I
INTRODUCCION:
ASPECTOS FUNDAMENTALESPRESENTACION
Hemos reunido en este apartado una serie de cuestiones que recorren la
problemitica de la filosofia de la ciencia y especialmente de las ciencias
humianas y sociales. Se suelen poner al principio de los tratados, pero emer-
gen tras cualquier planteamiento medianamente serio. Su presencia nos
puede asaltar, por tanto, en cualquier momento, pues, dl avanzar en el terre-
no de uno y otro autor o de la tradicién galileana o aristotélica, lo que nos
interroga son preguntas simples pero fundamentales: gqué es ciencia? y,
geémo saberlo? En el nudo de recomendaciones metodolégicas de Durk-
heim o Schiitz, quiz4 nos asalte de nuevo lo que tan claro parecia, y dimos
como solucionado, de lo que aquf llamaremos las tesis de Wohes y Myrdal.
La ruta fenomenolégica y neo-wittgensteiniana, por ejemplo Winch, nos vol-
vera a cuestionar la definicién y su modo de efectuarla, que parece nitida en
el texto de H. Seifert. Otro tanto se pudiera decir de dos problemas tan
etemmamente presentes en una filosofia de las ciencias de Ja naturaleza /
ciencias del espiritu y sus respectivos métodos Erklaren/Verstehen.
Nos encontramos ante cuestiones fundamentales que més tarde hay que
rastrear en los demas autores, y recibiran respuestas en parte coincidentes y
en parte divergentes de Jas ofrecidas, a modo de sensibilizacién, en este
primer apartado. No habr4 que olvidar que se trata de problemas, no de
respuestas, de introducirse en un camino donde no es facil ver el final. Hay
que tomarlos como indicadores de una ruta que hay que andar y desandar,
Pero es conveniente ir equipado desde el principio con un mfnimo de provi-
siones: saber por qué terreno andamos (filosofia o teoria de la ciencia, epis-
temologia) y cudles son sus limites, aunque no sean ficiles de percibir; per-
catarse desde el comienzo de Jas lineas contrapuestas que existen ante las
preguntas basicas acerca del objeto de la ciencia, de la metodologia, de las
clases o tipos de ciencias, del modo de usar el Jenguaje en este ambito
denominado ciencia,
61A esta finalidad estén orientados estos textos, cuya seleccién trata de
ofrecer los contrastes y angulosidades de las diversas posturas con claridad y
hasta rudeza. En algtin caso también ofrecemos posiciones intermedias,
conciliadoras, sintéticas, para que el lector se habittie a un ejercicio menos
rotundo, pero no por ello menos problematico.
1, FILOSOFIA DE EA CIENCIA O EPISTEMOLOGIA:
P, THUILLIER
Nacido en.1932, P. Thuillier ensefia epistemologia e historia de las cien-
cias en Ja Universidad de Nanterre (Paris). Pertenece a la redacci6n de la
revista La Recherche y colabora en la revista Atomes. En castellano se puede
Teer su libro La manipulaci6n de la ciencia, Madrid, Fundamentos, 1975.
La ciencia se ha convertido en Ja gran vedette de Ja sociedad occidental.
Se la estudia desde diversos Angulos: la epistemologja o filosofia de la cien-
cia, la historia de la ciencia, la sociologfa de la ciencia, la psicologia de la
ciencia, la politologfa de la ciencia, etc. Aqui, en estas lecturas, vamos a
abordar un solo aspecto: el de la epistemologia o filosofia de la ciencia. Es la
ciencia de la ciencia més antigua. Pero, gqué estudia, analiza, observa la
epistemologia o filosofia de la ciencia? De la mano de P. Thuillier, epistemé-
Jogo él mismo, tratamos de obtener una respuesta a la tarea que ocupa alos
diversos autores del libro.
¢Cémo se constituye una teorfa cientifica? ¢Cudl es el papel,
en la practica cientifica, del contexto ideolégico y social? A pre-
guntas de este género tratan de responder los epistemdélogos; su
fin es estudiar Ja génesis y la estructura de las ciencias, desde
un punto de vista légico y también histérico y sociolégico. Es-
tas investigaciones conocen desde hace algunos decenios un
importante desarrollo. Pero no existe un cuadro comtin donde
se articulen arménicamente todos los trabajos légicos, de histo-
riadores y de socidlogos de las ciencias. Su colaboracién, pese a
que ciertas dificultades tienden a desaparecer, se enfrenta a di-
versos obstaculos.
A este estado de cosas se le dan variadas explicaciones. En
primer lugar, la epistemologfa est considerada como una dis-
ciplina filos6fica y con un estatus marginal en relaci6n con Jas
62
ramas «nobles» de la filosofia (metafisica, ética, etc.); de la mis-
ma manera, Ja historia de las ciencias es marginal en relacién
con la «gran» historia. Esto repercute sobre el plano intelectual
y sobre el plano institucional: estas ensefianzas tienen un inse-
guro lugar con los «literatos» y casi ninguno con los cientfficos.
Alo que es necesario afiadir, naturalmente, que el mundo cien-
tifico en general sufre de numerosas dudas no solamente sobre
su utilidad para Ja investigaci6n (lo que se comprende), sino
sobre su interés intrinseco y sobre su valor.
