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CONGRESO ALAS, COSTA RICA 2015

VIVIR AL MARGEN. CONDICIONES DE HABITABILIDAD EN ASENTAMIENTOS


HUMANOS IRREGULARES*

Por Arq. Edlin Jazmin Vargas García, México. Universidad Nacional Autónoma de México

RESUMEN
La urbanización irregular es un fenómeno cada vez más frecuente en
Latinoamérica, lo que representa un gran reto al desarrollo sustentable de las
ciudades; sin embargo, este tipo de urbanización posee características sociales y
de habitabilidad muy particulares que vale la pena analizar antes de buscar
alternativas de solución o de juzgarla como nociva.

La investigación en curso plantea un estudio sobre las condiciones de


habitabilidad en estos asentamientos, tanto en el ámbito doméstico, como en el
urbano, para determinar la calidad de vida que ofrece esta forma de poblamiento.
Para ello se establecieron indicadores objetivos y subjetivos que permitan medir la
habitabilidad cuantitativa y cualitativamente, a través de entrevistas y
levantamientos arquitectónicos en tres asentamientos con distintos grados de
consolidación en la ciudad de Querétaro, México; partiendo de la idea de que la
calidad de vida no sólo depende de las condiciones físicas de la vivienda y su nivel
de confort, sino también de aspectos psicológicos y culturales ligados al espacio
doméstico y urbano.

Palabras clave: asentamientos humanos irregulares, habitabilidad.

INTRODUCCIÓN
La pobreza urbana es un problema que tocamos día a día, independientemente
del sector socioeconómico en el que nos desenvolvamos. Vivimos en la dicotomía
de dos ciudades muy distintas que habitan el mismo espacio: la “formal” y la
“informal”. La primera no necesita explicación; la segunda es aquella que se ha
desarrollado al margen del espacio urbano delimitado por la ley, como resultado

*Trabajo de investigación que se desarrolla en la Maestría en Arquitectura de la Universidad Nacional


Autónoma de México, con financiamiento del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología, CONACYT.
Dado que el trabajo continuará durante los meses posteriores a la redacción de este documento, es
posible que la ponencia final presente información ampliada.
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de una insatisfecha necesidad de vivienda en los sectores más pobres de la
población, para quienes el acceso al suelo urbano es muy limitado y la oferta de
vivienda institucional es casi nula o inadecuada a sus necesidades, tanto
económicas como de habitación.

Una buena parte de la ciudad latinoamericana se ha conformado de esta manera;


tan sólo en la ciudad de México en 2014 se registraron 867 asentamientos
irregulares de reciente creación en suelos de conservación,1 y en 2010 se estimó
que en el país se asientan irregularmente 80 mil hogares al año.2 Esto significa
que nuestras ciudades no sólo están creciendo al margen de la normativa urbana,
sino que además lo hacen de modo insostenible: muchas veces sobre reservas
ecológicas o en la periferia, siguiendo un patrón de disgregación de la mancha
urbana. Pero además, las condiciones de habitabilidad en estos asentamientos
frecuentemente no son las óptimas, debido a su misma ubicación, a la ausencia
de equipamiento y servicios, a la factura de las viviendas y al suelo, que no
siempre es apto para uso habitacional.

El panorama no suena alentador, y aunque el tema ha tomado relevancia en los


últimos 20 años, en la agenda de nuestros gobernantes no existen todavía
alternativas de intervención viables que ayuden a abordar este problema tanto
desde la planeación urbana como desde el desarrollo social. Mucho de esto tiene
que ver con que el fenómeno se ha concebido como un problema de
ordenamiento urbano y no de déficit de vivienda; los esfuerzos se han concentrado
en analizar el problema con un enfoque cuantitativo y únicamente desde la
perspectiva urbana. Es necesario que también se cualifique el fenómeno desde un
enfoque social, ya que se han dejado de lado muchos de los componentes que
ayudarían a tener una mejor comprensión del problema, y por ende, generar
mejores alternativas de intervención.

