & roe 190
Sin embargo 1 aún camina por aquí como gorrión feliz
como Chaplin el día en que besó por primera vez a Mary Pickford
alguien pasea con 1 radio de transistores
que parece su segunda oreja
Galileo descubre la ley del péndulo observando 195
el columpiar dulzón de estos amantes
violentamente unidos & medioconsumidos por la niebla
creyendo los muy necios que el Amor a dentelladas
terminará por brillar en technicolor
29
¿son las noticias /
los que las reportan / 215
los que las leen como 1 droga necesaria?
¿Quiénes Sherlock Holmes son los asesinos?
Dadas las circunstancias desconfías hasta de tus propios ojos
forcejeos corretizas pleitos de qué calibres
se esconden bajo las ropas más rasposas 220
los miedosos se trepan a los árboles
los más ágiles prefieren andar señalando con el dedo
el momento exacto en que la atmósfera se enrarece hasta decir basta
& comienzan a derrumbarse los aviones como en 1 secuencia de
cine mudo 225
en la que los brazos de los moribundos se mueven como aspas
sin explicarse el por qué de ese horizonte ensalivado por el fuego
30
soñando las mismas travesuras
donde el pastel quiere servir de maquillaje
& 2 pies están necios en entrar donde cabe 1 solo pie
por ejemplo 250
el que apenas ayer —disfrazado de mujer— se fugó de la clínica
siquiátrica
& no se cansa de pararse de manos & corre como canguro loco
preguntándose por el sentido de la vida
por 1 mertiolate que le borre sus moretones interiores 255
los rasguños de la insulina & los electroshocks
mientras canta en forma de balada aquel verso de Guido Cavalcanti
Ya que no espero nunca más volver
por ejemplo
ese muchacho pelirrojo que se remoja los pies en el agua de la 260
fuente
& se siente Huckleberry Finn viajando en 1 balsa de troncos
/ en pleno Missisipi /
o 1 barbudo clochard llenándose los pulmones de tabaco turco
a la orilla del Sena 265
viendo su nombre escrito sobre el agua: Lord XYZ
mientras la realidad navega como 1 barco de vapor ruidoso & agitado
porque sabe que la vida puede hacerle morir & renacer
a cada instante
—en 1 tiempo & 1 espacio 270
donde no cuentan Euclides ni su geometría de balbuceos—
& lo inmediato lo peliagudo de los días que corren
se ve representado por cualquier fulano que grita ¡Auxilio!
& marca el 06 de su conciencia
para enterarse qué marca de vida o desperdicio le corresponde besar 275
escupir o mirar horrorizado
cualquier fulano que grita o lo intenta & no puede
mientras el asombro se dibuja (como con cera quemada)
en su rostro rígido de obrero jubilado
que parece & de qué manera 280
1 bomba de tiempo
31
En momentos / en el chisguete en que 1 segundo vomita & palidece
todo es trágico / hasta la alegría / la que quieras /
Esquilo & Harold Lloyd jugando ajedrez con corcholatas de
cerveza 285
pero sin saber cómo calcios hacer crecer su ocio creativo
a la altura de 1 terremoto que sea de verdad borrón &
cuenta nueva
Cuando el Caos se ve robusto hasta lo bestia
(facha de toro & voz de marica) 290
cuando sobra decir que se está económicamente cagado
(Tú / Yo/ Nosotros)
para no halar de la neurosis & la anemia made at home
32
como el pubis —sabroso— de la muchacha
que es el relieve de tu mapa
& la brújula que mantiene en pie tu territorio
de qué sirve si hay vidas que son 1 automóvil sin motor
tocando el claxon desesperadamente 320
sin poder partir
33
Oscar Wilde
la del cursi que dice que 1 parque
es como el hígado florido de 1 ciudad
mientras bailotea sobre la punta de los pies 350
alrededor de 1 mujer que no le ha dicho ni su nombre
la de tantos & tantos que se han bañado 5 / 6 veces
en las aguas negras del fracaso
& no por gusto (dicen ellos)
no como quien se come —entre sonrisas—1 tartaleta de merengue 355
de ninguna manera así
& eso es lo que siempre dices (Tú / Yo / Nosotros)
mientras te abrochas lentamente el impermeable
—el cuerpo & tus defensas sicológicas—
& sales a dar 1 vuelta —que será más de 1— 360
bajo la lluvia
dentro & fuera
bajo la lluvia
& todo porque necesitas te urge soltarte a llorar sin disimulo
sin que nada ni nadie te interrumpa 365
ni aquellas chavalas en hotpants
brillando con sus muslos de bronce
& abrazadas a los rubios postes de luz
& no eres el único que proclama ser el único pasajero
de su submarino esquizofrénico 370
mientras caminas (como ido) con el cigarrillo apagado en la boca
& la lluvia escurriéndote de manera grotesca
desde el ojo a la barbilla
Desde luego que no eres el único
frente al que el paraguas oxidado de la vida 375
no quiere desplegar sus alas
no eres el único al que el mundo le parece
—en 1 momento pesimista—
1 ghetto sin puentes ni caminos
34
& a veces también tú cojeas & te oscureces 380
te rascas la nariz & la costra del recuerdo
la Existencia toma el cuerpo de 1 policía
que te pasea su macana último modelo a todo lo largo de la cara
& tú todavía preguntas: ¿Qué onda mi lobo feroz?
