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PALACIO.

SECUESTRO.

Concepto y clases. En sentido lato, se denomina secuestro a la medida


judicial en cuya virtud se desapodera a una persona de una cosa litigiosa o
embargada o de un documento que tiene el deber de presentar o de restituir.
Como medida cautelar, el secuestro puede ser autónomo, complementario y
sancionatorio.

Diferencia con el embargo preventivo. Mientras el secuestro sólo puede


recaer sobre cosas, son susceptibles de embargo preventivo todos los bienes,
es decir, tanto las cosas como los objetos inmateriales que tengan valor
económico.
Ambas medidas difieren también en lo que concierne a sus efectos, pues
mientras los bienes embargados pueden ser usados por el deudor, si éste ha
sido nombrado depositario, tal facultad no existe en la hipótesis del secuestro,
por cuanto las cosas afectadas por la medida se ponen en manos de un tercero
o, en su caso, bajo la custodia del propio órgano judicial que la dispuso.

Secuestro autónomo. Este tipo de secuestro tiene a preservar la


integridad o evitar el uso de la cosa que constituye materia de un litigio actual o
futuro y recae, por lo tanto, sobre el objeto mediato de la pretensión principal,
ya interpuesta o que se ha de interponer. A la medida analizada alude el art.
221, apartado primero del CPN en tanto dispone que “procederá el secuestro
de los bienes muebles o semovientes objeto del juicio, cuando el embargo no
asegurare por sí solo el derecho invocado por el solicitante, siempre que se
presenten instrumentos que hagan verosímil el derecho cuya actividad se
quiere garantizar”.
La admisibilidad del secuestro resulta pues, excluida, en primer lugar,
cuando la cosa que se intenta resguardar o cuyo uso se intenta impedir es
ajena, en sí misma, al contenido de la pretensión principal. No constituye, en
cambio, requisito de la medida examinada la previa traba del embargo, sino la
demostración de que éste, en el caso concreto, carecería de aptitud para
asegurar la efectividad del derecho invocado. La medida no procede cuando,
aun presentándose prueba instrumental, las constancias del proceso desvirtúen
la verosimilitud del derecho invocado.

Secuestro complementario. Mientras no se invoquen y demuestren


motivos suficientemente fundados, los bienes objeto del embargo deben
quedar en poder del presunto deudor. Acreditada, en cambio, cualquier
circunstancia demostrativa de que los bienes embargados corren el riesgo de
desaparecer o de desvalorizarse, corresponde desapoderar de aquellos al
deudor y ponerlos en manos de otro depositario. En tal desapoderamiento
consiste, precisamente, el secuestro complementario, al que así denominamos
porque, a diferencia del secuestro autónomo, supone, por una parte, la
existencia de un embargo ya trabado, y, por otra, la circunstancia de que la
medida recayó sobre cosas ajenas a la que constituye objeto mediato de la
pretensión principal.
A este tipo de secuestro se refiere el art. 221 del CPN cuando, en la
segunda parte del párrafo primero de esa norma prescribe que “procederá,
asimismo, con igual condición, toda vez que sea indispensable proveer a la
guarda o conservación de cosas para asegurar el resultado de la sentencia
definitiva”.
Aunque dicho precepto parece condicionar la medida a los mismos
requisitos que gobiernan al secuestro autónomo, interesa señalar, en primer
lugar, que éste no se halla subordinado a la traba previa del embargo y, en
segundo lugar, que el secuestro complementario puede no requerir la
aportación de prueba instrumental, ya que supone el acreditamiento de la
verosimilitud del derecho realizado en oportunidad de solicitarse el previo
embargo preventivo.
Secuestro sancionatorio. Esta clase de secuestro es el que corresponde
disponer frente al incumplimiento, por las partes o por un tercero, de una orden
de exhibir un documento, o bien de la intimación de restituir un expediente
judicial. En ambos supuestos la medida concurre con la aplicación de
sanciones de orden pecuniario, provisionales o definitivas. Cabe añadir que, en
caso de resistencia a la exhibición de la cosa mueble que ha de ser objeto de
una pretensión reivindicatoria, la medida analizada equivale, en la práctica, al
secuestro autónomo.

