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La construcción Aymara del Territorio en el siglo XXI

Reflexiones y apuntes
Por Joqsán David Frías Palape
Estudiante de Sociología, UNAP

En este ensayo pretenderemos esbozar generalmente las distinciones fundamentales de términos


que son controversialmente asociados desde la instauración de los estados naciones en la
geografía conocida como el territorio de los andes amazónico-qullasuyano por los Aymaras. De
partida conocer en que consiste el concepto de Ayllu, y en el otro plano el concepto de territorio;
que representa cada termino y como a su vez son asociados en la actualidad, en un formato que
se enfrenta a distintas contradicciones que expondremos y analizaremos, con el objetivo de
develar los procesos de socialización, normalización, asimilación y aculturización, y en donde
ambos conceptos históricamente se ven envueltos.
Las perspectivas históricas que han escrito respecto al estado Qullasuyano, y en particular de la
nación Aymara, en la actualidad es foco de debates extensos. Dos perspectivas fundamentales
podemos hallar en este conflicto intelectual y político, que se encuentran en la veredera de quien
direcciona políticamente a la gran masa subalterna que es racializada y categorizada como
“indígena o india”. Justamente estas dos categorías son las que se enfrentan en la distinción, y
no solo ello, sino que, en la caracterización del proceso histórico acontecido en el conflicto
colonial y que plantea una manera de construir o reconocer el territorio.
El proyecto indigenista y el proyecto indianista son planteamientos que de formas opuestas han
logrado generar debate y construir apreciaciones importantes de lo que se considera o no como
“indígena o indio”, pero hay distancias sustanciales que permanecen en pugna. El indianismo
como ideología desde el indio y el indigenismo como la visión antropológica que distingue al
otro, continúa demarcando este gran debate, y es en este sentido donde sentaremos el objetivo
de este ensayo, ¿Qué es el Ayllu y como se comprende la construcción Aymara del territorio en
la actualidad? y ¿Qué contradicciones epistemológicas se presentan?
Es importante comenzar describiendo el Ayllu como un sistema principalmente alterado por el
orden colonial. Estrechamente vinculado a la administración y asociado a la composición
territorial que delimitaban y caracterizaban -las visiones antropológicas del mundo- al habitante,
en un sentido de parentesco con sus pares y situado en un entorno determinado. Podemos
también considerar que muchos elementos culturales, y símbolos de los pueblos que coexistían
fueron asociados al cristianismo, y más profundamente con la epistemología greco-romana. El
lenguaje, las representaciones simbólicas, la orgánica, y divinidades fueron objeto de
manipulación colonial y alteración del pensamiento filosófico Andino. Algunos intelectuales
Aymaras, como Yampara contempla el Ayllu como lo siguiente:
El Ayllu es un sistema organizativo multisectorial y multifacético, una institución andina,
la casa cosmológica andina, que interacciona/emula una doble fuerza y energía de la
Pacha en la vida de los Pueblos, fundamentalmente tetraléctico, que siendo un espacio
territorial unitario, se desdobla en dos parcialidades de: “Araja-Aynacha” (dualidad), en
el encuentro y la unidad de ambos se expresa un tercer elemento como “Taypi” (trilogía
doble), accionado principalmente por las ritualidades de “Sata, Anata, Puqura, Achuqa,
Kíllpha, Tapa, Kuntur Mamani”, la espaciación “araja-aynacha”, en su sistema de
asignación territorial: familiar y comunitario están expresada en “Sayaña-
Saraqa”(espacios de producción agrícola y pecuaria), estos a su vez según su uso o
descanso en “Puruma- Qallpa”. Este sistema está regido por una autoridad política
pareada (pareja) de Tata-Mama Jilaqata, coadyuvado por los “Yapu-Uywa Qamana”
(autoridades de la producción) y los “Yatiri/Chamakani” (autoridades de la cosmovisión
andina). Por eso la autoridad originaria del Ayllu no se entiende sin su territorialidad, ni
la territorialidad sin su autoridad. (Yampara,2001: 69)