¿Qué tal de salud la represión? 385
mientras tiemblan las matas de mariguana
sembradas como zanahorias en el subsuelo de tu mente
& tu corazón es 1 vecindad populosa
con las coladeras & el techo derrumbándose
por el puro miedo 390
por el puro miedo
35
Explícale eso a tu amigo ocasional
esclarécetelo a ti mismo
que la vida siga siendo tu taller de poesía
& ojalá electrifiques la energía de tu tormenta interior 415
junto a la muchacha con agilidad de velero
que has elegido como la compañera de tus próximos brincos
que el amor o la demencia que más se le aproxime
te habite / te aligere los talones
te lustre el brillo de los ojos 420
Ojalá / ojalá
36
los artefactos poéticos de este fin de siglo:
Te amo el resto
You turn me on 445
Tú me entiendes
¿Cómo puede ser esto
tan hermoso?
—ardiendo de fe
& entre oleadas de placer— 450
Cuando ves en esto el instinto de la lucha por la vida
que ponía eufórica a Rosa Luxemburgo
la práctica en vivo del teorema favorito del hereje Wilhem Reich:
1 cuerpo se alfabetiza junto a otro cuerpo
& así se funda la Universidad de la Ternura 455
cuando aprendes a decir No
con toda la energía de 1 karateca cintanegra
o a decir Sí / con la certeza
de que pronto las estrellas tendrán 1 color
que hasta pasado 1 buen rato entenderemos 460
37
como playeras multicolores que dicen: kiss me
desde la zona más erógena de sus torsos
como 2 mocosos (se rumora son jipis o anarcoides)
que prometen encontrarse 475
a tal hora / en tal puerta del sol
en el Puerto Ray Bradbury de los canales de Marte
/ A como dé lugar
exactamente allí /
Bajo 1 cielo por el que Van Gogh daría las gracias en 6 idiomas / 480
¿& qué blancura añadiréis a esta blancura
qué aliento / qué ardor?
38
La bacanal de la POESÍA Y LA historia 35
Nibaldo Acero
Eugene Ionesco
35. Agradezco las conversaciones y las sugerencias del profesor y académico Ro-
drigo Marilef referidas a los alcances del poema estudiado aquí, en suma, a la dialécti-
ca entre amigos; así como a Rubén Medina, José Peguero, Guadalupe Ochoa, Bruno
Montané y Juan Esteban Harrington, por los encuentros entre Ciudad de México,
Barcelona y Santiago (2014-2015).
127
veces se puede leer como nos ha aleccionado Occidente, persiguiendo como
detective o maniático las huellas desperdigadas por un autor. Como cazador
naturalista que huele a los lejos su presa y se anima incluso a bocetarla. A mi
modo de ver, el hecho de predisponer una lectura ante la poesía de Mario
Santiago reviste un problema serio, si se quiere analizar en serio. Por eso, más
que procurar una buena y aguda crítica, lo que intentaré en esta reflexión es
no quedar como un pendejo.
Consejos de 1 discípulo de Marx a 1 fanático de Heidegger es un poema
que pareciera abrir un vasto parlamento que inicia filosófico, y obtura cine-
matográfico, que estira una línea de tiempo contemporánea al propio poeta
y para quienes van a la par, midiéndose a él. Pues se trata de un sujeto que
extrae y examina una biopsia del tiempo que supervive, de un mundo que se
le da “en astillas”, como dice el verso que abre el poema. Consejos pareciera
la radiografía de una cultura, de sus albores y sus postrimerías, que visibiliza
además partículas de su compleja arte poética, la que se desintegra y mueve
por toda su lírica, actitud y cuerpo: receptáculos que compartirían una mate-
rialidad, una velocidad y un desprendimiento que hacen inútil el estudio de
esta poesía sin la auscultación de sus viajes y pasiones, de su “mundaneidad”.