Procedimiento. El secuestro se lleva a cabo, según queda dicho,


mediante el desapoderamiento de la cosa o cosas sobre las cuales recae la
medida, de manera que su poseedor o tenedor queda privado de la posibilidad
de usar o de disponer de aquellas. Ejecutor material de la medida es el oficial
de justicia, quien debe atenerse a las constancias del mandamiento expedido a
tal fin.
“El juez –dispone el art. 221, apartado segundo del CPN- designará
depositario a la institución oficial o persona que mejor convenga; fijará su
remuneración y ordenará el inventario, si fuese indispensable”.
Aunque el precepto no lo diga expresamente, es obvio que la resolución
que dispone el secuestro debe contener una clara individualización de las
cosas que son objeto de la medida y puede asimismo determinar las pautas a
las que el custodio debe ajustar su cometido. La remuneración de éste, en
cambio, puede ser diferida hasta procederse a la venta de los bienes, ya que
aquella depende de ciertos factores que, como la tasación y el tiempo en que
subsista la medida, no son susceptibles de computarse al tiempo de disponerse
ésta.
El depositario no puede invocar el derecho de retención sobre la cosa
que se le haya confiado en custodia, ya que ejerce sus funciones como auxiliar
del juez y no como sujeto de una relación contractual.

KIELMANOVICH
SECUESTRO

Concepto. Mediante el secuestro, señala Podetti, se sustrae del uso y


disposición del sujeto afectado por la medida una cosa, generalmente mueble,
sobre la cual se litiga o se va a litigar, poniéndola en manos de un custodio
judicial, mientras se decide la controversia.
Explica De Lazzari que, cuando por las circunstancias del caso la
intangibilidad o garantía que se configura con la traba del embargo no es
suficiente para conjurar los riesgos, ni alcanza para asegurar razonablemente
la efectividad de la futura sentencia, se impone la necesidad de utilizar una
herramienta mucho más enérgica: el apartamiento liso y llano de la cosa de
manos del deudor.
A nuestro modo de ver, el secuestro es la medida cautelar que tiene por
objeto la aprehensión material y jurídica de bienes del deudor para su ulterior
depósito judicial (sea que los mismos se constituyan o no en objeto de la
pretensión o petición principal deducida) para asegurar la ejecución de la
sentencia.
Si bien el secuestro tradicionalmente se limita a bienes muebles o
semovientes, cabe hacerlo efectivo sobre inmuebles, para mantener
inmovilizado y en buen estado de conservación el bien motivo de la litis.
La Convención Interamericana sobre Cumplimiento de Medidas
Cautelares, aprobada por ley 22921, establece en su art. 2 que las autoridades
jurisdiccionales de los estados partes darán cumplimiento a las medidas
cautelares que, decretadas por jueces o tribunales competentes en la esfera
internacional, tengan por objeto el cumplimiento de medidas necesarias para
garantizar la seguridad de los bienes, tales como embargos y secuestros
preventivos de bienes inmuebles y muebles.
El secuestro autónomo es aquel que tiende en forma directa e inmediata
a la tutela de la cosa objeto de la litis, cuando el embargo no resultaría garantía
suficiente, cuya tenencia pasa así del titular del bien a un depositario, bajo el
control jurisdiccional.
Vale decir que, así como el acreedor podría haber solicitado el embargo
de los bienes de su deudor, puede requerir su secuestro, motivo por el cual nos
parece preferible denominarlo secuestro directo.
El secuestro autónomo, secuestro propiamente dicho o secuestro
directo, pretende evitar que el bien que ha dado motivo al proceso se deteriore
o desaparezca, siendo un requisito de procedencia (además de los generales
de toda medida cautelar) que el embargo no asegure por sí solo el derecho
invocado por el solicitante.
En la modalidad del secuestro directo, la medida habrá de recaer sobre
el bien que constituye el objeto mediato de la pretensión o petición
extracontenciosa, sin que constituya requisito del mismo la previa petición o
traba del embargo preventivo, sino la justificación sumaria de que éste
carecería de efectividad.
En tanto medie identidad entre el bien objeto de la pretensión principal y
el bien objeto de la pretensión cautelar de secuestro, resultará indiferente que
aquel se encuentre o no embargado.
El secuestro complementario o indirecto, en cambio, es aquel que sigue
a un embargo ya trabado cuando “sea indispensable proveer a la guarda o
conservación de cosas para asegurar el resultado de la sentencia definitiva”,
como reza el art. 221 del CPN, supuesto en el cual se trata de complementar la
cautela anterior con el desapoderamiento, pues, como lo indica el art. 213 de
dicho ordenamiento “mientras no se dispusiere el secuestro […] de lo
embargado, el deudor podrá continuar en el uso normal de la cosa”.
A diferencia del secuestro autónomo, el secuestro complementario se
habrá de referir a bienes que no constituyen el objeto mediato de la pretensión,
sino que habrá de afectar, antes bien, otros que forzosamente tengan como
antecedente un previo o simultáneo embargo preventivo.
Por último, el secuestro sancionatorio aparece como consecuencia del
incumplimiento de la orden de exhibición o de restitución de una cosa,
documento o expediente, medida que, a nuestro modo de ver, sólo
excepcionalmente habrá de tener naturaleza cautelar siempre y cuando se
refiera al que sigue como resultado de la no exhibición del bien objeto mediato
o inmediato de la litis y con la finalidad instrumental y provisional
correspondiente (supuesto en el cual en verdad nos hallaríamos frente a uno
autónomo o directo).