Este tipo de urbanización posee características sociales y de habitabilidad muy


particulares que vale la pena analizar antes de plantear políticas o de juzgarla

1
Según la Procuraduría Ambiental y del Ordenamiento Territorial, 2014.
2
Según la Secretaría de Desarrollo Social, 2010.
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como nociva. A pesar de los aspectos negativos que parece concentrar, el
asentamiento irregular también posee cualidades: su entorno urbano resulta un
espacio lógico y con identidad debido a que obedece a la concepción de ciudad de
quienes lo habitan; y la vivienda autoconstruida es, en general, un lugar flexible,
domesticable y apropiable en el que las personas pueden realmente habitar.

La investigación en curso plantea un estudio cualitativo sobre las condiciones de


habitabilidad en estos asentamientos, tanto en el ámbito doméstico, como en el
urbano, para determinar la calidad de vida que ofrece esta forma de poblamiento y
analizar los factores políticos, sociales, económicos, arquitectónicos y urbanos que
determinan dicha calidad (o la ausencia de ella). Para ello se han establecido
indicadores objetivos y subjetivos que permitan medir las condiciones de
habitabilidad cuantitativa y cualitativamente, a través de entrevistas y
levantamientos arquitectónicos en tres asentamientos con distintos grados de
consolidación en la ciudad de Querétaro, México; partiendo de la idea de que la
calidad de vida no sólo depende de las condiciones físicas de la vivienda y su nivel
de confort, sino también de aspectos psicológicos y culturales ligados al espacio
doméstico y urbano.

DESARROLLO DE LA INVESTIGACIÓN
Para el estudio del hábitat desde una perspectiva principalmente cualitativa, se ha
seguido a autores como los arquitectos Manuel Sánchez de Carmona, Felipe
Colavidas y la arquitecta y socióloga Priscilla Connolly, entre otros, que manejan
una definición de habitabilidad más allá de las características físicas de la vivienda
e incluye aspectos psicológicos e incluso afectivos. Sánchez de Carmona apunta
además, que la habitabilidad no puede evaluarse solamente a partir de la vivienda,
sino que se extiende al entorno urbano; por su parte, Priscilla Connolly critica el
carácter cuantitativo de buena parte de los estudios sobre asentamientos
irregulares que se han llevado a cabo basándose únicamente en la observación y
la medición objetiva de variables. Así mismo, para el diseño de dicha investigación
se ha recurrido a la consulta de trabajos inscritos en otras disciplinas, como la

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sociología, ya que la arquitectura por sí sola muchas veces tiende a enfocarse en
la parte física del objeto, dejando relegado el componente social del habitar. En
este sentido, se ha revisado el trabajo del sociólogo Luis Campos Medina, que
ahonda en la comprensión del hábitat residencial a partir de la experiencia del
habitante.

Al momento de plantear la metodología, lo más importante fue encontrar la


manera de medir la habitabilidad cualitativamente. Para ello ya existen distintos
parámetros institucionales, como los indicadores urbanos de ONU Hábitat, o bien,
la Evaluación cualitativa de la vivienda y su entorno elaborada por el Fondo
Nacional de la Vivienda para los Trabajadores para la evaluación de vivienda de
interés social en México. Sin embargo, ninguno de los modelos consultados
contemplaba el tipo de variables cualitativas que se perseguían; estos modelos se
enfocan en distintos aspectos asociados a las dimensiones de la vivienda, su
materialidad, los servicios con los que cuenta y la distancia que la separa de redes
de transporte y equipamiento, lo cual ciertamente puede dar una idea de la calidad
física de la vivienda y de su entorno urbano, pero no dice mucho sobre lo que
realmente significa para el habitante vivir en un espacio con tales o cuales
características. Además, no hay que perder de vista que normalmente estos
modelos de medición no están diseñados expresamente para la evaluación de la
vivienda popular, la cual posee características espaciales y culturales muy
distintas a las del concepto de “vivienda digna” aceptado generalmente.

