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(i) El enfoque de las escuelas inclusivas

Los principios fundamentales de la educación inclusiva son:


 Aceptación de la comunidad: se abre la escuela a su entorno y se crean comunidades
de aprendizaje para que todos los agentes educativos tengan un papel protagonista en
el contexto escolar y la escuela responda a la diversidad de su entorno inmediato
(Marín y Soler, 2004).
 La educación basada en los resultados: ya que se dirige a todos los estudiantes y se
centra en el éxito de todos, aunque no todos lo realicen de la misma manera y al
mismo ritmo. Se expanden las oportunidades y se manejan altas expectativas sobre el
alumnado.
 Educación intercultural: cuyos objetivos encajan en el esquema ideológico de la
educación inclusiva en la promoción de los derechos humanos, respeto a la diferencia
y la distribución equitativa de poder entre los individuos y grupos.
 La teoría de las inteligencias múltiples: sobre la suposición de la existencia de varias
formas de inteligencia que constituyen la constelación de habilidades de cualquier
persona frente al modelo tradicional de inteligencia meramente lógico-lingüística
(Gardner, 1995).
 Aprendizaje dialógico: que centra la atención en la actividad del sujeto y la
importancia del contexto social (comunidad) que mediatiza sus progresos.
 El curriculum común y diverso: cuyas posibles adaptaciones faciliten el aprendizaje de
todos en el contexto inclusivo del aula, desde modalidades didácticas cooperativas y
evaluaciones contextualizadas, con agrupaciones multi-edad y flexibles.
 La colaboración entre profesorado y alumnado, enseñando responsabilidad y gestión
de conflictos y propiciando las relaciones amistosas y vínculos sociales entre la
comunidad
El análisis de la literatura sobre escuela inclusiva nos lleva a destacar un conjunto de
cambios generales encaminados a crear una escuela inclusiva dentro del contexto de la
educación general:
(ii) El enfoque de las Escuelas Aceleradas
En 1986 surge en Estados Unidos, de la mano de Henri Levan, un proyecto de mejora e
innovación educativa después de haber analizado la situación de numerosas escuelas, en
las que se aplicaba un sistema «remedial» con los niños y jóvenes que presentaban
dificultades de aprendizaje asociadas a situaciones sociales desfavorecidas y constatar que
todos los programas empleados lejos de mejorar la situación de estos jóvenes, lo que
hacían era perpetuar su condición de «alumnado lento o con problemas de aprendizaje»,
Henri Levin propone un nuevo enfoque basado en las potencialidades y «fortalezas» de
los estudiantes, en lugar de partir de sus debilidades. De las dos escuelas piloto que
comenzaron con el proyecto son ya miles las escuelas que hoy día se benefician de esta
filosofía y manera de trabajar.
Para llegar a ser una escuela acelerada, es preciso reunir una serie de requisitos:

 Unidad de propósito: las escuelas aceleradas parten de una unidad de propósito en


torno a la educación del alumnado, teniendo, respecto a todos ellos, altas expectativas
y procurando que los mismos niños y niñas internalicen esas altas expectativas con
respecto a ellos mismos.
 Poder de decisión con responsabilidad: los miembros de la comunidad escolar (padres,
alumnos y personal docente) asumen la responsabilidad en la toma de decisiones y sus
consecuencias, participando todos en la vida escolar.
 Desarrollo de las «fortalezas»: tradicionalmente la escuela ha tendido a identificar más
las debilidades del alumnado que sus puntos fuertes. En una escuela acelerada todos
son tratados como sujetos dotados y talentosos. Las fortalezas incluyen no sólo las
categorías tradicionales de talento e inteligencias múltiples (Gardner, 1993 y 1995),
sino también los intereses, experiencias y orígenes culturales de los alumnos (Levin,
2000).
El objetivo final es conseguir el cambio para llegar, verdaderamente, al aprendizaje eficaz.
Si bien el autor recalca que cada escuela es distinta a otra y que, para lograr dicho cambio,
se precisa una implicación total (al menos del 90%) de todos los miembros.
Con esta nueva visión del centro educativo, como una comunidad de aprendizaje, enlaza
la forma de ver al asesor psicopedagógico como agente de cambio, analizando la
orientación desde una perspectiva comunitaria
(i) Loevinger