Presupuestos.
El código exige, en principio, que la demostración de la verosimilitud del
derecho se acredite con instrumentos que hagan verosímil el derecho cuya
efectividad se quiere garantizar en la hipótesis del secuestro autónomo.
Frente al supuesto del secuestro complementario o indirecto, el código
no exige la presentación de instrumentos para acreditar la verosimilitud del
derecho, pues dicho presupuesto ha debido ser motivo de acreditación para la
adopción del embargo preventivo al que accede, más allá de que habrán de
comprobarse sumariamente las circunstancias que acrediten la necesariedad
de que se provea a su guarda o conservación.
No se exige la demostración prima facie de que el embargo no asegura
por sí solo el derecho invocado por el solicitante o que el secuestro es
indispensable para proveer a la guarda o conservación de las cosas, para el
secuestro autónomo o directo y el complementario o indirecto,
respectivamente.
Se trata, a nuestro juicio, de la demostración del peligro en la demora,
sea ello a partir de la comprobación de que el embargo no asegura de por sí el
derecho invocado, como de que el secuestro resulta indispensable para
asegurar el resultado de la sentencia definitiva.

Caracteres.
Instrumentalidad: carece de un fin en sí mismo y se encuentra
subordinado y ordenado funcionalmente a un proceso principal del cual
depende, en miras de asegurar el cumplimiento de la sentencia a dictarse en
aquel.
Provisionalidad.
Mutabilidad.

Criterio de admisión. Somos de la idea de que el criterio de admisión


habrá de ser estricto, teniendo en cuenta, por un lado, la naturaleza del acto,
los intereses que podrían verse afectados por aquellas y la gravedad,
intensidad o irreversibilidad de los efectos que la cautela es susceptible de
producir.

Forma de producción. Partiendo de la premisa de que el procedimiento


cautelar constituye un verdadero proceso, donde se presenta una demanda
cautelar, con sus requisitos en lo pertinente, tanto el peticionante de la medida
como su destinatario revisten calidad de parte, y uno y otro están facultados
entonces para ejercer el derecho de recusar sin causa.
Si el afectado no hubiese tomado conocimiento de las medidas
con motivo de su ejecución, las mismas se le notificarán personalmente o por
cédula dentro de los tres días, siendo responsable quien las hubiese obtenido
de los perjuicios que irrogare la demora.
El secuestro de los bienes de que se traten, debidamente
individualizados, se efectivizará a través del oficial de justicia y con el auxilio de
la fuerza pública, con sujeción a las instrucciones que imparta el magistrado en
el correspondiente mandamiento.
El depositario de objetos embargados a la orden judicial, prevé el art.
217 del Código Procesal, deberá presentarlos dentro del día siguiente al de la
intimación judicial y no podrá eludir la entrega invocando el derecho de
retención, bajo apercibimiento de que si no lo hiciere, el juez remitirá los
antecedentes al tribunal penal competente, pudiendo asimismo ordenar su
detención hasta el momento en que dicho tribunal comenzare a actuar.

Jurisprudencia:
En el caso “Bouvet Lía María Natalia c/ Gracia de Pérez Rosa Dora s/

cumplimiento de contratos civiles y comerciales”la Cámara de Apelaciones en

lo Civil y Comercial de la Provincia de Buenos Aires resolvió el 8 de noviembre


de 2012 revocar el decisorio recurrido y admitir el pedido de secuestro de un
automotor. La Sra. Juez Titular del Juzgado de Primera Instancia en lo Civil y
Comercial nro. 2 Departamental no había hecho lugar al secuestro pretendido
por la demandada reconviniente.
La apelante, al comparecer en el proceso, reconvino por reivindicación
del automotor FORD KA solicitando el secuestro del mismo argumentando que
dicho vehículo es de su pertenencia y que su utilización puede traer aparejados
serios riesgos de conservación de su valor. Adjunta a dicha presentación el
título del citado automotor en el cual se observa que la apelante figura como
titular del mismo.-
La actora al incoar la demanda de cumplimiento de contrato en relación
al contrato de cesión y transferencia del establecimiento de ensañanza privada,
mencionó -entre otras cuestiones- que el 20 de diciembre de 2010 como parte
del fondo transmitido, la demandada le vendió dicho automóvil por lo cual la
actora le abonó la suma de $30.000, haciéndole entrega de un cheque, sin
exigir ni firma de boleto ni formulario 08.
La Cámara realiza un análisis del artículo 221 del C.P.C.C. ("Procederá
el secuestro de los bienes muebles o semovientes del juicio cuando el embargo
no asegure por sí solo el derecho invocado por el solicitante, siempre que se
presenten instrumentos que hagan verosímil el derecho cuya efectividad se
quiere garantizar. Procederá, asimismo, con igual condición, toda vez que sea
indispensable proveer a la guarda o conservación de cosas para asegurar el
resultado de la sentencia definitiva".), destacando dos aspectos.
El primero de ellos limita la medida al ámbito de los bienes muebles o
semovientes, cuando el embargo fuere insuficiente para tutelar el derecho que
se pretende garantizar. Por otra lado, el segundo contempla el secuestro en
general de todas las cosas, cuando ello fuere indispensable para consolidar el
resultado de la sentencia definitiva, toda vez que dichos bienes corran el riesgo
de deteriorarse, desaparecer o desvalorizarse.