Debido a esto se tuvo que conformar una nueva serie de indicadores tomando
como base los modelos consultados y complementándolos con otras variables
faltantes; muchas de ellas fueron encontradas en investigaciones análogas y
entrevistas con conocedores del tema. Ahora bien, plantear un método para medir
la habitabilidad a partir de variables cualitativas no fue sencillo, ya que éstas
implican cierto nivel de subjetividad, tanto en su selección, como en el hecho de
que no existen parámetros objetivos para medirlas, como es el caso del grado de
satisfacción que el usuario pueda tener sobre su vivienda. Aún así había que

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incluirlas, así que se optó por definir, por separado, una serie de indicadores
“objetivos” y otra de “subjetivos” que en un momento dado pudieran relacionarse
para integrar una evaluación cualitativa. Aún se está trabajando en un método
estadístico que permita cruzar estos dos tipos de variables; mientras tanto se han
definido los siguientes indicadores:

Indicadores objetivos
Evalúan los aspectos físicos de la vivienda (a) y el entorno urbano (b); éstos
servirán para medir la seguridad material y el confort físico que los dos ámbitos de
estudio ofrecen.

1a. Dimensiones: se calificará a la vivienda como insuficiente, suficiente u óptima.


El tamaño de la vivienda no dice por sí sola si el espacio es adecuado o no, por lo
que para determinar esta variable se relacionarán la superficie del terreno, la de
construcción, los coeficientes de ocupación, y el número de habitantes y de
habitaciones.

2a. Grado de consolidación: se calificará a la vivienda como inicial (precaria),


intermedia o final. Los materiales, la etapa de construcción, el tiempo de
edificación total y la etapa y el ingreso familiar, serán los factores que determinen
esta variable, la cual dará cuenta de la capacidad autogestiva de los habitantes en
la construcción de su espacio habitable, de los sistemas constructivos utilizados
en este tipo de urbanización y de cómo incide el ciclo familiar en la conformación
de la vivienda.

3a. Estado de conservación: se calificará como malo, regular o bueno, tomando


en cuenta el estado y eficiencia de los elementos estructurales y el grado de
deterioro general de la vivienda, para conocer el nivel de seguridad que ofrece.

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4a. Hacinamiento: se relacionarán el número de habitantes y de ocupantes por
dormitorio, así como sus dimensiones para determinar si el grado de
hacinamiento es nulo, medio o alto.

5a. Funcionalidad y confort físico: se considerará a la vivienda como funcional,


medianamente funcional o no funcional; la definición de esta variable resultaría
deficiente si se determinara a partir de un análisis arquitectónico únicamente, por
lo que se hará un análisis de cada una de las habitaciones, tomando en cuenta
sus dimensiones, las relaciones entre ellas, las características y eficiencia del uso,
su estado de conservación, y aspectos cualitativos -pero no subjetivos- como la
ventilación, iluminación, privacidad y confort térmico.

6a. Servicios: se trata de cuantificar y cualificar los servicios con los que cuenta la
vivienda; para esto se tomará en cuenta su ubicación, su estado legal, su calidad
(regularidad y suficiencia) y cómo se resuelve la ausencia de alguno de ellos.

7a. Flexibilidad: se estipulará si la vivienda es flexible, medianamente flexible o no


flexible según su capacidad de adaptación a nuevos usos y las posibilidades de
ampliación que ofrece, lo cual se determinará a través de la experiencia del
habitante en este aspecto y de un análisis arquitectónico de la vivienda.

8a. Bienes materiales: se trata de cuantificar y cualificar aquellos bienes que


pueden facilitar las actividades cotidianas o contribuir al desarrollo de la familia,
como son los electrodomésticos, el automóvil y la computadora, respectivamente.

1b. Estado de las vialidades: se determinará a partir de su materialidad, grado de


deterioro, si hay banqueta y sus dimensiones, si hay momentos de sombra, y el
estado y eficiencia del alumbrado público. Esto ayudará a saber qué tan fácil o
difícil resulta caminar por la colonia y cómo esto influye en las condiciones de vida
de los habitantes.

