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Coyhaique, treinta de enero de dos mil diecisiete.

VISTOS:
Que, se ha elevado en apelación a este Tribunal de
Alzada, la causa Rit C-565-2016 Ruc 1620339728-7 Rol Corte 36-
2016, sobre Divorcio por culpa, caratulada “Peña con Oyarzún”,
proveniente del Juzgado de Familia de Coyhaique, recurso
deducido por el abogado Eduardo Salomón Lillo, en representación
del demandante don Víctor Ricardo Peña Garrido en contra la
sentencia definitiva de primera instancia de fecha veintinueve de
noviembre de dos mil dieciséis, dictada por el señor Juez Titular de
la Primera Sala del Juzgado de Familia de Coyhaique don Rudy
Hald Ramírez, mediante la cual se rechazó en todas sus partes la
demanda de divorcio por culpa deducida por don Víctor Ricardo
Peña Garrido en contra de su cónyuge doña Patricia Lorena
Oyarzún Chacano, sin costas, solicitando el apelante a esta Corte
se revoque íntegramente el fallo apelado, concediendo, en su
reemplazo, el divorcio por culpa por graves infracciones a los
deberes conyugales, cometidos por la cónyuge del señor Peña,
solicitando, además, que la sentencia de reemplazo que declare el
divorcio, señale expresamente que los medios probatorios
presentados e incorporados por esa parte han permitido acreditar
graves y reiteradas infracciones a los deberes matrimoniales de
parte de la demandada, en contra de su marido, infracciones que ha
hecho insostenible la vida en común y que han llevado a su
representado a permanecer con licencias médicas psiquiátricas,
motivadas por los graves incumplimientos de los deberes
conyugales, particularmente el de fidelidad de parte de la
demandada.
CON LO RELACIONADO Y CONSIDERANDO:
PRIMERO: Que, se ha elevado en apelación a este
Tribunal de Alzada, la causa RIT C-565-2016 RUC 1620339728-7
ROL CORTE 36-2016, sobre Divorcio por culpa, caratulada “Peña

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con Oyarzún”, proveniente del Juzgado de Familia de Coyhaique,
recurso deducido por el abogado Eduardo Salomón Lillo, en
representación del demandante don Víctor Ricardo Peña Garrido en
contra la sentencia definitiva de primera instancia de fecha
veintinueve de noviembre de dos mil dieciséis, dictada por el señor
Juez Titular de la Primera Sala del Juzgado de Familia de
Coyhaique don Rudy Hald Ramírez, mediante la cual se rechazó en
todas sus partes la demanda de divorcio por culpa deducida por
don Víctor Ricardo Peña Garrido en contra de su cónyuge doña
Patricia Lorena Oyarzún Chacano, sin costas, solicitando el
apelante a esta Corte se revoque íntegramente el fallo apelado,
concediendo, en su reemplazo, el divorcio por culpa por graves
infracciones a los deberes conyugales, cometidos por la cónyuge
del señor Peña, solicitando, además, que la sentencia de reemplazo
que declare el divorcio, señale expresamente que los medios
probatorios presentados e incorporados por esa parte han permitido
acreditar graves y reiteradas infracciones a los deberes
matrimoniales de parte de la demandada, en contra de su marido,
infracciones que ha hecho insostenible la vida en común y que han
llevado a su representado a permanecer con licencias médicas
psiquiátricas, motivadas por los graves incumplimientos de los
deberes conyugales, particularmente el de fidelidad de parte de la
demandada.
SEGUNDO: Que, como fundamentos de su recurso,
expone el apelante, en primer término, que el fallo contra el cual
recurre de apelación, incurre en una serie de contradicciones al
esgrimir, primeramente la tesis de que no hubo pruebas suficientes,
aportadas e incorporadas por su parte, para formar la convicción
necesaria tendiente a acreditar el incumplimiento de las
obligaciones conyugales y, al respecto, le es dable prevenir que su
parte incorporó las declaraciones de dos testigos, quienes
depusieron en la audiencia de juicio sobre hechos constitutivos del