Cabe preguntarnos, ¿En que sentido podemos dilucidar el contraste filosófico Andino con el
greco-romano occidental?, Del autor citado podemos, eventualmente, comprender que existe
una semántica asociada a la lengua Aymara y a la “cosmovisión andina” de lo que estas definen
que es el Ayllu, y en donde el concepto de “Territorio” están estrechamente asociado, pero se
presentan varias contradicciones de carácter epistemológico que no logran coincidir por un
asunto netamente de alteración de términos y el uso del lenguaje. No dejan de estar presente en
todas las apreciaciones del Ayllu componentes que forman parte de las perspectivas en pugnas
de las corrientes Indigenistas e Indianistas. Y es en este sentido transcendente investigar los
orígenes de tales corrientes, considerando que los surgimientos de ambas se sitúan dentro de la
era colonial. Por lo que cabe adecuadamente establecer, por una parte, la reivindicación y por el
otro sentido, el carácter al cual se enfoca la corriente y su tipo de reivindicación. En este ámbito
es oportuno adentrarnos al concepto del territorio y conocer sus principales condiciones, para
de esta forma interpretar y comprender, como es que este versus entre el Ayllu y el Territorio
que proponemos vislumbra las contradicciones actuales que se presentan en la construcción del
territorio Aymara en la actualidad.
El territorio es un concepto que totaliza un conjunto de condiciones, las cuales interactúan y
construyen ese todo. Dentro de esas condiciones principales que podemos hallar en lo que
conocemos epistemológicamente como territorio, se encuentran las siguientes: condición
espacial, correlacional, de reciprocidad, inherencia y la imaginaria. Todas ellas estructuran al igual
que el Ayllu un sistema que se retroalimenta y mantiene cierta continuidad con proyectos que se
establecen dentro de ese espacio. En la actualidad los territorios se ven representados por
configuraciones establecidas por los estados-naciones, con bases epistemológicas que también
presentan contradicciones, y las cuales plantearemos a continuación.
La cultura, la identidad y sus vestigios interpretado por los antropólogos bajo tradiciones de
escuelas euro centristas, establecieron mitos y suposiciones de la historia de nuestros pueblos
originarios, incluyendo el Aymara. El proceso de chilenización en nuestro caso, las ligas
patrióticas y todo ese intento de socavar costumbres consideradas como “no civilizadas y no
chilenas”, plasmaron la intervención forzada en tiempos que no son del todo lejano (década de
los 50-60 y 70). En esta problemática, es que emerge la cuestión de lo “indígena”. Que no es más
que otra cosa que la evidencia del racismo que se continúa practicando. “El racismo y su
funcionamiento no dependen de la existencia de razas sino de la idea de raza. Es como en el caso de la relación
entre dios y la religión: la religión para “existir” no depende de la existencia de dios, sino de la idea de dios que
habita en la mente de los creyentes. Dios no existe, pero hay gente que cree en él y esta creencia toma la forma de
actos, se materializa socialmente en los comportamientos e incluso llega al “fanatismo religioso”. Del mismo modo
sucede en el caso de la relación entre raza y racismo: las razas no existen, pero hay gente, mucha gente, que cree
que sí y esta creencia, que habita en la mente del racista, se materializa en actos de racismo, como la catalogación
de grupos como “indígenas” y “no indígenas” (“alienígenas”)”. (Macusaya; 7)
La construcción Aymara del territorio es en el presente un cuestionamiento generalizado hacía
con las políticas de intervención estatal, en el ejercicio de reconocer a las “etnias originarias” y
dar un valor a su cultura y sus espacios para lograr estar bajo los nuevos estándares mundiales,
pero políticamente anulada. En este sentido, nos encontramos con procesos como la
plurinacionalidad en Bolivia, y la interculturalidad en la academia en gran parte del continente.
Asociado a estos procesos en curso, podemos encontrarnos con desplazamientos circulares de
gran cantidad de Aymaras entre Chile, Bolivia, Perú y Argentina. Hallar conflictos como la
racialización del trabajo y sus efectos en los bajos sueldos en relación a la media nacional de los
países en cuestión, donde a sujetos que son “racializados” o en otras palabras socialmente
discriminados por su aspecto físico, son inferiorizados dentro de la jerarquía de categorías
socialmente impuestas por la colonia (Paitoco, Cholo u indio, son algunos de los términos
despectivos en la región de Tarapacá, Chile). Otro apunte importante al respecto es como el
turismo y la construcción de los espacios desiguales avanzan, revistiéndose de elementos, para
lograr vender un producto de calidad local.

“El rol de las agencias que promueven el DTR (Desarrollo Territorial Rural) es “activar”
la dinámica identitaria de estas comunidades tradicionales. En un contexto donde se
evidencia una rápida transformación de las condiciones de “ruralidad” de muchas de
estas comunidades, buscan concientizar respecto de la erosión de los patrimonios
culturales sobre los que se sustentan las identidades territoriales y trabajar en la
(re)creación de estos repertorios identitarios de acuerdo a una estrategia de inserción en
mercados globales (Benedetto, 2006). En tal sentido la propuesta del DTR es actuar
desde su lugar de agente “exógeno” en la dinamización de una propuesta de desarrollo
“endógena” colaborando en la identificación y puesta en valor de aquellos atributos
específicos presentes en el territorio desde donde puede construirse una identidad
específica”. (Carenzo;134)