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2b. Infraestructura y dotación: se tomará nota de la cercanía con distintos
equipamientos y espacios públicos para determinar si se trata de un asentamiento
bien equipado, medianamente equipado o mal equipado, así como la relación que
se mantiene con la ciudad.

3b. Movilidad y conectividad: se trata de conocer los recorridos diarios, peatonales


o vehiculares dentro de la colonia, así como el acceso a transporte público urbano
y suburbano y su eficiencia; tomando en cuenta la cercanía de las estaciones, la
regularidad del servicio y el tiempo que toman los recorridos, se determinará si el
asentamiento está bien conectado o no al resto de la ciudad.

4b. Seguridad: se determinará según la incidencia de delitos y si se encuentra en


una zona de riesgo, ya sea por cuestiones naturales del sitio o por fuentes de
contaminación cercanas. La percepción de los habitantes sobre la seguridad en el
asentamiento será tomada aparte, como un indicador subjetivo.

5b. Calidad del ambiente: se tomará en cuenta la presencia de basura en las


calles, el sistema de desecho de aguas negras, y si hay tiraderos a cielo abierto o
fuentes de contaminación cercanas, como fábricas o cuerpos de agua
contaminados.

Indicadores subjetivos
Tienen que ver con la percepción personal de los usuarios sobre su entorno
habitable y ayudarán a determinar el grado de satisfacción personal que éste
ofrece.

2a. Satisfacción: se determinará tomando en cuenta el agrado o desagrado que se


muestra por los espacios, las expectativas (pasadas o futuras) que se tienen de la
vivienda, su valor simbólico y sentimental, la identificación que se tiene con el
espacio construido y la tranquilidad que ofrece la misma. Los mismos factores se
tomarán para la evaluación del entorno urbano.

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2b. Cohesión social: se determinará a partir de la participación de la gente en
actividades colectivas, las relaciones vecinales y la existencia de una sociedad de
colonos y sus logros. Esto es importante porque una comunidad organizada y
participativa puede lograr mejores condiciones de habitabilidad.

Tras la definición de los indicadores se diseñó una estrategia de trabajo en campo


para la recolección de datos a través de entrevistas extensas con los habitantes al
interior de su vivienda, levantamientos arquitectónicos de la misma y observación
del ámbito doméstico y urbano. Como casos de estudio se eligieron tres
asentamientos con distintos grados de consolidación en la periferia de la Zona
Metropolitana de Querétaro, que es una de las ciudades medias del país que está
teniendo un crecimiento importante (el doble de la media nacional) debido a su
importante actividad industrial y su papel como nodo de enlace entre la ciudad de
México, otras ciudades importantes del país, y la frontera con Estados Unidos.

En la ciudad de México el fenómeno ha tenido relevancia desde la década de


1950 con la migración masiva de campesinos a la ciudad, y muchos de los
asentamientos irregulares que se formaron entonces se encuentran hoy
consolidados. Pero en el caso de las ciudades medias, el proceso de
industrialización fue tardío, por lo que la urbanización irregular se encuentra en
una fase distinta de consolidación. En Querétaro los tres casos de estudio tienen
de 10 a 20 años de antigüedad y su población ya no viene directamente del
campo, sino de otras colonias populares; todos han surgido sobre terrenos ejidales
y presentan grados de marginación medios y altos.

El caso de estudio más antiguo es la colonia Mujeres Independientes y está


regularizada; sin embargo se encuentra junto a un área de reserva que ya está
siendo invadida por el crecimiento de la colonia. Debido al tiempo y a su condición
regular ya se encuentra más o menos consolidada; su condición periférica ya se
ha disuelto por la formación de nuevos asentamientos ubicados más al norte,

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todas las viviendas cuentan con los servicios básicos y posee un parque al centro
que constituye el principal punto de reunión de niños y jóvenes. Sin embargo, y a
pesar de los esfuerzos de los pobladores, no se han podido introducir
equipamientos básicos y el transporte público sigue siendo muy ineficiente.