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grave incumplimiento de las obligaciones conyugales, de la
demandada de autos Sra. Patricia Oyarzun Chacano y, en ese
orden, ambos testigos depusieron libre y espontáneamente dando
plena razón de sus dichos.
Pide, además, tener presente que la testigo presentada
por esa parte, Srta. Madeleine Paz Hernández Soto, Run
N°17.955.271-K, es hija de la pareja de la demandada, el ex pastor
evangélico, Sr. Erasmo Hernández Chamblas y, en ese sentido, la
Srta. Madelaine declara precisamente y en forma concreta sobre
hechos que tuvo conocimiento directo de su padre, el ex pastor
Erasmo Hernández, relativos a su infidelidad con la cónyuge de mi
representado. Asimismo, la testigo Madeleine Hernández da a
conocer la situación vivida por su madre, quien, a inicios del
presente año, tuvo que irse de Coyhaique a la ciudad de Valdivia,
todo ello derivado de la situación y deslices sentimentales
generados por la relación sentimental de su marido y padre de la
testigo.
Señala, el apelante, que el fallo contra el cual recurre,
en forma improcedente le resta valor probatorio a la declaración de
la testigo ya referida, indicando que ella dice ser hija del Sr. Erasmo
Hernández Chamblas, pero no se acredita en autos y, añade, que al
respecto esa situación, es considerada como motivo de agravio
para su parte, ya que dicha testigo, en la audiencia del juicio de
marras, prestó ante el propio Tribunal, el debido juramento de decir
la verdad a lo que se le iba a preguntar, siendo apercibida para
tales efectos y, agrega, que de este modo y no existiendo prueba
que alguna en estos autos que le reste veracidad a lo declarado por
la testigo, en cuanto a su relación de familia con el Sr. Erasmo
Hernández Chamblas, tal declaración, en lo que respecta a ese
punto en particular, debe tenerse como cierta, sobre la base de la
formalidad del juramento prestado por la testigo.

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Sostiene, el recurrente, que en lo que respecta al otro
testigo presentado por su parte, señor David Eduardo Catrilaf
Ojeda, Run N°8.016.216-2, ese testigo, con las mismas
formalidades de juramento y legalmente interrogado en la audiencia
de juicio correspondiente, dio a conocer una serie de hechos que
acreditaban el grave incumplimiento de las obligaciones conyugales
de parte de la Sra. Patricia Oyarzun Chacano hacia su cónyuge,
indicando que a fines del año 2015 o inicios del presente año, el
testigo, junto a su núcleo familiar tuvieron que recibir en su casa a
don Víctor Ricardo Peña Garrido, ya que el mismo habría sido
echado del hogar conyugal por la Sra. Patricia Oyarzun,
demandada en estos autos de divorcio, y que a corto andar, y a
ruegos de esta última el Sr. Peña habría vuelto a su hogar, no
obstante los ruegos del testigo Catrilaf, para que no lo hiciera,
ruegos que muy pronto se convirtieron en certeza del daño
inminente que sufriría el demandante, al ser, a fines de febrero de
2016 o marzo de igual año, ser expulsado nuevamente por la
demandada, teniendo que llegar a vivir a su casa.
Agrega, el apelante, que esta Corte debe tener presente
que las hégiras precedentes, narradas por el testigo Sr. Catrilaf
Ojeda, armonizan perfectamente con lo expresada por la testigo
Madeleine Hernández, quien señala que a mediados de marzo de
2016, su padre se fue nuevamente a vivir a Coyhaique a la casa de
la demandada, Sra. Patricia Oyarzun Chacano y, en efecto, la razón
de proceder por segunda vez la Sra. Patricia Oyarzun a su marido
del hogar matrimonial, a fines de febrero o inicios de marzo de
2016, no fue otra que preparar la llegada de don Erasmo
Hernández Chamblas, quien dejaba su casa en Valdivia, para
regresar a Coyhaique, es decir, y parafraseando a la testigo, hija de
Hernández Chamblas, para efectos de irse a vivir con la Sra.
Oyarzun Chacano.

