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El hueso frontal es un hueso plano, impar y mediano.

Ocupa la parte anterior e inferior del neurocráneo y


pertenece a los huesos de cubierta, desarrollado en un medio de tejido conjuntivo. Primitivamente el hueso
frontal es doble: frontal derecho y frontal izquierdo, los cuales están unidos por la sutura interfrontal o
frontofrontal. Para su estudio se divide en cuatro partes: escama, dos porciones orbitarias y una nasal.

Escama del hueso frontal. Ocupa una posición vertical y forma la frente. En ella se distinguen dos caras: anterior
o exocraneal y posterior o cerebral, y un borde periférico.

– Cara anterior. En la línea mediana de los sujetos jóvenes se distinguen restos de la sutura metópica o
interfrontal, e inmediatamente por encima de la raíz de la nariz se observa una peque?a elevación lisa,
la glabela. Por fuera se observa un borde inferior más o menos afilado, el borde supraorbitario, hacia
cuyo tercio medial se encuentra la incisura supraorbitaria, que puede estar sustituida por un agujero
supraorbitario. En el extremo lateral el borde continúa hacia abajo y forma el proceso cigomático
(proceso orbitario externo), que se articula con el hueso cigomático. Por encima del borde
supraorbitario se encuentra una elevación alargada transversalmente: el arco superciliar, y más hacia
arriba, la prominencia frontal, más desarrollada en la mujer. Por fuera de la prominencia frontal se
encuentra la cresta lateral del frontal, que forma parte de la línea temporal. Por detrás de esta se
encuentra una superficie plana, la superficie temporal, que forma parte de la fosa temporal (Fig. 1.7).
– Cara cerebral o posterior. En la línea mediana, de arriba hacia abajo, se distingue un surco vertical
denominado surco del seno sagital superior. Por delante se observa una eminencia alargada de borde
filoso, la cresta frontal interna, donde se inserta la hoz del cerebro, y por debajo de ella, el agujero
ciego, entre el frontal y el etmoides.
– Borde periférico. Es dentellado. Se articula por arriba con los huesos parietales y hacia abajo con el ala
mayor del esfenoides (Fig. 1.8).

Porción orbitaria. Es par y se dispone horizontalmente. Forma a la vez parte de la cavidad orbitaria y de la fosa
craneal anterior, y presenta dos caras: inferior y superior.

– Cara inferior u orbitaria. Es amplia y profunda, y recibe el nombre de fosa orbitaria. Hacia la parte lateral
presenta una depresión ocupada por la glándula lagrimal: la fosa lagrimal. Hacia la parte medial existe
una fosa peque?a, la fosa troclear, donde se encuentra la espina troclear, la cual es una eminencia
filosa muy peque?a que constituye el lugar de reflexión del tendón del músculo oblicuo superior del
bulbo ocular (Fig. 1.9). Por dentro presenta una superficie irregular que se articula con el hueso
etmoides y presenta depresiones denominadas semiceldillas frontales.
– Cara superior o cerebral. Es prominente y presenta peque?as elevaciones, los tubérculos mamilares,
que corresponden a los surcos del cerebro. Entre ellos se encuentran unas depresiones conocidas
como impresiones digitales, que se corresponden con los giros del cerebro. Ambas porciones orbitarias
se encuentran separadas por la incisura etmoidal, que en el cráneo articulado se encuentra ocupada
por la lámina cribosa del etmoides. El borde posterior se articula con el ala menor del hueso esfenoides.

Porción nasal. Ocupa la parte mediana entre las porciones orbitarias. En ella destaca una depresión rugosa,
la incisura nasal, para la articulación con los huesos nasales, y por detrás se encuentra la espina nasal del
frontal, que participa en la formación del tabique y la pared superior de la cavidad nasal. A los lados se
encuentran los orificios de desembocadura de los senos frontales. La incisura nasal se proyecta hacia abajo y
afuera, y forma el proceso orbitario (proceso orbitario interno). Por detrás se localiza un espacio amplio alargado
en sentido anteroposterior: la incisura etmoidal (Fig. 1.9).
Fig. 1.7. Hueso frontal (vista anterior).
Fig. 1.8. Hueso frontal (vista endocraneana).
Fig. 1.9. Hueso frontal (vista inferior).

En la cara cerebral entre las porciones orbitaria y vertical del hueso frontal se forma una depresión profunda
que aloja el lóbulo frontal del cerebro: la fosa frontal.

En el espesor de la porción escamosa o vertical se encuentran dos cavidades neumáticas separadas por un
tabique mediano: los senos frontales. Ambos senos son asimétricos, y con la edad pueden aumentar de tama?o
y expansionarse hacia las porciones orbitarias. Generalmente los senos frontales se encuentran más
desarrollados en el hombre que en la mujer.
Desarrollo. El hueso frontal es de osificación intramembranosa. Se desarrolla a partir de dos huesos
independientes (hemifrontales), en cuya zona de unión se forma la sutura metópica (la sinostosis se produce
antes de los dos primeros a?os de vida posnatal). La persistencia de la sutura en el adulto se
denomina metopismo, y ocurre con frecuencia variada, de aproximadamente el 5 % (Fig. 1.10).

Fig. 1.10. Vista frontal del cráneo de un feto (27 cm). Se distingue la sutura metópica o interfrontal.
Constitución. La porción vertical está constituida, como todos los huesos de la bóveda craneana, por dos
láminas de tejido compacto: las tablas interna y externa, entre las cuales se encuentra una capa de tejido
esponjoso conocido como diploe. La porción horizontal está formada casi totalmente por tejido óseo compacto,
y en la porción vertical se encuentra el seno frontal.

Conexiones. El hueso frontal se articula con los huesos parietales, el etmoides, el esfenoides, los cigomáticos,
los maxilares, los nasales y los lagrimales. Interviene en las características anatómicas de la frente, con la
tendencia de ser vertical en el sexo femenino y huidizo hacia atrás en el masculino. En los estudios
imaginológicos de los senos frontales, la primera caracterización es la asimetría que existe entre ambos y se
han dado casos de ausencia de uno de ellos. El arco superciliar en el hombre moderno es una huella del toro
orbitario del hombre antiguo.

Consideraciones clínicas. Se ha se?alado que en las personas propensas a cometer asesinatos, la


persistencia de la sutura metópica (metopismo) es un hallazgo más frecuente, pero tal suposición no cuenta
con una fundamentación científica.

Los procesos inflamatorios del seno frontal pueden producir manifestaciones de dolor en la frente, que se
incrementa cuando el paciente inclina la cabeza hacia delante.

Una de las principales características de los senos frontales es su asimetría, por lo que las técnicas de
imaginología son muy importantes antes de cualquier abordaje quirúrgico. El acceso al seno se logra por vía
cutánea, por encima del punto lagrimal.

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