Cuitláhuac Salitre es el caso intermedio, también regularizado y con todos los


servicios, pero presenta condiciones muy heterogéneas entre las condiciones
socioeconómicas de sus pobladores y un alto grado de desconfianza asociado a
ello. Aquí el sistema de transporte es aún más ineficiente que en el caso anterior,
tampoco existen equipamientos cercanos y las áreas destinadas a dicho fin ya
están siendo invadidas por nuevos pobladores.

El asentamiento más joven, El Granjenal del Silencio, se encuentra muy cerca del
anterior, y ambos se sitúan en la periferia de un poblado de origen rural que fue
absorbido por la mancha urbana. El Granjenal presenta características muy
distintas a los casos anteriores: se ubica sobre una ladera y las calles aún no han
sido pavimentadas; su porcentaje de ocupación es mucho menor y más dispersa,
por lo que abundan los terrenos baldíos con la vegetación original, y muchas de
las viviendas aún se encuentran en estado precario, edificadas con materiales de
desecho. Sólo cuentan con alumbrado público, recolección de basura y luz
eléctrica, y el abastecimiento de agua se resuelve por medio de pipas privadas y el
desecho de aguas negras por medio de fosas sépticas.

En general se encontró que aunque todos los lotes son muy similares y las
viviendas presentan semejanzas en cuanto al sistema constructivo y los acabados,
las condiciones de las familias que las habitan son muy heterogéneas, tanto en el
nivel de escolaridad, de ingreso y de composición familiar; a excepción del
asentamiento más joven, la mayoría de las viviendas albergan a dos familias, pero
en una misma unidad, por lo que existen varios usos compartidos. Así mismo, se
identificó al “patio” como el lugar predilecto en la gran mayoría de las entrevistas,
el cual, a pesar de mostrar diferencias morfológicas en todos los casos, constituye

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para todos el lugar de reunión, de recepción de visitas y de esparcimiento, pero
también es el lugar más flexible de la casa, donde se realizan múltiples tareas y se
resuelven situaciones que en otras partes de la misma no serían posibles.

CONCLUSIONES PRELIMINARES
A través de esta ponencia se ha hablado sobre el problema de la urbanización
irregular en las ciudades latinoamericanas, sus efectos y la ausencia de
alternativas de solución viables; así mismo se ha abogado por la pertinencia de
estudios más amplios y de corte cualitativo que permitan un mejor acercamiento a
dichas soluciones, y en este sentido se ha ahondado en la metodología empleada
en esta investigación. Finalmente, debido a que le trabajo de campo acaba de
concluir y aún se están analizando los datos, sólo se ha hecho un brevísimo
recuento de lo encontrado, tratando de dar un panorama general de cada uno de
los casos de estudio y de la ciudad donde se insertan.

Dentro de los hallazgos, se encontró que la mera regularización, componente


central de la política estatal respecto a los asentamientos irregulares, no es un
factor decisivo en el mejoramiento de las condiciones de vida, en cambio si lo son
el tiempo y la organización social, ésta última con gran importancia ya que no sólo
es la que más impulsa la consolidación de los asentamientos, sino que determina
en gran medida la manera en que se vive en ellos y el grado de satisfacción que
generan en sus usuarios.

También resultó interesante la gran heterogeneidad que presentan las familias


tanto a nivel urbano, como barrial, vecinal y al interior del predio, lo que hace más
difícil la categorización del asentamiento. Pero sin duda lo más impactante fue
encontrar que, a pesar de todas las dificultades que supone vivir al margen de la
ciudad, el simple hecho de contar con un patrimonio hace de la vivienda sujeto de
fuerte satisfacción, identificación, afecto y expectativas, independientemente de
sus características, lo que le da un peso importante a la seguridad de la tenencia
como factor de habitabilidad.

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