Es decir, y resignificando las palabras de Said, observar el cuerpo del poeta
como material revelador, además de sujeto productor de circunstancias en el
mundo (Mundo, 54).
128
tanto laboratorio y objeto paratextual impactado por una actitud radical pero
lúcida ante el arte, y no sólo eso, sino también discurrir en él en tanto mate-
rialidad misma de los procesos de producción de discursos y acontecimiento
productor de historia, lugar donde se despliegan las relaciones sociales, con
otros cuerpos y con el mundo:
Estos versos, que también designan al poema, son clave para proponer el
ánimo de irrupción del sujeto en su propia historia. El poeta como lector y
productor de realidades, debe “contener el aliento”, quitarse de encima toda
máscara y hundirse en el caudaloso tiempo y espacio que habita (podríamos
llamar “poesía” cada vez que sale a respirar un poco). Su carne queda dispues-
ta a la transformación, y se desarregla a la par y paulatinamente con su pala-
bra. No transige en el ingreso liminar de su cuerpo a su historia, decía, lo que
aquí va en serio. No son estos ecos vacíos de nuestras lecturas posmodernas
(fascinadas con el desastre y con el culo anclado en un cómodo sillón insti-
tucional). Aquí la cosa va en serio. El poeta lucha por ser no sólo un testigo
129
—tampoco un protagonista ni un bufón— sino un productor de experiencias
prohibidas y vitales. Un arquitecto del paisaje social y cultural mediante una
palabra siempre en rotura, copulación y refiguración. Siempre en viaje. Jodida
(en su doble o triple acepción). Palabras en orgía que se perforan a la misma
velocidad del derrumbe, de los fragmentos y las astillas.
La idea de una poesía de la historia obviamente nace a partir de la sub-
disciplina de la filosofía de la historia36. Según vemos, tal como surge desde
Voltaire, y se sistematiza fundamentalmente en Kant y Hegel, la filosofía de la
historia se perfecciona como metodología de análisis que focaliza las directri-
ces lógicas en los procesos históricos que han promovido los cambios políticos
130
y sociales en distintas sociedades del primer mundo (América Latina queda
excluida de este análisis).37 Esta subdisciplina procura poseer los mecanismos
especulativos y de autoridad suficientes para así poder cartografiar y proyectar
“racionalmente” la Historia,38 pronosticando incluso las consecuencias y los
riesgos de las escisiones sociales del presente en el futuro de una nación. Se
trata de una interpretación de espíritu cientificista que desea sistematizar y
prolongar una “Historia Universal”, sustentado en el estudio crítico y analíti-
co del devenir histórico de Occidente. Acontecimientos que se relacionarían
37. A modo de continuum de la anterior cita, aquí Hegel “argumenta” esta ex-
clusión: “De América y su grado de civilización, especialmente en México y Perú,
tenemos informaciones, pero que no importan sino como cosa enteramente nacional,
que muere en cuanto se aproxima el español. América ha demostrado siempre en
ella misma ser impotente física y psíquicamente, y así ha permanecido hasta hoy. En
cuanto los europeos llegaron a América, los aborígenes fueron evaporándose al solo
aliento de la actividad europea. En los Estados Unidos de Norteamérica todos los
ciudadanos descienden de europeos, que no pudieron fundirse con los aborígenes:
los fueron echando atrás. Los aborígenes ciertamente han adoptado algunos usos y
costumbres europeos, entre otros el beber brandy, que les han traído consecuencias
mortales. En el sur los nativos fueron tratados con violencia mucho más grande, y
empleados en trabajos tan pesados que exigían una fortaleza para la cual no estaban
capacitados. Una disposición débil y desapacible, la falta de carácter y una sumisión
pasiva frente a los criollos, y mayor frente a los europeos, son las características prin-
cipales de los aborígenes americanos que están muy lejos de que logren los europeos
hacer que nazca en ellos el espíritu de independencia. La inferioridad de estos indivi-
duos en todo sentido, hasta en su propia estatura, es notoria; sólo cabe descontar una
raza aislada como la de los de Patagonia, en el sur, de naturaleza más vigorosa pero
que todavía se mueven dentro de una condición de rudeza y barbarie”. (Die Vernuft in
der Geschichte, citado por Dussel, 1492: El encubrimiento del Otro (1992), 15-19. (Esta
cita también fue copiada de un artículo de Horacio Machado titulado “El territorio
moderno y la geografía (colonial) del capital. Una arqueología mínima”).
131
en su desenvolvimiento y cogerían un curso lógico, cuya dirección tendría
un significado unitario y religioso de la historia y la realidad (Löwith, 1968).