Cita a Podetti “el secuestro es el depósito que se hace de una cosa

litigiosa en un tercero, hasta que se decide a quién pertenece; por lo que hay
secuestro cuando se sustrae del uso y disposición del sujeto aquejado por la
medida una cosa, generalmente mueble, sobre la cual se litiga o se va a litigar,
poniéndola en manos de un custodio mientras se resuelve la controversia”,
para postular en consecuencia el decreto de la cautelar perseguida. Ello atento
a que según surge del título glosado y el propio reconocimiento de la actora, la
Sra. Rosa Dora Gracia de Perez es la titular registral del automotor.
Sostiene la Sala que siempre señaló la viabilidad del pedido de
secuestro de automotores, teniendo en cuentas las contingencias a las que se
hayan expuestos este tipo de bienes.
En virtud de tales argumentos la Cámara hace lugar al recurso de
apelación interpuesto y -por ende admite el pedido de secuestro del automotor
solicitado por la demandada reconviniente, debiendo en la instancia originaria
disponerse lo conducente en orden a la efectivización de la medida, incluso lo
tocante a la contracautela.
En el fallo “Levantamiento de medida cautelar sin tercería en Expte. Nº
A-48545/90”, resuelto el 29 de octubre de 2012, la Sala Tercera de la Cámara
Civil y Comercial de la Provincia de Jujuy resolvió hacer lugar al pedido de
levantamiento de secuestro sin tercería solicitado por el presentante y ordenar
la inmediata devolución del vehículo marca Chevrolet tipo Pick Up a su
propietaria, junto con la documentación retenida perteneciente al mismo,
debiendo librarse los oficios correspondientes. Asimismo, impuso las costas a
la incidentada vencida.
La solicitante, Sra. Juana Guzmán, había comprado la camioneta marca
Chevrolet de la Sra. Esther Luz de la Fuente de Dagil en enero, momento en el
cual el automotor no presentaba gravamen alguno (tal como surgió del informe
de estado de dominio del Registro Automotor de la ciudad de Tartagal), por lo
cual se procedió a su inscripción registral.
No obstante, en junio de este mismo año, pese a que la medida cautelar
originariamente ordenada había perdido vigencia, el Escuadrón de
Gendarmería Nº 52 de la ciudad de Tartagal procedió a incautar el vehículo así
como la documentación perteneciente a la misma.
Corrido el traslado correspondiente, se presentó la Dra. Carmen Mogro
solicitando el rechazo de la pretensión esgrimida en virtud de subsistir una
deuda de la propietaria anterior del vehículo para con dicha letrada (honorarios)
y manifestando la dificultad de hallar bienes de la obligada, por lo que peticionó
que, en todo caso, el vehículo fuera puesto a disposición de un martillero.
Corresponde, dice la Cámara, hacer lugar a lo peticionado, en función
del carácter de tercero adquirente de buena fe que reviste la Sra. Guzmán, ya
que le resulta inoponible cualquier medida trabada sobre el vehículo de su
propiedad que no hubiese estado vigente al momento de la inscripción registral.
Ello es así por cuanto la citada adquirente ha cumplimentado la
formalidad solemne y constitutiva de su título con la registración respectiva que
ha producido efectos entre las partes y con relación a terceros desde dicha
fecha, circunstancia que no es desconocida por la contraria. Esto es así
porque, además de ser constitutiva de derechos reales, la inscripción registral,
cumple una función publicitaria o de oponibilidad a terceros de un determinado
negocio jurídico, en los que cobra particular relevancia la prioridad de los
asientos, según el orden cronológico de presentación de solicitudes. En
consecuencia, los asientos y cualquier otro instrumento que expidan los
encargados de registros del automotor revisten el carácter de instrumento
público.

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