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Señala, también, que seguidamente el testigo Sr. David
Eduardo Catrilaf Ojeda, declara sobre el cabal conocimiento de la
relación sentimental mantenida por la Sra. Patricia Oyarzun
Chacano y el Ex Pastor Evangélico, Sr. Erasmo Hernández
Chamblas, dado que los actos y circunstancias que configurarían tal
relación se lo habrían hecho saber las autoridades del nivel central
de la de la Congregación Evangélica de la cual era pastor en
Coyhaique el Sr. Erasmo Hernández. Lo anterior y acorde con lo
declarado en la audiencia por el propio testigo Catrilaf, tales
antecedentes se lo habrían confidenciado dichos personeros, dado
su calidad de pastor del Sr. Catrilaf.
Expone, que en ese orden, conviene acotar sobre el
punto precedente, que el fallo contra el cual recurre de apelación
indica que, para efectos de restarle eficacia a lo depuesto por ese
testigo, que el Sr. Catrilaf, no profundizó en los dichos y
expresiones de las autoridades evangélicas que vinieron desde
Santiago para efectos de intervenir dentro de la Congregación del
culto en Coyhaique, motivada por los hechos, tantas veces
parafraseados y, al respecto, conviene tener en consideración que
los dichos y declaraciones del testigo Catrilaf dan a conocer una
serie hechos de infidelidad generados en el seno de la
congregación en Coyhaique, entre el pastor Sr. Erasmo Hernández
y una feligrés de esa comunidad, la Sra. Patricia Oyarzun Chacano,
pero de modo alguno da pormenores puntuales y extremadamente
ilustrativos, tanto por que las declaraciones del Sr. Catrilaf son
absolutamente atingentes para acreditar la situación de infidelidad,
como asimismo, por el hecho que estamos en presencia de un
Pastor Evangélico, persona con criterios y parámetros morales que
en caso alguno le permitirían profundizar en público sobre hechos
concretos y, añade, que asimismo, el fallo parafraseando a la
jurisprudencia reiterada de los Tribunales Superiores de Justicia,
previene que no se trata de obtener pruebas perfectas para estos

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casos de juicios de divorcio por culpa, pruebas que son muy
difíciles de obtener, sino que por el contrario, lo que se exige son
probanzas que permitan en forma concreta y objetiva, sin
contradicciones, poder formar la convicción del sentenciador sobre
los incumplimientos a los deberes conyugales que se ventilan en
esta suerte de pleitos.
Agrega, que el fallo contra el cual recurre de apelación
previene que es un presupuesto necesario para acreditar la causa
de grave incumplimiento a los deberes conyugales que la misma
causal, como los presupuestos fácticos en que se sustenta, hagan
intolerable el desarrollo de la vida en común y, al respecto, esa
parte, para efectos de acreditar la circunstancia precedente, amén
de las declaraciones de testigos, las acreditó con un certificado
médico psiquiátrico, el cual señalaba que el Sr. Víctor Peña Garrido,
padecía una situación de depresión derivada de su ruptura
conyugal y, considera que los hechos culposos de divorcio,
imputados a la cónyuge de su representado, son de tal
envergadura, que han mellado, amén de la relación de convivencia,
la salud mental o psíquica de su representado, situación que a
todas luces resulta intolerable, y que amerita, licencias médica,
como aconteció en la especie y se acredita también en estos autos.
Por todo lo anterior, pide a esta Corte, revocar
íntegramente el fallo apelado, concediendo en su reemplazo, el
divorcio por culpa, por graves infracciones a los deberes
conyugales, cometidos por la cónyuge del Sr. Peña, la Sra. Patricia
Oyarzun Chacano y, asimismo solicita que la sentencia de
reemplazo que declare el divorcio solicitado, señale expresamente
que los medios probatorios presentados e incorporados por esta
parte han permitido acreditar graves y reiteradas infracciones a los
deberes matrimoniales de parte de la Sra. Patricia Oyarzun
Chacano, en contra de su marido, infracciones que han hecho
insostenible la vida en común y que han llevado a su representado