Los dos temas presentados a continuaci6n corresponden a
dos grandes categorias de investigaciones, las unas més légicas
(teoria y experiencia), las otras mas hist6ricas (los diversos con-
textos de las ciencias). Su idea directriz es la siguiente: es cada
dfa més dificil de aceptar que puedan ser separadas la anato-
mifa y la fisiologfa de las ciencias de su ecologfa. La eyoluci6n
incluso de la epistemologfa légica Ja conduce a tener en cuenta
preferentemente la historia y la sociologfa de las ciencias. Pero
como existe un cierto ntimero de malentendidos, trataremos en
primer lugar de responder a algunas cuestiones preliminares:
~Qué es Ja epistemologfa? ;Cudl es su estatus en relacién con la
filosoffa y en relacién con las ciencias?
¢Qué es la episternologta?
El simple hecho de que dudamos entre dos denominaciones
es revelador: ora decimos epistemologia (que es una palabra
con aspecto serio, «cientifico»), ora hablamos de filosoffa de las
ciencias (que parece més «literario» y despierta la desconfian-
za). El concepto de epistemologfa es de hecho empleado de
diversas maneras: segtin el pafs y para lo que se use, sirve para
designar una teorfa general del conocimiento (de naturaleza fi-
los6fica), o bien para estudios mds pormenorizados sobre la
génesis y la estructura de las ciencias. Sin entrar en una discu-
sién detallada, precisemos, al menos, lo que Ja epistemologia
no es o no quiere ser, o mds exactamente, lo que nos parece
que la epistemologfa no puede ser... Es evidente que esta sim-
plificaci6n no se beneficiard de la aprobacién de todos los epis-
temédlogos. No es el reflejo de una ortodoxia; no pretende des-
63cubrir «la verdad» de la epistemologia. Es tinicamente un in-
tento de anilisis.
La epistemologia no quiere imponer dogmas a los cientfficos...
La epistemologfa no quiere ser un sistema a priori, dogmati-
co, que dicte autoritariamente lo que debe ser el conocimiento
cientfifico. Esta“tentacién es corriente en Jos filésofos. Es asf
como Hegel, hablando de la luz, la-polarizacién descubierta por
Malus, no suministra mds que «un nuevo galimatias metafisi-
co»; y, tranquilamente, en el mismo capitulo de su Filosofia de
la naturaleza, define lo oscuro de la siguiente manera: «Es lo
que estd individualizado en si para serlo por si, que, sin embar-
gO, no existe como estado, sino solamente como fuerza hostil a
Ja claridad y pudiendo existir por esta razén en una perfecta
homogeneidad». Més atin, sin estar apoyado en el «empirismo»
de los cientfficos que distinguen electricidad positiva y electrici-
dad negativa, Hegel considera como demostrado «el cardcter
superficial del proceso eléctrico y la cantidad de naturaleza fisi-
ca del cuerpo que pueda entrar en él». Por otra parte, se opone
al evolucionismo, que juzga como «una representacién torpe».
Augusto Comte quiso también coordinar Jas diferentes ciencias
e indicarles los caminos a seguir. Pese a que sus anilisis sean a
menudo de un gran interés, crey6 oportuno excluir Ja astrofisi-
ca de los estudios astronémicos y oponerse al empleo de las
mateéméticas en la quimica: se enfrenta a la ley de proporciones
definidas de Proust, que orientaba las investigaciones en una
direccién particularmente fecunda, y reserva sus dnimos para
la qufmica clasificadora y cualitativa, En biologfa considera que
Ja experimentacién es imposible, asf como la moderacién; la
investigacién debe utilizar solamente el método comparativo.
También hay que decir que, en numerosos puritos, el positivis-
mo de Comte constitufa un obstaculo ideolégico para las inves-
tigaciones, una especie de atadura dogmatica. Muchos otros fi-
lésofos han querido tener a la ciencia con las manos en alto. El
texto de Jacques Maritain que sigue a continuacién es particu-
Jarmente claro: «Es de este modo [...] como el principio de
inercia [...] surge de la filosofia natural; y si esta ultima esta
64
forzada a declarar inaceptablemente este principio en el sentido
que lo entendfan Descartes y Galileo, sera a la ciencia positiva
Ja que le corresponda revisar el lenguaje en 7 cual se expresa y
ponerse de acuerdo con la filosofia».
. sino estudiar la génesis y la estructura de los conocimientos
cientfficos
Delante de este propésito, se comprende que los cientfficos
tengan una actitud de desconfianza; el imperialismo de la filo-
soffa les parece insoportable. Es mejor entonces no hablar de
«filosofia de las ciencias»; esta expresién puede reforzar ciertos
contrasentidos. Debe estar claro que los epistemélogos no quie-
ren luchar contra los cientfficos en su terreno: no es su papel el
imponer a los fisicos o a los bidlogos unos métodos y, menos
todavia, unos resultados... En una primera aproximacién, la
epistemologfa general se propone estudiar la produccién de co-
nocimientos cientfficos bajo todos sus aspectos: légico, lingiifs-
tico, histérico, ideolégico, etc. Este proyecto es quizA demasia-
do ambicioso y dificil de realizar; pero corresponde a objetivos
especfficos que no son aquellos de Jas ciencias ya constituidas.
De este modo, el epistemélogo puede analizar la nocién de «ex-
plicacién cientffica». Nada dice, evidentemente, que las modali-
dades de Ja «explicaci6n» sean las mismas en todas las discipli-
nas: No es seguro, a priori, que el microfisico constituya un
saber que «funcione» como el de un paleontdélogo, el de un
ecélogo o el de un demédgrafo. Pero es esto, precisamente, lo
que corresponde investigar. De la misma manera, es posible
interrogarse sobre los usos (implicitos o explicitos) de las nocio-
nes de «ley», de «teorfax, de