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Súbete en mis piernas. Súbete en mis pesadillas y no te bajes.

Súbete en mis pechos y


estíralos, muérdelos. Llénalos de babas, de sudores, de olores, de colores, de cometas, de
gritos y de miedos... pero no te vayas. Toma un poco de chocolate. Dame la mano, dame
muchos besos por todas partes. Quiero que recuerdes mi olor cuando pases por las avenidas,
por los bares, por los parques.. que recuerdes mi canción rota y demente en cada hoja de
cada árbol. Quiero que sepas que siempre estaré esperándote cerca de un espejo para que
toques mi cuerpo por detrás. Por encima. Por los lados. Por la tangente. Con tus manos, con
tus dedos... y Siempre escribiré tu nombre en el espejo mientras me tocas, mientras me
inyectas toda tu oscuridad, mientras te desangras en mi sangre, mientras desbocas tu silencio
en mis gritos. Salivales, salvajes, atroces, remotos locos..
No te vayas. Ven para acá. No cierres la ventana, deja que el aire termine de revolcar los
corazones. Deja que el viento seque mis calzones rotos y mis vasos rotos y mis papeles. Deja
que el viento seque las lágrimas que hay sobre los objetos. Deja que el dia seque la sangre
que se ha acumulado entre la nicotina de mis cigarrillos. Ven, acércate, quiero echarte el
humo de mi cigarrillo en tu cara...en tus palabras. Deja que el humo azul te opaque lo que
estas pensando y sigueme contando sobre aquellos dias en que teniamos los corazones
envueltos en papel de regalo y cuando no había mucho que hacer simplemente caminábamos
bajo los árboles mientras comíamos helado de vainilla...

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