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a permanecer con licencias médicas psiquiátricas, motivadas por
los graves incumplimientos de los deberes conyugales,
particularmente el de fidelidad de parte de la demandada.
TERCERO: Que, a la audiencia de la vista de la causa,
fijada el día 11 de enero de 2017, no concurrieron a alegar ante
estrados ninguno de los intervinientes.
CUARTO: Que, conforme al mérito de la carpeta que se
conoce, puede concluirse que son hechos indubitados los
siguientes:
a).- Que, las partes contrajeron matrimonio el día 11 de
agosto del año 2000 a las 10:45 horas en la circunscripción de
Coyhaique, cuyo matrimonio fue inscrito bajo el N° 120 del año
2000 según se aprecia del certificado de matrimonio folio 11856731
código de verificación 6d16472362fc emitido por el Servicio de
Registro Civil e Identificación, que obra en autos;
b).- Que, se presentaron desavenencias conyugales y,
en razón de ellas el actor se vio obligado, reiteradamente, a dejar el
hogar común.
QUINTO: Que, sobre la base de los hechos ya
mencionados, el Juez a quo desestimó la demanda de divorcio por
culpa, teniendo en consideración que el divorcio por culpa requiere
perentoriamente que la infracción haga intolerable la vida entre los
cónyuges, es decir, para que prospere la causal invocada, se hace
necesario que concurran los requisitos del N°2 del art. 54 de la Ley
Nº19.947, entre los cuales se cuenta que la infracción haga
insufrible la vida en cónyuges, es decir, que sea de tal entidad que
provoque el quiebre de la relación de pareja por ser insostenible la
continuidad de la comunidad de vida, razón por la cual además, es
de absoluta importancia, despejar la época en que el cónyuge
afectado toma conocimiento de esta infidelidad, a objeto de conocer
si efectivamente la vida en común se torna intolerable desde el
momento. Que, luego, en el caso de autos, advierte del propio

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contenido de la demanda que desde Septiembre de 2.005 el
demandante toma conocimiento de este hecho por el mensaje de
un tercero, manteniendo aun así la relación por más de 10 años,
generando por otro lado un relato que hace presumir no sólo un
conocimiento permanente de la presunta infidelidad, sino que
además, soportarla tácitamente, circunstancia que desde ya hace
cuestionar que estos hechos hubieren tornado intolerable la vida en
común, máxime cuando se consideran los dichos del deponente
Catrilaf Ojeda, en tanto afirma que la relación de las partes llega
definitivamente a su fin no por iniciativa del actor, sino que por
propia iniciativa de la demandada. Que, además, recuerda el a quo,
que el mismo testigo Catrilaf Ojeda, describe que en Febrero de
este año (2016) y luego de la separación de las partes por el
romance de la demandada con un tercero, existió una reconciliación
a los pocos días entre las partes, la que se prolonga por espacio de
unos 15 días, lo que hace deducir la existencia de un perdón del
ofendido, que necesariamente, hace que la acción de divorcio por
culpa no prospere, toda vez que el referido perdón del cónyuge –
victima, hace que presumir que la vida marital no era intolerable
para él, por lo que no procede la hipótesis culposa.
Señala, también, el a quo, que este criterio ha sido ya
recogido por la jurisprudencia de segunda instancia, pudiendo citar
por vía meramente ejemplar la sentencia de I. Corte de Apelaciones
de Concepción, que en fallo de 09 de Junio de 2010, en los autos
Rol Corte 423-2.009, señala en su fundamento Noveno que “…debe
recordarse que, fue la demandada la que se enamoró de un tercero
y abandonó el hogar común…pero ocurre que el marido agraviado,
al enterarse del episodio estuvo dispuesto a perdonarle su
infidelidad, no obstante encontrarse emocionalmente afectado por
el hecho, lo que viene a significar que para él no era intolerable la
continuación de la vida en común con su cónyuge, y si bien, de