Hasta acá el reporte.
Ambicioso o delirante, el propósito de este ensayo se sustenta en el análi-
sis/interpretación que a su vez encuentra asidero, preferentemente, en la teoría
filológica de Edward Said, quien hace un enérgico hincapié en el acto de
leer detenidamente para favorecer un análisis, una interpretación y una com-
prensión profunda y viva de un texto literario, también “vivo”. El palestino-
norteamericano conmina a “estudiar la literatura de un modo más contextua-
lizado pero no menos consciente de sí misma desde el punto de vista teórico”,
bajo una crítica secular materialista de la realidad “mundanal” e “histórica”:
“la literatura se produce en el tiempo y en la sociedad a manos de seres huma-
nos, los cuales son agentes de, así como de algún modo actores independien-
tes en el seno de, su historia real” (Mundo, 208). Una crítica secular, decía,
que se relaciona con la inherencia de los procesos de producción y su contexto,
los poderes a que hace frente una escritura, que la esterilizan, subordinan y la
suscitan. También una problematización o sospecha de los modos o las medi-
ciones que una sociedad o cultura hace de sí misma en términos identitarios,
sociales, estéticos, etc., términos que tienden estratégicamente a idealizarse y
cortar en favor de lo hegemónico dentro de un determinado contexto.
Dicho esto, y todavía a priori, una poesía de la historia articulada desde la
lírica de Mario Santiago, y más precisamente del poema Consejos, se guarda-
ría de ser edificante y religiosa. Ni teleológica ni unitaria sería, como su par en
filosofía, pero sí podría operar como un análisis materialista de y reconstruc-
tivo de una contemporaneidad que urge habitar, comprender y transformar.
Poesía de la historia que lejos de instalar una doctrina y alambrar un camino,
sería más bien un proyecto de liberación y desopresión del arte y del cuerpo/
palabra, encontrando sustento “teórico” en un proyecto de ilustración, en
una epistemología subvertida, en una estética compulsiva y un despliegue
ético que propulsa una existencia sensualista y absoluta (ab-suelta). Subver-
sión que sería volcadura de los ojos hacia dentro y del cuerpo del poeta hacia
fuera, quien, desde dentro de sí, y en el “umbral” de su cuerpo y el mundo
(el lugar de la muerte y de la poesía, en la arquitectónica de Bajtín), ocuparía
un espacio biopolítico revolucionario. Una trinchera en la cual Papasquiaro
radiografía brutalmente la realidad que habita, pero donde supera la pasivi-
132
dad de un registrador para catapultar una actitud lasciva, hacedora y molesta.
Aunque hablar de molestia nos sabe a poco. Mucho mejor decir de amor ra-
bioso que apuesta por un desarreglo y desobediencia epistemológicos, que no
evade el mundo, sino que hacen surgir un nuevo material desde la subversión
de la cotidianidad.39 De hecho, gracias a este trasiego, la poesía ingresaría a
su repertorio retórico y ético mayores elementos físicos, políticos —incluso
coyunturales—, configurando en la voz del sujeto lírico un código que a la
vez que lo forma en poeta, lo arroja en la intelectualidad, que lo hace agente
y actor social, que delata un cuerpo pasionario, arrasado por los años, una
emoción indómita y las inclemencias de los caminos. Además, este trasvase
ético-estético mantendría en tensión y movimiento al poeta con el mundo
duro y cercano, con una lírica que deviene acerada (como dice Mario Raúl
Guzmán); mientras se intensifica su integración con las prácticas y los poetas
infrarrealistas. Su tribu. Subversión que en definitiva, impediría el sosiego,
el acomodamiento administrativo, el quietismo intelectual o una intimidad
alienada por un discurso estratégico o militante.
133
Análisis e interpretación del poema
Que el “mundo” sea el primer elemento que abra Consejos, visibiliza desde
su origen el sello de materialidad y consciencia histórica que tendrá el movi-
miento del poema. Una “mundaneidad” que engarza al poeta con su realidad
cotidiana y con los agujeros negros de su siglo (Medina, 2014). La lírica de
Papasquiaro se alimenta de calle, de sensualidad, y se desnutre sublimidad,
de evasivas y estrategias prostitucionales (insisto, acá el asunto va en serio).
