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CERÓN SANTOYO ERICK VICENTE

GRUPO:2805

Opinión: Sicko
Me sorprendió mucho esta película, es un documental muy efectivo sobre
los diversos sistemas de cuidado de la salud del mundo. Muchos dirán que Moore
está de nuevo intentado desacreditar lo bueno que tiene el gobierno estadounidense,
pero creo que ha demostrado qué cineasta tan notable es en realidad. Fue triste
ver y escuchar estas horribles incidencias que le sucedían a la gente regular y
trabajadora. Pueden decir lo que quieran sobre Michael Moore (no estoy de acuerdo
con algunas de sus posiciones personalmente), pero su película ha hecho un
excelente trabajo al exponer el sistema de seguridad de la salud completamente
roto y corrupto de América, y con suerte el diálogo que rodea esto. La película
motivará a los políticos a replantearse su posición respecto del cuidado de la salud
universal.
Moore acompaña a los médicos en visitas domiciliarias en Francia y en
consultorios médicos en Canadá, en casas de médicos en Inglaterra y en hospitales
en Cuba. El resultado final, según Moore, es que no existe un resultado final: las
estadías en el hospital, las niñeras del gobierno y las visitas al médico son gratuitas
para los ciudadanos de esos países, algo que en Estados Unidos tendría un costo
totalmente exorbitante.
Aunque el enfoque se desvía de vez en cuando, la película surge como una
exploración fascinante y una fuerte acusación de un problema nacional acuciante.
Este filme tal vez no sea el más grande, mejor o más apasionado de Moore (en lo
personal, siempre me ha gustado más la de Capitalismo: Una historia de amor).
Y mientras investiga un tema vitalmente serio y hace un caso para una reforma
generalizada, lo hace con alegres cambios: grandes dosis de humor, uso inteligente
de filmaciones y una banda sonora pegadiza. Estos activos, junto con temas de
entrevistas bien elegidos, hacen de Sicko una película que me provoco sorpresa,
indignación, tristeza y acalorada discusión con respecto al sistema en México.
Como se trata de un documental de Michael Moore, los dedos siempre
deben de apuntar a los políticos, en este caso Richard Nixon a Hillary Clinton y
George W. Bush, así como a los directores generales corporativos. Pero la
CERÓN SANTOYO ERICK VICENTE
GRUPO:2805

perspectiva global y la sensación de que el sistema americano es en su mayoría el


que tiene la culpa impiden que el material se cargue demasiado políticamente.

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