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todas maneras se produjo la separación, ello ocurrió por decisión
exclusiva de la propia mujer y no del marido afectado”.
SEXTO: Que, para resolver adecuadamente el asunto
que se conoce, debe recordarse que el matrimonio implica una
comunidad de vida y de afectos que la ley protege estableciendo los
deberes y obligaciones de esa institución en relación a los
cónyuges, los hijos y los bienes. La ley de matrimonio civil en el
inciso 1° del artículo 54 contiene una causal de divorcio subjetiva y
genérica, al disponer: “El divorcio podrá ser siempre demandado
por uno de los cónyuges, por falta imputable al otro, siempre que
constituya una violación grave de los deberes y obligaciones que
les impone el matrimonio, o de los deberes y obligaciones para con
los hijos, que torne intolerable la vida en común”. En su inciso 2° el
legislador pone situaciones que la configuran, es decir, enumera
una serie de transgresiones, conductas u omisiones que
constituyen severas faltas al vínculo conyugal, sin ser taxativas o
excluyentes de otras hipótesis que se encuadren en la causal
general.
SÉPTIMO: Que, además, el artículo 131 del Código
Civil, establece que los cónyuges están obligados a guardarse fe, a
socorrerse y ayudarse mutuamente en todas las circunstancias de
la vida, siendo recíproco el respeto y protección; y el artículo 133
del Código Civil, prescribe que ambos cónyuges tienen el derecho y
el deber de vivir en el hogar común, salvo que a alguno de ellos le
asista razones graves para no hacerlo.
OCTAVO: Que, el actor sustenta la causal de divorcio
por culpa, del N° 2 del artículo 54 de la Ley N° 19.947, en la figura
de la infidelidad, como forma de transgresión grave de los deberes
del matrimonio, a la que la ley le asigna el mérito de constituir una
forma de transgresión grave de tales deberes matrimoniales, siendo
el propio legislador el que ha asignado a las figuras que señala

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-entre ellas el deber de fidelidad - como constitutivos del
incumplimiento que autoriza el divorcio por culpa.
NOVENO: Que, en el caso de autos, el presupuesto
fáctico de la demanda, esto es la situación de infidelidad por parte
de la demandada, tiene necesariamente que ser desvirtuado,
porque de lo contrario no podría producir los efectos que la ley le
asigna a modo de presunción legal, y por ello es la demandada
quién debió probar que no ha provocado el incumplimiento a los
deberes del matrimonio o, que en su caso, por los motivos que
debió señalar, pueda justificar tal hecho para así desvirtuar las
consecuencias previstas de tal presunción, esto es el divorcio como
sanción legal - divorcio culposo.
Que, así por lo demás, lo ha resuelto la Excma. Corte
Suprema, en los autos Rol N° 1.874-10, sentencia de 19 de julio de
2010, donde señala que una vez acreditado el presupuesto fáctico
de la acción, esto es, alguna de las causales previstas en el N° 2
del artículo 54 de la Ley N° 19.947, ha debido desvirtuarse -de
contrario- que el mismo no ha producido los efectos que la ley le
asigna a esa causal, invocada como presupuesto fáctico, a modo
de presunción legal, para que se puedan desvirtuar las
consecuencias previstas en el divorcio por culpa.
DÉCIMO: Que, en consecuencia, le correspondía a la
demandada de autos desvirtuar el presupuesto fáctico en que
reposaba la demanda de divorcio por culpa, esto es, la fidelidad, no
habiéndolo hecho, pues no rindió prueba alguna al efecto,
invirtiendo el Juez a quo el “onus probandi”, pues, según aparece
en la reflexión Décimo Tercera y Décimo Cuarta, hizo un análisis de
la testimonial ofrecida, precisamente, por quién no tenía el peso de
la prueba, esto es, el demandante, restándole mérito, y de esta
forma resulta evidente que el Juez del grado ha incurrido en la
vulneración del artículo 1.698 del Código Civil en relación al artículo
47 del mismo texto legal, en cuanto a haber alterado el onus