Todo indica que la palabra poética tendrá sabor a banqueta y que las sacudi-
das físicas serán la orografía de una lectura. A esto, se suma el hecho de que
el poeta no trata de un mundo observado desde un estado de especulación o
bajo mecanismos de idealización, puesto que desde el primer verso el mundo
“se te da en fragmentos / en astillas”, es decir, ejerce una presión de realidad
insoslayable y directa sobre él, de la cual el poeta no puede huir aunque lo
quisiese. Los fragmentos como alegoría posmoderna, como representación
triturada del sujeto, configuran un mundo fascinantemente violento. Ade-
más, estos fragmentos develan (¡qué heideggeriano!) los laberintos, las tram-
pas y los vacíos hostiles que el poeta debe(ría) enfrentar y comprender (en su
doble y triple acepción). Este ejercicio de desentrañamiento no tendría como
fin la lectura del todo, ni la unificación de la historia que subsiste, tampoco
el buscarle un sentido para contemplarla, cristalizarla o servirse de ella. Por el
contrario, se desplegaría para conocer los circuitos de la infamia y resistir los
embates del poder y las instituciones que la edifican, para reconocer los meca-
nismos de violentación que atraviesan la sociedad y la cultura, hacerles frente,
emanciparse y transformar la historia del mundo que se habita, transformán-
dose también en este gesto, desde la ternura, desde la sexualidad. Los frag-
mentos se alinean con las astillas, que por su parte representan los vestigios de
una historia que desde sus inicios se ha desenvuelto sostenidamente compleja
y deshilachada. Las astillas, en tanto elementos prehistóricos —como armas
y herramientas— están articuladas a partir de pedazos: de huesos, de rocas,
de madera. Los fragmentos y las astillas demarcan un tiempo, una historia
quizás harta de vacíos y de intentos de idealización, pero, y a pesar de este
empeño, del todo materializada, que circunscribe los actos humanos a una
dialéctica espiral que inicia y que acaba desintegrada. En este punto nuestra
apuesta de la poesía de la historia derriba el concepto de Historia Universal y
134
de toda doctrina religiosa y paradójicamente cientificista, que intente conte-
ner o programar el movimiento de los seres humanos, que intenta con éxito
desacoplar la literatura de una realidad objetiva (Auerbach, 2014). Desde la
poesía de Consejos, la historia es el escenario de un gran parlamento donde
son escenificados desde Shiva hasta Ionesco, pasando por Chagall, el Giotto,
Huckleberry Finn, Esquilo, Chaplin, Jerry Lewis, Houdini, Kant, Artaud,
Marcuse, Marx, Heidegger, Bradbury, Harold Lloyd, Galileo, el Che Gue-
vara y Van Gogh. Donde unos controlan y otros fornican, encarnizando la
lucha entre quien vive dominado, “económicamente cagado (Tú / Yo / No-
sotros)”, versus “los miedosos se trepan a los árboles”. También de los que
luchan y desean ardientemente su liberación: aquellos “que vienen escapando
de los gases lacrimógenos / & las macanas de las grandes avenidas”. Vamos
por otros versos:
135
riamente sus manos y gónadas para ser engrilladas. Más adelante, otros versos
dan cuenta de esto: “en su rostro rígido de obrero jubilado / que parece & de
qué manera / 1 bomba de tiempo”, escribe Papasquiaro. Sujeto inerte que ob-
serva al capitalismo como una bendición y a la vez un castigo o mejor dicho,
una condición de existencia. Como cláusula que está dispuesto a pagar por
su “felicidad”. Un destino al cual no se puede hacer frente. Aquí visibilizo,
todavía prematuramente, el problema de la libertad de la que nos ocuparemos
con mayor vehemencia más adelante. Resumiendo, son estos primeros versos
la puesta en escena de las cadenas que Papasquiaro comienza a manipular, a
modo de poeta escapista.
136
mínimos requeridos para seguirle el tranco a un tiempo que desde inicios del
siglo XX ha entrado en default. Pero sigamos:
Como bien se sabe, para Vico la historia se conceptualiza en base a los ac-
tos humanos, sólo en ellos puede descansar su existencia. Este conocimiento
va de lengua en lengua pasando por Auerbach y Said quienes desean observar
en la literatura, por ejemplo, las capas entrañadas de aquella historicidad.
Sobre todo la oscurecida por estrategias de poder, de raza y de clase. En el
caso de Consejos, y de la estrofa la “infinitud”, vivifica la autoconsciencia del
poeta, en tanto sujeto cuyos actos, por pequeños e invisibilizados que sean,
aceleran todavía más la caída estrepitosa de la modernidad y los grandes dis-
cursos, enalteciendo la cotidianidad y la intimidad del hombre obliterado
por el poder. Congruente con esto, escribe Rubén Medina: “Consejos sitúa,
precisamente, al joven poeta en medio de la otredad material, urbana e histó-
rica. Lo desafía a ver y superar lo pequeñita que es su labor poética, y su poca
habilidad para aprender y transformar la realidad” (“Consejos: Historia”).