Por otra parte, lo que entendemos por construcción Aymara del territorio, en su sentido de
nación, continúa siendo una reivindicación imaginada y aun no material. Los ayllus existieron
antes de la colonización, pero en la actualidad forman parte de una geografía que la ubica y divide
a su vez en un plano macro. Presentes estas contradicciones el Aymara adquirió una identidad
cultural ligada al estado-nación que se impuso, encontrándonos con Aymaras-chilenos, Aymaras-
peruanos, Aymaras-bolivianos Y Aymaras-argentinos. Este apunte importante, vislumbra la
alteridad y su conjugación superpuesta en el imaginario del Aymara disociándolo de la matriz del
Ayllu. Si bien, aun se representan los aspectos simbólicos que componen el Ayllu, en festividades,
ceremonias, y otros ritos, la desaparición de los Jilaqatas ahora transformados en nuestro
territorio, en concejales, diputados, senadores, consejeros y alcaldes, marca un importante
declive de lo que clásicamente se denominaba Ayllu comprendido por Yampara, en el sentido
de las autoridades de diversos tipos.
Conclusiones

El territorio es geopolíticamente un lugar de posiciones estratégicas que demarcan entre uno de


los factores principales la economía dentro del mercado globalizado. Sus contrastes son
abismantes a la hora de analizar la desigualdad geográfica en el sentido de la redistribución de
esta en el espacio.
A medida que la acumulación de capital del libre mercado avanza por un variado terreno
geográfico de dotaciones de recursos, historias culturales, posibilidades de comunicación,
cantidades y calidades de trabajo (un terreno geográfico que constituye cada vez más un
producto diferenciado de las inversiones de capital en infraestructuras, “capital humano”
y entornos construidos), produce una intensificación del desarrollo geográfico desigual
en los niveles y en las perspectivas de vida. Las regiones se hacen cada vez más ricas y
las pobres cada vez más pobres (Baltimore proporciona un ejemplo dramático de dicho
desarrollo geográfico desigual a escala metropolitana). (Harvey; 203, 204)

Varias son las problemáticas que se interseccionan en este escenario que tratan la conformación
del territorio y la alteración del Ayllu; historia, identidad y luchas que continúan debatiéndose en
la actualidad. Incluyendo las reflexiones antropológicas y esencialistas en lo que respectaron al
acontecer de las corrientes indigenistas e indianistas y sus posteriores procesos políticos. Gran
de cantidad de elementos simbólicos que retratan el imaginario a lo menos en términos culturales
y estéticos siguen presente, y superan las fronteras, incluso, en el comercio, en el dónde los
Aymaras de cierta forma burlan las fronteras. Entre estos Aymaras que tienen una relación social
más internacional es aún más potente esta idea de territorio Aymara que no está establecida en
un estado Aymara, pero que mantiene movimientos productivos y culturales considerables en
los estados formalmente establecidos posterior a los procesos de indepencia.

El Ayllu en la actualidad podemos comprenderlo en términos reivindicativos y con caracteres


varios, pero principalmente como la construcción Aymara antes de la colonización y que hoy
continúa una transformación debido a las nuevas formas de autoridad que se establecieron
violentamente, tanto en la colonia como con los estados nacionales. Continúa siendo desplazada
a términos rurales, en los cuales se han generado políticas públicas asociadas a lo “indígena”, con
la intención de integrar de cierta manera estos focos que quedaron, pero ahora más
sofisticadamente ligándolos al turismo y al nuevo mercado internacional que este genera. Desde
la antropología podríamos también plantear que actualmente, estos espacios, pasaron de ser
lugares a no lugares.

“Muchos folletos turísticos sugieren un desvío de ese tipo, una vuelta de la mirada como
esa, al proponer por anticipado al aficionado a los viajes la imagen de rostros curiosos o
contemplativos, solitarios o reunidos, que escrutan el infinito del océano, la cadena
circular de montañas nevadas o la línea de fuga de un horizonte urbano erizado de
rascacielos. Su imagen, en suma, su imagen anticipada, que no habla más que de él, pero
lleva otro nombre (Tahití, los Alpes de Huez, Nueva York). El espacio del viajero sería,
así, el arquetipo del no lugar”. (Auge;48)
Bibliografía

Auge Marc. (1992). De los lugares a los no lugares. En Los no lugares (48). Barcelona: Seuil .

Carlos Macusaya . (2015). Identificación indígena y racialización. PUKARA, 7.

Vergara, Nelson. (2010). SABERES Y ENTORNOS: NOTAS PARA UNA


EPISTEMOLOGÍA DEL TERRITORIO1. Alpha (Osorno), (31), 163-
174. https://dx.doi.org/10.4067/S0718-22012010000200012

David Harvey. (2000). Espacios de esperanza. Madrid: AKAL.

Burman, A. (2015). El ayllu y el indianismo: Autenticidad, representatividad y territorio en el


quehacer político del CONAMAQ, Bolivia. In A. M. Ejdesgaard Jeppsen, H. Balslev Clausen,
& M. A. Velázquez García (Eds.), Los nuevos caminos de los movimientos sociales en Latinoamérica (pp.
100-122). Tilde Editores.

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