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Al comenzar el film oímos una explosión y vemos salir de entre unos arbustos a
Whitehead, el primero de los protagonistas del film; a continuación se nos presenta un
comandante, perteneciente al bando de Whitehead, que pretende capturarlo o herirlo,
posteriormente se presenta un tercer personaje, que hiere de muerte al comandante, en ese
entonces Whitehead mira a lontananza y el personaje recientemente aparecido le inquiere
acerca de lo que está viendo, a lo que Whitehead responde “Nada quizás, sólo sombras”.
El espacio que se nos plantea en esta escena del film –es decir, el espacio fílmico1-
se compone por planos que nos muestran una línea de arbustos que delimitan el terreno en
el que se encuentran los desertores y la batalla, y la otra delimitación se compondría de una
cortina de niebla. El uso de planos nos presenta a los protagonistas de la escena en
relevancia sin exponer el espacio que existiría detrás de los arbustos. El montaje de esta
primera escena es rítmico, segmentado, pareciera seguir el fragor de la batalla. En todos los
encuadres la composición está desarrollada con los arbustos como referencia de la batalla
que se está llevando a cabo, excepto cuando Whitehead mira hacia el lado opuesto al muro
de arbustos, allí vemos una cortina de niebla y dos tenues sombras, el campo al que se
dirigen, un camino hacia lo desconocido, hacia las sombras.
1
De acuerdo a lo postulado por Éric Rohmer en su análisis del espacio en el film Fausto de F.W. Murnau (Vila,
1997: PONER NRO DE PÁGINA)
Este pasaje de la batalla al campo pareciera exponernos la salida de los personajes
de un mundo y el ingreso a otro desconocido