Esta capacidad de ver en MSP, junto a su energía “electrificada”, resignifica
la autoimagen del poeta, el cual coge una contundente autoconciencia que,
sumada a la conciencia de la existencia absoluta de la poesía, permite al poeta
penetrar la carne del tiempo, provocando este concubinato entre su cotidia-
nidad y la Historia. Entre su cuerpo, palabra y tiempo.
Escribe Mario Santiago Papasquiaro en algunos de los versos de Consejos:
137
violentamente unidos & medioconsumidos por la niebla.
[…]
La Historia, esa gran historia con la que se nos ha educado, se delata cada
vez más como el medio, el canal que ha cogido nuestras experiencias hun-
diéndolas en sí misma, para sólo ostentar desde su organicidad una brillante
y tersa piel, quebrada a ratos, pero unida en sus escamas. En Consejos esta tra-
dición pierde las capas de su dermis mostrando la carne viva, las células silen-
ciadas. La irrigación de los ríos humanos subterráneos, esos humedales, desde
donde sale una pequeña exigiendo respeto por su persona y vida. Y donde el
barro, la noche y el paisaje que la cubren son los fundamentos y los avatares de
una cultura que, “no precisamente bajo la lengua azul”, despliega una arenga
de supervivencia y dignidad. Esa historia en mayúscula pareciera pertenecer
a la jurisdicción de Heidegger, quien a modo de volteado Catón defiende el
desanclaje del poeta con el todo social. Por eso los consejos se direccionan
desde Marx hacia Heidegger. Porque es Marx (2005) quien aprehende la
historicidad de los procesos sociales, con lo cual determina el presente de
la historia: el origen —y no la esencia— de las diversas contradicciones del
138
presente histórico. La inarmonía, las némesis enclaustradas, y las múltiples
transformaciones de las infinitas historias —en minúsculas— de los huma-
nos. Los consejos serían para sí mismo. Papasquiaro a todas luces interna
en sí los discursos de aquella ideología libertaria, e historiza su involuntaria
invisibilidad. Su condición de fosa común, como aúlla en “Carte d’ identité”,
que es una suerte de hoja de vida infernal compilado en su libro Sueño sin fin
(2012). Afilando las armas con las que un poeta debe materializarse: la ética,
la palabra en lucha y emancipación. El “trabajo vivo” que late en su cuerpo,
su consciencia de clase.
139
jardín del edén de la institución. Al quedar (auto)exiliado del mercado, obvia-
mente el poeta queda en lo sumo invisibilizado, arrojado de los circuitos de la
cultura, deviniendo en autor políticamente incorrecto, ingenuo. En potencial
material de devoción underground. En el “mártir” de una ética, según Ignacio
Echevarría, cuyo sacrificio se condice y contradice con su actitud y concien-
cia radical y rabiosa. A la postre, esta marginalidad deseada o naturalizada,
finalmente acaecida, provoca que la institución muchas veces distinga en él
una obra comparable a kilos y kilos de cortes editoriales y de postproducción
del largometraje de la literatura, sólo considerables para efectos de registros y
de un potencial rescate memorial.
Por otra parte, y antípoda de estrategias y buenos modales, la poesía de
Mario Santiago Papasquiaro —tomando como eje Consejos— no pareciera
ir dejando señalética alguna para el lector. Por el contrario, su voluntad de
complejizar la auscultación del texto y un posible análisis, es manifiesto (de
hecho, pareciera no dejar espacio sino para la interpretación). Asimismo lo es
su intención de romper relaciones diplomáticas con la academia y organicidad
literaria, incendiando esas posadas que sustentan y guían la comprensión de
lectores eunucos y que a la vez, consolidan un determinado poema frente a
la emasculada academia. A saber, en Consejos MSP acopla críticamente los
retazos de los trazos naturalistas, impresionistas, expresionistas, a modo de
fotogramas que articulan las tiras celuloides que el poeta ha de echar a an-
dar a través de sus aceleradas palabras. A todas luces, el cine puede según
Papasquiaro facultar de aquella velocidad al arte, ante la cual la palabra debe
acelerar el tranco, y así radiografiar, comprender y rozar y penetrar el tiempo
que supervive. Y volviendo a un punto anterior, esta fornicación entre cotidia-
nidad e historia, este vaivén, este placer y goce en términos de Barthes, este
entrar y salir arrobado, con sus manos agarrado al tiempo, manoseando la
lengua, los pechos, el culo, la verga de lo cósmico, visibiliza el caudal infinito
de la producción humana. Cómo la historicidad de una lírica, brega por ser
epistemología poética a través de su fluir poético (consciente o no de esto).