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probandi, desconociendo el efecto que el legislador ha atribuido a la
figura de la fidelidad, como asimismo, de la disposición sustantiva
que contempla la causal de divorcio culposo de autos, es decir, el
N° 2 del artículo 54 de la Ley N° 19.947, circunstancias que,
obviamente, ha tenido influencia sustancial en lo dispositivo del
fallo, desde que de no haberse incurrido en ella, la procedencia de
la acción de divorcio por culpa tendría que haber sido reconocida.
UNDÉCIMO: Que, no está de más recordar que la
obligación de guardarse fe, implica que tanto el marido como la
mujer deben realizar una conducta que comprometa la búsqueda
del bien para ambos cónyuges, en términos amplios, abarcando
todas las circunstancias de la vida conyugal, a fin de evitar la
destrucción de la fe, la confianza y la lealtad debida en el quehacer
personal de los cónyuges, y por supuesto la infracción al deber de
fidelidad no solo se traduce en que uno de los cónyuges cometa
adulterio, sino que, además, es una forma particular de infringir la
obligación de fidelidad. El concepto de fidelidad es mucha más
amplio que el de adulterio, pues basta, para su configuración, una
vinculación con un tercero que no guarde los límites de lo común y
habitual en las relaciones sociales y denote una proximidad de tipo
sentimental, que es precisamente lo que han relatado los dos
testigos que concurrieron a estrados, ofrecidos por el actor, quienes
precisamente relataron en forma clara y contundente que la
demandada tenía una vinculación con un tercero, que no era su
marido, que traspasaba los límites normales de una relación social
o religiosa, y que demostraba, derechamente, una proximidad de
orden sentimental, incluso corroborada por los propios dichos de la
demandada. En este contexto, obviamente, que la demandada ha
faltado al deber de respeto y protección que le debe a su cónyuge
y, también, incurrió en una grave infracción al deber de fidelidad
que impone el matrimonio al vincularse sentimentalmente con un
tercero incurriendo, evidentemente, en adulterio, y por ello

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corresponde sancionar esa reiterada infracción al deber recíproco
de fidelidad conyugal y que importa un severo atentado al vínculo
matrimonial, de la forma que contempla el artículo 54 N° 2 de la Ley
N° 19.947.
Que, en estas condiciones el recurso de apelación será
acogido.
Por estas consideraciones y, visto, además, lo dispuesto
en los artículos 189 y siguientes del Código de Procedimiento Civil y
27 y siguientes de la Ley N° 19.968 sobre Tribunales de Familia y
54 N° 2 de la Ley 19.947, acogiéndose el recurso de apelación, se
resuelve:
I.- Que, se REVOCA la sentencia definitiva apelada de
fecha veintinueve de noviembre de dos mil dieciséis, pronunciada
por el señor Juez Titular de la Primera Sala del Juzgado de Familia
de Coyhaique don Rudy Hald Ramírez, mediante la cual se rechazó
en todas sus partes la demanda de divorcio por culpa deducida por
don Víctor Ricardo Peña Garrido en contra de su cónyuge doña
Patricia Lorena Oyarzún Chacano y, en su lugar se decide que SE
HACE LUGAR, sin costas, a dicha demanda de divorcio por culpa,
por la causal establecida en el N° 2 del artículo 54 de la ley N°
19.947 sobre Matrimonio Civil, esto es transgresión grave del deber
de fidelidad propio del matrimonio.
II.- Que, consecuentemente, se ordena que se
practiquen las subinscripciones pertinentes conforme a lo ya
decidido.
Incorpórese a la carpeta virtual y regístrese el original.
Redacción del Señor Ministro Titular don Luis Daniel
Sepúlveda Coronado.
Rol Nº 36-2016.

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Sergio Fernando Mora Vallejos Alicia Araneda Espinoza
Ministro(P) Ministro
Fecha: 30/01/2017 15:28:02 Fecha: 30/01/2017 15:28:02

Luis Daniel Sepulveda Coronado


Ministro
Fecha: 30/01/2017 15:28:03

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Pronunciado por la Primera Sala de la C.A. de Coyhaique integrada por Ministro Presidente Sergio Fernando
Mora V. y los Ministros (as) Alicia Araneda E., Luis Daniel Sepulveda C. Coyhaique, treinta de enero de dos
mil diecisiete.

En Coyhaique, a treinta de enero de dos mil diecisiete, notifiqué en Secretaría por el Estado Diario la
resolución precedente.

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