Según Loevinger, el desarrollo del ego atraviesa por una serie de estadios de crecimiento
interpersonal, cognitivo y moral. En esta evolución es determinante el juicio moral, la
formación del carácter, la socialización, el desarrollo intelectual. La autora creó en 1960
un instrumento basado en la técnica de las frases incompletas para explorar, inicialmente,
rasgos de personalidad de las madres relacionados con la crianza de sus hijos.
Posteriormente observó que su instrumento medía estadios estructurales del desarrollo
del yo, a los que denominó: 1) impulsivo, 2) conformista, 3) consciente y 4) autónomo.
Cada una de estas fases se podía describir atendiendo a tres ejes: el control de los
impulsos, el modo de relación interpersonal y las preocupaciones conscientes

(iii) Levinson
Se centra en la etapa adulta. Explica el comportamiento del adulto a través de una serie
de estadios:
 Transición a la vida adulta (17-22 años).
 Entrada en el mundo adulto (22-28 años): construcción y mantenimiento de un modo
inicial de vida adulta.
 Transición de la treintena (28-33 años): oportunidad de evaluar y modificar el modo
inicial de vida adulta.
 Asentamiento (33-40 años): realización de las mayores aspiraciones de la juventud
 Transición de mitad de la vida (40-45 años): cambios que suponen el paso de la
primera adultez a la adultez media.
 Entrada en la adultez media (45-50 años): construcción de las bases de una nueva
etapa.
 Transición de la cincuentena (50-55 años): modificaciones para mejorar.
 Culminación de la adultez media (55-60 años).
 Transición a la adultez tardía (60-65 años).
(iv) Adultez tardía (65-70 años): establecimiento de las bases de una nueva etapaErikson
Distingue ocho estadios en el ciclo vital:
 Primer año de vida: de la confianza básica a la desconfianza básica, centrada en la
madre.
 Primera infancia (1-3 años): autonomía versus vergüenza y duda.
 Infancia (3-6 años): iniciativa versus culpa.
 Años escolares, identificación con la tarea (6-12 años): laboriosidad versus
inferioridad.
 Adolescencia (13-22 años): identidad, definición de sí mismo versus confusión de rol.
 Joven adulto (22-30 años): intimidad versus aislamiento.
 Adultez (30-50 años): generatividad/creatividad/extensión del yo versus
estancamiento).
Madurez (a partir de los 50 años): integridad del yo versus desesperación

(1º) Logoterapia: creada por Víctor Frankl (1905-1997). El vocablo «logos» equivale a
sentido, significado, propósito.
I) El objetivo esencial de la existencia es la realización del sentido de la vida. Cumplir
este sentido se consigue a través de la realización de valores, que es el camino que
conduce a la plenitud humana. La logoterapia tiene en cuenta tres dimensiones en la
naturaleza humana:
II) La física o somática, la mental o psicológica y la espiritual. Frankl considera
fundamental la actitud que adoptemos ante la vida e indica que, a veces, lo que
necesitamos es un cambio radical en nuestra actitud hacia la vida. En lugar de
preguntarse « ¿qué espero de la vida?» el sujeto habría de considerar « ¿qué espera
la vida de mí?». En su terapia se procura que el sujeto llegue a tener un por qué vivir
y del por qué se pasa al cómo vivir
III)
(2º) Terapia de la Gestalt, de Perls, dentro del existencialismo porque se basa en una
concepción holista de la persona, la cual está en relación con su entorno. Engloban
elementos del psicoanálisis, de la dinámica de grupos y la teoría de campo de Lewin,
la semántica, la filosofía… Esta terapia se centra en el «darse cuenta» de uno mismo
y de los diversos aspectos de uno mismo. La toma de conciencia conduce a la
autorregulación del organismo deseada «desde dentro». La Gestalt tiene por objeto
movilizar los recursos del individuo, con el fin de reestructurar el equilibrio de la
persona; se propone trabajar sobre el aquí y ahora, y establecer relaciones
dinámicas entre el comportamiento y necesidades, deseos, y carencias; provocando
la toma de conciencia de la realidad que se vive y asumiendo la responsabilidad de sí
mismo.
IV) La aceptación es parte fundamental del crecimiento de la persona.

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