Un siglo, un tiempo, analizado en su devenir a través de un poema que se va
verseando al ritmo que el poeta se mide con el tiempo. El gozne del poeta
con un pie en la realidad y otro dentro de sí mismo (el callejón sin salida del
cual discurre en un texto homónimo). Movimiento fluctuante entre la His-
toria despiadada, y la intimidad y ternura propias. Entre el marxismo de los
140
hechos, de las imágenes, de las luchas y las némesis una y otra vez resucitadas;
y el heideggerismo hegemónico del tiempo y del arte. Del lenguaje como casa
o jaula del poeta.
141
analizar nuestro propio pasado reciente y nuestro presente de forma activa.
Nuestra palabra, la producción de imágenes nuestras y nuestros propios he-
chos, movilizados, quedan de alguna manera y sostenidamente enfrentados a
la política judicial y tanatológica del registro. La de Consejos es una lírica que
nos conmina a reconocer la Historia como un apartheid pornográfico pero
maldito del que, aunque seductor y épico, no hemos sido ni seremos parte.
Apenas sí como espectadores que terminamos destrozando las butacas (“& no
precisamente de entusiasmo”, dice Mario Santiago). Sin embargo, creo que
la salida también la deja entrever el poeta, al proponer una reconstrucción
erótica de los procesos históricos. El desprendimiento genital, la castración, la
explotación sexual de la que ha sido víctima comienza a dar paso a una eman-
cipación en tanto cuerpo que también es pensamiento, reflexión y revolución,
y que a través de una escritura absuelta, afanosa y decididamente indómita,
atraviesa placentera la carne del mundo y del tiempo. En síntesis, la poesía de
la historia instalaría al cuerpo del poeta como objeto, metodología y episte-
mología, productores todos de historicidad.
[…]
142
que han tapizado la cultura y los muros interiores de una tradición. Denuncia
la farsa en la que puede transformarse la Historia y la energía de estar decidida
y a veces dolorosamente consciente de los hechos y discursos. De las imágenes
que de aquellos prorrumpe y que provocan su resistencia. No obstante, esta
aglutinación de sensaciones y de suturas tensadas y rotas, sea probablemente
lo que detona esta lectura historicista. La disposición y movimientos de los
fotogramas, decía, pero también de esta excitación del poeta con el mundo que
habita. La lascivia de una lírica con la vida, el celo, la leva de un poeta-perro
por un camino llamado poesía. Ese amoroso y brutal apareamiento. Y es que,
recuperando el término “vida” de su abuso político-económico, para MSP decir
vida es también decir esperanza en la rebeldía. Es tener fe en el tiempo. Es su
exasperación por vivir desesperadamente el tiempo que le queda.
143
trabajo arduo y placentero, llevado a un límite volitivo. Sobre todo la poten-
cia para una comprensión y una producción que vaya a la misma velocidad
de su tiempo. Esto no significa que el sujeto no caiga de hocico en pozos de
amargura y desolación. Este es un filme que no carece de ningún estado de
ánimo, por lo cual los baches de la angustia y “las aguas negras del fracaso”
también alimentan las costas de una lírica humanizada. Implacable a veces,
también muy frágil:
En medio de la bacanal del poeta con la historia, del desenfreno con la vida
y el arte, por supuesto que el poeta puede ser también el único tripulante del
“submarino esquizofrénico” en que puede transfigurar su viaje. El único debajo
de la grotesca lluvia que cae sobre su cabeza angustiada. El fracaso puede ser
perfectamente la “Materia & la Energía” de parte no menor de su trayecto.
Esta suerte de explicación, junto con vivificar los baches y simas de una líri-
ca, también es provechosa para desatracar mi interpretación de una posible
idealizada lectura, y evidenciar la esquizofrénica desolación que puede oírse
también en este volcánico canto. Cómo la vida del sujeto lírico de Consejos
también deambula en cueros, destilando sus hediondos humores. Los ácidos
estomacales de la derrota y represión. La cojera, la oscuridad, las costras del
recuerdo. Momentos en el que “la Existencia toma el cuerpo de un 1 policía”.
