Está en la página 1de 5
38 Feminismos negros mujeres afroamericanas llevar el punto de vista de las mujeres negras a didlogos epistemoldgicos mayores relativos a la matriz de dominacién. Eventualmente tales didlogos pueden llevar a un punto en el que todas las personas aprehendan el core en otra experiencia.” Los rostros de la resistencia. Las mujeres negras del blues de Angela Davis Bajo la mascara, en el gueto de la comunidad de las mujeres negras, en su familia, y mas importante, en su psique, hay y siempre ha habido otro mundo, un mundo en el que ella opera —a veces con pena, pero a menudo con verdadero disfrute— haciendo lo que hacen las mujeres negras «normales». O'Neale* Estamos enraizadas en el lenguaje, casadas, nuestro ser son palabras. El lenguaje es también un lugar de combate. El combate de los oprimidos respecto al lenguaje para recuperarnos a nosotras mismas —para rescribir, reconciliar, renovar. Nues- tras palabras no carecen de importancia. Son un acto —de resistencia. El lenguaje es también un lugar de combate. bell hooks Afirma James C. Scott en el libro que hizo que nos acercéramos de forma dife- rente a las légicas ocultas de los grupos subalternos: 17 Iwidem, p. 229. 18 sandra O'Neal, «Inhibiting Midwives, Usurping Creators: The Struggling Emergence of Black ‘Women in American Fiction, en Teresa de Laurentis (ed.), Feminist Studies / Critical Studies, Bloom- ington, Indiana University Press, 1986, Citado en Collins, Black Feminist Thought, op. cit, 2000, p. 101 te lacoia Introduecién 39. Primero, el discurso oculto es un producto social y, por lo tanto, resultado de las relaciones de poder entre subordinados. Segundo: como la cultura popular, el dis- curso oculto no existe en forma de pensamiento puro; existe sélo en la medida en que es practicado, articulado, manifestado y diseminado dentro de los espacios so- ciales marginales. Tercero: los espacios sociales en los que crece el discurso oculto son por s{ mismos una conquista de la resistencia, que se gana y se defiende en las fauces del poder.” Lo que nos presenta Angela Davis en este texto es uno de esos espacios sociales donde crecia el discurso oculto de las mujeres negras, aquel desde donde res- pondian, resistian a las construcciones ideolégicas que desde el poder dibujaban su sexualidad como primitiva y exética. Este espacio, que Patricia Hill Collins incluyé en una categoria mas amplia, como espacio social cultural, es el de las cantantes negras de blues del primer tercio del siglo XX. Angela Davis no es la primera ni la tinica entre las feministas negras que ha explorado este espa- cio. Las cantantes de blues han ejercido una fuerte fascinacién en las feministas negras, sobre todo norteamericanas, ya desde los primeros textos literarios.” Sin embargo, fue otra feminista de la didspora negra, Hazel Carby, quien intro- dujo a las cantantes de blues de los primeros aiios veinte como las auténticas representantes de la cultura popular. Lo hizo en un texto en el que enfrenté las distintas visiones de la sexualidad de las mujeres negras que se reflejaban en los escritos de las intelectuales y escritoras de la clase media negra y las que aparecian en las letras, las vidas y los movimientos de las cantantes de blues. En ellas aparecen las contradicciones desde donde se enfrentan a las imagenes estereotipadas que sobre las mujeres negras vierte el discurso hegeménico. Pero cada grupo lo afronta de una manera distinta. Mientras en los textos literarios se asumen las categorias del discurso hegeménico que definen la sexualidad femenina negra como primitiva y exética y se buscan vias de redencién en la negacién del deseo y la represién de la sexualidad,” las mujeres del blues, como las grandes «Ma» Rainey o Bessie Smith, desafian el patriarcado con mayor libertad. Crean un «discurso» que articula una lucha cultural y politica sobre las relaciones sexuales; una lucha que esta directamente en contra de 19 James C, Scott, Los dominados y el arte de la resistencia, Tafalla, Txalaparta, 2003, p. 175, 20 Véase, entre otras, Toni Code Bambara, Gayl Jones, Sherley Anne Williams, Alice Walker, Mary Helen Washington, Toni Morrison, Alexis De Veaux y Jessica Hagedorn. En los afios ochenta se inician las exploraciones feministas del blues con los trabajos de Rosseta Reitz, Sandra Leib y Daphne Duval Harrison. 21 Hazel Carby analiza las obras de Zora Neale Hurston, Jessie Fauset y Nella Larsen. 40 Feminismos negros la objetivacién de la sexualidad de las mujeres dentro de un orden patriarcal; pero que al tiempo reclama los cuerpos de las mujeres como sujetos sensuales y sexuales. Carby otorga a estas mujeres el papel de intelectuales orgénicas, en el sentido gramsciano del término. No solo eran parte de la comunidad sujeto de su mtisica, eran también producto del movimiento rural-urbano. Carby analiza desde este contexto social, las migraciones rural-urbanas (sur-norte), la forma en que las actuaciones y los discos reflejaron y marcaron las relaciones sexuales dentro de la comunidad negra, asi como el terreno cultural en el que las diferen- cias sexuales se disputaban y redefinian 2 Angela Davis parte del trabajo de Carby y de su obra anterior Mujeres, «raza» y clase, para buscar en el blues femenino de los aftos veinte los rastros y rostros de una tradicién secreta de un feminismo de clase trabajadora, que coexiste junto a una tradicién de clase media negra, pero cuyos cédigos y formas de expresién eran completamente distintos. Frente a la obra (escrita) de las intelectuales del feminismo negro, referentes tradicionales del movi- miento feminista negro, los textos (no escritos) del blues femenino aparecen como el vehiculo de expresién de las ideas producidas en y por las mujeres pobres y de clase trabajadora, aquéllas que nunca podrian acceder a los textos escritos y aquellas que tampoco se reconocen —salvo desde las categorias de exclusién— en las imagenes que de ellas proyecta tanto el sistema hegeméni- co (blanco) como la clase media negra. En este sentido, el blues es el heredero de las canciones de trabajo y de los espirituales de la época de la esclavitud. Misicas que conseguian traducir los deseos y los lamentos de la poblacién negra en una expresién de caracter colectivo, en un discurso que, en la medi- da en que era inaccesible para los grupos dominantes, funcionaba como una expresién comunitaria de la experiencia de ser negro. Pero mientras la mtisica de la esclavitud —ambas, la secular y la religiosa— era la quintaesencia de la musica colectiva en el sentido de que era colectivamente creada y reflejaba al anhelo de la comunidad por la libertad, el blues —la forma musical afroame- ricana predominante del periodo post-esclavitud— articulé una nueva valo- racién de los distintos deseos y necesidades emocionales. El nacimiento del blues es una prueba estética de nuevas realidades psicosociales entre la pobla- cién negra. Frente a los referentes colectivos del periodo anterior, se incorpo- ran dos rasgos del sistema hegeménico, la individualidad y la diferenciacién sexual. Angela Davis ya habia argumentado en trabajos anteriores que la po- blacién negra habia conseguido durante la esclavitud la hazaita prodigiosa de 22 ¥iazel Carby, «lt Jus Be’s Dat Way Sometime: The Sexual Politics of Women’s Blues», Radical America, vol. 20, ntim. 4, 1986, pp. 9-24.

También podría gustarte