Haciendo un breve paréntesis, y hablando ahora un poco de formas,
cada una de las estrofas que conforman Consejos pareciera ser cada fotograma
de este filme-poema, rollo y rola que no ha de detenerse. Por eso la marcha
acelerada de esta lectura, esta poco templanza. A saber, ¿cómo acercarnos a
este producto histórico y cultural llamado poema sin necesariamente inten-
tar frenar el fluir de su lenguaje/historia? A mi modo de ver, lo que hay que
intentar es ir a la misma velocidad del texto, que es una manera de detenerse
frente a él, para al menos procurar una buena toma. Esto es preciso para que
144
el testimonio crítico al menos esté consciente de los límites instrumentales de
la teoría y de los alcances de una crítica. Al respecto, la visión tradicional nos
habla de un conjunto de significados y significantes, que le dan cuerpo a ese
dispositivo racional y heterogéneo llamado poema. Lo que oculta el intento
por transgredir al signo, en ese continuo de lenguaje llamado (y transmutado
por el) poema, es la invención de una nueva historicidad. De esta manera,
se complejiza aún más la propuesta principal de este ensayo, porque no sería
sólo la historia como proceso la que es observada y reelaborada en el poema,
gracias a la subvertida epistemología de MSP, también el cuerpo del propio
poeta será material histórico hipervital, y éstos se integrarían, a modo de tra-
siego, a los procesos sociales para seguir produciendo una enriquecida hetero-
geneidad imaginaria, la visualización de esta tozuda ética y, de algún modo,
produciendo un cambio milimétrico en el curso de la cultura y de la historia
misma que habita, resiste y transforma el poeta. Y por qué no, para hacer del
sexo-escritura de su lírica, un oficio colmado de satisfacciones y orgasmos.
[…]
145
Conclusiones
Consejos en gran medida tiene como objeto de deseo las imágenes producidas
por los procesos sociales que construyen la historia: la fibra, las ironías, signos
y discursos —con sus dispositivos retóricos— de un determinado tiempo.
Un derrumbe que no deja de poseer cierta estética, ante la cual el poeta no
nos simplifica la labor como entusiastas lectores, por el contrario, integra los
elementos antes mencionados a un texto todavía más complejo, donde las in-
terconexiones, escisiones, lógicas y absurdos serían subsumidos por palabras
cuyo poder de representatividad y de silencios, de incertidumbre y conviccio-
nes, historizarían un mundo que el poeta no sólo conoce de oídas o leídas,
sino un mundo que ha recorrido, disfrutado y que lo ha impactado hasta darle
paulatinamente la muerte. La interpretación que procuré, ha pretendido de-
velar aquellos circuitos subrepticios y desgarbados entre el poeta y el mundo,
mediante un acercamiento consciente del impacto del sexo y la ética para su
cuerpo y obra poética. Lo ético posee una fuerza histórica y axiológica que se
adentra en Consejos, al punto que el texto es transformado por la ética y que la
historiza radicalmente, ética que, a su vez, historiza lo político (Meschonnic,
2007). En Consejos cuerpo, palabra y ética van de la mano, integrados, en
movimiento, como una avalancha alimentada por el material que encuentra
en su camino. Existe un desprendimiento absoluto de canon y tradición al-
guna, pero aquí es en serio, debido a la carga emancipadora de la que el poeta
siente orgullo por el grado de independencia que alcanza. Ética ramificada
en el Infrarrealismo precisamente por MSP, cuya desinstitucionalización y
consciencia de la historia y de la existencia manifiesta de la poesía, práctica-
mente lo apremia a des y reprogramar una producción lírica y una actitud que
atraviesa húmeda y que ardorosamente es atravesada por la existencia. Decía,
consciencia de la pulsión de la poesía no como un otro, ni como empleo o
labor, ni como plataforma estratégica de subsistencia o mágico estuario donde
cada tanto el poeta se detiene a contemplar y desconectarse. No es la poesía
“parte” del mundo. Sino que su condición de poesía dependerá de los ele-
mentos propios del mundo de los seres humanos, que ella pueda comprender.
Súmese a esto, la erotización de la Historia, para que esta acabe desintegrada
ante la cotidianidad del poeta, y en cuyas roturas pueda él penetrar con su
intimidad infinita, porfiadamente desalienada y en permanente resistencia.
146
cuando aprendes a decir No
con toda la energía de 1 karateka cintanegra
o a decir Sí / con la certeza
de que pronto las estrellas tendrán 1 color
que hasta pasado 1 buen rato entenderemos
Obras citadas
147
Barthes, Roland, S/Z, México, Siglo XXI, 1989.
Medina, Rubén, Perros habitados por las voces del desierto. Poesía infrarrealista
entre dos siglos, Aldus, México, 2014.
Montané Krebs, Bruno, “Una voz en el laberinto”, prólogo a Sueño sin fin,
Barcelona, Ediciones Sin Fin, 2012.
148